Per Faxneld - Feminismo Satánico.



El feminismo radical no comenzó en los años 60. Va todo el camino de regreso al Edén, cuando Satanás se reveló como el fundador del movimiento.

Algunas personas, entre ellas el profesor de la Universidad de Estocolmo, Per Faxneld, autor del libro ¨Feminismo Satánico¨, ven a Satanás como la feminista y libertadora original de las mujeres. El análisis se centra en las interfaces entre el esoterismo, la literatura, el arte y el ámbito político. Así se desprende una nueva luz sobre los aspectos olvidados de la historia intelectual del feminismo, el satanismo y la creación de mitos revisionistas. El estudio está fundamentado en teorías referentes a contra-lecturas, contra-discursos y contra-mitos, y en particular resalta la compleja interacción de tales fenómenos y los discursos hegemónicos que demonizan al feminismo. Un tema clave en este contexto son los límites y las paradojas de la inversión como estrategia subversiva.

En el material de la Universidad de Stockholm realizado por Per Faxneld, destacan especialmente cuatro motivos: 1) La interpretación del papel de Eva en la caída del hombre como algo positivo, 2) La bruja como figura protofeminista, 3) El amante del demonio como emancipador, 4) Una feminizada Satanás y el contraste con un Dios masculino opresor. Un quinto motivo menos central son las concepciones de Lilith, según la tradición judía, la primera esposa rebelde de Adán, como la primera feminista.

Según la Biblia, Eva fue la primera en prestar atención al consejo de Satanás de comer del fruto prohibido. La noción de mujer como cómplice del diablo es prominente a lo largo de la historia del cristianismo. Durante el siglo XIX, las mujeres rebeldes realizaron contra-lecturas de esta tradición supuestamente misógina. Por este medio, Lucifer fue reconceptualizado como un libertador feminista de la mujer, y Eva se convirtió en una heroína. En estas reimaginaciones, Satanás es un aliado en la lucha contra un patriarcado apoyado por Dios el Padre y sus sacerdotes varones.

La opresión de las mujeres es algo terrible y es explícitamente contrario a la voluntad de Dios. A Adán no se le dio el encargo de su esposa para que la dominara, sino para amarla y cuidarla, para negarse a sí mismo y poner primero las necesidades de Eva e incluso, si era necesario, morir por ella. En resumen, los maridos deben amar a sus esposas como Cristo ama a la Iglesia. Y los hombres mismos están subordinados a Cristo. La contra-tesis del feminismo (radical).

Este estudio describe cómo el Feminismo Satánico se expresa en una serie de obras esotéricas del Siglo XIX, textos literarios, autobiografías, folletos y revistas, artículos periodísticos, pinturas, esculturas e incluso artefactos de la cultura de consumo como la joyería. Encontramos figuras como la sufragista Elizabeth Cady Stanton, el teosofista H.P. Blavatsky, la esposa del autor y diplomata Aino Kallas, la actriz Sarah Bernhardt, la entusiasta bruja anti-clérigo Matilda Joslyn Gage, la decadente marquesa Luisa Casati y la poetisa lesbiana luciferiana Renée Vivien.

Desde una perspectiva histórica, Faxneld demuestra que socialistas, comunistas y anarquistas (en sus textos) tomaron a Satanás como agente y motor de la rebelión contra el orden tradicional, la religión y la propiedad privada. Mijail Bakunin, Pierre-Joseph Proudhon y otros menos conocidos son citados en la tesis doctoral del investigador sueco. A esto habría que añadir al texto de Introvigne que lo mismo que Satanás o Lucifer, la mítica figura de Prometeo también ha sido recurrentemente invocada por algunos ideólogos revolucionarios, como Roger Garaudy y también queremos añadir que Proudhon (del que pueden, ciertamente, leerse pasajes en los que resalta el papel del rebelde primordial) es a su vez un autor que no escatima alabanzas para muchos aspectos sociales que reconocía como avances debidos al cristianismo; vaya esto por delante.

Después de estos tanteos -prosigue Introvigne- Faxneld llega al tema central de la obra: El "Feminismo Satanista" y el nacimiento de la ideología de género. La literatura romántica decimonónica proclamó que Satanás, en el Jardín del Edén, propuso a Eva la posibilidad de liberarse del control patriarcalista de Dios y de Adán. por lo que algunas de las tempranas feministas empezaron a encontrar en Satanás una figura liberadora. Satanás instruye, según esta interpretación, en la doctrina por la cual los seres humanos pueden elegir libérrimamente su identidad de "género" y es Satanás el que imprime su sello en lo que hoy llaman "opción homosexual".

Las brujas medievales, según este enfoque, son presentadas como mujeres libres, a menudo capaces de reinventar su identidad sexual como hombres y afirmar su lesbianismo. Jules Michelet (1789-1874) haría una contribución a este enfoque con su libro "La Sorcière" (La Bruja) del año 1862; el tema emerge también en la poesía sáfica de la francesa Renée Vivien (1877-1909) que era el pseudónimo de Pauline Mary Tarn; también hallamos el tema en la novelista estadounidense, a su vez lesbiana, Mary MacLane (1881-1929); y con Sylvia Townsend Warner (1893-1978) el mismo enfoque aparece en Inglaterra. Estas escritoras, hoy prácticamente olvidadas, pero de una enorme influencia en su época, son los nexos que se establecen entre la adoración a Satanás y la ideología de género. Introvigne está haciendo una recensión del libro de Faxneld y lo considera una enciclopedia en la que hay material abundante a partir del cual puede desarrollarse por muchos otros cauces (como son la moda, lo lúdico y la cultura popular) el tema en cuestión.

El feminismo, la ideología de género y la promoción de la homosexualidad -tanto la que afecta a mujeres como a hombres- han brotado de un terreno en que el culto al diablo era algo generalmente admitido. Lucifer, el ángel rebelde y proto-revolucionario, aparece así a una nueva luz: como un heroico rebelde que se enfrenta al orden establecido por Dios. Los revolucionarios del Siglo XIX encontraron en Satanás el símbolo de su rebelión, aunque muchos de ellos no creyeran efectivamente que Satanás existiera. Pero, sin embargo, a fuerza de invocarlo tanto, no pocos terminaron creyendo en él y poniéndose conscientemente a su servicio.

Lo que parece fuera de toda duda, tras la lectura del libro de Faxneld, es que las ideologías revolucionarias que irrumpieron durante el siglo XIX (saturadas de romanticismo), tales como el feminismo y el homosexualismo, cultivaron con frenética dedicación un satanismo simbólico y más que simbólico. Por nuestra parte (recuérdese que estamos haciendo una síntesis de un artículo de Massimo Introvigne) no queremos terminar sin citar algunos casos que no son mencionados por Massimo Introvigne y que podrían añadirse a la nómina de los que el prestigioso intelectual italiano ha traído a colación (suponemos que Faxneld, el autor del libro que Introvigne comenta; y que todavía no hemos leído) no habrá dejado en el tintero a los que ahora vamos a referir abajo.

Nietzsche, por ejemplo, ha sido considerado como homoerótico por Rüdiger Safranski. Y no podemos olvidar al escocés John Henry Mackay (1864-1933) que pasa por ser uno de los pioneros del movimiento homosexual. Mackay sería uno de los divulgadores más destacados del pensamiento anarco-individualista del alemán Max Stirner; también contribuiría mucho a difundir a Nietzsche en el ámbito anglosajón. Tampoco sería ajeno a la filosofía de Stirner el alemán Adolf Brand (1874-1945), otro de los activistas del movimiento homosexual que lanzó la revista "Der Eigene", considerada la primera de las publicaciones dirigidas a homosexuales. Los colaboradores de Brand, como Benedict Friedlaender (1866-1908) o Elisar Von Kupffer (1872-1942) ni que decir tiene que compartían la misma tendencia homosexualista. El sexólogo judeo-alemán Magnus Hirschfeld (1868-1935) estaría en contacto con este grupo que se movía alrededor de Brand; y no es un dato ocioso decir que Hirschfeld fue, recordémoslo, uno de los sistematizadores más tempranos de la teoría del "tercer sexo", aunque la expresión sea anterior y en su teorización hubiera que citar también a Karl Heinrich Ulrichs (1825-1895): la teoría del "tercer sexo" que se lanza en el siglo XIX anticipa lo que más tarde, en nuestros días, será la "ideología de género". Y cerremos por hoy la lista de homosexuales (varones o mujeres) que son invocados como los primeros activistas del homosexualismo militante.

El feminismo radical consiste en volcar el orden de Dios. El feminismo radical dice que es odioso afirmar la manera en que Dios ha diseñado su creación. Dios creó hombres y mujeres con igual valor y dignidad a sus ojos. El feminismo radical no se trata realmente de la igualdad. Se trata de suprimir las distintas identidades de género dadas por Dios a los hombres y mujeres. Las feministas radicales miran lo que los hombres están haciendo y dicen que las mujeres deben hacer exactamente eso, también. En lugar de abrazar la feminidad, las mujeres son mantenidas a un ideal masculino inalcanzable. El feminismo radical nos ha dado mujeres pastoras y operaciones de cambio de sexo. Considera el embarazo como una enfermedad y considera a los niños no nacidos como parásitos. Dice que la pornografía da poder a las mujeres, y ahora amenaza con forzar a las mujeres a combatir haciéndolas inscribirse para el servicio selectivo.

No se supone que las mujeres sean capaces de hacer todo lo que los hombres pueden hacer, y se supone que los hombres no pueden hacer todo lo que las mujeres pueden hacer. La noción de que no somos iguales si no podemos hacer las mismas cosas es una mentira satánica.

Gracias al engaño de Satanás, Eva ya no estaba contenta con la vital y bendita vocación que Dios le había dado. Antes de la creación de Eva, Adán estaba solo y no podía encontrar un ayudante adecuado entre las bestias del campo. Por más divertido que debió haber sido nadar con los delfines, comer bio-parrillas acompañadas de ensaladas frescas y ser dueño de los mejores viñeros del mundo, no era suficiente para llenar el corazón del hombre como lo haría una mujer.




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Aullido en la Niebla: Per Faxneld - Feminismo Satánico.