Volviendo al tema inicial:
El óvulo fecundado de una mujer no es de un perro, de un pájaro ni de un cerdo, no puede sino ser otro ser humano así de simple y elemental, las obviedades no amerita mayor análisis. Los bastardos intelectuales del enemigo del género humano-como esta hez moral denominada Singer-se delatan por cuestionar las evidencias más elementales. En definitiva, el sólo debatir si un bebé o un feto puede o no ejercer sus facultades constituye una argucia perversa ordenada a encauzar a mentes poco advertidas no ya a apoyar directamente el aborto, sino a pensar que aquel debate sea a lo menos válido y respetable. Y dicho debate se trata de una soberana estupidez cuando no retrata la calaña moral de quien lo propone.
LAUS DEO VIRGINIQUE MATRI
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