Hay una frase que me ha gustado mucho y que atribuye a un monje, teólogo y sacerdote católico y que dice así:
En cada tradición, encontrará así el mismo símbolo de un agua, fuente de vida, que apaga realmente la sed. Los contemplativos, los ascetas, los místicos de todas las religiones, están inclinados hacia aquella fuente, tan cautivados en el hecho de beberla que no tienen tiempo de discutir a su propósito. Y luego, lo suficientemente retirados para estar seguros de que ninguna gotita podrá salpicarles, están los teólogos de todas las religiones que, sin haber bebido un solo sorbo de aquella agua, discuten incansablemente, para saber si es alacalina, mineral, sulfatada, magnesiana o si contiene demasiados nitratos.
Este autor básicamente está proponiendo que dentro del Catolicismo tendrías dos vías:
a.) La fe del carbonero: que es la fe que han tenido millones de católicos a lo largo de su existencia y que básicamente consiste en tener la total conciencia de que Dios padre te ama, sin hacerte más preguntas. Lo cual afirma que es una vía fantástica que no admite discusión, esto es, se trata de una vía perfectamente correcta. La vía "Doctrinal".
b.) Explorar en el mensaje de Cristo y buscar, como hicieran los Místicos, la comunón directa con Dios, sobrepasando la "Iglesia Piedra" (el cuerpo doctrinal) para llegar a la "Iglesia Agua" -El mensaje último de Cristo-. Considera que ésta posiblemente sea la única vía para Occidentales descreídos fruto de los tiempos que corren que se han desespiritualizado y que necesitan "recorrer por ellos mismos el camino hacia la Fé", dado su rechazo hacia lo "Doctrinal".
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