En El ensayador (Il saggiatore), Galileo proponía unas tesis atomistas erróneas que contrariaban a Aristóteles y a Santo Tomás de Aquino, hasta el punto de que podían servir para negar la transustanciación dando la razón a Lutero. No sabemos si se percató de ello (Lutero, sin embargo, era rabiosamente geocentrista). La Guerra de los Treinta años se acercaba a su fin, y se estaba perdiendo por culpa de la intervención de Francia y la capacidad táctica de Gustavo Adolfo de Suecia. El cardenal Borgia acusó a Urbano VIII, hasta entonces filofrancés, de favorecer a los protestantes contra los católicos Habsburgos. Este cardenal acusó también al Papa de proteger a herejes, dado que Galileo era su amigo y había publicado El ensayador. Así pues, para no ser acusado de hereje y probablemente destutuido (en aquellos tiempos no se tomaban a la ligera estas cosas como ahora), y a la vez proteger a su amigo Galileo para que no fuera procesado por su herejía contra el dogma eucarístico, intentó que se lo procesara por abrazar las tesis copernicanas. Al final se condenó a Galileo por sospecha de herejía, con el resultado que conocemos. Documentos encontrados en el Archivo Secreto Vaticano en 1982 lo confirma. Quienes lean italiano encontrarán más detalles aquí: Chiesa e post concilio: Quando verrà canonizzato Galileo Galilei?. Ni fue ajusticiado, ni estuvo en la cárcel, sino que murió de viejo en su casa (un palacio) mientras su hija monja recitaba en su lugar las oraciones que se le habían prescrito en penitencia. Después, lo convirtieron en un santo laico y lo utilizan como arma contra la Iglesia. Por cierto, la primera academia de ciencias, la Academia dei Lincei, se fundo en Roma (territorio del Papa) y Galileo fue uno de los primeros miembros.
Sé lo embarazoso que resulta siempre el "caso Galileo" cuando un católico, al verse confrontado por un enemigo de la religión verdadera, trata de encontrar una "explicación" a la actuación de la Iglesia en aquel entonces. Pero es que ese sentimiento embarazoso proviene de la previa asimilación de un prejuicio o asunción por parte del católico, a saber: que desde aquel día hasta hoy se ha demostrado de manera clara y concluyente que la Tierra se mueve y que, por tanto, el geocentrismo ha quedado real y definitivamente refutado... ¡Y ESO NO ES CIERTO!
La verdadera explicación del caso es muy sencilla. No hace falta acudir a supuestas causas que, reales o no, no influyeron sino de manera puramente secundaria o superficial en el caso (contexto de la Guerra de los Treinta Años, filosofía atomista de Galileo, orgullo herido del Papa Urbano por creerse el personaje de Simplicio en la obra condenada de Galileo, envidia de otros doctos colegas en contra de Galileo, etc. etc., etc.). Nada de eso. No hay que buscarle tres pies al gato. La explicación es sencillísima: el heliocentrismo fue condenado por la Iglesia pura y simplemente POR SER CONTRARIO A LA VERDADERA INTERPRETACIÓN DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS. Así. Sin más.
La Revolución Copernicana fue realmente una Revolución, en el sentido estricto de la palabra. Y me atrevería a decir que de consecuencias iguales (o incluso peores) que la Revolución Protestante, contemporánea a aquélla. Creo que no ha existido ningún otro ataque filosófico más crucialmente destructivo y perverso contra la religión verdadera y contra la Iglesia Católica que el del heliocentrismo (con toda su Revolución a nivel intelectual, engendradora de la llamada Scienza Nuova o "Filosofía Nueva"). No ha habido, en mi opinión, error filosófico más funesto y de consecuencias o derivadas filosóficas e intelectuales más devastadoras para la mente y el pensamiento rectos, que éste que se originó con la Revolución Copernicana y su consecuente formación de la llamada "Filosofía Nueva".
Está en el origen de todos los demás errores que se han ido sucediendo en el seno de todos los demás campos del saber y del conocimiento en los que pusieron su zarpa los "filósofos" y "científicos" de la Ilustración (Antropología, Paleontología, Biología, Geología, Química, Derecho, Política, Economía, Ciencias Sociales, etc.). Está en el origen de la forma mentis propia de aquello que fue calificado por San Pío X como modernismo o mentalidad modernista.
Marcadores