GALILEO GALILEI.


Tiene tal fuerza la Leyenda Negra, que siglos después sus mentiras y cizaña siguen ganando batallas.

Según una encuesta del Consejo de Europa realizada entre estudiantes de ciencias de todos los países UE, casi el 30% tienen el convencimiento de que Galileo Galilei fue quemado vivo en la hoguera por la Inquisición.


Y casi todos, un elevadísimo 97%, están convencidos de que en cualquier caso fue torturado. (aunque bastaría consultar al wikipedia: es.wikipedia.org/wiki/Galileo_Galilei para salir del error).

Finalmente, los que realmente (no muchos) tienen algo más que decir sobre el científico pisano, recuerdan como una frase "absolutamente histórica" un "Eppur si muove!" fieramente arrojado tras la lectura de la sentencia, contra los inquisidores convencidos de poner detener el movimiento de la Tierra con los anatemas teológicos.

Estos estudiantes y muchos lectores se sorprenderían si alguien les dijera que estamos ahora en la afortunada situación de poder datar con precisión por lo menos este último FALSO detalle: la "frase histórica" fue inventada en Londres en 1757 por Giuseppe Baretti, periodista tan brillante como a menudo muy poco fehaciente.

El 22 de junio de 1633, en Roma, en el convento dominicano de Santa María sopra Minerva, después de oír la sentencia, el VERDADERO Galileo (no el del mito) dio las gracias a los diez cardenales (tres de los cuales habían votado a favor de su absolución) por una pena tan moderada. Porque también era consciente de haber hecho lo posible para indisponer al tribunal, entre otras cosas intentándoles tomar el pelo a esos hombres de ciencia entre los que había hombres de su misma envergadura intelectual.

Más aún, en los cuatro días de discusión, sólo presentó un argumento a favor de su teoría de que la Tierra giraba entrono al Sol, y … además era erróneo. Decía que las mareas eran provocadas por la "sacudida" de las aguas, a causa del movimiento de la Tierra. Una tesis risible, ala que sus jueces-científicos-colegas oponían otra, que Galileo juzgaba "de imbéciles"; y que si embargo, era la correcta. Esto es, el flujo y reflujo del agua del mar se debe a la atracción lunar, tal como decían los inquisidores a los que un pisano insultaba con desprecio.

A parte de la explicación errónea Galileo no supo aportar ningún otro argumento experimental, comprobación a favor de la centralidad solar y del movimiento terrestre.

No es sorprendente, el Santo Oficio NO se oponía en absoluto a la evidencia científica en nombre de un oscurantismo teológico. La primera prueba experimental, indiscutible, de la rotación terrestre data de 1748, más de un siglo después. Y para "ver" esa rotación, habrá que esperar hasta 1851, con el péndulo de Foucault.

En el año 1633 del proceso a Galileo, el sistema ptolemaico (Sol y planetas girando alrededor de la Tierra) y el sistema copernicano (la Tierra y los planetas giran alrededor del Sol) eran dos hipótesis de igual peso, en las que había que apostar sin tener pruebas decisivas para ninguna de ellas. Y muchos religiosos católicos estaban a favor del "innovador" Copérnico, condenado en cambio, por Lutero.

Por otra parte, no sólo Galileo se equivocaba al referirse a las mareas, sino que ya había incurrido en otro grave error científico cuando en 1618, habían aparecido en el cielo unos cometas. Basándose en apriorismos ralacionados con su "apuesta" copernicana había afirmado con insistencia que sólo se trataba de ilusiones ópticas y había arremetido duramente contra los astrónomos jesuitas del observatorio romano, quienes decían, que los cometas eran cuerpos celestes reales.
Luego, Galileo, volvería a equivocarse con la teoría del movimiento de la Tierra y de la fijeza absoluta del Sol, cuando en realidad éste también se mueve en torno al centro de la galaxia.

Nada de frases titánicas, de todas formas, más que en las mentiras de los ilustrados y luego de los marxistas, ellos crearon deliberadamente un "caso" útil a una propaganda que quería (y aún quiere) demostrar la incompatibilidad entre ciencia y fe.

¿Torturas? ¿cárceles de la Inquisición? ¿hoguera? aquí también los estudiantes europeos del sondeo se llevarían sorpresas.


Galileo no pasó ni un sólo día en la cárcel, ni sufrió ninguna violencia física. Es más, llamado a Roma para el proceso, se alojó (a cargo de la Santa Sede) en una vivienda de cinco habitaciones con vistas a los jardines vaticanos y con servidor personal.

Tras la sentencia, fue alojado en la maravillosa Villa Medici en el Pincio. Desde aquí, el "condenado" se trasladó, en condición de huésped, al palacio del arzobispo de Siena, uno de los muchos eclesiásticos insignes que le querían, que lo habían ayudado y animado, y a los que había dedicado sus obras. Finalmente llegó a su elegante villa en Arcetri, cuyo significativo nombre ("Il Gioiello" o la joya).

No perdió ni la estima ni la amistad de obispos y científicos, muchas veces religiosos. No se le impidió nunca proseguir sus trabajos de lo que se aprovechó continuando sus estudios y publicando un libro: Discursos y demostraciones matemáticas sobre dos nuevas ciencias, su obra científica maestra.

Tampoco se le prohibió recibir visitas, así que los mejores colegas de Europa fueron la verle para discutir con él. Pronto le levantaron la prohibición de alejarse a su antojo de la villa.

Sólo le quedó, una obligación: la de rezar, una vez por semana los siete salmos penitenciales. En realidad, también esta "pena" se había acabado a los tres años, pero él la continuó de forma libre, como creyente que era, un hombre que había sido el benjamín de los Papas durante larga parte de su vida; y que en lugar de erigirse en defensor de la razón contra el oscurantismo clerical, tal como afirma la leyenda posterior, pudo escribir con verdad al final de su vida: "In tutte le opere mite non sará chi trovar possa pur minima ombra di coa che declini dalla pietá riverenza di Santa Chiesa" (En todas mis obras no habrá quien pueda encontrar la más mínima sombra de algo que recusar de la piedad y reverencia de la Santa Iglesia) que aunque real es mucho menos conocida.

Finalmente murió a la avanzada edad (para la época) de 78 años, en su cama, con la indulgencia plenaria y la bendición papal. Era el 8 de enero de 1642. Nueve años tras la condena.
Una de sus hijas, monja, recogió su última palabra. Esta fue: ¡Jesús!

Por otra parte más que con los eclesiásticos con los que tuvo problemas fue con los laicos, con sus colegas de universidades que por envidia o conservadurismo, blandiendo Aristóteles más que Biblias lo intentaron todo para quitarlo de en medio y reducirlo al silencio. La defensa le vino de la Iglesia; la ofensa de la universidad.

No hace mucho, con ocasión de una visita del Papa a Pisa, un ilustre "científico" deploró, en un "importante" diario que Juan Pablo II "no puso ulterior y debida enmienda al trato inhumano de la Iglesia hacia Galileo"

Si debemos hablar de ignorancia por los estudiantes del sondeo, el caso de estudiosos de este tipo es más adecuado situarlo en "mala fe"
La misma mala fe que se mantiene desde la época de Voltaire y que tantos complejos de culpabilidad ha creado en católicos mal informados. Sin embargo,no solamente cosas no fueron como pretende la propaganda secular, sino que hoy en día hay nuevos motivos para reflexionar acerca de las no innobles razones de la Iglesia.




Ahondando en el tema, me encuentro este otro ariculo de otro autor:

MÁS GALILEO.

Aunque Galileo Galilei era ferviente católico convivió, abiertamente (more uxorio) con una mujer, con la cual, sin querer casarse tuvo dos hijas y un varón.
Al dejar Padua para volver a Toscana, donde tenía más posibilidades de hacer carrera, abandonó sin más a su compañera veneciana (Marina Gamba) quitándole incluso los hijos. "Provisionalmente" alojó a sus hijas en casa del cuñado pero tenía que encontrar una solución definitiva y no era fácil por la ilegitimidad que no permitía pensase en un futuro matrimonio por lo que pensó ingresarlas en un convento, pero las leyes eclesiales no permitían el ingreso de chicas tan jóvenes para profesar votos.

Aunque en el plano personal Galileo era vulnerable la Iglesia que lo llamó a presentarse delante del Santo Oficio, aquella Iglesia acusada de moralismo despiadado, bien procuró no caer en el fácil error y mezquino de mezclar su vida privada, sus decisiones personales, con sus ideas, lo único que estaba en discusión. Por fortuna la denostada Inquisición y la Iglesia no caían hace siglos, pese a la propaganda, en la zafiedad y pequeñez, intelectual y moral de que hacen gala las Telebasuras con sus Wyomings de turno.

Ningún eclesiástico le reprocharía nunca su situación familiar. Muy diferente habría sido su suerte en la Ginebra del judío Calvino, donde decapitaban a los "concubinos" como él (Rino Cammilleri) pero estos son los "tolerantes" de la propaganda.

Según Georges Bené, uno de los estudiosos que mejor conoce esta historia: "desde hace dos siglos Galileo y su caso interesan, más que como fin, como medio polémico contra la Iglesia católica y su "oscurantismo" que obstaculizaría la investigación cientifica"

Aunque el católico Joseph Lortz, riguroso y ajeno a la autoflagelación clerical, autor de uno de los más célebres manuales de historia de la Iglesia, cita, compartiéndola, la afirmación de otro estudioso: "El nuevo mundo nace, esencialmente, fuera de la Iglesia católica, porque ésta, con Galileo, expulsó a los científicos".

Esto no responde a la verdad. La prohibición temporal (llegada tras enseñar públicamente la teoría heliocéntrica copernicana, es un hecho aislado: ni antes ni después la Iglesia se entrometería NUNCA, repetimos NUNCA, para obstaculizar la investigación científica, como se demuestra al ver que casi siempre ésta era llevada a cabo por miembros de órdenes religiosas.

El mismo Galileo sólo fue convocado por no respetar los pactos: la aprobación eclesiástica del libro que se le había concedido a condición de que presentara la teoría copernicana como la hipótesis que era (como exigían los conocimientos científicos de la época) mientras que él la daba por demostrada aunque no tenía prueba alguna, (bueno aportando sólo una que resultó ser falsa). Pero aún hay más. Prometió adecuarse y no lo hizo, entregando a la imprenta el manuscrito como estaba, sino que además puso en boca del bobo de los Diálogos, cuyo nombre ejemplar es Simplicio, los consejos de moderación que le había dado el Papa, que incluso era amigo suyo y lo admiraba.

Tras la condena volverá enseguida a sus trabajos e investigaciones, rodeado de jóvenes discípulos que formarán una escuela. Y pudo condensar lo mejor de su vida de estudio en los años que le quedan, en aquellos Discuros y demostraciones matemáticas sobre dos nuevas ciencias que es el ápice de su pensamiento científico.

En esta época el Observatorio Vaticano, aún activo hoy, fundado y siempre dirigido por jesuítas, consolida su fama de ser uno de los institutos científicos más prestigiosos y rigurosos del mundo. Hasta el punto que cuando los italianos llegan a Roma, en 1870, se apresuran a hacer una excepción en su programa de expulsión de los religiosos, ante todo de la Compañía de Jesús.


Así, el gobierno de la Italia anticlerical y masónica pide al Parlamento que vote una ley especial para mantener al padre Angelo Sacchi como director de por vida del Observatorio, que ya fue papal. El padre Sacchi es uno de los más importantes estudiosos del siglo, uno de los fundadores de la astrofísica y de tal calibrew universal que de todos los rincones del globo llegan peticiones a los responsables de la "nueva Italia" para que no pongan trabas a un trabajo unánimemente jugado de gran valor científico.

SIEMPRE ha sido el protestantismo, Lutero quién más veces repitió: "se colocaría fuera del cristianismo quien afirmara que la Tierra tiene más de 6.000 años" esta "literalidad" este "fundamentalismo" que trata la Biblia como el Corán (no sujeta, pues a interpretación) caracteriza toda la historia del protestantismo y todavía sigue en vigor, defendido por la actividad de iglesias y sectas inspiradas en la Reforma, en gran expansión en EEUU y otros países. NUNCA la Iglesia Católica por mucho que la propaganda, leyendas negras, mass media, etc. vendan, o quieran vender, por tierra, mar y aire lo contrario.

A propósito de universidad (y oscurantismos) habrá pues un motivo si, a principios del siglo XVII cuando Galileo estaba a mitad de su vida en plena actividad investigadora, había en Europa 108 universidades (típica creación de la Edad Media católica) algunas más en América hispana y portuguesa, ninguna en territorios no cristianos.

Y también habrá una razón si las obras matemáticas, geométricas de la antigüedad (principalmente la obra euclidiana) que han constituido la base fundamental para el desarrollo de la ciencia moderna, nos ha llegado es sólo gracias a las copias de monjes benedictinos y, un avez inventada la tipografía, gracias a libros impresos SIEMPRE por religiosos.

Alguien ha señalado incluso que, precisamente a principios del XVIII, un Gran Inquisidor de España creó en Salamanca la Facultad de Ciencias Naturales, donde se enseñaba, apoyándola, la teoría copernicana ....