Por último, reproducimos dos textos del libro de Feyerabend, al que hace referencia el Cardenal Ratzinger en su conferencia de 1990.
------------------------------------------
Fuente: Against Method, 3ª ed., Verso, 1993, páginas 125 y 133 – 134.
El título del Capítulo 13 del libro de Feyerabend dice así:
La Iglesia, en el tiempo de Galileo, no sólo se mantuvo más cerca de la razón, tal y como ésta se definía entonces y, en parte, incluso ahora; sino que también tuvo en consideración las consecuencias éticas y sociales de las opiniones de Galileo. Su procesamiento a Galileo fue racional, y sólo el oportunismo y una falta de perspectiva pueden exigir una revisión.
Y al final del capítulo, en la última nota a pie de página (número 20), Feyerabend escribe lo siguiente:
Tras cierta aparente disposición a considerar la materia (cf. el discurso del Papa Juan Pablo II en el centenario del nacimiento de Einstein, publicado como epílogo en
Galileo Galilei: Towards a Resolution of 350 Years of Debate, Cardenal Popupard (ed.), Pittsburgh, 1987), el Cardenal Joseph Ratzinger, que sostiene una
posición similar a la que en otro tiempo sostuvo Belarmino, formuló el problema en forma tal que haría anacrónica y sin sentido una revisión del juicio. Cfr. su charla en Parma de 15 de Marzo de 1990, parcialmente recogida en
Il Sabato, 31 de Marzo de 1990, págs. 80 y ss. Como testimonios, el Cardenal citó a Ernst Bloch (siendo simplemente una cuestión de conveniencia, la elección científica entre geocentrismo y heliocentrismo no puede anular la centricidad práctica y religiosa de la Tierra), a C. F. von Weizsäcker (Galileo conduce directamente a la bomba atómica) y a mí mismo (el título que encabeza el presente capítulo). Comenté el discurso en dos entrevistas:
Il Sabato, 12 de Mayo de 1990, págs. 54 y ss.; y
La Repubblica, 14 de Julio de 1990, pág. 20.
Marcadores