Crisis de las órdenes religiosas-ellas- (II)

Sofronio

l ordenar los datos de los Anuarios Pontificios, tomados de diversas fuentes, observaba que, en general, la crisis en la órdenes religiosas femeninas se reflejaba casi siempre unos años más tarde que en las masculinas. Me preguntaba la razón, hasta que un sacerdote amigo me lo explicó de la siguiente manera: La influencia de la aplicación del Concilio llegó en primer lugar a los sacerdotes, bien seculares o religiosos, por lo que fue entre ellos donde primero se notó la crisis. Una vez ‘envenenados ‘ con las novedosas doctrinas y el hodierno espíritu, como capellanes que eran de las órdenes religiosas femeninas, fueron transmitiendo ese aire ‘primaveral’, impulsando el aggiornamiento en los institutos, congregaciones, etc. Cada monasterio, convento, casa… , fue un campo a conquistar por la nueva teología. Como ejercían su ministerio en ellas como confesores, dirigiendo ejercicios espirituales, pronunciando homilías, recomendando lecturas, no fue cosa difícil; tampoco las religiosas tenían mucho donde escoger, porque la rauda epidemia afectaba a casi todos los sacerdotes; pocos estaban inmunizados. Si bien algunas se resistieron y se escandalizaron, la mayoría fueron aceptando poco a poco las novedosas enseñanzas. De ahí que haya un cierto desfase entre los porcentajes de la crisis entre los religiosos y religiosas para un mismo año, en general y sobre todo, en los primeros años del post-Concilio, para luego ir igualándose.



No es una“top model” amateur, es Véronique Margon, religiosa; pero lo peor es, o al menos eso me parece,que ejerce de decana de la Facultad de Teología en la francesa Universidad Católica del Oeste, en Angers






Durante una cuaresma, un afamado sacerdote acudió al convento para predicar los acostumbrados ejercicios espirituales. Las monjas incontaminadas, excepto en la liturgia, a pesar de que había trascurrido poco más de un lustro desde finales del Concilio, junto a la Madre Superiora, lo esperaban tras las rejas, en el lado de la epístola y desde donde cantaban el Oficio Divino y adoraban al Santísimo, por lo que el sacerdote debía pasar por delante del Sagrario para acercarse hasta ellas, ya que el acceso a la nave se hacía desde la puerta al lado del Evangelio. Cuando llegó el sacerdote, en efecto, caminó hasta ellas cruzando la nave, pero no hizo ninguna genuflexión cuando cruzó delante del Tabernáculo, y estando enfrente de la reja, tras la cual estaba completa la comunidad, viendo la cara de sorpresa de las monjas, y supongo que de horror , les dijo: «Ya saben hermanas que, en realidad, se trata más bien de un símbolo de la presencia de Cristo ¿no creerán , aún ustedes, que Él está realmente presente en el Sacramento del Altar?» Por entonces, la recta superiora no estaba del todo contaminada, por lo que sin responder al sacerdote ni palabra, dio dos palmadas para llamar la atención de las demás monjas y les dijo: «hijas mías, los ejercicios cuaresmales de este año ya han terminado; es llegada ya la hora de oración y meditación, vayamos cada una a nuestra celda».



Izqda. Anna Nobili:Hna. Operaria de la Santa Familia de Nazareth o la teología del cuerpo:. Dice que su carisma es la danza. Dcha. Hermana dominica Carol Dempsey





Casualmente, hace varios años acudí a una Misa dominical a ese convento – por aquel entonces aún iba yo a la sinaxis o misa protestantizada-y pude observar con tristeza que, finalmente, también aquella comunidad religiosa había sido afectada por el huracán. Aquella superiora y la mayoría de las monjas fieles a la regla que resistieron a aquel hereje, hacía ya muchos años que habían fallecido y las que aún vivían eran muy ancianas y habían sido movidas, cedido, o ¿quién sabe?, sufrían los cambios en silencio y ofrecían sus sacrificios a Dios, para que les concediera volver a la antigua Constitución que las enamoró de Dios y a rezar aquellas misas tan añoradas. Aportamos ahora un estudio de la crisis de las congregaciones religiosas femeninas para completar el análisis que habíamos comenzado con las órdenes masculinas. He aquí, por lo tanto, un detalle de 132 congregaciones, sociedades e institutos… de religiosas.

Marie-Paul Ross, hermana de la Inmaculada Concepción, y sexóloga que invita en sus conferencias a hablar de amor y sexo





Para este estudio contamos con los datos extraídos de los anuarios pontificios de los años 1973, 1986 y 2000; un total de sólo 21 años. A los tristes y catastróficos resultados que les mostramos, habría que sumarles los correspondientes a los años que van desde 1965, fecha en que finaliza el Concilio, hasta 1973, fecha en la que ya tenemos datos del anuario de 1973. Precisamente esos 8 años primeros fueron los de más deserciones. Por ejemplo, conocemos que los jesuitas perdieron en ese mismo periodo casi el 15%, según los datos publicados por el historiador Ricardo de la Cierva. Por esa razón no sería exagerado sumar como referido a esos años, sino un 15% más, como en el caso de los jesuitas, al menos sí algo más de la mitad, para ser muy conservadores, es decir, en torno a un 11% en general y salvando las excepciones. Así mismo, no contamos en este estudio con los datos exactos del periodo que va del 2000, último anuario del que le doy cifras oficiales, hasta hoy; distinto, pues, el estudio que hicimos con los religiosos, el cual llegaba, al menos, hasta el 2008. Pero sabemos, si observamos el estudio anterior de las órdenes masculinas, que la crisis a partir del 2000 no menguó, sino que ha seguido profundizándose a una tasa de casi el 1% anual, sin haber dado síntomas de finalización. Luego no parece descabellado concluir que a esas cifras que terminan en el año 2.000 en este estudio, habría que sumarles otro 14%, para ponderarlos a la baja, de estos últimos 13 años (2000-2013), hasta el presente. Por lo tanto: Es dato seguro, por las publicación de los anuarios, que la media de pérdida de religiosas entre 1973 y el 2000 (27 años) es del 25%; en el periodo juanpablista aproximadamente. Es muy probable que entre 1965 y 1973, se perdieran, al menos, el 11% de las religiosas, aunque seguramente más; en el periodo de Pablo VI. Y es muy posible, siendo conservadores, que la pérdida de religiosas entre el año 2000 y 2013 haya sido de un 14%; últimos años juanpablistas y todo el pontificado de Benedicto XVI. Lo que siga, visto a Bergoglio, será mucho peor aún, si Dios no lo remedia. Si sumamos estos porcentajes, nos daremos cuenta que la promesa de primavera hecha por los Papas del Concilio Vaticano II se ha convertido en un gélido y durísimo invierno y que la pastoral que surgió de su aplicación y las reformas habidas en congregaciones religiosas femeninas para adaptarse al nuevo espíritu, han supuesto una gravísima crisis y una contracción de las órdenes sin precedentes en la Historia de la Iglesia que aún no ha parado. Estaríamos hablando de una pérdida de efectivos (no distinguimos entre hermanas y madres, con votos simples o solemnes, etc.), en general, de : Un mínimo del 43% , siendo muy conservadores y en muchos casos, como veremos, de más del 50%; porcentaje que creemos que es mucho más real y creciendo

Algunas congregaciones han superado el 50%, sin necesidad de sumarle el periodo de 1965 a 1973, ni el del 2000 hasta hoy, como se verá. La situación es muchísimo más grave aún, porque si pudiéramos disponer de una pirámide de edades de las distintas órdenes religiosas, nos daríamos cuenta de algo evidente que cualquiera observa con solo mirar sin prejuicios: La mayor parte de las religiosas en Europa han superado la edad en la que un trabajador vive de la pensión. Como todo el mundo sabe, la respuesta a la llamada del Señor es mínima (escasez de vocaciones) y las poquísimas que dicen ‘sí ‘, no son suficientes para relevar a las que van presentándose ante el Juicio del Señor. De facto, algunas casas ya no acogen a postulantes ocasionales, por estar a punto del cierre, y se le cae a uno el alma al suelo al comprobar que, en realidad, son más bien una especie de geriátrico. Las causas profundas de esta crisis, ya las expondremos en el próximo artículo, si Dios quiere. Sólo señalamos aquí lo que les queda, citando las conclusiones de divinas vocaciones (1) y los síntomas de tan terrible metástasis:
Les quedan noviciados vacíos. Comunidades envejecidas. Cuentas bancarias bien dotadas por la venta del patrimonio. Innumerables bienes con los que especular. Ganas de seguir guerreando y desobedeciendo. Orgullo. Mucho orgullo propio para aceptar con humildad que se han equivocado y aprender de aquellos Institutos que con verdadero espíritu religioso perpetúan, hasta que Dios quiera, la obra que les encomendó.
Síntomas del cáncer de apostasía

  1. «Falta de sentido sobrenatural respecto a la Regla y las Constituciones. Éstas ya no obligan, mucho menos bajo pecado. Son orientaciones para la vida, sin más. No hay reparos en saltarse números de la Regla y Constituciones.
  2. Débil observancia o reformulación del voto de obediencia. Interpretación según los gustos personales de la obediencia dialogada.
  3. Negativa a vestir el hábito religioso.
  4. Alergia a darse el tratamiento clásico de, Madre, Hermana, etc. Se tutean e incluso se ponen motes.
  5. Violación encubierta del voto de pobreza. Bajo la interpretación de que “la verdadera pobreza es la del corazón” no viven las formas tradicionales de pobreza religiosa: Comida abundante, personal contratado para su servicio, trajes caros, buenos coches, ordenadores personales, complementos superfluos, etc. Eso sí, se llenan la boca hablando de la justicia social.
  6. Descontrol en uso de los medios de comunicación: lectura de cualquier tipo de prensa, televisión y equipos electrónicos personales, abuso del teléfono, acceso ilimitado a Internet. Horas perdidas que pasan delante del televisor y del ordenador.
  7. Ausencia de silencio por padecimiento de crónica verborrea.
  8. Celebraciones litúrgicas pobres. Oficio rápido, sin canto, y sólo a veces; en numerosas ocasiones no comunitario.
  9. Formas extravagantes de oración, en ocasiones abiertamente de espiritualidad oriental o New Age.
  10. Individualismo y la independencia respecto a la comunidad y el Superior; salidas del convento según propio deseo.
  11. Confusión respecto a su identidad como religiosos/as y el ser mismo de su Orden.
  12. Exigencia de tiempo para cultivar las amistades, conversar en los bares , ir a la peluquería.
  13. Obsesión por reformar la vida religiosa conforme a las novedades del momento.
  14. “Titulitis”. Anhelan acaparar títulos académicos.
  15. Relativizan los dogmas.
  16. Liturgia al servicio del gusto de los hombres y no de lo agradable a Dios.
  17. Rechazo y aversión del arte clásico religioso.
  18. Alergia al latín litúrgico, al órgano, al canto gregoriano y la música sagrada
  19. Crítica, calumnia y difamación para los que ellas consideran “antiguas”, “conservadoras”, “carcas”, “pre- conciliares”, etc. Las ningunean y los eximen de sus reuniones, congresos, jornadas y demás actividades, a las que son muy propensos, para intentar solucionar el mundo y los problemas de la Iglesia entre comilonas.»



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