Bla, bla, bla. La unidad sólo se puede encontrar en la vuelta de los herejes a la verdad, no en caminar juntos amigablemente como si no pasara nada. El verdadero ecumenismo está en invitar, con buenos y cristianos modos, al que está errado a volver a la verdad.
Y ni siquiera tenía previsto ver a los católicos suecos, que apenas son cuatro gatos mal contados. Si los saludó al final fue porque insistieron.
Celebra los 500 años de Lutero y de los 500 de Santa Teresa ni se acuerda.
¡Qué vergüenza! ¡Qué abominación! ¡Qué asco!
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