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Tema: El dinero y el sistema de precios (discurso de C. H. Douglas)

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  1. #1
    Martin Ant está desconectado Miembro Respetado
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    Re: El dinero y el sistema de precios (discurso de C. H. Douglas)

    DOBLE ÁGUILA. Por supuesto que no me ofendo. Es un placer, como siempre, debatir con usted. Yo siempre digo que aunque los dos que debaten no lleguen a un acuerdo, eso no quita que los argumentos presentados por uno y otro queden ahí y que los terceros lectores los comparen y les sirva como punto de partida para animarles a investigar y reflexionar por su cuenta, sacando sus propias y correspondientes conclusiones o juicios.

    Madre mía Martín, con frases como "Toda devolución de préstamo, equivale a una destrucción de dinero" no te auguro mucho futuro como financiero. A los bancos lo que les interesa es que les devuelvan los préstamos, con ese dinero constituir sus reservas, y volverlo DESPUÉS a prestar para ganar más gracias al "Multiplicador Bancario". Si no devuelves prepárate.
    Multiplicador monetario - Wikipedia, la enciclopedia libre
    Puede que el uso metáforico del verbo "destruir" sea un poco fuerte. Pero así funcionan las cosas, DOBLE ÁGUILA. Si desea usted leerlo, le dejo el enlace a la última publicación oficial cuatrimestral de este año del Banco de Inglaterra en donde explican perfectamente el continuo funcionamiento contable de creaciones y "destrucciones" de dinero por parte del sistema bancario (obviamente se hace referencia al sistema bancario británcio, pero a efectos prácticos es igual en cualquier otro sistema financiero de cualquier otro país occidental).

    Lo curioso es que los autores de ese artículo también utilizan el uso metáforico del verbo "destruir" al hacer referencia a la devolución de los préstamos bancarios (véase, por poner sólo dos ejemplos, que en el mini-resumen de la primera página 14 dice: " (...) ellos podrían “destruir” rápidamente el dinero usándolo para devolver su deuda existente, por ejemplo"; o en la tercera página 16, bajo el encabezamiento "Otras formas de crear o destruir depósitos", comienza diciendo: "Del mismo modo que el hecho de tomar un préstamo crea dinero, la devolución de los préstamos bancarios destruye el dinero").

    Si tu crees que el futuro de una economía, es que los costes de financiación (y el resto de costes) de las empresas, sean sufragados por el estado, y que eso no va a tener ninguna repercusión sobre la inflación, aunque se tengan que inyectar para ello centenares de miles de millones.......pues ya hemos terminado. Bienvenido a la utopía. Me veo calentándome las manos en la calle con billetes de 300 euros porque ya no valen nada (como aquella vez.....)
    Si un gobierno de cualquier comunidad política (siempre he hablado en términos generales sin especificar que tenga que ser un gobierno central o tenga que ser una comunidad política a nivel de estado o país) utiliza una cantidad de dinero recolectada por impuestos para a continuación aplicarlo a una rebaja de un bien o servicio (por ejemplo, de una vivienda o de lo que sea), con eso consigue rebajar el precio del bien pero no soluciona el problema de la liquidación del coste financiero, pues para poder hacer esa operación de rebaja ha tenido que crear paralelamente al mismo tiempo un nuevo coste financiero (ya sea en forma de un endeudamiento público, ya sea, como en este ejemplo, a través de una previa recaudación tributaria) en una proporción igual a la cantidad utilizada para rebajar el precio del bien.

    Ahora bien, yo lo que digo es que esa medida técnica, aparentemente buena, en realidad no lo es pues al mismo tiempo se ha generado un nuevo coste financiero (cuya liquidación, antes o después ha de ser soportada por la población). Por tanto, una médida técnica auténticamente buena es aquélla que produzca un efecto igual al anterior (reducción del precio del bien) sin que al mismo tiempo se genere un nuevo coste financiero (o, dicho en lenguaje coloquial, que lo que te den por un lado no te lo quiten por el otro). Ése es el sentido que debe fundamentar cualquier medida técnica financiera tendente a obtener como resultado un auténtico y verdadero aumento del poder adquisitivo de la población (que permita a su vez al sistema ecónomico cumplir su función, no sólo de productor de los bienes, sino también de efectivo distribuidor de dichos bienes).
    DOBLE AGUILA dio el Víctor.

  2. #2
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    Re: El dinero y el sistema de precios (discurso de C. H. Douglas)

    En esto último que has puesto, ya estoy bastante más de acuerdo; porque efectivamente antes de tomar la medida de subvencionar, hay que estudiar el "Coste de oportunidad" de hacerlo (tal y como se dice en economía), ya que lo que podemos ganar financieramente por un sitio, podemos perderlo por otro. Y conste que tampoco me considero un enemigo de este tipo de medidas para según que cosas.

    De todas formas, yo recomendaría no hacer caso del recurso metafórico en el lenguaje económico (que ya de por sí es complicado), porque aunque está muy de moda, y más que lo va a estar, me parece a mí que lo único que se consigue es confundir, para regocijo de los muchos sofistas que nos rodean.

  3. #3
    Martin Ant está desconectado Miembro Respetado
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    Re: El dinero y el sistema de precios (discurso de C. H. Douglas)

    Lo cierto es que, en honor a la verdad, en mi último mensaje no pretendía hablar del llamado "coste de oportunidad", sino que trataba de hacer más claro lo dicho en todos los anteriores mensajes. Voy a poner un ejemplo, a ver si así me explico mejor: Si la cifra total de costes financieros en una comunidad asciende a, por ejemplo, 10 reales, y al mismo tiempo la población de esa comunidad sólo tiene 2 reales de poder adquisitivo, entonces no podrá sufragar o liquidar con esos 2 reales los 10 reales de costes.

    Ahora bien, si la autoridad política de la comunidad obtiene, por ejemplo, 8 reales endeudándose y los aplica a una reducción de los costes hasta dejarlos en 2 reales, entonces esto no se puede calificar, realmente, de un aumento de poder adquisitivo, pues al mismo tiempo se ha creado, paralelamente, otro coste de 8 reales y de esta forma la comunidad seguiría teniendo una deficiencia de poder adquisitivo equivalente a 8 reales.

    Por lo tanto, la conclusión es que para que realmente haya un aumento del poder adquisitivo debe tomarse una medida técnica que al mismo tiempo que aumenta el poder adquisitivo, no produzca paralelamente un nuevo coste que neutralice aquel aumento del poder adquisitivo. Ésa es la idea. De lo que se trata es de que la población sea capaz, financieramente hablando, de poder adquirir todo aquello que puede producir (dicho con otras palabras, que no haya "sobreproducción" por falta de poder adquisitivo, es decir, por causas puramente financieras, es decir, por causas puramente artificiales, es decir, por causas perfectamente salvables).

    C. H. Douglas, en su experiencia como contable (y analizando también la contabilidad de una muestra representativa de empresas) se dio cuenta de que todas la empresas generaban costes a un ritmo mayor del que generaban ingresos para la población y eso producía una escasez crónica de poder de compra, de manera tal que por un lado se amontanaban bienes que no podían venderse (lo que hipócritamente denominaban los economistas ortodoxos "sobreproducción") y, por el otro, había una población incapaz de adquirirlos por falta de suficiente poder adquisitivo. Por esa razón abogaba por medidas técnicas que aumentaran el poder adquisitivo de la población, pero sin que al mismo tiempo se generaran nuevos costes, pues en ese caso esa medida no serviría para conseguir el fin pretendido de aumentar el poder adquisitivo. Keynes fue bastante crítico con Douglas en este aspecto, sobre todo contra su teorema A + B, que servía para explicar mejor el origen de esa escasez crónica de poder adquisitivo en los paises occidentales. Pero era Keynes el que realmente marraba en sus críticas (incluso contradiciéndose él mismo). Sobre esto, próximamente, voy a dar unas explicaciones bien completas en otro hilo.

    Respecto a lo de la palabra "destrucción" para referirse a la devolución de préstamos, es cierto que es metafórica, pero no para oscurecer el sentido sino para aclararlo mejor. Lo que se quiere dar a entender es que cuando se devuelve el préstamo, el banco en sus cuentas cancela el montante de dicho préstamo, es decir, ese dinero desaparece, no pasa a ninguna otra partida en el balance del banco. Eso es lo que quieren decir también los autores del artículo de la publicación oficial del Banco de Inglaterra: ese dinero desaparece, se aniquila, pasa a la nada. Lo único que quedan son los intereses, que éstos, como beneficios, pasan a la partida de reservas o a la de provisiones (de cualquier tipo: depreciación inmovilizado material, efectos comerciales de dudoso cobro, etc...), pero el principal del préstamo se cancela, desaparece.
    Última edición por Martin Ant; 24/09/2014 a las 22:04

  4. #4
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    Re: El dinero y el sistema de precios (discurso de C. H. Douglas)

    Es que hay que tener en cuenta, que no por disminuir el precio de un bien, se produce inmediatamente un aumento de su demanda y también del ingreso que percibe la empresa al venderse (esto sólo ocurre con bienes que tienen "demanda elástica").

    Existen bienes con "demanda inelástica" (es decir que su "elasticidad-precio" es menor que 1); eso quiere decir que si su precio baja (por ejemplo subvencionándolo), el aumento en su demanda no compensa, porque el ingreso que percibe la empresa es MENOR que si se hubiera dejado el precio como estaba, no es rentable. Esa subvención sería una pérdida inútil de dinero.

    También existen bienes con "demanda unitaria" ("elasticidad-precio" igual a 1); es decir que si bajamos su precio, la demanda subiría exactamente en la misma proporción en la que ha bajado el precio. El ingreso que percibiría la empresa sería exactamente el mismo que si no se hubiera bajado el precio. Aquí la subvención tampoco serviría.
    Para quien quiera una explicación con matemáticas, más detallada (si tiene paciencia):
    Elasticidad precio de la demanda - Wikipedia, la enciclopedia libre
    http://www.sociedadelainformacion.co...%20demanda.pdf

    Por otra parte, hay que plantearse también si subvencionando determinados productos, podemos estar PERJUDICANDO a otras empresas que fabrican "bienes sustitutivos"; es decir aquellos productos que pueden consumirse en lugar de los que estamos subvencionando.

    De todas maneras, será bueno ver la polémica entre Keynes y Douglas, para ver a que se refieren exactamente.

  5. #5
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    Re: El dinero y el sistema de precios (discurso de C. H. Douglas)

    DOBLE ÁGUILA. Para centrar mejor el tema sería conveniente no recurrir a los postulados teóricos en los que se mueven los microeconomistas neoclásicos. Ya hace tiempo que superé esa etapa (y le invito a usted a hacer lo mismo), y no hace falta repetir aquí lo ya apuntado en otro hilo acerca del valor real y la consideración que merece toda esa rama puramente especulativa dentro la doctrina teórica de la Economía (toda ella, dicho sea de paso, tal y como es enseñada hoy en día en las Universidades, completamente viciada de prejuicios). Por eso no voy a entrar a analizar ningún modelo matemático (con sus funciones infinitesimales) que los microeconomistas marginalistas presentan para "dar explicación" acerca del "cómo" y el "por qué" del comportamiento de un empresario o de un consumidor para una supuesta búsqueda de "maximización" de sus beneficios o de sus utilidades respectivamente, modelos todos ellos caracterizados por falacias de petitio principii o razonamientos circulares en donde las conclusiones que se sacan, siguiendo una lógica puramente formal, ya están autocontenidas en las premisas gratuitamente establecidas como puntos de partida, y que carecen de significación ninguna para la realidad. Dejemos pues, a un lado, toda la parafernalia de la Escuela neoclásica o marginalista.

    Sí que es conveniente (y así lo he estado pretendiendo durante todo este hilo) centrarnos en lo que constituye el verdadero marco para el estudio general de la economía de toda comunidad política: es decir, lo que ha venido a denominarse con el nombre de "macroeconomía". El problema está en que aquí también se ha establecido un corpus mitológico por parte de los que han venido a denominarse a partir de la fundación de la London School of Economics (al principio del siglo XX) como "economistas ortodoxos", y que por desgracia constituye también la otra parte de la doctrina teórica sobre Economía enseñada oficialmente en las Universidades, y que aquéllos monopolizan. Lo más irónico de todo esto es que el verdadero fundador de la macroeconomía fue C. H. Douglas, y no J. M. Keynes como hoy en día se piensa generalmente.

    Fue C. H. Douglas el que estableció los principios para el correcto funcionamiento de toda economía, estableciendo la verdadera ciencia de la macroeconomía o, mejor habría que decir, de la economía política en general. La misión de Keynes fue la de intentar destruir toda esa crítica constructiva elaborada por Douglas y reemplazarla por una simple continuación y amplificación a escala agregada de los mismos postulados erróneos con los que se había venido moviendo la microeconomía clásica (no confundir con la microeconomía matemática-marginalista-neoclásica, aunque ambas, cada una a su manera, sean erróneas). Esta labor destructiva la realizó por medio de su principal obra: La Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero (1936), que constituyó desde entonces el "Santo Grial" de todos los regímenes posteriores occidentales (de cualquier color político: nacional-socialismo, tecnocratismo, demoliberalismo, etc...) como "solución" para "salir" de la crisis del capitalismo (es decir, para tratar de paliar o "parchear" los problemas sociales que surgen del defectuoso sistema financiero que rige a los sistemas económicos occidentales).

    Si usted lo desea puede echarle un vistazo a las partes del interrogatorio en el que intercambian preguntas y respuestas Keynes y Douglas, cuando éste último fue llamado como testigo a dar testimonio en 1930 ante el famoso Comité MacMillan (que se convocó para conocer las causas de la crisis económica iniciada en 1929 en Occidente, así como su correspondiente solución). A parte de esto, tenemos las siguientes afirmaciones sobre Douglas que Keynes hace en su libro antes citado:


    Libro I, Capítulo 3, III (hacia el final)

    En la economía ricardiana, que sirve de base a lo que se nos ha enseñado por más de un siglo, es esencial la idea de que podemos desdeñar impunemente la función de demanda global. Es verdad que Malthus se opuso con vehemencia a la doctrina de Ricardo de que era imposible una insuficiencia de la demanda efectiva, pero en vano, porque no pudo explicar claramente (fuera de un llamado a la observación común de los hechos) cómo y por qué la demanda efectiva podría ser deficiente o excesiva, no logró dar una construcción alternativa y Ricardo conquistó a Inglaterra de una manera tan cabal como la Santa Inquisición a España. Su teoría no fue aceptada sólo por la City, los estadistas y el mundo académico, sino que la controversia se detuvo y el punto de vista contrario desapareció completamente y dejó de ser discutida. El gran enigma de la demanda efectiva, con el que Malthus había luchado, se desvaneció de la literatura económica. Ni una sola vez puede verse mencionado en cualquiera de los trabajos de Marshall, Edgeworth y el profesor Pigou, de cuyas manos ha recibido su mayor madurez la teoría clásica. Sólo pudo vivir furtivamente disfrazada, en las regiones del bajo mundo de Carlos Marx, Silvio Gesell y el mayor Douglas.


    Libro VI, Capítulo 23, VII (la parte final)

    A partir de la guerra ha habido un diluvio de teorías heréticas de subconsumo, de las cuales las más famosas son las del mayor Douglas. La fuerza de la tesis del mayor Douglas ha dependido considerablemente, por supuesto, de que la ortodoxia no tiene respuesta válida para buena parte de su crítica destructiva. Por otra parte, su diagnóstico detallado, particularmente el llamado teorema A + B, está en su mayor parte formando de mistificaciones. Si el mayor Douglas hubiera limitado sus partidas B a las reservas financieras de los empresarios a las que no corresponde gasto corriente en reposiciones o renovaciones, estaría más cerca de la verdad. Pero aun en ese caso es necesario dejar cierto margen para la posibilidad de que estas reservas estén contrarrestadas por nuevas inversiones en otros sentidos, así como por el aumento de los gastos en el consumo. El mayor Douglas tiene derecho a pretender, en contra de algunos de sus adversarios ortodoxos, que por lo menos no se ha olvidado de una manera tan cabal del problema más prominente de nuestro sistema económico. Sin embargo, no tiene derecho a la misma graduación —quizá pueda considerársele como soldado raso, pero no como mayor en el bravo ejército de los herejes— que Mandeville, Malthus, Gesell y Hobson, quienes siguiendo sus intuiciones, han preferido ver la verdad obscura e imperfectamente en vez de sostener un error, alcanzado ciertamente con claridad y consistencia y por medio de lógica sencilla, pero con hipótesis inadecuadas a los hechos.



    Le resumo en dos palabras el meollo de la cuestión (que es lo que he intentado hacer en todo este hilo): la cuestión fundamental radica en si el sistema financiero existente provoca o no en el sistema económico al que va adjunto una escasez crónica de poder adquisitivo y, si esto se constata, cuáles deberían ser las medidas técnicas a adoptar que solucionaran ese problema existente, para que, de esta forma, el sistema económico pueda cumplir su función esencial de producir y distribuir los bienes y servicios a la población que psicológicamente los demanda (es decir, que quiere adquirirlos) pero que carece de poder adquisitivo suficiente para hacer efectiva dicha demanda (es decir, no puede adquirirlos).

    Ésa es la idea.
    Última edición por Martin Ant; 25/09/2014 a las 16:54

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