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Tema: Artículos del Clifford Hugh Douglas Institute (Oliver Heydorn, W. Klinck, etc.)

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  1. #1
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    Re: Artículos del Clifford Hugh Douglas Institute (Oliver Heydorn, W. Klinck, etc.)

    Sinopsis del Crédito Social





    Por M. Oliver Heydorn



    Ésta es una versión ligeramente más larga del artículo que apareció en la web de Henry Makow: Social Credit: A Simple Explanation - henrymakow.com.


    El Crédito Social se refiere a las ideas filosóficas, económicas, políticas e históricas del brillante ingeniero anglo-escocés Mayor Clifford Hugh Douglas (1879 – 1952).

    En lo concerniente a la esfera de la economía, Douglas identificó lo que está mal en la economía industrial y también explicó lo que se necesita hacer para poder arreglarla.

    El problema fundamental consiste en que nunca hay suficiente dinero para poder comprar lo que producimos. Hay una brecha entre los precios de los bienes y servicios de consumo y los ingresos de la gente.

    Esta brecha es causada por muchos factores. Los beneficios, –incluyendo los beneficios derivados de los pagos de intereses–, son sólo uno de ellos. Los ahorros y la reinversión de ahorros son otros dos. La causa más importante, sin embargo, tiene que ver con cómo el capital real (es decir, máquinas y equipo) origina costes a un ritmo más rápido que aquél al que distribuye ingresos a los trabajadores.

    La economía debe compensar esta recurrente brecha entre precios e ingresos. Puesto que la mayor parte del suministro de dinero es creado de la nada por los bancos, el actual sistema financiero rellena la brecha confiando en que los gobiernos, firmas y consumidores tomen prestado dinero adicional que es puesto así en existencia, de forma que el nivel de poder de compra del consumidor pueda ser incrementado.

    Como sociedad, estamos siempre hipotecando nuestros ingresos futuros con el fin de obtener suficiente poder adquisitivo de forma que podamos pagar por completo los precios presentes. Cada vez que dejamos de tomar prestado suficiente dinero, la economía se para y el gobierno puede incluso comenzar una guerra para reactivarla. En la medida en que tenemos éxito en cubrir la brecha, contribuimos al mismo tiempo a la formación de una montaña de deuda que nunca podrá ser pagada.

    La acción de rellenar la brecha con dinero-deuda también es inflacionaria, despilfarradora, y pone a toda la sociedad en un círculo rotatorio de producción-consumo. Constituye la causa primaria que está detrás de las tensiones sociales, del daño medioambiental y, a través de las guerras para la exportación, del conflicto internacional.

    Toda esta disfunción es tolerada porque los bancos se benefician de ella. La acción de compensar esta brecha constituye un gran negocio, y transfiere la riqueza y el poder desde los consumidores comunes hacia los propietarios del sistema financiero.

    Douglas propuso que, en lugar de rellenar la brecha con dinero-deuda, la brecha podía y debía ser rellenada con dinero “libre de deuda”.

    Este dinero compensatorio sería creado por un órgano del Estado, una Oficina de Crédito Nacional, y sería distribuido a los consumidores. Parte del mismo sería emitido indirectamente en forma de un Descuento Nacional sobre todos los precios al por menor, mientras que otra porción sería emitida directamente en forma de un Dividendo Nacional [1].

    Puesto que la capacidad productiva física de la economía industrial moderna es enorme, una honesta representación de nuestro poder productivo nos permitiría disfrutar de una abundancia de bienes y servicios provechosos junto con un creciente ocio. Nuestras economías se volverían socialmente equitativas, medioambientalmente sostenibles, e internacionalmente concordantes.

    A diferencia de algunas otras proposiciones de reforma monetaria, el Crédito Social no defiende la nacionalización de los bancos. Es completamente opuesta a cualquier programa que nos viera saltar de la freidora de un sistema privado egoísta o individualista hacia el fuego de un completo monopolio estatal sobre el dinero y su emisión. Éste segundo constituiría una buena base para la introducción de una sociedad totalitaria.

    Los creditistas sociales, por el contrario, están a favor de la descentralización del poder económico y político en favor del individuo. La propuesta del Crédito Social a favor de un sistema monetario honesto no es socialista sino más bien anti-socialista. Es completamente compatible con una economía de libre empresa (que incluye mercados libres, propiedad privada, iniciativa individual, y el incentivo del beneficio). Cf. ¿Por qué el Crédito Social no es Socialismo?



    [1] El progreso tecnológico significa que las máquinas están haciendo cada vez más y más el trabajo. Gracias al dividendo, todos aquellos individuos cuyo trabajo ya no es más necesario para la economía, sin embargo, mantendrían un ingreso y disfrutarían del acceso a los bienes y servicios.


    Fuente: CLIFFORD HUGH DOUGLAS INSTITUTE

  2. #2
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    Re: Artículos del Clifford Hugh Douglas Institute (Oliver Heydorn, W. Klinck, etc.)

    La salud y el Canon






    Por M. Oliver Heydorn


    (Foto de arriba: el Poderoso Brote del Girasol)



    Un componente clave de la filosofía, o la “concepción de la realidad”, que subyace al Crédito Social es la idea de que el universo está gobernado por leyes que son automáticas e inexorables. Estas leyes existen independientemente del conocimiento humano y de las preferencias humanas [1].

    En su conjunto, Douglas se refirió a estos principios dominantes como “el Canon”:


    [Existe], atravesando la naturaleza del Universo, algo que podemos llamar “canon”. Es aquello a lo que se hace referencia en el Evangelio de San Juan como el “Logos”, la “Palabra” (Logos: “La Palabra” o “Razón”). [S. Juan 1:1, “La Palabra (Logos) estaba con Dios, y la Palabra era Dios.” …] Posee una variedad infinita de nombres. El ingeniero y el artista se refieren a él cuando dicen que han conseguido hacer algo “bien”. Otras personas dan a entender la misma cosa cuando hablan acerca de la verdad absoluta, o realidad. Cualquiera que sea el nombre mediante el cual desee uno referirse a esta idea, es algo que no importa mucho; todos instintivamente reconocemos su existencia, con independencia de que nos lo encontremos ya sea en algo como las proporciones arquitectónicas –como, por ejemplo, digamos, un cenotafio–, o ya sea incluso en las líneas sombrías de una batalla” [2].


    Varios filósofos y teólogos de épocas pasadas han tenido el mismo dato básico en mente cada vez que han hablado acerca de la “ley natural”.

    El Canon es de vital importancia porque nos provee del marco orientativo correcto para todas nuestras acciones. El éxito en cualquier empresa depende de que discernamos correctamente cuáles resultan ser las leyes específicas que gobiernan una actividad particular, y de nuestro respeto hacia esas leyes en todo aquello que hagamos. La conformidad con o la obediencia hacia las leyes requiere, a su vez, que éstas sean efectivamente aplicadas por medio de métodos y/o mecanismos apropiados.

    En todas las esferas de la acción humana nos vemos, de esta forma, enfrentados con una elección ineludible: podemos, o bien buscar disfrutar de los frutos del bienestar participando en actividades funcionales, es decir, comportamientos que están en concordancia con las leyes de la realidad, o bien podemos sufrir las consecuencias de haber participado en actividades disfuncionales, es decir, comportamientos que no están en concordancia con las leyes que gobiernan la realidad. Las actividades funcionales respetan el orden creado (y a su Autor); las actividades disfuncionales violan su estructura:


    “El verdadero éxito únicamente acompaña a un intento coherente de descubrir y de conformarse a este canon sin importar en qué pueda consistir la esfera de nuestras actividades” [3].

    No nos engañemos sobre esto; existe un Canon que gobierna la salud, el estilo de vida, y la dieta. Claramente, no todas las dietas son igualmente promotoras de la salud, del mismo modo que no todos los estilos de vida son igual de valiosos en lo que al bienestar concierne. Así pues, ¿qué dieta/estilo de vida es el más sano?

    En lo que sigue a continuación, me gustaría llamar vuestra atención a solamente un conjunto de respuestas a estas cuestiones. Al hacer esto, no es mi intención proporcionar consejo médico de ningún tipo, ni es mi intención extraer ningún tipo de juicio definitivo en relación a la precisión o “exactitud” de estas respuestas. Como se dice en los Evangelios, “Por sus frutos los conoceréis”. Toda persona debe buscar llegar a sus propias conclusiones en línea con las evidencias disponibles y con su propia experiencia. Es de esperar que esas conclusiones serán también correctas.

    El Hippocrates Institute de Florida es uno de los muchos centros de salud alternativa de “alimentos vivos” que afirman, en substancia, haber descubierto o revelado el Canon con respecto a estos asuntos básicos del bienestar humano, estilo de vida y dieta.

    Sobre la base de muchos años de investigación y experiencia clínica, el Instituto sostiene que la dieta más saludable para los seres humanos es una dieta orgánica, vegetariana, de alimentos integrales, que está compuesta principalmente de alimentos crudos y especialmente alimentos vivos, como coles, pasto de trigo y varias algas [4].

    Alimentos basados en plantas vivas y crudas orgánicamente cultivadas proporcionan los macronutrientes básicos (carbohidratos, proteínas y grasas) en una forma más fácilmente digestible; micronutrientes (vitaminas y minerales) en mayor variedad y cantidades; y finalmente un buen número de otros nutrientes que no se encuentran en absoluto (o, en el caso de los fitonutrientes, no se encuentran en esas altas concentraciones) en ningún otro tipo de alimento: Hormonas, Oxígeno, Phitoquímicos, Enzimas, y carga Eléctrica en forma de “bioelectricidad” (la principal manifestación de esa misteriosa realidad que conocemos como “fuerza de la vida”). Estos productos alimenticios también están libres de a) pesticidas tóxicos, hormonas de crecimiento, antibióticos, y GMOs [organismos genéticamente modificados], etc…, de la agricultura convencional,; de b) conservantes y sabores artificiales y agentes colorantes (incluyendo neurotoxinas como MSG [glutamato de monosodio], aspartamo, etc.) de alimentos procesados; así como de c) los varios subproductos desnaturalizantes y causantes de enfermedades a menudo asociados con alimentos para preparar al instante por uno mismo.

    Los nutrientes que son únicos de los alimentos crudos, es decir, los nutrientes H. O. P. E., parecen jugar un papel fundamental en mantener a raya la entropía biológica; en ralentizar, modificar e incluso revertir el proceso de envejecimiento, así como en mantener un funcionamiento propio y saludable en todos los sistemas del cuerpo.

    En efecto, se ha afirmado que la acción de adoptar una dieta del estilo Hippocrates (en unión con ejercicio apropiado aeróbico y anaeróbico, procedimientos de desintoxicación, y actitud psicológica saludable) es tan beneficiosa que puede regenerar el propio sistema de curación del cuerpo para prevenir, modificar y/o curar casi cualquier enfermedad conocida. Fue el antiguo doctor griego Hipócrates, el fundador de la medicina como ciencia racional y en cuyo honor se denomina el Instituto, quien dijo una vez: “deja que el alimento sea tu medicina y la medicina sea tu alimento”.

    Se puede acceder al sitio web del Instituto aquí: Hippocrates Health Institute | Leading the Field of Natural and Complementary Health Care and Education.

    La siguiente conferencia por el co-director del Instituto, Dr. Brian Clement, explica los elementos básicos del estilo de vida a base de alimentos vivos y crudos:







    Desde el punto de vista del Crédito Social, la búsqueda del Canon en la esfera de la salud también conlleva importantes implicaciones económicas y políticas. Imagínese qué pasaría si todos siguieran las directrices apropiadas en relación con la dieta y el estilo de vida… habría una epidemia de salud. Esto interferiría con el empleo continuado de profesionales en el cuidado de la salud convencionales y con el crecimiento de esa particular industria.

    La economía “crematocéntrica” o “centrada en el dinero” bajo la cual sufrimos puede llegar a degradar incluso la más noble de las profesiones, aquéllas cuyas actividades son de lo más crucial para nuestra supervivencia y desarrollo. Cf. Es hora de dar ya un giro copernicano económico. Bajo el actual sistema económico, los profesionales médicos que rutinariamente actúan para prevenir y curar las enfermedades mediante los más efectivos y eficientes medios disponibles están expuestos al desempleo, mientras que aquéllos que usan métodos caros, menos efectivos y tóxicos se garantizan un mercado para ellos mismos a perpetuidad.

    En otras palabras, ha de reconocerse que la medicina convencional, tal y como actualmente es hecha funcionar bajo el actual régimen financiero, tiene intereses económicos creados en la existencia y proliferación de enfermedades crónicas – con independencia de que los proveedores de atención médica individuales o las instituciones estén o no, en cualquier momento dado, conscientemente actuando para proteger y promover dichos intereses.

    Irónicamente (o tal vez no), fue también Hipócrates el que estableció el primer y fundamental principio de la ética médica: Primum, non nocere. “Lo primero, no hacer daño”. Desafortunadamente, la práctica médica moderna viola este axioma en muchas más formas de las que uno pueda contar. El Juramento Hipocrático puede leerse aquí: The Internet Classics Archive | The Oath by Hippocrates.

    La vida tiene que ver con hacer elecciones; es mejor para nuestros intereses el asegurarnos de que todas nuestras elecciones sean genuinamente afirmadoras de la vida en lugar de destructoras de la vida.

    Una reforma de Crédito Social del sistema financiero haría mucho más fácil para la gente realizar las elecciones correctas en todas las áreas de sus vidas, y esto se conseguiría mediante la acción de hacer económicamente posible todo aquello que fuera físicamente posible y deseable. Cf. Crédito Social: una simple (si bien algo larga) explicación. Del mismo modo que la salud biológica tiene ciertas exigencias que son intrínsecas a su naturaleza, un sistema social sano también tiene sus exigencias. Una comunidad de Crédito Social es una sociedad que ha aplicado apropiadamente el Canon referente a las materias sociales para así poder disfrutar de los beneficios de un orden financiero, económico y político en buen funcionamiento. En efecto, una sociedad de Crédito Social es simplemente una “sociedad sana”.


    Adenda: Tal y como Bob Klinck ha indicado en su comentario (véase más abajo), otro aspecto aún de la relación entre el Crédito Social y estas materias de la salud, la dieta y el estilo de vida, tiene que ver con el hecho de que la deficiencia crónica de ingresos del consumidor en la economía supone como consecuencia que los consumidores a menudo optan por aquellos alimentos que son los más baratamente producidos, y no porque ellos prefieran esos alimentos en términos de su calidad, sino meramente porque puede que sean todos los que se pueden permitir poder comprar. Los alimentos más baratos poseen una ventaja en cualquier economía. En una economía en donde el poder adquisitivo del consumidor es bajo, los alimentos más baratos poseen una doble ventaja. Esta segunda y artificial ventaja de la que disfrutan los alimentos más baratos en una economía estructuralmente anémica lleva a las compañías a producir cosas lo más baratamente posibles –hasta el punto incluso de comprometer gravemente la calidad de sus productos– para así poder mantener su cuota de mercado. En el caso de la producción agrícola, los métodos convencionales de la práctica agrícola de “grandes empresas” que implican pesticidas, antibióticos, hormonas de crecimiento, GMOs, etc., son usados precisamente porque ayudan a maximizar la producción por acre y suponen menos mano de obra intensiva en comparación con la práctica agrícola orgánica. Esto da como resultado alimentos más baratos pero de más baja calidad, por no decir envenenados. Químicos conservantes y saborizantes/colorantes también son usados para conservar la cuota de mercado; el primer conjunto de químicos sirven para extender la fecha de caducidad o vida útil de los alimentos (lo cual reduce los costes), mientras que el segundo conjunto hace a los alimentos artificialmente atractivos o adictivos.

    Si los precios de los bienes de consumo fueran mantenidos en un equilibrio automático auto-liquidable tal y como defiende el Crédito Social, los consumidores serían adecuadamente financiados (es decir, la deficiencia crónica de ingresos del consumidor cesaría de existir) y podrían más fácilmente permitirse pagar el tipo de alimentos orgánicos de alta calidad que muchos agricultores y un buen número de compañías de alimentos gustosamente preferirían suministrar si únicamente fueran rentables. Los patrones de producción y consumo cambiarían espontáneamente hacia una dirección más saludable.

    Douglas habló de los efectos corrosivos del sistema financiero existente en relación al suministro de alimentos en los siguientes términos:

    “Ahora bien, estamos hipnotizados por la propaganda de las compañías químicas internacionales en la creencia de que los análisis del terreno, los fertilizantes químicos y la maquinaria agrícola impulsada con gasolina son muy superiores y más “científicas” que la agricultura íntima del antiguo orden. No solamente no hay ni la más mínima genuina evidencia en favor de esto, sino que además hay una apabullante evidencia de lo contrario. Nunca antes ha habido tanta agricultura “profesoral”; y nunca los productos agrícolas han sido tan insatisfactorios en su calidad. Pan que ha de ser reforzado con medicamentos; fruta que tiene un aspecto atractivo y que no tiene sabor y carece de todas sus antiguas virtudes esenciales (las fresas Phoebe, la exportación básica de los fresales de Hampshire, a la vista aparecen grandes y deliciosas, y saben como algodón mojado); telas que son llamativas pero que no son ni cálidas ni durables; cerveza química, vino adulterado y prohibitivo en precio. ¡Progreso!” C. H. Douglas, The “Land for the (Chosen) People” Racket (London: K. R. P. Publications Ltd., 1943), 5.

    “No pienso que yo sea una persona indebidamente remilgada, pero tengo que declararme culpable de una oleada de verdadera náusea frente a la descripción como progreso de las fábricas de huevos en donde cientos de miles de gallinas son mantenidas bajo luz eléctrica desde su nacimiento hasta su muerte, confinadas en pequeñas cajas, de las que nunca se les permite salir, poniendo huevos. Yo no quiero comer esos huevos, y tengo la fuerte convicción de que no son buenos para comer, con independencia de cuál pueda ser su sabor superficial.” Ibid., 17.



    [1] Cf. C. H. Douglas, Realistic Constitutionalism (London: K.R.P. Publications Ltd., 1947), 3. “…las reglas del Universo trascienden el pensamiento humano, y no pueden, en el sentido ordinario de las palabras, ser alteradas y, por tanto, deben ser descubiertas y obedecidas.”

    [2] C. H. Douglas, Major C. H. Douglas Speaks (Sidney: Douglas Social Credit Association, 1933), 52 – 53. En la página 53 de este mismo libro, Douglas advertía que uno debe tener mucho cuidado en distinguir el Canon mismo de las varias manifestaciones o encarnaciones del Canon en tiempos y lugares específicos: “Porque el canon es una cosa espiritual, siendo las formas que lo encarnan de variedades infinitas; y no sólo eso: también cambian de tiempo en tiempo, y una adhesión esclavista a la forma constituye un cierto método mediante el cual perder el canon.”

    [3] Ibid., 53.

    [4] El pasto de trigo y algunas de las algas son desintoxicantes muy poderosos y deberían introducirse poco a poco (en pequeñas cantidades) cuando se comience una dieta de alimentos crudos/vivos.


    Comentarios
    Bob Klinck


    Debería hacerse mención también a los efectos adversos de una constante exagerada presión sobre las empresas productivas para reducir costes, que viene causado por la escasez crónica de poder de compra del consumidor. Si bien esto ha traído progresos en muchas áreas, en el caso de la producción de alimentos, que juega un papel fundamental en la salud, ha habido muchas desventajas, tal y como describe este blog.

    ¡En el área metropolitana donde yo vivo existen tantos servicios médicos (tanto ortodoxos como alternativos) que a veces me pregunto si la solución que se ha encontrado al “problema del desempleo” es la de tener a media población atendiendo las enfermedades de la otra media, estando este segundo grupo en estado de “incapacidad”!



    Fuente: CLIFFORD HUGH DOUGLAS INSTITUTE

  3. #3
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    Re: Artículos del Clifford Hugh Douglas Institute (Oliver Heydorn, W. Klinck, etc.)

    Un llamamiento al Pueblo Griego





    Por M. Oliver Heydorn



    A lo largo del curso de los últimos años, el pueblo griego ha tenido experiencia de primera mano del hecho de que los sistemas financiero y económico modernos no funcionan. Puede que no sepan, sin embargo, por qué no funcionan y qué puede hacerse para poder arreglarlos.

    La capacidad productiva bruta (tanto actual como potencial) de la economía industrializada moderna es tan enorme que no existe ninguna buena razón para la pobreza; para el servilismo en sus varias formas (incluyendo la política fútil del pleno empleo); para las crónicas y cada vez más crecientes deudas públicas, corporativas y del consumidor (que nunca podrán ser pagadas en su totalidad); para la inflación; para el despilfarro económico y el sabotaje; o para los cada vez más crecientes impuestos e intervenciones del gobierno en la economía. En una palabra, no hay fundamento físico para lucha económica de ningún tipo.

    La enorme discrepancia entre lo que una economía moderna puede hacer y lo que realmente hace, así como la correcta solución a esa particular paradoja, ha sido conocida –no ampliamente conocida, pero sí conocida– desde hace muchas décadas.

    El ingeniero anglo-escocés, Mayor Clifford Hugh Douglas (1879 – 1952) identificó correctamente la causa nuclear que está detrás de la disfunción económica y también ideó medidas correctivas apropiadas. El cuerpo de pensamiento resultante se vino a conocer como Crédito Social.

    Grecia sufre porque, para empezar, el sistema financiero convencional no está apropiadamente diseñado. No está diseñado para facilitar, en la mayor medida posible, el suministro de bienes y servicios cuando, donde y en la medida en que sean requeridos, con la mínima cantidad de molestias para todos. En lugar de ello, la economía física está cercada, restringida y distorsionada por un sistema financiero que no refleja adecuadamente la realidad. De ahí que la lucha económica sea completamente artificial. Si uno quisiera resumir el problema en una sola frase, esa frase sería: “escasez crónica de poder adquisitivo del consumidor”. Para empeorar las cosas, es inevitable que ocurran recurrentes crisis financieras mientras esta brecha subyacente entre precios e ingresos no sea adecuadamente atendida.

    La solución apropiada consiste en que el sistema financiero sea modificado adecuadamente para restaurar un equilibrio verdadero (es decir, auto-liquidable) al flujo circular. Un flujo compensatorio de dinero “libre de deuda” ha de ser creado por una Oficina de Crédito Nacional y emitido directamente (como Dividendo Nacional) o indirectamente (como Descuento Nacional sobre los precios al por menor) al consumidor. Una vez que se haya conseguido una endógena homeostasis financiera, todos los otros síntomas de la disfunción económica quedarán disipados.

    Animo a todos lo griegos que quieran de corazón los mejores intereses para su país a que se tomen el tiempo en familiarizarse con el análisis y las propuestas correctivas del Crédito Social.

    La esencia del mensaje de Douglas ha sido explicada en los siguientes posts del blog:

    Sinopsis del Crédito Social.

    El Crédito Social explicado en 7 puntos.

    Crédito Social: una simple (si bien algo larga) explicación.

    Es hora de dar ya un giro copernicano económico.



    Grecia no necesita medidas de austeridad inhumanas, ni tampoco necesita de la intervención de la troika globalista (el FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo). Lo que Grecia necesita es una reforma monetaria de Crédito Social.

    Los griegos dieron al mundo la idea de “democracia”; la apropiación y la aplicación apropiada de las ideas del Crédito Social de un ingeniero británico les permitiría finalmente poder disfrutar de la realidad de la democracia económica así como también de la democracia política. Sin libertad e independencia económica para cada individuo, una genuina democracia política no puede existir. El exitoso establecimiento de una comunidad de Crédito Social en Grecia serviría de lección objetiva para el resto del mundo entero y sería imitado en todas partes.


    Fuente: CLIFFORD HUGH DOUGLAS INSTITUTE

  4. #4
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    Re: Artículos del Clifford Hugh Douglas Institute (Oliver Heydorn, W. Klinck, etc.)

    Sí, Virginia, los bancos realmente crean dinero de la nada




    Por M. Oliver Heydorn


    Justo el año pasado, el Banco de Inglaterra admitió abiertamente que los bancos privados son responsables de crear la mayor parte de la oferta monetaria de la nada. Esto es significante porque, aunque la verdad sobre la creación del dinero por los bancos ha estado flotando alrededor en el foro público durante al menos los últimos cien años (gracias en gran medida a los esfuerzos de C. H. Douglas y otros), algunos banqueros y economistas han negado esta realidad (mientras otros, como Reginald McKenna, han sido bastante abiertos sobre ello) [1]. Aún hoy día, hay mucha gente, incluyendo muchos políticos, que son felizmente inconscientes y/o están seriamente desinformados en relación al origen de nuestra oferta monetaria.

    En el documento del Banco de Inglaterra “Creación del Dinero en la Economía Moderna” (Cf. bofe-money.pdf) estos hechos relevantes son presentados en el resumen previo a ese trabajo de la siguiente forma:

    En la economía moderna, la mayor parte del dinero toma la forma de depósitos bancarios. Pero la forma en que esos depósitos bancarios son creados a menudo no resulta del todo comprendido: la principal vía para su creación es a través de los préstamos que hacen los bancos comerciales. Siempre que un banco hace un préstamo, simultáneamente crea un depósito correspondiente y equivalente en la cuenta bancaria del prestatario, creando de esta forma nuevo dinero.

    Siempre que los bancos hacen préstamos, es decir, siempre que adquieren los pagarés o títulos de deuda de firmas, gobiernos o individuos, o compran valores, o pagan sus propios costes de explotación, crean nuevo dinero en forma de crédito bancario. Este crédito bancario existe en forma de cifras electrónicas, intangibles. En un típico país industrial, el 95 % o más de la oferta monetaria existe en forma de crédito bancario y la mayor parte de ese crédito se crea junto con el correspondiente volumen de deuda con interés (o deuda equivalente). Solamente el 5 % o menos existe en forma de billetes y monedas, o moneda legal.

    El Banco de Inglaterra ha explicado también la naturaleza básica de nuestra oferta monetaria en el siguiente video:





    La creación bancaria de la mayor parte de nuestra oferta monetaria es algo que debería ser admitido abiertamente por los bancos y debería ser parte del conocimiento general de la población. Vale la pena repetirlo: los bancos no prestan los depósitos de otras gentes. En lugar de ello, todo préstamo y toda adquisición bancaria crea un depósito, o estampa nuevo dinero.

    Ahora bien, resulta fácil, sobre la base de esta llamativa revelación, creer que el principal problema con el actual sistema financiero consiste en el inequívoco hecho de que los bancos crean la mayor parte de la oferta monetaria de la nada. Desde una perspectiva del Crédito Social, sin embargo, esta situación no debería constituir el centro de nuestra preocupación. Después de todo, alguien, sean los bancos, el Estado, o los bancos en unión con el Estado, ha de crear la oferta monetaria. El principal problema con el sistema tiene que ver con las condiciones bajo las cuales nuestro dinero es creado, emitido y retirado, cf. Usura, Crédito Social y Catolicismo.

    En otras palabras, el principal asunto tiene que ver con la política: ¿quién controla la oferta monetaria y para qué propósitos?

    Bajo el actual sistema, la oferta monetaria está controlada en gran medida por los bancos privados, y las condiciones de su creación, emisión y retirada sirven a los intereses de los financieros a expensas de los legítimos intereses de los consumidores.

    Ahora bien, la solución a la dominación privada de la oferta monetaria no consiste en reemplazarla con un total monopolio del control sobre el dinero por el Estado o el gobierno. El Estado podría igual de fácilmente crear, emitir y retirar el dinero con el fin de servir a los intereses de una élite oligárquica que hubiera asumido el control del Estado siempre que no fueran cambiadas las otras convenciones financieras y económicas. Son, sobre todo, los términos que gobiernan el funcionamiento de la oferta monetaria lo que necesita ser modificado en favor del individuo.

    En un sistema monetario honesto, es decir, uno que reflejara correctamente las realidades relevantes, los consumidores individuales ocuparían los puestos de mando de la economía y controlarían, directa o indirectamente (es decir, a través de una Oficina Nacional de Crédito), las condiciones de la creación, emisión y retirada del dinero, para así asegurarse de que su política (es decir, el objetivo que esté en línea con sus mejores intereses) sea apropiadamente promovida.

    ¿Cuál es esta política alternativa que el sistema financiero (es decir, los sistemas bancario y de contabilidad del coste) debería servir? Respuesta: el efectivo suministro de los bienes y servicios deseados con la mínima cantidad de esfuerzo y gasto de recursos.

    Actualmente, el consumidor tiende a recibir la menor cantidad de bienes y servicios a cambio de la mayor cantidad de esfuerzo y gasto de recursos. Hasta que este segundo objetivo político no sea reemplazado por el primero, no podrá haber una genuina democracia económica ni tampoco ninguna democracia política real.



    [1] En la reunión anual de accionistas del Midland Bank del 25 de enero de 1924, Reginald McKenna, presidente de dicho banco, dio una clara y sucinta descripción del proceso de creación del crédito:

    La cantidad de dinero en existencia varía solamente con la acción de los bancos al incrementar o disminuir los depósitos. Sabemos cómo tiene lugar esto. Todo préstamo bancario y toda adquisición bancaria de títulos crea un depósito, y toda devolución de un préstamo bancario y toda venta bancaria [de títulos – OH] lo destruye.

    Recogido en el San Bernardino County Sun de 15 de marzo de 1924, página 24. Cf. The San Bernardino County Sun from San Bernardino, California · Page 24 (visitado y leído el 29 de octubre de 2013). La fecha y lugar de esta declaración es proporcionada por Crate Larkin en su libro, From Debt to Prosperity. Cf. J. Crate Larkin, From Debt to Prosperity. (Rougemont, Québec: The Pilgrims of Saint Michael, 2008), 36.


    El hecho de que los bancos crean de la nada el dinero que ellos prestan o emiten de cualquier otra forma, ha sido admitido por un buen número de otros prominentes bancarios a lo largo del siglo veinte. Aquí dejamos únicamente dos ejemplos más:

    Respuestas de Graham F. Towers, Gobernador del Banco de Canadá de 1934 a 1955, a las preguntas formuladas por el Sr. McGeer durante la reunión de 3 de mayo de 1939 del Comité Permanente de Banca y Comercio de la Cámara de los Comunes:

    P. Pero, ¿no hay lugar a dudas de que los bancos crean ese medio de cambio?

    R. Eso es correcto. Es para eso para lo que están.

    P. Es para eso para lo que están y eso es lo que hacen.

    R. Sí, lo hacen.

    P. ¿Y ellos emiten esa forma de medio de cambio cuando adquieren títulos o hacen préstamos?

    R. Ése es el negocio bancario, del mismo modo que una fábrica de acero hace acero.

    P. Entonces tenemos claro en este punto que nuestros bancos comerciales crean y emiten el 88 por ciento del medio de cambio dinerario en uso común en Canadá hoy día. ¿Es eso correcto, no?

    R. Aproximadamente.


    Comité Permanente de Banca y Comercio, Actas del Proceso y Testimonios Concernientes al Banco de Canadá, (Ottawa, J. O. Patenaude, I.S.O., Printer to the King´s Most Excellent Majesty, 1939), 287.

    Si todos los préstamos bancarios fueran devueltos, nadie tendría un depósito bancario, y no habría ni un solo dólar de dinero legal o moneda en circulación. Éste es un pensamiento asombroso. Dependemos completamente de los bancos comerciales. Alguien ha de tomar prestado todo dólar que tenemos en circulación, efectivo o crédito. Si los bancos crean abundante dinero sintético somos prósperos; si no, nos morimos de hambre. Carecemos absolutamente de un sistema monetario permanente. Cuando uno llega a obtener una visión completa de este cuadro, le resulta casi increíble el trágico absurdo de nuestra impotente situación… pero así es.


    Robert H. Hemphill, antiguo Director de Crédito de la Reserva Federal del Banco de Atlanta, en su prefacio al libro de Irving Fisher de 1935, 100 % Money. Cf. Irving Fisher, 100 % Money (ThaiSunset Publications, 2011), Kindle edition.


    Fuente: CLIFFORD HUGH DOUGLAS INSTITUTE

    Última edición por Martin Ant; 14/03/2015 a las 19:43

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    Último mensaje: 25/03/2007, 01:22

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