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Tema: En defensa de los toros

  1. #201
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    Re: En defensa de los toros

    Reminiscencia en varas: Belmonte, Joselito y Ferrera.



    Las grandes tardes, bien amuebladas en recónditos rincones de mi memoria, regresan repentinamente, imitando la trayectoria de un boomerang. Como aquella del 5 de mayo del presente año, en plena Feria de Abril, cuando Antonio Ferrera, tras dos años en el dique seco, cotas de pureza y clasicismo dignas de comparación, en determinado tercio, con dos grandes colosos de la historia de la tauromaquia, cuyos nombres están bordados en oro: José Gómez Ortega y Juan Belmonte García.

    Obviamente, mi referencia se dirige hacia la suerte de varas. Aquella que, hasta la Edad de Oro, primaba sobre una importancia de faena todavía incipiente que, años adelante, conformaría el eje central de la lidia. A modo de anécdota, los mayorales utilizaban un código numérico dedicado a reseñar tres cuantías: acometidas hacia el caballo, varas recibidas y jacos despanzurrados, situación nada extraña desde los orígenes de las corridas de toros hasta 1927, cuando la reglamentación impuso el parapeto y la evolución del primer tercio hacia otros derroteros abiertamente criticados a posteriori.

    Es decir, la lidia, hasta la rivoluzione de José (toreo en redondo) y Juan (cruce al pitón contrario, esto es, parar, mandar y templar), pivotaba sobre varas y estocada. De ahí esa sapiencia añeja del quite capotero, su variedad y destreza características en los diestros decimonónicos y de principios de siglo pasado, tan imitada hogaño de manera artificial por la mayoría. La desprotección del corcel y el continuo desfile de ejemplares obligaba a quitar de la manera más variopinta.

    Hay que mencionar, de igual forma, las características del astado en aquella época. El menor volumen, peso y nobleza, pero superior bravura y casta, ayuda a comprender la carencia estética (en aquellos entonces, el súmmum) en los lances: media altura, poco temple... Lógico, el romaneo de la res antojábase impracticable y el picador no recargaba con la puya que, para más inri, contaba con profundidad escasa.

    Con esta semblanza histórico-técnica, lo audiovisual es más comprensible y valorable en su justa medida. Porque enjuiciar acontecimientos pasados bajo un canon, o vara de medir, actual, sin tener en cuenta las particularidades de cada época, supone un error de bulto.

    Comenzamos con Juan. La silueta blanquecina del burladero y el estribo, por comunes que parezcan, son Real Maestranza pura y dura, sabor añejo de un lugar con esencia imperenne, desde Pepe-Hillo o Costillares hasta el mismísimo Roca Rey. Observen con atención el panorama: junto al caballo del topetazo, pacen dos más a una distancia relativamente corto. Nada de aquí y allá, guardando puerta. Son detalles indicadores de mortalidad en las monturas de la época. Tras el encontronazo con derribo, Belmonte compone una serie capotera de dos lances: farol y esa media verónica tan personal, finalizada con la tela enrollada alrededor de la cintura. Desplante torerísimo. El tendido enloquece.

    Otro caballo al suelo. Eso sí, no de forma tan aparatosa. Joselito también compone escuetamente para quitar. Par de lances: frente por detrás y una finalización con sello del duende gitano gallista. Recalcando ideas anteriores: es lo consentido por el toro de aquellos tiempos. Por cierto, sorprende la semejanza en pinta de esta res con "Atrevido", el famoso toro blanco lidiado por Antoñete en 1966.

    Han pasado cien años. El toreo, técnica, económica y socialmente, como en la mayoría de ámbitos, muta. A mejor y a peor, según el prisma. La selección ganadera, ambicionada e ideada por Gallito, es un sueño patente desde décadas atrás. La pujanza, menor. La puya y su castigo, mayor. El de El Pilar embiste con una dulzura admirable, que permite a Antonio Ferrera ridiculizar, cuantitativa y cualitativamente, a los dos protagonistas anteriores: cuatro faroles templadísimos y dos remates para colocar en suerte, de cara al segundo puyazo.

    La importancia de la muleta ha engullido lo restante, pero el toro moderno permite esa clase de detalles pretéritos que no deben pasar inadvertidos. Por ello, ensalzo gustosamente la torería y la longitud de José Antonio Ferrera San Marcos, uno de los nombres propios en la presente temporada.

  2. #202
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    Re: En defensa de los toros

    Chenel, Manolete y Las Ventas.




    Cien años transcurridos desde el nacimiento del superior Califa del Toreo (por encima de Lagartijo, Guerrita, Machaquito o El Cordobés), opinión personalísima, claro está, mi pretensión se aleja de recordar efemérides, anecdotarios repetidos hasta la saciedad o un análisis profundo de su tauromaquia. Nada de lo mencionado anteriormente carece de mérito, más bien al contrario: requiere horas de lectura y un profundo conocimiento técnico de la lidia. Por justicia, no podría dejar pasar la ocasión sin mencionar a José Morente, gran aficionado y divulgador excelso de la fiesta y autor de un magnífico serial sobre el 'Monstruo'. Pinchando aquí, comienza el deleite.

    Mi homenaje, en este caso doble, se dirige hacia estos matadores de toros, especificados en el título que, por motivación temporal, no pudieron coincidir en carteles, pero sí en más de una tarde del túnel de cuadrillas venteño. Antonio Chenel, tótem del casticismo goyesco y una pureza muy suya, narra con esa torería tan propia sus experiencias con el diestro cordobés en la antesala de la arena, sin superar siquiera la barrera de la adolescencia, por cuestiones de cálculo temporal. El matador madrileño nació en 1932 y Manuel falleció en 1947: no pudo sobrepasar la barrera de los 15 años.

    Cuestionarán los neófitos el por qué de semejante privilegio. Muy sencillo: la familia de Antoñete, afiliada al bando republicano, huyó a Castellón durante el desarrollo de la Guerra Civil. En 1940, de regreso a la capital, poco subsiste de años atrás, dejando paso al hambre, la carestía, la miseria, la marginación, la desigualdad social... Y, off-topic obligado, también el sacrificio de gran parte del ganado bravo existente hasta entonces en pos de la susbsistencia. Su padre, desahuciado, por motivos políticos, de vivienda y empleo (en la Fábrica Nacional de Moneda), envía al pequeño con su hermana, esposa de Paco Parejo, cuñado y mayoral de Las Ventas en aquel período.

    A forma de epílogo, presento este par de imágenes donde sobran las palabras:

    Cigarrillo previo a la hora de la verdad | Diario ABC
    Imitando a sus héroes de infancia | Diario ABC

  3. #203
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    Re: En defensa de los toros

    Oro, plata y bronce.



    Antoñete y Atrevido | Fragmento vídeo


    Las clases magistrales ofrecidas por Antonio Chenel, durante su período televisivo, merecen eterna remembranza para comprender el toreo. El espectador, víctima del particular tándem, junto a Manuel Molés, disfrutó hasta del más sonoro petardo de la historia, porque el maestro reveló tal anécdota, equis particularidad y el castellonense colocaba la guinda.


    A finales de los noventa, en un programa especial, Antoñete ejemplarizó la clasificación olímpica (oro, plata y bronce) del muletazo, según longitud de trayectoria. Esta distribución, ideada por Paco Parejo, cuñado de Antonio y mayoral de Las Ventas, sirvió al venteño para medir la brillantez frente a su lote.





    Esclarecida la descripción de cada estamento, resulta conveniente ejemplarizar con casos prácticos, sin anquilosarnos en la teoría. De esta manera, se comprende con mayor facilidad y, de cara al futuro, por televisión o en la misma plaza, poder distinguir la calidad del matador.




    Ocupando el cajón clasificatorio superior, encontramos a Morante de la Puebla y José Tomás. Ambas comparecencias se ubican en Las Ventas. Aquella gloriosa tarde del cigarrero, en 2009, ante "Alboroto", de Juan Pedro Domecq, viene como anillo al dedo. Con particular plasticidad y sevillanísimo garbo, José Antonio compone una serie de muletazos con la muleta echada adelante, bien planchada y girando férreamente sobre talones, componiendo el súmmum del toreo en redondo.

    José Tomás, ante un ejemplar de El Torreón, borda la tauromaquia. En sus primeras temporadas como matador de toros, ejecuta un estilo con mayor ortodoxia y no menor valor que actualmente. Zapatillas asentadas, compás abierto, "pata pa'lante" y verdad como bandera.




    Manolete. El califa, a pesar de hagiografías y ríos de tinta en contra, citó a los toros a la altura del cuerpo y lidió con acusada posición perfilera. Tales características no desdicen la grandiosa aportación del cordobés a la historia, culminando la frase pronunciada por Juan Belmonte: "llegará un día que alguien toree, a todos los toros, todas las tardes". Instrumentaliza y normaliza el toreo en redondo, creando escuela.

    La archiconocida y mítica faena a "Atrevido", el toro blanco de Osborne, en 1966, ocupa una de las grandes páginas en la biografía de Antoñete, pero, según testimonio del diestro, ni de lejos fue su mejor tarde. Efectivamente, un toreo de plata (y, a veces, oro), nos confirma la hipótesis de Chenel, destacando, en la década ochentera, con mayor brillantez. Véase el toro de Garzón.





    En última instancia, César Girón, en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, durante la Feria de Abril 1954. Si ya han comprendido al maestro, sumado a los ejemplos anteriores, poco queda por explayar en este último escalón. Las imágenes, en conjunción con la teoría, hablan por sí mismas.

  4. #204
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    Re: En defensa de los toros

    El gallismo de Morante.

    https://vimeo.com/268188876

    Para gran cuantía de críticos, periodistas y revisteros, la influencia gallista en la tauromaquia (fuera y dentro de la arena) de José Antonio Morante pasa desapercibida. De puntillas. No resulta extraño, pues gran parte del journalisme taurino, ignora la historia estético-técnica del toreo a pie o, en cambio, asume sesgados postulados oficialistas, supervivientes a lo largo de décadas. En esta entrevista, Javier Hurtado habla de "joselitismo" (?), término inapropiado y más cercano, por proximidad nominal y temporal, a José Miguel Arroyo Delgado (n. 1969). Tal vez, peque de exquisito, pero, a las cosas, por su nombre: gallismo. Gallistas, como servidor, sus partidarios.

    Otras plumas, de cuyo nombre no quiero acordarme, han divulgado, pontificado y reiterado la exclusiva gestación del toreo moderno por parte de Juan Belmonte. Si bien Juan descubrió el pitón contrario, el toreo sobre los brazos e interrelacionó la tauromaquia con otros ámbitos culturales (escultura, literatura, pintura...), Gallito no sólo igualó las aportaciones del trianero, sino que, a buen seguro, lo adelantó por la izquierda: apadrinó la creación de plazas monumentales (Madrid, Pamplona, Sevilla...) y, por ende, popularizó la asistencia a las corridas de toros, hasta entonces sólo para paladeo de aristocracia y jet-set; fabricó, amén de su amistad con la élite ganadera y predilección hacia la vida rural, un toro adecuado para las incipientes exigencias del público (último tercio), eligiendo a Vistahermosa como paradigma de bravura, en detrimento de Veragua, cumplidor en varas y, de más a menos, en muleta; y, por último, el toreo en redondo, esto es, ligar los pases de forma circular, dando lugar a una serie. Belmonte, exceptuando dos o tres faenas, jamás toreó en redondo, como reza la leyenda, sino en ochos (un pase natural y otro de pecho). Siguiendo la tesis de José Alameda, Gallito practicó el toreo en redondo o de reunión y, Belmonte, contrario o de expulsión.

    Morante de la Puebla sentencia desde una atmósfera gallista. El despacho, subastado de salida, por la empresa Isbilya, a partir de doce mil euros, perteneció al mismísimo José y quién sabe si este transformó la historia del toreo desde la tranquila reflexión en este enser. Ciertos muebles y un cuadro alargado del matador completan el atrezzo ambiental para la ocasión: "Sí. Tuve esa suerte [adquirir despacho] porque, a veces, las circunstancias se dan y, para mí, es un honor tener el escritorio de José en mi casa. Lo idolatro como debieran hacerlo todos. Lo veo y me sirve espiritualmente".

    Mismo mueble; distintos matadores | Fotografía Morante: Pepe Ruciero

    "[...] Joselito aúna, en él, todas las tauromaquias anteriores y, además, propias. Hechas con sencillez y naturalidad que a mí me conmueven y asombran. No es la tauromaquia de Joselito. Es todo lo que hizo con tan poco tiempo: lo mató un toro con veinticinco años. Además, nunca alardeó, de forma 'populacha', de ser torero, sino de manera elegante, estilosa y seria. Joselito es el torero que ha sabido aunar todo de forma espiritual. No que se quiera uno parecer en la figura o quiera hacer lo mismo, sino ese concepto arcaico, antiguo y artístico, es el que persigo".

    Estas declaraciones, además de la confesa admiración hacia José, dejan constancia del afán cognitivo morantista hacia la tauromaquia antigua y clásica. Habitualmente, lee biografías (si ven la entrevista desde el principio, Morante aparece con un libro de Gallito entre sus manos) y visualiza faenas antiguas. Por enfermedad obsesiva hacia la tauromaquia y, cómo no, en propio beneficio, pudiendo enriquecer su estilo y abarcar mayor dimensión en la historia.

    Joselito El Gallo funde, en su concepto, toda la tauromaquia del s. XIX, aprendida gracias a lecciones de padres y hermanos. No queda ahí, pues añade su grano de arena a la gestación del toreo moderno: torear en redondo, característica primigenia de Rafael Guerra 'Guerrita', mas perfeccionada y conjugada con gracia sevillana y toreadora gallista. Tampoco alardeó, como dice Morante. Dotado de torería cara, mostrada en la plaza y fuera de ella. Sin declaraciones fuera de tono y escasas estridencias. Viviendo en el campo, amén de su afán y obsesión torera, para encontrar espiritualmente su propio concepto y, de paso, gestar un tipo de toro válido para nuevos tiempos.

  5. #205
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    Re: En defensa de los toros

    La Alameda, El Pali y Los Gallo.



    Portada "De Sevilla a la gloria", editado en 1985, acompañado de un cartel de toros
    "¿Qué pasa en la Alamea, mi arma, que hay tanto garbo?
    ¿que hay tanto garbo, qué pasa en la Alamea, mi arma, que hay tanto garbo?
    ¿que hay tanto garbo? Gallito que ha cortao, mi arma, orejas y rabo.
    Gallito, que ha cortao, mi arma, orejas y rabo.
    Gallito, que ha cortao, mi arma, orejas y rabo.
    Desde aquel día, los Hércules bailaron, mi arma, desde aquel día,
    los Hércules bailaron, mi arma, por bulerías.


    A hombros por Trajano, mi arma, vienen los Gallo.
    Vienen los Gallo, a hombros por Trajano, mi arma, vienen los Gallo.
    A hombros por Trajano, mi arma, vienen los Gallo.
    Vienen los Gallo, mu serio, Joselito, mi arma; de guasa, el Calvo,
    mu serio, Joselito, mi arma; de guasa, el Calvo.
    Señá Grabiela, tú que eres mu fiante, mi arma, señá Gabriela,
    tú que eres mu fiante, mi arma, para la fiesta"

    <span style="color:#000000;">

    Como la afición a la tauromaquia, la pasión hacia un equipo de fútbol o la devoción hacia determinada talla religiosa, mayoritariamente, proviene alimentada por la herencia familiar. No levantabas un palmo, a medir desde la baldosa, te enroscaron la bufanda verdiblanca y, ale, Real Betis - Tenerife, gol de Alfonsito, mago de botas blancas, tres puntos y veneno en sangre para los restos. O aquella primera vez en la Real Maestranza de Caballería (de Sevilla, claro), a la miurada de dos mil no sé cuándo, amén de un calentón paterno, a última hora, tras almorzar y adquirir papel sobre la bocina, previo regateo en reventa. Si mal no recuerdo, Juan José Padilla (aún sin percance ocular) mataba un par del hierro de Zahariche.

    En Andalucía, cuando decimos "mamar", aparte del obvio significado peyorativo, referimos a la herencia consanguínea de un hobby. Musicalmente, cuento con suerte o desgracia, pues he heredado el acervo de un ex-cantante profesional. Sí, en grupo de cuatro, del montón, telonero, mas conocedor y partícipe en época esplendorosa, en expansión por todo el territorio nacional, de la música hispalense-folk por antonomasia: las sevillanas.

    Aquello, en mescolanza con mi querencia natural hacia el conocimiento de la historia (local, nacional e internacional), cuando me dieron a oír la música de Paco Palacios, "El Pali", explotó el boom, fue el acabose, un big-bang armonioso interior, inexplicable e implasmable de manera lírica. Francisco de Asís Palacios Ortega (1928-1988), cantaor de fandangos y sevillanas, mandó como figura y, quien me enseñó mucho de lo sabido, lo teloneó en muchísimas ocasiones. "Mira, niño, aquí nació El Pali" o "aquí quedábamos con El Pali, que vivía con su padre, vestida siempre de negro, y una perrilla, un chucho, llamada Triana, en su casa, antes de irnos a un pueblo", comenta paseando, algún día suelto, en una calle cercana a la Plaza de San Francisco, ubicada a espaldas de la Plaza Nueva, sede del Ayuntamiento de Sevilla.

    Allí, Paco, con sus gafas de lentes gruesas, barriga cervecera y camisa desabrochada, sentose infinidad de amaneceres y albas, con su peculiar postura, anidado en la silla del revés. A verlas pasar. "El Trovador de Sevilla", acertadísimo sobrenombre, auspiciado por Antonio Burgos, popular periodista costumbrista. El Trovador no ensalzaba a las grandes figuras de la historia local, como Velázquez, Murillo, Fernando III o Gustavo Adolfo Bécquer, sino a Vicente, el de las Almendras, Los Gallo, Escalera, Carabolso... Todo ello, sucedido, paradójicamente, previo a su venida al mundo. Ejemplo: la muerte de José, acaecía en 1920.


    Gallito, aupado para salir por la Puerta del Príncipe. Felicidad generalizada

    Dotado de unas cualidades innatas para la interpretación del género (además, cantaba fandangos), contaba con la fortuna de poseer ascendencia artística notable, por ambas partes. Gentecilla corralera, arrabaleros trianeros, narradores de anécdotas y personajes pretéritos, del último tercio decimonócico y desde el Desastre de 1898 hacia adelante. Paco, se encargó de grabar a fuego recuerdos y su legado, entre viejos y jóvenes, padres e hijos, corraleras o fandangos mediante, continúa iluminado por el pueblo hispalense.

    Remitiéndonos a lírica y contenido musical, para snobs o lectores lejanos a Andalucía, la sevillana se estructura en cuatro partes, cuya nominación posee la siguiente sencillez: primera, segunda, tercera y cuarta. Sólo reproduzco las dos últimas, justamente venidas al asunto taurino y realmente interesantes para propósitos divulgativos, referentes a la materia.

    Fíjemonos en cuatro apellidos: Gómez Ortega y Palacios Ortega. Coinciden los segundos, ¿cierto? No es casualidad. Por rama materna, Magdalena Ortega Miró, madre de El Pali, guardaba parentesco con Señá Grabiela (sic), José y Rafael, a pesar de la imposbilidad coetánea con alguno. La letra retrata, perfección y transformación de época y ciudad, atravesada, de igual manera, en años previos a la Exposición Universal de 1992, sólo que, en este caso, en torno a la Exposición Iberoamericana de 1929, donde, por ejemplo, en manos de Aníbal González, se construirían monumentos capitales como la Plaza de España y, sin ser un experto en materia arquitectónica, los edificios llamados de estilo "regionalista". Mientras tanto, La Alameda de Hércules se erigía como centro neurálgico de socialités flamencas y taurinas: Chicuelo, Joselito el Gallo, Rafael el Gallo y, seguramente, otros tantos héroes anónimos, maltratados por la hagiografía histórica de revisteros antiguos.


    Rafael, doctorando a José

    "Mu serio, Joselito; de guasa, el Calvo [...] Gallito, que ha cortao, orejas y rabo"
    . Acertado y fiel reflejo idiosincrásico y estilístico. Triunfo abismal de José, majestuoso, severo, serio y ansioso por repetir honores en la próxima tarde, rallando igual o mejor nivel; y Rafael, Divino Calvo, que, hoy sí, ha formado el lío, con un toro bien visto y sin recurrencias a "espantás" y ese "origen anticombativo del toreo", como señala Delgado de la Cámara en sus publicaciones.

    "A hombros, por Trajano, mi arma, vienen Los Gallo [...]". Desde la Puerta del Príncipe, pobretón y terrateniente quisieron mancharse harapo y frac, relativamente, de sangre y, por qué no, haber arrancado algún trozo de tela a lo largo del kilométrico camino (1,8 kms, apróximadamente) de El Arenal a La Alameda. Y, de paso, al llegar a casas, vacilar de haber zarandeado a su Gallito, llevarlo reposado entre sus hombros y cuestionar el belmontismo de su hermano, el chico, tan cool en aquellas temporadas de la segunda década del veinte y más allá.


  6. #206
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    Re: En defensa de los toros

    La Resistencia Catalana y Bombita.

    Por Jose Morente


    La Monumental de Barcelona, aquella que inauguró Joselito el Gallo en 1916, permanece hoy lamentablemente cerrada por la intolerancia de los intolerantes.

    Si Joselito levantará la cabeza no daría crédito a sus ojos pues la Barcelona que el conoció -europea, culta, librepensadora- ha pasado hoy a la historia.

    Nada menos que tres plazas de toros abiertas al mismo tiempo tenía la ciudad de Cerdá hace 100 años. Tenía, además, una cualificada afición al flamenco. Puede que, para algunos, sean cuestiones menores (aunque lo dudo porque estamos hablando de nuestras libertades individuales, de nuestro derecho a la cultura) pero lo cierto es que hace cien años, en una época políticamente tan convulsa como la de hoy, los otros temas (los toros, el flamenco) quedaban al margen de esas controversias y a nadie - ni a la izquierda, ni a la derecha- se le ocurría intentar prohibirlos.

    Hoy sí, hoy los prohibidores de lo que a ellos no les gusta proliferan por doquier, igual que los calçots en enero. Mal asunto. Mal asunto para la cultura y, sobre todo, mal asunto para nosotros, amantes de los toros, del flamenco y de la libertad. De la libertad de elegir lo que nos gusta.

    El caso es que, aunque prohibidos los toros en Cataluña, todavía nadie ha conseguido que se prohíba hablar de torosy, aunque no hay que impacientarse pues ya lo han intentado y todo se andará (Los liberticidas son insaciables), a eso, a hablar de toros es a lo que se dedican los aficionados catalanes. Resistentes en tiempos de prohibiciones, forman, lo que yo llamo, la resistencia taurina catalana. Ya que no hay toros, nada mejor que pasar el año hablando de toros en Barcelona.

    Por eso, para hablar de toros, en una feria de otoño que ya va por su edición número 36, es a lo que me ha invitado la Casa de Madrid en Barcelona, a propuesta de mi amigo Nicolás Sampedro Arrubla y con la venia del moderador, don Fernando del Arco de Izco, manoletista número uno del manoletismo mundial.


    Resulta que, muy cerca de Barcelona, concretamente en Santa Coloma de Cervelló está enterrado un torero histórico, Nada más y nada menos que el diestro de Tomares, Ricardo Torres Reina "Bombita". Aquel que, junto a Machaquito, llenó el interregno que va de Guerrita a Joselito el Gallo. Dos diestros, Bomba y Machaco, si no cimeros, si de probado pundonor y entrega. Fue, por ello, época importante pero menor pues los ganaderos sacudidos del yugo del Guerra empezaron a enviar a las plazas uno de los toros de mayor tamaño, edad y presencia de la historia (para hacernos una idea, al estilo del mastodóntico toro de hoy). Suerte que Joselito y Belmonte achicaron el toro y pusieron las cosas en su sitio...

    Bombita visita a Machaquito convaleciente. Ambos diestros sufrieron numerosas cogidas durante su carrera (Nuevo Mundo del 29-10-1908)

    A Nicolás Sampedro se le ocurrió que, aprovechando mi viaje, no estaría de más acercarnos a visitar la tumba de Bombita para rendirle sentido homenaje (el gallismo todavía está en deuda con el pundonoroso diestro). Rápidamente se nos unió un grupo de buenos y entusiastas aficionados.


    El caso es que Bombita se había casado en 1919 con María Regordosa Jover,heredera de un rico industrial catalán. La pareja se había conocido en 1905 cuando el torero le brindó un toro en la feria de Sevilla pero por la oposición paterna no pudieron unirse hasta pasado un buen tiempo. La pena fue que ella murió al año de casarse tras el parto de su único hijo y Ricardo se volvió a Sevilla aunque juró respetar su memoria por lo que nunca volvió a casarse. Además, pidió que a su muerte lo enterraran junto a ella, en el Panteón familiar, donde hoy reposan los restos de ambos.







    En el Panteón de la familia Regordosa en Santa Coloma de Cervelló, con algunos miembros de la "resistencia taurina" catalana. Allí están enterrados Bombita, su esposa, María Regordosa Jover y su hijo Ricardo Torres Regordosa.


    En el Panteón, delante de su tumba, recordamos al torero, sus anécdotas y sus peripecias taurinas. Su dura lucha con su amigo y competidor Machaquito, con el emergente y arrollador Joselito, con los toros y con los públicos (puestos en contra de la pareja por el pleito de los Miuras). Dura época, sin antibióticos y sin penicilina, que Bombita sobrellevó con su sempiterna sonrisa.



    De lo que se mencionó allí, merece mención especial el recuerdo a su famoso "quiebro de rodillas". Lance que se debe, en realidad, a Fernando el Gallo y que luego practicaron otros toreros como sus hijos Rafael y José y algunos otros. Uno de los que más destacó en ese quiebro fue, probablemente, el sevillano Ricardo Torres "Bombita".



    Ricardo Torres "Bombita" dando el "cambio de rodillas" en Alicante, el 16 de marzo de 1912. El vuelo del capote semeja una flor grana y oro, concretamente y según el poeta Gerardo Diego, una peonía.
    Por eso, ante su tumba, recordamos los versos que Gerardo Diego dedicó, a esta suerte y a este diestro, en su libro "La suerte o la muerte". Un poema que leímos ante la tumba del torero:


    Quiebro de rodillas
    (Recuerdo de "Bombita")

    Queda en el ruedo y se mece
    -oro y grana- una peonía.
    (Da tiempo para que rece
    Angustias su avemaría.)
    Prendido por punta y cuello
    el pétalo, se hinche al resuello
    que el quiebro cruza y evita.
    Pasó rozando la mole
    y al estampido del ole
    sonríe frágil "Bombita".

    El cambio de rodillas (del que, en octubre de 2012 publicamos un extenso artículo que puede leerse aquí) no tiene nada que ver con la larga cambiada afarolada de rodillas aunque muchos las confunden,como Andrés Amorós en su, por otra parte, magnífica edición comentada del libro de Gerardo Diego (Editorial Biblioteca Nueva, 1999).

    Si, desde el punto de vista técnico, Amorós yerra, no lo hace al analizar la poética de este poema pues nos aclara y explica las analogías que utiliza el poeta santanderino en el poema dedicado al quiebro de rodillas de Bombita. Copiamos el texto de Amorós.

    "En esta décima, la punta del capote es una flor roja, una peonía. El tiempo se hace larguísimo mientras se espera que se arranque el toro. Cuando lo hace, el pétalo de la flor, lo conduce, se consuma la suerte y sonríe, frágil, Bombita, con su cara de niño feliz".

    La peonía roja con pistilos amarillos tiene un claro parecido en sus colores con el capote de los toreros.

    Tenemos pues un cambio de rodillas y al hilo poético de ese cambio, una flor y una sonrisa. La flor, cual capote grana y oro, es la peonía . La sonrisa, la de Bombita, el torero de la sonrisa permanente.


    Bombita. El torero de la sonrisa permanente.


    Una sonrisa que se convirtió en proverbial pues, incluso, sonreía cuando cogido lo llevaban, tantas y tantas tardes, camino de la enfermería.

    Bombita en San Sebastián, en septiembre de 1913, mientras le arreglan la taleguilla tras una cogida. El diestro de Tomares mantiene su sempiterna sonrisa (ABC).

    Después de recordar su memoria, dimos por finalizada nuestra visita con una sentida ovación que resonó magnífica en la magnífica acústica del Panteón de la familia Regordosa y con el grito espontáneo de "¡Vivan los buenos toreros!" en homenaje a Bombita, el torero que descansa en una tierra donde hoy están prohibidos los toros.

    Nota de LRI: Este artículo está dedicado a nuestro buen amigo Nicolás Sampedro Arrubia y, por extensión, a los miembros del recién nacido "Círculo Memoria de Bombita" y, en general, a todos esos buenos aficionados (Fernando, Albert, Carles, Ernesto, Marta, Carlos, Werner, Gerard, Lola, Cuco, José Luis, Elena, Vicente, Abelardo y un largo etcétera) que tan bien y con tanto cariño nos han acogido estos días en nuestro periplo por esas tierras catalanas de tan arraigada tradición taurina. Una tradición taurina hoy rota, por desgracia, por mor de la intolerancia de los intolerantes.

    DOBLE AGUILA dio el Víctor.

  7. #207
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    Re: En defensa de los toros

    He aquí un canal que recomiendo seguir en YouTube: https://www.youtube.com/channel/UCWl...eU6BnHdLMbM4-Q.

    Y he aquí algunos de sus vídeos destacados:
















  8. #208
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    Re: En defensa de los toros

    .
    Última edición por DOBLE AGUILA; 18/12/2018 a las 01:18

  9. #209
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    Re: En defensa de los toros

    Pasaran años, lustros, décadas, siglos y el nombre de JUAN JOSE PADILLA estará escrito en la historia de la Tauromaquia y en la memoria de aficionados y no aficionados con letras de oro y allí donde se hable de él se tendrá que hacer con gran respeto y admiración, porque ha sido, es y será uno de los grandes como torero y como hombre. Allá en el olimpo de los más grandes toreros habrá un sillón reservado para el maestro Padilla, El Ciclón de Jerez, un modelo como torero y como hombre. ¡Respeto y gloria para un gran hombre y un gran torero!

    Respeto y gloria a Padilla.

    https://www.aplausos.es/noticia/2829...J0UKFYlYE0nPyE.


  10. #210
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    Re: En defensa de los toros

    Recomiendo la lectura de este blog: La Fiesta prohibida. Como dice el autor del blog este blog nace como un homenaje a todos aquellos que, a lo largo de la Historia del Toreo, arriesgaron y en muchos casos entregaron sus vidas, tratando de dominar a la Fiera.

  11. #211
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    Re: En defensa de los toros

    No era Van Gogh sino su hermano Theo.

    Por Jose Morente


    No es Van Goh sino Theo.

    Hasta hace tres semanas, todo el mundo pensaba que el joven de la fotografía con la que hemos iniciado esta entrada correspondía al pintor holandés Vincent Van Gogh. Tras un reciente estudio, el Museo Van Gogh de Ámsterdam acaba de revelar que el protagonista de la foto es, en realidad, su hermano menor Theo Van Gogh, marchante de arte y su protector.

    Cuando apareció la foto atribuida a Van Gogh todo el mundo se alborozó pues sólo se conocía otra imagen del genial pintor esta que insertamos a continuación.

    Vicent Van Gogh.

    Pero la confusión ya se ha aclarado y el error deshecho: No era Vincent Van Gogh sino su hermano Theo.

    Confundir a un artista con su hermano, no es tan raro. Veamos otro curioso ejemplo.


    Aquí tenemos una captura de pantalla de un vídeo que circula mucho por la red, concretamente en youtube. Aparece con diferentes títulos. el más llamativo es este: "Bombita-La película más antiguas de las corridas"



    El vídeo está sacado de la colección Achúcarro. Sí, exacto. Es aquella colección editada en VHS y que se llamaba "Toreros para la historia" y, gracias a la cual, pudimos ver torear a los toreros antiguos.



    Mientras el torero, de ese vídeo que comentamos, torea en esa corrida ("la más antigua" según el título), una voz en off nos explica:
    "¡Atención aficionados viejos y jóvenes! Ricardo Torres Reina 'Bombita' sonríe para todos. Están ustedes contemplando una de las películas más antiguas que se conocen sobre tema taurino. Este documento fue filmado en el coso de la calle de Játiva de Valencia, donde Ricardo Torres gozaba de una gran popularidad ganada por su destreza en el arte de lidiar reses bravas, aunque como podremos comprobar estas en ocasiones no lo fueran tanto".

    Todo eso dicho mientras vemos primero, al diestro sonriente en la puerta de cuadrillas y, luego, toreando en la plaza. Una faena completa a un toro tan grande como los de ahora, pero mucho más manso y parado que los de ahora. Y eso que, antes, los toros recibían muy poco, por no decir ningún, castigo en varas. Vamo que "ni para un análisis", que diría un castizo moderno.

    El problema, igual que pasaba con la fotografía del hermano de Van Gogh, es que el torero que torea en la vieja película y al que todos tenían y tienen como el torero de la eterna sonrisa, Ricardo Torres "Bombita" no es él sino que se trata, en realidad, de su hermano: Manolo Torres Reina "Bombita III", comúnmente conocido como "Manolo pescuezo" por la longitud de su cuello.

    Lo vemos toreando.


    Y lo vemos en el callejón, antes de empezar la corrida

    El de la imagen (sacada del vídeo de Achúcarro) es Manolo Pescuezo y no su hermano Ricardo.

    Desde los años 90, desde que salió a la calle, todo el mundo ha dado por buena la atribución efectuada en los vídeos de Achúcarro asignando a Ricardo Bombitala faena de Valencia. Resulta sorprendente, sobre todo porque la imagen de ambos toreros es muy diferente. Aquí vemos una foto de Ricardo.

    Y primer plano de Ricardo "Bombita" también en el callejón pero de la plaza de Madrid.


    Viendo este primer plano de Ricardo Torres, resulta evidente que su fisonomía no muestra ningún parecido con la de su hermano Manolo. El torero de la película de Achúcarro no es Ricardo Torres "Bombita" sino su hermano "Manolo pescuezo". Igual que el joven de la antigua fotografía no era Vincent Van Goghsino su hermano Theo.

    Quizás la ilusión por descubrir imágenes inéditas de ese admirado pintor o de esa figura del toreo antiguo pueda explicar lo sucedido pero, por lo que respecta a Bombita, me resulta sorprendente que nadie (y subrayo lo de nadie) haya reparado hasta la fecha en este error.

    Esa poco acierto al analizar lo que vemos creo que se debe a nuestra exagerada confianza en la palabra escrita. Un culto injustificado, pero que explicaría el porqué los aficionados a los toros somos tan proclives a los tópicos y a los dogmas. Muchas veces miramos sin ver o, mejor dicho, vemos lo que queremos ver porque nos fiamos más de lo que otros nos cuentan que de nuestra propia percepción. Y el toreo -no conviene olvidarlo- es un arte visual, no un arte literario aunque tanta literatura barata envuelve al mundo del toro.

    Nos ocurre algo parecido a lo que le pasó a don Quijote de la Mancha, que acabó con el seso sorbido por las lecturas de los libros de caballería. Por creerse lo que decían los libros. Por eso, incapaz de ver la realidad, confundía gigantes con molinos.


    Don Quijote creía ver gigantes donde sólo había molinos

    Lo mismo que nos ocurre a nosotros. Que confundimos a un torero con otro, creyendo ver torear a Ricardo Torres Bombita cuando quien torea es su hermano Manolo Pescuezo.


  12. #212
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    Re: En defensa de los toros

    El toreo de Manolete (I) Tema a debate.




    Manolete


    Decíamos ayer que iba a tratar el tema de la defensa que del estilo torero de Manolete hacía Gregorio Corrochano en su libro Cuando suena el clarín. Además contestando al comentario de un incorpóreo seguidor de este blog señalaba que al hilo de esta cuestión hablaríamos de uno de esos temas que cada vez que se suscitan generan polémica y discusión : Cargar la suerte. Voy a aportar, por tanto algunos documentos gráficos y escritos sobre estos temas por si nos sirven de algo.


    Manolete con el compás abierto en sus primeros años de torero

    Sobre todo ello, quiero hacer una consideración previa. Una declaración de principios. Y es que, en el toreo, como en todos los ordenes de la vida no existen(en mi opinión) certezas ni reglas absolutas. No es lo mismo ver los toros desde el palco de ganaderos de la plaza de Sevilla, que en el tendido 7 de la plaza de Madrid o en el callejón con los toreros. La lidia de un toro resulta tan compleja por lo diverso del comportamiento animal, presenta tantos y tan variados matices que cualquiera que se empeñe en poseer la verdad absoluta estará o, mejor dicho, estaremos absoluta e irremediablemente equivocados… sólo por eso. Más aún si la visión de lo que pasa en la plaza (lo dijo Corrochano) se basa en compromisos o intereses o prejuicios, como puede o suele ocurrir.





    La verdad del toreo de Manolete en su pase natural a un toro de Miura

    Dicho esto, creo que va siendo hora de revisar en sus justos términos la importancia del toreo de Manuel Rodríguez “Manolete”, posiblemente uno de los toreros con más pundonor y dignidad profesional que ha tenido la fiesta (pero muy mal tratado por la reciente crítica) Puede que, hoy día, hablar mal del toreo de Manolete esté bien visto (dando caché, como se dice) entre ciertos grupos de aficionados, pero a mí personalmente no me duelen prendas y ello, pese a que tanto la estética como el concepto del toreo de Manolete andan muy alejados(y lo subrayo) de la estética y el concepto del toreo que a mí personalmente más me llega.



    La verdad del toreo de Manolete en su estocada




    El toreo de Manolete. Verticalidad

    Desde el punto de vista técnico, hay que señalar que los reparos que sus detractores plantean al toreo de Manolete alcanzan a su estética, lo que llaman toreoamanoletado” (posición de perfil, cite con la muleta retrasada, pase corto, planta erguida) y también, a su propio concepto del toreo, respecto al cual se le recrimina haber eliminado el tiempo fundamental de cargar la suerte.

    Hablando de detractores y como cuestión previa, es importante destacar que no hay detractores de Manolete entre los toreros que torearon con él: Creo que ninguno o casi ninguno. Los detractores de Manolete son aficionados o críticos, pero rara vez toreros. Pero vamos por orden, que ya volveremos a este tema.


    El primer libro de Luís Bollaín “Los dos solos”
    Para Luís Bollaín, el belmontista nº 1, los dos solos son si lugar a dudas Belmonte y Manolete.

    Otro belmontista que se hizo manoletista:
    K-Hito el director de Dígame

    Otro tema que suscita mis dudas: Si Belmonte definió el único canon taurino aceptable (como se dice por algunos, aunque esto de los cánones taurinos me suena a mí a veces a mandamiento de una religión) y Manolete rompe con ese canon ¿Como es posible y se explica que los más conspicuos belmontistas(Bollaín, K-Hito, Clarito y un largo etcétera) se hicieran manoletistas? ¿Cual era sobre eso la opinión del propio Belmonte?

    Y ya puestos, como diantres se entiende que, siendo Manolete tan mal torero como nos dicen, sea idolatrado por un torero de la clase y categoría (difícil de discutir) de José Tomás. Dicho de otro modo, si hay una línea del toreo, que va de Belmonte a Manolete y de este a José Tomás, que creo que la hay como veremos ¿porqué se defiende a Juan Belmonte y José Tomás (principio y final de ese puente taurino) y se señala a Manuel Rodríguez “Manolete” (que está en medio del puente) como responsable de gran parte de los males de la fiesta?





    Manoletismo en estado puro: El toreo vertical metiendo siempre los riñones de José Tomás

  13. #213
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    Re: En defensa de los toros

    El toreo de Manolete (II) El cite.





    El cite según Manolete

    En la primera entrega de esta serie sobre el toreo de Manolete, repasaba someramente los reparos técnicos que se han hecho de su toreo y decía que se planteaba un problema: si Manolete fue tan mal torero como están empeñados en demostrar algunos, ¿Cómo se explica que gran parte de los públicos, la mayoría de los aficionados y la práctica totalidad de los toreros de su época lo tuvieran en tan alta estima, llegando a convertirle en un mito antes incluso de su muerte?. Vamos a ir punto por punto. Empezando primero por la cuestiones de técnica y estilo.


    A Manolete, se le discute -sobre todo- su colocación (de perfil), la colocación de la muleta (retrasada) y la ejecución (no cargar la suerte). Vamos a ver los dos primeros conceptos, que se refieren a la colocación del torero ante el toro y como le presenta la muleta, o sea, al cite, dejando la trascendental cuestión de cargar la suerte para una próxima entrega.

    Como dijimos, para describir y analizar el toreo de Manolete, vamos a acudir a Gregorio Corrochano. Por dos cosas: Primero por su prestigio como crítico (Corrochano es el Joselito de la crítica taurina) y segundo, porque Don Gregorio no es partidario de Manolete. Al contrario, su torero preferido es Domingo Ortega, cuyo toreo es radicalmente distinto al del diestro cordobés, lo que da a sus opiniones mayor valor.

    Es tal la admiración de Corrochano por Domingo Ortega que cuando reedita su primer libro “¿Que es torear?-Introducción a la tauromaquia de Joselito”, lo re-titula “¿Que es torear?-Introducción a las tauromaquias de Joselito y Domingo Ortega” y le añade todo el análisis del toreo de Domingo Ortega, que es quien realmente le gusta.



    ¿Que es torear? La nueva edición con la incorporación de la Tauromaquia de Domingo Ortega.
    Madrid, Editorial Revista de Occidente, 1966


    El índice con los capítulos dedicados a Domingo Ortega

    Corrochano analiza el toreo de Manolete en su libro “Cuando suena el Clarín” (libro que ya citamos en Parecidos razonables (III). Luís Miguel Dominguín-Joselito el Gallo) y dice, nada más y nada menos que lo siguiente (Atención porque los párrafos que siguen no tiene desperdicio):



    Una edición de Cuando suena el clarín en libro de bolsillo

    “Se iba a los toros en rectitud, con la muleta en la mano izquierda. Subrayamos en rectitud para la ruta, que aconseja Montes, y para diferenciarlo de los que quiebran la recta para al pitón contrario. Si ir al pitón contrario es una necesidad, un recurso para que embista un toro tardo, a Manolete no le hacía falta este recurso. Manolete lo resolvía tomando decidido el terreno del toro, adentrándose hasta donde hiciera falta, como el que asalta una fortaleza, y allí dentro peleaba y los toros le embestían en rectitud, como quería Montes, el de la más bella y escolástica Tauromaquia […]

    Es posible que yendo al pitón contrario, los toros agotados se arranquen más pronto, sin necesidad de acercárseles tanto; pero el que tenga valor para acercarse hasta donde haga falta, tiene la solución, y de las dos, esta es más académica y más clásica, si partimos de Montes y nos paramos en Belmonte, que tampoco tenía necesidad de irse al pitón contrario”


    Citando y toreando muy, muy cerca de los pitones a un Miura en Sevilla

    Añade Corrochano que aunque Manolete iba en rectitud, lo cierto es que iba de perfil. y dice que si se acepta el perfil para el toreo de capa, porque hace más largo y reposado el lance, debe aceptarse también para el toreo de muleta. Y añade:
    “Después de hacer objeciones al toreo de perfil, porque le considero descolocado, digo que es necesario, imprescindiblemente necesario, si se lleva la muleta retrasada, que es como él la llevaba y se lleva ahora [Ahora, es 1966], para dejarle al toro su salida natural. De esta manera, el toro ve la muleta que le llama y si es boyante y va por su terreno, el toro pasa fácilmente. Si es de los que ganan terreno, ya es peligrosa esta posición, porque delante de la muleta está el torero

    La tranquilidad de Manolete ante el toro de su época.

    Sobre la muleta retrasada añade:
    “Manolete empezaba el pase por la mitad, prescindía de la primera parte, que es citar con la muleta adelantada, y mantenerla así hasta que la tome y se embarque en ella el toro; esto lo suplía, peligrosamente, toreando a cuerpo limpio hasta que llegaba el toro a la retrasada muleta, y aquí ya pasado el toro empezaba el pase donde otros lo cortan. Esta segunda parte del pase, que es la más eficaz de la faena, porque es la que más quebranta al toro y la que decide el remate, encierra toda la personalidad de Manolete y todo el procedimiento discutible de su toreo. Si el toro tiene sentido, la cogida es difícil de evitar esperándole a pie quieto en esa posición. Por esto le cogieron mucho los toros”.

    En la corrida de la Prensa de Madrid, aguantando a pie firme la arrancada del toro que le viene andando.

    Finaliza Corrochano, diciendo:
    “Pero no llamo truco al toreo de perfil [Esto es refutación a Hemingway], aunque prefiera el otro. Todo lo más lo llamo tranquillo, que es un recurso de que se vale el torero para facilitar una suerte. Pero si tenemos en cuenta todas las fases, todas las circunstancias, todos los matices del toreo de Manolete, tampoco era tranquillo; era un estilo discutible, pero muy peligroso, para lo que hacía falta su tranquilidad de estoico para ver venir y ver llegar a los toros

    Elijo, al azar, una tanda de pases de muleta con la derecha en la plaza de toros de Toledo (Sacada de las viejas películas de la serie “Toreros para la Historia”de Fernando Achúcarro) donde se observa muy bien la mecánica de su toreo. Un aguante impresionante para ver venir al toro a pie firme, esperando que llegue a la muleta que está algo atrasada respecto al cuerpo. Cualquier extraño del toro le permitiría alcanzar el cuerpo del torero que no tiene defensa alguna en esa posición (en lenguaje taurino que “no se tapa”).






    Viendo estas imágenes, entiendo perfectamente el impacto que en los públicos causó la nueva forma de torear del torero de Córdoba. Forma de torear que, como decía Corrochano, supone una vuelta al clasicismo, al toreo más puro y original. Puesto que al toro sólo se le desplaza con el mando de la muleta sin quiebro o movimiento alguno del cuerpo del torero que expulse al toro hacia el terreno de afuera y que lo desvíe de su trayectoria. Entronca en eso Manolete, por tanto, con las máximas que conocemos de Pedro Romero:
    El lidiador no debe contar con sus pies, sino con sus manos
    Parar los pies y dejarse coger este es el modo de que el toro consienta y se descubra
    Y eso es lo que hace Manolete, parar tanto los pies que se tenía la sensación de que la cogida era inevitable (como recuerda Corrochano), lo que provocaba el estupor y la emoción en los que tuvieron la suerte de verlo torear. Nosotros nos conformaremos con verle en vídeo y leer viejas crónicas de su época, como lo que escribe César Jalón en su libro de Memorias de Clarito, con estilo menos doctrinal que Corrochano:

    “La polémica en torno de las máculas y deficiencias técnicas del toreo de Manolete distraerá nuestro ocio invernal. Y nunca cesará […] Bien amigos, pero el paso del toro, obseso, por delante del cuerpo descubierto a tomar la muleta desplegada en su zaga, emociona bárbaramente, porqué ¿y si desvía la vista y se detiene?. Y no siempre Manolete se perfila al rafe del pitón; también llama desde lejos […] Más a fin de cuentas, “robando” un tiempo y, por añadidura “codilleando”, sus largos brazos y su muñeca portentosa han venido a dar los pases más largos de la historia.
    Lo innegable es que Manolete ha saltado ese espacio, ese medio paso, ese escalón relabrado por los imponderables del genio que separa con proporciones abismales del buen torero, y aún del gran artista, al artista llamado fenomenal”.

    El cite clásico de Lagartijo
    (Continuará)

  14. #214
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    Re: En defensa de los toros

    El toreo de Manolete (III) Cargar la suerte.
    Madrid. Joselito el Gallo carga la suerte en un natural

    El toreo de Manolete era un toreo de línea natural, sin forzar al toro, dejándolo venir por su terreno. Rara vez, el torero de Córdoba, por tanto, cargaba la suerte (en el sentido con el que hoy se define el término).

    Como quiera que hoy día se concede al hecho de cargar la suerte una importancia que creo no ha tenido en ningún momento de la historia del toreo, esta ha sido quizás una de las claves fundamentales de la crítica al toreo de Manuel Rodríguez y de la valoración tan negativa que se hace del mismo.

    Cargar la suerte ¿piedra angular del toreo?

    Hoy se considera cargar la suerte (entendido el concepto de forma harto discutible como avanzar la pierna de salida) piedra clave, no de un concreto modo de torear, sino del único modo de torear posible. Esta valoración es la que sostenía el crítico taurino, ya fallecido, del Diario El País, Joaquín Vidal.

    Creo que es interesante revisar lo que dice Vidal, por varios motivos. Primero por su magnífica pluma; segundo, por su acendrado anti-manoletismo y tercero por la influencia que sus opiniones han tenido (y siguen teniendo) en un importante sector de la afición.

    Antes de transcribir sus opiniones me parece importante situar su figura, para evitar equívocos. Y, en ese sentido, Joaquín Vidal, me recuerda mucho a JoséSánchez de Neira, uno de los insignes y más prestigiosos críticos del siglo XIX.

    Comparten idéntico rigor en la valoración del toreo de sus respectivas épocas y el ensalzamiento de los tiempos pasados. Juega a favor del crítico de Santander, su mejor y más ágil pluma. Por contra, Sánchez de Neira le supera con creces en conocimiento de la técnica del toreo, siquiera estos conocimientos, en ambos casos, se mantienen en un plano doctrinal.



    La obra cumbre de Sánchez de Neira.
    Su Diccionario taurómaco
    (El Cossío del siglo XIX)


    El texto que mejor resume las opiniones de Vidal sobre el toreo de Manolete y el concepto cargar la suerte es, quizás el publicado en 1988 por Espasa Calpe, titulado “40 años después” (40 años después de la muerte de Manolete) y que incluye el resumen de la temporada de 1987.




    Portada del libro de Vidal
    (1ª ed., Madrid, Espasa Calpe, 1988)
    con la imagen de Rafael de Paula
    en una verónica de excepcional estética, aunque sin apreturas



    Es curioso que Vidal niega el pan y la sal al toreo del diestro de Córdoba (a quien no ha visto) y propone que el único modo admisible de torear es el de Juan Belmonte (a quien tampoco vio) con un radicalismo y vehemencia inexplicables. Se trata en todo caso de un discurso teórico, pero que ha generado escuela:

    “Si Belmonte revolucionó el toreo con una nueva concepción interpretativa, en cuya arquitectura cargar la suerte era la piedra angular. Manolete lo contrarrevolucionó con otra de sentido radicalmente contrario: lo que aportó Belmonte a la tauromaquia lo quitó Manolete…la escuela belmontista (no confundir el término con “estilo abelmontado”) tuvo vigencia plena, indiscutible y exclusiva desde poco antes de los años veinte hasta poco después de los cuarenta y, a partir de aquí, hubo de ceder espacio a la norma manoletista (no confundir el término con “estilo amanoletado”)… En el civilizadísimo año de 1987, el manoletismo esencial impone su canon (quizás sea en realidad, anticanon) mientras el belmontismo cae en desuso y está en trance de desaparición).
    Hay varias cuestiones que son discutibles. Uno, que lo de Manolete sea contrarrevolución del toreo de Belmonte (no es lo que pensaban los críticos de la época); Dos, que el concepto de cargar la suerte sea la piedra angular de la tauromaquia de Juan Belmonte (Creo que no es cierto) y tres, que la historia del toreo actual se pueda reducir a la contienda entre el modo belmontista y el manoletista (Pues hay olvido de la línea gallista, siempre fundamental, entre otras).




    Según Vidal, Ortega Cano es quien mejor encarnaba el canon belmontista en la práctica en ese año de 1987 (Leer pie de foto). Sin embargo, aquí está toreando muy cerca pero en paralelo, (ver los pies del torero en la foto) que es como se torea ahora; no como dicen que toreaba Belmonte.

    En un alarde de repartidor de carnets de aficionado verdadero, que diría mi amigo Antonio Serrano (Bueno, lo que mi amigo Antonio diría es que nadie es nadie –Vidal incluido- para repartir carnets de aficionado verdadero), el crítico –Vidal- sigue definiendo lo que entiende por toreo verdad.

    “(El toreo) de pata l’ante, de avanzarle el engaño al toro para traérselo toreado, de templarlo en derredor del eje de la pierna adelantada, de rematarlo atrás (“detrás de la cadera”, solemos decir, no sé si con mucha propiedad), tan distante o tan cercano como los propios pies y la codicia del toro aconsejen, al efecto de ligar allí el siguiente muletazo, que seguirá el mismo proceso. Todo esto … son circunloquios, pues bastaría decir “torear”, que ya la palabreja encierra la prolija descripción de la técnica, si es aficionado de verdad quien la emplea”.


    Ortega, en un magnífico pase de pecho
    Cargando la suerte.





    Y otro pase de pecho también excepcional y muy largo de Manolete
    Cargando la suerte, pero en su estilo personal
    (Toledo 1947)


    Sin embargo, el concepto de cargar la suerte abriendo el compás, no parte de Belmonte, sino posiblemente de Ricardo Torres Bombita.




    El toreo de Bombita. Espatarrado


    Además, Belmonte creo que no le dio excesiva importancia, para él lo importante era la famosa trilogía “parar, templar y mandar”. Y parar es lo contrario que andar.




    La belleza inmensa del toreo de un torero
    de estética belmontista: Rafael de Paula


    Quien introduce el concepto de cargar la suerte como algo esencial para cualquier sistema de toreo es Domingo Ortega, quien lo planteó en una conferencia que dio en el Ateneo de Madrid en 1950 y que publicó la Revista de Occidente (Se reeditó en 1960 junto a otra conferencia del diestro “La bravura del toro” de ese año y con prologo de Ortega y Gasset).



    La 2ª ed. del Arte del Toreo



    Domingo Ortega, dice:

    “A mi modo de ver estos términos [Parar, templar y mandar] debieron completarse de esta forma: parar, templar, cargar y mandar:; pues posiblemente si la palabra cargar hubiese ido unida a las otras tres desde el momento en que nacieron como normas, no se hubiese desviado tanto el toreo… Bien entendido que cargar la suerte no es abrir el compás, porque con el compás abierto el torero alarga, pero no se profundiza. La profundidad la toma el torero cuando la pierna avanza hacia el frente, no hacía el costado ”
    Magnifica acuarela de un pase al natural de Domingo Ortefa (cargando la suerte)
    Plumilla de Roberto Domingo en la 2ª ed. del libro de Domingo Ortega



    Sin embargo, la opinión de Manolete, es bien distinta. Tenemos la suerte de que Manolete dejó dicho lo que pensaba sobre este tema, mucho antes, en 1945 (Número extraordinario del Ruedo del 8 de julio). Señala que para él, lo de cargar la suerte es una ventaja. Dice el torero de Córdoba al definir el pase natural:

    “Para mi modesto criterio entiendo que debe darse así: en el toro que embiste no se debe adelantar la muleta, sino que hay que dejar llegar al toro hasta que los pitones lleguen como a una distancia de una cuarta a la muleta.

    Cuando el toro está a esa distancia, entonces se le debe correr la mano con la máxima lentitud y estirar el brazo todo lo que se pueda; la pierna izquierda tiene que quedarse completamente inmóvil, y cuando el pase llega a su terminación, es entonces cuando hay que girar con la pierna derecha, hasta quedarse en posición de darle el siguiente muletazo en el mismo terreno en que se inició el primero, y así sucesivamente dar todos los que se puedan… o deje dar el toro.



    En cambio, cuando el toro no tiene arrancada, hay que provocarla. Es entonces cuando está justificado el adelantar la mano de la muleta para llegar a provocar la arrancada, y una vez que el toro embiste, se debe hacer lo mismo que queda indicado en el otro caso.



    Excepcional e impresionante pase por alto de Domingo Ortega en Sevilla. Señores, hay que descubrirse.

    Todo eso que se dice de cargar la suerte en el natural viene a ser lo mismo que el cargar la suerte en las otras fases del toreo. esto es simplemente una ventaja para el torero, puesto que se desvía más fácilmente el camino que trae el toro.Cargar la suerte, yo lo creo así, es tan sólo una ventaja. En el pase natural hay que dejar que el toro se estrelle en la muleta…”

    Manolete, sensacional, con el compás abierto pero sin cargar la suerte (en el sentido que lo define Ortega). Así se torea hoy





    Como por ejemplo, José Tomás

    Yo no voy a entrar en quien tiene razón. Cada torero defiende su forma de torear y cada aficionado debe pensar como le plazca y elegir la opción que más le acomode. Sin embargo, no comparto el criterio de Domingo Ortega –que luego seguirá Vidal- intentando imponer su forma de torear como modo único y válido.



    El molinete de Ortega. De frente y cargando la suerte




    Un molinete de Manolete, espectacular
    (Obsérvese donde esta el pitón derecho del toro)




    Una licencia de Domingo Ortega. Un pase por la espalda sin cargar la suerte

    Sobre esto hay una anécdota significativa y definitiva. Domingo Ortega le reconvenía a Manolete sobre lo que tenía que hacer con un toro: ¡Dóblate, crúzate, dale cuatro o cinco pases por bajo y llévatelo a los medios! Y Manolete, lacónico le contestó: Mientras usted hace todo eso, yo ya le he dado cuatro naturales al toro.




    Manolete también sabía doblarse con el toro




    Pero lo suyo era esto: torear


    En mi opinión, lo que es bueno para un sistema de toreo (el toreo cambiado), que es el que practicaba Ortega; no lo es para el otro sistema (toreo natural) que es el que practicó Manolete y viceversa, como con tanto acierto señalaba Pepe Alameda (ese si era gran escritor y mejor crítico). Esto no tiene justificación y además, resulta harto injusto analizar la labor de un torero de determinada cuerda desde una óptica extraña a su propio concepto del toreo.



    Cargar la suerte en las antiguas Tauromaquias

    Por cierto, que el concepto “cargar la suerte” tradicional de las viejas tauromaquias no es –en absoluto- el que propugna Domingo Ortega cuyo toreo se basaba en las piernas, en andarle al toro.
    Para la
    Tauromaquia de Montes
    , cargar la suerte es “el movimiento que hace el diestro en el centro de ella de
    bajar los brazos
    y meter el engaño en el terreno de afuera para echar del suyo al toro” (Toreo de brazos, no de piernas. Lo clásico –ya lo decíamos ayer- es
    aguantar
    a pie firme la embestida del toro sin mover los pies ni hacia afuera, ni hacia dentro).





    La Tauromaquia de Montes


    Esto tiene su entronque en el toreo de Pedro Romero: “Parar los pies y dejarse coger”. La clave del toreo clásico es esperar al toro a pie firme, sin moverse hacia delante (lo que desvía la embestida del toro y la aparta del cuerpo del torero) ni hacía atrás (lo que acrecienta el riesgo de cogida).


    El cite clásico. Pedro Romero enseña a su discípulo Cúchares.
    El torero en rectitud y la muleta a la altura del cuerpo antes del cite

  15. #215
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    Re: En defensa de los toros

    El toreo de Manolete (IV) La opinión de los toreros.



    Manolete con sus compañeros:
    Marcial Lalanda, Pepe Luís Vázquez, Gallito,
    Vicente Barrera, Manolete y Juanito Belmonte

    Son los toreros los que mejor conocen a sus compañeros. Los ven más de cerca y los tratan con mayor intimidad. Los juzgan con rigurosa imparcialidad, máxime si ya no hay incompatibilidades entre los encontrados intereses de los unos con los otros.

    Son ellos, los toreros, los únicos capaces de descubrir los muchos misterios que envuelven al toro, y de descifrar los grandes enigmas de su oficio. Un oficio que entraña nada menos que hermanar el talento humano con el instinto irracional del astado. Un hermanamiento que exige claridades en la mente, serenidad en la valentía y sentimiento de arte en el alma
    (Filiberto Mira, Manolete-Vida y Tragedia, edita Aplausos, Valencia, 1984. Página 256)
    Como suscribimos completamente la cita anterior, lo que sigue es, por tanto, la importantísima opinión de los toreros, compañeros de profesión de Manolete, sobre el diestro de Córdoba. No se incluye la opinión de los toreros actuales, aunque sorprendería saber que toreros como Antoñete o Rafael de Paula tienen al diestro de Córdoba entre sus preferidos.

    Estas opiniones están ordenadas de forma temática y obtenidas de diversas entrevistas y fundamentalmente del libro citado.

    Aconsejo su lectura lenta y pausada, con una copa de brandy en la mano.


    Honradez y pundonor

    Era torero hasta dormido. No he conocido ningún otro más atento a cuidar los detalles de su profesión (Parrita)

    Manolete tuvo una honradez profesional como ninguno hemos tenido. No he conocido un torero con más diaria entrega que la que él tenía (Luis Miguel Dominguín).

    Su seriedad fue lo que motivó que su toreo fuese maravillosamente sobrio, escueto y exacto. Fue un torero de época y fue también muy serio en no apartarse de lo que creía que era su deber como profesional. Tenía una voluntad realmente ejemplar (Manolo Escudero)


    Nadie con más entrega




    Manolete toreó en Murcia con Pepe Bienvenida y Carlos Arruza una corrida de Miura. Cortó 3 orejas y rabo. Lo recoge el Ruedo.




    Cogida en Salamanca



    Con Pepe Luís y Domingo Ortega


    Personalidad y valor


    Verle hasta sin toro delante era algo admirable. Yo sólo he conocido dos toreros capaces de llenar una plaza de ambiente de toreo sin necesidad de que en ella hubiese un toro: Manolete por su solemnidad y Cagancho por su empaque (Luis Miguel Dominguín)


    Su personalidad radicaba en lo tranquilo que se desenvolvía en el arriesgadoterreno que pisaba (Paquito Casado)


    Ha sido un torero de gran personalidad. Una personalidad que por estar firmemente consolidada en lo indudable de su sincero valor, hubiera destacado en cualquier época (Luis Miguel Dominguín).


    Se comprometía con él mismo a quedarse –siempre derecho- en aquel sitio que, vedado para tantos, él era capaz de ponerse. Un sitio que le permitía dar seguidos –éste fue uno de sus mayores méritos- muchos pases. Pisar ese sitio y quedarse en él y ligando, fue lo que le hizo ser diferente (Paquito Casado)

    Pudo desarrollar su estilo gracias a lo pronto que encontró su propia fórmula técnica. Una técnica que exigía mucha voluntad y mucha mentalización. También un enorme valor (Manolo Escudero)


    La personalidad basada en el valor





    Con Domingo Ortega y Pepín Martín Vázquez

    Dominio sobre el toro


    Manolete, desde que encontró esa fórmula validísima que digo, de ponerse en el sitio que se ponía, ha sido el torero de cuantos yo he visto que a mayor cantidad de toros ha sacado partido. Y conste que les sacaba partido toreándolos (Pepe Luís Vázquez)

    Fue un torero muy largo, porque al parar y aguantar tanto, era capaz de imponerle su estilo a casi todos los toros que toreó (Manuel Álvarez el Andaluz)

    Porque no sabía enmendarse es por lo que a veces no conseguía torear a los toros que se le quedaban demasiado cortos o a los muy tobilleros (Pepe Luís Vázquez).




    Elegante dominio sobre el toro





    Personalidad, valor y dominio


    Repertorio


    No tenía un gran repertorio y no lo necesitaba (El Andaluz).

    Era un torero muy clásico que profundizó en la hondura del arte de torear. Creó un tipo de toreo que era seco, templado y con las manos muy bajas (Paquito Casado)

    Con el capote y la muleta daba los lances y pases fundamentales de una forma muy perfecta y yo creo que en su verdadera autenticidad, muy difíciles –por no decir imposible- de superar (Pepe Luís Vázquez)

    Fue un clarificador de conceptos que son básicos y elementales (Manolo Escudero)




    Manolete torea su primera becerra
    en la Escuela taurina de Montilla.
    Curiosamente práctica dos suertes
    poco habituales en su repertorio:
    banderillas y pase de pecho.




    De frente por detrás


    El capote


    Con el capote era estático, aunque templaba mucho, sobre todo en la media verónica que la daba superior y con las manos más bajas que nadie. No era variado con la capa, pero le podía a los toros en el primer tercio porque los lidiaba de salida muy bien (Paquito Casado)


    Sacaba mucho las manos con el capote y su media verónica por ambos lados era algo que nadie ha repetido. En la forma de rematar demostraba como le podía a los toros. Jamás tuvo necesidad de correr para rematar un quite. No sabia ni necesitaba correr. Ese era uno de sus grandes misterios como lidiador (Parrita)


    Sacaba mucho las manos con el capote”




    Parar, templar y mandar




    Media verónica: “Nadie la ha repetido”


    La muleta

    Con la muleta dominaba una barbaridad y conseguía someter mucho al toro en el engaño. Le bastaban muy pocos pases para estar por encima del enemigo y entrar en su terreno con una enorme valentía y seguridad (Paquito Casado).

    Con la muleta no se ponía ni muy abierto ni muy cerrado. Casi siempre ligaba faena en la raya del tercio (Parrita).

    Al pase de pecho no le cogió el tranquillo con tanta eficacia como a los naturalesy a los redondos. A mí me encantaba como remataba las series de naturales, ¡Y qué naturales!, con aquel molinete tan suyo o con aquellos remates tan majestuosos (Pepe Luís Vázquez).


    En redondo. Toledo, agosto del 47




    ¡Qué naturales!

    ç
    La manoletina, majestuosa según Pepe Luís


    Suerte suprema


    Hacía la suerte suprema con tanta lentitud, que a mí me parecía que la hacía a velocidad de dos kilómetros por hora (Pepe Luís Vázquez).

    Manolete se perfilaba muy en corto y al pitón contrario. Arrancaba lento y con serena consciencia de que el toro humillaría porque con la muleta le había bajado mucho la mano. Lo que o le admiraba en sus estocadas era como se doblaba en el pitón. Lo hacía con una verdad insuperable (Luís Fuentes Bejarano).


    Manolete mata al toro que le mató

    Admiración de los toreros

    Afirmo que nos ha superado a todos los que toreamos con él y a cuantos he visto después de su muerte en Linares (Manuel Álvarez el Andaluz)

    Es curioso, pero Manolete tuvo entre los toreros sus más incondicionales partidarios. Yo creo que eso se debía al valor inmenso que tenía para no enmendarse (Pepe Luís Vázquez).



    Elegancia y personalidad hasta cuando no toreaba

    (Continuará…)


  16. #216
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    Re: En defensa de los toros

    El toreo de Manolete (V) El mito. La paella de Valencia.



    Decía Luís Miguel Dominguín: “El toro se muere siempre y el torero de vez en cuando, pero al que le toca se muere de verdad y esta sí que es una verdad irrebatible”

    La única verdad del toreo –como decía Luís Miguel- es que quien muere en la plaza es el torero; no muere el público, ni el empresario, ni el ganadero, ni siquiera el apoderado. Sin embargo, todo el mundo se cree con derecho a decir lo que es verdad y lo que no.

    Viene esto a cuento, porque después de analizar en las cuatro entregas anteriores los distintos aspectos técnicos del toreo del diestro de Linares, hemos conocido el sentir unánimemente favorable a su toreo de la crítica más exigente y de los propios toreros de su época.

    Sabemos además de la consideración de los públicos que llegaba a niveles importantes de paroxismo. En México pero también en España aunque aquí fue más discutido, Manolete alcanzó la consideración de un mito.

    Por todo ello, resulta difícil explicar la inquina que su toreo (denunciado como toreo de trucos y ventajista) ha levantado entre ciertos aficionados y escritores, máxime cuando quienes le discuten ahora no le vieron torear.

    La crítica a su toreo

    El primero fue el nobel Ernest Hemingway (quien no le vio) cuyas declaraciones sobre Manolete levantaron el lógico revuelo y que fueron contestadas, en su momento, con contundencia y de forma inapelable por Gregorio Corrochano.

    Luego Domingo Ortega, quien ajustó con la pluma las cuentas que no fue capaz de ajustar en la plaza.

    El caso reciente más exacerbado de anti-manoletismo puede que sea el del crítico del País, ya fallecido, Joaquín Vidal.

    Vidal reescribe la historia del toreo de una manera muy curiosa y que sería magnífica si fuese verdad. Lo que pasa es que las cosas nunca son tan simples como algunos pretenden hacernos creer. Y, desde luego, no suelen responder a conceptos o ideas preconcebidas sobre todo cuando se trata de construcciones teóricas sin relación ninguna con la realidad.

    Según Vidal, cuya opinión ya recogíamos, el toreo alcanza su máximo cénit con Juan Belmonte, cuyo modo de torear uniría máxima exposición del torero con máximas ventajas al toro (Frase aparentemente magnífica pero que encierra un grave sofisma). Dice Vidal:
    “Si Belmonte revolucionó el toreo con una nueva concepción interpretativa, en cuya arquitectura cargar la suerte era la piedra angular. Manolete lo contrarrevolucionó con otra de sentido radicalmente contrario: lo que aportó Belmonte a la tauromaquia lo quitó Manolete…la escuela belmontista (no confundir el término con “estilo abelmontado”) tuvo vigencia plena, indiscutible y exclusiva desde poco antes de los años veinte hasta poco después de los cuarenta y, a partir de aquí, hubo de ceder espacio a la norma manoletista (no confundir el término con “estilo amanoletado”)… En el civilizadísimo año de 1987, el manoletismo esencial impone su canon (quizás sea en realidad, anticanon) mientras el belmontismo cae en desuso y está en trance de desaparición).
    Aparte de que no es cierto lo que dice (De los veinte a los cuarenta no hubo vigencia plena del canon belmontista. Allí estaban Chicuelo y varios toreros más de distinta cuerda), la valoración de Belmonte como el summun taurino y de Manolete como el que trajo un toreo ventajista y mentiroso, es una falacia (Y ello, sin desmerecer la importancia en el toreo del "Pasmo de Triana"), como hemos comprobado en las entregas anteriores de este blog dedicadas a Manolete y estamos viendo en las dedicadas al toreo de Belmonte.


    El porqué del mito

    El libro de Vidal “40 años después” finaliza con un último capítulo con el mismo título. Después de todo el discurso que ha lanzado Joaquín Vidal contra Manolete en ese libro (discurso que está fuera de contexto en un libro que debería ser el relato de una temporada pero que el dogmatismo del crítico convierte en un doctrinal de historia taurina donde verter sus filias y sus fobias) creo que Vidal es consciente de que falta algo y ese algo es la explicación de porqué Manolete es considerado un mito cuando –según él- era tan mal torero.

    Su muerte por el toro podría explicar algo la mitificación de su figura a posteriori, pero Vidal es consciente de que la importancia del torero y su impacto en los públicos empezó mucho antes de Linares. La muerte de Manolete soló añadió gloria a su leyenda que ya existía previamente. Como pasó con Joselito o como había pasado con el Espartero, que son casos similares.

    Por ello, y en la necesidad de acabar de desmontar el mito de Manolete, Vidal pergeña la siguiente -e indefendible- teoría:
    El homenaje de una humanidad bien nacida trae el recuerdo de Manolete en sus efemérides, cuarenta años después, y la nostalgia de quienes vivieron la época se retrotrae cuarenta años atrás; vuelven las imágenes ya opacas de color, tonos sepias, el monstruo, The Monster, y su competidor Arruza, trajeados, degustando paella al pie de un casal fallero, cuando las privaciones de la posguerra impedían vestir bien, comer bueno, viajar; hoy se recuerdan con nostalgia, entonces se soñaba al contemplar aquellas fotos mal impresas en los periódicos y el torero pasaba a ser mito”.
    La paella de Valencia.

    Se desvela el misterio. Fin de la trama, según Vidal. Ahora resulta que Manolete no es un mito por la inmensa emoción que provocaba su toreo. Ni por su dignidad profesional, tanta que le lleva a morir en una plaza de pueblot oreando toros de Miura. No, Manolete es un mito sí, pero por comerse un plato de paella con Carlos Arruza, cuando el resto del país estaba asolado por la hambruna.

    Curiosa forma ésta de escribir la historia del toreo.



    Según Vidal, los toreros no son mitos por esto…



    …sino por esto.


    SOBRAN LOS COMENTARIOS...
    Última edición por Pious; 17/01/2019 a las 02:56

  17. #217
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    Re: En defensa de los toros

    El toreo de Manolete (VI) Su concepto del toreo.


    Manolete visto por Daniel Vázquez Díaz (Detalle de óleo)

    Enlazábamos en anterior entrada del blog, el toreo de Belmonte con el de José Tomás a través de Manolete, que es el torero que hace de puente entre ambos.

    La relación, técnica y estética, de Manolete con Tomás ya la hemos analizado en el blog (ver Parecidos razonables III). Más compleja es la relación de Belmontecon estos dos diestros.
    Sin embargo, hay un dato crucial. El punto de vista de los partidarios de Belmonte, de los cuales los más representativos fueron acérrimos manoletistas. Lo que resultaría contradictorio si se aplica el criterio actual que contrapone el toreo de Belmonte (Cuya clave sería cargar la suerte, se nos dice) al toreo de Manolete (cite al hilo y con la muleta retrasada) con estéticas, por demás, muy diferentes.

    El pase de pecho de Juan Belmonte por Andrés Martínez de León

    Sin embargo, la contradicción no es tal. Primero, porque Belmonte nunca toreó como ahora se nos dice que toreó (lo veremos en su momento) y segundo porque –para mí- lo que relaciona un torero con otro no son las concretas soluciones técnicas o estéticas que cada uno proponga para resolver el problema de enfrentarse al toro (que son variadas y diversas), sino (como hemos visto en la anterior entrada de este blog) su concepto del toreo.

    Que es lo que supieron ver (y muy bien) los aficionados de su época.


    El pase de pecho de Manolete por Andrés Martínez de León

    Manolete. Su concepto del toreo.

    En su concepto del toreo, hemos dicho que Manolete sigue por tanto la senda Belmontista, ya que da preponderancia al modo de ejecutar las suertes (conocimiento de las suertes) sobre las condiciones del toro (conocimiento de las reses).

    Su repertorio, por tanto, se reduce al mínimo esencial y la ejecución se depura y perfecciona hasta límites técnicos insospechados. Es el mismo planteamiento que, en nuestros días sigue, José Tomás.
    En este sentido, son muy interesantes las declaraciones de Manolete sobre su concepto del toreo. Veamos lo que dice sobre sus suertes preferidas en el Prólogo que escribió para el libro “Manolete: El hombre y el torero” de Manuel Quiroga Abarca):

    “Aunque he prodigado lances de capa de muy variado repertorio los he ido eliminando poco a poco para alcanzar el perfeccionamiento de los fundamentales (…) Por eso, son mis preferidos la verónica y el remate de la media, que constituyen la base y la solera del toreo de capa: Con la muleta, baso mis faenas en el natural con la izquierda.Que es pase esencial (…) Y con el estoque procuro no apartarme de los cánones clásicos (…)”
    Manolete. El toreo fundamental. La verónica

    Manolete. Su técnica

    Por el contario, en la ejecución técnica de los lances, Manolete no sigue la estela de Belmonte. En los aspectos técnicos, la fuente de la que bebe es la de Joselito vía Chicuelo. La del toreo en redondo, el toreo de línea natural que es la línea en la que se encuadra su modo de ejecutar las suertes. Y que ya vimos en su momento.

    Y ello, con los matices personales que se quiera (cite con muleta retrasada, cargando la suerte con los brazos y no con las piernas como preconizaban las viejas tauromaquias para el toreo más clásico) pero siempre en la línea del toreo natural no cambiado.


    Manolete. Acuarela de Roberto Domingo

    Conclusión

    Técnicamente, Manolete es un torero de línea natural y, por tanto con predominio del toreo en redondo sobre el toreo cambiado. De hecho, no prodigará el pase de pecho que sustituye por un remate o un molinete en la mayor parte de las ocasiones. Dicho toreo en redondo lo aprende de Chicuelo, quien a su vez lo tomó de Joselito el Gallo.

    Por el contrario, en su concepto, bebe de Juan Belmonte. Apurando la técnica en la ejecución de las suertes a costa de reducir al mínimo esencial su repertorio que se compone de la verónica, la media, el natural y la estocada a volapié y que se pretenden de perfecta ejecución cualquiera que sean las condiciones del toro que tenga enfrente.


    Manolete. Su media verónica

    Esta combinación será explosiva y explica el revuelo que ocasionó su aparición en los ruedos. De hecho se llegó a decir que, con Manolete, se cumplía en cierto modo la profecía de Juan Belmonte:
    Llegará un día un torero que será capaz de torear a todos los toros

    Manolete. El natural (con la izquierda) era el pase base de sus faenas de muleta.

    Su toreo será, por todo ello, emocionante y hará escuela, llegando a nuestro días. No así su estética (su estilo) mucho menos presente. Pero su técnica y su concepto si que han perdurado.
    Vamos a analizar en la siguiente entrada (y esperemos que última de la serie) que es lo que queda del toreo de Manolete en nuestros días.


    Manolete aclamado. Acuarela de Roberto Domingo

  18. #218
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    Re: En defensa de los toros

    El toreo de Manolete (y VII) Lo que queda de su tauromaquia: Antoñete, Rincón, Aparicio y… José Tomás.



    Cerrado el análisis del toreo de Manolete, vamos a ver que es lo que queda del mismo en nuestros días que es mucho más de lo que, a priori, pudiera pensarse.

    De su concepto del toreo ya vimos la herencia que pudiera simbolizar y tiene hoy su máximo exponente en José Tomás. Me interesa más hablar de su legado técnico, que se resume en su toreo en redondo.
    Pero lo mejor es que –para entrar en ambiente- lo veamos primero torear a él. Y además en México, una de sus plazas preferidas con Sevilla y Madrid.


    Plaza del Toreo
    El toreo de Manolete.

    Nadie mejor que el propio Manuel para contarnos lo que pasó el día de su presentación en México. Le decía al Caballero Audaz sobre su debut en la plaza del Toreo:
    “Caí malo el día antes con una infección intestinal: ¡Una infección de espanto! llegué a la plaza con más de treinta y nueve grados de fiebre y angustiado por la idea de que en esta situación no podría hacer más que el ridículo (…)
    Yo no hacía más que pensar (…) en que me ayudara la Providencia (…).
    Porque aquel público que había pasado toda la noche anterior alrededor de la plaza para sacar las entradas y que entiende muy bien del buen toreo en cuanto saliera yo, que estaba hecho un pelele, ¡me iban a linchar!
    Manolete sale del hotel con fiebre y con su inseparable apoderado, Cámara (el que va delante con gafas oscuras)

    El ambiente en el paseíllo no estaba lógicamente a favor de Manolete:
    “Cuanto dimos el paseo, los sesenta mil espectadores que llenaban la plaza se dividieron para aclamar a sus toreros (…) y para mí ni una palma



    Paseíllo Manolete Silverio Solorzano

    Pero al acabar el paseo la cosa cambió, le hicieron saludar y además le habían dado una bebida de piramidón que debió hacerle efecto.
    “Me salió un toro grande, rebozao, con una cabeza muy bonita y muy aparatosa. Yo me fui a él con la capa y le di unos cuantos lances, que debieron resultar bien, porque la plaza se volcó: Aquel público rugía
    Efectivamente, en las imágenes se ve perfectamente como reacciona el público mexicano totalmente entregado al diestro de Córdoba. Merece la pena ver al público pegando –literalmente- saltos con cada lance del diestro de Córdoba.



    Salida toro alternativa y recibo de capote


    Silverio le dio la alternativa y…



    Alternativa

    “Ya cuando cogí la muleta y me fui al toro, se estableció entre el público y yo esa corriente eléctrica que nos da seguridad (…) Tuve mucha suerte hice una de mis mejores faenas, y ya el público y yo éramos amigos. ¡Ya nos queríamos! Arranqué clamores y vivas a España, y para mi interior yo estaba gritando ¡Viva México!”





    Toreo al natural




    Manoletinas


    “Me dieron la oreja… y tuve que dar más de cinco vueltas al ruedo entre aclamaciones delirantes y numerosos regalos que me tiraron”


    Vueltas al ruedo

    Si en su primer toro (el de su alternativa mexicana) había toreado muy bien, en su segundo (quinto de la tarde) salió a relucir su pundonor profesional arriesgando como solía hacer.
    “Después vino mi segundo toro, y al lancearlo muy apretado, justamente al tercer lance, me enganchó por la pierna, y por el dolor tan intenso que sentí creí que me había roto la femoral. En efecto, una cornada muy profunda y muy larga, en la cual pude quedarme. Lo que más agradezco a aquel público es que después de mi cogida no dejaron que volviera a tocar la música”



    Cogida y enfermería


    Permanencia de su toreo hasta nuestros días.

    Ya veíamos en una entrada anterior imágenes del toreo en redondo de Rafael Ortega, Julio Aparicio y Antonio Ordoñez (nada más y nada menos). Imágenes que demostraban como en los años 50 seguía plenamente vigente la técnica manoletista del toreo en redondo que seguían fielmente estos diestros.

    Vamos a ver ahora como torean “al modo de Manolete” tres diestros más cercanos en el tiempo. Son los años 80-90 y vemos a : Antonio Chenel “Antoñete” con Cantinero de Garzón, César Rincón con Bastonito de Baltasar Ibán y Julio Aparicio con Cañego.


    <span style="font-family: Arial">

    Antoñete-Cantinero


    <span style="font-family: Arial">


    Rincón-Bastonito

    <span style="font-family: Arial">

    Aparicio-Cañego


    Atención, porque lo curioso es que los tres (en esas faenas archicelebradas) torean en redondo como Manolete: cite con la muleta a la altura del cuerpo que está de perfil con los dos pies en paralelo para alargar la embestida y poderrematar atrás (lo que no se posible si se adelanta el pie de salida, salvo que se adopte postura de contorsionista). Eso sí, el compás va algo más abierto y la muleta más adelantada. El toro tiene hoy más volumen y tardea al embestir que el de los años 50.

    Las tandas elegidas lo son sobre la mano izquierda. Por tanto, la pierna fija es la derecha y la izquierda se desplaza hacia atrás después del pase (Aparicio lo hace ostensiblemente, igual que Rincón. Antoñete hace un movimiento raro de pies pero la posición final es la misma)

    Solo adelantan la pierna de salida (también ostensiblemente) en el primer pase. Pero cuidado, sin cargar la suerte. Al menos, sin cargarla como lo definía Domingo Ortega: Adelantando la pierna una vez se ha arrancado el toro, metiéndose en su camino.

    Eso no se ve en ninguna de los primeros pases de ninguna tanda. Ni la de Antoñete, ni la de Rincón, ni la de Aparicio. La pierna la adelantan los tres toreros, sólo en el primer pase pero ANTES de que se arranque el toro. Luego, se mueve hacia atrás sólo la pierna de salida en todos los pases.

    (Sobre este movimiento de los toreros entre cada pase de la tanda mi amigo Andrés de Miguel comentaba hace muy pocos días, en “Opinión y toros”, con ironía y gracia, que hace falta mucho entrenamiento para no caerse. Tiene mucha razón)

    Finalmente, rematamos la faena con José Tomás, el día de sus cuatro orejas en Madrid (5-06-2008), el más genial epígono del cordobés. También al estilo de Manuel Rodríguez “Manolete”.

    https://www.youtube.com/watch?v=nuw7FB4ay1Q.

    Jose Tomás Grabado por PESKE

    Esta grabación de Tomás es de un aficionado (PESKE). La altura de la localidad es muy oportuna para apreciar en toda su magnitud la técnica del diestro de Galapagar.

    Repetimos lo mismo de antes. La diferencia es que torea con la derecha (hacía mucho viento) pero la técnica es idéntica en lo que respecta al movimiento de piernas. Pierna adelantada en el primer pase y desplazamiento hacia atrás de la pierna de salida después de cada pase mientras la otra permanece fija. Sólo en el primer pase, la pierna de salida está adelantada pero antes de que se arranque el toro. El compás, como ya dije si va más abierto y la muleta se adelanta algo más en el cite (pero el cáncamo va a la altura del cuerpo del torero, ya que la muleta se presenta oblicua).

    La diferencia del toreo en redondo de José Tomás está en la forma de mover las muñecas, …pero esa es otra historia.

    (FIN de la SERIE)


  19. #219
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    Re: En defensa de los toros

    Uno de los aspectos más destacados de la fiesta de los toros es el valor del torero. Se aplaude y premia al valeroso que sabe además bien su oficio, mientras que al mediocre o al cobarde se le acaba la suerte. Pero, además del valor ¿qué otra faceta ha de tener el torero? porque sólo por valor no puede enfrentase al toro y salir vivo o indemne de los lances de la corrida. En mi opinión, que no es la de un aficionado a los toros, sólo puede deberse a dos razones, una, el respeto del torero hacia el animal, algo que no parecen entender los anti-taurinos y los animalistas, es decir, el reconocimiento de lo que es un toro bravo y dos, el conocimiento de la conducta (etología) del animal.

    Entiendo que esa es la única forma de no considerar a los toreros unos pirados, por mucho dinero que algunos -no todos-, puedan llegar a ganar gracias a su prestigio ganado con mucho esfuerzo. Y lo que se ve en el siguiente vídeo en el que no hay ni torero ni toro, es lo que me ha hecho reflexionar sobre esta cuestión. El hombre teme a muchos animales, pero parece que los animales temen mucho más a los hombres. El ser humano desposeído de cualquier arma es casi incapaz de afrontar ninguna especie peligrosa, sólo su inteligencia lo puede hacer. Recomiendo el vídeo al cien por cien, el protagonista en ningún momento pierde la cara de la fiera, en ningún momento le da la espalda y, por supuesto, ni se le pasa por la cabeza echar a correr. Atención, también, al "arma" que lleva el ¿loco, inconsciente, valiente ? en fin, no sé como calificarlo, porque creo que tiene un poco de todo, pero sobretodo es evidente que conoce muy bien la conducta del animal.


    https://www.youtube.com/watch?v=IoG7LMBwNio
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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    Re: En defensa de los toros

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    Este hilo se inició hace unos años con motivo de un artículo de Juan Manuel de Prada en el que asociaba la tauromaquia con el catolicismo. Partiendo de mi desacuerdo con él, ya que por más que he buscado en los Evangelios no he encontrado referencia alguno a los toros -ni siquiera al toro de Creta-, sino como todos sabemos -o deberíamos saber-, tratan fundamentalmente de un Mensaje de Salvación de Nuestro Señor Jesucristo y de cómo se ofreció a pasar por su Pasión y Muerte para lograrlo, todo dentro de los planes del Padre Eterno. Pues bien, a mi las aseveraciones del Sr. de Prada, siempre tan proclive al barroquismo en su estilo de expresión, no sólo me produjeron un rechazo inmediato en aquellas partes que así lo merecían, sino que me invitaron a revisar el tema del hilo. No he leído todas las aportaciones, sino aquellas que tratasen de esta cuestión concreta. Ya hace tiempo tuve que manifestar que con las entradas a las plazas no se vendía ninguna dosis de patriotismo español, sino que se puede ser perfectamente patriota sin tener ni la más mínima querencia a esta práctica, como se puede ser igualmente patriota sin necesidad de ir a la calle a gritar como un poseso cada vez que una selección española gana un mundial de algo o una medalla olímpica.

    Pero lo que si he podido comprobar, salvo que se me haya escapado alguna explicación, es que la posición Iglesia-tauromaquia en España y en Hispanismo.org sea muy poco conocida. Así que buscando por aquí y por allá, he acabado por encontrar un muy interesante y documentado artículo sobre ello, publicado a raíz de la prohibición de los toros en la Cataluña independentista, o sea, traidora y renegada. No sé si la exposición y documentación aportadas por el artículo son totalmente correctas o hay algunas inexactitudes, pero lo traigo aquí por parecerme suficientemente ilustrativo. Y a modo de colofón, el Sr. de Prada debería ser un poco más reflexivo y algo más respetuoso en sus juicios, porque los gustos ajenos -por ejemplo, los míos-, no tienen que ser como los suyos, y es que para pensamiento único ya tenemos a otros, demasiados, hay que concluir. Resulta curioso la comparación que se hicieron en los Concilios de Basilea y de Florencia relativa a los toros y los leones, algo que a modo de curiosidad expuse en mi anterior post, aunque destacando otros aspectos. En resumen, catolicismo y tauromaquia tienen en común más bien el hecho de que la mayoría de los toreros suelen ser devotos cristianos, pero fuera de esta condición, el resto todo es materia más que discutible.


    Las corridas de toros y la moral católica


    Algunos días después de la polémica prohibición de las corridas de toros votada por el Parlamento catalán, nuestro compañero Armando Rubén Puente, corresponsal de la agencia AICA, escribió el siguiente artículo:

    “Existe el mismo peligro exponerse a las astas de un toro que a las uñas o los dientes de un león”, sentenciaron los concilios de Basilea y de Florencia en el siglo XV. Detrás de esta reflexión estaban las páginas inflamadas escritas por los teólogos cristianos del siglo III y IV encabezados por San Agustín, censurando las fiestas paganas en el circo, del mismo modo que lo habían hecho Cicerón y Séneca.


    En los reinos de la España de los Reyes Católicos, las corridas de toros eran populares espectáculos celebrados en señalados días de fiesta, en los que se lanceaban toros, tarea reservada a los caballeros y , sólo en ciertos casos, a diestros jinetes dedicados a cuidar el ganado. En 1513 un teólogo escribió en Alcalá de Henares, mezclando razones sociales, religiosas y sentimentales : ”¡Cuantos peligros, muertos, heridos, males y escándalos nacen en esos juegos en que se atormentan y matan los toros con lanzas y garrochas , y lo que es mas grave hacerlo en fiestas en honor de santos”. Pero fue a mediados del siglo XVI cuando los Papas las condenaron.

    Los aficionados incurrían automáticamente en la pena de excomunión

    En 1567 , Pio VI decretó en la bula “De salutis gregis dominici” que quienes participaran o presenciaran las corridas de toros incurrían automáticamente ( “latae sententiae” ) en la pena de excomunión.

    Pocos años después, en 1575, ante la reacción de las autoridades en los reinos dependientes de la poderosa corona española – Castilla, Leon, Nápoles y Portugal – que interpretaron que el documento pontificio era un ataque a España y una muestra de la “incomprensión” hacia su “historia y su cultura”, Gregorio XIII moderó el riguroso decreto de su antecesor en el breve “Exponis nobis super”, excluyendo de la excomunión a los laicos que presenciaran el espectáculo, y reservando la sanción solo a los sacerdotes y religiosos.

    Ocho años mas tarde, el Papa Sixto V, volvió a poner en pleno vigor la bula de Pio V, haciéndose eco de las denuncias de obispos y teólogos españoles acerca de los abusos interpretativos con los que se aplicaba la bula de Gregorio XIII.

    En 1596 Clemente VIII en un nuevo documento, “Suspects numerus”, levantó todos los anatemas y censuras, reservándolas exclusivamente a los frailes de las órdenes mendicantes.

    Las contradicciones causaron la desorientación de los católicos

    Tantos documentos contradictorios originaron durante medio siglo un enorme revuelo, crearon un ambiente apasionado y causaron la desorientación entre los fieles católicos. En ese periodo Santo Tomás de Villanueva y San Juan de Ávila escribieron condenándolas por “el riesgo de muerte al que se exponen voluntariamente los caballeros que intervienen en ella y los peones que los ayudan” y “la crueldad inútil” y “brutalidad” con que se tratan a los animales. Son “restos de antiguas barbaries de siglos pasados, que siguen causando muchas muertes”. En 1590 un canónigo de la catedral de Toledo decía: “Es el mas peligroso de los espectáculos, donde mueren y se ve morir hombres y se cometen mas excesos y pecados”. Y sin embargo , “a pesar de las prohibiciones papales, se siguen corriendo los toros como antes”.

    Los moralistas que se oponían a las corridas empleaban un argumento que sus enemigos preferían ignorar : las corridas son motivo de “numerosos pecados porque a diferencia de los espectáculos teatrales, a los que asisten los hombres y las mujeres desde lugares perfectamente diferenciados – por lo general los hombres en la planta baja de los teatros y las mujeres en la superior – ,en las corridas estaban juntos en las plazas y cotos cerrados .

    Compartían estas opiniones eminentes juristas que consideraban las corridas “dañinas y criminales” y los miembros de las Cortes de Castilla reunidas en Valladolid, que en 1555 pidieron al rey “mandar que no se corran los toros”, solicitud reiterada en Madrid en 1567, cuando solicitaron que se aplicara en España el motu propio de Pio V por el que ”en las tierras de la Iglesia – los estados pontificios – no se consientan correr los toros bajo pena de pecado mortal” y en 1587 volvieron a recordárselo al monarca. Pero Felipe II, como sus sucesores de la dinastía de los Austria y luego de los Borbones, incluido el actual, don Juan Carlos I , fueron todos ellos aficionados a las corridas. No así sus esposas, recordemos por ejemplo a la inglesa Victoria Eugenia o la griega doña Sofía, que no han compartido las arraigadas aficiones taurinas de sus regios maridos.

    Se pueden distinguir tres grupos: críticos, defensores y eclécticos

    Las corridas de toros fueron motivo de una interminable polémica que ha durado mas de cuatro siglos- hasta hoy-, en la que han participado novelistas, poetas y autores de teatro, religiosos jesuitas, dominicos y franciscanos, sacerdotes, miembros de las Cortes de Castilla, jueces, ministros, periodistas y parlamentarios. Se pueden distinguir tres grupos : quienes las criticaban y condenaban, quienes las defendían y aquellos que adoptaban una actitud ecléctica.

    Durante el siglo XVI y XVII los teólogos, moralistas y legisladores de las Cortes se ocupan más de interpretar los documentos de los Papas que del fondo literal que ellos encierran y en los que todos los pontífices coinciden en condenar las corridas de toros. Y obsérvese que, no habiendo nunca anulado esa condena la mas alta autoridad de la Iglesia católica, hay que concluir que sigue por tanto en vigor.

    A fines del siglo XVI los franciscanos habían empezado a hacer distingos y matizar los documentos de los Papas. Era nada mas que el principio de lo que vendría mas tarde:

    No se pueden correr los toros en días laborables, pero ¿se puede los domingos y dias festivos? . Y en tal caso ¿las corridas deben celebrarse solo en cosos y plazas cerradas o tambien en los campos y otros lugares?. ¿Pueden verlos los sacerdotes? ¿Dónde, cómo y en que ocasiones?. ¿Y los religiosos?. ¿Incurren en excomunión los soldados de caballería? ¿Y los de infantería?

    Había minuciosos canónigos y curas, bachilleres y barberos capaces de ver un mosquito, e ignorar un elefante, y otros que se inflamaban de ira y gritaban : ¡Excomunión latae sententiae!, que implicaba además la prohibición de dar sepultura a los que murieran corriendo los toros.

    Los clérigos no pueden asistir a las corridas si se dan en días laborables , decían los primeros. Incurren en pecado pero no son por ello automáticamente excomulgados; es preciso que el obispo lo haga en cada caso y de forma expresa, puntualizaban los eclécticos. ¿Y qué pasa si ven correr los toros desde una “ventana secreta”?. Entonces no pecan, decían los “aperturistas”. No, la prohibición también les afecta, respondían otros recordando que así había sucedido con cuatro jesuitas extranjeros que en visita a Madrid fueron llevados a una habitación de la Plaza Mayor, desde donde tras los visillos, vieron la corrida, pero denunciados por alguien reprendidos por el general de la Compañía. ¿Incluye la prohibición a los que solo han recibido las órdenes menores, como por ejemplo los ostiarios?. ¿Se pueden correr los toros por las calles o el campo si llevan “las patas atadas con fuertes cuerdas”? Cuestiones de este tipo se discutían largamente.

    Estos puntos dan una idea de los subterfugios y evasivas, los detalles y minucias de los que se servían ciertos sacerdotes, religiosos y moralistas para obviar las disposiciones pontificias.

    La ley se acata pero no se cumple

    Los reyes y gobernantes y en general gran parte de los españoles, aplicaban para la prohibición de las corridas de toros la misma formula que para otras normas : “La ley se acata pero no se cumple”, decían entonces. No muy lejos de lo que siguen haciendo tantos españoles hoy : “Yo respeto la sentencia o el acuerdo adoptado , pero….”. Como si fuera posible legalmente no respetar, acatar y cumplir la sentencia de un tribunal, sea supremo o constitucional, local o internacional.

    A partir del siglo XVIII los defensores de las corridas empiezan a argumentar razones económicas: contribuyen a perfeccionar la doma de los caballos, al manejo y práctica de las lanzas a los integrantes de los cuerpos de Caballería, mejoran las razas los toros, expanden la ganadería y son fuentes de trabajo. Todavía hay personalidades importantes e ilustradas – el conde de Aranda, Jovellanos, Cadalso, – que se oponen a las corridas. El primero redacta un proyecto que eleva al rey Carlos IV diciéndole que “no hay ninguna razón particular para que subsistan las corridas y si muchas para su prohibición. Son espectáculos bárbaros, que distraen a los trabajadores y les hacen perder muchos días y horas laborables”. Aranda propuso que la ley de prohibición entrara en vigor en el plazo de cuatro años. Para entonces había perdido el cargo. Los Borbones siguieron siendo unos apasionados de las corridas, que a partir de Fernando VII se convirtieron en “fiesta nacional” con la entusiasta aprobación de aquel pueblo que lo seguía al grito de “viva las cadenas”. Su hija Isabel II , lo mismo que sus sucesores compartieron la afición de los toros y la amistad con toreros.

    A fines del siglo XVIII se reglamentó y organizó la fiesta y se permitió el toreo a pie, dejando de ser una diversión solo practicada por caballeros de las clases superiores. Paralelamente la Iglesia fue perdiendo su fuerza y prestigio.


    Moralistas católicos y motivos políticos

    En el siglo XIX la creación de las Sociedades Protectoras de Animales devolvieron fuerza y razones a los contrarios a las corridas y el asunto fue tratado en mas de una ocasión en el Parlamento pasó desde mediados del siglo .

    En América la independencia y nacimiento de las nuevas repúblicas fue acompañado de la prohibición de las corridas en aquellas naciones donde la implantación del poder colonial y virreinal español había sido menor, pero sigue siendo un espectáculo que llena las plazas en Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela y México. En Europa, aparte de la tradición taurina en Portugal y España, en Francia son muchos los que se apasionan cada vez por las corridas y en los últimos tiempos se han abierto nuevas plazas.

    El reciente acuerdo del parlamento de Cataluña prohibiendo las corridas no obedece a las razones que movieron durante siglos a los moralistas católicos y los Papas, sino a motivos políticos: el diferenciarse como nación de España. Una corriente que encuentra eco en los sectores independentistas gallegos y baleares.

    Las corridas de toros y la moral católica | ACPE Asociación de Corresponsales de Prensa Extranjera
    Última edición por Valmadian; 17/09/2019 a las 02:50
    ALACRAN dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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