Cuba está prácticamente en bancarrota. Los cubanos tienen que recurrir al robo, la corrupción y triquiñuelas para sobrevivir. No hay crecimiento económico ni libertad individual. Esto inhibe el desarrollo tecnológico. Ahora más que nunca, Cuba depende de la ayuda exterior. Después de la Unión Soviética ahora le ha llegado el turno a Venezuela de proveer dicha ayuda. Y no nos olvidemos de los familiares de los cubanos que residen fuera de la isla que siguen enviando dólares a sus familias que quedaron atrás.
Obviamente, el verdadero perdedor en todo esto es el pueblo cubano cubano que han olvidado cómo ganarse la vida honradamente y a los que se les ha negado toda esperanza de un futuro mejor.
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