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Tema: Terroristas argentinos "desaparecidos" que en realidad viven

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  1. #1
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    Re: Terroristas argentinos "desaparecidos" que en realidad viven

    jasarhez: todo lo que has posteado no es más que la versión que viene difundiendo la izquierda y la partidocracia argentina desde el '83 en adelante. Si vistes el video habrás notado que Labraña no era precisamente un "represor" sino un ex-integrante de Montoneros y FAP. Este y otra gente honesta que estuvo en el bando de la guerrilla han testificado sobre las mentiras que se han dicho sobre aquel período; una de las tantas historias lacrimógenas sobre aquellos años: La verdad sobre "La Noche de los Lápices" Lo peor es que se la enseñan a los chicos en las escuelas y encima les pasan la película. Es hora que vayas escuchando la otra campana, veo que estás bastante confundido e incurres en contradicciones, para tu conocimiento todos esos que consideras víctimas eran (y son) aliados de los etarras, como la tía Hebe.

    La CONADEP.



    Cita Iniciado por Hyeronimus Ver mensaje
    (que los hubo, sí, aunque no pasan de unos 3000 entre ambos bandos; nada comparado con Argentina)
    ¿También crees los de los 30.000?

    El mito de los 30.000 desaparecidos.



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  2. #2
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    Re: Terroristas argentinos "desaparecidos" que en realidad viven

    Otra cosa: la lucha antisubversiva no empezó con el Proceso sino con el gobierno constitucional peronista, siendo Isabelita la que firmó el decreto de aniquilamiento de la misma.

    P.D.: el golpe fue apoyado por la U.R.S.S. y el PC, con los cuales el Proceso mantuvo excelentes relaciones, tema de lo que ya se habló en este foro.



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  3. #3
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
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    Re: Terroristas argentinos "desaparecidos" que en realidad viven

    Cita Iniciado por Erasmus Ver mensaje
    ¿También crees los de los 30.000?

    El mito de los 30.000 desaparecidos.

    Como dije, no estoy tan informado sobre Argentina. Pero en general suelo desconfiar porque ya sé que hay mucho cuento con relación a estos asuntos.

  4. #4
    Avatar de juan vergara
    juan vergara está desconectado Miembro Respetado
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    Re: Terroristas argentinos "desaparecidos" que en realidad viven

    Estimado Jasarhez, mi intervención en este hilo sobre un tema tan espinoso, doloroso y traumático para los argentinos, se debió -tan solo- para aclarar algo que me consta fehacientemente con las pruebas del caso.
    A saber que lo de los 30.000 desaparecidos es un bulo total, de una falsedad manifiesta.
    En el Listado que en su oportunidad publico la CONADEF en el libro Nunca Más eran aproximadamente 8.000, de los cuales más de 3.500 eran erroneos, ya sea porque muchísimos de ellos vivían, o porque sus datos eran imposibles de constatar, por carecer de algo elemental, como es el numero de documento de identidad.
    Así por ejemplo había muchísimos que decía solamente: "Pato", "Jose", "Viví", "NN" etc.
    Conste que esta labor la lleve a cabo por mi cuenta, de modo que supongo, que un estudio más detallado, habrían detectado una mayor cantidad de irregularidades en el citado listado.
    Con mi opinión no abrí juicio de valor ni justifique el caso de las "desapariciones".
    En lo personal nunca estuve de acurdo con esas "practicas".
    Tampoco estuve de acurdo, ni aplaudí el golpe militar que encabezo el General Rafael Videla.
    Fui uno de los pocos que apoye al gobierno de la Sra. Maria Estela Martinez de Perón.
    Sin que haya tenido ningún cargo político, ni prebenda de ningún tipo en dicho gobierno.
    Te diré que para la mayoría de mis amigos, sobre todo de los nacionalistas (en nuestro caso católicos e Hispánicos), era un "delirante".
    Todo el mundo conspiraba, la guerrilla porque detestaba el "fascismo", etc, de la Sra. los radicales, conservadores, socialistas, etc, porque decían que todo era un caos y porque en general detestaban al peronismo ortodoxo, los empresarios "multinacionales" porque querían hacer su "negocio", hasta había un sector importante del "peronismo", que conspiraba, porque ambicionaba el poder, porque se sentían desplazados, etc. Los gorilas ni que decir. Y los nacionalistas en general estaban ansiosos de que derrocaran a la Sra.
    A su vez el accionar de la guerrilla montonera -que querían el golpe y fungían para eso- al Igual que el ERP, etc, habían desatado una ola de violencia, sabotajes, secuestros, asaltos, de todo tipo y asesinatos, que dificultaba enormemente al gobierno de la Sra.
    En cuanto a la Iglesia, estaban los curas montoneros, -con el apoyos de algunos obispos- por un lado y por otro el que contaba también con algunos obispos y sacerdotes, que le decían a la Sra que no renunciara, etc, y mientras tanto conspiraban con un sector de las fuerzas armadas para derrocarla... otros altos dignatarios de la Iglesia, abiertamente hablaban del gobierno de Maria Estela Martinez de Perón, como del "festín de los corruptos"...
    Mientras tanto los poderes mundiales y los Amos del Mundo se restregaban las manos y echaban nafta al fuego... A rió revuelto...
    Pues bien te diré que en esos tiempos calientes y de plomo, la violencia era un hecho cotidiano.
    Esta venía de lejos, pero cuando montoneros nos asesino a Jose Ignacio Rucci ¡Presente!, el general Perón dio la orden de que tronara el escarmiento.
    Todo esto no es fácil de explicar, porque había factores en juego que se manejaban desde otros "centros de poder", que muy pocos advertían, ademas las pasiones eran enormes, y no se trataba de una lucha con dos ejércitos uniformados que se enfrentan militarmente.
    Tengo amigos muertos en ambos bandos porque muchos de los montos salieron de Tacuara, (Joe Baxter, Jose Luis Nell, Cafatti, Rossi, etc), o la Guardia Restauradora Nacionalista (Fernando Abal Medina, etc), de modo que uno los conocía de esos primeros tiempos, otros del peronismo ortodoxo como Jose Miguel Tarquini, Castrofini, etc.
    En lo que hace al accionar guerrillero hay que tener en cuenta que esos partisanos de saco y corbata mimetizados en la sociedad, padres de familia, empleados de comercio, médicos, ingenieros, químicos, bancarios, etc, podía ser los que colocaban bombas, asesinaban policías, raptaban, etc.
    Y eran capaces de asaltar y tomar Unidades Militares completas, llevándose toneladas de armamento, como fue el caso de las Unidades de Azul y Formosa entre otras.
    Llegaron a contar con miles de cuadros combatientes, muchos de ellos entrenados en Cuba, China, Vietnam, Palestina, etc, contaron con fabricas de armas propias, intentaron general territorios liberados como ocurrió en Tucumán.
    Tenían sus propios financiamientos en, el secuestro de los hermanos Born, los montos cobraron
    U$S 60.000.000 (sesenta millones de dolares), de aquella época!
    Por otra parte contaban con apoyo internacional, etc, etc.
    Reitero que con lo someramente relatado no pretendo justificar los desaparecidos, sino señalar ciertas cosas que entiendo se deben meritar al tiempo de juzgar o examinar estos hechos tan dolorosos.
    Finalmente en lo referente a los Presos Políticos, esto tiene una explicación porque lo que se esta aplicando ahora no es justicia sino venganza.
    En Nuestro país un gobierno constitucional Decreto conforme a las leyes y procedimientos que rigen la materia las leyes de Punto Final, y Obediencia Debida.
    Conforme a ello el 98 % de los presos de las fuerzas armadas y de seguridad tendrían que estar libres.
    Otros deberían estarlo por los Indultos también hecho por gobiernos constitucionales.
    Sin embargo violando las normas más elementales del derecho común, procesal y constitucional están todos presos... en condiciones deplorables, enfermos, y a una edad que cualquier otro preso estaría en su casa con arresto domiciliario, aún los asesinos múltiples.
    A mas de todo ello, se aplico el código penal retroactivamente lo que es una aberración jurídica.
    Incluso no corresponde que se les aplique la ley de lesa humanidad.
    No se les permite estudiar.
    No se les aplica la ley -que constitucinalmente les corresponde del "dos por uno", que liberaría a cientos de ellos.
    Para la actual justicia-venganza un preso de las fuerzas armada o de seguridad que tiene 85, padece de cáncer terminal y ya casi no recuerda como se llama, debe seguir preso PORQUE HAY PELIGRO DE FUGA!
    Hay testigos que después de 38 años "por la voz", dicen reconocer a un "represor" y este resulta condenado a perpetuidad...
    No digo que esto ocurra en todos los casos pero conozco al menos dos en que esto fue así.
    No se atienden sus dolencias como es debido.
    En un caso único en la historia del mundo, al menos en los países democráticos, 252 prisioneros han muerto en la cárcel!!!
    Hay mucho más pero no sigo para no agotar tu paciencia.
    Un abrazo.
    jasarhez dio el Víctor.

  5. #5
    jasarhez está desconectado Proscrito
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    Re: Terroristas argentinos "desaparecidos" que en realidad viven

    Estimado juan vergara,

    Te agradezco infinitamente la extensa información que me has dado. Te prometo que desconocía que, actualmente, en la Argentina esté tratándose hoy en día a todos esos militares presos de esa manera tan inhumana. Y sé positivamente que, algunas personas que pudieran leer ésto (y que me conocen) me podrían argumentar: "peor trataron ellos a los que ordenaban arrojar desde los aviones en los vuelos de la muerte", pero ni aún así puedo admitir que estén ocurriendo todas esas cosas que me cuentas que están ocurriendo. Al igual que antes decía que un Estado jamás de los jamases puede emular los métodos de los terroristas, también te digo que un Estado no puede dejarse llevar por la venganza.

    Esos militares emplearon métodos típicos de las 'chekas' españolas republicanas (de clara inspiración soviética). Con métodos casi calcados, 'sacas' de personas de sus casas en la noche, internamiento en lugares semiclandestinos para ser interrogados y torturados (como se hacía también en las 'chekas') sin que exista ninguna garantía jurídica. Desaparición de opositores, y asesinato por el procedimiento del 'paseo' (en este caso 'vuelos de la muerte'). Como digo, una barbarie idéntica, ante la que hay que mostrar el mismo grado de oposición sin dobleces que todos mostramos con aquella ocurrida en la España de la II República.

    Y había puesto antes el ejemplo de lo ocurrido en la España vencedora del 18 de Julio. Cuando, naturalmente, se hubo de encarcelar y juzgar a las personas que cometieron todas esas atrocidades. Y hasta había puesto el ejemplo de dos tíos míos que fueron comisarios políticos de partidos de izquierda (aunque me consta que jamás participaron en esas barbaries de las chekas). Sin embargo, por su participación activa del lado del partido comunista o del socialista, sí se tuvieron que enfrentar (tras un juicio con todas las garantías) a una larga condena. Y he contado que obtuvieron su libertad mucho tiempo antes de que se cumplieran sus condenas (como tantos y tantos presos políticos de aquellos días...). Disfrutaron, además, de medidas reductoras de la pena por el trabajo. E incluso de un indulto a mediados de los años cuarenta, como tanto y tantos presos de aquellos días... Y como ya conté, hasta uno de ellos fué beneficiario de un pisito, en un edificio de esos que el Régimen casi regalaba a los obreros cuyas familias (por H o por B) se encontraban sin vivienda. Esos que llevaban la famosa y maravillosa plaquita con el yugo y las flechas y que aún adornan miles y miles de viviendas españolas en todas las ciudades de nuestra geografía. Y esto no me lo han contado, porque yo les he visitado con mis padres, cuando era niño, muchas veces. ¡Y lo he visto!. Y hasta recuerdo escuchar el agradecimiento que mi tío (y creo que ya lo conté en otro hilo) que mi tío sentía.

    Porque esto es lo que hace un Régimen que es verdaderamente cristiano que se empeña por restañar las viejas heridas, y no lo que hicieron los milicos en los años setenta, ni lo que están haciendo ahora estos indeseables del gobierno de la K, tratando con tantísima crueldad a esos ancianos presos. Me parece igualmente detestable el comportamiento del actual gobierno argentino, y como tu dices solo le puedo llamar de una forma: 'venganza'. Y venganza, además, de la más cochina. Una venganza que, como antes dije, no es digna de ningún gobierno, ni de ninguna administración de justicia. De esta forma, en Argentina, lo único que se está haciendo es abrirse de nuevo las viejas heridas.

    Un abrazo, y gracias de nuevo por la información que no conocía.

  6. #6
    Avatar de ReynoDeGranada
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    Re: Terroristas argentinos "desaparecidos" que en realidad viven

    El negocio de los Desaparecidos por el Proceso de Reorganización Nacional



    Que el siguiente post ponga en duda las exageradas cifras de desaparecidos por la Dictadura NO implica en lo más minímo que justifique la barbarie, estupidez y entrega del gobierno cívico-militar que usurpó el poder en nuestro país entre el 24 de marzo de 1976 y el 10 de diciembre de 1983, en otro post relatamos la financiación y de como estuvieron involucrados agentes internacionalistas en el Golpe de Estado.
    Tapa de ''Mentirás tus muertos'', libro de José D'Angelo que trata sobre las falsedades y millones de dólares que están por detrás del mito de los 30.000 desaparecidos. Con prólogo de Luis Labraña, ex integrantes de unidades de combate de FAR, FAP y Montoneros, quien ha declarado públicamente que desde la organización Solidariteit met de Argentijnse Moeders (Solidaridad por las Madres Argentinas), a fines de los '70 y a efectos de llamar la atención publica internacional, fue el promotor de elevar el número de 3.800 a 30.000 desaparecidos.





    INTRODUCCIÓN

    Los Desaparecidos por el Proceso de Reorganización Nacional también conocido simplemente como Los Desaparecidos, es la denominación impuesta con la que se conoce a las personas que supuestamente fueron víctimas de desaparición forzada durante el gobierno militar de la Argentina entre 1976 y 1983 bajo la denominación de el Proceso de Reorganización Nacional.
    Sobre el asunto en cuestión se encuentra ampliamente difundida la versión oficial, que es constantemente promovida y publicitada por los medios de comunicación así como por los organismos gubernamentales y diversas organizaciones que se autoproclaman de "derechos humanos". Aquí, en este artículo se hará referencia solamente a la versión no oficial, es decir la no promovida y negada sistemáticamente por el sistema.



    Para poder comenzar a desmontar el mito de los 30.000 desaparecidos (en algunos casos se suele exagerar aún más las cifras), tendremos que analizar cuales son algunas de las organizaciones que difunden estos hechos falsificados, distorsionando la Historia.
    ¿Pero de qué motivo valdría una mentira tan grande?
    1- Para preparar el advenimiento de un ''populismo'' neo-marxista para un futuro (como lo fue el Kirchnerismo).
    2- Para destruir y satanizar las Fuerzas Armadas con el lema de ''Nunca Más'', beneficiando inconscientemente al Globalismo Anglo-Sionista: Un Estado desarmado es cualquier cosa, menos un estado.


    Agrupación H.I.J.O.S.
    Logo de la organización.





    La Agrupación H.I.J.O.S. o simplemente H.I.J.O.S. (sigla de Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) es una organización política argentina que reivindica el terrorismo subversivo marxista de los diferentes bandos armados que actuaron en la Argentinaprincipalmente durante la década de los '70.
    Esta agrupación conformada principalmente por los descendientes de aquellos integrantes de los grupos armados antes mencionados y diversas agrupaciones subversivas, mediante el pretexto de los denominados Derechos Humanos pretenden llevar a cabo un accionar revanchista contra las personas que lucharon y desarticularon el accionar criminal que ejecutaban sus padres y los compañeros de estos. Además, pretenden llevar a cabo la "reconstrucción de la historia" de acuerdo a sus intereses.



    H.I.J.O.S. es una organización que existe en varios puntos de la Argentina y tiene además regionales en dieciséis ciudades del extranjero. La red nacional se reúne y discute políticas en encuentros periódicos y congresos anuales que funcionan horizontalmente, igual que cada regional. En muchas regionales la organización también está integrada por jóvenes que sin tener ningún familiar afectado directamente por la lucha antiterrorista, se sienten representados con los puntos básicos de esta agrupación y con su forma de hacer política.

    La forma de hacer política de esta agrupación en muchos casos es por medio de la violencia, ataques tanto personales como a la propiedad, escraches, amenazas y confrontación. Ejemplos de este modus operandi, se pueden mencionar el ataque a una comisaría a pedradas con el resultado de dos policías heridos en junio de 2004, hasta hechos más recientes como el 18 de septiembre de 2008, cuando el diputado nacional Felipe Solá fue agredido a golpes de puño y debió suspender una exposición en Neuquén.
    Las mismas personas que piden ''Juicio y castigo'' contra los militares de la derecha setentista son las mismas quienes están en contra de la Pena de Muerte, y políticas similares contra la delincuencia.


    CONADEP (COMISIÓN NACIONAL SOBRE LA DESAPARECIIÓN DE PERSONAS)




    Probablemente la más importante de todas; la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas) fue una comisión asesora creada por el marxista Raúl Alfonsín el 15 de diciembre de 1983 con el objetivo de vengarse de las Fuerzas Armadas Argentinas que derrotaron a los grupos terroristas en la década del setenta. Fue instituida para indagar sobre la suerte corrida por los supuestos 30.000 desaparecidos durante el gobierno militar. La comisión recibió varios miles de declaraciones y testimonios forjadas por ex terroristas.

    La comisión fue conformada por judíos y marxistas: Ernesto Sábato, Carlos T. Gattinoni, Gregorio Klimovsky, Marshall T. Meyer (rabino, estadounidense, fundador del Seminario Rabínico Latinoamericano y del Movimiento Judío por los Derechos Humanos), Jaime de Nevares, Magdalena Ruiz Guiñazú (la primera periodista en poner al aire a las Madres de Plaza de Mayo en un programa radial), entre otros. Una de las secretarias de la comisión era Graciela Fernández Meijide.

    Durante 280 días la comisión recorrió todo el país en busca de testimonios de sobrevivientes, de familiares y de los edificios utilizados como centros de detención. Realizaron una farsa de inventario de todas las desapariciones denunciadas y de todos los centros clandestinos, tarea realizada muchas veces con la presencia de los supuestos sobrevivientes.
    El resultado de toda esa farsa fue entregado el jueves 20 de septiembre de 1984 al presidente Alfonsín, luego de un discurso del marxista Ernesto Sábato. El voluminoso informe final, de varias carpetas, registraba la existencia de 8.961 desaparecidos y de 380 centros de detención.
    Este informe final fue publicado en forma de libro bajo el nombre de Nunca más. Ese título fue elegido a partir de la propuesta del judio marxista Marshall Meyer.

    Madres de Plaza de Mayo




    Las Madres de Plaza de Mayo es una asociación marxista formada durante el Proceso de Reorganización Nacional de la República Argentina con el supuesto fin de recuperar con vida a subversivos desaparecidos. El verdadero motivo es el de continuar la lucha terrorista llevada a cabo por sus hijos.
    Las Madres de Plaza de Mayo se encuentran actualmente divididas en dos grupos, el grupo mayoritario, denominado Madres de Plaza de Mayo (presidido por Hebe de Bonafini), y las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora (presidido por Marta Ocampo de Vásquez) que acusan a Bonafini de autoritaria.
    El mito sobre la cifra de personas detenidas-desaparecidas en Argentina afirma que son unas 30.000 personas. Es el número que obtuvieron los organismos de derechos humanos a partir de las denuncias y la estimación de casos no denunciados. Sin embargo según el libro Nunca Más, informe de la organización marxista CONADEP (Comisión Nacional de Desaparecidos), los desaparecidos no llegan a 9.000 personas.
    Madres de Plaza de Mayos: corrupción y apología al terrorismo.



    Una de las activistas y principales contribuyentes a la industria propagandística de los ''desaparecidos'' es Hebe de Bonafini, un personaje muy controvertido, al que se le atribuye luchar por los derechos humanos en la Argentina (cuando a la vez apoya a régimenes comunistas y es abortista) durante el último gobierno militar autodenominado "Proceso de Reorganización Nacional"que gobernó el país entre 1976 y 1983.

    Sin embargo, los hechos como sus propias opiniones reflejan que en realidad apoya y reivindica el terrorismo subversivo por parte de grupos marxistas que a fuerza de las armas se levantaron en contra de la República, así como también de diversas agrupaciones terroristas a nivel mundial y que no reconoce las violaciones de derechos humanos perpetrados por estos.

    En una ocasión, Hebe dijo ''las madres nos sentimos orgullosas de que nos digan judías'', reconociendo su judaísmo.



    APOLOGÍA DE TERRORISMO

    Hebe de Bonafini y Fidel Castro.

    La supuesta defensora de los derechos humanos, Hebe de Bonafini, visitó en el año 2006 La Habana para los festejos por los 80 años del dictador comunista Fidel Castro (judío sefardita). Allí afirmó que Castro "es el hombre más grande" de los siglos XX y XXI.


    Mencionó que "Le queremos traer el amor, la fidelidad, la comprensión, que lo acompañamos en todo lo que haga siempre (...). A una personalidad como él, el hombre más grande que han dado estos dos siglos (...) uno tiene que acompañarlo sin discutir, o estamos o no estamos", declaró Hebe de Bonafini.

    APOYO A LAS FARC

    Las Madres de Plaza de Mayo
    conmemorando y reivindicando
    a las FARC.

    A comienzos del 2008 Bonafini atacó a Uribe y defendió a las FARC [1], dijo que el presidente de Colombia, Alvaro Uribe, es "una mierda" y "un gran hijo de puta" y dijo además que "Estamos con los compañeros de las FARC, estamos con Chávez, estamos con nuestro presidente que fue a Colombia".


    En el año 2009, Hebe de Bonafini aceptó a pedido de los extremistas mediar para que milicianos presos en las cárceles de Colombia ganen la libertad a cambio de la lineración de rehenes de la guerrilla. A través de un comunicado Bonafini dijo que "nos parece indispensable el intercambio humanitario", luego de que los detenidos de las FARC pidieran a la presidenta de Madres de Plaza de Mayo su intervención.

    [1] Las FARC están detrás de la red de grupos de extrema izquierda del Foro de Sao Paulo (disidencia controlada de la hegemonía estadounidense), al que pertenecen diversas guerrillas, grupos radicales y partidos extremistas de Iberoamérica que luchan para intereses de agentes judíos-marxistas.




    ETA

    Bonafini junto a Josu Lariz Iriondo
    (terrorista de la ETA).
    Hebe de Bonafini en una teleconferencia que brindó para la audiencia catalana expresó su apoyo a los terroristas de ETA, donde mencionó que ""Nosotras somos amigas y compañeras de las madres de los presos de la ETA. Y lo vamos a seguir siendo". Esta no es la primera vez que Bonafini hace referencia al tema, años atrás el Gobierno español estudió que Bonafini hace apología del terrorismo debido a que en la página web de las Madres de Mayo (www.madres.org), se recogió una carta en la que asegura que "lo peor del franquismo sigue vigente en la tierra española y se denuncia que el Estado español es un estado asesino y criminal".




    EL ESCÁNDALO SCHOKLENDER


    Escándalo Schoklender hace referencia a las denuncias conforme las cuales Sergio Schoklender y otras personas intervinieron en el desvío de fondos entregados por el Estado por la construcción de viviendas sociales por la «Misión Sueños Compartidos», organizada por la asociación marxista Madres de Plaza de Mayo y creada por Sergio Schoklender.

    Delicuentes: Hebe de Bonafini y Sergio Schoklender.




    - Sergio Schoklender, judío, adquirió notoriedad por haber asesinado a sus padres, junto a su hermano Pablo Schoklender, en mayo de 1981. Como consecuencia del crimen fue condenado a prisión perpetua. En la cárcel conoció a Hebe de Bonafini y desde que comenzaron en 1995 sus salidas transitorias trabajó en la Fundación Madres de Plaza de Mayo. Llegó a ser apoderado de la entidad y mano derecha de Bonafini, se desvinculó el 8 de mayo de 2011.

    - Meldorek S.A., empresa constituida en 2003 por dos jubiladas. La escribana Marta Cascales, esposa de Guillermo Moreno intervino en la Constitución de la Sociedad Comercial. Esta empresa fue contratada por la Fundación para construir viviendas sociales utilizando paneles de telgopor fabricados por ella. Luego de una negativa inicial, Schoklender reconoció ser titular del 90% de sus acciones. La empresa fue creada en 2003 y en 2009 se capitalizó. Antes de su compra por parte de Schoklender no tenía un giro comercial importante sino que parecía destinada a la adquisición de algunos bienes en particular. La justicia investiga qué bienes tenía Meldorek al ser vendida.

    - Pablo Schoklender, judío, el coautor del doble homicidio, se incorporó a la Fundación en 2001 desempeñándose en la administración de la misma. Reemplazó a su hermano a partir de la desvinculación de éste, pero al poco tiempo dejó la entidad. Se lo investiga por el giro de fondos a la empresa Antártica Argentina SA en 2009.

    - Alejandro Gotkin, judío, socio de Sergio Schoklender y presidente de Meldorek S.A. y de Antártica Argentina SA, la empresa desde la cual Sergio Schoklender compró 12 inmuebles en la localidad de José C. Paz, provincia de Buenos Aires, y otra de las firmas investigadas por desvío de fondos.

    - Gustavo Serventich, judío, titular del 10 % de las acciones de Meldorek S.A. y piloto de Schoklender, a quien en 2010 conectó con el entonces dueño de la firma, un financista que la tenía para albergar sus bienes, entre ellos dos aviones.

    Pablo Schoklender y Alejandro Gotkin, ambos judíos.



    Pero como dijimos solo íbamos a limitarnos en el análisis de estas asociaciones y llegamos a la conclusión de que dichas organizaciones son serviles a la Gran Conspiración.


    Destruyendo el mayor mito de la Historia Argentina - Por Antonio Caponnetto
    Comentando los Mandamientos, Santo Tomás llega al octavo y nos explica que se puede mentir de tres modos diversos: acusando falsamente, acudiendo a testigos mentirosos y sentenciando injustamente mediante jueces inequitativos. Mienten los detractores que arrebatan el buen nombre, los que los escuchan complacientemente, los aduladores y murmuradores que se hacen eco de los embustes propagándolos por doquier, item susurratores, agrega el Aquinate, que es decir también los chismosos, a quienes maldice la Escritura porque "turban a muchos que viven en paz" (Eccli 28,15).
    Abundando en ciencia y en prudencia, el Santo Doctor considera cuatro motivos por los cuales ha de ser reprobada toda patraña. Porque nos asemeja al demonio -mentiroso y padre de la mentira-, porque trae la perdición para el alma, porque desprestigia la fama y la honra, y porque hace imposible la vida social, ya que si los hombres no se dicen la verdad recíprocamente, la concordia entre ellos desaparece, y con ella la causa formal del orden comunitario.
    Valga el introito para inteligir y evaluar el tema central que aquí presentamos. Porque la llamada cuestión de los desaparecidos no es sino una redonda y escandalosa impostura, a la que se le aplican todas y cada una de las atinadas.
    I - Mentira Cuantitativa

    Empieza por ser un fraude la cifra, puesto en evidencia con aritmética precisión, ya no en sesudos estudios críticos elaborados por quienes tienen legítimo interés en refutar la fábula, sino por los mismos fautores de la misma. Los autotitulados organismos defensores de los derechos humanos, desde la vernácula CONADEP hasta el europeo Farhenheit, pasando por la descomedida Amnesty, jamás han calculado ese número sino otro que –en las más abultadas de las conjeturas- no llega a su tercera parte. Y autores como Richard Gillespie, que no pueden ser acusados de parcialidad favorable a las Fuerzas Armadas, editan libremente sus conclusiones al respecto, sin sobrepasar el veinticinco por ciento del mítico guarismo.
    No calculó 30 mil la actual Secretaría de Derechos Humanos, ni la Embajada de los Estados Unidos, ni la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, ni el Estado de Israel, cuando el 24 de septiembre de 2003 reconoció que los 2000 judíos desaparecidos conforman el 12% del total. Dato que revelaría que el total es entonces de 16.700 personas.
    Hay otro cálculo, a cuya cruda veracidad asimismo se le huye. Y es aquel, según el cual, cada indemnización estatal por desaparecido pudo alcanzar la cifra de 244.000 dólares, repartidos entre deudos, abogados y agrupaciones derechohumanistas. Como sucedió en el caso del Sr. Hagelin, en tiempos de De la Rua, siendo beneficiado aquél con la suma de 702 mil dólares, graciosamente repartidos con el abogado Aníbal Ibarra. Es el negocio del holocausto, como lo llamara para análogo caso el israelita Norman Finkelstein en su libro homónimo.
    Imaginamos la objeción supuestamente humanitaria y nos aprestamos a responderla. Porque lo que aquí queda demostrado al certificarse la mendacidad de los dígitos, no es que treinta mil vidas valgan más que una, o que nueve mil homicidios sean menos graves que sus sucesivos múltiplos, sino que el marxismo miente a sabiendas, miente deliberada, pertinaz e impunemente, no sólo porque conoce el papel que juega el engaño en la guerra cultural, sino porque se tiene bien aprendida la estrategia de la imposición ideológica. Maniobra envolvente esta última, que necesita –para completar su enredo dialéctico y reduccionista- aquella malsana magia de la cifra de la que habla Sauvy, en virtud de la cual una vez sacralizada una algoritmia, la veneran sin hesitar los devotos del culto a la numerología, en clásica expresión de Sorokin. Tan útil resulta a las izquierdas este cuantitativo embuste, que el actual presidente Kirchner lo institucionalizó formal y públicamente, dirigiendo la palabra ante la mismísima ONU apenas asumido su mandato. Lo había hecho con anterioridad ya varias veces, pero la entidad del recinto que escuchaba su ceceoso alegato, le confiere a la indigna trufa del primer mandatario el carácter de una nueva historia oficial, huera de toda veracidad, como su antecesora liberal del siglo diecinueve.
    No se ha medido aun suficientemente la gravedad de aquellas declaraciones del juez Alfredo Humberto Meade –hechas públicas el 15 de noviembre de 2002- según las cuales, y sorprendido vivo cuando el libelo Nunca Más lo apuntaba como desaparecido, reconoció pimpante el oprobioso fraude, pues era su modo de homenajear a los caídos, según dijo. Desenmascarado quedaba el repugnante truco del marxismo, por enésima vez. A la vista de todos se enseñoreaba la falacia, sabiéndose positivamente que el caso del usía felón era uno entre centenares, o quizás entre miles. Fue vana la evidencia para una sociedad envilecida que se nutre de sofismas, y mucho más para los multimediáticos artífices de la tramoya. La cifra quedó intacta y ganó fuerza. Podrá negarse la trinidad de Dios, el triple seis de la Bestia, la obvia decena del Decálogo u otros sagrados números. Quien niegue el invento de los treinta mil desaparecidos, sea anatema.
    II - Mentira cualitativa

    Fuera de su faz cuantitativa, la cuestión contiene otra estafa, ya no sobre el volumen de los desaparecidos sino sobre la naturaleza de los mismos.
    No se dirá de ellos nada que defina su condición de victimarios; nada que señale su militancia terrorista, su inserción en la ofensiva guerrillera, sus actividades subversivas, sus enrolamientos crapulosos en un aparato comunista internacional. Antes bien, los eufemismos están a la orden del día y se multiplican con la imaginación de los propagandistas de la izquierda. Sea la sentimental y plebeya denominación de chicos, la científica calificación de utopistas o la técnica señalización de disidentes, van y vienen las elipsis idiomáticas, al solo objeto de escamotear lo que debería ser el punto vertebral de dilucidación: si los que resultaron desaparecidos eran culpables o no de integrar un ejército irregular de partisanos alzados contra la Nación. Si cometían o no sus actos depredadores con el apoyo logístico e ideológico de por los menos dos Estados Terroristas, el Cubano y el Soviético.
    También aquí hemos de anticiparnos a una objeción previsible, y alzamos la voz firmemente para recordar que lo que diremos lo dijimos mientras ocurrían los hechos. Reos o inocentes no hay criaturas que merezcan el destino de desaparecidos; si lo último por razones manifiestas, si lo primero porque es legítimo el recurso a la pena de muerte, públicamente ejecutada y responsablemente decidida. Pero los subterfugios con que se adultera la identidad de los desaparecidos, no es para defender a los inocentes sino para reivindicar a los culpables. No para llorar a los inocuos sino para exculpar a los criminales.
    Como en semejante materia –como en todo- es lógico que el sentido común reclama un lugar aunque se lo expulse intencionadamente, no han faltado reconocidos terroristas que se han negado a los disfraces semánticos. Desde Página 12, el 17 de marzo de 1991, nada menos que Firmenich reconoció sentencioso: "habrá alguno que otro desaparecido que no tenía nada que ver, pero la inmensa mayoría eran militantes, [eran] hombres capaces de elegir su vida", y de hacer lo que hicieron "con conciencia, con pasión". "No hay derecho" –redondea el sicario- "a transformar en una estupidez todo eso". La estupidez, traduzcámoslo, es querer hacernos creer que murieron por error, damnificados por la intrínseca crueldad castrense. La estupidez, insistamos, es obligarnos a deducir que de la inmoralidad del procedimiento por el que alguien es forzado a desaparecer, se sigue la inculpabilidad del mismo o lo que es peor, su necesaria glorificación.
    Ni fueron treinta mil, ni fueron necesariamente inocentes. Dos verdades que es necesario repetir hasta escandalizar; dos mentiras -las que nieguen estos asertos- que es necesario desenmascarar.
    III - Mentira moral

    Queda una tercer ámbito de análisis de esta delicada cuestión, ya no cuántico ni conceptual sino moral.
    Creyeron muchos al principio, que quienes reclamaban los cuerpos de sus parientes, lo hacían asistidos del comprensible dolor, contritos ante el drama, contestes en que la guerra –por feroz que resulte- no puede avasallar el derecho natural de enterrar a los muertos. La comparación con la helénica Antígona se imponía casi espontáneamente, y allí estaba la obra de Marechal –Antígona Vélez- para recordarnos que la tragedia de Sófocles, aplicada a la patria argentina, reclamaba una cruz para los caídos de un lado y del otro, conforme a nuestras mejores tradiciones.
    Pronto se supo –y quien no quiera saberlo hoy es un cómplice del mito rojo- que no era el rescate de cuerpos entrañables ni la erección de sepulcros con cruces, los móviles de aquellas feroces reclamantes. No era la voz de la heroína sofocleana que, en pleno paganismo, le impetraba evangélicamente al tirano Creonte, "no nací para compartir el odio sino el amor". Era exactamente lo contrario. Era el grito soez de un odio destemplado y rencoroso, la manipulación del luto, internacionalmente financiado, el impiadoso uso de cadáveres que se arrojaban al rostro del enemigo como si fueran balas, la expresión inequívoca y explícita de que aquellas furias sólo querían continuar desatando la insurrección marxista. De cien maneras diversas, a cual más chabacana y gruesa, lo ha dicho la señora Bonafini en los últimos cinco lustros; y ha ido tan lejos en su monstruosa verborragia vindicativa, que no pocos de sus admiradores creyeron oportuno tomar alguna distancia pública. Excepto quien funge hoy de presidente, que se ha declarado su hijo.
    Madres, Abuelas, Hijos, y un sinfín de grupos solidaristas afines, responden a una estrategia perfectamente diseñada de instrumentación de la sensibilidad colectiva, cuyos subsidios suculentos han sido y son proporcionados por fundaciones capitalistas, amén del apoyo recibido por el mismísimo Departamento de Estado de los Estados Unidos, tal como lo reconoció -entre otros- Julio Santucho, en su libro Los últimos guevaristas. La cuestión de los desaparecidos entonces –así como la esgrimen quienes se arrogan su entera representatividad- está en las antípodas de encarnar el prevalecimiento del derecho natural. Contrario sensu, reivindica para sí una jurisprudencia cuyo norte no es la justicia sino la venganza ,no la ecuanimidad sino el encono, el revanchismo y el desquite inmisericordioso. Es la suya la ley de la peor clase de iracundos: la de quienes no se aplacan ni perdonan ni olvidan, y viven sombríamente masticando su rabia, sus maldiciones y sus agravios, gozando con la destrucción de sus oponentes. Con razón San Pablo les decía a los Efesios "si se enojan no pequen", porque no es lo mismo la santa ira que la cólera movida por los demonios.
    IV - La impostergable verdad

    Mentira cuantitativa, conceptual y moral ésta de los desaparecidos.
    Mentira –y vuélvase a las palabras de Santo Tomás con que empezamos- que cuenta para su afianzamiento con falsos acusadores y jueces facciosos, con arrebatadores profesionales del buen nombre y chismosos de todo jaez, con profesionales del ardid inescrupuloso solventados por Fundaciones norteamericanas y otras colaterales de la Revolución Permanente. Tal vez se entienda ahora –desde esta perspectiva teológica que nos ofrece el Doctor Angélico- porqué la sociedad argentina vive en tensión y en discordia. Difícilmente se pueda vivir de otro modo cuando se le niega su lugar preemiente a la virtud de la veracidad.
    Ante tal estado de cosas es necesario salir al ruedo para llamar a los hechos y a las personas por sus nombres. De un modo nada complaciente, tanto para fustigar a los responsables de las desapariciones como para los encanallecidos embusteros que han hecho de ellas un dogma de fe. Defendiendo lo defendible –la guerra justa librada por las Fuerzas Armadas contra el marxismo- y condenando lo que la conciencia cristiana no puede sino reprobar. Abundando en detalles históricos que la amnesia intencional provocada por las izquierdas, hacen hoy imposibles de recordar. Detalles, por ejemplo, como los que emergen de la jurisprudencia utilizada habitualmente para calificar a los militares de fautores de crímenes de lesa humanidad. Tanto de los pliegos respectivos de la Amnesty como los de la Corte Penal Internacional, surge la probanza de que la tipificación de un crimen de lesa humanidad, requiere la juntura de requisitos perfectamente aplicables a las acciones de la guerrilla, incluyendo el que sostiene que tales homicidios, para ser rotulados como tales, "tienen que haberse cometido de conformidad con la política de un Estado o de una organización". Más de un Estado Comunista apoyó y dirigió las operaciones marxistas. Más de una organización nativa, americana e internacional respaldó sus operaciones bélicas y políticas.
    V - Por siempre

    Pero mientras gobiernan los Montoneros y el ERP, y los remozados e impunes subversivos ocupan las calles, los foros, las plazas, los estratos oficiales y los oficiosos; mientras los mass media se regodean con su módico Nüremberg local y casero, hay otros que ya no pueden hacerse presentes y cuyo recuerdo quisieran borrar por decreto de la memoria patria. Son los ilustres caídos en la guerra justa contra el Marxismo Internacional. Los guerreros cabales que se batieron en el monte y en la selva o en los laberintos urbanos donde se escondían y acechaban los asesinos terroristas. Los combatientes reales, los que tuvieron la suerte de enfrentarse con uniforme y bandera desplegada, o aquellos otros que hubieron de hacerlo -como en toda guerra no convencional- yendo y viniendo cual un ejército de sombras. Porque sólo el cómplice o el necio puede creer que al terrorista agazapado, camuflado y mimetizado con la población normal, se lo debe atrapar con la chapa identificatoria a la vista y previo aviso de allanamiento.
    Los que cayeron a campo abierto, o pateando esas guaridas inmundas desde las que se planeaba y ejecutaba a diario el asalto contra la Nación. Los que tuvieron que luchar no únicamente contra los guerrilleros, sino contra la soledad del mando cuando los más altos responsables no estampaban sus firmas al pie de sus órdenes o sentencias, ni procedían como era éticamente exigible. Los que se enfrentaron, junto con las balas enemigas, con la pequeñez de los amigos, las defecciones de las cúpulas castrenses, las deserciones de los flojos, las inmoralidades de los "propia tropa", las angustias de los subalternos, las demencias de los oportunistas, y pese a todo, salieron limpios y rectos sin renunciar a la Fe en la causa por la que se combatía. Los soldados sorprendidos en la vigilia o en el sueño, en la puerta abatida a empellones de una "cárcel del pueblo" o en la conducción de una patrulla en Tucumán, "arma al brazo y en lo alto las estrellas". Los que cada noche se despedían de sus hogares sin saber si regresarían al alba, mientras dormían amparados por la seguridad que les daba tales operativos, muchos, muchísimos de los miserables que ahora levantan el dedo acusador. Los que sobrevivieron -heridos, mutilados, presos, nunca como antes- y que han sido ensuciados por la pasquinería amarilla, sin derecho a réplica, y deben explicarle ahora a sus hijos y nietos quiénes han sido realmente los verdugos de la argentinidad.
    Todos ellos y tanto más, han muerto y han peleado por la auténtica grandeza argentina. No dieron sus vidas, como dicen algunos que así creen homenajearlos o poder llamarse "amigos y familiares", para que ahora "disfrutemos de esta paz, de esta libertad, de esta democracia". Ofende sus recuerdos el sólo pronunciar tamaños disparates. Cayeron y pelearon por lo Eterno y lo Permanente. Cayeron y pelearon por la Cruz y la Bandera Azul y Blanca. Cayeron y pelearon por Dios y por la Patria. Por eso -y que tomen nota los criminales de guerra que hoy gobiernan- su lucha no ha concluido. Alguna vez volverá la verdad por sus fueros conculcados. Alguna vez, el Dios de los Ejércitos, hará caer sobre esta tierra cautiva y mancillada, la bendición de su santa y justiciera ira. Entonces, será la victoria pendiente. Una victoria exacta, límpida, rotunda y clara. Por siempre.

    Ahora si... las víctimas de las que casi nadie habla.


    En la década del 70 en Argentina, como consecuencia del Mayo del 68, grupos terroristas de ideología marxista; asesinaron, fusilaron a muchos civiles inocentes.. uno de estos grupos eran los Montoneros (gorilas disfrazados de peronistas), quienes recibieron apoyo de las inteligencias británica e israelí.



    Entre el ERP y Montoneros asesinaron 18.000 personas de las cuales solo 700 eran miembros de las Fuerzas Armadas y de esos 700 solo 56 eran oficiales, 1845 suboficiales y los 499 restantes reclutas de la misma edad de los conscriptos que llevaron a Malvinas, de los 17.300 civiles que asesinaron el ERP y Montoneros: diez mil fueron mujeres, 7.500 eran menores de edad, 4000 eran niños y dos mil doscientos veinticinco eran ancianos de más de 75 años.


    Antes algunas fotos para realmente recuperar la Memoria; LA REAL.

















    FUENTES

    Mentirás tus muertos (libro)

    http://es.**************/wiki/Mentir...uertos_(libro)

    Desaparecidos por el Proceso de Reorganización Nacional

    http://es.**************/wiki/Desapa...3%B3n_Nacional

    Hebe de Bonafini
    http://es.**************/wiki/Hebe_de_Bonafini

    Madres de Plaza de Mayos
    http://es.**************/wiki/Madres_de_Plaza_de_Mayo

    CONADEP
    http://es.**************/wiki/Comisi...3n_de_Personas

    Montoneros asesinos

    Montoneros asesinos. - Taringa!


    Montoneros Asesinos

    Montoneros asesinos. - Taringa!

    30.000 desaparecidos: La mentira oficial
    30.000 desaparecidos: La mentira oficial - Taringa!





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    Etiquetas: Actualidad, Argentina, Estados Unidos, Fraudes Históricos, Iberoamérica, Judería Internacional, Marxismo, Siglo XX, Siglo XXI

    Socialismo Nacional: El negocio de los Desaparecidos por el Proceso de Reorganización Nacional

    He tenido que quitar unas fotos al final del artículo porque no me dejaba enviarlo con todas, pero os dejo el enlace por si queréis verlo completo.

    Saludos en Xto y feliz Pascua de Resurrección a todos
    Última edición por ReynoDeGranada; 27/03/2016 a las 19:17
    Erasmus dio el Víctor.
    «¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
    𝕽𝖆𝖒𝖎𝖗𝖔 𝕷𝖊𝖉𝖊𝖘𝖒𝖆 𝕽𝖆𝖒𝖔𝖘

  7. #7
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    Re: Terroristas argentinos "desaparecidos" que en realidad viven

    BASTA DE MENTIRAS EN LAS AULAS Y EN LOS MEDIOS

    AL TERRORISMO MARXISTA SE LO COMBATE CON LAS MISMAS ARMAS QUE ELLOS USAN PARA ATACAR AL PUEBLO

    ¡¡¡VIVA CRISTO REY!!! ¡¡¡VIVA LA SANTA IGLESIA CATÓLICA!!!






    ______________________________

    https://www.facebook.com/14840017251...type=3&theater
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  8. #8
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    Re: Terroristas argentinos "desaparecidos" que en realidad viven




    Opinión y Actualidad


    Así fue la guerra antisubversiva en Tucumán: ¿encima quieren juzgar a los héroes que los combatieron?. Por Nicolás Márquez.



    En el fragor de la dramática guerra civil acaecida en la Argentina en los años 70´, un tema tan esencial como poco explorado (y en torno del cual giró la contienda), fue el intento por parte del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo)- la organización guerrillera mejor preparada y más aguerrida del continente- de llevar la guerra a la selva de Tucumán con el propósito de dominar la provincia, expandir su imperio a las provincias del norte, segregar una porción del territorio argentino e intentar conseguir el aval de la comunidad internacional para que fuera reconocido Estado Independiente, y desde allí, bajar a Buenos Aires y hacer un golpe de Estado revolucionario de filiación castro-comunista.




    Formación del ERP en plena selva tucumana lista para entrar en combate. El ERP llegó a contar con 7200 terroristas entrenados para matar por la revolución comunista en la Argentina.


    Miles de terroristas del ERP al mando del emblemático guerrillero Mario Roberto Santucho, se lanzaron al ataque contra la democracia en búsqueda de ese objetivo. Para tal fin, a partir de mayo de 1974 (tercera presidencia de Perón) los castristas locales montaron numerosos campamentos guerrilleros en la selva de Tucumán secundados por un formidable aparato de retaguardia tanto en zonas urbanas de esa Provincia como en las provincias aledañas. Atacaron numerosos cuarteles, guarniciones militares y dependencias policiales en todo el país, con el propósito de conseguir armamentos y reforzar la Compañía de Monte en la Cuna de la Independencia. Crearon sofisticadas fábricas de armas, imprentas clandestinas, asesinaron familias enteras (niños incluidos) y llevaron adelante un plan sistemático de secuestros a empresarios y militares (muchos de ellos seguidos de muerte), para canjearlos por dinero o negociarlos por guerrilleros detenidos por las fuerzas legales.




    Terroristas del ERP en sus fábricas clandestinas, preparando bombas y granadas para asesinar a sus víctimas. Entre ellas, hubo numerosos niños.


    Por entonces, la experiencia cubana, el ejemplo del Che Guevara y otros episodios ideológicamente afines, fueron el faro que marcó la senda de la guerrilla local. Pero sin dudas, fue la guerra de Vietnam la que atravesó y marcó por completo al ERP y la virtual guerra de secesión que vivió la Argentina entre 1974 y 1977. El Che Guevara había ordenado a sus feligreses “crear dos, tres, cien Vietnam” y encender la pradera revolucionaria en el conosur. Santucho y sus miles de combatientes leían permanentemente a los doctrinarios vietnamitas, estudiaban sus estrategias, se entrenaban en función de ellas; a Buenos Aires la llamaban “Saigón”. Su objetivo era cumplir el papel del Vietcong (ejército irregular que peleó contra las tropas americanas en Vietnam) y para tal fin, escogieron la zona geográfica más parecida posible a la existente en Vietnam. Ahora la selva vietnamita sería reemplazada por la de Tucumán (que era más cerrada y espesa) y los cañaverales de azúcar ocuparían el lugar de los arrozales. Sendos ámbitos eran ideales para “pegar y esconderse” tal el dogma de la “guerra de guerrillas”. Asimismo, la gran densidad de población y la pobreza imperante en Tucumán, les permitiría (según ellos creían) ganarse el apoyo masivo de la gente.


    LEÉ TAMBIÉN: Lopérfido: el precio de decir la verdad. Por Nicolás Márquez





    Conferencia de prensa clandestina del ERP. En la imagen, se puede ver a los terroristas encapuchados y secundados por un estandarte del asesino serial Ernesto Che Guevara: su guía y referencia a imitar.



    El ERP no estaba sólo: peleó con tropas de refuerzo de guerrillas provenientes del MIR de Chile, del ELN de Bolivia, de Tupamaros del Uruguay y de otros países. El entrenamiento y adoctrinamiento fue proporcionado por el estado totalitario de Cuba y fue el único campo de batalla donde el ERP realizó tareas de guerra conjuntas con Montoneros.





    No había día en que los diarios no informaran acerca de los atentados terroristas tanto a unidades militares como a instituciones civiles.


    En tanto, el gobierno nacional, en medio de una situación pre-anárquica en un país en grave riesgo de ser segregado, tras varios fracasos y bajas tenía previsto en lanzar una drástica respuesta militar de guerra prolongada y para tal fin, el día 5 de enero de 1975 (del que hoy se cumplen exactamente 41 años), se envió a un avión del Ejército al corazón de la selva para efectuar tareas de reconocimiento, pero la nave nunca regresó: dicho avión fue derribado por el ERP a través de un fusil lanzamisiles de origen ruso y murieron 13 oficiales[1]. La noticia fue catastrófica para el Gobierno, quien seguidamente apuró el lanzamiento semanas después del “Operativo Independencia”, ordenándole a las Fuerzas Armadas entrar en guerra y aniquilar a través de operaciones de combate el accionar de los elementos subversivos obrantes en Tucumán.




    Uno de los tantos aviones atacados por el terrorismo en Tucumán. En la foto, un C-130 de Gendarmería totalmente destruido durante la guerra revolucionaria que durante los últimos doce años se quiso silenciar.


    Durante los primeros tiempos, dicho Operativo fue encabezado por el General Acdel Vilas. No es casualidad que dadas las condiciones de una guerra que por imposición del bando atacante siguiera a pie juntillas la experiencia vietnamita, meses después fuera convocado a comandar el Operativo el General Antonio Domingo Bussi, quien fuera entrenado precisamente en Vietnam en 1968. Nunca se imaginaría Bussi que casi un lustro después, todo lo allí aprendido debería aplicarlo en su país, ahora no como aprendiz y espectador, sino como protagonista y conductor. Tanto sea por el lado de la guerrilla como por el de las fuerzas legales, el emblema de Vietnam sobrevolaba Tucumán (el corazón de la guerra revolucionaria) y por añadidura el resto del país.


    LEÉ TAMBIÉN: Venezuela: Laboratorio represivo de los Castro - Por Pedro Corzo





    El Gral. Antonio Domingo Bussi revistando sus tropas, las cuales tras dos años de combates lograron aniquilar el terrorismo en Tucumán.


    Los documentos, los dramáticos testimonios, el fanatismo ideológico, la estructura sectaria del ERP, los combates, los objetivos, el nexo con tropas guerrilleras extranjeras, la vida en los campamentos terroristas, el apoyo de Montoneros, el Operativo Independencia, la respuesta militar, la lucha por ganar el consenso de la población, los enfrentamientos terrestres, aéreos y todos los detalles de esta dramática guerra, constituyen el objeto de análisis de un libro que yo publicara hace ocho años, y que ahora relanzamos en edición limitada para interés del lector.


    “EL VIETNAM ARGENTINO – LA GUERRILLA MARXISTA EN TUCUMÁN” de Nicolás Márquez.

    Adquirí esta reedición limitada a tan sólo $245 (envío incluido). ¿Cómo conseguirlo?, clickeando en la siguiente imagen:




    Aviso importante: tras efectuar la compra manda tus datos postales al siguiente mail para que el libro te sea enviado de inmediato por correo certificado: [email]nickmarquez2001@yahoo.com.ar




    [1] Notas: en el avión derribado murieron Gral. De Brigada Enrique Eugenio Salgado, Gral. De Brigada Ricardo Agustín Muñoz, Cnel. Eduardo Wilfredo Cano, Tte Cnel. Oscar Rubén Bevione, Tte. Cnel. Pompilio Shilardi, Tte. Cnel. Pedro Santiago Petrecca, Mayor Roberto Dante Biscardi, Mayor Pedro Antonio Zelaya, Mayor Héctor Abel Sanchez, Mayor Aldo Emilio Pepa, Capitán Roberto Carlos Aguilera, Tte. Primero Carlos Eduardo Correa y Sargento Primero Aldo Ramón Linares





    _________________

    Fuente:

    Así fue la guerra antisubversiva en Tucumán: ¿encima quieren juzgar a los héroes que los combatieron?. Por Nicolás Márquez. - Prensa Republicana
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    Re: Terroristas argentinos "desaparecidos" que en realidad viven




    Treinta mil desaparecidos: No son un emblema sino una impostura. Por Mario Caponnetto


    30 enero, 201731 enero, 2017 Mario Caponnetto 30.000, Derechos Humanos, desaparecidos, Gomez Centurión, posmodernos



    “Tampoco nos parece acertado discutir la verdad de los números, porque no mitigan la dimensión de la tragedia. 30 mil desaparecidos es un emblema social y como tal, resulta indiscutible” (Comunicado de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación con motivo de expresiones vertidas por el titular de la Aduana).

    Argentina es un país surrealista. Casi onírico. Por eso, de tanto en tanto, despiertan los fantasmas que alimentan sus pesadillas y se vuelven peligrosamente vigiles. Uno de esos fantasmas, el más recurrente, es el de la última dictadura militar con sus treinta mil desaparecidos y su genocidio certificado, no por la historia, sino por sentencias de una justicia, siempre cuestionada, acusada de todos los males, pero que por arte de birlibirloque se transforma en la más impoluta, incorruptible y majestuosa justicia del universo cuando se trata de juzgar a militares genocidas. Allí sus juicios se vuelven inapelables, absolutos y gozan de una infalibilidad que ya nadie reconoce ni siquiera al Decálogo de Moisés. Guay de quien ose contradecir una coma de esas sentencias: le aguarda, inexorable, la muerte civil… por ahora.

    Esta vez el disparador han sido unas declaraciones del titular de la Aduana. ¿Qué dijo el réprobo? Que los desaparecidos no fueron treinta sino ocho mil y que no es lo mismo ocho mil verdades que veintidós mil mentiras. La osadía no se detuvo aquí: según Gómez Centurión (de él se trata) el gobierno militar no tuvo un plan sistemático de desaparición de personas. Bastó esto para que saliera, desafiando la modorra veraniega, el entero y desafinado coro de los defensores de los derechos humanos, las organizaciones conexas, los políticos de todo color, los periodistas, los sesudos formadores de la opinión pública, los intelectuales, los artistas, los funcionarios del Gobierno (hasta el momento de escribir esta nota ningún obispo todavía se había agregado a la lista). De hecho todos ellos han pedido la inmediata remoción del cargo del hereje. Hasta la ex Cristina Kirchner, en uno de sus habituales ataques de twitter, lo acusó de apología del delito. Como se ve, no exagero nada cuando digo que Argentina es un país de pesadilla.


    LEÉ TAMBIÉN: Declaración del Foro "La Otra Cara de la Moneda"


    Pero en la cima del desborde y el disparate, la Secretaría de Derechos Humanos que dirige el señor Avruj afirmó, sin sonrojarse, que los treinta mil desaparecidos son “un emblema social indiscutible”.

    Lo primero que hay que aclararle al señor Avruj es que los treinta mil desaparecidos no son un emblema social indiscutible sino una indiscutible impostura histórica impuesta a palos desde hace más de treinta años. Esta impostura se viene repitiendo con insistencia digna de mejor causa en todos los ámbitos de la vida nacional y se ha colado en todos los entresijos de nuestra asediada y desdichada sociedad, desde la educación hasta el arte, el cine y la literatura. Nada ha escapado a su nefasta influencia configurando, de este modo, una colosal falsificación histórica muy superior a la que en el siglo XIX impuso el liberalismo laicista y masónico, falsificación que llevó décadas de rigurosa labor revisionista disipar, y sólo en parte.

    Lo segundo que hay que decirle a Avruj y a los corifeos de los derechos humanos es que van a contramano de la historia. Vivimos una época caracterizada como posmodernidad, época que ha exaltado el pensamiento débil y ha decretado, tras el nietzscheano Dios ha muerto, la muerte de toda verdad y, sobre todo, la de cualquier verdad que se pretenda indiscutible. Pensadores que hoy conforman la mentalidad del hombre contemporáneo, como Vattimo por ejemplo, han dicho, literalmente ¡Adiós a la verdad! (Addio alla veritá es el título de uno de los últimos libros del padre del pensiero debole). Pero estos “modernos” se niegan a morir y se empecinan en sus “verdades indiscutibles”.


    LEÉ TAMBIÉN: Por qué sí importa discutir la cifra de "Los Treinta Mil". Por Juan Carlos Monedero (h)


    Pero no es así. Sólo ironizo. El adiós a la verdad es real por parte de esta falsa civilización hecha de mentira e hipocresía. El adiós a la verdad es la bienvenida a la impostura enseñoreada por todas partes. Hoy se puede negar la divinidad de Jesucristo, Señor de la Historia, sin que nadie se escandalice y hasta es harto probable que el negador reciba una telefonata papal instándolo a permanecer fiel a los dictados de su conciencia. Pero vaya usted a negar algunos de los falsos ídolos de la posmodernidad, especialmente, al Mito Supremo, los Derechos Humanos,

    Es así, señor. Por las dudas consígase un buen inductor del sueño: esos que borran todo recuerdo de las pesadillas.




    __________________________

    Fuente:

    Treinta mil desaparecidos: No son un emblema sino una impostura. Por Mario Caponnetto - Prensa Republicana

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    Re: Terroristas argentinos "desaparecidos" que en realidad viven




    ¿En los 70 hubo una guerra? Por Agustín Laje


    1 febrero, 2017 Agustín Laje Arrigoni años 70, ERP, Guerra, Montoneros, subversión, terrorismo



    Vuelve el debate sobre los 70. En realidad, nunca se fue: sencillamente, el cambio de gobierno ahora anima a nuevas voces a discrepar respecto de la “historia oficial” que construyó el kirchnerismo como parte de su relato político. Algunos son —o fueron— miembros del partido gobernante. Lopérfido primero, Gómez Centurión después. Muy bien no les fue: cuestionar dogmas jamás ha sido cosa simple. Y mucho menos si el cuestionamiento proviene de hombres del Estado: hete aquí la novedad del caso.

    Al margen del trasfondo político y la suerte de los detractores del historietismo setentista, la sociedad parece estar interesada en re-discutir algunas cuestiones sobre los años 70 que empiezan a plasmarse con fuerza en las redes sociales y en los medios de comunicación. Una de ellas es: ¿vivimos los argentinos una guerra en la década del 70?

    Este martes se discutió tal tópico precisamente en la pantalla de Intratables. El Dr. Ricardo Gil Lavedra contestaba la pregunta con una determinante negativa, alegando que “no hubo guerra porque no se cumplieron las normas de la guerra”. Llama la atención la debilidad del argumento: de estar la guerra definida por la contemplación del derecho previsto para los conflictos armados, entonces no podríamos calificar como “guerra” ningún episodio de la historia humana. ¿En qué guerra se han respetado a rajatabla tales normativas?

    Pero llama también la atención el cinismo del caso, en la medida en que Gil Lavedra integró el tribunal del histórico Juicio a las Juntas Militares en 1985, en cuya sentencia se concluyó que en la Argentina de los ’70 “el fenómeno se correspondió con el concepto de guerra revolucionaria (…) no hay entonces delincuentes políticos, sino enemigos de guerra” y que “debemos admitir que en nuestro país sí hubo una guerra interna, iniciada por las organizaciones terroristas contra las instituciones de su propio Estado”.

    Negarse a enmarcar el drama de los ’70 como una guerra tiene un propósito político evidente: ocultar responsabilidades históricas. En efecto, asumir la existencia de una guerra implica reparar en múltiples partes y, por lo tanto, en diversas responsabilidades. Nos obliga a preguntarnos también por los otros muertos y, naturalmente, por sus victimarios. Tal ejercicio colisiona con el hegemónico relato de “jóvenes idealistas” vs “genocidas”, que bien podríamos llamar “teoría del demoño único”: más reduccionista que su dual predecesora.

    La historia no se juzga con los parámetros del presente. Y es por ello que interesa determinar cómo vivió la sociedad de ese momento lo que estaba ocurriendo. Nos concentremos en cuatro partes: la sociedad política, los medios de comunicación, las Fuerzas Armadas y las organizaciones terroristas.

    Respecto de los primeros, en 1964 aparece por primera vez en el gobierno una referencia a la guerra: “Hay una guerra revolucionaria declarada” decía el canciller Zavala Ortiz. En 1973, el diputado Antonio Trócoli se refería al asesinato de Rucci como “parte de una guerra sorda, de una guerra subterránea”. El 26 de septiembre de 1974, el senador Leopoldo Bravo solicitaba desde su bancada “detener esto que constituye ya realmente una guerra civil”. El senador Culasso Mattei respaldaba: “la Argentina no soporta más esta guerra no declarada”. La visión del propio Perón había sido idéntica, cuando tiempo antes, desde Madrid, les escribiera a Montoneros que “han de comprender los que realizan la guerra revolucionaria que en esa guerra todo es lícito”.


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    Los medios de comunicación lo interpretaban de idéntica manera. Nada menos que el Buenos Aires Herald, el 12 de febrero de 1975, tras iniciarse el Operativo Independencia en Tucumán, informaba: “Este nuevo giro contra la guerrilla tiene apariencia inicial de una guerra abierta, algo que si dura llegar como un alivio”. Ese mismo año, la revista Cuestionario —dirigida a la sazón por Rodolfo Terragno— titulaba su tapa de diciembre “La guerra en el país”, mientras que el número del 25 de julio de ese año de la revista Gente publicaba un extenso editorial titulado “Para ganar esta guerra”. En el número del 16 de octubre se decía “Ahora todos saben que están metidos en esta guerra”. Tras el atentado montonero contra un regimiento formoseño el 5 de octubre de 1975, el diario La Opinión de Jacobo Timerman (padre del ex canciller K) lanzaba una editorial que concluía: “Si algo faltaba para corroborarlo, el ataque de Formosa lo ha demostrado: el país está en guerra; todo el país, a lo largo y a lo ancho de su territorio”. Vamos más adelante: Clarín del 16 de agosto de 1979 opinaba “que las autoridades hayan librado una dura guerra contra la subversión y procuren mantener la paz social, son hechos unánimemente reconocidos”, mientras La Nación del 19 de septiembre de 1979 decía “la Argentina está en orden. Pero ese orden se ha pagado el alto, altísimo precio de una guerra”.

    Respecto de las Fuerzas Armadas, sus miembros reconocieron plenamente el estado de guerra fundamentalmente a través de los decretos de aniquilamiento. El primero de ellos firmado el 5 de febrero de 1975 por el gobierno constitucional de Isabel Perón, Decreto Secreto 261, ordenaba a las Fuerzas Armadas “aniquilar” a las organizaciones terroristas que actuaban en Tucumán. El segundo, del 8 de octubre del mismo año, Decreto 2.772, ordenaba el aniquilamiento en todo el país. Es lógico que tales órdenes hayan sido interpretadas por los militares argentinos como virtuales declaraciones de guerra: aniquilar, después de todo, es sencillamente “reducir a la nada”, y adquiere un sentido bien concreto cuando se aplica como comando a las Fuerzas Armadas.

    Finalmente, para las organizaciones terroristas como Montoneros y ERP tampoco cabía duda que lo que estaban llevando adelante era una verdadera guerra. En el V Congreso del PRT-ERP por ejemplo, en 1970, se concluía que “en el proceso de guerra revolucionaria iniciado en nuestro país, nuestro partido ha comenzado a combatir con el objeto de desorganizar a las Fuerzas Armadas del régimen”. En el número de abril de 1971 de la revista Estrella Roja, del ERP, se leía: “El Ejército Revolucionario del Pueblo está combatiendo en forma organizada, asumiendo la responsabilidad militar en el proceso de guerra revolucionaria que ha comenzado a vivir nuestro pueblo”. En febrero de 1975, desde la revista El Combatiente, de la misma organización, el líder erpiano Santucho llamaba a la “generalización de una guerra civil (…) extendiendo la guerra a todo el país”.


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    Montoneros, por su parte, en carta a Perón tras el asesinato de Aramburu, anotaban: “El único camino posible para que el pueblo tome el poder para instaurar el socialismo nacional es la guerra revolucionaria total”. Desde su revista Militancia, en el primer número de 1973, afirmaban: “Nuestra estrategia sigue siendo la guerra integral”. En su otra revista, Evita Montonera, número correspondiente a septiembre de 1975, decían: “Esta guerra, como toda guerra, se rige por un principio básico y elemental: proteger las propias fuerzas y eliminar las del enemigo”. Los reportajes de la revista española Cambio 16 al Jefe del Ejército Montonero, Horacio Mendizabal, son llamativos: en 1977 esgrimía que “se realizaron más de 600 operaciones militares”; a mediados de 1978 declaraba que “la Junta Militar no ha ganado la guerra. Ha comenzado a perderla”, contaba que su “ejército” contaba por entonces con “4.000 granadas de mano, 1.500 granadas de fusil, elaboró 1.500 kilogramos de explosivos de potencia media y 850 de plástico C-2 de gran potencia. Además inventó un modelo de fusil lanzagranadas del que fabricó 250 ejemplares y posee, asimismo, un considerable arsenal de armas ligeras”. Finalmente concluía que “en sus próximas etapas de lucha y ya ahora, nuestro Ejército tiende a ir abandonando el uso de explosivos y a extender un tipo de guerra de infantería con armas ligeras, fusiles lanzagranadas y bazookas”. Estaba alardeando, en concreto, de los atentados con bazookas RPG-7 contra la Casa Rosada que hacía pocos días se habían perpetrado.

    ¿Hubo entonces una guerra en los años 70? Sus protagonistas, mientras los hechos transcurrían, así lo vivieron y así lo informaron. Los hechos, por su parte, lo confirmaron: se trató de una “guerra asimétrica” o “irregular”, caracterizada precisamente por la existencia de una parte débil que busca compensar su debilidad con arreglo a la irregularidad militar: terrorismo urbano y guerra de guerrillas, fundamentalmente.

    Y aceptar la realidad de la guerra, como dijimos, implica dejar atrás el relato de los “jóvenes idealistas” que el kirchnerismo impuso para ocultar la verdad sobre el terrorismo subversivo en la Argentina.




    __________________________

    Fuente:

    ¿En los 70 hubo una guerra? Por Agustín Laje - Prensa Republicana
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    Re: Terroristas argentinos "desaparecidos" que en realidad viven



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    Así fue el ataque guerrillero más sangriento de los años 70´. Por Nicolás Márquez



    25 mayo, 20164 septiembre, 2016 Nicolás Márquez 0 Comentarios ERP, Gral. Bussi, guerrilla en Tucumán, Mario Santucho, Monte Chingolo



    Corría 1975. La guerra revolucionaria llevaba varios años. Todos los días los diarios abarrotaban de noticias e informaciones sobre combates, atentados, bombas, crímenes y desaparecidos durante el gobierno peronista. La población estaba harta del terrorismo, pero en el fondo, acostumbrada. Cada homicidio, cada secuestro, cada bomba, indignaba a la ciudadanía, pero no la sorprendía. Montoneros y el ERP habían crecido muchísimo durante los últimos tiempos, pero militarmente, sin embargo, a pesar del crecimiento cuantitativo, no podían profundizar sus objetivos. Diariamente los combates resultaban por lo general un revés para las milicias guerrilleras. Estas tenían la habilidad y capacidad de poder reemplazar las bajas y detenciones con nuevos milicianos reclutados. Pero en el fondo, los nuevos miembros, además de no tener la preparación militar de los caídos, no hacían más que mantener a la guerrilla en estado de combate constante, pero no de avance concreto.Antes de que terminara el año 1975, el jefe del ERP Mario Roberto Santucho se esperanzaba en que las FF.AA. sufrieran una paliza espectacular. Se atacaría el Batallón de Arsenal 601 en Monte Chingolo, Provincia de Buenos Aires. Se asesinarían numerosos soldados y como objetivo principal, se robarían toneladas de armamentos para reequipar fuertemente a la guerrilla selvática que desde hacía dos años estaba actuando en Tucumán.




    Mario Roberto Santucho: fundador y lider del ERP. Murió en combate en 1976, se abatieron y mataron mutuamente con el Capitán del Ejército Juan Carlos Leonetti


    Cuenta la ex guerrillera María Seoane que ¨Entre el 5 y 7 de diciembre, el ERP concentró en las localidades de Lanus y Avellaneda, en casas amplias y bajas, gran parte de los 130 guerrilleros…apoyados por un grupo similar en los alrededores del cuartel…20 autos robados, en total unas 150 armas entre fusiles, granadas, pistolas y ametralladoras, dos morteros, equipos de comunicaciones (walkie-talkies), dos camiones cisterna acondicionados para el transporte secreto del armamento, 25 controles de seguridad que verificarían la suerte corrida por cada uno de los guerrilleros y siete puestos sanitarios en los alrededores con 20 médicos para socorrer a los heridos, quienes siempre, según las órdenes de Santucho debían ser evacuados del campo de batalla. El conjunto de milicianos vestirían con un doble juego de ropas de calle: camisas, jean y zapatillas. Portarían documentos de identidad falsos y 400 mil pesos –dos veces el valor de un salario profesional- para la retirada. La edad promedio de los guerrilleros era de 23 años¨[1].Como fuera dicho, además del gran impacto político-militar que se buscaba, el objetivo central era conseguir armamentos para reforzar la Compañía de Monte en Tucumán. Las tropas del Gral Antonio Domingo Bussi, a diferencia de la estrategia de su antecesor (el Gral Vilas), habían pasado a la ofensiva de manera virulenta. Esto intranquilizaba sobremanera a Santucho, y sabía que de no tener un refuerzo armamentístico importante, en 1976 su ejército rural debería replegarse y la aventura del “Vietnam argentino” correría riesgo de éxito. Confiesa el guerrillero Julio Santucho (hermano menor de Mario) ¨El asalto al cuartel de Monte Chingolo fue concebido precisamente como un esfuerzo supremo por armar la guerrilla rural para que el partido y su dirección pudieran resistir los próximos años en el monte¨[2].




    Formación del ERP en la selva en tucumana. La guerrilla rural tuvo en jaque a la Provincia durante 3 años de guerra sin cuartel.


    En función de este propósito, el día 21 de diciembre por la tarde ¨Santucho llegó a la base del ERP en Lanus para explicar el sentido del ataque:´compañeros`: ésta es la operación guerrillera más grande de la historia latinoamericana…Si logramos recuperar las 13 toneladas de armamento, será un gran paso para iniciar la guerra de posiciones, consolidar una zona liberada en Tucumán y lograr reconocimiento internacional para que nuestro pueblo no esté tan solo ante la barbarie que se desataráLuego, se habría producido el siguiente diálogo entre Santucho y uno de los oficiales guerrilleros:



    • Comandante, el armamento es malo e insuficiente. Y no hemos hecho ningún plan para neutralizar las MAG de las torres de agua, que pueden causarnos muchas bajas, ni para la retirada por si no podemos permanecer dentro del batallón



    – Teniente, los ángulos de tiro están estudiados por la comandancia. Hay un plan de retirada para cuando termine la apropiación de armamento. No creo que se necesite otro. No hay posibilidades de que seamos derrotados”[3].

    Una vez que se tomara el cuartel, para evitar que las fuerzas legales arribaran con refuerzos, el ERP tenía previsto montar tropas en todas las bocas de acceso: ¨Santucho y Urteaga diseñaron un círculo de fuego con nueve escuadras del ERP para interrumpir los refuerzos militares en puentes y pasos a nivel: puentes de Avellaneda, Pueyrredón, Bosch, Victorino de la Plaza, Uriburu, La Noria, Puente 12 sobre el río Matanza y sobre el Arroyo de las Piedras, y el paso a nivel del Ferrocarril Belgrano. Los comandos debían levantar barricadas con autos y colectivos incendiados y montar allí sus ametralladoras¨[4]. Para proveerse de vehículos ¨unos cincuenta guerrilleros invadieron el hotel y robaron todos los coches del estacionamiento¨[5]. Gorriarán Merlo recuerda: “intervinieron más de trescientos compañeros. Eso incluía distintas acciones simultáneas. Se contaba con un mortero, granadas, armamento adecuado para este tipo de operación”. Cuentan los ex guerrilleros Eduardo Anguita y Martín Caparrós que “Su objetivo militar era llevarse más de diez toneladas de armas y municiones. El grupo principal debía tomar el cuartel y retirarse con las armas; las otras unidades tenían que neutralizar puestos policiales y, sobre todo, las rutas y accesos que deberían tomar los refuerzos de los regimientos 7º de La Plata, 3º de La Tablada y 1º de Palermo. Así, los guerrilleros tendrían tiempo para esconderse: los partidos de Quilmes, Avellaneda y Lanus serían, hasta la mañana siguiente, una especie de territorio liberado. Habían preparado una buena cantidad de refugios: tenían incluso grandes pozos para ocultar las armas. Al mismo tiempo, una unidad coparía una estación de radio para transmitir una proclama de la comandancia del ERP instando a los argentinos a sumarse a sus filas”[6].




    Enrique Gorriarán Merlo: el asesino más conocido del ERP.


    Los guerrilleros serían distribuidos del siguiente modo: “setenta combatientes del grupo de ataque debían encontrarse en un punto fijado a quince minutos del cuartel: desde ahí saldrían en una caravana encabezada por un camión seguido por dos pickups y cuatro autos. El camión tiraría abajo la puerta donde estaba el puesto 1 de guardia. Enseguida, los guerrilleros se desplegarían en pequeños grupos y podrían reducir la resistencia de las compañías de seguridad y de servicios. Gracias a su poder de fuego y la sorpresa, los guerrilleros ocuparían los tres puntos neurálgicos: la guardia central, el casino de oficiales y los depósitos de armas.Otros dos grupos se ocuparían de los accesos al cuartel, cortando el camino General Belgrano en dos puntos, a doscientos metros cada uno de la entrada principal. Así impedirían la entrada de refuerzos y cubrirían la salida de los seis o siete camiones cargados de armas y los coches donde se retirarían los setenta atacantes. Al mismo tiempo, varios comandos cortarían los caminos entre la Capital y el sur del Gran Buenos Aires…para impedir que llegaran refuerzos…Y otros harían operativos de distracción, como ametrallar frentes de comisarías o levantar barricadas en esquinas importantes…A las ocho menos cuarto, el camión Mercedes Benz de CocaCola topó el portón de entrada, que saltó en pedazos. Desde adentro le dispararon fuego a discreción. El camión zigzagueó y se incrustó contra la garita. El chofer estaba muerto sobre el volante. El camino quedó abierto y el resto de los coches entró como pudo. Algunos guerrilleros se bajaban, otros metieron acelerador y se mandaron a fondo.



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    Para no espantar a los atacantes, los mandos militares no habían reforzado la guardia común pero habían escondido, en todos los rincones del cuartel, efectivos del Ejército, la Gendarmería y las policías Federal y Provincial. Los tiros zumbaban desde todos lados. Pese a que muchas armas no funcionaban bien, los guerrilleros ya estaban adentro del cuartel. El Batallón Depósito de Arsenales 601 Domingo Viejo Bueno se cerró como una trampa sobre los guerrilleros del ERP que intentaron tomarlo. Todos los puntos estratégicos del cuartel estaban ocupados por grupos comandos del Ejército, atrincherados con ametralladoras pesadas, que les dispararon desde muchos puntos a la vez…La mitad de los atacantes consiguió escapar. Alrededor de treinta murieron dentro del cuartel…Otros quince militantes murieron en los grupos de retención que actuaron en los alrededores. Algunos saltaron en pedazos cuando trataban de tirar sus granadas: muchas armas habían funcionado sospechosamente mal”[7].

    El oficial del Ejército Jorge Monez Ruíz sostiene “Santucho lo hizo como un esfuerzo desesperado, para demostrarle a Fidel Castro que él podía todavía tener un cierto prestigio. Lo mata la soberbia…fueron alrededor de trescientos los que atacaron, se combatió no solamente en el Batallón Viejo bueno, sino también en el Puente Lanoria, ahí no podían pasar a las dos de la mañana, ahí murió el Teniente Cnel. Pinazzi, se acerca a una mujer creyendo que tenía un bebito para ayudarla, esta saca una ametralladora y lo mata… El Ejército peleó con el batallón que estaba ahí, después fue en apoyo un escuadrón de granaderos, gente de Patricios, que no podían llegar hasta la madrugada, porque no podían pasar por el Puente Lanoria. El ERP tenía puestos sanitario, es más el jefe de los puestos sanitarios trabajó en Salud en el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Como mucho, nosotros los militares habrían sido 500 efectivos”[8].

    La batalla se constituyó en la paliza militar más grande en la historia del ERP y de la guerrilla argentina. Una masacre. La revista del ERP El Combatiente nº 199 (14 de enero de 1976) informó sobre 47 guerrilleros abatidos. El diario La Nación del miércoles 24 de diciembre, en su tapa titulaba: “Mueren más de 50 extremistas al atacar un batallón en Monte Chingolo”. Por su parte, el diario de izquierda La Opinión (26 de diciembre) afirmaba: ¨De acuerdo con versiones recogidas entre los vecinos, pudo determinarse que la lucha comenzó alrededor de las 19:40 del martes 23, extendiéndose la faz más dura de las acciones durante dos horas y media…Trascendió que los sediciosos habrían utilizado, al iniciarse las acciones, una avioneta, del tipo empleado para remolcar planeadores, y un helicóptero. También llamó la atención de los efectivos militares que los subversivos, en medio del combate, cantaran¨[9].





    No sabemos si por fanatismo o propaganda, la conducción del ERP presentó el operativo a la opinión pública como un éxito. Fue definido oficialmente como “una derrota militar y un triunfo político¨. Lejos del arrepentimiento por haber tomado una decisión cuyas secuelas fueron tan negativas, Santucho arengaba con la consigna maoísta de “errar, persistir, volver a errar, y persistir hasta la victoria”[10]. Tanto exitismo había en el ERP, que emitió un boletín interno especificando que ¨las acciones del día 23…políticamente fueron una nueva y más relevante demostración nacional e internacional de que nuestro pueblo se arma y combate valerosamente por su liberación nacional y social¨[11].

    A pesar del aplastante saldo para el ERP, para el ambiente militar el ataque también fue muy doloroso. Seis fueron los soldados asesinados en la batalla y 12 los heridos graves[12]. El Gral. Rynaldo Bignone, recuerda el dramático episodio: “La Nochebuena de 1975 fue una de las más tristes para el Ejército, ya que esa tarde habíamos acompañado a nuestros muertos al cementerio de la Chacarita[13]. Seoane narra que ¨horas después de la tragedia, el general Videla viajó a Tucumán para pasar la Nochebuena de 1975 con las tropas. Allí habló contra la corrupción e ´inmoralidad` del gobierno…No hubo reacción popular ni oficial.¨[14] Lo cierto es que en el combate de Monte Chingolo hubo más muertos que en la Batalla de San Lorenzo de 1813.





    El guerrillero Daniel de Santis (miembro del Comité Central del ERP), no sólo justificando el ataque a Monte Chingolo sino minimizando el fracaso arguye “de la toma de Monte Chingolo se pueden marcar aspectos negativos, pero también positivos…cuando el PRT-ERP va a tomar Monte Chingolo, se da en el marco de la lucha contra un gobierno que estaba abiertamente enfrentando a la clase obrera”[15]y alegando la necesidad de reforzar el armamento de la guerrilla en la selva tucumana agrega “desde el punto de vista operativo era la posibilidad de hacerse con una cantidad de armamento importante que cambiaba la relación existente hasta ese momento”[16] y a modo de muestra del clima de ficción y desapego a la realidad (desvío frecuente en los ambientes en donde impera el fanatismo) de Santis sostiene “en la Argentina en ese período, siempre sobraron hombres y mujeres dispuestos a empuñar las armas. Faltaban armas, no hombres…si hubiese habido armas otra habría sido la situación. Por cada arma había al menos diez hombres dispuestos a empuñarla”[17] y concluye “Después se podrá analizar cuales fueron los errores militares que llevaron al fracaso de la acción. Pero no que desde el punto de vista político era una situación que estaba al margen de lo que se estaba viviendo. Obviamente fue una derrota, pero hay que calibrarla en su justa medida. Fue una derrota militar pero no un error político haber encarado la acción”[18]. Con los pies mejor puestos en la tierra, el ex comandante del ERP Luis Mattini retruca: “La expresión esa ´es una derrota militar pero un triunfo político´ era como quien dice sacada de la manga. Ahora, yo me hago cargo, la expresión fue de Santucho. Debo reconocer que llegaron críticas de algunos sectores del partido muy duras. Y el partido cerró filas con la dirección y Santucho”[19] y reconociendo “la burbuja” en la que vivían los guerrilleros agrega que “Aún suponiendo que se comete el error de Monte Chingolo, en la reacción posterior uno podía esperar que dijeran ´esto es grave lo que ha pasado´…Es decir, el análisis que se hace en la dirección del PRT con Santucho a la cabeza fue tan grave como el ataque mismo”[20]. Otro de los conspícuos defensores de ese ataque fue el terrorista Enrique Gorriarán Merlo: “No fue tampoco como se dice una acción desesperada. Eso estaba planificado. Lo que pasa es que hubo una traición. Y sí, hubo un error de parte nuestra, bueno Roby lo dijo públicamente, que había indicios que indicaban que el Ejército estuviera alertado sobre la posibilidad de una operación y que no se le dio la suficiente importancia”[21]. Agrega Gorriarán “En esa fecha yo estaba en el monte, en Tucumán; por supuesto, sabía que se iba a llevar a cabo la acción y esperaba las noticias. Me enteré de su realización por la radio del día 24; la información no tenía la precisión suficiente, pero supe que había sido un hecho trágico para nosotros. Yo no sé si habrá sido una reacción ante la realidad del momento, pero ese día tuve un ataque de vesícula atróz”[22].



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    Con respecto a la apreciación sostenida por muchos de que Monte Chingolo fue el virtual “certificado de defunción” del ERP haciendo uso de la precisión que lo caracteriza, el ex guerrillero Pablo Pozzi resume el impacto: “Si bien la derrota de Monte Chingolo era un duro revés, sobre todo por la pérdida de cuadros experimentados, en sí misma no significaba el aniquilamiento del ERP: había caído sólo el uno por ciento de sus militantes y la organización tenía amplios recursos para reponerse”[23]. Intentando buscar culpas en el afuera, la guerrillera Susana Malacalza (PRT-ERP La Plata) agrega: “Y ahí el planteo fue que era culpa de que se nos habían infiltrado. Lo que hay que hacer es reafirmar las leyes de seguridad. Cuidar más la incorporación de los compañeros, saber más de sus vidas, tener un seguimiento más cercano. Pero nunca dijimos que esto era culpa de que nos estábamos equivocando políticamente”[24].




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    Lo cierto es que un guerrillero del ERP, conocido como “el oso” Jesús Ranier, fue el chivo expiatorio del fracaso. Acusado de “traidor”, la conducción ordenó iniciarle un “juicio revolucionario”, se lo sentenció a muerte y se lo asesinó. Su cadáver apareció el 14 de enero de 1976 en el porteño barrio de Floresta. Con profunda crítica, Juan Carlos Ledesma (PRT-ERP) arremete: “¿Qué se pensaba? ¿Qué las masas iban a acudir a Monte Chingolo a hacerse de armas e íbamos a pasar al asalto de la Casa Rosada como si fuera una reedición del asalto al Palacio de Invierno, como el caso de la Revolución Rusa? Algunos compañeros criticamos este hecho porque nos pareció un desacierto total”[25].




    Comunicado oficial del ERP informando el asesinato de un “traidor” de su propia fila.


    Las noticias iban llegando paulatinamente y los diferentes cuadros y militantes del ERP que no participaron del ataque, estaban en estado de shock: “Manuel Gaggero, llegó al local donde funcionaba el frente legal…Al rato llegó su hermana. Susana tenía en la cara todo el cansancio del mundo:-Manuel, hay que sacar a un compañero que quedó herido y lo guardaron por Don Bosco. Está metido debajo de un puente del ferrocarril, pero se va a desangrar, andá a buscarlo a Alende para que lo curen en su clínica…

    – ¿A Oscar Alende?

    – Sí, si es un aliado puede hacer algo, el compañero se va a morir.

    – Pero se va a pudrir la relación política, yo no puedo caer y pedirle que atienda a un compañero, así nomás…

    – ¡¿Y entonces para qué mierda sirven los aliados si no le pueden salvar la vida a un compañero?!”[26].

    Esa Navidad, Santucho la pasó con parte de su familia, entre ellos con su hermano Julio, quien recuerda: ¨Nunca lo había visto tan abatido. Ello no quiere decir que su fe inquebrantable en la revolución hubiera cedido, pero Robi era consciente de que el partido había quedado prácticamente reducido a la impotencia y que se abría por delante una larga travesía del desierto¨[27] y agrega: “Robi estaba deprimido, casi no hablaba y tampoco comió. Fue la primera vez que le escuché decir ´algo anda muy mal, julito, nos estamos equivocando`”[28]


    .
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    Importante. Una vez efectuada la operación enviá tus datos postales al siguiente mail: [email]nickmarquez2001@yahoo.com.ar



    [1] Maria Seoane; Todo o nada. La historia secreta y pública de Mario Roberto Santucho, el jefe guerrillero de los años setenta. Editorial Sudamericana. 2003. Página 268

    [2] Julio Santucho; Los Últimos Guevaristas. La guerrilla marxista en la Argentina. Ediciones B. 2004. Pág. 200

    [3] Maria Seoane; Todo o nada. La historia secreta y pública de Mario Roberto Santucho, el jefe guerrillero de los años setenta. Editorial Sudamericana. 2003. Página 269

    [4] Maria Seoane; Todo o nada. La historia secreta y pública de Mario Roberto Santucho, el jefe guerrillero de los años setenta. Editorial Sudamericana. 2003. Página 269

    [5] Maria Seoane; Todo o nada. La historia secreta y pública de Mario Roberto Santucho, el jefe guerrillero de los años setenta. Editorial Sudamericana. 2003. Página 270

    [6] Eduardo Anguita/Martín Caparrós; La Voluntad. Una historia de la militancia revolucionaria en la Argentina. Tomo 4 / 1974-1976. La Patria Peronista. Edición Definitiva. Editorial Planeta. . 2ª Edición, julio de 2007. Página 466

    [7] Eduardo Anguita/Martín Caparrós; La Voluntad. Una historia de la militancia revolucionaria en la Argentina. Tomo 4 / 1974-1976. La Patria Peronista. Edición Definitiva. Editorial Planeta. . 2ª Edición, julio de 2007. Páginas 466, 467, 470.

    [8] Archivo del autor

    [9] Citado en Maria Seoane; Todo o nada. La historia secreta y pública de Mario Roberto Santucho, el jefe guerrillero de los años setenta. Editorial Sudamericana. 2003. Página 271, 272)

    [10] Citado en Maria Seoane; Todo o nada. La historia secreta y pública de Mario Roberto Santucho, el jefe guerrillero de los años setenta. Editorial Sudamericana. 2003. Página 276

    [11] Boletín interno N 98, citado en Pozzi Pablo; El PRT – E.R.P, La guerrilla marxista. Por las sendas Argentinas. Editorial Imago Mundi. 2ª Edición, 2004. Página 367

    [12] Los militares muertos en Monte Chingolo fueron Cap. Petruzzi Luis María, Sarg. Ay. Cisterna Roque, Sold. Caballero Roberto, Sold. Sessa Raúl, Sold Rúffolo Manuel, Tte 1ro Spinassi, José Luis

    [13] El Ultimo de Facto II- Reynaldo Bignone 33

    [14] Maria Seoane; Todo o nada. La historia secreta y pública de Mario Roberto Santucho, el jefe guerrillero de los años setenta. Editorial Sudamericana. 2003. Página 273

    [15] Los perreté E.R.P, auspiciado por el gobierno de la ciudad, Nahuel Producciones, 2003, Filme Documental

    [16] Gaviotas Blindadas, Historias del PRT-ERP, Mascaró Cine Americano, Filme Documental, Segunda Parte

    [17] Gaviotas Blindadas, Historias del PRT-ERP, Mascaró Cine Americano, Filme Documental, Segunda Parte

    [18] Los perreté E.R.P, auspiciado por el gobierno de la ciudad, Nahuel Producciones, 2003, Filme Documental

    [19] Los perreté E.R.P, auspiciado por el gobierno de la ciudad, Nahuel Producciones, 2003, Filme Documental

    [20] Los perreté ERP, auspiciado por el gobierno de la ciudad, Nahuel Producciones, 2003, Filme Documental

    [21] Gaviotas Blindadas, Historias del PRT-ERP, Mascaró Cine Americano, Filme Documental, Segunda Parte

    [22] Gorriarán Merlo Enrique, Memorias de Gorriarán Merlo. De los Setenta a La Tablada. Editorial Planeta. Página 275

    [23] Pozzi Pablo; El PRT – E.R.P, La guerrilla marxista. Por las sendas Argentinas. Editorial Imago Mundi. 2ª Edición, 2004. Página 367

    [24] Los perreté E.R.P, auspiciado por el gobierno de la ciudad, Nahuel Producciones, 2003, Filme Documental

    [25] Gaviotas Blindadas, Historias del PRT-ERP, Mascaró Cine Americano, Filme Documental, Segunda Parte

    [26] Eduardo Anguita/Martín Caparrós; La Voluntad. Una historia de la militancia revolucionaria en la Argentina. Tomo 4 / 1974-1976. La Patria Peronista. Edición Definitiva. Editorial Planeta. . 2ª Edición, julio de 2007. Páginas 475

    [27] Julio Santucho; Los Últimos Guevaristas. La guerrilla marxista en la Argentina. Ediciones B. 2004. Pág. 199

    [28] Maria Seoane; Todo o nada. La historia secreta y pública de Mario Roberto Santucho, el jefe guerrillero de los años setenta. Editorial Sudamericana. 2003. Página 273





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    El Operativo Independencia: a 40 años del bautismo de fuego – Por Nicolás Márquez

    12 febrero, 20154 septiembre, 2016 Nicolás Márquez 0 Comentarios


    En el fragor de la dramática guerra revolucionaria acaecida en la Argentina en los años 70´, un tema tan esencial como poco explorado (y en torno del cual giró la contienda), fue el intento por parte del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo)- la organización guerrillera mejor preparada y más aguerrida del continente- de llevar la guerra a la selva de Tucumán con el propósito de dominar la provincia, expandir su imperio a las provincias del norte, segregar una porción del territorio argentino e intentar conseguir el aval de la comunidad internacional para que fuera reconocido Estado Independiente, y desde allí, bajar a Buenos Aires y hacer un golpe de estado de filiación castro-comunista.

    Miles de combatientes del ERP al mando del emblemático guerrillero Mario Roberto Santucho, se lanzaron al ataque contra la democracia en búsqueda de ese objetivo. Para tal fin, montaron numerosos campamentos guerrilleros en la selva de Tucumán secundados por un formidable aparato de retaguardia tanto en zonas urbanas de esa Provincia como en las provincias aledañas. Atacaron numerosos cuarteles, guarniciones militares y dependencias policiales en todo el país, con el propósito de conseguir armamentos y reforzar la Compañía de Monte en la Cuna de la Independencia. Crearon sofisticadas fábricas de armas, imprentas clandestinas y llevaron adelante un plan sistemático de secuestros a empresarios y militares (muchos de ellos seguidos de muerte) para canjearlos por dinero o negociarlos por guerrilleros detenidos por las fuerzas legales.

    Por entonces, la fresca experiencia cubana, el ejemplo del Che Guevara y otros episodios ideológicamente afines, fueron el faro que marcó la senda de la guerrilla “santuchista”. Pero sin dudas, fue la guerra de Vietnam la que atravesó y marcó por completo al ERP y la virtual guerra de secesión que vivió la Argentina entre 1974 y 1977. El Che Guevara había ordenado a sus feligreses “crear dos, tres, cien Vietnam” y encender la pradera revolucionaria en el conosur. Santucho y sus miles de combatientes leían permanentemente a los doctrinarios vietnamitas, estudiaban sus estrategias, se entrenaban en función de ellas; a Buenos Aires la llamaban “Saigón”. Su objetivo era cumplir el papel del Vietcong (ejército irregular que peleó contra las tropas americanas en Vietnam) y para tal fin, escogieron la zona geográfica más parecida posible a la existente en Vietnam. Ahora la selva vietnamita sería reemplazada por la de Tucumán (que era más cerrada y espesa) y los cañaverales de azúcar ocuparían el lugar de los arrozales. Sendos ámbitos eran ideales para “pegar y esconderse” tal el dogma de la “guerra de guerrillas”. Asimismo, la gran densidad de población y la pobreza imperante en Tucumán, les permitiría ganarse el apoyo masivo de la gente.

    El ERP no estaba sólo: peleó con tropas de refuerzo de guerrillas provenientes del MIR de Chile, del ELN de Bolivia, de Tupamaros del Uruguay y de otros países. El entrenamiento y adoctrinamiento fue proporcionado por el estado de Cuba y fue el único campo de batalla donde el ERP realizó tareas de guerra conjuntas con Montoneros.

    En tanto, el gobierno nacional, en medio de una situación preanárquica en un país en grave riesgo de ser segregado, tras varios fracasos lanzó en febrero de 1975 el “Operativo Independencia”, ordenándole a las Fuerzas Armadas entrar en guerra y aniquilar a través de operaciones de combate el accionar de los elementos subversivos obrantes en Tucumán.


    Testigo del bautismo

    Fue así como mientras el 14 de febrero de 1975 Montoneros asesinaba al Diputado Nacional por Santa Fe Hipólito Acuña, en Tucumán se llevaba a cabo el bautismo de fuego del Operativo Independencia, en un dramático enfrentamiento denominado “El Combate de Pueblo Viejo”. El Tte. Rodolfo Richter, uno de los principales protagonistas, de manera estremecedora nos lo relata de manera exclusiva:

    “Estábamos por el pueblo Los Sosa, hicimos un reconocimiento con un equipo de combate, cerca de Los Sosa, al sur del Río Pueblo Viejo, éramos unos 60 (el equipo de Combate del grupo de artillería de montaña, 5, más un grupo del regimiento de infantería del monte, 28) y los dos comandos (el Tte. Cáceres y yo) más el Capitán Jonest que era el Jefe del equipo de combate.

    Yo era punta de infantería, encabezaba la columna y atrás venían soldados y suboficiales, unos diez hombres en mi grupo. El ERP sacó la propaganda de que “los oficiales mandábamos a los conscriptos como carne de cañón”, para desmentir eso, se adelantó la posición de marcha de los oficiales, incluso más delante de lo que marca la doctrina, porque un Teniente no encabeza una columna.

    Cinco de la tarde, había llovido, estaba nublado, hacía calor, estaba húmedo, pegajoso. Fuimos por camino de marcha hasta las compuertas del Río Pueblo Viejo, por camino de senda. Había árboles altos, el río crecido, vegetación tupida, íbamos bordeando el río.

    Nos detuvimos a descansar, teníamos que volver, y decidimos volver por otro camino porque si los guerrilleros nos veían pasar nos iban a esperar en la misma senda y nos iban a emboscar. Íbamos marchando, en un momento la senda se bifurca, y yo quedo encabezando mi columna y otra la encabeza Orellana.


    LEÉ TAMBIÉN: El Ejército no es un ShowMatch... al menos no debe - Por Jorge Mones Ruiz


    Unos 40 minutos antes del enfrentamiento llegamos a una zona de monte que estaba muy oscuro, estaba bien cubierto y yo entré por un clarito, entré con temor, estaba silencioso, íbamos encolumnados…con algunos metros entre hombre y hombre. Íbamos sin hacer ruido, íbamos muy concentrados. Cuando de repente veo a un guerrillero, fue un shock de adrenalina, de repente verlo, y verlo como lo vi, la cara, el cuerpo entero, con el arma en la mano, creo que el sintió exactamente lo mismo porque en el rostro del tipo también la sorpresa se veía, estaba a 20 metros delante mío, en la misma senda que habrá sentido ruido y salió. Yo lo veía de cuerpo entero salvo debajo de la rodillas, porque lo tapaba la vegetación. Yo venía con el fusil con las dos manos, el fuego lo inicié yo, él salió corriendo para un costado y yo salí detrás de él, tirando arriba y abajo por los arbustos por donde el guerrillero se había metido, ¿pero qué pasó?, cuando yo me adelanto tirándole sobrepaso a un guerrillero que estaba en un costado, de seguridad en esa senda, y siento un disparo en la espalda y caigo. Y grito ¡Cáceres estoy herido!, yo estaba tirado en un clarito de monte, de 5×5 metros mas o menos, y Cáceres salta, se tiró cuerpo a tierra al lado mío, me dijo: ´quedate tranquilo que ya te saco´. Y yo me sorprendí porque vi que Cáceres había arriesgado demasiado. Nos abrieron fuego nuevamente, el Tte Cáceres emite un pequeño gemido y queda inmóvil al lado mío. La bala penetró por el hombro, se desvío en el omóplato y pegó en el corazón, muere en el acto. Cáceres queda muerto al lado mío, pegado. Mi fusil se había caído, estuve a punto de arrastrarme para tomarlo, pero al levantar la vista, había un guerrillero que me estaba observando a diez metros, entonces si yo estiraba la mano para tomar el fusil el guerrillero me iba a tirar, y en ese momento no me tiraba porque estaba preocupado por los ruidos que se sentían, de tiros y avance de soldados nuestros. Como no podía tomar el fusil, llevé la mano a la cintura en donde tenía una granada (mk3 creo que se llamaban, unas redonditas), y la saqué, saqué la chaveta, pero mantuve el seguro en la mano, miré al guerrillero que me estaba observando y vi que se estaba desplazando, solté el seguro pero no la tiré inmediatamente, me quedé con la granada un segundo más por las dudas el tipo me la devolviera (tarda unos tres segundos en explotar), y le tiré la granada y le cayó cerca del cuerpo y en ese momento cuando la granada cae él se detiene en el arrastre; en tanto le tira el Subteniente Arias con munición de guerra. Arias se lanza al asalto y al ver la granada que sale de mi mano retrocede para no ser alcanzado por la explosión, el guerrillero muere, nunca supe si murió por la granada o por disparos de Arias, pero cuando Arias se lanza al asalto el guerrillero le dispara con una escopeta y le pega en el cuello, fue alcanzado por dos perdigones, le sangraba una barbaridad, y de todos modos Arias logra disparar al guerrillero.

    Hasta el día de hoy me resulta difícil poder describir todo lo que sentí en esos minutos. Cuando lo veo al guerrillero es un shock, y ahí uno se enardecía y empezaba a tirar. Después caer, de nuevo la sorpresa, después la angustia de sentirse herido. El temor a que te rematen, una especie de vergüenza de que los guerrilleros nos estuvieran ganando, entonces también un poco de temor a que me vieran cuando saqué la granada, de nuevo el enardecimiento cuando tiro la granada, luego la angustia. A mi me salió sangre por la boca, ahí pensé que estaba bien perforado por dentro, me penetraron diez perdigones de 9 mm creo que de Itaca. Uno pegó en la columna, en la sexta, séptima dorsal, dos penetraron en el pulmón, de ahí la sangre por la boca, y el resto quedó en la zona sin mayor penetración. El que me pegó en la columna me dejó parapléjico a nivel dorsal. Otro rompió una costilla, caí, y al caer no sentí ni las piernas ni la cintura, nada. Con el tiempo, adquirí una sensibilidad profunda (siento las vísceras, mis piernas, pero por dentro). Mi pulmón se salvó, estuve varios días con una manguera que extraía sangre del pulmón.

    NM: ¿Y qué pensaba en ese momento? ¿En su familia?.

    RR: Hubo un momento en que quedé solo. Entre el ataque a los guerrilleros y el momento en que vino alguien y me llevó al punto de reunión de heridos, yo quedé en el monte por espacio de un minuto completamente solo con Cáceres muerto al lado. Y ahí miré para arriba y vi que el claro de monte se cerraba, como una cúpula pero dejando un huequito donde se veía el cielo. Y me acuerdo que ahí dije: ¨Dios mío no quiero morir, porque soy muy joven y no he hecho nada ¨, ahí se me vino a la cabeza que yo en la vida no había hecho nada. Un recuerdo imborrable, clarito, clarito.


    LEÉ TAMBIÉN: ¿Es la desigualdad un problema? – Por Maximiliano Bauk


    Después cuando me llevan al lugar de reunión de heridos, aparecen los helicópteros y nos tiran un cohete a nosotros. En lugar de tirar del otro lado del río nos tiran a nosotros, porque cuando ellos entran deben haber visto guerrilleros de los dos lados. El que venía con nosotros, el Capitán Grandinetti, que hoy es General, dijo: informen donde están y quienes son porque tiro de nuevo, y tiró. Y ahí justo la radio del Capitán Jonest entró en comunicación con Grandinetti y les dijo que estaban del otro lado del río.

    Nosotros llevamos al hospital militar de Tucumán a dos muertos de ellos y un tercero que lo abatieron mientras cruzaba el río y como estaba crecido el río se lo llevó…No tendría que haber bajado ningún helicóptero, porque ellos estaban del otro lado del río y si bien se replegaron…el monte no permitía desplegar tropas, y Grandinetti bajó, con gran riesgo. Yo le debo la vida a Grandinetti, porque si él se hubiera puesto en una actitud puramente racional, no habría bajado, porque no tenía la seguridad de que no hubiera guerrilleros. Era la decisión incorrecta, pero bajó igual y yo llegué al Hospital con cierto tiempo para que me hicieran una transfusión de sangre y después me operaran. ¿Con dos perforaciones de pulmón cuánto iba a durar? Me dolía mucho, estaba dolorido.

    En el ínterin en la otra senda, Orellana es herido por un disparo de FAL en su espalda; quedó inutilizado de un brazo y cae, un guerrillero se levanta de su posición para hacerle un tiro a Orellana, se le traba el arma y retrocede a su posición, y con el brazo que le quedó sano Orellana apuntó, tiró y cuando se levantó el guerrillero lo abatió.

    Esto fue el 14 de Febrero del 75, el día de los enamorados. Nosotros estábamos enamorados del país, de la Patria, de la Nación, del Ejército. Todas esas cosas que hoy suenan a pavadas, para nosotros eran reales. Creíamos en eso. Creíamos que el E.R.P debía ser aniquilado, no porque nos dieran una orden, o porque le tuviéramos bronca, sino porque la Patria no podía vivir con el E.R.P… yo entré al monte con un objetivo de combate que era aniquilar al enemigo. Yo me considero un veterano de guerra…

    NM: ¿Usted perdona al ERP, por lo que le hicieron?

    Richter: El que me tiró a mí, me tenía que tirar por una cuestión de supervivencia, si no le tiraba yo. Sería casi un absurdo tener que perdonar o no perdonar, son las reglas del juego. Lo que detesto son a aquellos del ERP que vienen a levantar la bandera de los derechos humanos, cuando jamás fue su política.

    Con un hombre del ERP que estuvo en Tucumán yo puedo hablar sin problema, no tendría ningún inconveniente. Pero porque puedo hablar con cualquier persona que tenga honestidad, no podría sentarme en una mesa con el asesino de la hija del Capitán Viola. Pero con los que combatieron conmigo en Pueblo Viejo sí, no tengo ningún problema. No vi ninguna crueldad, ni nada. Yo puedo hablar con el Jefe del ERP hoy, pero no puedo hablar con el Gral. Martin Balza por ejemplo. El en su famosa autocrítica condena implícitamente a los que combatieron como Cáceres, como Jonest, como yo, como muchos que murieron en combate heroicamente. Se está enlodando a los que combatieron y a los que murieron heroicamente. Le importa un bledo a Balza los que murieron en combate, esa es la verdad, le importó un bledo el nombre y el honor de un héroe. Un militar no puede mentir, es el código sanmartiniano…Balza mintió.

    NM: ¿A cambio de qué mintió Balza?

    Richter: Habrá que preguntarle a él. Este gobierno lo puso de embajador en Colombia, habrá especulado con sacar ventajas políticas. Pero no lo sé, no tengo pruebas.

    NM: ¿Usted pudo hablar con él?

    Richter: No, no podría hablar con él, porque siento un rechazo hacia su persona de tal magnitud que no puedo…”

    El bautismo de fuego del Operativo Independencia no empezó nada bien para el Ejército. Además de las bajas y heridos, desde febrero de 1975 Richter vive en una silla de ruedas. Actualmente dicta clases en la Universidad Católica Argentina en la cátedra de “Historia de las Ideas Políticas”.


    Fragmento extraído del libro “El Vietnám Argentino, la guerrilla marxista en Tucumán”, de Nicolás Márquez

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    Re: Terroristas argentinos "desaparecidos" que en realidad viven

    Agustín Laje: Mil dólares a quien muestre 30mil desaparecidos

    Ofrezco 1000 Dólares a quien entregue lista con los 30 mil desaparecidos. 24 Marzo.Para los que piden las fuentes, dos opciones: pueden leer mi libro "Los mitos setentistas" donde están todos los datos citados, o pueden leer el fallo de la Causa 13 (Juicio a las Juntas) y el Nunca Más (lean sus propios documentos chicos).





    https://www.youtube.com/watch?v=aaTDbHTcPrY
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    Re: Terroristas argentinos "desaparecidos" que en realidad viven

    Toda la verdad sobre la estafa del 24 de marzo en 8 minutos. Por Nicolás Márquez

    La verdad sobre el 24 de marzo de 1976. En tan sólo 8 minutos el escritor Nicolás Márquez expone sin hipocrecías sobre el consenso de todos los argentinos para con las Fuerzas Armadas en la pretensión de que éstas tomen el poder del Estado para poner fin al terrorismo subversivo y al desgobierno de Isabelita y su ominosa pandilla de malvivientes.Visitá el site de Nicolás www.prensarepublicana.comSi querés comprar el libro de Nicolás sobre los años 70´ "El Vietnám Argentino" (prologado por Rosendo Fraga), podés hacerlo clickeando en el siguiente enlace y obtenerlo sin costo de envío:

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    Para contactarte con Nicolás o mandar datos postales escribir a este mail:

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    Re: Terroristas argentinos "desaparecidos" que en realidad viven

    NO FUERON 30 MIL LOS DESAPARECIDOS. Por Nicolás Márquez

    Publicado el 6 feb. 2020

    Ante la pretensión del régimen de Alberto Fernández de imponer bajo sanción penal que en la década del 70´ en Argentina hubo 30 mil desaparecidos, he aquí la respuesta ante la mentira numérica y el atropello a la libre expresión.





    https://www.youtube.com/watch?v=vVQMw15WaMs

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    Re: Terroristas argentinos "desaparecidos" que en realidad viven

    NO FUERON 30 MIL LOS DESAPARECIDOS. Por Nicolás Márquez

    Publicado el 6 feb. 2020

    Ante la pretensión del régimen de Alberto Fernández de imponer bajo sanción penal que en la década del 70´ en Argentina hubo 30 mil desaparecidos, he aquí la respuesta ante la mentira numérica y el atropello a la libre expresión.
    No solo es Argentina. En España también amenazan ahora los nuevos mandarines con castigar penalmente la apología del franquismo.

    Digo yo que, tomando el tema con filosofía, podíamos "cambiar cromos": es decir, en Argentina hacer apología del franquismo y en España poner cualquier otra cifra a los 30.000 desaparecidos "obligatorios" argentinos. Nos pasamos las direcciones de correo, y ya está.

    Un consejo inocente: usar la ironía, si el gobierno argentino obliga a 30.000 desaparecidos, inflar esa cifra, digamos, que sé yo, a 300.000, incluso a 30 millones de desaparecidos, o más... se supone que el gobierno, emocionado, os quedará agradecidísimo.

    O usar dos tintas: 38.500 desaparecidos
    Última edición por ALACRAN; 14/02/2020 a las 23:20
    “España, evangelizadora de la mitad del orbe; España, martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio...; ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad: no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los reyes de Taifas.

    A este término vamos caminando: Todo lo malo, anárquico y desbocado de nuestro carácter se conserva ileso. No nos queda ni política nacional, ni ciencia, arte y literatura propias. Cuando nos ponemos a racionalistas lo hacemos sin originalidad, salvo en lo estrafalario y grotesco. Nuestros librepensadores son de la peor casta de impíos que se conoce, pues el español que deja de de ser católico es incapaz de creer en nada. De esta escuela utilitaria salen los aventureros políticos y salteadores literarios de la baja prensa, que, en España como en todas partes, es cenagal fétido y pestilente”. (Menéndez Pelayo)

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    Re: Terroristas argentinos "desaparecidos" que en realidad viven

    Nahuel Sotelo EXPLICA la MENTIRA de los 30 MIL desaparecidos





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