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Tema: Virreinato del Río de la Plata

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    Re: Virreinato del Río de la Plata

    Cortesía de mi gran amigo Erasmus:



    FORMACIÓN DE LAS PROVINCIAS ARGENTINAS


    Ya que hemos de referirnos a los Escudos de las Provincias y al de la Ciudad de Buenos Aires, además del Escudo Nacional, haremos una breve reseña acerca de cómo se fueron configurando geográfica y jurisdiccionalmente los Estados Provinciales.


    Comenzaremos recordando que el espacio geográfico que actualmente constituye nuestro territorio nacional fue descubierto y ocupado por tres corrientes pobladoras procedentes de España, que los historiadores denominan: la del Este que penetró por el Río de la Plata; la del Norte que llegó desde el Perú, y la del Oeste que vino de Chile, las que actuaron en las regiones del Litoral, del Noroeste y de Cuyo, respectivamente.


    Corriente del Este


    El descubrimiento del Río de la Plata se produjo, el 2 de febrero de 1516, como consecuencia de la búsqueda de un paso que permitiera acceder desde el Océano Atlántico (llamado Mar del Norte) al Océano Pacífico (denominado Mar del Sur), y se debió a D. Juan Díaz de Solís, quien lo bautizó Mar Dulce.


    FOTO: Solís y Gaboto


    Por igual derrotero, el marino veneciano al servicio de España, Sebastián Gaboto, penetró en el Río de Solís el 21 de febrero de 1527 y descubrió el Río Paraná en diciembre de ese año, el Río Paraguay en marzo de 1528 y, en consecuencia, las costas de las actuales Provincias de Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Chaco y Formosa.


    Más tarde, cuando la Corona Española instituyó el Régimen de los Adelantados, se le asignó al primero de ellos, D. Pedro de Mendoza, conquistar y poblar la región del Río de la Plata que, se estima, estaba comprendida entre los 25° 31' y 36° 35' de latitud Sur, es decir, desde Asunción hasta la desembocadura del Río de la Plata.


    FOTO:


    El Primer Adelantado fondeó sus navíos en la Boca del Riachuelo el día 2 de febrero de 1536, y estableció un puerto que denominó Nuestra Señora Santa María del Buen Ayre. El 3 de febrero asentó en tierra un poblado, que no fue más que un simple recinto de chozas rodeado de empalizada y foso para defensa contra los indígenas; estuvo poblado hasta junio de 1541, cuando se dispuso el traslado de los habitantes a la casa-fuerte de Nuestra Señora de la Asunción (Paraguay) que había sido creada en 1537.


    Se abre así un paréntesis que se cierra el 11 de junio de 1580, fecha en la que Juan de Garay, procedente de la Ciudad de Asunción, en su carácter de Teniente de Gobernador, Capitán General, Justicia y Alguacil Mayor de las Provincias del Río de la Plata, dando cumplimiento a una orden del Adelantado, D. Juan Torres de Vera y Aragón, fundó, próxima al Puerto de Buenos Aires, la que llamó Ciudad de la Santísima Trinidad. El Puerto de D. Pedro de Mendoza conservó la denominación de Buenos Aires, y de ahí la expresión corriente de "Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Santa María de los Buenos Aires" que consignan, hasta su cese el 31 de diciembre de 1821, las Actas del Cabildo local.


    Con anterioridad a la Fundación de Buenos Aires, el 15 de noviembre de 1573, el Capitán Juan de Garay por orden de D. Martín Suárez de Toledo, Gobernador de Asunción, había fundado, en la Región del Litoral, la Ciudad de Santa Fe, que habría de ser la capital de la provincia de su nombre.


    En 1588, el 3 de abril, el Adelantado D. Juan Torres de Vera y Aragón fundó la Ciudad de San Juan de Vera de las Siete Corrientes, que es hoy Capital de Corrientes.


    Se estima que la fundación de La Bajada del Paraná -hoy Paraná, Capital de Entre Ríos- se produjo el 23 de octubre de 1730.


    Corriente del Norte


    En cuanto a la vastísima "Región del Tucumán", es decir del Noroeste, fue explorada por los Capitanes D. Francisco César, en 1528, D. Diego de Almagro en 1536 y, muy específicamente, por el Capitán D. Diego de Rojas en 1543, a quien por orden del Gobernador del Perú, D. Diego Vaca de Castro, le fue encomendado descubrir una provincia situada entre Chile y el Río de la Plata.


    Esto habría de dar origen a la fundación de las Ciudades de Santiago del Estero, el 24 de julio de 1553; de San Miguel de Tucumán, el 31 de mayo de 1565; de Córdoba de la Nueva Andalucía, el 6 de julio de 1573; de la Ciudad de Lerma, en el Valle de Salta, el 16 de abril de 1582, cuyo nombre fue cambiado, en 1588, por el de Ciudad de Salta; de la Ciudad de Todos los Santos de la Nueva Rioja, el 20 de mayo de 1591; de San Salvador de Jujuy, el 19 de abril de 1593; y de San Fernando del Valle de Catamarca el 5 de julio de 1683. Todas estas ciudades dieron origen a las provincias que ostentan sus respectivos nombres y de las cuales son capital.


    Corriente del Oeste


    La Región de Cuyo, que inicialmente dependió de la Gobernación de Chile, fue conquistada por el Capitán D. Pedro del Castillo en 1561, y en ella se fundaron las Ciudades de Mendoza, el 2 de marzo de 1561; de San Juan, el 13 de junio de 1562, y de San Luis, el 25 de agosto de 1594. Es del caso aclarar que en su jurisdicción, que tenía cabecera en Mendoza, estuvieron -al menos teóricamente- comprendidos, hasta la creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776, los territorios de las actuales Provincias de Río Negro, Neuquén, parte de La Pampa y la zona cordillerana hasta el Estrecho de Magallanes.


    La ya entonces denominada Provincia del Río de la Plata, que incluia los territorios asignados a Don Pedro de Mendoza en las Capitulaciones celebradas con el Rey de España, en virtud del adelantazgo que se le había otorgado, fue dividida en dos Gobernaciones por Cédula Real del 16 de diciembre de 1617: la del Río de la Plata, a la cual se atribuyeron las Ciudades de la Trinidad (Buenos Aires), de Santa Fe, de San Juan de Vera de las Siete Corrientes y de Concepción del Bermejo (esta última, fundada en 1585, fue destruida por los indios en 1731) con sus respectivas jurisdicciones, y la Gobernación del Guayrá, con la Ciudad de Asunción del Paraguay y otras.


    Después de que, por Cédula Real del 1° de agosto de 1776, se creara el Virreinato del Río de la Plata, se dictó la Real Ordenanza de Intendentes del 28 de enero de 1782 por la cual, dentro del espacio geográfico que hoy constituye nuestro país, quedaron configuradas tres Gobernaciones Intendencias: la de Buenos Aires que, con cabecera en esta ciudad abarcaba los territorios de las actuales Provincias de Buenos Aires, Corrientes, Chaco, Entre Ríos, Formosa, Misiones, Santa Fe, La Pampa y toda la Patagonia; la Gobernación Intendencia del Tucumán, con cabecera en San Miguel del Tucumán que abarcaba, además de la jurisdicción de ésta, las de Catamarca, Córdoba, Jujuy, La Rioja, Salta y Santiago del Estero, y la Gobernación Intendencia de Cuyo, con cabecera en Mendoza, que, además del territorio de ésta, incluia los de San Juan y San Luis.


    Pero esa estructura, por sugerencia del Virrey D. Juan José de Vértiz y Salcedo, fue modificada por una Cédula Aclaratoria del 5 de agosto de 1783 que introdujo cambios en el Régimen de las Gobernaciones Intendencias.


    En el Virreinato quedaron integradas entonces ocho Intendencias que llevaban el nombre de la ciudad que les servía de capital y donde residía el intendente:


    * la Gobernación Intendencia de Buenos Aires (Buenos Aires, Entre Ríos, Corrientes, Chaco, Formosa, Misiones, Santa Fe y toda la Patagonia hasta el Estrecho de Magallanes);


    * la Gobernación Intendencia de Córdoba del Tucumán (Córdoba, La Rioja, Mendoza, San Juan y San Luis);


    * la Gobernación Intendencia de Salta del Tucumán (Tucumán, Santiago del Estero, Salta, Jujuy, Catamarca, el distrito de la Puna y Pueblo de Santa Catalina),


    * y las Gobernaciones Intendencias del Paraguay, de la Paz, de Cochabamba, de Charcas y del Potosí.


    Además de las ocho Intendencias citadas se establecieron, como Provincias Subordinadas del Virreinato, las de Moxos y Chiquitos, en la actual Bolivia; de Montevideo, en la Banda Oriental, y la de los pueblos de las Misiones Jesuíticas de los Treinta Pueblos Guaraníes.


    Producida la Revolución del 25 de Mayo de 1810, el Virreinato quedó de hecho extinguido con el advenimiento de nuevas autoridades y con la expulsión del Virrey y de los Oidores de la Real Audiencia rumbo a las Islas Canarias, dispuesta el 12 de junio siguiente. Sin embargo, el régimen de las Gobernaciones Intendencias subsistió durante los Gobiernos de la Primera Junta, Junta Grande, Triunvirato y Directorio, que produjeron modificaciones.


    El Segundo Triunvirato, por Decreto del 29 de noviembre de 1813, a expensas de la Gobernación Intendencia de Córdoba del Tucumán, formó la Intendencia de Cuyo, con Mendoza, San Juan y San Luis, con capital en la primera, y de este modo la Jurisdicción original quedó reducida a Córdoba y La Rioja. Más tarde, el 10 de septiembre de 1814, el Director Supremo del Estado, D. Gervasio A. de Posadas, dispuso separar de la Gobernación Intendencia de Buenos Aires a Entre Ríos y a Corrientes, ésta con Misiones; las erigió en Gobernaciones Intendencias con sus propios titulares y fijó sus jurisdicciones.


    El 8 de octubre del mismo año, con la intención de premiar a Tucumán por sus esfuerzos, el Director Supremo dividió la Gobernación Intendencia de Salta del Tucumán en dos: una llamada de Tucumán, cuya cabecera era San Miguel del Tucumán, con Santiago del Estero y Catamarca; y otra de Salta, con Jujuy, Orán, Tarija y Santa María, con capital en Salta.


    La división del territorio nacional en catorce provincias separadas, comenzó a operarse el 26 de abri1 de 1815 cuando Santa Fe, que estaba comprendida en la Gobernación Intendencia de Buenos Aires, se separó de la obediencia política de aquélla y designó su propio gobernador.


    La crisis política del año 1820 ocasionó la disolución nacional con la caída del Congreso y del Directorio. El Cabildo de Buenos Aires, al cesar las autoridades nacionales el 11 de febrero, se erigió en Gobernador, y se constituyó el 16, la Junta de Representantes y el 17, el Poder Ejecutivo con un Gobernador Titular.


    El 26 de febrero de 1820, un Cabildo Abierto declara la autonomía de San Luis. San Juan lo hizo el 1° de marzo de 1820, y ambas provincias quedaron separadas entre sí y de Mendoza junto con la cual integraban la Gobernación Intendencia de Cuyo.


    La Rioja logró su autonomía el 1° de marzo de 1820, si bien, ya en 1815 había realizado un intento para separarse de Córdoba, que se vio frustrado cuando, el 1 de diciembre de 1817, el Congreso de Tucumán le ordenó volver a la jurisdicción cordobesa.


    El Caudillo y Gobernador de Entre Ríos, D. Francisco Ramírez, después de vencer al Protector de los Pueblos Libres D. José Gervasio de Artigas en Las Tunas, se impuso en Corrientes y Misiones y, a fines de 1820, proclamó la efímera República de Entre Ríos. Pero tras la derrota y muerte del Caudillo, el 10 de julio de 1821, Corrientes y Entre Ríos recuperaron su individualidad como provincias, el 26 noviembre.


    A su vez, el Gobernador Intendente de Tucumán D. Bernabé Aráoz, erigió la República Federal de Tucumán, aunque sin intención separatista, con Tucumán como cabecera, Santiago del Estero y Catamarca. Pero poco después, el 27 de abril de 1820, Santiago del Estero se proclamó autónoma, y Catamarca, en un Cabildo Abierto celebrado el 25 de agosto de 1821 disolvió, también, su unión y dependencia de Tucumán.


    Finalmente Jujuy, que venía reclamando su independencia política desde 1811, se separó de Salta el 18 de noviembre de 1834.


    En cuanto a las otras nueve provincias, con las que se completa el número de las actuales veintitrés, su incorporación en la Nación tuvo lugar más lentamente y mediante conquista militar, ya avanzado el Siglo XIX, porque como se encontraban en poder del indio no hubo en sus territorios fundaciones estables ni población blanca asentada.


    La legislación referida a ellas fue tardía. Recién en la Constitución Nacional sancionada en 1853 se consignó, en el artículo 67 inciso 14, que correspondía al Congreso arreglar definitivamente los límites del Territorio de la Nación, fijar los de las provincias, crear otras nuevas y determinar con una legislación especial la organización, administración y gobierno que deben tener los Territorios Nacionales que queden, fuera de los límites que se asignen a las Provincias.


    Tal disposición se fue concretando gradualmente, a través de las siguientes leyes:


    La Ley N° 28, del 17 de octubre de 1862, que declaró que: Todos los territorios existentes, fuera de los límites o posesión de las Provincias son nacionales aunque hubiesen sido enajenados por los Gobiernos Provinciales desde el 1º de mayo de 1853.


    La Ley N° 954, del 11 de octubre de 1878, que creó la Gobernación de la Patagonia con asiento en la población de Mercedes de Patagones, dependiente del Ministerio de Guerra y Marina en todo lo concerniente a esos ramos de la Administración.


    La Ley N° 1532, del 16 de octubre de 1884, que divide los Territorios Nacionales en las Gobernaciones: de La Pampa, del Neuquén, del Río Negro, del Chubut, de Santa Cruz, de la Tierra del Fuego, con sus límites naturales según el Tratado del 23 de julio de 1881 y, además, la Isla de los Estados, de Misiones, de Formosa (separándola del Chaco) y del Chaco precisó los límites de ellas.


    La Ley N° 14.037, del 8 de agosto de 1951, que declaró provincias a los Territorios Nacionales del Chaco y de La Pampa.


    La Ley N° 14.294, del 22 de diciembre de 1953, que provincializó el Territorio Nacional de Misiones.


    La Ley N° 14.408, del 28 de junio de 1955, que transformó en provincias los Territorios Nacionales de Formosa, Neuquén y Río Negro. Esta ley constituyó, sin nombrarlas, las Provincias de Chubut y de Santa Cruz, pues consignó en el artículo 1°, inciso h): Se constituirá otra provincia, limitada al Norte por el Paralelo 42°; al Este, por el Océano Atlántico; al Oeste, por la línea divisoria con la República de Chile y, al Sur, con el Paralelo 46°; y en el inciso c.). Se constituirá provincia, limitada al Norte por el paralelo 46º; al Este, por el Océano Atlántico; al Oeste por la línea divisoria con la República de Chile, y al Sur, con el Polo comprendidas la Tierra del Fuego, Islas del Sur Atlántico y, Sector Atlántico Argentino. Es de aclarar que en su artículo 2º la Ley designó como capitales provisionales de las nuevas provincias a las ciudades de Formosa, Neuquén, Rawson, Viedma y Río Gallegos.


    El Decreto-Ley 21.178 del 22 de noviembre de 1956 desmembró a Tierra del Fuego de la jurisdicción anterior y creó la Provincia de Santa Cruz con sus límites actuales.


    El Decreto-Ley 2.191 del 28 de febrero de 1957 restableció el Territorio de la Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur e incluyó a las Islas Malvinas.


    El Decreto-Ley 681 del 3 de abril de 1982 creó la Gobernación Militar de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, con lo cual las separó del Territorio Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, al que fueron reintegradas el 15 de mayo de 1985, al disolverse aquella Gobernación Militar.


    Por último, la Ley N° 23.775 del 10 de mayo de 1990, provincializó el Territorio Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur y precisó sus límites y las islas comprendidas en ellos.

    Historia de los Escudos de Argentina
    Erasmus y GiulioRudolph dieron el Víctor.
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

  2. #22
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    Re: Virreinato del Río de la Plata

    Erección del Obispado del Río de la Plata:


    t PAULO OBISPO, SIERVO DE LOS SIERVOS DEL SEÑOR,
    PARA PERPETUA MEMORIA.
    e Aunque con desiguales méritos, habiendo sido, por la divina gracia y disposición, puestos sobre el atalaya de aquella militante Iglesia, inclinamos nuestro ánimo y deseo á todas las provincias del mundo, y en especial á aquellos lugares y provincias, que por la misericordia de Dios omnipotente, han sido en nuestros tiempos recuperadas y ganadas por los católicos Reyes, y sacadas de poder de infieles y bárbaras naciones, para que en los tales lugares, con más dignos y honrosos títulos, se plante de raíz la religión cristiana, y los moradores de ellos amparados y defendidos con la autoridad y doctrina de venerables Prelados, aprovechen siempre en la fe, pusimos todo nuestro cuidado para que habiendo conseguido aumentos en lo temporal, no careciesen de él en lo espiritual; pues como en las provincias nuevamente adquiridas del mar océano, que el Señor concedió á nuestro muy amado hijo en Cristo, Carlos, Emperador romano, semper Augusto, que también es Rey de Castilla,sea una de ellas sujetaásu jurisdicción temporal, la del Río de la Plata, cuyos moradores, faltos de la divina ley, viven sin enseñanza de fe ortodoja, por no haberse allí levantado iglesia alguna para que aquellos moradores, capaces de razón y policía humana, se lleguen á la fe, y apartadas de sí las tinieblas de los errores, vengan á la luz de la verdad, y conozcan á Nuestro Señor Jesucristo, Salvador y Redentor del humano linaje; es necesario plantar en las dichas provincias semilla espiritual, y edificar aprisco donde las ovejas, que andan errando, se reduzcan, y reducidas perseveren.


    Habiendo sobre lo dicho deliberado, y con maduro consejo de nuestros hermanos y de plenitud apostólica, siendo humildemente suplicados por parte del Emperador Rey, don Carlos, sobre aquesto, Nos, á gloria y honra de Dios omnipotente, y de su gloriosa Madre la Virgen María, y á honor de toda la corte celestial, exaltación de la fe y salud de los dichos habitadores y moradores de las provincias, de autoridad apostólica, por el tenor de las presentes:


    « Nombramos y señalamos el pueblo del Río de la Plata en la dicha provincia donde al presente habitan los fieles cristianos con título de ciudad para que sea y se haya de llamar Catedral Iglesia, gobernada por un Obispo que sea y se nombre del Río de la Plata, el cual presida en la dicha Iglesia, y en ella y en la dicha ciudad que se le señala para Diócesis, predique la divina palabra instituyendo y confirmando en la fe ortodoja á los fieles moradores de ella; á los cuales dispensará la gracia del santo bautismo, y así y á los nuevamente convertidos como á los demás fieles de la dicha ciudad y Diócesis, les administrará los sacramentos eclesiásticos y hará administrar las demás cosas espirituales.


    Y procurará también que en la dicha ciudad y Diócesis se guarde y haga guardar y ejecutar libremente la jurisdicción, y potestad, y autoridad episcopal levantando é instituyendo dignidades, canonicatos, prebendas y otros beneficios eclesiásticos; con cuyo ó sin él sembrará y plantará todas las cosas espirituales, según que al aumento del culto divino y á la salud de las almas de los dichos moradores viere convenir, y al Arzobispo de la ciudad de los Reyes, que es ó fuere por el tiempo de los Reyes de Castilla, á cuya jurisdicción se sujeta, y es libre por derecho metropolitano.


    Ordenamos que todas las cosas que allí nacen y se dan, excepto oro y plata, todo género de metales y piedras preciosas, que por el tiempo que fueren los Reyes de Castilla, le hacemos libre, puedan pedir y llevar libre y lícitamente décimas, primicias debidas de derecho y los demás juros obispales, según y de la suerte que los Obispos de España, por derecho y costumbre piden y llevan con silla, y mesa obispal y otras insignias, honras, derechos y jurisdicciones episcopales, privilegios, gracias é inmunidades de que otras iglesias y sus Prelados, en los Reinos de España de derecho y costumbre usan y gozan, pueden usar y gozar en cualquier manera por ahora y para en adelante, y de nuestra autoridad.


    Y por el tenor de las presentes señalamos y levantamos para la dicha iglesia el presbiterio, así para nosotros señalado y levantado en ciudad por ciudad y parte dela dicha provincia de la Plata, de la misma suerte y debajo de los mismos linderos que el dicho don Carlos Emperador lo tuviere señalado y mandado el dicho don Carlos, y Rey que por tiempo fuere de la legión de Castilla, pueda cada y cuando que le pareciere convenir, mudar en todo y por todo, y parte extender, aumentar lícita y libremente, alterar para Diócesis que nosotros se le concedemos y señalamos á los habitadores y moradores de las dichas ciudades y Diócesis, para que lo hayan y tengan por clero y pueblo y mesa obispal, según dicho es, por cuyo dote le aplicamos por réditos doscientos ducados de oro, los cuales se hayan de señalar por el dicho don Carlos Emperador y Rey en los réditos, que pertenecen de cada año en la dicha provincia hasta tanto que los frutos de su mesa lleguen al valor de los tales doscientos ducados.


    Y demás de esto, apropiamos el derecho del patronazgo de presentar las personas idóneas para la dicha iglesia erecta dentro de un año, por la distancia del lugar al Romano Pontífice que es ó por tiempo fuere, todas las veces que sucediere su vocación y llamamiento, por tiempo se ofreciere, excepto esta primera vez, para que por él sea erecto á la tal presentación del Obispo y pastor de la misma iglesia, y así mismo para la presentación que hubiere de hacer el dicho Obispo en la institución de las dignidades, canonicatos, prebendas y beneficios, los reservamos in perpetuum al dicho don Carlos Emperador y Rey,
    que por tiempo fuere de la legión de Castilla, á cuyo consejo y autoridad lo concedemos y señalamos.


    Y queremos que jamás sea lícito á ninguna persona el quebrantar aquesta carta de nuestra erección, institución, asignación, concesión de aplicación, de apiación y reservación, ni con temerario atrevimiento contravenir á ella; y el que presumiere atentar contra lo dicho en alguna manera sea visto haber incurrido en la indignación de Dios Todopoderoso y de los bienaventurados Apóstoles San Pedro y San Pablo.


    a Dada en Roma, en San Pedro, año de la Encarnación del Señor de mil quinientos cuarenta y seis. Seis de Junio, año trece de nuestro pontificado.»
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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    Re: Virreinato del Río de la Plata

    SANTIAGO DE LINIERS:

    El Primer Padre de la Patria
    Homenaje a 200 años de su asesinato



    image.jpg



    Por Santiago Roque Alonso

    El presente trabajo no tiene ningún mérito ni otro propósito que reunir en un único texto, los antecedentes documentados más importantes de la vida de Santiago de Liniers previos e inmediatos a su asesinato, el maltrato y escarnio a que fue sometido luego de su captura, y los detalles de su actitud y la de sus enemigos en los instantes previos al fusilamiento.

    Humildemente, Patria Argentina dedica este esfuerzo a las futuras generaciones de argentinos, en la esperanza de que está modesta semilla caiga en una tierra y en un contexto espiritual y moral más fa- vorable, en el que pueda germinar y fructificar conforme a los planes y tiempos de Dios y Señor Nuestro, en una nueva, gloriosa y definitiva Reconquista de nuestra Patria que es y debe seguir siendo Argentina, alumbrada e inspirada en la ejemplaridad del Primer Padre de la Patria.

    A las dos y media de la tarde del infame 26 de agosto de 1810, fueron fusilados sin juicio previo y por orden de la Primera Junta, en el Monte de los Papagayos - próximo a la posta de Cabeza del Tigre, el dos veces libertador de Buenos Aires don Santiago de Liniers – penúltimo Virrey del Río de la Plata -, el brigadier Juan Gutiérrez de
    la Concha – Gobernador de Córdoba y quien también combatiera gloriosamente en la Reconquista y Defensa - el coronel Santiago Alejo de Allende, el doctor Victorino Rodríguez y el tesorero de la Real Hacienda, Joaquín Moreno.

    No me extenderé en los antecedentes de Santiago de Liniers, porque este trabajo
    no tiene ese objeto, sino el de exponer sus últimos meses de vida y la crónica de su martirio, y porque ya han sido desarrollados para esta oportunidad en años anteriores en Patria Argentina. Sólo me limitaré a reproducir lo que brevemente señala Bernardo Lozier Almazán y que puede resultar de utilidad para quienes no están familiarizados con los antecedentes de nuestro héroe:
    “El francés Santiago de Liniers, nacido en la ville de Niort, en la antigua provincia del Poitou, el día de su santo, el 25 de julio de 1753, fruto del matrimonio de Santiago José Luis de Liniers, Caballero, Señor feudal de Cran-Chaban de la Poussardiere, de Grand-Breuil y la Valleé, y Enriqueta Teresa de Bre-
    mond. (1) Su trayectoria militar la había iniciado como subteniente de caballería en el regimiento de Royal-Piémont, alférez, ayudante de campo del príncipe de Rohan, hasta que la unión de las dos Casas de Borbón, la de Luis XV y la de Carlos III, llamada Pacto de familia, permitía que los franceses pudieran intervenir en pie de igualdad de derechos y obligaciones con los españoles en las empresas militares de aquellos tiempos.

    Fue por ello que a partir de 1775, contando tan solo 22 años de edad, pasó a revistar por el resto de sus días bajo pabellón español.

    Luego de egresar de la Real Compañía de Caballeros Guardias Marinas, con los despachos de alférez de fragata el 3 de marzo de 1776, el destino lo trajo al Río de la Plata donde sirvió con el grado de capitán de navío en 1788, comandante general del Apostadero de Montevideo en 1796, Gobernador de las Misiones en 1802, Jefe de Escuadra en 1805 y héroe de la gloriosa Reconquista y Defensa de Buenos Aires durante los intentos de colonización británica en los años de 1806 y 1807 y penúltimo virrey del Río de la Plata” (1).


    Liniers y su radicación en Córdoba

    Después de haber entregado el mando al nuevo Virrey, Baltasar Hidalgo de Cisneros (julio de 1809), que había sido designado por la Junta de Sevilla como consecuencia de las presiones de sus enemigos de Buenos Aires y de la fracasada sublevación en su contra comandada por Martín de Álzaga (1 de enero de 1809), Liniers decide pasar una tem- porada con su familia en Mendoza – un destierro de hecho - antes de dar cumplimiento a la orden de trasladarse a España.

    Sin embargo, el 31 de agosto de ese año Liniers, en compañía de su numerosa familia, arriba a Córdoba y desiste de instalarse en Cuyo. Hasta fines de ese año, mantiene la esperanza de constituir una sociedad para la explotación minera del cerro Famatina en la Rioja, intento que se frustra por no poder alcanzar el número necesario accionistas.

    A principios de febrero de 1810 en una carta dirigida a su apoderado en Buenos Aires Francisco Antonio Letamendi, Liniers menciona la adquisición de la Estancia de Alta Gracia, antigua explotación agropecuaria que había sido confiscada a la Compañía de Jesús, como consecuencia de su expulsión de América en 1767. Tal vez, Liniers fue movido a ésta decisión ante “la necesidad perentoria de obtener algún beneficio económico más rápido, que el de la explotación minera, además de solucionar de es- ta forma, el problema habitacional para él y su extensa familia” (2).
    Doscientos años después teniendo en cuenta el enriquecimiento ilícito, las coimas, la compra de voluntades políticas de legisladores, etc., que caracterizan el desempeño de los funcionarios públicos y representantes del pueblo de estas últimas décadas a cualquier argentino le resultaría llamativo la escasez de recursos y de bienes personales de quien recientemente había dejado de ser el Virrey del Río de la Plata y que se desprende de su carta a su apoderado Letamendi, en la que le informa la compra de la Estancia de Alta Gracia:

    “...Yo supongo que V. conocerá esta primorosa hacienda, que Don Victorino tenía en un total abandono, con decir que era la predilecta de los primeros hombres del Mundo, es hacer de ella el mayor elogio. Yo la había oído alabar mucho, pero confieso a V que cuando la vi, contra lo que suele suceder me pareció muy superior a cuanto me habían dicho de ella, sin el menor hipérbole, aseguraría con mi cabeza que en menos de 2 años, me ha de rendir más de renta que me a costado de Principal (3) que son 11.000 pesos, cuyo pago he efectuado como se sigue, 5.500 que debe de dicha hacienda Dn. Victorino al Ramo de Temporalidades, de que me hago
    cargo, a cuenta de mayor
    cantidad de mis haberes
    vencidos, quinientos pesos
    que exhibí, tres mil que me
    ha facilitado este señor Ilustrísimo, habiendo
    tomado plazos descansados para el pago de los
    2.000 restantes...”.

    Pero la sorpresa no se reduce a la exigüidad de los bienes de Liniers, sino también a que haya debido tomar un préstamo a interés
    de una institución religiosa, firmando un pagaré y, como consecuencia de ello, enterarnos que muchas de esas instituciones operaban por similitud a elementales entidades bancarias.

    De hecho ejercían la usura, lo que en ese entonces todavía estaba condenada por el Magisterio de la Iglesia, a través de la Encíclica Vis Porvenir - De algunas cuestiones injustas (1745) - , de Benedicto XIV (“La USURA es un lucro que excede de lo recibido en mutuo” ):

    “Córdoba, 26 de abril de 1810. Digo yo el abajo firmado que es verdad que debo a el Monasterio de Carmelitas Descalzas(8) de esta ciudad de Córdoba, a su Madre Priora, Síndico Procurador que al presente son, la cantidad de 2. 000 pesos pertenecientes a la dote de la Hermana María Eulogio de Santa Teresa, que, con expresa venia y licencia del Istmo. Sr. Dr. Don Antonio de Orellana, me han prestado de la Caja del Depósito y yo he recibido a toda satisfacción de mano del Licenciado Don José Manuel Martínez, Síndico Procurador del citado Monasterio, bajo las condiciones que S. Sra. Iltma. tuvo a bien prescribir; y son las siguientes: Primera, que dicha cantidad la he de pagar y devolver al plazo de cuatro años, contados desde esta fecha, pagando asimismo en cada uno de ellos el rédito correspondiente a razón de 5 por ciento: que son 100 pesos en dinero físico. Segunda, que mi estancia de Alta Gracia ha de quedar especialmente afecta e hipotecada a dicha cantidad y sus respectivos réditos. Y la tercera, que si cumplidos dichos 4 años del plazo para su satisfacción, no pudiese verificarla por algún acaecimiento que ahora no puede preverse, seré entonces precisamente obligado a otorgar escritura pública de censo real redimible sobre la enunciada hacienda de Alta Gracia u otra finca a satisfacción de S. Sra. Iltma. y del Monasterio. En cuyos términos y aceptando todas estas condiciones, por serme útiles y favorables, me obligo en esta sobredicha ciudad de Córdoba, a 26 de abril de 1810.
    Siendo testigos Don Hipólito García Posse y Don Mariano Usandiva- ras, vecinos de ella.
    Santiago Liniers”

    Liniers y su conocimiento de la conspiración revolucionaria

    Liniers tenía una idea bastante aproximada de los planes insurreccionales, tanto de los que provenían de la Infanta Carlota Joaquina de Borbón - hermana de Fernando VII - radicada en Brasil y que trabajaba para instaurar una monarquía constitucional en el Río de la Plata, independiente del rey de España, como de otros grupos de conspiradores criollos. En su condición de Virrey, a fines de 1808, ya había procesado al médico Diego Paroissien por operar como agente y contacto con los ingleses y la Princesa Carlota, siendo
    sorprendido en esa tarea transportando correspondencia desde Río de Janeiro. Paroissien permaneció detenido hasta el triunfo de la Revolución de Mayo.
    Última edición por Michael; 10/04/2013 a las 07:12
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    Antonio Aparisi

  4. #24
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    Re: Virreinato del Río de la Plata

    En carta dirigida al Virrey Cisneros, fechada en Alta Gracia el 19 de mayo de 1810, Liniers fundamenta su demora en embarcar con destino a España, como se le había ordenado, en la necesidad de esperar las últimas noticias de España, porque si la ofensiva del ejército de Napoleón llegara a disolver el Consejo de Regencia, ese sería la oportunidad esperada por los revolucionarios para pronunciarse y, por lo tanto, su viaje a España no tendría sentido. Al respecto le señala:

    “...Excuso de extenderme en reflexiones sobre el estado de esa capital que V.E. conoce tan bien como yo, en la cual hay un plan formado y organizado de insurrección, que no espera más que las primeras noticias desgraciadas de la Península: si en otra crítica circunstancia le decía a V.E. , con toda verdad y desembarazo que nada había que temer de la lealtad de ese pueblo, en el día le digo que positivamente reinan las ideas de independencia fomentadas por los rebeldes que han quedado impunes, y que el que una vez ha podido romper los sagrados vínculos de la lealtad, jamás puede ser fiel...”.

    Producida la revolución el 25 de
    mayo, en correspondencia dirigida a Vicente Echavarría (15), Liniers expone sus sentimientos y su posición respecto a los hechos de Buenos Aires, pero al mismo tiempo evidencia un desconocimiento real de los alcances de la conspiración y se equivoca en apreciar la actitud de las provincias respecto al movimiento de Buenos Aires, las que estaban mucho más trabajadas por las aspiraciones revolucionarios que lo estimado por Liniers. En este sentido, sus apreciaciones se parecen más a una expresión de deseos que a una constatación objetiva de la realidad política.

    Córdoba, julio 14 de 1810
    Muy señor mío y amigo no contesté a la apreciable de vmd., del 10 siguiendo el mismo método u orden que vmd. a la mía que le dirigí por el hermano de Rodríguez en la que solicitaba me hiciera el gusto de remitirme la encomiendita (que es un sello venido del Brasil) por la vía del correo no dudando que las muchas ocupaciones de vmd. le habrán distraído de esta solicitud, que repito.

    En cuanto a los particulares que vmd. me toca sobre la singular e interesada resolución. de Bs. As. si hasta ahora no he querido entrar en discusión. con vmd. sobre un particular que me ha llenado tanto de amargura, como indignación sería ominoso en mi el diferir más tiempo en hablarle con la claridad que acostumbro ¿Qué diferencia encuentra vmd. en la revolución de Bs. As. en cuanto a su ilegalidad, la de Montevideo, y a la del día 1°? ¿entonces los mismos que se opusieron a aquellos no son los que han formado esta?, pero a esto me responderá vmd. que no hay argumento ni precepto, que no se pueda defender en sentido contrario, y sino no hubiera Reinos; concedo esta aserción, pero abomino el principio. Únicamente de la depravación y corrupción del espíritu humano quien apagando los principios más sanos de la moral y de la equidad, quebrantando las sagradas leyes de la Religión se deja seducir del interés y tal y en particular del amor propio y vana gloria el ostentar la agudeza de sus ingenios en los sofismas con los que alucinan aún a los jueces más íntegros, pero amigo mío pero esto no es más que un paso transitorio de poquísimos momentos, que desvanecidos como el humo, traslada las causas a un tribunal sumamente justo, sumamente sabio, e incorruptible, quien en el último recurso da a cada uno el derecho que le compete, y en el que si están castigados aún los defectos de omisión; que no reserva a el que ha arruinado la honra y la hacienda del padre de familia, de la viuda y del [ ...] y sobre todo que conserva a los que han inducido a los pueblos a la rebelión, a la insurrección, y por consiguiente son los autores de todos los delitos que atrae la anarquía, el homicidio, el robo, la profanación, en una palabra todos los males que pueden afligir la humanidad.
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    Antonio Aparisi

  5. #25
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    Re: Virreinato del Río de la Plata

    Este último caso es en el que se hallan los promotores de la insurrección de Bs. As., la más atentativa al derecho natural y de gente que jamás se haya formado y aún la más contraria a los restos de la prudencia y de la combinación política. Por dónde Bs. As. puede creer, que todo este continente se prestará a sus ideas, sólo la opinión la más presuntuosa puede figurársela. Tupac- Amaru cuanto pensó sacudir la dominación ya contaba y tenía asegurado la voluntad de los indios, la revolución de Francia en un mismo día y en una misma hora se efectuó en todo el reino; lo mismo sucedió en la América del Norte, y en Portugal con la Casa de Braganza, pero en esta contienda me parece que se quedan ustedes solos, pues todo el Perú ya se ha declarado en contra de vmds. Mendoza ha abjurado el alucinamiento momentáneo, que la sedujo, esperen vmds. lo mismo de Salta y del Tucumán, y entonces ¿cuáles son los recursos que le quedan? Cuanto más reflexiono sobre el Plan tan mal urdido, más me aturdo, en que haya podido caber en cabezas tan bien organizadas semejante absurdo, la esperanza que fundan en la proyectada Expedición al mando de un famoso Ocampo que ya anuncia sus proyectos a su brillante Ejército el penetrar hasta el Perú, extraño que para seguir el hipérbole no les promete el llevarlos hasta la Luna, llegue hasta Córdoba, y ó mucho me engaño se terminará el resultado [de] inmensos gastos, y de este nuevo atentado. Tocante a las personas de alto carácter que Ud. injuria y atribuye ideas de conveniencias propias muy remotas de sus principios, puede vmd. estar en la firme creencia que como yo, miran de ningún momento sus empleos, sus dignidades sus familias, y sus bienes que sólo los principios de sus sentimientos de Religión, de Moralidad y de fidelidad se hace oponer toda su energía a las ideas de vmd., y que se hallarían dichosos de hallar el fin de sus días en la defensa de una causa tan peregrina.
    Deseo a vmd. mucha felicidad quedando a la disposición de vmd. en cuanto lo ocupa personalmente. Su atento, seguro servidor y amigo... Q. S.M.B.
    Santiago Liniers

    P. Dta. Acabamos de saber que Salta ha seguido el ejemplo de Mendoza en su retractación.

    El testamento político y espiritual de Liniers

    Habiendo tomado partido y expresado su decisión de oponerse a la revolución de Buenos Aires, en la misma fecha en que escribió a Vicente Echavarría, el 14 de julio de 1810 – citada anteriormente – Liniers responde a una carta que había recibido de su suegro, Martín de Sarratea.

    En ella, Liniers deja claramente establecido los lineamientos de lo que - de hecho - constituye un verdadero legado político y espiritual (resaltados con negrita):
    • Exalta los tres valores o principios
    que considera fundamentales: el “honor”, la “religión” y la “lealtad”. Al mismo tiempo, lo reprocha, porque juntamente con el olvido de esos principios los revolucionarios están atacando al “trono”, la “justicia” y los “altares”. Precisamente, esos son los tres objetivos de destrucción de la masonería y particularmente del iluminismo.

    • Asombrosamente señala a los
    “frailes” como promotores de la insurrección y en particular califica al Padre Guerra (Dominico) como fanático e infernal.

    • Reivindica su pasado militar al servicio del Rey de España y considera deshonroso romper esa ligazón, al punto de apreciar que si lo hiciera, haría caer sobre su persona y las de sus hijos la mancha de la traición, que precisamente es absolutamente antagónico con uno de sus valores fundamentales e innegociables: la lealtad.

    • Fiel a su carácter providencialista, confía en que Dios – ante la eventualidad de su muerte en la defensa de la causa que abraza decididamente - protegerá a sus hijos de la orfandad y que, a causa de ello, no tendrán que mostrarse avergonzados de su padre porque nunca quebrantó los sagrados vínculos de honor, lealtad y patriotismo y que, a falta de una herencia material, “les deja a lo menos un buen nombre y buenos ejemplos que imitar”.

    • Finalmente en la posdata, le pide a su suegro que difunda y haga conocer su pensamiento y su firme determinación de no claudicar, a todos aquellos que pregunten sobre su actitud respecto a la revolución.
    Córdoba y julio 14 de 1810.

    Mi amado padre y Señor; no puedo ponderarle a Vmd. el sentimiento que me ha causado el verle alucinado por los falsos principios de unos hombres que olvidando los principios más sagrados del honor, de la religión y de la lealtad se han levantado contra el Trono, contra la justicia, y contra los altares; bien veo que rodeado de las bayonetas, el carácter honrado y pacífico de Vmd. le hace proferir solo por el cariño y amor que me profesa, igualmente que a sus nietos. Ojalá hubiese Vmd. admitido la oferta que le hice de venirse a Alta Gracia, y no tuviese el disgusto de verle rodeado de tigres que no respiran más que sangre y codicia. El asesinato del Sr. Caspe, el extrañamiento del virrey y de los ministros arrancados del seno de sus familias, son un débil preludio de lo que intentan hacer estos héroes de nueva creación que claman contra el despotismo y tropelía de los jefes europeos que han gobernado la América, ¿han cometido estos jamás semejante tropelía ni acto de arbitrariedad que se asemeje o aproxime a ése?, ¿pero cuáles son los autores de semejante novedad? Frailes fanáticos quienes olvidados de los preceptos los más sagrados y más sencillos de la moral, abusan de su ministerio para seducir los hombres sencillos; de abogados cuyo único estudio es el de embrollar las verdades más claras, y fundan su mayor gloria al abrigo de sus sofismas en confundir el buen derecho y hacer prevalecer la iniquidad, ¿de quién se han valido estos para lograr sus pérfidos designios?, de hombres que no tienen nada que perder, y los mismos que sacrificarían mañana a la hora que se apartasen de sus depravadas ideas. A uno de los corifeos de esta obra de iniquidad, a quien he aviado y distinguido creyéndole otro modo de pensar, le digo en esta ocasión entre otras cosas: que nada acredita más la inepcia, la ignorancia y la presunción de los autores de esta execrable revuelta, que de pensar que todos los demás pueblos del virreinato y del continente seguirían sus criminales huellas; por descontado, Montevideo y Córdoba se han explicado con energía en contra; Mendoza quien al primer momento se había dejado alucinar, ha abjurado un error momentáneo, y se ha reunido a la buena causa; a Salta le sucede lo mismo; el Tucumán y Santiago del Estero (a pesar del fanático e infernal promotor de la insurrección el Padre Guerra) anuncian el mismo arrepentimiento; desde luego Potosí, Chuquisaca, Cochabamba y La Paz no solamente nos han comunicado su adhesión y fidelidad, pero mandándonos la primera cuantiosa remesa de dinero nos anuncia las fuerzas armadas, a las que con la misma aceleración se reunirán las del Cuzco, Arequipa y de todo el Alto Perú.
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    Antonio Aparisi

  6. #26
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    Re: Virreinato del Río de la Plata

    Cuando Tupac Amaru quiso sacudir la dominación española, principió por asegurarse la voluntad de todos los indios. La Revolución Francesa se efectuó en un mismo momento,y un mismo día y hora en todo el reino; cuando bajo el reinado de Felipe IV la casa de Braganza trató de sustraerse de la de Austria, hubo igualmente una unidad perfecta y un consentimiento universal antes de la ejecución del plan proyectado, etc., etc. Pero mi amado padre nadie conoce mejor que Ud. que nada es más presuntuoso que la ignorancia. Ahora en cuanto a mi individuo; ¿cómo siendo yo un general, un oficial quien en treinta y seis años he acreditado mi fidelidad y amor al soberano, quisiera Ud. que en el último tercio de mi vida me cubriese de ignominia quedando indiferente en una causa que es la de mi Rey; que por esta infidencia dejase a mis hijos un nombre hasta el presente intachable con la nota de traidor?, a mi padre yo que conozco también la honradez de sus principios, no puedo creer que Ud. piense, ni me aconseje de motu propio semejante proceder. Cuando los ingleses invadieron a Buenos Aires en buena guerra, yo era un jefe muy subalterno del virreinato ¿quién me obligaba a tratar de su reconquista y a arrojarme con un puñado de hombres a acometer unas tropas veteranas, y defendidas por su situación local? Entonces no trepidé un momento en emprender una hazaña tan peligrosa y abandonar mi familia bajo el auspicio de la Providencia en medio de los enemigos. Cuando traté de defender a Buenos Aires con soldados bisoños y oponerme a las gigantes fuerzas victoriosas ya de Montevideo de las fuerzas mandadas por Elío. Cuáles fueron los resultados; el ver triunfar la buena causa; pues mi Padre cuente Ud. que si entonces era buena, la que defiendo en el día no solamente es buenísima, sino santa y obligatoria, no digo de un militar asalariado por su Rey, honrado con las más altas dis- tinciones de que puede decorar a un vasallo, pero que reclama la de todo súbdito bajo la pena de caer en el delito de perjuro habiéndole jurado fidelidad. Que son mil, dos mil, ni más mil hombres mercenarios y viles instrumentos de la perfidia, contra un puñado de ellos visiblemente protegidos por un Dios amigo de la justicia y enemigo de la iniquidad. David era bien pequeño y tenía unas armas muy desiguales a las de Goliat. Judas Macabeo tenía unas fuerzas muy desiguales, a las de los enemigos de Dios, pero no titubearon un momento en pelear y la victoria fue el premio de su fe. Cito solo estos ejemplos para decirle a Ud. que por despreciables que sean las fuerzas de Córdoba, respecto a las de Buenos Aires, Dios que deja obrar las causas segundas, ha premiado ya la constancia y virtud de Córdoba, proporcionándole ya unos auxilios que superan con superabundancia las fuerzas de los rebeldes.

    Descanse Ud. mi amado Padre y ponga como yo su confianza en el Señor, el que sabe mejor que nosotros lo que nos conviene. El que me ha precavido en tantos peligros, me precaverá en los presentes, si así me conviene y es arreglado a su justicia; pero si por sus altos decretos hallase en esta contienda el fin de mi agitada vida, creo que me tendría en cuenta y descargo de mis innumerables culpas ese sacrificio, al que estoy constituido por mi profesión, pero fiado en las promesas del Señor que dice que aún nos tendrá cuenta de la obediencia y sumisión a lo que es de nuestra obligación. Por último Señor, el que nutre a las aves, a los reptiles, a las fieras y los insectos, proveerá a la subsistencia de mis hijos, los que podrán presentarse en todas partes sin avergonzarse de deber la vida a un padre que fuese capaz por ningún título de quebrantar los sagrados vínculos del honor, de la lealtad y del patriotismo y que si no les deja caudal, les deja a lo menos un buen nombre y buenos ejemplos que imitar. Celebraré se mantenga Ud. con salud, y expresiones a mis hermanas y hermanos, a mi tío Don Martín José, a mi tía Mariquita, reciba Ud. los cariñosos y respectivos afectos de sus nietos y de mis hijos quedando con las veras de un respetuoso hijo agradecido. Q. S. M. B.
    Santiago Liniers

    Señor estimaré comunique Ud. la presente a cuantos le pregunten por mí que quiero que todo el mundo co- nozca mi modo de pensar, en la inteligencia que con el dogal al cuello, ni con la cuchilla sobre la garganta desmentiré estos sentimientos.

    El 27 de julio de 1810, Santiago de Liniers en acuerdo con el brigadier Juan Gutiérrez de la Concha Gobernador de Córdoba, el coronel Santiago Alejo de Allende, el doctor Victorino Rodríguez, el tesorero de la Real Hacienda, Joaquín Moreno y el Obispo Dr. Don Antonio de Orellana, ante la continua deserción de los casi 1.000 hombres de todas las armas que habían logrado reunir quedándoles en ese momento 400 resolvieron dirigirse al Perú, para reunirse con las tropas que debía enviarles el gobernador de potosí.
    El 31 de julio se verificó la salida de las tropas de la ciudad de Córdoba.

    En los primeros días de agosto entra en esa ciudad el General Ortiz de Ocampo y destaca en persecución de las fuerzas encabezadas por el brigadier Gutiérrez de la Concha y Liniers al Teniente Coronel Antonio Balcarce con unos 200 hombres.

    Ante esta situación, habiendo alcanzado la parroquia de Arroyo Seco el 4 de agosto con sus efectivos reducidos, los jefes de Córdoba decidieron continuar la marcha hacia Potosí divididos en tres grupos, dejando a los oficiales y tropas que le restaban en libertad, permaneciendo unos pocos que no quisieron abandonarlos.

    Liniers continuó la marcha con su ayudante don Melchor Lavin y su ca- pellán el canónigo Gregorio Tadeo Llanos, quien ya lo había acompañado en la reconquista de Buenos Aires, y tres esclavos al servicio de Liniers.

    Captura de Liniers y sus compañeros

    Al dia siguiente de la separación de de los jefes de las fuerzas de Córdoba, llegó al lugar el destacamento comandado por Balcarce.

    “Antonio Balcarce fue instruido Al día siguiente de la separación inmediatamente de los caminos que de los jefes de las fuerzas de Córdoba habían tomado y despachó tres partidas en su seguimiento ordenando un punto de reunión caso de ser alcanzados y presos.

    “E1 5 de agosto hizo noche el señor Liniers con los que le acompañaban en una infeliz choza y rendidos del camino y fatiga que les causó haber caminado 20 leguas a caballo por caminos ásperos y quebrados se entregaron a un profundo sueño; a medianoche los sorprendió la partida que los perseguía mandada por el teniente José María Urien, joven que siempre se ha distinguido, por estar adornado de todos los vicios; les recordó poniéndoles las bayonetas al pecho, los precisó a vestirse y en seguida los ató con los brazos atrás, pero con tal crueldad al señor Liniers que le reventó la sangre por las yemas de los dedos.

    Correspondiente a este tratamiento era el que de palabra hacía Urien tuteándolo y no llamándole sino pícaro sarraceno. Sarracenos llaman los rebeldes a los que por fieles a la buena causa son opuestos a su sistema.

    “Tres horas permanecieron atados que fueron las que tardó en amanecer el día y parte de este tiempo se ocupó Urien en saquear los equipajes de los presos, siendo de bastante valor el de S. E. (Liniers). Luego que amaneció dispuso Urien conducirlos al lugar señalado por Balcarce, y montando él en la silla y con las armas del señor Liniers, le puso a éste una indecentísima e incómoda montura.

    “De este modo fue conducido en medio de soldados el reconquistador de Buenos Aires, el libertador de la América del Sur... un general; y llegó a aquel sitio con gritería y escarnio; pero nada de esto, ni la suma incomodidad que le resultaba de ir mal montado; ni cuantos actos de humillación le hicieron sufrir, fueron bastantes para abatir su heroico ánimo, y nunca le desamparó su presencia de espíritu, con la que guardó el cordel con que fue atado, diciendo que lo apreciaría siempre como una señal gloriosa de su fidelidad a la nación española y a su rey Fernando VII.

    “La partida que fue a perseguir al ilustrísimo señor obispo mandada por el oficial Manuel Rojas se dirigió a casa del cura Allende, quien llevando ropas episcopales fue con él a la casa del eclesiástico en que estaba hospedado su ilustrísima que fue insultado en tal grado por el oficial, que irritado el dueño de casa, intentó convocar sus criados para impedir la prisión y lo contuvo el cura Allende sin que le advirtiese el oficial, lo que fue una felicidad para que este buen eclesiástico no padeciese.

    “Si se atiende a que todos los vicios parecen naturales en todos los oficiales de los revolucionarios, y que se distinguen más en la irreligiosidad, se concebirá fácilmente cuánto padeció este respetabilísimo prelado; el oficial Rojas le registró indecorosamente, le quitó la esposa y tres onzas de oro que tenía en el bolsillo, y diciéndole su ilustrísima con su natural dulzura apostólica (cuando lo intentó) que advirtiese que había excomunión mayor reservada al Papa, para el que pusiese las manos en su persona, le contestó con expresiones tan obscenas que el pudor no permite repetir. Aunque su ilustrísima estaba convaleciente de una grave enfermedad, le obligó no sólo a montar a caballo (vestido como ya lo estaba con sus ropas episcopales) sino y lo que es más, a galopar; fue tal el cansancio de su ilustrísima que en una posta a que llegaron a mudar caballos se iba a tirar en el suelo por no poder mantenerse en pie, y una virtuosa mujer le puso una alfombra. Rogó por Dios su ilustrísima con el mayor encarecimiento al oficial, le diese un rato de descanso, pero su respuesta compuesta de blasfemias atormentó al prelado más que el cansancio y la fatiga, y porque no volviese a repetirse montó nuevamente a caballo, y este monstruo oficial tuvo el bárbaro placer de castigar él por sí mismo el caballo en que iba su ilustrísima para que corriese hasta llegar al lugar de reunión.

    “El cura Allende pasó a Córdoba y entregó a aquel gobierno los 1.000 pesos de su obispo, y además denunció el lugar en que su ilustrísima tenia ocultos 800 marcos de plata piña que había destinado para una obra pía, los cuales con todos los demás bienes fueron secuestrados, o mejor se dirá robados porque no se sabe el paradero de la mayor parte. Este cura que así correspondió a las distinciones y confianzas de su prelado, quiso justificarse, diciendo que el temor de incurrir en la excomunión que los revolucionarios obligaron al provisor de Córdoba a publicar para que se manifestaran todos los bienes de los ilustres fugitivos, como si él creyese que esta censura sacada a la fuerza y sin las previas diligencias que ordenan los cánones, siendo además local y no habiéndosele comunicado podía comprenderlo; si lo creyó es lamentable creencia en un párroco.

    “Los cuatro señores restantes que caminaban juntos como se ha dicho llegaron hasta la puerta de la travesía de Ambargasta, pero no pudiendo ya continuar su viaje por estar flacas y debilitadas las caballerías fueron a fletar otras a casa de un buen vecino de aquel lugar; el cual no sólo se prestó gustoso, sino que los guió a un bosque en que pudiesen estar ocultos mientras los aprontaba; al siguiente día llegó hasta esta misma casa la partida que los seguía mandada por el teniente Domingo Albariño.

    “Se entregaron los señores Concha, Allende, Rodríguez y Moreno sin resistencia y ciertamente Albariño el que degenerando de sus compañeros trató con alguna distinción a sus presos; pero no por esto es decir que no fueron robados; el asesor Rodríguez al ir a montar a caballo halló le faltaban los estribos de plata, y mandado a su criado le pusiese los de palo que él llevaba, no lo permitió el dueño de la casa, y tomando éstos, le puso los de su uso también de plata; lo rehusaba Rodríguez pero aquél le dijo más justo es que yo vaya con estos de palo que no usted. Tengo el sentimiento de no poder estampar aquí el nombre de este honrado y sensible ciudadano, que con sus operaciones y amargo llanto manifestó su bondad.

    “Es de advertir que en el acto de esta prisión remacharon una barra de grillos al tesorero Moreno y se apoderaron de más de 30.000 pesos fuertes que llevaba en dinero pertenecientes al erario público, para los gastos de la tropa, de los cuales hasta ahora [no] se ha podido averiguar el paradero, por más que lo ha solicitado el tribunal de cuentas de Buenos Aires y se quedó en disculpas de Ocampo y demás que componían la junta de comisión, y los que hicieron las prisiones.
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

  7. #27
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    Re: Virreinato del Río de la Plata

    “Debe notarse que si estos señores hubiesen escapado de esta persecución, no por eso hubieran podido llegar al Perú, pues Diego Pueyrredón, vecino de Jujuy con mucha anticipación por ordenes de Buenos Aires, con partidas que él mismo pagaba de su bolsillo, compuestos de gentes muy prácticas del país, les tenía tomados todos los caminos desde Salta hasta Jujuy y era imposible el paso, y así es que cayeron en sus manos el doctor García y el teniente don Manuel Sánchez”

    Parada en los Ranchos

    “Sabiéndose en Córdoba que debían pasarlos por el lugar de los Ranchos que dista 20 leguas de la ciudad salió de ella con licencia del general Ocampo, el teniente coronel urbano Manuel Derqui sobrino político del general Rodríguez y secretario del gobernador Concha con una carretilla de bastimentos y ropa que enviaron las esposas y familias de los ilustres presos, y con los criados que les quitaron cuando los prendieron; todo les entregó y les suministró algún dinero propio, para lo cual los esperó en este lugar a donde llegaron el 10 de agosto y teniendo que demorarse para componer un coche que se les había descompuesto se alojaron en casa del respetable presbítero el maestro don Felipe Ferreira quien desplegando su fidelidad a la nación, usó con estos señores toda la generosidad y nada perdonó para obsequiarlos y servirlos.

    “Para proporcionarles algún descanso se retardó la compostura del coche: ni daba esto ningún cuidado a Urien que ocupado en dar a sus vicios el pasto que le proporcionaba la tal cual población y civilización de aquel lugar, y por otra parte obsequiado del presbítero Ferreira que pudo vencer aparentemente la oposición y disonancia que había entre sus costumbres y las de Urien para merecer su amistad y confianza a beneficio de los presos, y que logró obtenerlas con algunos sacrificios pecuniarios, franqueándole gratis reses y caballos para la tropa, no tuviera cuidado Urien de permanecer algunos meses en este lugar.

    “Por otra parte quien regalaba a los soldados y los tenía contentos y todo produjo el deseado efecto de que en los 9 días que permanecieron en los Ranchos fueron visitados y tratados de todos cuantos lo solicitaban, llegando hasta el punto de que su ilustrísima acompañado del presbítero Ferreira y de un religioso de la Merced salió a visitar la iglesia parroquial y otra que se estaba edificando a más de un cuarto de legua de distancia, pero el párroco de este lugar don Manuel Aguirre nunca se presentó a saludar a su obispo. En la misma tarde el presbítero pidió a Urien una hermosa escopeta de dos cañones del señor Liniers a quien la presentó para que saliese a cazar como lo verificó; pues era su pasión dominante.

    “En el propio lugar se presentó al señor Liniers un soldado que servía a Urien con una caja de oro guarnecida de brillantes propia de S. E. que estaba tasada en el Río Janeiro en 7.500 pesos fuertes diciéndole que aquél se la mandaba vender 400 pesos y que de ellos pudiese rebajar 50 y que sabiendo era de S. E. creyendo que valla mucho más le proponía si quería tomarla; agradeció el señor Liniers esta propuesta y temiendo que fuese alguna trama de Urien se valió del presbítero Ferreira para que facilitase el dinero y la comprase como para sí; sin embargo el soldado lo comprendió y al tiempo de recibir el dinero pidió a S. E. se le entregase 10 pesos menos que Urien le había ofrecido para él si la vendía.

    No podía la generosidad del señor Liniers admitir esta noble acción y haciendo que se le entregasen los 10 pesos, le manifestó con toda la emoción de su sensibilidad la pena que tenía en no haberlo conocido en el tiempo de su mando y tomando su nombre le ofreció tenerlo presente cuando las circunstancias le fuesen más favorables y premiarlo como merecía su buen corazón.

    A los dos días el mismo soldado hizo igual venta en dos onzas de oro de un alfiler de pecho de un solo brillante avaluado en 1.200 pesos también de la propiedad de S. E. y que por su orden tomó el presbítero Ferreira. Del valor y aprecio que hizo Urien de estas dos alhajas se pueden deducir sus conocimientos.

    Estas alhajas las tenía en su poder el señor Liniers cuando lo pasaron por las armas y no se ha sabido su paradero, que no lo ignoran Castelli y sus socios en aquella horrenda acción” (resaltado por el autor).

    Parada en la Posta de Gutiérrez

    El 19 de agosto los prisioneros y la escolta que los custodiaba continuaron viaje a Buenos Aires. El Teniente Urien, a pedido de la tropa, fue relevado, siendo reemplazado por el Capitán de Dragones de Buenos Aires Manuel Garayo, quien trató con el debido decoro a los prisioneros.

    “Sin cosa digna de notarse caminaron hasta el 25 que hicieron noche en la posta de Gutiérrez que dista 67 leguas de Córdoba y 101 de Buenos Aires, bien ajenos que ésta era la última noche de su vida.

    En esta posta los esperaba un oficial y escolta de la tropa que había sacado de Buenos Aires el feroz doctor Juan José Castelli vocal de la Junta; la mañana del domingo 26 de agosto se recibió de ellos el coronel Domingo French intimando orden a Garayo de que no diese un paso adelante y guardase aquel punto. French, antes de marchar pidió a cada uno de los señores una navaja pequeña que se les había permitido para comer y entonces el doctor Rodríguez dijo a los demás: “compañeros hoy comparecemos en el tribunal de Dios”.

    “A las ocho y media de la mañana de éste día salieron de esta posta y llegaron después de las 10 a poco más adelante de un paraje llamado el Puesto, distante tres leguas de la posta; aquí los encontró el teniente coronel Juan Ramón Balcarce que también salió de Buenos Aires acompañando a Castelli; en el mismo lugar en que Balcarce los encontró hizo quequeño bosque llamado el monte de los Papagayos, distante del camino cosa de un cuarto de legua y dos leguas de la posta llamada Cabeza del Tigre.

    “Balcarce iba al lado del coche del señor Liniers quien viendo que los separaban del camino le preguntó a Balcarce ¿qué es esto? y él le contestó no lo sé otro es el que manda; llegados al bosque hallaron la tropa formada; ésta se componía de cuarenta húsares del Rey, todos extranjeros que se habían desertado de los ingleses en las acciones de Buenos Aires (resaltado por el autor), pues no se atrevieron a llevar españoles; mandáronles bajar de los coches y conforme bajaban les amarraban los brazos atrás de lo que sólo fue exceptuado el señor obispo.

    Fusilamiento de Liniers y de los demás prisioneros

    “El señor Liniers, que bajó el tercero, presentó al soldado que iba a atarlo, el cordel con que antes lo había sido diciéndole asegúrame con éste para que ya que él empezó la ignominia la consume. Estando ya todos asegurados se acercó el cruel Castelli y les hizo leer la sentencia concebida en estos términos: “La Junta suprema gubernativa de las provincias del Río de la Plata ha determinado que dentro de tres horas sean arcabuceados el general Liniers, el brigadier Concha, el coronel Allende, el asesor doctor Rodríguez y el tesorero Moreno”. A dicho término agregó una hora más de su parte el sanguinario Castelli.
    “Quiso hablar el señor Liniers pero tomó la palabra el señor obispo y derramando muchas lágrimas se puso de rodillas para abogar por ellos, y apenas había dicho ¿que cómo se les condenaba a muerte sin oírlos? ¿que por qué se les privaba de los auxilios espirituales como es la sa- grada comunión y se profanaba la festividad del domingo?... cuando le interrumpió French diciéndole Calle usted padre que aún no sabe la suerte que le espera.

    “El doctor Rodríguez con voz firme y su inalterable serenidad dirigiéndose al desnaturalizado Castelli a quien conocía le dijo: “Doctor Castelli ¿es esto conforme a la jurisprudencia que usted ha estudiado? ¿Quería usted que adoptásemos un sistema que empieza de este modo? Aún cuando no hubiera el motivo de fidelidad a Dios, al Rey, y a la Nación, me consideraría feliz, en morir por no ser testigo de los horrores que anuncian estos principios”. Castelli se desentendió y to1mando la voz el señor Liniers dijo:
    “Todo es en vano, estamos en la mano de la fuerza; conformidad; mucho más merecen nuestras culpas; más glorioso nos es morir que suscribir a las miras de la Junta, morimos por defender los derechos de nuestro Rey y de nuestra patria, y nuestro honor ileso al sepulcro”.

    Calló y pidió al señor obispo le sacase del bolsillo el rosario y paseándose lo rezó y continuó paseándose preparándose para la confesión, todo con tal nobleza y entereza que aseguran algunos que estaban presentes que en aquel estado de ignominia y con los brazos atados, parecía más glorioso que en sus victorias de la reconquista y defensa en que con heroica intrepidez despreciaba las balas ene- migas. Este señor y el coronel Allende hicieron su confesión con el señor obispo y los tres restantes con su secretario el padre (Pedro Alcántara) Jiménez.

    “Habían atado con tanta crueldad al señor Concha que no pudiendo sufrir el dolor rogó al padre Jiménez pidiese al oficial que lo custodiaba le hiciese aflojar un poco la ligadura mientras se confesaba para hacerlo con sosiego; el padre lo ejecutó con lágrimas que sólo obtuvieron una insolente y bárbara repulsa la que oyó el señor Concha en medio de sus dolores con la serenidad que nunca le desamparaba. Castelli retiró al señor obispo a quien dijo que no podía serle grata aquella escena trágica e hizo la señal de haberse cumplido las cuatro horas, siendo las dos y media de la tarde y se ejecutó la atroz sentencia.

    “Quisiera poder satisfacer la curiosidad del público que siempre manifestó el mayor interés en saber las últimas expresiones que salen de los labios de los hombres grandes en el momento de sufrir una muerte de esta naturaleza, porque las considera como una preciosa emanación de su heroicidad; no hay duda que atendido el carácter de estos cinco ilustres mártires de la fidelidad española, en estas cuatro horas habría sucesos muy dignos de la historia, pero hasta ahora me ha sido posible recoger todas las noticias individuales y me lisonjeo que las expresiones que referiré son ciertas en el todo.

    “El señor Liniers en el acto de vendarles los ojos dijo: ¡quita, nunca he temido a la muerte menos cuando muero por mi fidelidad a la Nación y al Rey! En voz perceptible imploro el auxilio de María Santísima (Bajo el titulo del Rosario de quien siempre fue muy devoto) hincado de rodillas y con la vista fija en los soldados que estaban con las armas preparadas les dijo: “ya estoy muchachos” y haciendo a este tiempo la señal el oficial Juan Ramón Balcarce se hizo la descarga con impericia o perturbación de los soldados, sin embargo de los seis tiros que le dirigieron, cayó en tierra con todas las señales de vida, le dispararon dos tiros más, y no murió hasta que French le disparó una pistola en la frente.
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

  8. #28
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    Re: Virreinato del Río de la Plata

    “El doctor Rodríguez con la serenidad qué le inspira su vida ejemplar con que edificó al pueblo de Córdoba, muchos años a la dirección de uno de los sacerdotes más espirituales que hay allí, al tiempo de vendarle los ojos dijo en alta y firme voz: “¡declaro que muero muy gustoso por Dios, por el Rey y la Nación; prefiero esta ignominia a las grandezas que me ha ofrecido el intruso gobierno; el Rey y la Nación atenderán a mi familia infeliz!

    “El tesorero Moreno después de vendados los ojos pidió reconciliarse y habiendo concluido dijo en voz alta: “En este momento de dar cuenta a Dios, declaro que tengo por injusta y revolucionaria la Junta de Buenos Aires; muero por la justa causa y cito para ante el tribunal de Dios a los que son causa de mi muerte”.

    “El que oyó estas palabras no pudo dar razón de las que dijeron el brigadier Concha y el coronel Allende y apenas se puede decir a quien corresponde la preferencia en el valor y la religiosidad que tan heroicamente se disputaban entre estos cinco mártires.

    “El ilustrísimo señor obispo aseguró que envidiaba la disposición con que se presentaron a la muerte, pero a pesar de no haber podido recibir los
    últimos alientos de sus ilustres compañeros por el paréntesis que, como se ha dicho, parece hizo la ferocidad de Castelli; fue tal la impresión que causó en su ilustrísima la descarga, que le ocasionó un temblor general que parecía mortal, el que le duró tres días en los cuales no pudo tomar otro alimento que agua. Esta preciosa vida que Dios quiso conservar dará noticias muy circunstanciadas e interesantes, pues su secretario el padre Jiménez que no se separó de ellos hasta después de [su] muerte puede darle todas las que no presenció y la nación tendrá todos los conocimientos que la confianza en el alto grado de aprecio que tiene la memoria de esas víctimas aunque llorará la pérdida irreparable que experimentó”.

    El entierro de los fusilados

    “Concluida la horrible e inaudita carnicería fueron algunos soldados a traer las carretillas de los equipajes que, como se ha dicho, quedaron en el camino con los criados, para conducir los cadáveres a la iglesia del lugar de la Cruz Alta que dista sobre cinco leguas, más hacia Buenos Aires. Sin embargo del tiempo que medió en esta diligencia y en la descarga de las carretillas que debió ser de alguna consideración; cuando los criados alzaron los cadáveres para ponerlos en las carretillas advirtieron que el brigadier Concha aún estaba vivo; boqueaba y se estremecía y habiéndole avisado al oficial encargado de acompañarlos hasta darles sepultura, contesto con serenidad no importa, echadlo que él se morirá: ¿no es admirable la exactitud con que los rebeldes han aprovechado todas las ocasiones de acreditar que exceden en ferocidad a los mayores tiranos?.

    “Llegados a la Cruz Alta se hizo abrir una zanja en el campo al lado de la iglesia, con intervención del teniente cura que era un religioso de la Merced para quien iba una orden de Castelli y el oficial no se separó hasta que los vio sepultados y se asegura que el brigadier Concha expiró en el sepulcro. Este religioso al día siguiente los hizo desenterrar y abriendo una sepultura más amplia en el mismo lugar en que antes los habían echado unos sobre otros, colocó todos los cadáveres con separación y poniendo una cruz a la cabecera puso en el brazo derecho de ella y es así: L.R.C.M.A. para que puedan algún día sus familias recoger las reliquias de tan ilustres víctimas.

    Este virtuoso religioso desempeñó su ministerio rezándoles el oficio de difuntos y bendiciendo el terreno de la sepultura, pues el orden de Castelli le prevenía fuese sin pompa alguna.

    “Cuando se supo en Buenos Aires estos asesinatos mandó la Junta uno de sus ayudantes a dar órdenes en todos los templos de la ciudad que por ningún pretexto hiciese exequias por alguno de los cinco difuntos.

    “Este cúmulo de atrocidades que tanto excitaa la nación al justo castigo parece que ya mereció en parte el Divino, pues el doctor Mariano Moreno que fue de la
    Junta y uno de los más sanguinarios murió casi a la vista de Inglaterra
    (adonde iba en comisión) de una violenta enfermedad y sin ningún
    sacramento manifestando hasta el último suspiro su impenitencia. Esto acaeció a los siete meses poco más o menos de aquellas muertes, y con poca diferencia de tiempo murió en Buenos Aires el presbítero Manuel Alberti vocal de la Junta si recibir ningún sacramento a pesar de que por tres veces le anunció el médico su próxima muerte y le mandó se dispusiese”.

    Proposiciones y adulaciones para que los fusilados cambiaran de actitud

    “Este fue el fin que los dignos españoles Liniers, Concha, Allende, Moreno y Rodríguez prefirieron a las lisonjeras ofertas que les hicieron por escrito y de palabra pues con este objeto pasó a Córdoba a mediados de junio el doctor Mariano Yrigoyen, hermano político del brigadier Concha. “La misión de Yrigoyen se dirigía particularmente a los señores Concha y Rodríguez juzgando por sus connotaciones con el primero y antigua amistad con el segundo podría vencerlos y atraerlos a su partido, pero sólo sacó nuevos convencimientos de la heroica constancia de aquéllos, y de los demás citados, pues el señor Allende que había más de treinta años, obtenía el empleo de coronel de ejército con un sueldo, no haciendo aprecio del olvido del antiguo gobierno para su ascenso, escribió a un amigo suyo a Buenos Aires diciéndole “me acreditaría de indigno a las gracias y distinciones que desde mi juventud gozo, si en estas circunstancias trepidase un momento en seguir la causa de la nación y oponerme a los revolucionarios” y esto se hizo tan público como su decidida resistencia a todos los que intentaron seducirlo.

    “Estas pretensiones eran obra del temor y así fueron mayores las que hicieron con el general Liniers que era a quien más temían y la Junta no perdonó medio para hacerlo entrar, en su partido o separarlo del contrario. Le mandaron un oficial con las más lisonjeras ofertas; obligaron a algunos de sus amigos de Buenos Aires a que escribieran haciéndolo también ellos, últimamente el presidente Cornelio Saavedra exigiendo de él únicamente que se retirase a su casa de campo y fuese un tranquilo espectador, pero como esto no estaba en sus principios, contestó únicamente a todos y con más extensión y firmeza a los jefes militares “que nunca podría suscribir o reconocer un gobierno que desconocía el superior de la nación, que separándose de la madre patria no veía en ellos más que infractores de los sagrados derechos que unen ambos mundos que como oficial general, más que otro alguno se consideraba obligado a declarar abiertamente contra todo individuo o corporación que se separase de la unidad de la nación española, cuyos derechos sostendría hasta derramar la última gota de sangre”.

    “Vista por la Junta de Buenos Aires esta heroica declaración determinaron a toda costa asesinarlo, y con este objeto salieron tres asesinos de Buenos Aires que fueron encontrados por Yrigoyen cuando regresaba en las cercanías de Córdoba y habiéndole comunicado su intento procuró disuadirlo dándoles por imposible la empresa, y logró se retirasen como él lo hacía bien desengañado de que eran incorruptibles los que él soñó vencer.

    “No fue éste el último atentado que por las razones expuestas adoptaron contra el general Liniers; poco satisfechos Hipólito Vieytes y Antonio Balcarce de la suspensión de la ejecución de la sentencia de muerte que se hizo en la Aguadita, mandaron al cirujano de su ejército Juan Madera disponer un veneno, y efectuado lo mandaron a la villa de los Ranchos para que allí se le diese al señor Liniers en la comida; cuando llegó a los Ranchos el veneno, ya habían salido los señores y fue en su seguimiento pero con la feliz casualidad de no haberlos alcanzado, y cuando llegó a la posta de Gutiérrez ya se sabía su muerte y retrocedió a Córdoba dirigido a la Junta de comisión: lo recibió Ocampo, que ignorando lo que contenía llamó un boticario para que lo reconociese y habiéndolo hecho y dicho lo que era, entró Vieytes que preguntando por Ocampo a qué se dirigía aquel veneno, contestó “lo hemos dispuesto para acabar con el pícaro de Liniers, pues V. M. no quiso dar cumplimiento a las órdenes que traía; pero ya no es preciso”.

    Ocampo quedó asombrado al ver esta atrocidad; que no era posible poner obra sin que muriesen todos los demás pues todos comían igualmente, y no hubieran gozado de los auxilios espirituales que después tuvieron.

    “La Junta de Buenos Aires declaró vacante el obispado de Córdoba y se hizo tocar en Córdoba a sede vacante por el deán Funes que en ausencia de los demás canónigos se hizo él solo Cabildo eclesiástico y dio cumplimiento al orden que se dirigió al cuerpo.

    “El señor obispo desde el momento del asesinato de sus compañeros fue conducido preso a la guardia de Luján, que es una de las de la frontera de Buenos Aires en donde permaneció sobre 14 meses que sufrió con su mansedumbre evangélica, y le asignaron una corta pensión para su alimento que creo no le pagaron. Su ilustrísima no perdió el tiempo durante su prisión usando de su sagrado ministerio con consentimiento del señor obispo de Buenos Aires y aun de la Junta hasta que en últimos de octubre de l811, sin que él lo solicitase fue llamado a Buenos Aires por el nuevo gobierno ejecutivo en donde una junta de teólogos y juristas que nombró el mismo gobierno declaró que todo cuanto se había obrado contra su ilustrísima era violento e ilegal y en enero después que se cerró la comunicación entre Buenos Aires pasaron a su ilustrísima orden para restituirse a su obispado en donde será de gran utilidad particularmente a las cuatro viudas y diecinueve huérfanos que pueden gozar las gracias que esperan de la magnánima e invencible nación española se hallan en la mayor necesidad para subsistir embargados todos los bienes sin exceptuar los dotales, y no haberlos dado los rebeldes el más mínimo socorro ni aun permitiéndoles gozar del Montepío a que tienen derecho.

    “En conclusión: los jefes de Córdoba todo emprendieron y nada omitieron para consolidar la opinión pública contra la revolución”.
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

  9. #29
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    Re: Virreinato del Río de la Plata

    Ficción y cinismo en la Revolución de Mayo

    En el Boletín CCP de Mayo (Nro. 156) que titulamos “La Revolución de Mayo y el cambio de amo”, reproducimos parcialmente cuatro trabajos debidamente documentados e interrelacionados, tres de ellos muy poco conocidos, de distintos autores y fuentes que – a nuestro criterio y dentro de las limitaciones que nos impone la carencia de suficientes recursos económicos- interpretan acabadamente y con mayor aproximación lo que realmente ocurrió en las jornadas de mayo de 1810.

    Como seguramente se habrá podido concluir, los sucesos de Mayo y las teorías sustentadas para justificar la Revolución sobre la soberanía popular nada tuvieron que ver con los hechos.

    Por otro lado, resulta indisimulable la influencia directa que ejerció Inglaterra en los asuntos públicos para favorecer sus intereses, juntamene con la masonería – un verdadero “caballo de Troya” británico- , ya sea en los temas culturales como en el “modus operandi” en el ejercicio del terror y en la manifestaciones de irreligiosidad y ataques a la religión Católica, no obstante que una gran parte del clero, sino la mayoría, fue declaradamente revolucionario y su principal componente intelectual.

    Sin embargo, es poco visto que los historiadores resalten e insistan respecto a la inmoralidad que resulta de la absoluta incongruencia y contradicción entre la ficción de sostener y matar en nombre de “la máscara de Fernando VII” y el fusilamiento de Santiago de Santiago de Liniers, cuyas últimas palabras precisamente son la expresión de la autenticidad ¡nunca he temido a la muerte menos cuando muero por mi fidelidad a la Nación y al Rey!

    En otras palabras, para la Historia Oficial del Régimen y del Sistema de dominación, la rebelión contra España en nombre de Fernando VII – un rey inexistente, porque no reinaba - estaba bien, pero el desacuerdo con la Junta de Buenos Aires estaba mal, lo que en términos modernos sería algo políticamente muy incorrecto e inaceptable.

    El mismo Cornelio Saavedra, Presidente de la Junta, es quien lo reconoce en su memoria autógrafa “cubrir a la Junta con el manto de Fernando VII fue una ficción desde el comienzo, necesaria por razones políticas” (Tomo I, Pág. 53).

    Pero lo que en realidad ocultan los historiadores oficiales, es que Liniers molestaba a los liberales y masones porteños, en principio porque era un héroe muy popular y en segundo lugar, porque su cosmovisión tradicionalista e hispánica era absolutamente antagónica y contradictoria con la de los revolucionarios que se habían hecho del poder con la pérfida protección británica.

    El general Tomás Guido, héroe de la independencia argentina, escribe en sus memorias que los liberales independentistas sintieron que “El pueblo... no está preparado para un cambio violento de administración.

    Las masas proletarias, que constituyen la mayor parte de la provincia de Buenos Aires, tienen una especie de culto por el General Liniers, en quien no ven el odioso instrumento del absolutismo español, sino el liberador de Buenos Aíres, el héroe contra la invasión inglesa”.

    Cornelio Saavedra, hablando de los enemigos del Virrey en su “Autobiografía” dice: “se olvidaban esos ingratos que solo el francés Liniers rehusó juramentarse ante Beresford, cuando éste ocupó Buenos Aires, y todos los fieles y leales españoles, incluso los jefes de graduación se apresuraron á prestar juramento de no tomar las armas contra los ingleses, que exigía Beresford; que solo el francés Liniers pasó a Montevideo a promover y solicitar tropas del Rey para hacer la Reconquista de Buenos Aires...”. En otra parte afirma que Liniers fue uno de los primeros representantes auténticos de las clases populares (Pág. 22 a 44).

    El Dr. Luis V. Varela opina que “el documento que figura en la historia con el nombre de Sentencias de Liniers y sus compañeros, sentencia de muerte colectiva, dictada por un Poder Ejecutivo al que se le había prohibido expresamente el ejercicio de funciones judiciales, es la más alta nota de terror que quiso imponer la Primera Junta de Gobierno, en nombre de la necesidad de mantener la independencia de América”.

    Mariano de Vedia y Mitre (31) agrega: “El manifiesto de la Junta sobre el fusilamiento de Liniers y sus cómplices”, documento de la pluma de Moreno, está destinado a justificar un acto tremendo: El sacrificio 14
    de la vida del defensor de Buenos Aires durante las agresiones de Inglaterra, del caudillo popular de aquellos días, del virrey surgido del cabildo abierto del 14 de agosto de 1806; del primer hombre de popularidad legítima que conoció el pueblo de Buenos Aires. Se trata de una actitud esencialmente política del gobierno, que éste tomó sin duda a pesar suyo y debido a que el prestigio de que gozaba el ex virrey podía hacer que siguieran sus banderas los pueblos del virreinato entre los que mantenía tanto arraigo (eventualidad que no se cumplió). El sacrificio de sus vidas es un acto de jacobinismo político. El manifiesto atribuye a los conjurados de Córdoba la comisión de un crimen: El de haber conspirado contra la estabilidad del Estado. Con mayor fundamento, Liniers y sus colaboradores podían considerar que quienes habían hecho la revolución en Buenos Aires eran conspiradores contra las instituciones legítimas, y autores del delito de rebelión”.

    Paul Groussac señala en su “Biografía de Liniers”, (32) que: “ Liniers y sus compañeros murieron por ser fieles á su nación y á su rey, y cayeron como buenos al pie de su bandera; y el solo hecho de ser ésta la misma que sus enemigos tremolaban, nos enseña que fue inicua su condena. Aunque la causa de la metrópoli fuera políticamente tan injusta como era justa la causa de las colonias, no tenían que averiguarlo los jefes españoles, sólo llamados a defenderla”.

    Así es como se consumó el asesinato político del héroe de la Reconquista y Defensa de Buenos Aires.

    Una paradoja y la más absurda contradicción política de la historia nacional, donde la Junta invoca “Los sagrados derechos del Rey y de la Patria” para matarlo y la víctima muere reivindicando “muero por mi fidelidad a la Nación y al Rey”. En otras palabras, los fusiladores matan en nombre del rey y la víctima muere por fidelidad al mismo rey.

    Resulta a todas luces evidente el
    cinismo y la patente arbitrariedad e
    injusticia de los fusilamientos de Liniers y de sus otros compañeros.

    Constituye un acto inicial infame, perverso, cruel, triste y hasta un mal augurio, que inaugura un estilo o una escuela política de duplicidades, simulaciones, apariencias y traiciones, que será la norma en el posterior desarrollo político de la Historia Argentina y que, a mi criterio, es la causa de nuestras tragedias y el factor que ha entorpecido la realización de nuestro destino nacional a lo largo del tiempo.

    Por otro lado, la miopía ideológica de liberales y masones les impidió y les impide reconocer que el rechazo y derrota del invasor inglés en 1806 y 1807, hizo que por primera vez los argentinos lucharan contra un enemigo común y que el “Triunfo Argentino” – plasmado en los versos patrióticos de Vicente López y Planes que celebran la victoria de 1807 les hiciera percibir su potencial como nación. Potencial que se hizo realidad cuando el 14 de agosto de 1806, el Cabildo en ausencia del Virrey, asumió todo el poder del gobierno bajo la conducción de Santiago de Liniers.

    Esa es la causa por la cual al eliminar físicamente al artífice, conductor y caudillo de ese “Triunfo Argentino”, también deben eliminar de la memoria colectiva e histórica de los argentinos al hecho mismo: las dos invasiones y, consecuentemente, sendas derrotas inglesas. Por eso no hay festejos ni honores oficiales ni privados para honrar la Reconquista ni la Defensa y mucho menos para quien fue su Jefe. A tal punto esto es así, que ni siquiera se argumenta su conmemoración para justificar un día feriado y, con ello, un día más para hacer turismo.

    Generalmente es aceptado que la existencia y formación de una sociedad nacional se origina en lo que normalmente se llama un “mito fundacional” o “ficciones orientadoras”. Muchas veces estos no pueden ser probados y en realidad a veces son tanto el producto de creaciones artificiales como de ficciones literarias, pero que son necesarias para darles a los miembros de esa sociedad un sentido de pertenencia, de nación, de comunidad, de identidad colectiva y darle un destino común en lo universal.

    En la argentina liberales y masones impusieron al 25 de mayo como “mito fundacional” de la Nación Argentina y obviamente de la historia oficial, constituyendo a la “soberanía popular” y al “libre comercio” en los hechos determinantes de la revolución. A partir de entonces las fuentes de la democracia y del capitalismo liberal en la Argentina, deberán buscarse en los hombres y en los ideales de mayo. En ese sentido, ya hemos demostrado ampliamente falsedad absoluta de ambas cuestiones en nuestro trabajo “La Revolución de Mayo y el cambio de amo”, que se publicara en el Boletín CCP Nro. 156, correspondiente al mes de mayo del corriente año. La supuesta expresión de la “soberanía popular” no fue otra cosa que un golpe militar con una parodia de argumentaciones y votaciones amañadas y el “libre comercio” la excusa para “cambiar de amo” y pasar a constituirnos en una colonia comercial británica.
    Si los argentinos pretendemos Re- conquistar nuestra Patria para los argentinos no podemos aceptar otro “mito fundacional” original que la que impone la verdad histórica. Y ese no puede ser otro que el “Triunfo Argentino” en la Invasiones Inglesas.

    Acontecimiento histórico que confirma nuestra “autodeterminación” de hecho, al haber derrotado a la mayor potencia mundial de la época, por propia iniciativa y esfuerzo, sin ayuda de España ni de otros virreinatos y que, a las 24 horas de haber Reconquistado Buenos Aires es ejercida en forma efectiva al deponer el Cabildo al Virrey Sobremonte y reemplazarlo con Santiago de Liniers.

    En cambio, mientras Liniers y sus compañeros yacían en una fosa común y olvidados, sin derecho a una tumba decorosa (durante 52 años ningún gobierno argentino se preocupó de sus restos), sus familias perseguidas por las penurias económicas, la Junta de Buenos Aires se ocupaba en homenajear a Lord Strangford Enrique Williams Álzaga en su libro “La fuga del General Beresford” señala: “La Junta de Mayo, en reconocimiento, resolvió distinguirle a Strangford con la cualidad de ciudadano (primera carta honoraria de ciudadanía acordada entre nosotros) y adjudicarle en propiedad una legua cuadrada en territorio de este suelo. El homenaje se llevó a cabo el 21 de febrero de 1811, en la sala capitular, donde congregáronse el gobierno en pleno y demás autoridades, el alto clero y los jefes de las tropas. Habló, en primer término, Juan Larrea, vocal de la Junta, y luego Manuel Hermenegildo de Aguirre, alcalde de primer voto: uno y otro exaltaron, en términos sumamente elogiosos, la personalidad de lord Strangford”. Posteriormente, el tan admirado embajador inglés, rechazó el título de ciudadano argentino por considerarlo una distinción impropia de un súbdito de la corona británica y, en particular, por encontrarse cumpliendo una misión diplomática, “pero no así con las tierras, ya que las mismas están libres de todo rigor protocolar”.

    Conclusión

    Si la Argentina quiere “ser lo que debe ser” y no lo que los demás desean que sea, es preciso reconocer, en principio, que el verdadero “mito fundacional” de la Argentina lo constituye el “Triunfo Argentino” en las Invasiones Inglesas, y no el 25 de mayo de 1810.

    La aceptación de este hecho trascendental exige la previa reivindicación y merecido desagravio público y oficial, de un extremo a otro del país, de la memoria del héroe de la Reconquista y Defensa de Buenos Aires don Santiago de Liniers y de todos los argentinos que murieron, derramaron su sangre y combatieron en esas gestas.

    Ambos actos, genuinas muestras de amor, justicia y piedad hacia esos acontecimientos y personas gloriosas de nuestro pasado, no son otra cosa que la expresión más pura del amor a la Patria.

    Reivindicado y desagraviado Santiago de Liniers y reconocido el verdadero “mito fundacional” de la Argentina, debemos reconstruir nuestras raíces y tradiciones indo-hispanoamericanas e identificar en el héroe de la Reconquista y Defensa, no sólo la ejemplaridad de un magnífico eslabón que une las virtudes y valores de la España milenaria con las de la Argentina, sino también a nuestro Primer Padre de la Patria.



    “El escarmiento”

    Orden de la Primera Junta con la sentencia de muerte contra los conspiradores de Córdoba

    “Los sagrados derechos del Rey y de la Patria han armado el brazo de la justicia, y esta Junta há fulminado sentencia contra los conspiradores de Córdoba, acusados por la notoriedad de sus delitos, y condenados por el voto general de todos los buenos. La Junta manda, que sean arcabuceados Dn. Santiago de Liniers, Dn. Juan Gutiérrez de la Concha, el Obispo de Córdoba, Don Victorino Rodríguez, el Coronel Allende, y el oficial real Dn. Joaquín Moreno. En el momento que todos o cada uno de ellos sean pillados, sean cual fuesen las circunstancias se executará esta resolución, sin dar lugar á minutos, que proporcionasen ruegos y relaciones capaces de comprometer el cumplimiento de esta Orden y el honor de V.S. Este escarmiento debe ser la base de la estabilidad del nuevo sistema, y una lección para los Jefes del Perú que se abanzan a mil excesos por la esperanza de la impunidad; y es al mismo tiempo la prueba fundamental de la utilidad y energía con que llena esta Expedición los importantes obgetos á que se destina.
    Dios guie. á V.S. ms. as.

    Mariano Moreno y Santiago de Liniers

    En un “manifiesto” publicado en la Gaceta de Buenos Aires (1), el 9 de septiembre de 1810, un exaltado Mariano Moreno terminaba dirigiéndose a sus ciudadanos, arrojando furiosos anatemas sobre Liniers: “Un eterno oprobio cubrirá las cenizas de D. Santiago Liniers, y la posteridad más remota verterá exe- craciones contra ese hombre ingrato, que por voluntaria elección tomó á su cargo la ruina y exterminio de un pueblo, á que era deudor de los más grandes beneficios”.

    Y ante la carencia de argumentos sólidos para justificar el terrible acto, en un paroxismo de irritación, termina faltando burdamente y a sabiendas a la verdad: “El que recuerde los sucesos de esta Capital en los quatro ultimos años que han corrido; el que medite en los arroyos de sangre con que los patricios compraron la honra y glorias de D. Santiago Liniers...”, desdiciéndose de los versos que años atrás escribiera para esa oportunidad:
    “Canciones en que se narra y elogia la Victoria del día 5 de julio de 1807...”
    “...Canten la gran Victoria, conque lleno de gloria
    el argentino Pueblo,
    y el gran Liniers
    Triunfado tienen del fiero Inglés” Mariano Moreno

    http://sitio.patriaargentina.org/blo...gosto-2010.pdf
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

  10. #30
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    Re: Virreinato del Río de la Plata

    Banda Oriental en el Siglo XVII:
    Imágenes adjuntadas Imágenes adjuntadas
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    Antonio Aparisi

  11. #31
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    Re: Virreinato del Río de la Plata

    Virreinato de las Provincias del Río de la Plata o Virreynato de Buenos Ayres:

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  12. #32
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    Re: Virreinato del Río de la Plata

    Provincia del Paraguay de la Compañía de Jesús:



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    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

  13. #33
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    Re: Virreinato del Río de la Plata

    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

  14. #34
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    Re: Virreinato del Río de la Plata

    Paraguay antes de perder su territorio:

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    Antonio Aparisi

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    Re: Virreinato del Río de la Plata

    La Guerra de la "Triple Infamia" y el genocidio del pueblo paraguayo



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    Introducción
    La Guerra del Paraguay ocurrida entre 1865 y 1870 ha sido, sin duda alguna, el más funesto y doloroso hecho de la historia de la América hispana. Llamada de la "Triple Alianza", fue un enfrentamiento bélico sin precedentes donde la República Argentina, "Su Majestad" el Emperador del Brasil y la República Oriental del Uruguay se aliaron en una guerra fraticida contra el Paraguay del Mariscal Francisco Solano López.
    En nuestro país, se ha enseñado dentro del marco de "la historia oficial-escolar" la guerra de la "Triple Alianza" de la siguiente manera: Que Argentina se vio obligada a intervenir en el conflicto para lavar su honor nacional lesionado por la sorpresiva invasión de las fuerzas paraguayas. Que se fue a la guerra en defensa de los principios democráticos y civilizadores, contra la barbarie del Dictador Francisco Solano López que tenía sometido y atrasado al pueblo guaraní. Y que, debido a un supuesto altruismo argentino, no obtuvo nuestro país ninguna ventaja material después de la victoria.
    Esta versión en la actualidad no resiste el menor análisis. Los cuestionamientos a la historia oficial empezaron contemporáneamente a los hechos con los escritos de Carlos Guido y Spano y las denuncias de Juan Bautista Alberdi. Los estudios revisionistas que se consumaron posteriormente, con investigaciones documentadas, expusieron los intereses económicos, los factores geopolíticos y las líneas ideológicas que se conjugaron para gestar la guerra de 1865-70.
    En 1954, el historiador José María Rosa publica "La Guerra del Paraguay y las Montoneras Argentinas", obra canónica del pensamiento nacional y de lectura ineludible para comprender la naturaleza y los alcances de la conflagración. Este trabajo monumental abrió camino para que otros historiadores revisionistas profundizaran el tema. De allí en adelante, la historia oficial se derrumba y la verdad histórica se abre paso para grabar en la memoria colectiva de la patria grande un genocidio sin paralelo en la vida de América Latina.

    El Paraguay de la preguerra

    Los hombres del Paraguay soberano
    Es imprescindible, antes de ingresar en el tema central de éste trabajo, preguntarnos como era el Paraguay de la preguerra. El historiador mexicano, Carlos Pereyra, en el libro "Solano López y su drama" nos brinda una abreviada reseña de la política paraguaya: "En vez de cuarenta gobernantes por año o por mes, el Paraguay conoció tres antes de su redención por los aliados. El Dr. Francia, D. Carlos Antonio López y Francisco Solano López. Hubo interinidades y puentes, pero todo en forma pacífica... "
    El doctor Francia gobernó desde los primeros días de la independencia hasta su muerte en 1840. Lo sucede Carlos Antonio López que fue designado previamente "primer cónsul" en 1841 y luego, en 1842, cuando se creó la institución presidencial, asume ésta, de hecho vitalicia, continuando en el mandato hasta su muerte en 1862.
    Lo sucede el segundo López, hijo del anterior, Francisco Solano López, que desempeñó funciones presidenciales hereditarias hasta marzo de 1870 cuando muere lanceado en Cerro Corá por los soldados del imperio luso brasilero.
    Bajo estas tres largas administraciones, el Paraguay se había librado de los interminables conflictos internos sufridos por todos los pueblos de América del Sur y fundamentalmente había logrado implementar políticas de Estado a largo plazo.

    El guaraní y la nación paraguaya
    El Paraguay como Nación tenía una especial particularidad que es preciso señalar: contenía un pueblo con identidad nacional propia. Era una Nación con un consistente y definido ser político y social. En el Paraguay se produjo un fenómeno sociológico único en la historia americana: los conquistadores adoptaron la lengua de los conquistados.
    El porfiado triunfo del idioma guaraní se alzó en torno del pueblo paraguayo como una alta barrera que le aisló todo contacto con las culturas occidentales. La lengua guaraní se convirtió en un fuerte rasgo de diferenciación con respecto a las demás colectividades americanas, en un cohesivo aglutinante espiritual y en un fuerte lazo que apretó a los paraguayos ante el peligro de lo exterior.
    Un pueblo con identidad nacional y una clase dirigente con conciencia geopolítica eran dos características que no podían mostrar otros pueblos hispanoamericanos en la segunda mitad del siglo XIX.

    Las dos pistolas de Gaspar Francia
    Ya en el comienzo de la emancipación americana, cuando en 1810 la Junta de Buenos Aires conminaba al gobernador paraguayo a que fuese reconocida como heredera del Virrey y a enviar diputados para el congreso de provincias, el doctor José Gaspar de Francia consideró inadmisible la pretensión de Buenos Aires de asumir por sí sola el mando superior del Virreinato.
    Pero, tampoco abogó a favor de continuar dependiendo del caduco poder español. Tuvo una meridiana claridad cuando proclamó sus "argumentos": "Mis argumentos en favor de mis ideas son éstas -dijo depositando dos pistolas sobre la mesa presidencial del Congreso-: una está destinada contra Fernando VII y la otra contra Buenos Aires." (1)

    El "dictador perpetuo"
    Se llamaba Gaspar Rodríguez de Francia. Sin eufemismo se hizo nombrar "Dictador Perpetuo". Obtuvo el grado de maestro de Filosofía y Doctor en Sagrada Teología, además de un doctorado en Derecho en la Universidad de Córdoba. Era un gran lector, admirador de Franklin y Voltaire, humanista, indagador de ciencias varias a quién Mitre lapidó con el sambenito de "tirano más cruel y sangriento que los de la antigüedad".
    Este doctor Francia, "Padre de la Patria paraguaya", austero gobernante, solitario y hasta misterioso para la mirada de los porteños, hizo todo lo necesario para acrecentar extraordinariamente la economía nacional a través del desarrollo del sector agrícola.

    Política proteccionista
    Ante el bloqueo comercial de los porteños, las conspiraciones armadas desde el puerto y la malograda expedición de Belgrano Francia reacciona cerrando, política y económicamente, al Paraguay.
    Lo replegó sobre sí mismo, construyendo así, un país autosuficiente. La base social de ésta política la conformaron los pequeños y medianos campesinos y los artesanos, formaciones sociales no interesadas objetivamente en el librecambio, en la apertura del país y en el comercio con Europa y los EE.UU.
    Las condiciones objetivas del Paraguay permitieron al Dictador realizar su política. La burguesía local era muy débil y escasa el país no producía materias primas ni los alimentos demandados por las grandes potencias mundiales.
    Otra característica sui generis, que contribuyó a la conformación particular de la patria guaraní, fue la presencia de los jesuitas durante un prolongado lapso de la historia nacional. La misma dificultó la formación de una poderosa clase terrateniente.

    Reforma agraria
    El Estado, por medio de la confiscación, comenzó a adquirir gran parte de las tierras en manos de los particulares y también se apropió las propiedades de la Iglesia. En adelante esas tierras estatales serán arrendadas a los campesinos a muy bajo precio. A los campesinos arrendatarios el Estado les provee ganado y útiles de labranza.
    Se creó una singularísima institución denominada "Estancia de la Patria". Eran verdaderas unidades económicas de producción donde se integraban actividades agrícolas, ganaderas y artesanales. Proveían alimentos al ejército y abastecían al mercado local de yerba mate y tabaco.

    Sin vagos y mal entretenidos
    La expansión y el desarrollo del mercado interno, y la consecuente ocupación de la mano de obra local, generó otro fenómeno singular: la ausencia absoluta de desocupados. No había "vagos y mal entretenidos".
    Se formó así una comunidad original donde reinaba la paz social, casi una anomalía en el mundo de ése entonces. Y así se dio el fenómeno de una economía que, aunque técnicamente atrasada, permitía la integración del pueblo a la misma.

    Carlos Antonio López profundiza el modelo
    A la muerte de don Gaspar Francia en 1840, (había gobernado casi tres décadas) le sucede Carlos Antonio López. Su sucesor reforzará el sector estatal de la economía, habrá más "estancias de la patria".
    Son nacionalizados los arbustos de yerba mate y con ellos los bosques que producen madera para la construcción. Se sanciona una ley que prohíbe a los extranjeros la adquisición de tierras y se dispuso construir la primera fundición para el carbón de madera y tratamiento del mineral de hierro.
    Las tierras comunales de la población aborigen fueron pasadas al Estado que las administraba y se disolvieron las antiguas comunidades indígenas guaraníes. La población indígena, en vez de ser exterminada como fue en el resto de Latinoamérica, fue afianzada a la tierra e integrada a la Nación.
    Era el Estado el que dirigía la economía y determinaba las políticas de desarrollo. El país crecía a pesar de la inexistencia de una burguesía urbana. Lentamente se desarrolla lo que se podría llamar una burguesía rural, que será la base social del régimen.

    La política internacional y la militarización
    En lo que respecta a la política internacional, el Paraguay de Carlos Antonio López se comienza a abrir al mundo. Brasil, solo en función de sus propios intereses, le reconoce su independencia en 1844, acto por el cual protesta el embajador de Don Juan Manuel de Rosas en Rio de Janeiro. Para el Restaurador, en su visión americanista que aspiraba a la unidad del viejo Virreinato del Rio de la Plata le resultaba inadmisible la independencia de una de sus provincias.
    El Paraguay que no tenía pactos colectivos con las otras provincias argentinas, los iba sellando aisladamente y con quién le conviniera para oponerse al gobierno argentino que le negaba la independencia. Era aliado de Corrientes, mantenía relaciones de interés mutuo con Brasil y simpatizaba con las potencias europeas bloqueadoras. Luego de Caseros, pasa el Paraguay a disfrutar su plena soberanía, es reconocida su independencia por la Confederación y le es permitida la libre navegación de los ríos (2).
    Pero sin dudas, el punto esencial de la política de Carlos Antonio López fue la militarización del país. Durante su gobierno, su hijo Francisco Solano, sirvió en el ministerio de guerra y trabajó sin descanso en esta área contratando, durante su larga estadía europea, técnicos, especialistas en fabricación de armas, constructores de buques, artilleros etc. Todos ellos empleados y controlados por el Estado. Es importante marcar que el desarrollo militar del Paraguay, a pesar de sus avances, no podía, ni podrá hacer nada contra las armas y los recursos del Brasil y la Argentina, financiados y dirigidos por el imperio Británico.

    Solano López, el sucesor
    Era Francisco Solano López el sucesor indicado del "Supremo", un verdadero delfín que profundizó el proyecto de sus antecesores. La notable continuidad de la política económica de los gobiernos paraguayos se prolonga y ahonda con el hijo de Carlos Antonio que lo sucede a la muerte de éste en 1862.
    El historiador Carlos Pereyra hace un análisis de la concepción geopolítica que Francisco Solano López poseía de la región y el mundo que es importante transcribir para comprender luego la naturaleza de la guerra, y el rol que Argentina jugó en ella: "El general Francisco Solano López consideraba como misión capital del gobernante paraguayo contrariar los avances del Brasil y formar un pacto de unión con Bolivia, la República Argentina y el Uruguay. El sentimiento unificador de López tenía que ser muy mal recibido..."

    Modernización y desarrollo del Paraguay
    León Pomer, en su libro "La Guerra del Paraguay" relata, en forma breve pero clara, el proceso de desarrollo económico y la gestación del modelo autónomo guaraní. Menciona que en este período comienza la construcción de vías férreas, telégrafos, fábricas de pólvora y de papel. Son contratados más técnicos extranjeros y puestos al servicio de la política del Estado.
    El Estado toma un papel central en la economía, pero no para enajenar las riquezas del suelo o desarrollar aquellos sectores de la economía nacional que interesan a los países centrales sino para determinar políticas soberanas de desarrollo. Este estatismo es un ejemplo insólito en la América del Siglo XIX.

    Contra los intereses del imperio
    El Paraguay de la preguerra no era un paraíso como algunos autores afirman, no fue ni siquiera un país moderno y desarrollado. Pero, la dirección que iba tomando, el crecimiento y la voluntad que lo guiaba comenzaron a resultar intolerables para la política del imperio británico.
    El Cónsul Henderson de S. M. Británica le escribió a la Foering Office: "La mayor parte de la propiedad rural es propiedad del Estado. Las mejores casas de la ciudad pertenecen al gobierno y éste posee valiosas granjas de cría y agrícolas en todo el país". Era un desmesurado estatismo... no dejaba espacio alguno a los ingleses para hacer sus negocios.

    La Guerra: sus actores y causas

    Las razones de la conflagración
    Cada uno de los países aliados tuvo en su momento una necesidad interna para entrar en guerra con el Paraguay. Pero, más allá de las razones particulares de los Estados beligerantes, no es difícil, en este caso, encontrar las causas originales del conflicto en los intereses económicos del imperialismo británico en la región del Río de la Plata.
    Adhiero en este trabajo a las conclusiones que la mayoría de los estudios revisionistas han arribado luego de investigar la Guerra del Paraguay y sus causas. En síntesis, la mayor parte de esta tendencia historiográfica expresa que, dentro de la estrategia en el Río de la Plata del imperialismo británico, elaborada en Londres con fría deliberación, no podía escapar la necesidad de suprimir el foco de autonomismo y soberanía emplazado entre Argentina y Brasil que incitaba permanentemente a la rebeldía de los caudillos contra los poderes centrales establecidos.
    La guerra del la Triple Alianza fue una de las primeras manifestaciones mundiales de la política belicosa del imperialismo capitalista. En este caso, puso a prueba el sometimiento de tres gobiernos políticamente dependientes al obligarlos a aniquilar a un cuarto rebelde. La "Pérfida Albión" (3), abatió la Patria guaraní por manos ajenas.

    Por las libras esterlinas
    La tesis de la participación decisiva del imperio Británico se puede demostrar leyendo la documentación del Foering Office que muestra las diferentes operaciones políticas y diplomáticas que van acorralando al Paraguay.
    Los diarios de la época también son una valiosa fuente que nos deja entrever a Inglaterra detrás de las decisiones de los gobiernos. Pero entiendo que la más clara y patente demostración de la participación de Gran Bretaña en el conflicto la dan los números de las finanzas que fueron utilizadas en la guerra.

    Los ingleses: Los hermanos Baring y Rothschild
    Siguiendo y profundizando un análisis de León Pomer, llego a la conclusión de que en la Argentina, los gobiernos de Mitre y de Sarmiento obtuvieron fondos de las siguientes fuentes financieras:
    1) Entre los particulares, Mr. Tomás Armstrong por ese tiempo director residente del Ferrocarril Central Argentino, ex Presidente de la Bolsa de Comercio y vocal del Banco de Buenos Aires, comprometió un préstamo de 50.000 pesos anuales por cada año que durara la contienda. Varios comerciantes procedieron de la misma manera. Hay una larga lista de residentes británicos en Buenos Aires que contribuyeron con préstamos al Estado para solventar los gastos de guerra.
    2) El Banco de la Provincia de Buenos Aires, que prácticamente estaba administrado por ingleses, proveyó de fondos durante toda la guerra con garantía de los ingresos de la Aduana.
    3) El Banco de Londres, filial Buenos Aires, fundado tres años antes del estallido bélico, adelantó fondos más tarde rembolsados con el producido por un empréstito conseguido en una banca londinense.
    4) Empréstitos brasileros por dos millones de pesos fuertes que en realidad habían sido proporcionados al Brasil por la banca Rothschild, obviamente británica.
    5) Por último los "señores de la guerra" hicieron un gran negocio: Londres entregó un empréstito al Estado Argentino por un monto de 1.800.000 libras esterlinas lo que produjo un endeudamiento a las arcas nacionales de 2.500.0000 libras, cifra a la que se le suman los intereses usurarios al capital original otorgado. Este empréstito fue otorgado por la Baring Brothers. La negociación del empréstito, hecha por Norberto de la Riestra, fue otro capítulo bochornoso de la historia de la deuda externa argentina.
    El Brasil, obtuvo prestaciones por un total de 6 millones de libras esterlinas desde 1865, prácticamente desde el comienzo mismo de la guerra otorgados por la banca Rothschild que sobre el final de la contienda le entregó 3 millones más.
    La participación uruguaya fue financiada en lo fundamental por el Brasil, a través de la intermediación del Barón de Maua, aquel personaje de fundamental transcendencia en la preparación de Caseros y la caída de Rosas, quien era también un testaferro de la banca Rothschild en la región. Al finalizar la guerra el gobierno uruguayo logró, aprovechando la ocasión, un préstamo por tres y medio de millones de libras.
    Para entender quien era el titiritero de esta guerra fraticida solo tenemos que mirar las cuentas "del debe y el haber" de las finanzas paraguayas de la pos guerra. El Paraguay de Solano López era la única nación de la Latinoamérica que no tenía deuda externa. Después de la guerra, Paraguay fue condenado a pagar los gastos militares de los aliados. Para ello "contrae" un empréstito con la Baring Brothers por un millón de libras. Se le descuentan 200.000 libras por gastos, amortizaciones e intereses, pero los bonos del crédito se deprecian y Asunción no recibe casi ni una sola moneda. Entonces debe contratar otro empréstito, ahora por dos millones de libras esterlinas, en esta ocasión garantizado por la tierra paraguaya. Con el tiempo su endeudamiento se incrementa aun más. Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde con ironía escribieron "El Paraguay ya está "civilizado": debe 7.500.000 libras.
    Resumiendo: fue el capital inglés el principal financista de la guerra. Esos beneficios y el capital recuperado sirvieron para que una nueva casta de porteños advenedizos en finanzas internacionales se iniciara desenfrenadamente a la especulación y la usura, pero esa es harina de otro costal...

    Objetivos geopolíticos de Inglaterra
    Reparamos entonces que Inglaterra tenía un objetivo geopolítico: neutralizar el Estado paraguayo que afloraba como un ejemplo de política proteccionista enemiga del libre cambio en la región. Luego señalamos que la banca británica, sin duda alguna, financió la guerra. Por último y en función de completar la participación que tuvo Inglaterra en el conflicto se debe sumar un detonante puntual. El imperialismo siempre actúa bajo disparadores concretos y urgentes, en el caso de la guerra contra el Paraguay fue concretamente "un problema de mercado", me refiero a la crisis de la producción algodonera.
    Hacia 1862 graves perturbaciones estallan en Europa: hay miseria en los centros textiles europeos y las pérdidas en la bolsa resultan catastróficas. Esta crisis en la industria textil obedecía a la falta de algodón para abastecer las industrias debido a que el triunfo norteño y antiesclavista en la guerra de la secesión norteamericana había producido una pronunciadísima baja en la producción de esa materia prima entonces insustituible.

    En busca del algodón
    A Gran Bretaña sólo llegan 300.000 fardos de algodón, cuando Lancaster solamente necesitaba 2 millones y medio y Francia otro millón. Entonces, Gran Bretaña entró a buscar mercados productores de algodón en cualquier parte del mundo. Desde luego, también en América del Sur.
    En 1863, los ojos de Inglaterra miraron al Paraguay gran productor de algodón y potencialmente ilimitado en recursos naturales. Claro que había una valla: el país hermano y vecino, gobernado a la sazón por el mariscal Francisco Solano López, no había abierto aún las puertas al liberalismo económico.

    Motivos aliados
    Más allá de los motivos británicos para la guerra, cada país aliado tenía los propios: El Imperio del Brasil obedecía a una necesidad de expansión territorial. Pero también es importante destacar que los gobiernos brasileros actuaban desde hacía mucho tiempo como peones de la política exterior inglesa.
    La política mitrista tenía otras razones como ensanchar los mercados, pero son los compromisos con el Brasil y su rol con relación al imperio esclavista los determinantes en la decisión de ingresar al conflicto. Después de Caseros el balance político de la región se volcó definitivamente hacia el Brasil. Era de esta manera que Pedro II era la mano de obra de Inglaterra en la región, así como Mitre era un auxiliar de la política brasilera.
    Pero además de esa relación de dependencia funcional con el Brasil, "Mitre participa en la guerra, atraído por la necesidad de una alianza política con el Brasil, que debe consolidar su poder político interno. Con la alianza, por otra parte, se aseguraba la inmovilidad financiada de Urquiza. Y con ella, la tranquilidad represiva del interior provinciano… La clase ganadera exportadora, urgía a Mitre… soñaba con la apropiación del tabaco y yerba mate paraguayos" (Ortega Peña y Duhalde, "Baring Brothers y la Historia Política Argentina"). Es así que Mitre también buscó, a través de la guerra y los acuerdos en torno a la misma, soluciones para los problemas internos que tenía.
    El Uruguay tuvo un protagonismo menor y funcionó como excusa y disparador de la contienda. Actuó como "estado tapón", pero esta vez aliado a las dos poderosas naciones del Plata.

    Otro round de "Civilización vs. Barbarie"
    La guerra tuvo asimismo su componente ideológico, nada nuevo en realidad, sino la eterna "cantinela" de "civilización o barbarie". En este caso la "civilización", el "progreso" y la "libertad" están extrañamente representados por el imperio del Brasil, la fraudulenta democracia de la República de Mitre y el gobierno golpista y usurpador del criminal ex coronel mitrista, Venancio Flores. Del otro lado, "el atraso", encarnado en el Paraguay de Solano López.
    Otro ejemplo claro de estafa y mentira historiográfica ejemplar se encuentra en el retrato que la oligarquía porteña hizo del Mariscal Solano López al cual le endilgan atrocidades. Se levantó una leyenda negra similar a la elaborada por los unitarios en su momento contra Juan Manuel de Rosas.

    Una guerra inédita en Latinoamérica
    Fue una guerra larga, aterradora, sangrienta, con grandes desplazamientos de tropas y armamentos, con acciones heroicas y batallas feroces.
    Muchos historiadores, al tratar la Guerra del Paraguay, profundizan la narración de este acontecimiento en el desarrollo de la contienda bélica, de este modo la historia de la Guerra del Paraguay termina siendo para el lector un manual de historia militar. No es ése mi objetivo, solo mencionaré los más importantes hechos bélicos, los decisivos, optando por resaltar preferentemente la historia política de la guerra.

    Uruguay, la primera batalla
    El ataque contra el Paraguay comenzó en realidad con el ataque contra el único y último aliado que le quedaba en el Río de la Plata. Se trataba del gobierno uruguayo que por aquel entonces estaba en manos del partido Blanco, la versión uruguaya del partido federal argentino. El Presidente uruguayo, Bernardo Berro, y su Canciller, Juan José de Herrera, llevaban adelante una política de equilibro en el Plata, que con perspectiva continental integraba al Paraguay para enfrentar la prepotencia del Brasil.
    El primer paso en conjunto que darán el imperio brasileño y la oligarquía porteña será aplastar a este gobierno. Se procedió de la siguiente manera: Brasil, invadiendo por mar y tierra al Uruguay y Mitre promocionando y armando una revolución encabezada por Venancio Flores, un viejo conocido de él, que tan eficazmente había actuado en la represión contra las montoneras federales del interior argentino. Flores pertenecía políticamente a la vieja cuña del partido colorado-riverista, que era por decirlo de alguna manera, la versión unitaria en la política uruguaya. Todas estas maniobras fueron precedidas de una deliberada planificación que, para desgracia de la memoria de los actores, se encuentra documentada en tratados, acuerdos y misiones secretas entre Mitre, la corte de Río de Janeiro y Venancio Flores.

    La masacre de Paysandú
    En octubre de 1864, el ejército del Brasil con la excusa de proteger la tranquilidad de los estancieros riograndeses ingresa al territorio oriental y ocupa la Villa de Melo. Venancio Flores cruza el río Uruguay.
    El Partido Blanco oriental resiste la invasión y se concentra en Paysandú, villa defendida por el Coronel Gómez y cientos de argentinos que se habían sumado a la causa de los federales orientales. La escuadra brasileña al mando del Almirante Tamandaré ingresa en aguas argentinas sin problema alguno y asedia y bombardea Paysandú durante días desde el río.
    El bastión termina siendo rodeada por agua, mientras que desde tierra lo acosan 10.000 brasileros. La resistencia es heroica, y cuando ya sin fuerzas los orientales entregan el fuerte y se rinden, Leandro Gómez, el jefe de la resistencia es ejecutado sin trámite alguno.
    Fue un ensayo de lo que sería la invasión al Paraguay, tuvo un despliegue de armas desproporcionado, fue la primera vez en la historia de Latinoamérica que se bombardeaba una ciudad indefensa. El pueblo argentino, en especial los entrerrianos al otro lado del Río Uruguay, contemplaban con horror y asombro los episodios.
    El mensaje quedaba claro, después de este "infame espectáculo" como lo llamará Guido Spano, venía el turno del Paraguay. Luego de la caída de Paysandú asume la presidencia del Uruguay Venancio Flores dispuesto a cumplir sus compromisos secretos con el Brasil en cuanto a continuar la guerra contra el pueblo guaraní.

    ¿Y Urquiza?
    Cuando comienza el bombardeo y el asedio de Paysandú, Solano López ruega al viejo Urquiza su intervención: "Estoy llorando, señor general, de rabia y desesperación a presencia de los crímenes tan atroces que perpetúan bajo la capa de la libertad y la civilización" (Carta de Solano López a Urquiza, 11 de noviembre de 1864). En esos días, en Entre Ríos se desata una furia social contra Mitre. Era conocida la amistad del entrerriano con el paraguayo, se sabía que el primero le había prometido su apoyo. Se espera con ansias extremas la voz de Urquiza, un "pronunciamiento" contra Mitre y Flores.
    Pero todo es en vano. Los Aliados conocen bien a Urquiza. El Brasil, haciendo uso de la diplomacia del patacón "A fin de año le manda un emisario para comprarle 30.000 caballos a 12 patacones cada uno 360.000 patacones, ¡un negoción! Le ha tocado el lado flaco. Urquiza vende y deja de a pie a su famosa caballería. No habrá pronunciamiento y Paisandú sucumbe" (Vivian Trias, "El Paraguay: de Francia el Supremo a la Guerra de la Triple Alianza).
    Por su parte, la oligarquía porteña y los bancos de Buenos Aires hicieron su aporte. Después de una satisfactoria operación financiera con el Banco de Londres y "mientras los bancos de Buenos Aires tuvieran reservas, Urquiza no fue un peligro real para el gobierno de Mitre" (Ortega Peña y Duhalde).
    La eficacia del imperio parece incuestionable: Urquiza jamás hizo su pronunciamiento a favor de los blancos uruguayos ni por Solano López y el Paraguay, sino por el contrario, se puso a reclutar tropas para la Guerra del Paraguay. Consumó su última gran decisión política, que fue reprobada masivamente, y en especial por Ricardo López Jordán.

    Reacción paraguaya y el paso por Argentina
    El golpe brasileño contra Uruguay era, a la vez de la primera fase de la acción contra el Paraguay, una directa provocación contra el gobierno guaraní. Paraguay salió a defender al gobierno legal del Uruguay declarando la guerra al Imperio manifestando que consideraba "atentatorio contra el equilibrio en el Plata cualquier ocupación del territorio oriental por fuerzas extrañas".
    El Paraguay requiere pasar su ejército por territorio argentino. Mitre se lo niega. Urquiza, como ya se vio, no mueve un dedo a favor de los paraguayos. En Buenos Aires se desató una campaña de injurias periodísticas contra la persona del Mariscal López. "La Nación Argentina", diario del presidente Mitre, convocó a una "cruzada para redimir al Paraguay" y conceptuaba a Solano López como "boa en medio del fango sangriento de sus crímenes" y en un artículo que denominó "El Atila americano" declaraba la guerra de "la civilización contra la barbarie", "la "guerra a muerte". (Citado por José María Rosa. "Historia Argentina" Tomo 7. Pág. 126.).

    El ardid propagandístico de Mitre
    El presidente Mitre necesitaba preparar a la opinión pública contra la guerra ya que la mayor parte de ella, no solo en el interior, sino en Buenos Aires inclusive, se pronunciaba agresivamente contra Brasil. Los federales manifestaban su adhesión a la causa paraguaya. Incluso algunos liberales porteños, en desacuerdo con la "tiranía" de López pero comprendiendo el papel de títere del Brasil que desempeñaba la Argentina se oponían a la guerra.
    Nuevamente el gobierno paraguayo pide permiso para atravesar con sus ejércitos la provincia de Corrientes en dirección al Uruguay. Mitre, mientras asiste militarmente a Venancio Flores, invoca la neutralidad del país y le niega el permiso. Paraguay como respuesta le declara formalmente la guerra al gobierno de Mitre en marzo de 1865, apresa dos pequeños buques argentinos en el puerto de Corrientes e ingresa a la provincia. Cuando el ejército del Paraguay ingresa a la ciudad de Corrientes no encuentra resistencia militar alguna.
    Mitre oculta a la ciudadanía la declaración de guerra paraguaya durante un mes. La declaración de guerra se conoció después del primer acto de hostilidad paraguayo ocurrido un mes después. Por medio de este ardid el gobierno argentino trata de lograr popularidad para la guerra convirtiendo ahora las causas de la misma en una "agresión paraguaya gratuita". Aparece de esta manera Paraguay como país agresor que invade un país neutral sin declarar previamente la guerra según correspondería a los usos del Derecho Internacional Público de ese tiempo.

    "Tratado de la Triple Alianza"
    A mediados de 1865, Argentina, Brasil y Uruguay (este último ya en poder del partido colorado) unen sus fuerzas contra el Paraguay firmando el "Tratado de la Triple Alianza".
    El Brasil aportaría su escuadra y el General Mitre sería designado comandante en Jefe de los Ejércitos coligados. La guerra, "expresa" el convenio, era contra el Tirano López, no contra el pueblo paraguayo y contenía todas las expectativas territoriales de los Estados en caso de ganar la guerra y otras disposiciones que aclaran per se el fin de la guerra (4).

    Las primeras batallas
    Las primeras operaciones de importancia favorecieron a los aliados: derrotaron al general paraguayo Estigarribia en "Uruguayana" y obtuvieron el triunfo de "Yatay". Las fuerzas guaraníes se replegaron.
    A partir de la caída de "Paso de la Patria" en 1866 las acciones comienzan a desarrollarse exclusivamente en territorio paraguayo. En "Estero Bellaco" y en "Tuyutí" se libran dos batallas con fuertes bajas para ambos bandos.
    En el mes de junio vuelven a chocar en "Yatayty Corá" y en el "Boquerón". El avance aliado continúa en forma lenta y se afirma con la caída de la fortaleza de "Curuzú".

    Mitre y la estrategia militar
    Se requería una victoria para consolidar "Curuzú" y poner a las tropas aliadas frente a la Fortaleza de "Humaitá". Llega así el turno de "Curupaitý", una pequeña fortificación defendida por 40 cañoncitos móviles, siete regimientos de infantería y cuatro escuadrones de caballería. Un débil parapeto de palos hacía las veces de trinchera. Contra éste fuerte piensa Mitre desatar toda la fuerza de la totalidad del ejército aliado compuesto por 17.000 hombres entre argentinos y brasileños.
    Mitre, había "estudiado" el problema en algún manual de estrategia militar europeo. Ordena el ataque, pero su plan falla debido a las lluvias tropicales y gruesos errores de evaluación del terreno. Quedan tendidos en los campos fangosos de "Curupaitý" más de diez mil cadáveres del ejército aliado. Los paraguayos acusan solamente 92 bajas.
    Esta derrota atrasaría la guerra notablemente y provocaría un resquebrajamiento en el frente interno de los aliados. Hay una renovación de mandos en los ejércitos y Mitre tiene que dejar la comandancia. Pedro II, emperador del Brasil, insinúa a Mitre que vuelva a su tierra a enfrentar las montoneras que empiezan a sublevarse contra la guerra.
    El Marqués de Caxias, el mejor hombre de armas del Imperio, se hace cargo de la comandancia militar de las fuerzas. Estamos en febrero de 1867, Mitre oculta la derrota y se marcha a Buenos Aires, faltan todavía tres años más de contienda.

    Después de Humaitá
    A esta altura de los hechos, el Mariscal López no estaba vencido, por el contrario contaba con una fuerza militar que le permitirá aun resistir con éxito la embestida de los aliados.
    Con grandes dificultades, la guerra continúa hasta la caída de la fortaleza de "Humaitá", en agosto de 1868, en manos del Marqués de Caxias. El camino hacia Asunción se allana y la ciudad capital cae en manos de los aliados en enero de 1869 después de la derrota paraguaya en la batalla de "Itá Ibaté".

    Solano López y la resistencia final
    La guerra ya está decidida a favor de la Triple Alianza pero López continúa la resistencia. En un último y desesperado esfuerzo reúne los restos de las tropas supervivientes en "Caacupé" donde es nuevamente derrotado. Huye hacia el nordeste acompañado por los pocos oficiales leales que le quedan, casi sin soldados, lo siguen niños y mujeres ("las residentas").
    Mujeres y niños disfrazados de hombres pelean contra el invasor en la selva paraguaya. La resistencia es inútil y la tragedia final ya está cerca. Los brasileros le darán alcance a estos fantasmas agotados por el hambre y el cansancio.

    El heroico final del Mariscal en Cerro Corá
    Solano López y el pueblo paraguayo ya tenían claro que solo pelaban para morir dignamente, como hombres libres. Con su mujer, Elisa Lynch, su hijo Panchito, (apenas un adolescente que hacía las veces de un improvisado Jefe de Estado Mayor), sus otros hijos y cerca de 400 paraguayos, en su mayoría niños y mujeres, llega el 14 de febrero de 1870 a Cerro Corá. Dos semanas esperarán allí el desenlace final.
    El 1 de marzo de 1870 las tropas imperiales rodean a los últimos paraguayos que resistían y comienzan el asedio. Eran veinte veces más que ellos, tenían armas de precisión y la mejor caballería pero igual dudan y sienten temor de enfrentar al Mariscal guaraní. Para palear el miedo, el Brasil pone una recompensa por la cabeza de Solano López: 100.000 libras esterlinas por el Mariscal pagaban los "civilizadores". El general Cámara y su tropa van tras ese premio.
    Después de algunas maniobras de posicionamiento, los hombres de Caxias consiguen dar, en las orillas del Arroyo Aquidaban-niguí, con la última unidad del ejército Paraguayo y se aprestan a avanzar sobre ellos. José María Rosa, en "La Guerra del Paraguay y las Montoneras Argentinas" relata los episodios del 1 de Marzo de 1870 en Cerro Corá y el desenlace de la guerra: "…Llegan los brasileños: un soldado persigue al cirujano Estigarribia por el arroyo, y lo atraviesa de un lanzazo. López trata de enderezarse, pero se desploma cayendo al agua consigue sentarse y saca su espadín de oro con la mano derecha tomando la punta con la izquierda. Cámara se le acerca y le formula la propuesta de rigor: "Ríndase Mariscal, le garantizo la vida", López lo mira con los ojos serenos y responde con una frase que entra en la historia: "¡Muero con mi Patria!" al tiempo de amagarle con el espadín. "Desarmen a ese hombre", ordena Cámara desde respetable distancia. Ocurre una escena tremenda: un trompudo servidor de la libertad se arroja sobre el moribundo eludiendo las estocadas del espadín para soltarle la mano de la empuñadura el mariscal, anegada en sangre el agua que lo circunda, medio ahogado, entre los estertores de la muerte, ofrece resistencia el cambá (el brasilero) lo ase del pelo y lo saca del agua. Ante esa resistencia, Cámara cambia la orden: "¡Maten a ese hombre!". Un tiro de Manlicher atraviesa el corazón del mariscal que queda muerto de espaldas, con los ojos abiertos y la mano crispada en la empuñadura del espadín. "¡Oh! ¡diavo do López!" ("¡oh! ¡Diablo de López!"), comenta el soldado dando con el pie en el cadáver.
    "El exterminio de los últimos paraguayos es atroz. El general Roa, sorprendido en el arroyo Tacuaras, había sido intimado. "¡Rendite paraguayo danado!" ("¡Rendite paraguayo condenado!") "¡Jamás!"… y se deja degollar. El vicepresidente Sánchez, moribundo en su coche, es amenazado. "¡Rindase fío da put…!"… ("¡Rindase hijo de put…!") el viejo octogenario abre los ojos asombrado: "¿Rendirme yo?" y descarga su débil bastón sobre el insolente: un tiro de pistola lo deja muerto. Panchito acompaña a su madre y a sus hermanos pequeños que han conseguido refugiarse en su coche hace la guardia junto a la puerta. Llegan los brasileños y preguntan si esa mujer es "la querida" de López, y esos niños, "sus bastardos" Panchito arremete contra los canallas, que sujetan al niño: "¡Rindete!" "¡Un coronel paraguayo no se rinde!". Lo matan.
    Elisa Lynch cubre el cuerpo de su hijo. Algún desmandado quiere propasarse y la mujer le impone: "¡Cuidado, soy inglesa!". ¡Ah, tiene temores ese mayor Floriano Peixoto de otra cuestión Christie con Inglaterra! La deja en libertad. Elisa buscará esa noche el cuerpo de Francisco Solano para enterrarlo junto al de Panchito en una tumba cavada por sus propias manos. El cadáver del mariscal está desnudo, porque la soldadesca lo ha despojado (el reloj de oro que llevaba esa tarde fue mandado como trofeo a la argentina). Elisa encuentra una sabana de algodón y amortaja los cuerpos queridos.
    Entre el estrépito de triunfo de los vencedores que festejaban su definitiva victoria. Elisa reza su sencilla oración despidiendo a su compañero y a su hijo. La noche se ha puesto sobre las tremendas escenas de la tarde, y un farol mortecino, llevado por un niño de nueve anos, es la única luz que alumbra el sepelio del gran Mariscal.

    La guerra del Paraguay ha terminado

    Una nación exterminada y saqueada
    Luego de cinco años en que tropas de Argentina, Brasil y Uruguay lucharon contra el pueblo paraguayo, éste fue vencido y literalmente aniquilado.
    Entre las ruinas aún humeantes de Asunción, en medio de la peste provocada por los cadáveres sin sepultura, los aliados imponen un gobierno títere. "Gobierno Provisorio del Paraguay" que declara libre la comercialización de la yerba mate, el algodón y el corte de madera en los montes fiscales. Se enajena el ramal de ferrocarril Asunción-Villarrica y en menos de un año pasan a manos privadas 29 millones de hectáreas de tierra, simplemente hurtadas a los pocos campesinos que quedaban con vida.
    También era el momento de aplicar, en lo referente a la cuestión de límites territoriales, el Tratado de la Triple Alianza. El Brasil, siempre mas "hábil" diplomáticamente, prefirió tratar directamente con el Paraguay vencido y obtuvo, no solamente el territorio que le correspondía por el Tratado, sino también una amplia región comprendida entre los ríos Banco y Apa. El gobierno argentino protestó. Brasil le ofreció en compensación el chaco paraguayo pero Argentina no aceptó y mantuvo en litigio ésta cuestión durante varios años.

    El genocidio del Pueblo paraguayo

    Las cifras del horror
    El epígrafe de este breve ensayo, una cita del historiador paraguayo Efraín Cardozo, contiene una cifra escalofriante, los números desnudos de esta guerra: "De 1.300.000 habitantes sobrevivieron 300.000, la mayoría mujeres y niños".
    En estos números o en las proporciones coinciden la mayoría de los historiadores. George G. Petre, diplomático británico, escribió que la población del Paraguay fue "reducida de cerca de un millón de personas bajo el gobierno de Solano López a no más de trescientas mil, de las cuales más de tres cuartas partes eran mujeres". Enrique Cesar Rivera, en "José Hernández y la Guerra del Paraguay" escribe: "Al comenzar esta (la guerra) contaba el Paraguay con 1.500.000 habitantes cuando concluyó, quedaban 250.000 viejos, mujeres y niños de corta edad, y solo ruinas de una economía floreciente". Abelardo Ramos sostiene una idea similar: "Si al comenzar la guerra el Paraguay contaba con 1.500.000 habitantes, al concluir la farsa criminal vagaban entre las ruinas humeantes 250.000 niños, mujeres y ancianos sobrevivientes".
    Para que el lector se dé una idea de la magnitud descomunal de la criminalidad de la guerra solo basta con cotejar estos números con el primer Censo Poblacional que se realizó en Argentina, contemporáneo a la guerra en 1869. Nuestro país tenía por entonces 1.877.490 habitantes. En mi provincia, Entre Ríos, vivían 134.271 habitantes. Si trazamos un paralelo con la actualidad, encontraríamos que cerca del 60% de la población argentina sería asesinada por la guerra. Estaríamos hablando de alrededor más de 25 millones de personas. La magnitud y la proporcionalidad de las muertes asustan con solo repasarlas en el papel.
    Ni siquiera el gobierno provisional paraguayo títere, impuesto por Brasil después de la guerra, pudo esconder lo sucedido. En un censo parcial que se realizó en el Paraguay, después de la guerra, se concluyó que la población del Paraguay "pasó de unos 500.000 habitantes a 116.351, de los cuales solo el 10% eran hombres y el resto, viejos, mujeres y niños". Aunque pueden haber pretendido esconder la verdadera dimensión de la masacre no pudieron esconder la proporción ni las consecuencias. Aun así, los casi 400.000 paraguayos que los vencedores declaran muertos son más de tres veces la población entera de la provincia de Entre Ríos, que por aquellos días era la tercera más poblada del país.

    Un genocidio
    Tan cierta son las cifras indicadas que el Paraguay de la posguerra se reconstruyó con el trabajo de las mujeres y los niños, estableciendo un sistema social de matriarcado combinado con una funcional aceptación de la poligamia debido al exterminio de la población masculina.
    Fue muerta el 75 % de la población. Ante tamaña cifra solo puedo asociar este hecho a un concepto: genocidio. Son pocos los historiadores que utilizan éste concepto para denominar lo ocurrido con el pueblo paraguayo. Se prefiere hablar de exterminio, eliminación, aniquilamiento, pero poco se menciona la noción de genocidio. Los autores que utilizan el concepto lo hacen como un recurso del lenguaje, como adjetivo superlativo de la masacre ocurrida, sin profundizar en el significado del término. Entiendo que éste no es un olvido intencional, ocurre que genocidio es un concepto relativamente "moderno" y con ciertos alcances polémicos.
    El extermino del pueblo paraguayo ocurrido durante la guerra de la Triple Alianza puede ser considerado técnicamente un genocidio cometido por las fuerzas aliadas del Brasil, Argentina y Uruguay.
    Esta es una hipótesis de trabajo que abordo a continuación: La palabra genocidio fue creada por Raphael Lemkin en 1944. Deviene del griego: genos-, genes, raíces, familia, tribu o raza y –cidio-, del latín-cidere, forma combinatoria de caedere, matar) Lemkin quería referirse con este término a las matanzas por motivos raciales, nacionales o religiosos. Este pensador judío polaco luchó para que las normas internacionales definiesen y prohibiesen el genocidio a partir de las masacres en masa ejecutadas en la segunda guerra mundial.
    Desde el punto de vista legislativo, dentro del marco del Derecho Internacional Público, la Asamblea General de las Naciones Unidas confirmó los principios de Derecho Internacional reconocidos por las distintas instituciones que arbitran la justicia a nivel internacional y proclamó la resolución 96 sobre el Crimen de Genocidio, que lo define como "una negación del derecho de existencia a grupos humanos enteros", entre ellos los "raciales, religiosos o políticos", instando también a tomar las medidas necesarias para la prevención y sanción de este crimen.
    Esta resolución se cristalizó en la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 260 A del año 1948 que entró en vigor en 1951.
    Se lo define de la siguiente manera: El genocidio o asesinato de masas es un delito internacional que consiste en la comisión, por funcionarios del estado o particulares, de la eliminación sistemática de un grupo social por motivos de nacionalidad, etnia, raza o religión. Estos actos comprenden la muerte y lesión a la integridad física o moral de los miembros del grupo, el exterminio y la adopción de medidas destinadas a impedir los nacimientos en el grupo.
    Una matanza por motivos ideológicos está en debate en los foros internacionales, no está firmemente considerado como genocidio, aunque a veces se aplica el concepto por analogía. Esto es lo que pasó en la dictadura genocida de Videla, Massera y cía. que asaltó el poder en Argentina el 24 de Marzo de 1976.

    Ocultado por la historia universal
    La memoria colectiva de occidente, los manuales de historia universal y las enciclopedias registran con claridad algunos asesinatos de masas acaecidos a los cuales se los denomina genocidio. Entre los más conocidos están el genocidio Armenio, el sufrido por el pueblo judío durante la Alemania nazi, los progroms realizados en la Rusia zarista y luego por Stalin contra diferentes minorías étnicas y entre lo últimos, el cometido en Ruanda en la década del 90. Más acá en el tiempo, y con procesos judiciales aun en desarrollo, también podemos agregar los casos de la Ex Yugoeslavia y Camboya.
    Pero, en ésta trágica lista no se menciona al genocidio del pueblo paraguayo, a pesar de que todos los citados, salvo el de Ruanda y los últimos, son anteriores a la creación del concepto y a la regulación legislativa del mismo.

    Paralelo con el genocidio armenio
    Consideremos el genocidio armenio como ejemplo comparativo con el caso paraguayo. Las atrocidades cometidas contra el pueblo Armenio por el Imperio Otomano y el Estado de Turquía desde fines del Siglo XIX, durante el transcurso de la Primera Guerra Mundial y hasta tiempo después de finalizada ésta, son llamadas en su conjunto el "Genocidio Armenio". La decisión de llevar adelante el genocidio en contra de la población Armenia fue tomada por el partido político que detentaba el poder en el Imperio Otomano, conocido popularmente como los "Jóvenes Turcos". Está estimado que un millón y medio de armenios fueron exterminados entre 1915 y 1923. La población armenia del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial era de aproximadamente dos millones y medio.
    A pesar de que la Convención de las Naciones Unidas fue adoptada en 1948, 30 años después de perpetrarse el genocidio, los ciudadanos de origen armenio procuran lograr el reconocimiento oficial por parte de los gobiernos donde ellos se han afincado luego de esos atroces episodios. A pesar de que varios países han reconocido oficialmente el Genocidio Armenio, la República de Turquía como política de estado niega sistemáticamente el mismo. La lucha por el derecho, la verdad y la justicia que llevan adelante los descendientes armenios no ha terminado.
    Ni los sobrevivientes del genocidio paraguayo ni sus descendientes han optado por esta vía legal. Tal vez hoy ya sea tarde, pero si es preciso al menos llamar a las cosas por su nombre, evitar los eufemismos confusos y, buscando la verdad y la justicia histórica, designar sin ambigüedades a las masacres de la guerra del Paraguay con su preciso nombre: Genocidio.

    Contra la nacionalidad paraguaya
    Distinguimos que la ejecución de un genocidio puede ser por motivos "de nacionalidad, etnia, raza o religión". En el caso puntual del genocidio paraguayo se consumó por motivos de nacionalidad. El objetivo era eliminar la nacionalidad paraguaya, esa peculiar cultura hispano guaranítica que impedía el libre comercio y era un mal ejemplo para los otros países americanos.
    Paraguay era la única ex colonia española que había podido consolidar una verdadera nacionalidad, una identidad que ciertamente aparecía como peligrosa para el imperialismo británico: "Insignificante en sí mismo, el Paraguay podía impedir el desarrollo y progreso de todos sus vecinos. Su existencia (la del gobierno de Solano López) era nociva y su extinción como nacionalidad debía ser provechosa para el propio pueblo como también para todo el mundo". Este texto pertenece a Mr. Washburn, ministro de los EE.UU en Asunción y no expresa su propia opinión sino que se refiere a los conceptos vertidos por el cónsul inglés Edward Thornton en uno de sus informes al Foering Office.

    Testimonio genocida de Sarmiento
    El genocidio como delito internacional implica la existencia previa de un dolo, de una intención de exterminar, además de una decisión política acompañada de una planificación. En el caso del genocidio armenio la documental existente permite apreciar que hubo decisión política tomada por un Estado (Turquía) y una puntillosa planificación para realizar el exterminio.
    Pero en el caso del genocidio paraguayo, tal vez hoy resulte imposible demostrar una planificación por parte de los aliados. Pero, aun así, si se pueden leer cartas como ésta, de Sarmiento, Presidente de la República Argentina durante los últimos dos años de la guerra: "Estamos por dudar que exista el Paraguay. Descendientes de razas guaraníes, indios salvajes y esclavos que obran por instinto o falta de razón. En ellos, se perpetúa la barbarie primitiva y colonial... Son unos perros ignorantes... Al frenético, idiota, bruto y feroz borracho Solano López lo acompañan miles de animales que obedecen y mueren de miedo. Es providencial que un tirano haya hecho morir a todo ese pueblo guaraní. Era necesario purgar la tierra de toda esa excresencia humana, raza perdida de cuyo contagio hay que librarse".
    Esta carta la remite Sarmiento a la pedagoga yanqui Mrs. Mann que desempeñaba un rol de "gurú" moral y educativo del Padre del Aula. Tiene fecha en el año 1877, es decir la escribió siete años después de terminada la guerra (5).
    La primera afirmación del texto niega o pone en duda la existencia de la nacionalidad paraguaya: "estamos por dudar que exista el Paraguay". En los dos párrafos subsiguientes, los vergonzosos calificativos racistas que utiliza para referirse al pueblo paraguayo encuadran perfectamente en la tipificación actual del delito de genocidio en cuanto implica una "una negación del derecho de existencia a grupos humanos enteros". En este caso, el grupo humano paraguayo, al que Sarmiento no considera humano. El final de la carta es un reconocimiento de los ilícitos cometidos y una franca apología del delito.

    La ejecución material
    En lo que se refiere a la comisión material del delito, opino que éste se consuma en los tiempos finales de la conflagración. Concretamente el exterminio se produce entre la caída de Humaitá, a principios de 1868, hasta el último combate en Cerro Corá en 1870.
    Son durante estos dos años en que las tropas aliadas combatiendo ya casi sin riesgo realizan una acción de persecución y masacre contra el pueblo famélico, apestado e indefenso. Es en éste periodo en que se vio a las "mujeres pelear con los hijos en brazos armadas de lanza y espada... Un suicidio como no se vio nunca". (O’Leary).
    No creo que se haya tratado de un caso de suicidio colectivo sino de guerrear para sobrevivir, de pelear para no ser vejadas, se trataba de matar para no morir, de defenderse, esa es la razón por la cual luchaban las mujeres paraguayas.

    La masacre de Acosta Ñú
    Hay una batalla de la guerra que grafica como ninguna otra la crueldad genocida desatada. En ese curso de muerte, la última ofensiva de los aliados, se produce la masacre de niños en "Acosta Ñú", el 16 de agosto de 1869. En Acosta Ñu, en lo se pretendió mostrar como una batalla, alrededor de 3000 niños paraguayos enfrentaron a 20.000 hombres del ejército imperial.
    El historiador brasileño, Juan José Chiavenatto, relata pasajes de la mascare: "Los niños de seis a ocho años, en el fragor de la batalla, despavoridos, se agarraban a las piernas de los soldados brasileros, llorando que no los matasen. Y eran degollados en el acto. Escondidas en la selva próxima, las madres observaban el desarrollo de la lucha. No pocas agarraron lanzas y llegaban a comandar un grupo de niños en la resistencia"……. "después de la insólita batalla de Acosta Nú, cuando estaba terminada, al caer la tarde, las madres de los niños paraguayos salían de la selva para rescatar los cadáveres de sus hijos y socorrer los pocos sobrevivientes, el Conde D´Eu mandó incendiar la maleza, matando quemados a los niños y sus madres".
    El Paraguay, en la actualidad, festeja oficialmente el "Día del Niño" el 16 de agosto en memoria de la masacre de los niños paraguayos.

    Responsable material
    En cuanto a la responsabilidad material del genocidio juzgo que debe de serle atribuida al ejército brasilero, ya que no hubo soldados argentinos en el desenlace y aniquilamiento final.
    La ausencia de soldados argentinos en el escenario de la matanza no libra de la responsabilidad política a Sarmiento, Mitre y a la cúpula dirigencial del liberalismo argentino. Para confirmar nuestra teoría, en mayo 1869 el maestro sanjuanino afirma, profundizando su vocación genocida: "La guerra del Paraguay concluye por la simple razón de que matamos a todos los paraguayos mayores de diez años".
    Pero es un brasilero, el jefe de las fuerzas armadas del Imperio, el que escribe ya sin eufemismos ni rodeos, el que plantea el genocidio como objetivo militar: "Cuanto tiempo, cuantos hombres, cuántas vidas y cuantos elementos y recursos precisaremos para terminar la guerra. Para convertir en humo y polvo toda la población paraguaya, para matar hasta el feto en el vientre de la madre" (Caxias en informe a Pedro II).
    "Hasta el feto en el vientre de la madre"... En esta criminal sentencia encontramos lo propio del genocidio, alcanzar al gen... matar hasta los orígenes mismos de la vida.


    Epílogo en forma de homenaje al pueblo paraguayo.
    Corre el mes de febrero de 1869, el Mariscal López se interna en la selva paraguaya a resistir con un grupo de leales. Lo siguen viejos, mujeres, niños y algunos soldados heridos sobrevivientes. La marcha es espectral. Es un ejército fantasma que acosado por el hambre, las pestes, y los "cambá" ha decidido dejar la vida en la selva antes que entregar la Patria al invasor brasilero.
    Aquel éxodo de todo un pueblo al lado del ejército nacional y siguiendo a su líder es una de las páginas más sublimes de la historia universal. Constituye uno de los episodios más grandiosos y conmovedores que nuestra patria grande recuerde, un acto de entrega total, de patriotismo de un pueblo que siguió como a un Moisés a Solano López. Pero, en este caso, hasta la muerte (6).
    A miles de kilómetros de distancia, en Southampton, Inglaterra, todavía vive un viejo adversario del Mariscal: el brigadier Juan Manuel de Rosas. Viejo y pobre, desde su destierro, sigue con emoción la gran epopeya paraguaya. Ya no es un adversario. Comprende que, por los avatares de la historia, Francisco Solano López se ha convertido en el defensor de la causa americana que alguna vez fuera también la suya.
    Rosas se entera que López está internado en la selva y sigue ofreciendo pelea fiel a su consigna de "¡Vencer o Morir!". Esqueléticas figuras van dejando una a una sus vidas por esos senderos sin retorno. Los restos del otrora orgulloso pueblo paraguayo marchan inexorablemente hacia su propia tumba. "Mientras la voz de la patria siga tronando por montes y laderas, la patria existe, y en pie queda la obligación de luchar por ella". Así se dirigía a un grupo de heroicas sombras humanas que lo escuchaban alucinados.
    El Mariscal López asumía la voz del Paraguay soberano, profundo y americano. Así lo entendió Juan Manuel de Rosas que absolutamente convencido de su decisión, pide un cambio en su testamento: El 17 de febrero de 1869 informa sobre el destino que ahora quiere para la mítica espada del Libertador. El nuevo testamento establece: "Su Excelencia el Generalísimo Capitán Gral. Don José de San Martín me honró con la siguiente manda: "La espada que me acompañó en toda la guerra de la independencia será entregada al General Rosas por la firmeza y sabiduría con que ha sostenido los derechos de la patria". Y yo, Juan Manuel de Rosas, a su ejemplo, dispongo que mi albacea entregue a su Excelencia el Señor Gran Mariscal, Presidente de la República del Paraguay y Generalísimo de sus ejércitos, la espada diplomática y militar que me acompañó durante me fue posible sostener esos derechos, por la firmeza y sabiduría con que ha sostenido los derechos de su patria...".
    Debieron pasar 84 años para que un gobierno argentino hiciera un reconocimiento institucional. Recién en 1954, el Presidente Juan Domingo Perón devuelve en un acto solemne y emotivo en Asunción, los trofeos de guerra, aquel reloj de oro que cuenta José María Rosa en la cita que transcribí. En su mensaje señaló que "Vengo como un hombre que viene a rendir homenaje al Paraguay en el nombre de su sagrado Mariscal Francisco Solano López y hago llegar el abrazo del pueblo argentino a esta Patria tan respetable y tan querida. En nombre de esa amistad y de esa devolución del pueblo argentino, pongo en manos del mandatario de este pueblo, como las reliquias, el testimonio de nuestra hermandad inquebrantable".
    El acto cumple una justicia histórica: las banderas de guerra del Paraguay deben tener su descanso eterno en suelo guaraní, en la misma tierra donde hoy yacen sepultados el millón de muertos que se cobró la guerra más infame que nuestra patria contempló.

    Notas

    1. El alegato del Doctor Francia. Pronunciado en el Congreso de Notables reunido en Asunción en junio de 1810, entre otras cosas enunciaba: "Esta Asamblea no perderá su tiempo debatiendo si el cobarde padre o el apocado hijo es rey de España. Los dos han demostrado su débil espíritu y su desleal corazón. Ni el uno ni el otro pueden ser ya rey en ninguna parte. Más sea o no rey de España el uno o el otro, ¿qué nos importa a nosotros? Ninguno de ellos es ya rey del Paraguay. El Paraguay no es el patrimonio de España, ni provincia de Buenos Aires. El Paraguay es Independiente y es República", y siguió diciendo "la única cuestión que debe discutirse en esta asamblea y decidirse por mayoría de votos es: cómo debemos defender y mantener nuestra independencia contra España, contra Lima, contra Buenos Aires y contra Brasil cómo debemos fomentar la pública prosperidad y el bienestar de todos los habitantes del Paraguay en suma, qué forma de gobierno debemos adoptar para el Paraguay. Mis argumentos en favor de mis ideas son éstos: y de las faltriqueras interiores de su casaca sacó dos pistolas pequeñas, diciendo: la una está destinada contra Fernando VII, y la otra contra Buenos Aires".

    2. La cuestión de la Independencia del Paraguay. En relación a este punto, y en especial acerca de la relación con la política rosista cabe resaltar que fue con una finalidad muy distinta a los objetivos de Rosas que el Brasil y la Argentina de Mitre reconocieron la "independencia" a la Nación guaraní. Rosas se oponía a la balcanización continental y abrogaba por la unidad del viejo virreinato. Todo lo opuesto pretendían Mitre y Pedro II. El mismísimo Abelardo Ramos, un no muy devoto rosista, afirma que: "Treinta años después de la ruptura americana con España, Paraguay no había declarado aun su independencia. El doctor Francia consideraba al Paraguay parte de la unidad política y geográfica del extinto virreinato, y comprendía –lo mismo que Lopez- que un Paraguay "independiente" le era imposible conservar indefinidamente su plena soberanía y garantizar su evolución económica. En la medida de que Rosas representaba intereses más nacionales que Mitre, se negó a reconocer la independencia paraguaya que López se vio impulsado a planear era una forma como cualquier otra de mantener bajo la férula de la Aduana porteña al Paraguay. Mitre, en cambio, no tenía inconveniente en admitir esa monstruosa "soberanía" porque estaba dentro de la política de la burguesía comercial porteña impulsar la "balcanización" del Sur bajo el dictado del amo británico. La existencia independiente del Paraguay como "nación" tan ficticia como la de la Argentina, Bolivia o Uruguay se desarrolló de acuerdo a un proceso muy particular. Influyeron en él, al principio, factores geográficos e históricos: la presión del Brasil –su vecino en el rio Paraná-, la coincidencia de sus producciones y la tendencia brasileña de incluir al Paraguay en su Estado de Matto Grosso. Desde el comienzo del siglo XVIII Portugal estuvo bajo el protectorado británico toda la historia brasileña transcurre en esa dependencia. Semejante situación determinó que el Brasil, durante el Imperio como bajo la era republicana propendiese constantemente a ejecutar la política inglesa en el Río de la Plata, aprovechando de paso migajas para su clase gobernante. Gran Bretaña sostenía como divisa inconmovible de su estrategia rioplatense. Impedir por cualquier medio la unificación de las antiguas provincias españolas del Sur" (Abelardo Ramos, "Revolución y Contrarrevolución en Argentina"). Así, a su manera, y con su relación ambivalente con Rosas, la izquierda nacional explica, con claridad meridiana, la cuestión de la independencia del Paraguay, dando por tierra todas las teorizaciones de la historiografía liberal oficial y la izquierda antipopular que hacían de esta cuestión un hito saliente de su relato antirrosista.
    También considero importante aclarar puntualmente el episodio de protesta del embajador de Rosas ante la declaración de independencia del Paraguay hecha por el Imperio del Brasil y el sentido político de la misma. Con respecto a esto, me parece esclarecedora la cita de otro historiador que no puede ser definido precisamente como rosista que ya hemos utilizado en este trabajo. El mexicano Carlos Pereyra, en su libro "Francisco Solano López y la Guerra del Paraguay" se explaya sobre las razones políticas de la posición del gobierno argentino, y a la vez nos brinda un cuadro general de la política imperialista del Brasil: "Rosas, a quien se ha reprochado su localismo bonaerense, entendió las cosas mejor que sus adversarios, y creía que cualquiera intervención, directa o indirecta del Brasil, aun la más generosa de sus intervenciones, era inaceptable no solo para los porteños, sino para todos los argentinos de cuyo sentimiento nacional él fue defensor y representante. Rechazó el tratado que su ministro el general Guido concluyó con el gobierno del emperador en 1843, y consideró como acto dirigido contra su patria, no solo la intervención, aislada o conjunta, en cuestione platenses, sino el simple reconocimiento que hizo el Imperio de la independencia del Paraguay. ¿Era un error de Rosas? ¿Era el resultado de las miras de los argentinos contra una república independiente? ¿Era la prepotencia del bonaerense, deseoso de someter al Paraguay? La respuesta, tardía como todas las respuestas dadas por los acontecimientos, se encuentra en Cerro Corá. Los paraguayos, como los brasileños, lucharon contra Rosas. Los sucesores de Rosas, unidos a los brasileños, exterminaron al Paraguay. La fatalidad de los hechos imponía su ley, lo mismo a la previsión que a la imprevisión. Se trataba de un sistema vicioso, si puede haber sistema en la desintegración, y el sistema caía por sus causas de ruina. El Río de la Plata era la casa dividida contra sí misma. El Imperio del Brasil vio sucesivamente caer a Rosas y a Francisco Solano López. No prevaleció, porque a su vez, llevaba la muerte en sus entrañas. El conquistador no pudo aprovechar la conquista, y fue sucesivamente satélite de otros planetas, o planeta de otros soles. Es perfectamente comprensible la intransigencia de Rosas, quien no podía ver en el Paraguay una comunidad independiente. Rosas carecía de formulas para resolver la gravísima cuestión planteada por la independencia del Paraguay, pero en su videncia de la realidad política, estaba convencido que un Paraguay autónomo era imposible. El Paraguay era imposible, y antes de que transcurrieran treinta años desde el interesado reconocimiento que de su independencia hizo el Imperio, la independencia del Paraguay había sido destruida por el propio D. Pedro".

    3. Pérfida Albión. Expresión anglofóbica que se utiliza para denominar de una manera hostil a Inglaterra. Creada por el poeta hispano –francés Agustín Marie de Ximenez. Albión deriva de "albus", blanco. Color que tienen los acantilados de Dover cuando se los divisa desde el mar. La expresión "pérfida Albión" fue muy usada por Napoleón y sus oficiales para referirse a su enemigo imbatible: El Reino Unido de la Gran Bretaña.

    4. El tratado de la Triple Alianza. Pocos documentos oficiales son tan reveladores de las verdaderas intenciones políticas que van detrás de los actos de Estado como este Tratado. De su simple lectura cualquiera puede deducir con facilidad la naturaleza del conflicto que se avecinaba y las razones del mismo. El texto del Tratado: El 1º de mayo de 1865, Francisco Octaviano de Almeida Rosa (reemplazante de Paranhos e integrante del partido liberal brasileño), Carlos de Castro (canciller del gobierno de Venancio Flores) y Rufino de Elizalde (canciller del de Mitre) firmaron en la ciudad de Buenos Aires el tratado de alianza que permanecería secreto debido a sus comprometedoras cláusulas, el mismo es el siguiente: Art. 1. La República Oriental del Uruguay, Su Majestad el Emperador del Brasil, y la República Argentina contraen alianza ofensiva y defensiva en la guerra provocada por el gobierno del Paraguay. Art. 2. Los aliados concurrirán con todos los medios de que puedan disponer, por tierra o por los ríos, según fuese necesario. Art. 3. Debiendo las hostilidades comenzar en el territorio de la República Argentina o en la parte colindante del territorio paraguayo, el mando en jefe y la dirección de los ejércitos aliados quedan a cargo del presidente de la República Argentina y general en jefe de su ejército, brigadier don Bartolomé Mitre. Las fuerzas navales de los aliados estarán a las inmediatas órdenes del Vice Almirante Visconde de Tamandaré, comandante en jefe de la escuadra de S.M. el Emperador del Brasil. Las fuerzas terrestres de S.M. el Emperador del Brasil formarán un ejército a las órdenes de su general en jefe, el brigadier don Manuel Luis Osorio. A pesar de que las altas partes contratantes están conformes en no cambiar el teatro de las operaciones de guerra, con todo, a fin de conservar los derechos soberanos de las tres naciones, ellas convienen desde ahora en observar el principio de la reciprocidad respecto al mando en jefe, para el caso de que esas operaciones tuviesen que pasar al territorio oriental o brasileño. Art. 4. El orden interior y la economía de las tropas quedan a cargo exclusivamente de sus jefes respectivos. El sueldo, provisiones, municiones de guerra, armas, vestuarios, equipo y medios de transporte de las tropas aliadas serán por cuenta de los respectivos Estados. Art. 5. Las altas partes contratantes se facilitarán mutuamente los auxilios que tengan y los que necesiten, en la forma que se acuerde. Art. 6. Los aliados se obligan solemnemente a no deponer las armas sino de común acuerdo, y mientras no hayan derrocado al actual gobierno del Paraguay, así como a no tratar separadamente, ni firmar ningún tratado de paz, tregua, armisticio, cualquiera que ponga fin o suspenda la guerra, sino por perfecta conformidad de todos. Art. 7. No siendo la guerra contra el pueblo paraguayo sino contra su gobierno, los aliados podrán admitir en una legión paraguaya a todos los ciudadanos de esa nación que quisieran concurrir al derrocamiento de dicho gobierno, y les proporcionarán los elementos que necesiten, en la forma y condiciones que se convenga. Art. 8. Los Aliados se obligan a respetar la independencia, soberanía e integridad territorial de la República del Paraguay. En consecuencia el pueblo paraguayo podrá elegir el gobierno y las instituciones que le convengan, no incorporándose ni pidiendo el protectorado de ninguno de los aliados, como resultado de la guerra. Art. 9. La independencia, soberanía e integridad territorial de la República, serán garantizadas colectivamente, de conformidad con el artículo precedente, por las altas partes contratantes, por el término de cinco años. Art. 10. Queda convenido entre las altas partes contratantes que las exenciones, privilegios o concesiones que obtengan del gobierno del Paraguay serán comunes a todas ellas, gratuitamente si fuesen gratuitas, y con la misma compensación si fuesen condicionales. Como punto saliente se puede leer claramente un objetivo puntual era quitar a Paraguay la soberanía de sus ríos. Art. 11. Derrocado que sea el gobierno del Paraguay, los aliados procederán a hacer los arreglos necesarios con las autoridades constituidas, para asegurar la libre navegación de los ríos Paraná y Paraguay, de manera que los reglamentos o leyes de aquella República no obsten, impidan o graven el tránsito y navegación directa de los buques mercantes o de guerra de los Estados Aliados, que se dirijan a sus respectivos territorios o dominios que no pertenezcan al Paraguay, y tomarán las garantías convenientes para la efectividad de dichos arreglos, bajo la base de que esos reglamentos de política fluvial, bien sean para los dichos dos ríos o también para el Uruguay, se dictarán de común acuerdo entre los aliados y cualesquiera otros estados ribereños que, dentro del término que se convenga por los aliados, acepten la invitación que se les haga. Art. 12. Los aliados se reservan concertar las medidas más convenientes a fin de garantizar la paz con la República del Paraguay después del derrocamiento del actual gobierno. Art. 13. Los aliados nombrarán oportunamente los plenipotenciarios que han de celebrar los arreglos, convenciones o tratados a que hubiese lugar, con el gobierno que se establezca en el Paraguay. Otro punto específico era responsabilizar a Paraguay de la deuda de guerra. Art. 14. Los aliados exigirán de aquel gobierno el pago de los gastos de la guerra que se han visto obligados a aceptar, así como la reparación e indemnización de los daños y perjuicios causados a sus propiedades públicas y particulares y a las personas de sus ciudadanos, sin expresa declaración de guerra, y por los daños y perjuicios causados subsiguientemente en violación de los principios que gobiernan las leyes de la guerra. La República Oriental del Uruguay exigirá también una indemnización proporcionada a los daños y perjuicios que le ha causado el gobierno del Paraguay por la guerra a que la ha forzado a entrar, en defensa de su seguridad amenazada por aquel gobierno. Art. 15. En una convención especial se determinará el modo y forma para la liquidación y pago de la deuda procedente de las causas antedichas. También dejaban bien claro los aliados la intención de repartir el territorio paraguayo. Art. l6. A fin de evitar discusiones y guerras que las cuestiones de límites envuelven, queda establecido que los aliados exigirán del gobierno del Paraguay que celebre tratados definitivos de límites con los respectivos gobiernos bajo las siguientes bases: La República Argentina quedará dividida de la República del Paraguay, por los ríos Paraná y Paraguay, hasta encontrar los límites del Imperio del Brasil, siendo éstos, en la ribera derecha del Río Paraguay, la Bahía Negra. El Imperio del Brasil quedará dividido de la República del Paraguay, en la parte del Paraná, por el primer río después del Salto de las Siete Caídas que, según el reciente mapa de Mouchez, es el Igurey, y desde la boca del Igurey y su curso superior hasta llegar a su nacimiento. En la parte de la ribera izquierda del Paraguay, por el Río Apa, desde su embocadura hasta su nacimiento. En el interior, desde la cumbre de la sierra de Mbaracayú, las vertientes del Este perteneciendo al Brasil y las del Oeste al Paraguay, y tirando líneas, tan rectas como se pueda, de dicha sierra al nacimiento del Apa y del Igurey. Art. 17. Los aliados se garanten recíprocamente el fiel cumplimiento de los acuerdos, arreglos y tratados que hayan de celebrarse con el gobierno que se establecerá en el Paraguay, en virtud de lo convenido en este tratado de alianza, el que permanecerá siempre en plena fuerza y vigor, al efecto de que estas estipulaciones serán respetadas por la República del Paraguay. A fin de obtener este resultado, ellas convienen en que, en caso de que una de las altas partes contratantes no pudiese obtener del gobierno del Paraguay el cumplimiento de lo acordado, o de que este gobierno intentase anular las estipulaciones ajustadas con los aliados, las otras emplearán activamente sus esfuerzos para que sean respetadas. Si esos esfuerzos fuesen inútiles, los aliados concurrirán con todos sus medios, a fin de hacer efectiva la ejecución de lo estipulado. Art. 18. Este tratado quedará secreto hasta que el objeto principal de la alianza se haya obtenido. Art. 19. Las estipulaciones de este tratado que no requieran autorización legislativa para su ratificación, empezarán a tener efecto tan pronto como sean aprobadas por los gobiernos respectivos, y las otras desde el cambio de las ratificaciones, que tendrá lugar dentro del término de cuarenta días desde la fecha de dicho tratado, o antes si fuese posible. En testimonio de lo cual los abajo firmados, plenipotenciarios de S.E. el Presidente de la República Argentina, de S.M. el Emperador del Brasil y de S.E. el Gobernador Provisorio de la República Oriental, en virtud de nuestros plenos poderes, firmamos este tratado y le hacemos poner nuestros sellos en la Ciudad de Buenos Aires, el 1º de Mayo del año de Nuestro Señor de 1865. También se firmó un protocolo adicional secreto que establecía lo siguiente: 1) demolición de las fortificaciones de Humaitá 2) desarme de Paraguay y reparto de armas y elementos de guerra entre los aliados y 3) reparto de trofeos y botín que se obtuvieran en territorio paraguayo.

    5. Vocación genocida de Sarmiento. Esa carta puntual que cito es mencionada por algunos historiadores como una carta dirigida a Mitre. Creo, en función de la lectura de diversas fuentes, que eso no es correcto. Son varias las cartas a Mrs. Mann en las que el sanjuanino es explaya sobre el desprecio que siente por los habitantes de nuestros continente. Hay otra carta que Sarmiento sí dirige a Mitre, en ocasión de Pavón, en las que también pone de manifiesto su escaso o nulo respeto por los derechos humanos de nuestros compatriotas: "No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre es lo único que tienen de seres humanos".

    6. Sobre el martirio del pueblo paraguayo. Son pocos los libros como "Proceso a los Falsificadores de la Historia del Paraguay", de Atilio García Mellid, que describen con tanta poesía y lirismo la epopeya y el martirio del Paraguay. Este libro, un poco en la sombras, como su autor, por motivos políticos e historiográficos, narra en dos largos tomos la historia del Paraguay, desde la colonización hasta la posguerra. En sus párrafos, poéticamente elaborados, podemos leer: "Porque podrá borrarse la imagen de los mártires, desdibujarse el paso de los héroes y aventarse las cenizas de los guerreros abatidos, pero no se podrá nunca ocultar la luz inmarcesible de ese holocausto colectivo, ni amortiguar la belleza moral de un sacrificio de tan inmensas proporciones… Para comprender al Paraguay que sostuvo, durante más de cinco años, una guerra desigual y aniquiladora, es necesario pensar en esa comunidad activa, en ese destino colectivo en que todos se sentían representados. Lo que esa comunidad defendía, no era un hombre, ni la obra de un hombre: era la obra de todos, que en un hombre –el mejor- se encarnaba. Porque ese hombre y ese pueblo eran la expresión unificadora, maciza e inconfundible del alma paraguaya".
    * Subsecretario de la Juventud de la provincia de Entre Ríos



    http://www.inventario22.com.ar/textocomp.asp?id=31837
    Última edición por Michael; 05/06/2013 a las 06:10
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    Re: Virreinato del Río de la Plata

    Versión revisionista argentina: el rol expansionista del Imperio y el interés de Paraguay por mantener el equilibrio rioplatense
    El enfoque revisionista, sobre todo el de José María Rosa, percibe en los esfuerzos armamentistas del régimen paraguayo de Solano López una actitud defensiva ante el expansionismo brasileño. Interés de expansión que en realidad se expresó desde los tiempos de la colonia. Para los revisionistas, el conflicto se debió esencialmente a los manejos combinados de las diplomacias imperial y británica. Esta última, irritada contra un régimen que tenía una economía cerrada que no otorgaba oportunidad a las inversiones ni a la libre navegación, procuró destruir la autosuficiencia paraguaya contando con el brazo armado de la Argentina y Brasil aliados.
    José María Rosa afirma que los brasileños inicialmente percibieron la Guerra del Paraguay como un conflicto gestado por ellos mismos para coronar su política de hegemonía iniciada en Caseros y aun años antes. Tardíamente reconocieron que la alianza con el gobierno de Mitre gestada en el campamento de Flores en las Puntas del Rosario, el 18 de junio de 1864, fue el factor que movió a las autoridades imperiales a invadir la República Oriental y acarreó la reacción del Paraguay y por consiguiente la desastrosa Guerra de la Triple Alianza. A diferencia del caso brasileño, Rosa opina que las provincias argentinas nunca supieron por qué fueron a la guerra contra López. Los mitristas sí lo sabían. La Guerra de la Triple Alianza constituía un costo aceptable a cambio de destruir las montoneras provinciales y el régimen de Solano López, "el Atila de América", fuerzas que constituían serias amenazas al precario orden mitrista.
    Otro investigador, Miguel Angel Scenna, cercano a la línea interpretativa de José María Rosa respecto de las causas de la Guerra de la Triple Alianza, sostiene que Mitre se alió a Brasil de acuerdo con el principio de las "fronteras ideológicas". De la mano de su canciller "probrasileño" Rufino de Elizalde, el gobierno argentino pasaba a ser aliado de un régimen imperial supuestamente liberal aunque esclavista, en contra de un Paraguay "que era nuestro antemural, es cierto, pero que se regía por un régimen autoritario, refractario al liberalismo. (1)
    Si se enfoca la atención hacia el papel jugado por el Imperio del Brasil desde la óptica revisionista de Rosa, los objetivos de la diplomacia imperial desde los tiempos de la colonia fueron la anexión de la Banda Oriental a su territorio y desde 1811 la desmembración del antiguo Virreinato del Río de la Plata. Según Rosa, al "separatismo" fomentado por Brasil desde 1811, Rosas había respondido con un "separatismo" dentro del Imperio, exteriorizado en sus contactos con la insurrección de los farrapos de Río Grande entre 1835 y 1845 y luego con las agitaciones localistas de diversas partes del Imperio.(2)
    Rosa sostiene que hacia 1848 los socialistas brasileños tomaban al gobierno de Rosas como ejemplo de una "república popular sin clases y sin esclavos". La insurrección de los socialistas praieros de Pernambuco demostró la conexión de sus hombres con Rosas. El choque entre la "estrategia disgregadora interna" de Rosas -que buscó aliados entre los republicanos de Río Grande- y la "estrategia disgregadora externa" del Imperio -que procuró alianzas con elementos antirrosistas o caudillos federales disidentes- se produjo a partir de fines de 1850, cuando las negociaciones encabezadas por el ministro argentino en Río de Janeiro, Tomás Guido, habían fracasado.
    Según Rosa, la firma de los tratados del 12 de octubre de 1851, que convertían la Banda Oriental prácticamente en un protectorado brasileño, y la batalla de Caseros (febrero de 1852) -que terminó con el régimen de Rosas percibido como un enemigo mortal para el Imperio por sus contactos con elementos republicanos y por su deseo de "reconstruir el Virreinato del Río de la Plata"- abrieron un período de hegemonía brasileña. El arquitecto de este proyecto hegemónico brasileño había sido Honorio Hermeto Carneiro Leao, jefe del gabinete saquarema o conservador, también llamado marqués de Paraná por su labor decisiva en lograr la alianza con Urquiza para obtener el preciado objetivo de derrocar a Rosas.
    Carneiro Leao ocupó la jefatura del gabinete en 1853 y murió en 1856. A partir de su muerte se sucedió un período de incertidumbre política (llamada "la sombra del Paraná") que desembocó en la formación del gabinete dos velhos (de los "viejos"), encabezado por el hábil marqués de Olinda -que había estado alejado de la acción política por los manejos de Hermeto-. Olinda tuvo la sagacidad de conseguir el apoyo de los jóvenes luzias o republicanos sin comprometer el respaldo de los conservadores, a través de una sutil combinación de una política de expansión territorial -que entusiasmaba a los primeros- con una que evitase reformas socio-económicas -las cuales implicaban el alejamiento de los conservadores-.
    La cartera de negocios extranjeros fue ocupada por el marqués de Abrantes, viejo personaje conocido cuyos manejos diplomáticos en Francia e Inglaterra procuraron vanamente, en 1844, la participación brasileña en un posible bloqueo anglofrancés contra el régimen rosista. En la década del 60 Abrantes tendría por bandera la expansión sobre territorio oriental. Primero, reclamó "por la violación de derechos y bienes de los súbditos brasileños residentes en el Estado Oriental". (3) Después, el 25 de junio de 1861, envió al presidente oriental Bernardo Prudencio Berro -perteneciente al partido blanco- una nota exigiendo inmediatas reparaciones "por los repetidos ultrajes". (4) Más tarde se movilizaron tropas sobre la línea de frontera. A fines de 1862 imperiales, mitristas y colorados tenían dispuesta la eliminación del partido blanco gobernante en Uruguay.
    En abril de 1863, partió la expedición colorada de Venancio Flores, desde Buenos Aires y financiada por Mitre -o al menos, acota Rosa, por los mitristas, si se otorga crédito a sus declaraciones acerca de la "neutralidad" hacia la cuestión oriental efectuados ante el presidente paraguayo Solano López-, y poco después los ejércitos de tierra y mar imperiales cruzaron la frontera. Presionado por los hombres belicosos de Río Grande, el gabinete liberal brasileño iría adoptando paulatinamente posiciones crecientemente intervencionistas, política que llevaría al derrumbe del gobierno blanco.
    El enfoque revisionista suma al expansionismo brasileño otro factor causal en la Guerra de la Triple Alianza: el rol jugado por la diplomacia británica. José María Rosa subraya el interés del ministro inglés en Buenos Aires y Asunción, Edward Thornton, respecto de la guerra contra Paraguay en los siguientes términos:


    Si Thornton empujó la guerra, no quisieron los ingleses que ésta llegase al extremo de la hecatombe. Una expedición bélica que destruyese las fortificaciones de Humaitá, los altos hornos de Ibicuy, la fundición de Asunción, estableciese un gobierno democrático y abriese Paraguay a las mercaderías de Manchester y al capitalismo británico, bastaba a su propósito. No contaron con el heroísmo de los paraguayos. Cuando las cosas se extremaron en 1867, quisieron los diplomáticos ingleses llegar a una "paz honrosa" con el exilio de Francisco Solano y los correspondientes tratados de amistad, comercio y navegación con Inglaterra. López renunció a salvarse a ese precio.
    El Paraguay de López era un escándalo en América. Un país bastándose a sí mismo, que nada traía de Inglaterra y se permitía detener a los hijos de ingleses, como en el caso Canstatt con el pretexto de infringir las leyes del país, debería necesaria y urgentemente ponerse a la altura de la Argentina de Mitre. Como la Home Fleet se veía trabada por los cañones de Humaitá para dar a los paraguayos la consabida lección de urbanidad, quedaba la tarea a cargo de los vecinos. (5)


    NOTAS
    M.A. Scenna, op. cit., pp. 213-214.


    J.M. Rosa, op. cit., p. 24.


    Teixeira Soares, Diplomacia do Imperio no Rio da Prata, Río de Janeiro, 1955, p. 226, cit. en ibid., p. 28.


    Idem nota anterior, pp. 236-238, cit. en ibid., p. 29.


    Ibid., pp. 136-137.


    Aclaración: Las obras citadas (op. cit.) que no se mencionan explícitamente en este listado de citas, se encuentran en las páginas inmediatamente anteriores. Para ello, haga un click en el botón "Anterior". También puede utilizar la opción "Búsqueda" , ingresando el nombre del autor de las obras respecto de las cuales se requiere información.



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    Re: Virreinato del Río de la Plata

    Cancionero de Juan Manuel de Rosas

    Juan Manuel de Rosas, “comandante del pueblo armado de la campaña”, es elegido por la Legislatura para el cargo de gobernador de la provincia de Buenos Aires el 6 de diciembre de 1829 y se le otorgan las facultades extraordinarias. Estaba claro una vez más que los unitarios se habían equivocado al pensar que con el asesinato de Dorrego se cortaría la cabeza al partido federal.
    Rosas recibe el apoyo de diversos sectores sociales, pero será apoyándose en el sector ganadero de la provincia de Buenos Aires que afianzará su poder, consolidado sólo en 1835, es decir, después de su campaña al desierto con la cual, además de prestigio nacional, consiguió extender el poder de la clase a la que él mismo representaba. No obstante, contó desde el principio con la adhesión popular más calurosa, exteriorizada con frecuencia en las calles de Buenos Aires. Sin duda los sectores sociales más desposeídos reconocieron en Rosas al político de acción que creía en el pueblo y en su causa: el federalismo.
    En lo inmediato, la llegada de Rosas al gobierno resuelve las discrepancias internas de la provincia, pero el resto del país aún permanecía convulsionado y la paz se veía lejana. Las conspiraciones unitarias no cesaban y tenían su promotor en el general Paz, que formaba una Liga de gobiernos interiores para enfrentar al litoral. Rosas entonces recurre al Pacto Federal -1831- por el cual logra un principio de unidad entre las provincias de Santa Fe, Buenos Aires y Entre Ríos, además de la delegación de las Relaciones Exteriores en la segunda de las tres.
    Distinto será el poder alcanzado por Rosas durante su segunda gobernación. Tras la muerte de Quiroga –febrero de 1835- y la repercusión del hecho en Buenos Aires le son otorgadas no sólo las facultades extraordinarias sino también la suma del poder público.
    En cuanto a la política económica, el segundo gobierno de Rosas también difiere del anterior: ahora tenderá al proteccionismo. “La política nacional de Rosas consiste en la complementación con una industria nacional, del sistema económico ganadero de Buenos Aires. El esquema se traduce geopolíticamente en la aspiración de reconstrucción integral del Virreinato del Río de la Plata”. (Ortega Peña y Duhalde en: Baring Brothers y la Historia Política Argentina).
    La consecuencia inmediata de esta política económica es la Ley de Aduana, en diciembre de 1835. Las potencias europeas –Francia e Inglaterra- que desde hacía tiempo tenían los ojos puestos en Buenos Aires, vieron peligrar sus intereses. Sobreviene, tras un pretexto cualquiera, el bloqueo francés. Rosas mantiene una actitud intransigente y su voluntad de no ceder lo obliga a imponer a la ciudadanía un período de austeridad y sacrificio, mientras los sectores ilustrados se aliaban a los extranjeros “para liberar al país de la tiranía”.
    A esto debe sumarse la situación de los países vecinos, sobre todo de la Banda Oriental, en donde los unitarios exiliados estimulaban a Fructuoso Rivera, comandante de la campaña, para recuperar la zona mesopotámica, lo que concluiría en un enfrentamiento con Buenos Aires; por otra parte, en Bolivia el general Andrés Santa Cruz alentaba los desacuerdos internos, buscando la expansión y fortalecimiento de su propio país. Detrás de Santa Cruz estaban, como siempre, los intereses ultramarinos.
    Finalmente, Francia e Inglaterra deciden la intervención conjunta, lisa y llana, en el Río de la Plata. El pueblo apoyó totalmente la gestión llevada a cabo por Rosas frente a la invasión: no acepta ser una colonia de las metrópolis europeas. El 20 de noviembre de 1845 se efectuó el ataque en la Vuelta de Obligado. Nuestras fuerzas, al mando del general Lucio Norberto Mansilla, lucharon hasta el final pero los aliados forzaron el paso. No obstante, la importancia política del hecho fue singular pues dio mayor ímpetu a la resistencia en defensa de la soberanía nacional.
    Puesto que la agresión europea directa había sido vencida, era necesario recurrir a otros medios para apoderarse nuevamente del país; la única forma era acabar de una vez por todas con el Restaurador de las Leyes. Se recurre entonces a una coalición, obra de la diplomacia brasileña, que utiliza a Urquiza, gobernador de Entre Ríos, como instrumento ejecutor de un plan concebido en el extranjero. Urquiza acepta. La Confederación Argentina estaba por declarar la guerra al Imperio. Es en esas circunstancias en que Urquiza firma un pacto con el Brasil y el gobierno de Montevideo para derrocar a Rosas. El 1º de mayo de 1851 se produce el pronunciamiento: quita a Rosas el ejercicio de las atribuciones delegadas y se reserva el derecho de entenderse con los demás países del mundo. En lo que resta del año 1851 se forma el ejército aliado que habrá de derrotar a Rosas en Caseros, el 3 de febrero de 1952.

    Rodríguez y Rosas
    Rodríguez le dijo a Rosas
    legítimamente he sido yo
    nombrado gobernador.
    Y de un modo tumultuario
    me han privado del bastón.
    Si usté quiere respetar
    a la Junta Soberana,
    al puente de Las Barrancas
    vendrá el día de mañana.
    Muy pronto espero que usté
    me dé la contestación
    y si resuelve a venir,
    sea con su división.
    Juan Manuel leyó el oficio
    y llamando a su ayudante
    le dio orden de aprontar
    la división al instante.
    Yo señor Gobernador
    le digo toda mi vida
    he conocido en la Junta
    legítima soberanía.
    Ella lo nombró a usté
    y con maldad lo ha sacado
    yo estoy resuelto a volverlo
    a su cargo custodiado.
    Mañana estaré sin falta
    donde ordena su gobierno
    cuente con toda mi juerza
    para salir de la emergencia.
    Rodríguez se le unió a Rosas
    cola caída como andaba
    pues con cola ‘e pato el pobre
    le habían ganao la parada.
    Más bien parecía un lechero
    que un señor Gobernador.
    Pues cualquiera colorao
    venía vestido mejor.
    Con el Jefe a la cabeza
    ansí a la ciudad marchamos
    y al llegar a Las Barrancas
    las guerrillas se toparon.
    Hubieron algunos tiros
    pero sin gran resistencia
    ansí que pronto llegamos
    a ocupar la residencia.
    Rodríguez quedó repuesto
    y el cuerpo de coloraos
    del pueblo jué almiración
    cuando lo vieron formao.
    En la plaza nos tuvieron
    como quien dice acampaos
    y era lujo ver allí
    el cuerpo de coloraos.
    A Rosas le dieron orden
    que marchara pal’ Salao
    allá en la Guardia del Monte
    con tuitos los coloraos.
    Marchó con toda su gente
    y al punto la licenció.
    El se jué pa’ Los Cerrillos
    y en la estancia se metió.

    Diga usted que sí
    Al santiagueño Ibarra
    de Rosas gran adulón,
    diga usted que sí
    si el dice que no.
    Los van a llevar los diablos
    para taco de cañón.
    Una espada al gaucho Rosas
    le ha llegado del Japón.
    Diga usted que sí
    si él dice que no.
    Para defender con ella
    su Santa Federación.
    Montado en un elefante
    viene el fraile renegón,
    diga usted que sí
    si él dice que no.
    Para defender con ella
    su Santa Federación.
    montado en un elefante,
    viene el fraile renegón.
    Diga usted que sí
    si él dice que no.
    Dio una feroz costalada
    y se le rompió el cordón.

    ¡Viva la Patria!
    Yo me llamo Juana Peña
    y tengo por vanidad,
    que sepan todos que soy
    negrita muy federal.
    Negrita que mando fuerza,
    y no negrita pintora.
    Porque no soy de las que andan
    como pluma voladora.
    Negrita que en los tambores
    ocupo el primer lugar,
    Y que todos me abren cancha
    cuando yo salgo a bailar.
    Negrita que no hago caso
    de cualquier badulaque,
    porque me sobran a mí
    negritos lindos de fraque.
    Y como también presumo
    con mi hermoso peinetón
    suelo hacerme de rogar
    cuando llega la ocasión.
    Pero ya que me han chiflado
    por meterme a gacetera,
    he de hacer ver que aunque negra,
    soy patriota verdadera.
    Por la Patria somos libres,
    y esta heroica gratitud,
    nos impone el deber santo
    de darle vida y salud.
    La Patria se ve amagada
    de unos pocos aspirantes,
    que quieren sacrificarla
    por salir ellos avantes.
    Opongamos a su intento
    nuestros pechos por muralla,
    y reunidos los negritos,
    corramos luego a salvarla.
    Esto aconsejar debemos
    las mujeres al marido,
    y las madres a sus hijos
    en señal de agradecidos.
    Yo por desgracia no tengo
    hijos, padre, ni marido,
    a quien poderles decir,
    que sigan este partido.
    Pero tengo a mis paisanos,
    los negritos Defensores,
    que escucharán con cuidado
    estas fundadas razones.
    A ellos dirijo mi voz,
    y con ellos cuento yo.
    Porque se que en siendo tiempo
    no me han de decir que no.
    Patriotas son y de fibra,
    de entusiasmo y de valor,
    defensores de las Leyes,
    y de su Restaurador.
    Solo por Don Juan Manuel
    han de morir y matar,
    y después por los demás,
    mandame mi general.
    Mandame mi general,
    le han de decir al traidor
    que los quiera hacer pelear
    contra su Restaurador.
    Mandame mi general
    se lo dice Juana Peña,
    mandame mi general.
    Esa negrita porteña.
    Hasta el domingo que viene
    mandame mi general,
    pues puede ser que después
    no me mandes general.

    Fue publicado en el año 1833 en el periódico La Negrita. Jorge B. Rivera atribuye la dirección de este periódico a Luis Pérez, quien probablemente sea también el autor de estos versos. Dice Vicente Rossi que los negros “consiguieron inmediata e incondicional libertad durante el gobierno de Rosas”. A pesar del dictamen de la Asamblea de año 1813 que disponía la libertad de los esclavos, la situación continuó sin modificaciones, sobre todo en el interior del país. Es durante el gobierno de Rosas que se prohibe de manera definitiva el comercio de seres humanos. En uno de los versos menciona los sucesos que tuvieron lugar durante el gobierno de Balcarce –diciembre de 1832 a noviembre de 1833- con el propósito de desplazar a Tosas, que se encontraba, en ese momento, realizando la campaña del desierto. La participación, o al menos el consentimiento de Balcarce en tales hechos, provocó que los federales “netos” llevaran a cabo la revolución de los restauradores el 11 de octubre de 1833 que lo obligó a renunciar a su cargo.

    Trágala, trágala
    Trágala, trágala,
    Federación
    ¡Viva el gran Rosas!
    ¡Muera el traidor!
    El que no tenga
    moño punzó
    sufra la pena:
    verga y jabón.
    Si no le gusta
    vaya al Quebracho
    que allá Pacheco
    da pa tabaco.

    El trágala es una canción que utilizaban los liberales españoles y que los federales rosistas adaptaron a nuevas circunstancias. En Quebracho Herrado, Oribe dio alcance a Lavalle y lo derrotó el 28 de noviembre de 1840. Pacheco era el segundo del ejército federal de Oribe. Tuvo a su cargo la columna encargada de perseguir y derrotar definitivamente al general Gregorio Aráoz de Lamadrid.

    Reciba mi don…
    Reciba mi don…
    cinta colorada y fuerte,
    tiene el letrero que dice:
    Federal hasta la muerte.
    A los federales
    les quisiera dar
    huevitos hervidos
    en agua de azahar.
    A los unitarios
    les quisiera dar
    tártago molido
    en agua ‘e solimán.

    Carta de Pancho Lugares a Chanonga, (1) datada en El Colorado, a 15 de julio de 1833.
    Primera carta
    Permita el cielo, Chanonga,
    que en recibiéndote de ésta,
    mis hijos y también vos
    gozen de salud perfecta.
    Yo quedo güeno a Dios gracias,
    y sólo con el pesar
    de las noticias funestas
    que me han dao de la ciudad.
    ¿Hasta cuándo mil demonios
    nos querrán incomodar,
    esos perros unitarios
    que se han metio al torsal?
    La culpa la tiene el Viejo,
    que por su mucha bondad,
    les perdonó a esos bribones
    la que tenían que pagar. (2)
    Si él en aquella ocasión
    se los hubiese limpiado,
    no eran ellos los que agora
    hubiesen algorotado. (3)
    Bastante le aconsejaron
    El Tribuno, y sus aliados,
    diciendo que era preciso
    concluir con esos malvados.
    Mas el Viejo se hacía el sordo
    de purita compasión,
    creyendo que se hacía un bien
    con otorgarles perdón.
    Bien agora se le emplea
    lo que ellos hacen con él,
    pues hasta quieren ahorcarlo
    según lo dice un papel.
    Y si ellos como lo dicen,
    lo pudieran merecer,
    según sus güenos deseos,
    no lo dejarían de hacer.
    Por verdugos no quedaba,
    porque (hablando sin pasión)
    hay más verdugos entre ellos
    que viejas en un sermón.
    Mas esos que agora gritan,
    cuando llegue la ocasión,
    han de venir de rodillas
    a implorar de él su perdón.
    Pero puede ser que entonces
    no encuentren ya compasión,
    y que sus lágrimas sirvan
    para más indignación.
    Ya escarmentado está el Viejo
    de esos villanos traidores,
    que provocan su venganza,
    su justicia y sus rigores.
    El los mira con desprecio,
    y lleva su obra adelante,
    pues tremola en los desiertos
    de la patria el estandarte. (4)
    El pabellón argentino
    hoy lo miramos flamear,
    donde jamás un cristiano
    pudo en tres siglos llegar.
    Las armas del Rey de España,
    virreyes, gobernadores,
    nunca pusieron las plantas
    donde hoy los Restauradores.
    Esta difícil empresa
    es Rosas quién la ha allanado,
    y en recompensa le pagan
    con tratarlo de malvado.
    Pero los que así lo agravian,
    no son, no, los federales,
    ni tampoco son porteños,
    son tres o cuatro orientales.
    Son hombres que por sus vicios
    no tienen acogimiento,
    y que andan de un lado a otro
    como las nubes al viento.
    Hombres que a todos partidos
    se venden por su provecho,
    pues lo que de honor les falta
    tienen de sobre güen pecho.
    Mas esos aventureros
    cuando la tremenda llegue,
    nos han de pagar por junto
    lo que cada uno nos debe.
    Y ansí diciles, Chanonga,
    que hasta mejor ocasión,
    pueden tomar por refrán,
    no te aflijas, corazón.
    Memorias a mis amigos
    y a toitos los federales,
    y vos recibí un abrazo
    de tu don Pancho Lugares.

    1) J. B. Rivera considera que Pancho Lugares es uno de los seudónimos utilizados por Luis Pérez.
    2) Alude a los cismáticos que, durante la gobernación de Balcarce, intentaron acabar políticamente con Rosas.
    3) Alborortado.
    4)Referencia a la campaña de Rosas al desierto, intencionalmente desprestigiada por ciertos sectores del entonces gobierno de Buenos Aires.

    Contestación de Chanonga a la carta de don Pancho Lugares (1)
    Primera carta
    Señor don Pancho Lugares,
    pedazo del alma mía,
    la carta que me has escrito,
    me ha colmado de alegría.
    En primer lugar, mi viejo,
    por saber que te hallas güeno,
    con muchas satisfacciones,
    y también de gloria lleno.
    Ya no tengo más pesar,
    que el estar lejos de vos,
    aunque en mis rezos, Lugares,
    te encomiendo siempre a Dios.
    En mis cortas oraciones
    nunca olvido al General,
    y a todos esos valientes
    que nos dieron libertad.
    Por ellos y por el viejo
    hoy tenemos Patria y Leyes,
    y no estamos bajo el yugo,
    y tratados como güeyes.
    Más en recompensa de esto,
    unos pocos sublevados
    conspiran contra su vida,
    y están en ello empeñados.
    Cismáticos descontentos
    se han metido al entrevero,
    y muchos de los caudillos
    unitarios del primero. (2)
    Hasta aquellos más cangallas
    que el movimiento auxiliaron,
    están agora con ellos
    después que por él libraron.
    No hablo agora de esos otros
    a quienes les dio galones,
    y que se han mostrado ingratos
    en premio de sus favores.
    Pues al cabo estos brinones
    la hilacha mostrar debieron,
    y hacer ver que tal honor
    en su vida merecieron.
    Y ni siquiera agradecen
    el saber que en el desierto,
    tiene ya un barco fondeado
    en donde nunca fue puerto.
    Que él es quien ha descubierto
    esos hermosos terrenos,
    en donde sólo salvajes
    habitaban, y eran dueños.
    Esas valiosas montañas
    en tan remota región,
    y descubiertas agora
    por ese nuevo Colón.
    Esos campos prodigiosos
    que causan admiración,
    y que aumentan la riqueza
    de la argentina Nación.
    Esas indómitas tribus
    que ya sin ferocidad,
    hoy a la Patria por él
    le sirven de utilidad.
    Esas crecidas familias
    que de cruel cautividad,
    las ha sacado su brazo
    en completa libertad. (3)
    Esas madres que a sus hijos
    hoy los güelven a abrazar,
    cuando juntarse pensaban
    si acaso en la eternidad.
    En fin tantas mil ventajas,
    que es escusado nombrar,
    cuando todos bien conocen
    su efectiva utilidad.
    Pero unos pocos ingratos
    envidiosos de sus glorias,
    lo calumnian de tirano
    para empañar su memoria.
    Y aunque ellos nada consiguen
    en su empresa criminal,
    no se abstienen de agraviarlo
    contra el voto general.
    Mas el pueblo hace justicia
    a su ilustre bienhechor,
    y no olvida los servicios
    de ese porteño de honor.
    No te escribo más Lugares,
    porque estoy de gacetera,
    y me es preciso salir
    a comprar una pollera.
    Pero al cerrar esta carta
    te ofrezco mi voluntad,
    en señal de mi cariño,
    y de firmeza y lealtad.

    1)Se publicó el 23 de agosto de 1833. J. B. Rivera atribuye estos versos a Luis Pérez por la misma razón que en el caso anterior
    2)Se trata de los unitarios que el 1º de diciembre de 1828 derrocaron al entonces gobernador Dorrego y colocaron en su lugar a Juan Lavalle.
    3)Alusión a los blancos que, cautivos de los indígenas, recuperaron su libertad tras la campaña de Rosas.

    Votos de la morena Catalina al regresar el libertador D. Juan Manuel de Rosas (1)
    Grasis á Dioso, paisano,
    que vino é Gobenadó:
    Dioso lo conseba siempre
    a mi amito y mi señó.
    Pero mira, negran viejo,
    ¡se quemó mucho la cara!
    ¡pobrecita! que trabajo
    pasaría en la campaña.
    Esi Paz tiene la culpa: (2)
    pero está bien asegurao.
    Desile ahora que si ecape (3)
    de ande lo tiene enserao. (4)
    Po fini ya se acabó
    esi guerra condenao; (5)
    pues ya bobió á su gobieno
    e Gobenedó desiao.
    Vamos á juntá, moreno,
    Y vamonos á bailá;
    que hoy es día de Candombe
    y no es día de lavá.

    1) Se publicó el 5 de diciembre de 1831 en la Gaceta Mercantil.
    2) La situación de Paz en Córdoba era difícil. Los ejércitos federales tenían casi rodeada la provincia. No pudo evitar el enfrentamiento con una partida del ejército de E. López y cayó prisionero, siendo conducido en calidad de tal a Santa Fe.
    3) Escape.
    4) Encerrado.
    5) Condenada.

    Como moscas a la miel (1)
    Si los Cismáticos quieren (2)
    voltear a don Juan Manuel,
    hemos de cargar sobre ellos
    como moscas a la miel.
    Para quitarlo del medio
    tal cual lo piensan hacer,
    deben saber que hemos de ir
    como moscas a la miel.
    El viejo tiene opinión
    porque es un hombre de bien,
    y amigos que lo rodean
    Como moscas a la miel.
    Tiene gauchos decididos
    a dar la vida por él,
    y cargar en su defensa
    como moscas a la miel.
    Gauchos que nunca serán
    a su bienhechor infiel,
    y que irán cuando sea tiempo
    como moscas a la miel.
    Pero esta resolución
    ellos la deben saber,
    y esperamos de refuerzo
    como moscas a la miel.
    Para echarlos a patadas
    a todos los que hablen de él,
    hay gauchos en la campaña
    como moscas a la miel.
    Los escritores venales
    que al viejo tratan de cruel,
    se han de venir a humillar
    como moscas a la miel.
    Y entonces los ambulantes
    con sus rollos de papel,
    se marcharán a su tierra
    como moscas a la miel.
    Pero si acaso se turban
    y nos dan con el bagel,
    han de volver a la cárcel
    como moscas a la miel.
    Así pueden sosegarse
    y reflexionarlo bien,
    si no quieren que carguemos
    como moscas a la miel.

    1) Se publicó el 23 de agosto de 1833 en El Gaucho. J. B. Rivera atribuye la redacción de este periódico a Luis Pérez, quien probablemente sea el autor de estos versos.
    2) Mientras Rosas llevaba a cabo la campaña del desierto, en el gobierno de Buenos Aires se preparan intrigas con el propósito de desprenderse de la tutela de aquél. El ministro de Guerra, Martínez, tiene la voz cantante en la nueva situación. El objetivo era desprestigiar la empresa de Rosas para lograr una división del partido del gobierno. Este sector triunfaría en las elecciones del 28 de abril de 1833 para renovar la Junta de Representantes, con el apoyo de sectores unitarios. Este fue el sector cismático o doctrinario opuesto al apostólico que contaba con el apoyo de doña Encarnación Ezcurra.

    Cielo nacional. ¡Veinticinco de Mayo! (1)
    Viva la Unión Federal,
    y la argentina Nación,
    a las que ha dado blasón
    la gran Liga Litoral. (2)
    Cielito, viva mi cielo,
    insigne en obras grandiosas;
    vivan, en bien de la Patria,
    Quiroga, López y Rosas.
    No hay que andar con agachadas,
    ni a quien se saca la oreja:
    cada cual es cada cual
    y no es menos su pareja.
    A no ser por estos tres,
    cielito, cielo adorado,
    decembristas y unitarios (3)
    ya nos habrían fregado.
    Con estos tres campeones,
    en dulce vínculo unidos,
    los argentinos tendrán
    Patria y fueros conocidos.
    Cielito, cielo del alma,
    no quiera el Dios de la Unión,
    que esos tres se desacuerden,
    ¡porque entonces, adiós Nación!
    La Patria quiere sosiego,
    y un orden consolidado,
    y para esto es muy preciso
    el olvidar lo pasado.
    Cielo, cielito querido
    procura ser generoso,
    y con tus pobres hermanos
    no seas, no, rencoroso.
    Para que los pueblos tengan
    Constitución general,
    deben entrar ante todo
    en su arreglo provincial.
    Cielo mío, cuanto antes
    procura arreglar tu casa;
    que a otras cosas más sublimes
    después con quietud se pasa.
    También la Patria desea
    recuperar la Asunción, (4)
    que un déspota detestable
    separó de la Nación.
    Cielito, cielo guerrero,
    es preciso con gran tino
    recobrar la integridad
    del territorio argentino.
    Con todos estos arreglos
    podremos formar Nación,
    cual tienen otras secciones
    del gran mundo de Colón.
    Cielito, sí, sí, cielito,
    nuestro nivel recobremos,
    y a la faz del orbe entero
    con dignidad nos mostremos.
    Por sobre el hombro nos miran
    los Estados colindantes:
    por estar inconstituidos,
    nos reputan vacilantes.
    Cielito, mi cielo hermoso,
    es preciso despertar
    de este profundo letargo,
    y salir a figurar.
    No hay que andar con distinciones,
    con negros ni colorados;
    todos somos hijos de Eva,
    y patriotas declarados.
    En esta virtud, mi cielo,
    desecha todo color,
    y en sólo servir la Patria
    haz que consista tu honor.
    Viva el gran día de Mayo,
    móvil de grandes acciones:
    sacrifiquémosle, amigos,
    nuestras innobles pasiones.
    Allá va cielo, y más cielo,
    cielito de mis paisanos:
    en tal día sucumbieron
    para siempre los tiranos.
    Yo me despido con esto
    de mis compatriotas todos:
    no dirán que soy paisano,
    que uso de malos modos.
    Con Dios, te queda, mi cielo,
    no premies a mi rival,
    pues no es, como tu amante,
    Argentino y Federal.

    1) Se publicó el 28 de mayo de 1834.
    2) La Liga Litoral o Pacto Federal se firmó el 4 de enero de 1831 entre las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe. Por él, dichas provincias adoptaban la forma republicana, representativa y federal y establecían una alianza contra cualquier tipo de agresión.
    3) Véase referencia (2) a “Contestación a Chanonga”.
    4) El cantar apunta a la necesidad de reintegrar Asunción, es decir, el Paraguay. Gaspar Rodríguez de Francia, cerró el Paraguay, lo replegó sobre sí mismo y lo hizo autosuficiente. Lo apoyaron aquellos sectores del pueblo no interesados en el librecambio y en el comercio con los Estados Unidos y Europa.

    Quien quiera leer falsedades (1)
    Quien quiera leer falsedades
    y acostumbrarse a mentir;
    el que quisiere vivir
    de un tejido de maldades
    y en religión ser ateo,
    vaya hoy a Montevideo. (2)
    Quien quiera ver a un caudillo
    esclavo de los franceses, (3)
    que sirvió a los portugueses
    y que siempre ha sido un pillo
    y protector del bloqueo,
    vaya hoy a Montevideo.
    Quien quiera fanfarronear
    contando con aliados
    para pagar sus pecados
    si los llegan a pillar,
    pues que los han de chasquear,
    los Gabachos, según veo, (4)
    vaya hoy a Montevideo.
    Quien quiera ver osadía,
    desfachatez, desvergüenza
    con que hace sudar la prensa
    la unitaria cofradía
    que se encuentra allí en el día
    reunida, como creo,
    vaya hoy a Montevideo.
    Quien quiera ver unitarios,
    hombres de la nueva era
    que siempre mudan bandera
    de pobres y mercenarios,
    que de puro visionarios
    forman un gran cacareo,
    vaya hoy a Montevideo.
    Quien quiera hablar en francés,
    en catalán, vascongado,
    todo idioma arrevesado,
    y que no sepa quién es,
    y hallarse en un entremés
    o en un extraño museo,
    vaya hoy a Montevideo.

    1) Este cantar fue escrito en respuesta a una letrilla unitaria que se publicó el 7 de diciembre de 1839.
    2) Los unitarios, derrotados en Buenos Aires, se habían establecido en Montevideo y constituido allí una especie de gobierno paralelo que se llamó Comisión Argentina.
    3) Se refiere a Fructuoso Rivera, caudillo de la Banda Oriental, instrumento de los franceses y candidato de los emigrados unitarios para crear conflictos por la pertenencia de Entre Ríos y Corrientes a la Banda Oriental, hecho que finalmente llevaría a un enfrentamiento con Rosas.

    Con las mozas de mi pago
    Con las mozas de mi pago,
    sin contar con los muchachos,
    sobran para rechazar
    a cincuenta mil fortachos.
    Cielito, cielo que sí,
    cielito y ande la rueda,
    y aunque se agregue de yapa
    el guapo Frutos Rivera.
    Si acaso el pardo se atreve
    nos hemos de ver las caras,
    y en el primer empujón
    los levantaremos varas.
    Cielito, cielo que sí,
    cielito y sigan las danzas
    hasta ver los unitarios
    en la punta de las lanzas.
    Qué diablos nos han de hacer
    los unitarios morados,
    si en todas las ocasiones
    han salido revoleados.
    Cielito, cielo que sí,
    cielito de la victoria,
    no ha de quedar de esa raza
    ni siquiera la memoria.
    Dicen que allá en la ciudad
    los han parado en rodeo
    porque siguen embrollando
    con los de Montevideo.
    Cielito, cielo que sí,
    cielito y viva el Gobierno,
    que al unitario traidor
    le hace ver el quinto infierno.
    Que viva el Restaurador
    y los federales fieles,
    revienten los unitarios
    echando bofes y hieles.
    Cielito, cielo que sí,
    cielito y viva el amor,
    más tratándose de unitarios
    lo mejor es el rigor.
    Y con esto me despido
    hasta que vuelva a cantar.
    Que viva la Independencia
    y el sistema Federal.
    Cielito, cielo que sí,
    cielito, siga la empresa,
    porque a nadie le tememos
    con Rosas a la cabeza.

    Federales argentinos
    Federales argentinos:
    la guerra se ha declarado:
    a favor de los malvados
    los franceses han venido; (1)
    los franceses atrevidos.
    ¡Mire que les ha’i pesar!
    porque hoy tenimos que hablar
    tengalón por entendido
    que a nuestro país argentino
    jamás lo han de gobernar.
    Pero por fin, compatriotas,
    no permitamos jamás
    que a nuestro país general
    venga una nación remota.
    Prevengamos a las tropas
    para poder defender,
    y Rosas, don Juan Manuel,
    él, en su Patria constante,
    hacia un federal amante
    hasta morir o vencer.
    Pero por fin, argentinos,
    empuñemos los aceros
    y gritemos, compañeros:
    -franceses ¿a qué han venido?
    El gran Rosas ha sabido
    y les quiere averiguar
    y qué han venido a buscar
    en nuestro país argentino
    así, conforme han venido,
    pronto se manden mudar.
    Los franceses revolcados
    van saliendo a la angostura,
    van viendo su sepultura
    ande han de ser sepultados;
    si no les gusta el agrado
    prevénganles a su rey,
    que no les niegue la ley
    que pasarán a otra cosa.
    Si no saben, que lo sepan,
    hoy el que gobierna es Rosas.

    1) Desde los primeros años posteriores a la independencia, Francia tenía interés en el Río de la Plata, pues necesitaba ampliar su comercio exterior. No obstante, debía encontrar una excusa aceptable para su intervención, sobre todo, para no chocar con Inglaterra. Esa excusa fue la prisión de seis franceses, unos por delitos comunes y otros por no haber accedido a cumplir servicios como guardias nacionales en 1838. Como el gobierno de Rosas no aceptara la posición del francés, que exigía la libertad de los detenidos, el contralmirante Leblanc declaró el bloqueo a Buenos Aires. Los franceses no estaban solos, contaban con el apoyo de la generación de intelectuales románticos, que se aliaron a los sitiadores creyendo que “había que echarse en manos de Francia, para salvar la civilización europea, instituciones, hábitos e ideas en las orillas del Plata”. Contraria fue la actitud de las clases populares, que apoyaron incondicionalmente a Rosas y lo ayudaron a consolidar su poder.

    Todo hombre de mal hacer (1)
    Todo hombre de mal hacer
    debe de ser fusilado
    porque el corazón dañado
    nunca deja de tener;
    por eso don Juan Manuel
    esto debe corregir
    al saberse dirigir
    con sus guapos federales
    para que muera Lavalle
    muera Rivero y Madrid. (2)

    1) Olga Fernández Latour indica que este cantar fue compuesto inmediatamente después del pronunciamiento del general Lamadrid en Tucumán. Enviado a esa provincia por Rosas con el objeto de recuperar material de guerra, aprovecha esa oportunidad para pronunciarse contra Rosas, y actuar, aparentemente, de acuerdo con los unitarios Avellaneda y Piedrabuena. Su conducta no fue clara. El mismo Lamadrid se ve obligado a explicarlo: “yo no formé jamás la idea de traicionar esa confianza (de Rosas…). Más, hecho ya el pronunciamiento no me juzgué en el deber de retirarme (…) y es por esto que siguiendo el voto de la mayoría me pronuncié por él.
    2) Rivera.

    Tucumán, Salta y La Rioja
    Tucumán, Salta y La Rioja, (1)
    Santa Fe con Chilecito,
    todos vienen uniditos
    a pelear contra La Rioja (sic) (2)
    sólo San Juan y Mendoza
    con su misión la cumplieron,
    porque toditos creyeron
    que Lavalle entraría
    y en Buenos Aires pasaría
    a toditos a degüello.
    Hoy es tiempo, federales,
    que empeñéis vuestras espadas
    y hagáis que sean respetadas
    por los pérfidos rivales
    que son plagas infernales
    que tratan de devorar
    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
    vuestra religión preciosa
    ya es tiempo ‘e morir por Rosas
    ¡viva un bravo federal!

    1) Tucumán y Salta primero, a las que más tarde se unieron La Rioja, Catamarca y Jujuy, firmaron un acuerdo que se llamó la coalición del Norte. En virtud de este acuerdo quitaron a Rosas la representación de las relaciones exteriores, esperando el éxito de las tropas de Lavalle que estaba a punto de invadir Buenos Aires.
    2) En lugar de La Rioja, Olga Fernández Latour propone leer “La Rosa”, nombre que se daba frecuentemente al Juan Manuel de Rosas|Restaurador de las Leyes. Con esta lectura el cantar mantendría coherencia.

    Soy de los escoltinos
    Soy de los escoltinos (sic) (1)
    que llevó Francia,
    voy volviendo a mi tierra (2)
    sin esperanza.
    Soy de los escoltinos
    de don Juan Manuel,
    donde clavo mi lanza
    revienta un clavel.
    El general Lavalle
    y el correntino (3)
    en el Quebracho Herrado
    fueron vencidos.
    Al general Lavalle
    y al presidente (4)
    no le sirvió de nada
    toda su gente.

    1) Los que hacen escolta.
    2) Véase nota 1 a “Federales Argentinos”.
    3) Se trata del gobernador correntino Pedro Ferré, cuyas fuerzas regulares participaron junto con las de Lavalle en Quebracho Herrado.
    4) El presidente es el de la República Oriental del Uruguay, Fructuoso Rivera.

    De la otra banda mandaron
    De la otra banda han mandado
    los de la ira venenosa
    una caja de regalo
    a quitar la vida a Rosas (1)
    y Rosas considerado
    la recibe muy atento.
    Pero les dice al momento
    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
    -Esta caja se ha de abrir
    cuando le llegue su tiempo.
    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
    Dice doña Manuelita:
    -“treinta de marzo; al momento
    abra la caja, porque es
    día de mi nacimiento”.
    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
    La abrió de un modo suave
    pero se falseó la llave
    por eso le falló el tiro.
    Ocurre toda la gente
    a ver esto que pasaba.
    La caja les presentaba
    de un gran Rosas, continente.
    Dicen todos permanentes
    con palabras ofertosas:
    -¡Qué caja tan venenosa
    han mandado estos malditos
    con dieciocho cañoncitos
    a quitar la vida a un Rosas!
    El clama su Independencia
    tiene su patria segura
    por eso a Rosas ayuda
    un dios de la providencia,
    unitarios traicioneros
    que siempre han de ser rivales.
    ¡En vano gastan dinero
    en contra ‘e los federales!

    1) El cantar alude a la inquietud que despertara entre los allegados a Rosas una caja que le enviaron como regalo el 26 de marzo de 1841 y que tenía como fin acabar con su vida. Se trataba de una bomba de las denominadas “caja infernal” , destinadas a explotar al ser abiertas.

    El ilustre federal
    El ilustre federal,
    Restaurador de las Leyes,
    colocó en su nuevo muelle
    la piedra fundamental. (1)
    Donde fueron a firmar
    los de la plaza mayor,
    en prueba de la intención
    que tuvo don Juan Manuel,
    con su intentado (sic) saber
    y sabia disposición.
    Sin federación no hay patria,
    sin virtud no hay religión
    -pues todas serán desgraciadas-;
    el cuida con eficacia
    a nuestra patria querida,
    hoy semilla florecida,
    ayer gimiendo se vio
    porque la ruina sufrió,
    y salvó la patria mía.
    Rosas es un centinela,
    muy celoso militar,
    que con ansia singular
    por su patria se desvela;
    tan sólo salvarla anhela
    de los rigor (sic) del tirano,
    con el fusil en las manos
    que si duerme se despierta
    y les grita: -¡Alerta! ¡alerta!
    A sus nobles ciudadanos.

    1) Es probable que este cantar se refiera, según indica Olga Fernández Latour, a la inauguración del paseo público en la barranca del río en 1844. Se extendía desde el monumento a Juan de Garay hasta la calle Sarmiento.

    ¿Por qué desprecias, Urquiza?
    ¿Por qué desprecias, Urquiza,
    a vuestra causa sagrada?
    Contra un Restaurador,
    ¿por qué levantas tu espada? (1)
    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
    Rosas eterno, inmortal,
    por la causa te lo pido,

    castigar todo atrevido
    hasta verlo sepultado.
    Castigar todo malvado,
    que brille más nuestra espada.
    Que las armas respetadas
    las miren con más recato.
    No miren con desacato
    a vuestra causa sagrada.’

    Urquiza se ha figurado
    que las provincias son dél, (2)
    que lo han de favorecer
    por ser constitucionario.
    No es razón de que un voltario
    tenga carácter de honor.
    ¿Por qué con tanta inrazón
    a las leyes has faltado?
    ¿Por qué te habrás sublevado
    contra un gran Restaurador?

    1) Este cantar puede ser fechado después del pronunciamiento de Urquiza el 1º de mayo de 1851. El Brasil y los emigrados lo habían elegido como el instrumento para enfrentar y, eventualmente, derrotar a Rosas y a la Confederación. Por el decreto del 1º de mayo, declaraba que asumía el ejercicio de las atribuciones delegadas en el gobierno de Buenos Aires y que se entendería con los demás gobiernos del mundo hasta tanto se constituyera la República.
    2) Los gobiernos provinciales, exceptuando el de Corrientes, rechazaron el pronunciamiento de Urquiza y ratificaron su confianza en el Restaurador.

    ¡Al arma, argentinos!
    ¡Al arma, argentinos!
    ¡cartucho al cañón!
    que el Brasil regenta
    la negra traición. (1)
    Por la callejuela,
    por el callejón,
    que a Urquiza compraron
    por un patacón.
    Triunfará de Rosas
    la negra traición
    cuando la naranja
    se vuelva limón.
    Por la callejuela,
    por el callejón,
    que a Urquiza compraron
    por un patacón.

    1) La fecha de este cantar es posterior al pronunciamiento de Urquiza. Brasil había dado garantía de ayuda a Urquiza en el caso de un levantamiento. El 29 de mayo se firmó un tratado entre el Imperio, el gobierno de Montevideo y el de Entre Ríos, de alianza ofensiva y defensiva que llegaría hasta el enfrentamiento con Buenos Aires.

    Arriba muchachos
    Arriba muchachos
    que las ocho son
    y ya viene Urquiza
    con su batallón.
    Déjalo que venga,
    déjalo venir,
    que a fuerza de palos
    lo haremos salir.

    Carta de una negra
    Hacemi favol, ño Pancho,
    de esplicalmi tu papeli
    polque yo sol bosalona
    y no lo puedo entendeli.
    Yo quisiela que me diga
    lo que ti quelí decí,
    polque tío Juan, mi malido,
    quiele también escribí.
    El es neglo bosolona
    pelo neglo fedelá,
    y agradecido a la Patlia
    que le dio la libeltá.
    Esi neglo cada noche
    sueña con don Juan Manuel,
    y luego, de mañanita,
    otla vesi hablando de él.
    Como esti gobelnádola
    me dice, e niño tan güena,
    e pleciso, Catalina,
    que el Señol nos lo conselva.
    Ya vistes en el candombe
    cómo glitan los molenos:
    “¡Viva nuestlo padle Losas,
    El gobelnadol más güeno!”.

    Que vivan los federales
    Que viva la Virgen Santa
    y nuestra Federación.
    Que viva el paisano Rosas
    y la divisa punzó.
    Que vivan los federales
    que viva don Juan Manuel
    que viva doña Manuela
    y López amigo fiel.
    En la puerta de mi casa
    tengo abierto un corazón,
    con un letrero que dice:
    viva la Federación.
    Viva la Patria Bendita
    Viva la cinta punzó,
    viva la celeste y blanca,
    viva la Federación.
    A la Santa Federación
    la llevaron a enterrar,
    le echaron poquita tierra
    y ha vuelto a resucitar.
    Viva el gaucho surero
    que es como cuadro,
    cuando le aprieta las paibas
    al unitario.
    Que viva la santa causa
    y don Juan Manuel.
    Que viva su ilustre hija
    y la escrebida Ley.
    En la puerta de mi casa
    tengo una cinta punzó,
    con un letrero que dice:
    Viva la Federación.
    Salta el sol, salta la luna
    salta la flor del peral.
    Viva la muchacha que ama
    a un muchacho federal.
    Ay negra del alma mía,
    negrita y suelo natal
    que viva don Juan Manuel
    y el partido federal.
    Viva Dios, viva la Patria,
    viva la flor del pepino,
    viva la moza que tenga
    amor con un argentino.
    Un gaucho lindo cantaba
    con su guitarra, a caballo,
    vivando la Patria grande
    y el 25 de Mayo.
    En la puerta de mi casa
    tengo un letrero de plata,
    y a todos está diciendo
    que siempre viva la Patria.
    Negrita, negra querida,
    negra de Puente de Márquez,
    no andés comiendo chatasca
    que están podridos los charques.

    Los salvajes unitarios II
    Los salvajes unitarios
    andan malevo por ahí;
    si el federal los agarra
    les hai tocar el violín.
    Que vivan los federales,
    y viva el Restaurador,
    y viva doña Manuela
    Viva la Federación.
    Muera el salvaje Lavalle
    y el Guarda-Chanchos (1)
    Que ni pa’ pasto sirven
    de los caranchos.
    Que viva la santa causa
    y don Juan Manuel
    Que viva su ilustre hija
    y la escribida Ley.

    1) Se refiere al rey de Francia.

    Canción del violín (1)
    A los federales
    de composición,
    que con los salvajes
    forman reunión,
    verga por los lomos
    sin cuenta y razón;
    y si se resisten,
    violín y violón.
    El que con salvajes
    tenga relación,
    la verga y degüello
    por esta traición:
    que el santo sistema
    de Federación
    le da a los salvajes
    violín y violón.
    Paz con los salvajes
    no habrá nunca, no,
    mientras viva Rosas
    El Restaurador:
    así los esclavos
    del vil pardejón
    tendrán como su amo
    violín y violón.
    Sigamos a Rosas
    El Restaurador
    fiel a los principios
    que nos enseñó;
    y a los enemigos
    de nuestra nación,
    démosle los netos
    violín y violón.
    Coro
    Federales fieles
    al Restaurador,
    con los gambeteros
    violín y violón.

    1) Las batallas entre unitarios y federales solían ser muy cruentas, casi siempre los pocos sobrevivientes del ejército derrotado eran ejecutados, luego se les cortaba la cabeza y se la exhibía como escarmiento. Ambos bandos acostumbraban a castrar a sus enemigos, a cortarles la lengua, las orejas o arrancarles la barba con piel. Mas allá de las exageraciones de los relatos, abundaban las cabezas decapitas enviadas como obsequio, y la pasión por el degüello quedó reflejada en este cancionero federal.

    Himno de los Restauradores
    ¡Oh gran Rosas! tu pueblo quisiera
    mil laureles poner a tus pies;
    mas el gozo no puede avenirse
    con el luto y tristeza que ves.
    ¡Aguilar y Latorre no existen
    Villafañe el invicto, murió
    y a tu vida tal vez amenaza
    de un malvado el cuchillo feroz.
    De discordia la llama espantosa
    a el país amenaza abrasar
    y el audaz demagogo se mira
    la orgullosa cerviz levantar.
    ¿No los ves como ledos conspiran?
    ¿cual aguzan su oculto puñal?
    ¿cual meditan la ruina y escarnio
    del intrépido y buen federal?
    Esa horda de infames ¿qué quiere?
    sangre y luto pretende ¡qué horror!
    empañar nuestras nobles hazañas
    y cubrirnos de eterno baldón.
    ¡Ah! cobardes temblad es en vano
    agoteis vuestra saña y rencor.
    Que el gran Rosas preside a su pueblo,
    Y el destino obedece a su voz.
    ¡Asesinos de Ortiz y Quiroga!
    de los hombres vergüenza y borrón,
    a la tumba bajad presurosos
    de los libres temed el furor.
    Esos mismos que en Márques vencieron
    en San Luis, Tucumán y Chacón,
    con la sangre traidora han jurado
    de venganza inscribir el padrón.
    Del poder la Gran Suma revistes,
    a la patria tu debes salvar;
    ¡que a tu vista respire el honrado
    y al perverso se mire temblar!
    La ignorancia persigue inflexible
    al talento procura animar
    ¡Y ojalá que tu nombre en la historia
    una página ocupe inmortal!
    Coro
    Alza ¡oh Patria! tu frente abatida,
    de esperanza la aurora lució:
    tu Adalid valeroso ha jurado
    restaurarte a tu antiguo esplendor.

    Canción para Manuelita
    En el Prado de Palermo
    hay esbelta y olorosa
    entre nardos una rosa
    que es de carmín su color;
    de su cáliz purpurino
    que al que se acerca consuela
    se ve salir a Manuela
    simbolizando el candor.
    Coro
    Cantad argentinos
    el día dichoso
    natal venturoso
    de un ángel de luz.

    1) En la batalla librada en Tinogasta –Catamarca-, las fuerzas del ejército nacional fueron derrotadas por las del montonero Estanislao Medina en marzo de 1867.
    2) Melitón Córdoba comandaba las fuerzas enemigas.

    Fuentes
    Blomberg, Héctor Pedro – Cancionero Federal – Buenos Aires (1934)
    Carrizo, Juan Alfonso – Cancionero popular de Catamarca – Buenos Aires (1987).
    Chávez, Fermín – Juan Manuel de Rosas, su iconografía – Buenos Aires (1970).
    Draghi Lucero, Juan – Cancionero popular cuyano – Mendoza (1938).
    Fernández Latour, Olga – Cantares Históricos de la tradición argentina – Buenos Aires (1960).
    Lanuza, José Luis – Cancionero del tiempo de Rosas – Buenos Aires (1941).
    Moya, Ismael – Romancero – Buenos Aires 81941).
    Oscar J. Planell Zanone / Oscar A. Turone – Agrupación Patricios Reservistas – Patricios de Vuelta de Obligado.
    Rivera, Jorge B. – La primitiva literatura gauchesca – Buenos Aires (1968).
    Rosa, José María – Historia Argentina.
    Soler Cañas, Luis – Megros, gauchos y compadres en el cancionero de la Federación – Buenos Aires (1958).
    Terrera, Guillermo Alfredo – Cantos tradicionales argentinos – Buenos Aires (1967)
    Turone, Gabriel Oscar – Cantares de la Federación – Buenos Aires (2008).
    Vignolo, Griselda y Nuñez, Angel – Cancionero Federal – Buenos Aires (1976).

    Se permite la reproducción citando la fuente: www.revisionistas.com.ar


    http://www.revisionistas.com.ar/?p=3075
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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    Re: Virreinato del Río de la Plata

    Gobierno de Rosas:

    El año argentino se inicia con una dura lucha en el interior, el 5 de enero el coronel José Martín Yanzón, con complicidad de los comandantes riojanos Angel Vicente Peñaloza, Hipólito Tello y Lucas Llanos, intenta destituir al gobernador de La Rioja.


    El general Tomás Brizuela descubre la conspiración y derroca a Yanzón en el combate de Pango.


    El 18 de enero el general Eustaquio Medina es derrotado en La Tablada por el coronel Manuel Puch, que asume provisoriemente como gobernador de Jujuy.


    El día 23 de enero el general Francisco Javier López al frente de una fuerza de salteños penetra en la provincia de Tucumán. El Gobernador, general Heredia, lo ataca y lo derrota en toda la línea en las márgenes del río Famaillá. A sólo dos días del combate y junto al mismo río, el General Javier López es fusilado junto al doctor Angel López, su secretario. El coronel Juan Balmaceda salva su vida pero es deportado a Santiago del Estero. El 28 de enero Alejandro Heredia ordena firmar un pacto con Catamarca, este convenio es suscripto por los doctores Napoleón Boneti por Catamarca y Juan Bautista Paz por Tucumán.


    El general Brizuela impone como gobernador de San Juan al caudillo Nazario Benavidez, quien es elegido por la Legislatura.


    El 5 de marzo el coronel Felipe Heredia es elegido gobernador de Salta, después de que el general José Antonio Fernandez Cornejo presentara la renuncia a su cargo , el coronel Eustaquio Medina es repuesto en el cargo de gobernador de Jujuy , pero muere repentinamente 2 días después y es elegido Pablo Alemán un hombre incondicional de Alejandro Heredia. De esta manera Jujuy , Salta y Catamarca quedan bajo la influencia de Alejandro Heredia.


    El 18 de abril la Sala de Representantes de Tucumán reelige al general Alejandro Heredia como gobernador de la provincia.
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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    Re: Virreinato del Río de la Plata

    La política rosista tiene un emblema - el de federación o muerte - que día a día extiende su poder. Por primera vez este año la bandera rosista flamea en el Fuerte, que es la tradicional residencia de Gobierno. No así la nacional, creada por Belgrano. Se establece también la Compañía de Jesús y en acto oficial se reabre la Catedral reformada, ceremonia que Buenos Aires celebra jubilosamente.


    Queda a su vez reglamentado el tránsito de vehículos y peatones, mientras la ciudad va adquiriendo un tono “colorado” en sus paredes.


    Quienes aún conservan la pintura celeste - característica de las viviendas a partir de mayo de 1810 - optan por acompasarse a esta nivelación que se produce en todos los otros ámbitos del quehacer porteño.


    Dos muertes sacuden a la opinión pública. La de fray Justo Santa María de Oro y la del General Juan Ramón González Balcarce.


    Sarmiento que permanecía en Chile trabajando en una mina de plata regresa a San Juan para dedicarse exclusivamente a la enseñanza.



    La Casa de Moneda, creada en 1836 a partir de la disolución del Banco Nacional se convirtió en un verdadero Banco,o sea una institución para depósitos, descuentos y emisión de papel moneda



    La alimentación porteña no parece estar en crisis. La ciudad posee diversos mercados, destacándose el de carne, donde hoy está ubicado el Congreso Nacional y el de verduras y aves, donde se encuentra hoy el edificio de la Aduana. El Mercado del Centro - el más grande y antiguo de los pertenecientes a la Municipalidad - poseía su entrada principal en la esquina de las calles Alsina y Perú, y otra en las calles Chacabuco y Moreno. El comercio de la leche está en manos de criollos. Los más traen el producto de los alrededores de la ciudad, donde tienen sus tambos, “en botijas o porrones de barro forrados en cuero”, como bien informa Manuel Bilbao. Estos lecheros venden además mazamorra, la que los porteños juzgan más sabrosa por el hecho de ser transportada a caballo. Confiesan que el movimiento del animal, el traqueteo, influye notablemente en el gusto del típico alimento. El lechero es muy querido por la población. Hay repartidores muy jóvenes - 10 años - a quienes se encuentran más de una vez cuando bajan al río “donde bautizan su mercancías”. Pero quienes dan la nota insólita son las lecheras. Visten original atuendo: poncho de paño - casi siempre deteriorado por la intemperie y las lluvias – una enagua y un gran sombrero de hombre, perforado.


    Se ha extendido, asimismo, la costumbre de cantar. El profesor Esteban Massini no da abasto para atender en su estudio a los numerosos jóvenes que acuden a tomar lecciones de canto y guitarra. Son muy conocidos como maestros de guitarra “un tal Trillo y un tal Robles”, quienes suelen acompañar a los enamorados cuando dedican serenatas “al tierno objeto de su amor”. Don Francisco Munilla - que ocupa el café denominado Marcos - es además de jovial aficionado al piano uno de los más fervorosos “de la noche” porteña. Propone a sus compañeros dar una serenata gigante, principiando por Manuelita, por las dudas. Una medianoche de noviembre sale con cerca de 300 acompañantes. Cuatro changadores portaron el piano y otros llevaron atriles y faroles. Pese a no haber cumplido con lo que ya era norma - la venia o aprobación - el insólito concierto “fue muy bien recibido” por las altas autoridades.
    Última edición por Michael; 05/06/2013 a las 07:03
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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    Re: Virreinato del Río de la Plata

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    En Buenos Aires prosigue acentuándose el egoísmo localista. El Banco Nacional, creado por Rivadavia con el objeto de acrecentar las economías del interior del país, es abolido por Juan Manuel de Rosas.


    En la disolución del Banco se hace referencia a las “soberanías financieras” de las provincias. Pero estas soberanías no hacen más que complicar las cosas ya que al permitirles emisiones de moneda a voluntad son un nuevo motivo de desunión del país. Además, “El Banco Nacional acostumbraba otorgar créditos al 6 % anual. Eliminado el Banco, los grupos de aprovechados capitalistas reiniciaron sus acostumbradas operaciones de préstamos al 20 y al 25 % de interés”. Significativamente, este año queda fundado el Banco de la Provincia de Buenos Aires.


    También la Junta de Representantes de la Provincia de Buenos Aires dispone por ley la venta de 1500 leguas cuadradas que habían sido dadas en enfiteusis. En la Banda Oriental , Fructuoso Rivera se subleva contra el gobierno de Manuel Oribe


    Año 1836 del gobierno de Juan Manuel de Rosas
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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