Ese discurso victimista de los indigenistas encierra enormes falacias. Para empezar hoy cargan las culpas contra España y los españoles actuales por lo que achacan que hicieron los españoles de hace cuatrocientos años, absurdo. Además, el problema lo tienen ellos allí, pues tal y como ya se ha indicado en este mismo hilo, y es que si no están a gusto con la herencia recibida, que busquen el modo de restaurar su añorada civilización pre-hispánica. Pero semejante pretensión es "in situ" donde deben plantearla, y no pretender exportarla a acá donde no se les va a hacer ni caso, aparte de que aunque fuese lo contrario no se podría hacer nada, pues las civilizaciones no se restauran en ningún momento y así lo demuestra la Historia en el mundo entero. Si acaso, se suele rescatar algo, algunos aspectos perdidos, tal como acá sucede con la cultura celta, aunque no pase de la mera anécdota y la venta de muchos libros sobre ellos, así como la edición de música pretendidamente céltica, pero de la que no hay ninguna referencia precisa.

Por tanto, los indigenistas en lugar de venir a incordiar con sus pretensiones, deberían plantear las alternativas que pretenden a sus propios compatriotas, siempre que la mayoría de éstos les hagan caso, pero el asunto parece que no termina de cuajar. ¿Cómo se restaura y conecta una cultura que hace siglos se extinguió con el presente, sobretodo cuando una parte mayoritaria de la población no desea semejante transformación hacia atrás?

Otra característica del discurso indigenista es la falsificación de los hechos históricos. Y es que se encuentran con el inconveniente de las fuentes testimoniales seculares. Hablar de lo que dijo o dejó de decir, de hacer o de no hacer, Cortés cuando sus Cartas de Presentación se conservan íntegras y están editadas y a la venta y disposición de cualquiera, estudioso del periodo o simple curioso, es absurdo. Del mismo modo, el volumen de fuentes historiográficas y etnográficas, es de tal magnitud que cualquier intento no pasa del discurso demagógico para ignorantes.

Por otro lado, falsear y ocultar la propia historia, tal como acá llevamos unos años presenciando, es otro empeño inútil. Uno de los mayores inconvenientes con los que se encontraron historiadores y arqueólogos sobre el antiguo Egipto, fue el de recomponer las dinastías faraónicas, su composición, cronología y, en consecuencia, orden, influencia, obras, etc., ya que muchos faraones practicaron eso de la "memoria histórica" consistente en borrar a los otros. Pues finalmente resultó ser una práctica inútil, hoy la Egiptología conoce todas las dinastías, los nombres de todos los faraones, sus correspondientes periodos, duración de sus reinados, hechos y acontecimientos acaecidos en cada uno de ellos, es decir, una magnifica lección para los farsantes que pretenden imponer a los demás imágenes falsas sobre hechos, situaciones y rasgos falsos.


Es imposible que Hernán Cortés con su tropa de aproximadamente 350 hombres venciese en durísimas batallas a varios ejércitos compuestos de decenas de miles de guerreros nativos. A no ser que se le sumasen para reforzarlo en una clara sublevación contra la tiranía azteca. Así sucedió con las sucesivas alianzas con los chalqueños, tlaxcaltecas, huejotzingos, cholusenses, otomíes, chinantecos, xochimilcos, y otros más, todos miembros de tribus sometidas y esclavizadas. Fue esa alianza, bajo el mando de Cortés, la que acabó con el Imperio Méxica. Y ya que se suele mencionar tanto a Pedro de ALVARADO como supuesto criminal, en la siguiente breve reseña obtenida en la propia red, se lee lo que hizo después de lograr la derrota de Moctezuma.

Pedro de Alvarado, uno de los capitanes de Cortés, partió hacia el sur a la conquista de Guatemala llevándose en su ejército tlaxcaltecas y otros mesoamericanos. Una vez en territorio guatemalteco se alió con los cakchiqueles para derrotar a los quichés, los zutuhiles y los pipiles. Y pasado un tiempo los quichés se unieron a los españoles para vencer a los cakchiqueles. El interés circunstancial estaba a la orden del día y no una supuesta lucha racial entre los nativos y los recién llegados.

En resumen, que América no era ningún paraíso y si una tierra más del mundo en la que se repetían las mismas conductas entre sus habitantes.