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Tema: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

  1. #101
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    Controversia en la ciudad de Richmond Canadá por anuncios escritos mayoritariamente en chino.


    Chinese signs





    https://www.youtube.com/watch?v=LFhB4cI0zIc

  2. #102
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    Citas (de "Arbol de Odio" de Philip Powell):

    "Es común la creencia británica de que los ingleses hubieran tratado a los indios americanos de forma más humana que los españoles. No hay ni una sola brizna de evidencia en qué apoyar este punto de vista comparativo y sí por el contrario, argumentos y pruebas en su contra"...

    "La afirmación inglesa, <<nosotros hubiéramos tratado a los indios mejor qu...e lo hicieron los españoles>>, es una tesis que se remonta a la época isabelina (Isabel I de Inglaterra) se queda bien reflejada en la literatura popular"..

    .."Esto ni se aproxima a una descripción exacta de la política española en Indias, ni a la de Inglaterra por contraste. Más de un libro podría escribirse sobre la dipolomacia española entre las razas nativas, que incluyó presentes, honores y distinciones, protección y privilegios, educación, y una serie de acciones que hoy en día serían automáticamente calificadas de prácticas y
    humanitarias"..

    .."El decrecimiento de esta población (la indígena), debido a múltiples causas, constituyó una seria preocupación para la monarquía a lo largo del siglo XVI"..

    .."<<Los hábitos de 'terror' adquiridos por los ingleses durante su prolongada agresión contra los últimos Celtas, en las montañas de Escocia y los pantanos de Irlanda, cruzaron el Atántico y se practicaron sobre los indios
    norteamericanos>>"






    ___________________________

    Fuente:

    https://www.facebook.com/Hispanicbal...type=3&theater

  3. #103
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    Comparando la España imperial con EE.UU.: Una historia de dos Historias (Parte I)



    Este artículo se ha escrito en respuesta al escrito en inglés publicado recientemente por el Señor James P. Pinkerton titulado 'Yesterday’s Spain, Today’s America' ('La España de ayer, la América [EE.UU.] de hoy'), que se publicó en la revista 'The American Conservative' ('El conservador americano'), publicación de ideas ligadas al conservadurismo estadounidense, culturalmente anglosajón. Pinkerton es un autor y analista político que trabajó en el plantel de la Casa Blanca estadounidense bajo las presidencias de Ronald Reagan y George H.W. Bush. Su artículo, esencialmente, describe negativamente la España del periodo en que fue una potencia colonial de extensión global (siglo XVI hasta el siglo XIX), utilizando sus conclusiones negativas de España como un ejemplo a no seguir por los EE.UU., para que no repitan los alegados errores de los españoles.

    Pinkerton al comienzo de su artículo menciona que llegó a sus conclusiones sobre la experiencia negativa y los presuntos errores de la España imperial tras visitar recientemente España como turista. Cabe decir que está muy bien que Pinkerton haya visitado España en calidad de turista, animándole a que lo haga más veces. Hay que decir también que Pinkerton, aunque como turista y analista político sea un observador bienintencionado, no es un historiador de la España del periodo de su imperio colonial que él describe, a la vez que tiene serias lagunas en cuanto a conocimiento histórico se refiere. Parece además sostener posturas y conclusiones históricas influenciadas y afectadas por prejuicios e ideas preconcebidas en contra de la España de los siglos XV al XVIII, que podrían estar influenciadas por la Leyenda Negra, propaganda hostil a España creada por sus enemigos durante los siglos que duró su poderío en Europa y el Nuevo Mundo. Estas ideas preconcebidas y prejuicios no son raros ni atípicos, pues los argumentos de la propaganda de la Leyenda Negra están bien extendidos en el mundo occidental, tanto en sectores académicos como de la opinión pública en general, particularmente en el mundo anglosajón, habiendo dicha propaganda antiespañola incluso echado profundas raíces en el mundo hispánico. Antes que nada, se debe de aclarar que pretender hablar de historia con autoridad sin dominar esta disciplina de las Humanidades es como intentar hablar con autoridad de física, matemáticas, química, las diversas ramas de la medicina, filosofía, teología o economía sin tener estudios serios y un conocimiento profundo de las mismas.

    Intervenciones militares de EE.UU. en México, Centroamérica y el Caribe en el siglo XX:





    La primera lección que el autor del artículo mencionado da como una de aquellas 'lecciones sobre lo que los países no han de hacer', después de haber visitado España, es que los estados no se lancen a aventuras militares en vista de los peligros que eso implica, como la pérdida de vidas y el 'perder aún más' si se pierde la guerra. Sobre este punto, las guerras en que España se vio envuelta eran por lo general para defender los dominios europeos y americanos heredados por el monarca español. Esta apreciación, claro, excluye las guerras de conquista por parte de los Conquistadores en América y las Filipinas, conquistas que fueron un gran negocio para España.

    Un ejemplo de estas guerras defensivas o para defender el orden establecido es la famosa Guerra de los Ochenta Años, desde 1568 hasta 1648, la contienda de España contra Holanda o las Siete Provincias Unidas, que se inició como una revuelta de parte de los Países Bajos (actuales Holanda y Bélgica) contra la autoridad del Rey de España en la segunda mitad del siglo XVI, Felipe II, que a la sazón era también señor temporal y soberano de aquellos países por su herencia como Duque de Borgoña. La revuelta se debió esencialmente a motivos religiosos, cuando miembros de la nobleza flamenca y protestantes calvinistas de los Países Bajos desafiaron las medidas de Felipe II, su señor, que tenían como objetivo impedir la expansión del protestantismo en sus dominios y defender la supremacía de la Iglesia Católica entre sus súbditos.

    Los dominios europeos de Felipe II:



    Ante los ataques de las turbas protestantes a las iglesias, donde destruyeron numerosas obras de arte religioso, y ante la consiguiente anarquía reinante y la rebeldía existente contra la autoridad de Felipe II, éste mandó un ejército español para poner orden en los Países Bajos y restablecer su autoridad como señor temporal de estos. Esto no se pudo lograr por completo, y las siete provincias del norte de los Países Bajos se declararon independientes, y a la vez que los ejércitos españoles -que incluían tropas valonas (que hablaban francés y provenían del sur de los Países Bajos) y flamencas (que hablaban el flamenco, la lengua germánica de los Países Bajos relacionada con el alemán)- intentaban someter a la obediencia del Rey a los que éste consideraba rebeldes, los protestantes holandeses, éstos intentaban conquistar las provincias católicas del sur de los Países Bajos (más o menos la actual Bélgica) a los ejércitos españoles para anexarlas a lo que hoy es Holanda.

    Por cierto, si Bélgica existe como país y como país católico es en gran medida gracias a la defensa de sus provincias (los condados de Flandes, Hainaut y Namur, el obispado de Lieja o el ducado de Brabante, por ejemplo) como parte de los Países Bajos españoles por los ejércitos del Rey de España contra los intentos durante los siglos XVI y XVII por Francia y las Siete Provincias Unidas (Holanda) de conquistarlas y anexarlas.

    En este sentido, los intentos -fallidos- de Felipe II y de sus sucesores de reconquistar las Siete Provincias Unidas (los holandeses) no fueron distintos al intento -exitoso- del presidente Abraham Lincoln y de los Estados Unidos de América norteños de reconquistar a los Estados Confederados de América sureños, declarados independientes, en la guerra civil americana de 1861-1865.

    Así, el Rey de España defendió con sus ejércitos y armadas sus dominios hereditarios ante las ambiciones de conquista y anexión de Francia en España (Cataluña y la provincia vasca de Guipúzcoa, quedándose Francia al final con el condado catalán de Rosellón y parte del condado catalán de la Cerdaña), en Italia (por ejemplo, el Ducado de Milán, el Reino de Nápoles y el Reino de Sicilia), en los Países Bajos españoles (por ejemplo, los condados de Artois, Flandes, Hainaut y Namur y el Ducado de Luxemburgo, habiendo logrado al final Francia conquistar y anexarse todo el Condado de Artois y parte del Condado de Flandes, por ejemplo, incluyendo el famoso puerto flamenco de Dunquerque), en el Franco-Condado (conocido también como el Condado de Borgoña, que al final Francia conquistó y anexó) o en la mitad oeste de La Española en el Caribe (inicialmente invadida por bucaneros y piratas y en donde Francia sentó las bases de lo que después sería la República de Haití).

    Y no hay que olvidarse de los intentos ingleses -otros célebres enemigos de España- de conquistar Puerto Rico, Cuba, Santo Domingo en La Española, Cartagena de Indias, la Florida, Buenos Aires, las Filipinas, logrando conquistar la Isla de Jamaica (llamada Santiago) y la Isla Trinidad y meterse en las Islas Bahamas, en Belice, la Guayana inglesa y en las Antillas Menores, donde también ocuparon islas -además de territorios en la Guayana- Francia y Holanda, los también proverbiales enemigos de España.

    España también participó en las guerras de religión de Alemania y Francia entre los siglos XVI y XVII al ser defensora de la Fe Católica ante el Protestantismo en Europa. En esto España defendía en aquellos siglos el orden establecido en Europa Occidental y Central, orden representado por la Iglesia Católica cuya primacía religiosa estaba siendo desafiada e incluso amenazada con su destrucción por la expansión del Protestantismo.

    Pero esto no ha sido un caso aislado. Dicha defensa del orden establecido se volvió a vivir a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX durante las guerras de la Revolución Francesa y de Napoleón, cuando las monarquías absolutistas europeas y la parlamentaria británica se enfrentaron a la expansión de las ideas liberales y revolucionarias venidas de Francia y que ésta utilizaba para justificar su expansión imperial al imponerlas por la fuerza y la invasión. Así, por ejemplo, España y Portugal lucharon con el apoyo de Gran Bretaña contra los ejércitos invasores de la Francia de Napoleón, quien intentaba anexar estos países a su imperio a través, en el caso de España, de un rey usurpador y satélite, su propio hermano José Bonaparte. Y la Guerra de Independencia española contra Napoleón duró desde 1808 hasta 1812. Similarmente, no olvidemos también la defensa por parte de EE.UU. durante la Guerra Fría del capitalismo y las democracias liberales en Europa (como también de dictaduras en América y Asia) ante el comunismo, o la guerra que Washington actualmente mantiene a nivel global, según dice en defensa de la libertad y la democracia y sin señales de terminar, contra grupos terroristas y guerrilleros islamistas.

    En color blanco aparecen los territorios que EE.UU. le quitó a México en la guerra de 1846-1848

    Volviendo al punto mencionado anteriormente por Pinkerton sobre los peligros de que un estado caiga en la práctica de realizar aventuras militares, basta mirar la experiencia histórica de los EE.UU. en este sentido. Así, Washington se ha caracterizado desde el siglo XIX por llevar a cabo aventuras militares con el fin de expandir sus territorios, de mantener los que ha tenido o para expandir su influencia.

    Ejemplo de una aventura militar cuyo fin fue la conquista de territorio a costa de otro país ha sido la guerra contra México de 1846-1848 (llamada la 'Guerra del Sr. Polk' despectivamente por los enemigos políticos del presidente estadounidense, el Demócrata James Polk, que inició dicha guerra de conquista) en la que EE.UU. le quitó a este país los territorios que fueron constituidos en los estados estadounidenses de California, Nuevo México, Arizona, Nevada y Utah, y territorios que ahora forman parte de Texas, Colorado, Kansas, Wyoming y Oklahoma. Otra aventura militar de EE.UU. fue la Guerra Hispano-Americana de 1898 bajo la presidencia del Republicano William McKinley, cuando EE.UU. -que buscaba la guerra- se anexó con su victoria sobre una España militar y navalmente débil a Puerto Rico, las Islas Filipinas y la Isla de Guam e hizo de Cuba un estado que no fue ni soberano ni verdaderamente independiente sino más bien un satélite suyo, lo que continuó siendo hasta 1959.

    Pero las aventuras militares allí no se acababan. El presidente Lincoln llevó a cabo la más sangrienta aventura militar de la historia de los EE.UU., cuando invadió en 1861 a los Estados Confederados de América, los estados sureños de los EE.UU. que se habían declarado independientes. Dicha aventura militar se conoce como la guerra civil americana, y aunque Lincoln logró su principal propósito, que fue mantener la unidad territorial de los EE.UU., el hacerlo por la fuerza le costó al país la destrucción de la economía e infraestructura de los estados del Sur y le causó la muerte a hasta 750.000 personas, tres cuartos de millón, la inmensa mayoría soldados yanquis y confederados.

    Pero no hay que olvidar la aventura militar que fue la entrada de los EE.UU. en la Primera Guerra Mundial (1914-1918), entrada impulsada por el presidente anglófilo Woodrow Wilson, quien padecía de megalomanía según el neurólogo y padre del psicoanálisis Sigmund Freud. EE.UU. entró en la Gran Guerra en 1917, dándole la victoria a los aliados de la Entente, en 1918 protagonizados por Francia y Gran Bretaña, pero las condiciones impuestas a los vencidos Alemania y Austria-Hungría fueron tan severas que en los tratados de paz se sembraron las semillas de la Segunda Guerra Mundial, creándose en Europa Central situaciones de ruina económica y vacíos de poder que después fueron llenados por los sistemas totalitarios del nacionalsocialismo y el comunismo, pero, eso sí, todo a cambio de la creación de la eventualmente inútil Sociedad de Naciones, que fue un proyecto wilsoniano.

    Pero la historia no se acaba allí. Los gobiernos de EE.UU. emprendieron aventuras militares en México, Centroamérica y el Caribe, mayoritariamente contra países hispanoamericanos, interviniendo militarmente en numerosas ocasiones durante el siglo XX. Está también la aventura militar de la guerra en las Filipinas entre los patriotas independentistas filipinos y el Ejército de EE.UU. tras la Guerra Hispano-Americana de 1898, guerra genocida que empezó en 1899 y en la que los soldados americanos mataron a 400.000 insurrectos y asesinaron en la represión de uno a 3 millones de civiles inocentes, hombres, mujeres y niños, guerra que se puede considerar la guerra colonial más sangrienta de la historia. Tan sólo en la Isla de Luzón, según un general americano, las tropas estadounidenses exterminaron a una sexta parte de la población ó 600.000 personas, exterminándose al parecer a la mayor parte de los hispanoparlantes, lo que habría contribuido a que prácticamente desapareciese el español como lengua de las Filipinas.

    Y están las aventuras militares más recientes que son las invasiones de Afganistán en 2001 y de Irak en 2003, costándole la guerra contra la insurgencia y la ocupación militar a los EE.UU. más de 1'4 billones (trillion en inglés) de dólares cifra ligeramente mayor a los aprobados y planeados recortes de defensa del Pentágono. ¿Aventuras militares? Ciertamente, pero antes de mirar a España, en Washington deben de verse en el espejo.

    http://actualidad.rt.com/expertos/dr...torias-parte-i

    Geopolítica Multipolar: Comparando la España imperial con EE.UU.: Una historia de dos Historias (Parte I)
    «¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
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  4. #104
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    Comparando la España imperial con EE.UU.: Una historia de dos Historias (Parte II)



    En su artículo titulado 'Yesterday’s Spain, Today’s America' ('La España de ayer, la América [EE.UU.] de hoy') el Sr. James P. Pinkerton, autor y analista político que trabajó en el plantel de la Casa Blanca estadounidense bajo las presidencias de Ronald Reagan y George H.W. Bush, pone a la España del periodo en que fue una potencia con dominios ultramarinos (siglos XVI al XIX) como un mal ejemplo a no seguir por EE.UU., exponiendo aquellos aspectos que, según él, han sido prueba de la debilidad y decadencia de los españoles que los estadounidenses no deben repetir.

    Así, Pinkerton expone como una segunda lección para EE.UU. lo que él llama “los peligros del financialismo”, palabra que él define como dar precedencia a las manipulaciones monetarias y a la moneda del Estado sobre la “innovación y productividad” del país. Añade el autor estadounidense que aunque poseía grandes cantidades de oro y plata por sus posesiones americanas, España es un ejemplo de que poseer “riqueza nacional no es lo mismo que [gozar de] bienestar nacional”.

    Peso fuerte de plata español con la efigie del Rey Carlos IV como los usados como dólares de plata de EE.UU.:





    Sobre el punto de que España en su pasado imperial puso su moneda o sistema monetario o manipulaciones monetarias por encima de la productividad económica del país y de la innovación, que podemos interpretar aquí como técnica, cabe decir que este argumento no puede estar más alejado de la realidad histórica. Primeramente, las grandes cantidades de oro y plata extraídas de las minas que fluían de la América española a España y por ello a Europa constituyeron una fuente de capital –sí, el oro y la plata son fuente de capital, aunque los seguidores de Adam Smith no lo vean así– basado en el poder adquisitivo de los metales preciosos que benefició a Europa y proporcionó, debido a su gran acumulación en la banca europea ya para fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, la financiación necesaria –el capital– para hacer posible la Revolución Industrial. Esto se debe a que antes del Descubrimiento de América por Cristóbal Colón, no había mucho oro ni plata en Europa para el siglo XV.

    En aquel entonces la mitad del oro que producía Europa venía de las minas del Reino de Hungría en Transilvania y en los Montes Cárpatos en la Alta Hungría (la actual Eslovaquia). Hungría producía alrededor del 90% del oro europeo. La otra mitad del oro consumido en Europa venía del África Occidental, de sitios como Ghana y Mali, siendo exportado a los italianos desde puertos en Marruecos. La plata europea antes del Descubrimiento de América venía en su mayor parte del Sacro Imperio Romano Germánico, de las regiones alemanas de Sajonia y Turingia y del Reino de Bohemia (actual República Checa). Había así una carestía de metales preciosos en Europa, pero la afluencia de oro y plata americana a través de España cambió todo, oro y plata que no se quedaba en la Península Ibérica al usarse para pagar las guerras del rey de España en el continente europeo o para pagar por las importaciones de manufacturas, exportadas a España por italianos, franceses, flamencos y holandeses, ingleses o alemanes. En última instancia, ese oro y plata que España traía a Europa terminó beneficiando a otros países que los acumulaban, pero constituyó la base del capital que como mencioné, financió la Revolución Industrial, lo cual benefició económica y tecnológicamente al mundo y por ende a la humanidad.

    Pero no se le puede acusar a España de estar ella sola interesada en el oro y la plata. Desde los siglos XVI al XVIII todos querían en Europa oro y plata. Los ingleses bajo el reinado de Isabel I Tudor atacaban las posesiones y comercio marítimo español tanto en tiempo de paz como de guerra por la codicia no sólo de la soberana de Inglaterra, pero también de sus piratas/corsarios como Francis Drake, John Hawkins, Richard Hawkins, Cavendish o Walter Raleigh. Un objetivo estratégico de los holandeses durante su larga guerra con España era la captura del oro y la plata españolas, y los ingleses en el siglo XVIII buscaban conseguir plata española de las minas de Potosí en el Alto Perú, la actual Bolivia, a través del contrabando que se hacía en la ilegal colonia portuguesa de Sacramento en el Río de la Plata, en el actual Uruguay, donde a cambio de la plata española se vendían productos ingleses. Estos también tenían acceso al oro y los diamantes del Brasil, habiendo en la práctica Portugal entregado el transporte de sus mercancías que del Brasil iban a Europa a la marina mercante inglesa, convirtiéndose Lisboa no sólo en estrecha aliada de Londres, pero también en una especie de satélite comercial de la Gran Bretaña. Tras la independencia de México y Bolivia, sus Gobiernos dieron concesiones de explotación minera de plata a intereses mineros ingleses, lo que no había logrado conseguir Inglaterra en unos 230 años de guerras con España. Y no hay que olvidar que a comienzos del siglo XX, la Gran Bretaña, ya influenciada por el pensamiento del liberalismo económico y de la doctrina del 'laissez faire', capitalista e industrial, fue a la guerra contra las repúblicas sudafricanas de los bóer (los descendientes de colonos holandeses) de Orange y Transvaal para conquistar y quedarse con sus minas de oro y diamantes. Si España deseaba oro y plata, también lo querían todos los demás.

    El Artificio de Juanelo, máquina hidráulica en Toledo, 1568:



    España transformó e influenció el mercado de la plata mundial y una buena parte del sistema monetario europeo. La moneda de plata española se usaba en la China para fines del siglo XVI para comprar mercancías de este país como sedas y porcelanas, las cuales eran transportadas por el galeón de Manila al puerto de Acapulco de la Nueva España, y de allí eventualmente a Europa. Siguiendo la moneda española como patrón y referencia, el franco francés equivalía a 20 reales de vellón en la segunda mitad del siglo XIX. Igualmente, las monedas de varios estados alemanes, incluyendo el tálero, y de ciudades como Hamburgo y Bremen a fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX equivalían a reales de vellón (de cobre) o a reales de plata españoles, debiéndose esta equivalencia al comercio que directa o indirectamente tenían con España o sus posesiones americanas (las Islas Vírgenes danesas en el Caribe eran un punto de contrabando a través del cual se exportaban ilegalmente productos alemanes a las islas españolas del Caribe a cambio de plata española). Incluso el símbolo del dólar americano, $, procede de las iniciales escritas en las letras de cambio del término de “pesos fuertes” (la “s” por el plural de fuertes y el palo vertical por una abreviatura de la letra “f” –de peso fuerte- como la escribían en cursiva los notarios españoles) de plata –dato establecido por las investigaciones históricas en archivo del Dr. Ádám Szászdi-, equivaliendo un peso fuerte a ocho reales de plata a comienzos del siglo XIX. Más aún, los primeros dólares de plata estadounidenses eran pesos fuertes españoles acuñados con la efigie del Rey Carlos IV de Borbón en México. Este símbolo del $, inspirado por los españoles, ha servido probablemente para inspirar con sus rayas transversales los símbolos de la libra esterlina inglesa (£), del euro (€) o del yen japonés (¥).

    El argumento de Pinkerton de que las políticas monetarias de la monarquía española se enfatizaban a costa de la productividad económica no se basa en la realidad histórica. Por ejemplo, en el siglo XVI, para cuando el envío anual de oro y plata de América era un hecho consumado, la ciudad de Sevilla, el puerto de comercio con el Nuevo Mundo, tenía en tiempos del soberano Carlos I de España y V de Alemania una industria de seda y tejidos con 16.000 telares empleando hasta 130.000 trabajadores, según Ciriaco Pérez-Bustamante en su 'Compendio de Historia de España'. Sevilla también poseía en el siglo XVI industrias como platerías, cueros, cerámica y producción de jabones. La ciudad de Toledo, que fue capital en tiempos del Rey Carlos I, aparte de sus legendarias fábricas de aceros y espadas toledanas, tenía una floreciente industria de sedas, terciopelos y damascos, empleando a mediados del siglo XVI a 50.000 obreros de la seda y produciendo anualmente 450.000 libras de seda y unos 100.000 pares de medias de seda, según Gervasio de Artíñano y de Galdácano en su obra 'La producción española en la edad moderna'. La ciudad de Segovia, famosa por su acueducto romano y alcázar real, poseía una gran producción de paños de lana, empleando a más de 34.000 trabajadores. Las Vascongadas eran un importante centro de producción de armas de fuego. Ciudades castellanas como Cuenca, Zamora, Salamanca, Ávila, Medina del Campo, eran importante centros de producción de lana y manufacturas ligadas a este sector, Barcelona era importante por su industria de vidrios, Granada por sus sedas y muebles, Valencia por sus sedas, está la fundamental industria de la construcción naval, esencial para mantener las comunicaciones entre España y sus dominios en América y el Océano Pacífico, etc.

    El submarino Ictíneo II de 1864:



    En cuanto a innovación, se equivoca el autor del artículo de 'The American Conservative' pues para la minería de metales preciosos se introdujo el método de la amalgamación en México en 1555 y en Potosí en 1571. Hubo también obras de ingeniería hidráulica para obras de minería y de suministro de agua, en este caso como el ingenio del italiano Juanelo Turriano para subir agua del río Tajo hasta unos 100 metros de altura para la ciudad de Toledo y el Alcázar Real, usando la fuerza del río para hacer funcionar la obra hidráulica. Llamado el Artificio de Juanelo, el ingenio hidráulico de tiempos del Rey Felipe II ya funcionaba en 1568 suministrando a Toledo 14.100 litros diarios. Están también los inventos del navarro Jerónimo de Ayanz y Beaumont, tema investigado por el Dr. Nicolás García Tapia y sobre el cual ha informado J.M. Travieso. Jerónimo de Ayanz, el 2 de agosto de 1602 y ante un público que incluía al Rey Felipe III de España, se sumergió en aguas del Río Pisuerga, en la ciudad de Valladolid, por más de una hora a tres metros de profundidad usando un tipo de escafandra de su invención conectada a la superficie con tubos alimentados con aire por medio de fuelles, saliendo después a la superficie como si nada. Jerónimo de Ayanz inventó un aparato que usaba la fuerza del vapor para sacar agua de la mina de plata de Guadalcanal en la provincia de Sevilla, y usó este ingenio de vapor para llevar nieve dentro de la mina y refrigerarla como un primitivo sistema de aire acondicionado. También inventó en 1606 una máquina de vapor que registró además de otros 47 inventos. Incluso, la máquina de vapor que inventó el inglés Thomas Savery y que éste patentó en 1698, al parecer se basó en los trabajos realizados por Jerónimo de Ayanz. Otros de los inventos del navarro registrados en 1606 incluían una bomba para sacar agua de los barcos, un primitivo submarino de madera en forma de barca con sistema para renovar el aire de su interior y un sistema para inmersión y ascensión a la superficie a base de contrapesos, bombas para el regadío de los cultivos, un horno para la destilación de agua de mar en los barcos para suministrar agua potable a las tripulaciones que hacían el recorrido entre América y España, etc.

    Donde la producción y la innovación se combinaban fue en la construcción de galeones y navíos en los astilleros españoles de la costa del Pacífico americana en Panamá, El Realejo en Nicaragua, en Guayaquil en el Reino de Quito y en El Callao en el Perú. Se construían desde el siglo XVI y durante el siglo XVII no sólo navíos mercantes pero también galeones de guerra que dotaban la Armada de la Mar del Sur española, dedicada a proteger las costas americanas del Pacífico y su tráfico marítimo ante los ataques de los enemigos de España, especialmente los ingleses y holandeses. La innovación radicaba en los cascos de los galeones construidos en El Realejo o Guayaquil, por ejemplo, que eran en forma de “V” para poder navegar bien a la bolina, o sea, en contra del viento. No se sabe quién inventó este diseño que apareció en el siglo XVI, pero se sabe que los galeones y naves construidas en España, Inglaterra, Holanda y Francia tenían un diseño de casco clásico ancho, lo que los hacía más lentos con buen viento y no les permitía navegar a la bolina. La industria naval se completaba al ir dotados los galeones de guerra construidos en Guayaquil y en El Callao (con maderas guayaquileñas) con cañones de bronce fundidos en El Callao y hechos con cobre chileno y estaño del Alto Perú (boliviano), empleando pólvora fabricada en Latacunga en la actual sierra ecuatoriana, según las investigaciones de la Dra. Dora León Borja de Szászdi. España también desarrolló e introdujo como buque de guerra la fragata, usándose cinco fragatas en las operaciones de aviso, reconocimiento y defensa contra el ataque inglés de Francis Drake contra San Juan de Puerto Rico de 1595. Ya en el siglo XIX el español catalán Narciso Monturiol inventó el submarino Ictíneo I, que entre 1860 y 1861 realizó 69 inmersiones de prueba, siendo seguido dicho submarino en 1864 por el más grande Ictíneo II propulsado por vapor. En 1890 fue comisionado en la Armada Española el submarino Peral, inventado por el teniente Isaac Peral y que tenía un avanzado diseño hidrodinámico, propulsado por baterías eléctricas y dotado de un tubo lanzatorpedos y tres torpedos, etc.

    El problema con la postura crítica hacia España de Pinkerton es que no expone los problemas de EE.UU. en cuanto a aplicar el concepto de "financialismo" que usa en su artículo. En vez de enfocarse en España, que usaba dinero contante y sonante hecho a base de monedas de oro y plata y reservas a base de lingotes de estos metales nobles, debería de ver las manipulaciones monetarias del Gobierno federal norteamericano y las especulaciones financieras de la bolsa de valores de Nueva York en Wall Street. Siguiendo el pensamiento económico liberal y más recientemente neoliberal, la bolsa de Wall Street y su mercado de valores han caído en crisis en que se han desplomado en 1873, en1929 dando lugar a la Gran Depresión o más recientemente en 2008, creando la ruina para miles de inversionistas y el desastre económico para millones de empleados y trabajadores. Y como el
    Gobierno no debe de intervenir para impedir estos desastres, pues va en contra del liberalismo y neoliberalismo económicos, el peligro de más desplomes de la bolsa seguirá presente, ante las presiones especulativas que afectan a los mercados bursátiles de todo el mundo y por la política monetaria de manipulación del dólar seguida por Washington. Al menos desde la Presidencia de George W. Bush el Gobierno federal está imprimiendo de manera excesiva dólares como una forma no solo de tener dinero, sino sobre todo para abaratar las exportaciones estadounidenses y hacer más costosas las importaciones. Esta política la ha seguido y sigue el presidente Barack Obama con entusiasmo, creando una situación de guerra monetaria con otros países, que en respuesta a la impresión en masa de dólares han aumentado su impresión de papel moneda como el Reino Unido con la libra o devaluado su moneda de manera dramática como Venezuela. Así, se ha dicho que el dólar ha perdido más del 50% de su valor desde los años 80 del siglo pasado, corriendo el riesgo de un día valer tanto como el dinero de juguete del juego Monopoly.

    Con todo, Washington sigue acumulando deuda, tanto privada como nacional, y su solución es vender bonos de la deuda a inversionistas nacionales y extranjeros, privados y estatales, pero este 'arreglo' es como una especie de 'pirámide' que funciona siempre que haya nuevos compradores de deuda americana cada año. La deuda en vez de terminarse un día se perpetúa para siempre. ¿Hasta cuándo durará esto? La China ha estado adquiriendo oro en grandes cantidades, aumentando sus reservas -¿quizás para reemplazar las grandes reservas en dólares que tiene, en caso de que estas pierdan un día su valor en una catástrofe financiera que podría arrastrar al resto del mundo?-. España no andaba en manipulaciones monetarias y especulaciones bursátiles con su oro y plata, dinero palpable. Lo mismo no se puede decir de la política monetaria de Washington bajando artificialmente el valor del dólar y creando guerras monetarias con otros países, de su creación de nueva deuda con los bonos que vende para seguir financiándose o de las especulaciones con dinero electrónico tanto en Wall Street como en los principales mercados bursátiles del mundo según la receta económica neoliberal.

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    Geopolítica Multipolar: Comparando la España imperial con EE.UU.: Una historia de dos Historias (Parte II)

    «¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    Comparando la España imperial con los EE.UU.: Una historia de dos Historias (Parte III)



    Respondiendo al artículo titulado 'Yesterday’s Spain, Today’s America' ('La España de ayer, la América [EE.UU.] de hoy'), escrito por el señor James P. Pinkerton, autor y analista político que participa con regularidad como panelista en el programa Fox News Watch del canal de televisión Fox News, es menester contrarrestar el argumento hecho por el ex miembro de planteles presidenciales de la Casa Blanca de que España es un ejemplo de que el poseer “riqueza nacional no es lo mismo que [gozar de] bienestar nacional”. Se considera que es importante y esencial rebatir tanto este argumento como aquellos otros que atacan a la España imperial, pintándola como inferior, ineficaz, sanguinaria, cruel y decadente, para conjurar la falta de conocimiento histórico y los prejuicios antiespañoles con la verdad histórica. Esto es importante, no solo para relatar la historia como realmente sucedió —en base a los hechos históricos y no en base a una imaginación prejuiciada— pero también para defender la herencia hispánica, la historia y la identidad cultural de nosotros los hispanoamericanos, forjados para bien y para mal por la Madre Patria España y por nuestros antepasados de la península Ibérica, que al venir al Nuevo Mundo nos dieron nuestros apellidos españoles y nuestra existencia. Y es que al resaltar la verdad histórica, contrarrestamos y rebatimos a aquellos estadounidenses angloamericanos que poseen una imagen negativa de los hispanoamericanos —pintados de la misma forma como mencioné arriba— y que por sus prejuicios antihispánicos —herencia de sus prejuicios antiespañoles— ahora tienden a perseguir a los inmigrantes indocumentados, esencialmente por ser estos en su inmensa mayoría hispanoamericanos, además de ser en su mayoría católicos.

    España invirtió sus recursos para promover el bienestar nacional durante su época de apogeo y territorios ultramarinos. Por ejemplo, en tiempos del rey Felipe II en la segunda mitad del siglo XVI se construyó en la ciudad de Valladolid —donde nació el monarca— por orden suya un sistema de suministro de agua potable a base de cañerías, arcas de captación que eran depósitos de agua y fuentes de agua públicas. Esta obra se realizó para prevenir nuevas epidemias que habrían podido surgir al consumirse las aguas contaminadas del río Pisuerga. Con el nuevo sistema de suministro de agua se proporcionaba agua potable a la creciente población de Valladolid, siendo dicho sistema obra del arquitecto e ingeniero Juan de Herrera. Esta obra se realizó en mampostería y hormigón de cal y con una longitud de 6,535 metros fue un gran logro de ingeniería para su tiempo. Bajo Juan de Herrera, quien rediseñó y dirigió la construcción del palacio Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y creó el estilo arquitectónico que lleva su nombre —herreriano— la obra de abastecimiento de agua potable a Valladolid se inicia en 1586 y se termina en 1622.

    Palacio Monasterio de San Lorenzo de El Escorial por Juan de Herrera, siglo XVI:





    Otro ejemplo de obra pública para el bien común fue el llamado Artificio de Juanelo, máquina hidráulica diseñada por el italiano Juanelo Turriano y que construida en tiempos de Felipe II para subir agua del río Tajo a la ciudad de Toledo y que ya funcionaba en 1568. Otras obras dignas de mención son acueductos para suministro de agua potable o de regadío construidos tanto en España como en la América española en los siglos XVI, XVII y XVIII. Algunos ejemplos son: el acueducto de Plasencia en España, obra del siglo XVI de Juan de Flandes destinada a llevar agua potable a la ciudad; el acueducto de Los Arcos de Calanda, del siglo XVII y construido para llevar agua de riego para la agricultura, considerada una de las obras de arquitectura hidráulica de mayor importancia de la provincia aragonesa de Teruel en España; el acueducto de Querétaro en México, obra monumental construida en el siglo XVIII (1726-1738) con 74 arcos con una altura media de unos 23 metros y una extensión de 1.300 metros, obra construida para dotar de agua potable a la ciudad y el acueducto del Padre Tembleque, considerado el exponente de arquitectura hidráulica más importante de las construcciones hechas en América en el siglo XVI —considerada también una de las construcciones de su tipo más importantes del mundo— y que se estima se construyó entre 1545 (época de Carlos I) y 1562 (época de Felipe II). Este acueducto fue diseñado y su construcción dirigida por el toledano fray Francisco de Tembleque, y la obra tiene 42 km de largo, con areneros a modo de filtros de agua, siendo casi el 95% de su tramo bajo tierra, poseyendo la parte en la superficie y en el tramo de la Barranca de Tepeyahualco 66 arcos con una altura de hasta 38,75 metros y una longitud de unos 900 metros. Con la construcción del acueducto se suministró agua potable de manantial a las poblaciones indígenas de Otumba y Zempoala.

    Acueducto del Padre Tembleque, México, siglo XVI:



    En cuanto a promover el bien común, los españoles fundaron y construyeron ciudades y poblaciones en América con un trazado urbano de cuadrícula (trazado visto en ciudades tan tempranas como Santo Domingo o San Juan de Puerto Rico), con calles de trazado recto, poseyendo plaza mayor, catedral o iglesia mayor y municipio o cabildo, cuyos miembros eran elegidos entre los vecinos y cuyos alcaldes o jueces ordinarios, renovados en su puesto cada año, ejercían jurisdicción civil y criminal. Cabe añadir que las posesiones españolas en América no eran colonias en lo jurídico sino extensiones de la corona de Castilla y León, gozando las Indias de “igualdad jurídica” con Castilla de acuerdo al historiador Ciriaco Pérez-Bustamante. Por ello la colonización de América fue como un traslado a las Indias de las instituciones políticas, jurídicas y religiosas que había en España, hablándose de las “Españas” al referirse a los reinos y provincias españolas en América. En este sentido, la labor colonizadora de España en las Indias tiene su eco en la labor colonizadora romana en Europa, Norte de África y Asia, donde se extendió una población colonizadora latina, extendiendo Roma sus instituciones políticas, jurídicas, su religión, su cultura, civilización y lengua y su sangre a las poblaciones nativas de su imperio, como hizo España en sus dominios. España contribuyó al bien común de todas las poblaciones americanas en sus dominios al introducir animales domésticos como el ganado vacuno, las ovejas, los caballos, los burros, cabras y gallinas, cultivos como los del trigo, el arroz, el ajo, el almendro, los olivos, las naranjas y limones, las uvas, hortalizas y legumbres y la caña de azúcar.

    Se introdujeron industrias como la de la seda en México en el siglo XVI, promovida por el virrey don Antonio de Mendoza, que llegó a un acuerdo comercial con Martín Cortés (hijo del conquistador Hernán Cortés), quien acordó plantar 10.000 moreras (de cuyas hojas se alimenta el gusano de seda) y desarrollar los tejidos de seda por un periodo de 15 años, siendo por este convenio Martín Cortés socio del rey de España. En el siglo XVI se introdujo la industria de los paños de lana en la actual sierra ecuatoriana, utilizándose la maestría en el trabajo de telas de los indios locales que usaban ya la lana de oveja, exportándose sus tejidos hasta el norte de la actual Argentina. Industrias navales como los ya mencionados astilleros de Guayaquil, que empezaron a operar en el siglo XVI, desarrollaron una industria local y regional de jarcias y cabos hechos de cabuya para los barcos, obteniéndose la brea para calafatear los cascos de los barcos y hacerlos impermeables de pozos naturales de brea en la actual provincia de Santa Elena, en la costa ecuatoriana, siendo las velas de las naves producidas de lonas hechas en Chachapoyas en el Perú, siendo estas industrias importantes fuentes de trabajo e ingresos para las economías locales en su tiempo.

    Y ya que se habla tanto ahora de los recortes presupuestarios de defensa en EE.UU. y cómo eso puede afectar la seguridad de los norteamericanos, la Corona española gastó millones durante los siglos XVI, XVII y XVIII para fortificar sus ciudades para no solo mantener su posesión sobre ellas sino también para proteger la propiedad privada y las vidas de sus habitantes ante la amenaza constante de enemigos como los ingleses, holandeses y franceses, que por lo general atacaban poblaciones españolas para saquearlas de todo lo que tuviese valor, destruyéndolas de paso, siendo los piratas y corsarios de esas naciones —los terroristas de entonces— aficionados también a matar civiles, a torturarlos para que confesasen donde tenían dinero y joyas escondidas y a violar a las mujeres en el proceso. Para garantizar la seguridad de sus habitantes y sus propiedades se construyeron las obras de fortificación de San Juan de Puerto Rico, de Cartagena de Indias, en la actual Colombia, de La Habana y Santiago de Cuba, de Campeche, Mérida y Veracruz en México, de Puerto Cabello en Venezuela, de Portobelo en Panamá, de El Callao en Perú, de Manila en las Filipinas, etc.

    Castillo de San Felipe del Morro, San Juan de Puerto Rico:



    También se construyeron hospitales tanto en España como en las Indias para cuidado no solo de los enfermos sino también de los huérfanos, los mendigos y los desamparados, cumpliendo con importantes labores sanitarias y sociales. Un ejemplo es el hospital de Jesús Nazareno en Ciudad de México, fundado en 1524 por Hernán Cortes, cuyos restos se hallan enterrados en la iglesia del hospital. Y este autor nació en el hospital Auxilio Mutuo, fundado en Puerto Rico por los españoles en 1883.

    Ya en el siglo XVIII para el bien común se establecen en España los 'Pósitos' en 5.000 localidades para el almacenamiento de trigo en graneros públicos y su venta, y para garantizar que hubiese suficientes granos para la siembra. Se instituyen también los montes de piedad para proporcionar préstamos agrícolas, los montepíos, para ayudar económicamente a las viudas y huérfanos de militares españoles, asilos, hospitales y otras entidades de beneficencia, sin olvidarnos del papel que la Iglesia jugó en este sentido durante los siglos mencionados. Hay que mencionar también que para promover la industria, la Corona española en el siglo XVIII estableció fábricas modelo con maestros y obreros extranjeros que sirviesen de escuelas de aprendizaje para los fabricantes nacionales en España, como las fábricas de paños de Guadalajara, la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara en Madrid, la fábrica de sedas de Talavera, la Real Fábrica de porcelanas del Buen Retiro en Madrid, la Real Fábrica de Cristales de La Granja de San Ildefonso en Segovia, la fábrica de algodones de Ávila, etc. Y como una nota adicional, los españoles construyeron en el siglo XIX faros en la costas de Puerto Rico como los de Fajardo, Maunabo o el del Castillo de San Felipe del Morro en la ciudad de San Juan para ayudar a la navegación costanera. España también construyó en el siglo XIX una extensa red de carreteras pavimentadas en Puerto Rico, levantando numerosos puentes incluyendo puentes de hierro y el primer puente colgante de las Antillas, habiendo también iniciado el proyecto de construir una línea de ferrocarril que diese la vuelta a la Isla antes de la invasión estadounidense y el cambio de soberanía en 1898. Según la Autoridad de Carreteras y Transportación de Puerto Rico, la isla tenía ese año 267,4 km de carreteras pavimentadas de importancia y 49 puentes hechos de fábrica o de metal de más de diez metros de largo. Para 1898 tanto Cuba como Puerto Rico eran provincias españolas de ultramar, teniendo ambas mayor autonomía política aquel año que lo que ahora Puerto Rico tiene como territorio de EE.UU. ¿Que España no se ocupaba del bienestar nacional de sus ciudadanos?

    Ahora veamos la preocupación por la riqueza material y por el bienestar nacional por parte de otros. Durante el apogeo de la Revolución Industrial en el siglo XIX los empresarios ingleses dueños de fábricas y minas inspirados por la doctrina económica liberal del 'laissez-faire', que promovía el afán de lucro como motor de las actividades económicas para lograr un máximo de ganancias con la menor intervención del Estado posible en la vida económica del país, explotaban a sus trabajadores con largas horas de trabajo en pésimas condiciones y con bajísimos salarios de subsistencia. Se logró un gran progreso económico y tecnológico sin duda, pero a un alto costo humano, llevando a Karl Marx a escribir 'El capital' como respuesta al sistema económico capitalista y sus abusos en la Gran Bretaña. Los seguidores del 'laissez-faire' británicos, debido a su manera de ver el mundo de no gastar en aquello que no dejase ganancia alguna sino más bien crease gastos y pérdidas económicas, se opusieron desde el sector privado y el Gobierno británico a dar ayuda humanitaria a la población de Irlanda durante la gran hambruna que padeció provocada por la epidemia que destruyó la cosecha de la papa, alimento que era para muchos el único medio de alimentación y subsistencia. Incluso el fundador del periódico 'The Economist' llegó a decir sobre la hambruna irlandesa y el hecho que la gente se moría de hambre, que no le correspondía a un hombre el proveer de alimentos a otro (esto me recuerda cómo hace media década oí en Washington DC a un seguidor y promotor del neoliberalismo económico, la última versión del liberalismo económico del 'laissez-faire', que la salud de las personas no era un derecho, al oponerse a la idea de un plan de salud universal para aquellos que no tendrían dinero para pagar un seguro médico. Y así entre 1845 y 1852, en parte estimulada por la inacción del Gobierno británico influenciado por el 'laissez-faire' o por la poca reacción a la hambruna debido a prejuicios —un alto funcionario inglés protestante encargado de suministrar la ayuda limitó su suministro a los damnificados católicos porque “el juicio de Dios envió la calamidad para ensenarle a los irlandeses una lección”— hasta un millón quinientos mil irlandeses murieron de hambre y hasta dos millones se vieron forzados a salir de su patria. Y todo esto ocurrió durante el apogeo del poderío económico e industrial británico. ¡Esto nunca ocurrió bajo España en sus dominios!

    O miremos ahora las acciones de los grandes empresarios industriales en los EE.UU. en el siglo XIX, tras la guerra civil de 1861-1865. Por ejemplo, en 1889 ocurrió la inundación que destruyó buena parte del pueblo de Johnstown en Pensilvania. La tragedia se debió a que una represa que contenía un lago artificial se abrió como resultado de fuertes lluvias y la subida del nivel del lago, destruyendo el gran torrente de las aguas del lago 1.600 casas y matando a 2.209 personas, una de las mayores tragedias de EE.UU. antes de los atentados del once de septiembre de 2001. La cuestión es que la represa colapsó por haber sido debilitada por las irresponsables obras que se hicieron en beneficio de un club exclusivo para altos empresarios y ejecutivos asociados a la empresa siderúrgica Carnegie Steel, que iban junto al lago para entretenerse. Y Andrew Carnegie, el fundador de Carnegie Steel, impuso para aumentar sus ganancias al máximo condiciones infrahumanas a sus trabajadores en su instalación de producción de acero modelo de Homestead, Pensilvania, con jornadas de doce horas de trabajo seis días a la semana y salarios miserables. Como resultado en 1892 los obreros de Homestead se fueron a la huelga y se encerraron en la fábrica. La empresa envió a guardias de seguridad armados para entrar en las instalaciones del acero por la fuerza. En los tiroteos murieron nueve con once heridos del lado de los trabajadores, sufriendo los guardias privados siete muertos y doce heridos. Y el magnate financiero J.P. Morgan introdujo el método de la 'morganización', que era para aumentar las ganancias al máximo el reducir el número de trabajadores echándolos a la calle y haciendo que los que quedasen trabajasen por aquellos que perdieron su trabajo, pagándoles menos. Este método fue adoptado por Andrew Carnegie y por el magnate del petróleo John D. Rockefeller. Sí, hubo mucho progreso en los EE.UU. con la expansión de los ferrocarriles, del uso del acero para la construcción gracias a Carnegie, de la extensión del uso del queroseno en la iluminación y después del uso de la gasolina gracias a Rockefeller, del uso de la electricidad gracias a J.P. Morgan, pero a un alto precio humano. Mucho progreso lograron, friendo en el proceso salchichas para el diablo. Incluso, Carnegie, J.P. Morgan y Rockefeller financiaron la campaña política y la elección del presidente republicano William McKinley en 1896, para derrotar al demócrata William Jennings Bryan, quien quería traer ante la justicia a dichos empresarios por sus métodos monopolísticos, abusivos e intimidatorios. Claro está, ganó McKinley y Carnegie, Rockefeller y J.P. Morgan siguieron actuando como si nada.

    Quiero añadir, que las elecciones estadounidenses pasadas de noviembre de 2012 tenían igualmente a un candidato a la presidencia republicano, Mitt Romney, financiado generosamente al parecer por empresarios de Wall Street y probablemente por magnates empresariales que incluirían a extranjeros, quizás alguno de ellos dueño de intereses en la prensa y televisión, caso que recuerda al de McKinley. La diferencia es que aún con todo el dinero que recibió, Romney (quien seguía una campaña contra los inmigrantes indocumentados, en su mayoría hispanoamericanos) fue derrotado, siendo derrotados también los intereses económicos detrás de él en un país en que el 0,5% de la población controla el 20% de la riqueza y donde hay 20 millones desempleados o sin trabajo a tiempo completo (diciéndose también que el número real de adultos desempleados en EE.UU. es de 82 millones). Y esta derrota, me enorgullece decirlo, se debió en parte gracias al voto hispanoamericano. El que ríe último, ríe mejor.

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    Geopolítica Multipolar: Comparando la España imperial con los EE.UU.: Una historia de dos Historias (Parte III)
    «¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    Comparando la España imperial con EE.UU.: Una historia de dos Historias (Parte IV)



    Nuevamente en respuesta al artículo titulado 'Yesterday’s Spain, Today’s America' ('La España de ayer, la América [EE.UU.] de hoy') por el señor James P. Pinkerton, autor y analista político angloamericano conservador estadounidense, vamos a comentar otros argumentos que el comentarista de Fox News ha hecho con respecto a sus alegados errores históricos de España y los españoles.

    Pinkerton alega que los siglos XV al XVII fueron "los años de gloria de riqueza y poder españoles" y añade que en los museos españoles se ven "pocas pinturas por no españoles de siglos más recientes" y que esto indicaría que ya no había dinero en España para comprar obras de arte extranjeras, como en los siglos mencionados arriba. Deseo en este sentido aclarar que parece omitirse el siglo XVIII, siglo de recuperación económica, de continuo flujo de oro y plata americanas, en el que los reyes Borbones españoles encargaron pinturas a artistas extranjeros de renombre como el italiano Corrado Giaquinto, el francés de ascendencia flamenca Louis-Michel van Loo, los italianos Jacopo Amigoni y Juan Bautista Tiépolo, el alemán Antón Rafael Mengs o el francés Jean Ranc. Y debe añadirse que no haría falta buscar artistas de fuera con las obras del gran pintor español Francisco de Goya y Lucientes de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX. Había dinero para invertir en arte en el siglo XVIII y ejemplos son la construcción del nuevo Palacio Real de Madrid, del Palacio Real de La Granja de San Ildefonso, del Palacio Real de Riofrío, la ampliación y terminación de la construcción del Palacio Real de Aranjuez o la remodelación y ampliación del Palacio Real de El Pardo.

    Palacio Real de Madrid, en cuyo diseño y construcción participaron tres arquitectos italianos:



    El comentarista de Fox News sostiene que por las pinturas holandesas y flamencas del siglo XVII que vio en los museos madrileños del Prado y Thyssen-Bornemisza, "muchas de las calles y plazas de la ciudad estaban pavimentadas [en Holanda y Flandes]; aquéllas en España no lo estaban". Ante esto me basta citar la obra del gran historiador Francisco Morales Padrón, de la Universidad de Sevilla, 'Historia de Sevilla. La ciudad del Quinientos. Volumen III', en la que revela en la página 36 que la ciudad de Sevilla tenía suelo de ladrillo y que en tiempos de los Reyes Católicos había un inspector que examinaba el que el enladrillado de las calles sevillanas estuviese en óptimas condiciones, pues si no lo estaban, el Cabildo pagaba por las reparaciones del enladrillado y después le pasaba la factura al vecindario. Pero las ciudades españolas de la Península Ibérica de los siglos XV al XVIII no eran las únicas pavimentadas. Como ejemplo, se habla que tras el saqueo por el pirata británico Henry Morgan de la ciudad panameña de Portobelo en 1668, los piratas se llevaron todo excepto las "tejas y piedras del empedrado" de las calles de la "desafortunada ciudad". Otro ejemplo era Ciudad de México, que desde ya el siglo XVI tenía calles empedradas. Y yendo más atrás, antes de la conquista romana de la Península Ibérica ésta tenía ciudades y poblaciones con calles pavimentadas. Así dice el historiador Ciriaco Pérez-Bustamante de la población ibérica hallada en el pueblo de Azaila, en la provincia aragonesa de Teruel, "que era una verdadera ciudad" que tenía "calles enlosadas, [y] aceras". La cultura ibérica se desarrolló desde el año 500 hasta el 133 antes de Cristo. Otro ejemplo fue la ciudad celtíbera de Numancia, que tuvo "calles rectas y simétricas, aceras y piedras para pasar de un lado a otro de las calles".

    Como ejemplo de que las calles de Madrid, la capital española, no estaban pavimentadas en el siglo XVIII, Pinkerton presenta como prueba una pintura de ese siglo en la que carruajes de caballos levantaban el polvo de la tierra en el Paseo del Prado. Esto no ha de sorprendernos, pues el Paseo del Prado al estar en los límites del Madrid de aquel entonces era considerado un paseo campestre, un jardín urbano, de ahí su nombre, 'Prado'. No lejos de su famosa Fuente de la Cibeles se halla la Puerta de Alcalá, también construida en el siglo XVIII para marcar los límites de Madrid, estando cerca también el Palacio del Buen Retiro, residencia real medio campestre de recreo del siglo XVII fuera del bullicio del viejo casco urbano madrileño y del antiguo Real Alcázar de Madrid. Y según el número XV de 'La Ilustración Española y Americana', de abril de 1888, la villa de Madrid en 1778 tenía "sus calles empedradas", poseía "alumbrado público", un "cuerpo de serenos" para proporcionar seguridad por las calles de Madrid durante la noche, "grande y espacioso paseo [del Prado] con fuentes monumentales y frondoso arbolado", etc. Y no nos olvidemos de Ciudad de México, la capital del Virreinato de Nueva España, que en el siglo XVIII era tan magnífica que viajeros franceses la elogiaron como mejor que París, resaltando si bien recuerdo entre otras cosas su limpieza.



    ¿El presidente John F. Kennedy reaccionario durante la Crisis de los misiles de Cuba?



    Los prejuicios antiespañoles de la Leyenda Negra se aprecian en el argumento del artículo de 'The American Conservative' que las sociedades burguesas de los Países Bajos, católicas y protestantes, experimentaron un progreso político, económico y social que las elevó por encima –dice él– "de los gobernantes feudales y reaccionarios de España", ignorando que los burgueses católicos de los Países Bajos españoles en los siglos XVI y XVII prosperaron bajo la protección y gobierno de quien en la mayor parte de aquellos siglos (excepto por el periodo de 1598-1621) fue su señor temporal, el Rey de España. Y nada más alejado de la realidad histórica lo de "gobernantes feudales y reaccionarios". Los Reyes Católicos establecieron las bases de uno de los primeros estados modernos de la Europa de su tiempo. Acabaron, por ejemplo, con la rebeldía y descontrol de la nobleza feudal española, llegándose por ejemplo a la demolición de castillos en Galicia para impedir que los usasen los nobles para rebelarse contra la Corona. Estos monarcas más bien transformaron a los nobles, que hasta ese entonces eran señores feudales, en miembros de una nobleza cortesana, presente en la Corte junto a los Reyes y dedicada al servicio del Estado. Los Reyes Católicos introducen con fuerza la idea del estado moderno caracterizado por la centralización administrativa para sostener el poder absoluto de la Corona, por la unidad política y religiosa, por el establecimiento de un ejército permanente reemplazando el basado en obligaciones feudales, etc. Bajo los reyes Carlos I y Felipe II se desarrolla el gobierno a base de consejos, como el Consejo de Castilla, el de Estado, el de Indias, basados en expertos que antecedían y quizás superaban en especialización a los ministerios posteriores. Y en cuanto a reaccionarios, la defensa de la fe católica por monarcas como Felipe II equivalía a la defensa del capitalismo y la democracia liberal por EE.UU. y presidentes como Ronald Reagan durante la Guerra Fría, pues el comunismo del siglo XX por su militancia y desafío del orden establecido occidental equivalía al protestantismo del siglo XVI. Si los reyes españoles de los siglos XVI y XVII fueron reaccionarios, entonces también lo fueron los presidentes Harry S. Truman, Dwight D. Eisenhower, John F. Kennedy y Ronald Reagan o antes Abraham Lincoln, al reaccionar este con la fuerza militar contra la independencia de los estados sureños de la Confederación.

    Para probar su argumento de que los gobernantes españoles no invertían en el bienestar de su pueblo, Pinkerton dice entre otras cosas que Holanda en el siglo XIX tenía más de tres veces el índice de alfabetismo de España. A esto hay que decir que para 1900 Holanda tenía una población de unos 5.100.000 habitantes mientras que la población española ese año era de unos 18.600.000. El índice de alfabetismo de los holandeses en 1900 era de un 85%, mientras que en España lo era de cerca de un 44%. Ciertamente que las diferencias porcentuales son significativas, pero no hay que olvidar que a la pérdida de la mayor parte de su imperio americano con sus minas de plata y oro, hay que añadir en el siglo XIX la Guerra de Independencia española contra la Francia de Napoleón, la segunda invasión francesa de los Cien Mil Hijos de San Luis (130.000 soldados), tres guerras civiles carlistas, levantamientos y golpes de Estado militares, inestabilidad social y política con un cambio de monarquía a república y otro de vuelta a la monarquía, etc., mientras que Holanda experimentó un período de relativa estabilidad, paz y prosperidad durante el siglo XIX. Más aún, Holanda tiene un área y población mucho menores a los de España, teniendo Holanda una densidad poblacional mucho mayor, lo que facilitaría para 1900 la educación de su más pequeña población. España en cambio poseía para 1900 como posee actualmente una distribución poblacional muy irregular, además de sufrir de una densidad poblacional menor a la de la mayoría de los países de Europa Occidental, lo que habría dificultado en el siglo XIX la educación de la población. Con todo, el número total de alfabetizados en España fue en 1900 de unos 8.170.000, mientras que el de la población holandesa, más pequeña, era de más de 4.300.000.

    Contando España con una población de 10.536.000 en 1797, según el historiador y economista Gabriel Tortella en su libro 'El Desarrollo de la España Moderna' (versión en inglés), su índice de alfabetismo entre 1750 y 1805 habría sido -incluyendo el 11,69% de semialfabetizados- de alrededor del 49,94% (aproximadamente unos 5.260.000 en 1797), habiendo un 50,04% de analfabetos citando cifras del trabajo de Jacques Soubeyroux titulado 'Niveles de alfabetización en la España del siglo XVIII'. En comparación, para fines del siglo XVIII la población de Inglaterra era de unos 9 millones, teniendo un índice de alfabetismo del 63% (unos 5.670.000). En contraste, Francia, con una población más de tres veces mayor que la de Inglaterra, tenía para fines del siglo XVIII un índice de alfabetismo de alrededor de un 37% (más o menos unos 10.360.000 si su población total era de 28 millones).

    La masacre de Wounded Knee ('rodilla herida') de diciembre de 1890 cometida por el U.S. Army contra los indios Sioux. 20 soldados recibieron la Medalla de Honor del Congreso:



    Pinkerton alega que los casi 800 años de guerra de la Reconquista cristiana en España contra los musulmanes dejó una "mancha roja sangrienta" en la "cultura española", creando en esta un "virus" de aventuras militares que infectó a los españoles, contrastando ello, según este autor, con los "solo" 130 años de guerras de religión en Europa, las que realmente duraron 166 años desde 1524 hasta al menos la batalla del Boyne de 1690 en Irlanda, incluyendo la guerra polaco-sueca de 1655-1660 entre la luterana e invasora Suecia y las católicas Polonia y Lituania. Realmente toda Europa y no solo España ha estado en guerra desde los buenos tiempos del Imperio Romano cuando imperaba la Pax Romana. No olvidemos por ejemplo: las guerras de los francos de Carlomagno en los siglos VIII y IX contra los paganos sajones, contra los vikingos, contra los ávaros (turcos descendientes de los hunos de Atila) en la actual Hungría, contra los navarros de Pamplona y los moros españoles de Zaragoza antes de establecer la Marca Hispánica; los ataques vikingos por toda Europa Occidental desde fines del siglo VIII hasta el siglo XI; los ataques de los húngaros a caballo por la misma extensión geográfica durante la primera mitad del siglo X; las Cruzadas (unas nueve en total) protagonizadas mayormente por franceses (francos), flamencos, alemanes, ingleses e italianos en el Levante entre los años 1095 a 1291; las numerosas guerras feudales en Europa en las que señores feudales asediaban el castillo del contrario y la Guerra Anglo-Francesa de 1202 a 1214 entre el Rey de Inglaterra Juan Sin Tierra y el rey de Francia Felipe II Augusto; las guerras de conquista del siglo XIII de los Caballeros Teutones alemanes contra los pueblos bálticos y contra los rusos, habiendo estos últimos derrotado bajo el mando del príncipe Alexander Nevsky de Novgorod la invasión de los Caballeros Livonios de la Orden de los Caballeros Teutones en 1242; la Guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra desde 1337 hasta 1453 con sus sangrientas batallas de Crécy, Poitiers y Angicourt, que se extendió a la guerra civil de Castilla (entre el rey Pedro I el Cruel y su medio hermano y futuro rey Enrique II Trastamara) y que además incluyó la guerra civil francesa entre el partido de los Armagnac y los del duque de Borgoña; las guerras de los condotieros mercenarios de los siglos XIV y XV en Italia; la Guerra de las Rosas, la guerra civil inglesa tras la Guerra de los Cien Años; las guerras entre el duque Carlos de Borgoña y la Confederación Suiza también de la segunda mitad del siglo XV; las guerras de Italia de fines del siglo XV y del primer tercio del siglo XVI; las guerras de religión ya mencionadas y ya en el siglo XVII la Guerra de los Veinticuatro Años (o Guerra Franco-Española de 1635-1659) iniciada por Francia contra España, la Guerra Civil Inglesa, las tres guerras navales angloholandesas, las guerras contra la Francia de Luis XIV; la Guerra de Sucesión de España a comienzos del siglo XVIII y en este siglo la Gran Guerra del Norte entre Rusia y Suecia, la Guerra de Sucesión de Polonia, la Guerra del Asiento (o de la Oreja de Jenkins) iniciada por Gran Bretaña contra España, la Guerra de Sucesión de Austria, la Guerra de los Siete Años, la Guerra de la Revolución Americana, las guerras de la Revolución Francesa y Napoleón de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, etc., etc., etc… Europa ha estado en guerras constantes, culminando en las dos guerras mundiales y las guerras de la ex Yugoslavia del siglo XX, así que no se puede decir que España ha sido la única en hacer la guerra o el país que lo ha hecho con más frecuencia en Europa.

    Escena de la película 'Hidalgo'. En la matanza de Wounded Knee el U.S. Army masacró a 90 hombres y a 200 mujeres y niños indios Sioux, muriendo después otros 7 por sus heridas:



    Añade Pinkerton que, debido a su belicismo, "muchas generaciones de hombres jóvenes querían ser el próximo Cid" en España y que una vez que la reconquista se acabó en la Península Ibérica "los españoles todavía sentían la necesidad de combatir musulmanes en otra parte; España nuevamente trató de probar la suerte en la invasión del Norte de África". La respuesta a esto es que Portugal, y sobre todo España, llevaron a cabo campañas militares y navales en el Norte de África como guerras preventivas contra los piratas berberiscos que operaban desde las costas de Berbería, o sea, Marruecos, Argelia, Túnez y Libia contra el tráfico mercantil marítimo cristiano del Mediterráneo Occidental. Además, los piratas berberiscos atacaban con frecuencia también las costas cristianas peninsulares del sur de España y del Mediterráneo, las costas del sur de Portugal, las Islas Baleares y las costas de Italia, incluyendo las de Sicilia, del Reino de Nápoles, de Cerdeña, Córcega, Génova, Toscana, el Lacio y Malta, llevándose a veces los piratas moros poblaciones enteras de la costa como esclavos, hombres, mujeres y niños. Se estima que de los siglos XVI al XIX, de 800.000 a 1,25 millones de europeos, la mayor parte de España, Italia y Portugal fueron capturados como esclavos por piratas berberiscos y turcos operando desde Berbería. España llevó a cabo campañas de conquista de puertos del Norte de África para negárselos a los moros como bases desde las que lanzar sus incursiones de piratería. Además, ya en el siglo XVI Libia, Túnez y la ciudad de Argel eran parte del Imperio Otomano, la gran amenaza de la Cristiandad Occidental, y sus puertos servían de base para llevar a cabo ataques navales y anfibios turcos y, potencialmente, para una nueva invasión turca en el Mediterráneo Occidental. El famoso escritor español Miguel de Cervantes, autor de 'Don Quijote de la Mancha', fue capturado en el mar por piratas argelinos cerca de las costas catalanas, permaneciendo como esclavo en Argel durante cinco años. Las expediciones portuguesas y españolas en el Norte de África estaban motivadas también por la lucha de estas potencias cristianas contra el Islam, ya que la región norteafricana había sido cristiana (y también parte de Occidente por haber sido parte del Imperio Romano) antes de la invasión árabe de la región de Berbería, iniciada en el año 647. Portugal incluso tuvo motivos económicos para conquistar la ciudad marroquí de Tánger en 1471 después de tres tentativas, una conquista que le negó a los moros el puerto por el cual vendían el oro del África Occidental (proveniente de Ghana y de Timbuktú en Malí) a los estados italianos.

    ¿Sería acaso que cuando el Presidente de los EE.UU. Thomas Jefferson envió buques de guerra de la incipiente Armada de EE.UU. a la costa de Berbería como parte de la llamada Primera Guerra de Berbería de 1801 a 1805 y en la que es famoso el ataque naval americano contra la ciudad libia de Trípoli de 1804, que este 'padre fundador' de los EE.UU. pensó en querer ser como el Cid? O sería más bien el hecho de que EE.UU. tenía que pagar tributo a los estados de Berbería para evitar que sus barcos mercantes fuesen atacados por los piratas berberiscos y que, sometidos sus intereses a vejaciones, agresiones y la exigencia de mayor tributo a pagar, llevó a los EE.UU. a atacar Trípoli? Los mismos motivos que llevaron a España a combatir contra los piratas berberiscos tanto en la mar como en el Norte de África en los siglos XVI, XVII y XVIII se reflejan en la respuesta que el embajador libio de la ciudad de Trípoli, en palabras de los plenipotenciarios americanos, le dio en Londres a Thomas Jefferson y John Adams en 1785 cuando los negociadores estadounidenses le preguntaron por qué Trípoli amenazaba con hacerle la guerra a naciones que no le habían agredido, como los EE.UU.: "Estaba escrito en su Corán, que todas las naciones que no han reconocido al Profeta [Mahoma] eran pecadores, contra quienes era el derecho y deber de los creyentes [musulmanes] de saquear y esclavizar; y que cada musulmán que haya sido muerto en esta guerra estaba asegurado de ir al paraíso".

    Los gobernantes de EE.UU. han alegado que invadieron Afganistán en 2001 para impedir que este país bajo control talibán siguiese siendo usado como santuario de bases de terroristas islamistas desde las que pudieran planear y atacar de nuevo a los EE.UU., después de los atentados de Al-Qaeda del 11 de septiembre de aquel año. Igualmente, España atacó y conquistó ciudades de la costa de Berbería para impedir que fuesen nidos de piratas y mercados de esclavos cristianos, puertos desde donde estrangulaban el tráfico marítimo europeo mediterráneo y devastaban y despoblaban las costas españolas e italianas.

    Finalmente, antes de hablar de las tendencias sanguinarias y belicistas de los españoles del siglo XVI -tendencias que son producto de una visión prejuiciada antiespañola anglosajona en vista de las guerras que todos los europeos en general, y los ingleses en particular, practicaban (estos últimos contra Escocia, los irlandeses, Francia, España y después Holanda)– hablemos desde una perspectiva histórica y sociológica de la experiencia de la violencia en los EE.UU.

    El uso de la violencia se puede caracterizar en los EE.UU. por cuatro elementos: 1)Tendencia social a usar la violencia para resolver disputas. Esto se puede apreciar desde el recurso de los puñetazos para responder a desacuerdos en un entorno social como resolver a tiros de arma de fuego disputas personales, como se vio en el Lejano Oeste norteamericano o las disputas de clan entre los Hatfield y los McCoy en el siglo XIX. El uso frecuente de demandas judiciales en la sociedad americana ha sido ya desde el siglo XVII durante el periodo colonial inglés un medio para reemplazar con medios legales el recurso de la violencia para resolver disputas, pero la tendencia a la violencia suele resurgir hoy en día de vez en cuando; 2) La cultura de las armas de fuego en la sociedad estadounidense, nacida originalmente de los colonos fronterizos ingleses y después estadounidenses como medio de sustento a través de la caza para obtener alimentos o pieles para vender, como medio de defensa contra las fieras, los indios hostiles, los forajidos o los enemigos de potencias extranjeras en caso de guerra; 3) La cultura de la muerte que promueve la violencia en películas de Hollywood, programas de televisión y juegos de video y que, probablemente, satisfacen el gusto de muchos norteamericanos por la violencia. Dicho gusto se pudo ver en las masacres y genocidio de indios en Norteamérica desde los siglos XVII hasta fines del XIX y de filipinos desde 1899 hasta 1913 tras la conquista por los EE.UU. de las Islas Filipinas a España en 1898; en los linchamientos de estadounidenses negros en el Sur de los EE.UU., ocurriendo éstas bárbaras prácticas a veces como picnics y eventos sociales; en el ametrallamiento por parte de pilotos de caza estadounidenses de civiles alemanes al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando habían recibido órdenes de ametrallar todo lo que se moviese, ametrallando incluso a mujeres y niños; en celebrar las ejecuciones públicas de reos; en la práctica de los abortos legales, que fueron ya más de 55.613.000 desde 1973 a 2012 en los EE.UU.; y en el gusto de disparar a todo lo que se mueva por el hecho de matar, fueran raras iguanas de las Islas Galápagos tiroteadas por soldados americanos basados en la Isla Baltra durante la Segunda Guerra Mundial -poniendo a estos reptiles en vías de extinción-, bisontes americanos o búfalos, a los que desde los trenes en el siglo XIX disparaban los pasajeros por el placer de matar, llegando a haber hasta 30 millones de búfalos de los que millones fueron también muertos por motivos económicos, quedando al final sólo 541. Está también el gusto en los casos más extremos de masacrar personas con armas de fuego por parte de individuos inadaptados, como la matanza de diciembre de 2012 de 20 niños y 6 adultos en la escuela de Newtown, Connecticut por el antisocial Adam Lanza o la masacre de 29 civiles palestinos en Hebrón con 125 heridos cometida por el médico estadounidense Baruch Goldstein en 1994.

    La cultura de la muerte de EE.UU. se percibe también en el gusto morboso de los soldados americanos de mutilar a sus víctimas, siendo ejemplos de esto la masacre de indios de Sand Creek de 1864 por el U.S. Army, cuando los soldados americanos le cortaron el cuero cabelludo no sólo a los indios varones muertos sino también a mujeres, niños y bebés, adornando sus armas de fuego, sus sombreros y su equipo no solo con los cueros cabelludos de sus víctimas sino también con fetos extraídos del vientre de las madres y con órganos genitales y sexuales de hombres y mujeres, mostrando en triunfo estos trofeos en Denver, Colorado en un teatro y varios bares; la masacre por soldados del U.S. Army en Mai Lai, Vietnám del Sur de 1968, donde mujeres vietnamesas antes de ser asesinadas fueron violadas por grupos de soldados y en donde los cuerpos de víctimas habían sido mutilados al ser marcados sobre sus pechos con bayonetas la letra 'C' de la Compañía C a la que pertenecían las tropas americanas que cometieron la matanza; o los asesinatos en 2010 de civiles inocentes del Distrito de Maywand en Afganistán por cinco soldados del U.S. Army, en los que estos coleccionaron partes mutiladas de sus víctimas como trofeos, incluyendo parte de un cráneo, una cabeza y dedos de la mano. Estos crímenes cometidos por soldados parecen indicar que hay americanos corrientes que nunca cometerían estos crímenes en la sociedad estadounidense por temor a la ley, pero que se desahogan haciéndolo en otras tierras donde esperarían actuar con impunidad y sin temor de la justicia. Así pues, ¿quién tiene realmente en Occidente una "mancha roja sangrienta" en su cultura?

    http://actualidad.rt.com/expertos/dr...-historia-blog

    Geopolítica Multipolar: Comparando la España imperial con EE.UU.: Una historia de dos Historias (Parte IV)
    «¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    La envidiable situación de los aborígenes canadienses.




    Qué pasa en La Loche, el pueblo con tres veces la tasa de suicidios de Canadá


    Redacción BBC Mundo



    • 25 enero 2016

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    La iglesia de La Loche, una pequeña comunidad remota en Canadá, se cubrió de luto el domingo.



    Cientos de personas de esta ciudad de 2.600 habitantes asistieron a la misa para recordar a las cuatro víctimas del tiroteo ocurrido el viernes.
    Los cuatro murieron durante un ataque a tiros en una casa y en la Escuela Comunitaria de La Loche, donde varias resultaron heridas.







    Según informó la Real Policía Montada de Canadá, Dayne Fontaine, de 17 años, y su hermano Drayden, de 13, murieron a tiros en una casa.

    El atacante se dirigió posteriormente al colegio, donde disparó contra el profesor Adam Wood, de 35 años, y la profesora asistente Marie Janvier, de 21 años.





    Cuatro personas murieron en el ataque y siete resultaron heridas.


    Un adolescente de 17 años fue luego acusado formalmente con cuatro cargos de asesinato en primer grado.

    El joven, que no fue identificado debido a su edad, también fue acusado con siete cargos de intento de asesinato.

    Los hechos sacudieron a esta comunidad –donde casi todos se conocen– que está formada principalmente por indígenas de la tribu dene, una de las Naciones Originarias de Canadá.

    Y aunque se desconoce qué fue lo que llevó al adolescente a llevar a cabo el ataque, algunos dicen que desde hace tiempo "se esperaba que ocurriera algo semejante".

    "Me extraña que esto no haya sucedido más a menudo, dada la desesperación con que se vive", le dijo a la agencia AP Sheila North Wilson, quien recientemente fue elegida la primera mujer gran jefe del Keewatinowi Okimakanak de Manitoba (MKO), un grupo que representa a 65.000 aborígenes canadienses.

    Según North Wilson la tragedia en La Loche demuestra la necesidad de llevar a cabo muchas más inversiones en la salud mental, educación y la economía de las Naciones Originarias.







    Marginados

    En efecto, en los últimos años las autoridades de las Naciones Originarias han estado advirtiendo sobre la falta de oportunidades, malas condiciones, pobreza y desempleo en que viven las comunidades indígenas en Canadá, uno de los países con mayor renta per cápita del mundo.

    Cuando el año pasado asumió su cargo el primer ministro, Justin Trudeau, prometió combatir "los altos niveles de pobreza, crimen, malas viviendas y mala salud de los aborígenes", que suman el 4% de la población canadiense de 36 millones.

    Los dene son sólo una de las tribus que habitan en el noreste de Canadá, en la provincia de Saskatchewan.

    Según cifras oficiales la tasa de desempleo llega al 20% en la zona, pero 75% de los pobladores en edad laboral están clasificados como "retirados" o "no en busca de empleo".

    Los residentes aseguran que el desempleo real es de más de 50% en la región.


    La Loche Community School Image caption La Loche es una comunidad muy remota en el noreste de Canadá.



    La agencia federal de estadísticas de Canadá muestra que Saskatchewan tiene una de las tasas más altas de violencia familiar de las provincias, de casi el doble de la tasa nacional.

    Y entre las comunidades aborígenes de Saskatchewan, La Loche es una de las más pobres.

    Pero también se ha visto aquejada por otro problema.

    Las autoridades sanitarias locales afirman que han documentado unas de las tasas más altas de suicidios y autolesiones en la remota ciudad.


    Salud mental

    "¿Quién es esta vez? Cuando las sirenas suenan en La Loche, la gente se pregunta si se trata de otro suicidio?". Así titula el diario local Star Phoenix un reportaje que realizó en mayo de 2015 sobre la salud mental en la ciudad.

    En este relata cómo los números de suicidios comenzaron a dispararse en 2005 y siguieron aumentando en los años siguientes.

    Según el Friendship Centre, un centro comunitario de La Loche, desde agosto de 2005 a enero de 2010 se documentaron 18 suidicios (en la ciudad de 2.600 habitantes), la mayoría de jóvenes. Y muchos más intentaron quitarse la vida, dice.






    En el ataque murieron dos hermanos y dos profesores.


    Aunque el número de suicidios ha disminuido desde 2010, el problema continúa.

    Según el periódico, de enero a mayo de 2015, cuando se llevó a cabo el reportaje, tres jóvenes se habían suicidado en la ciudad.

    "El último, un joven de 20 años, murió a principios de marzo. Al menos otros cinco intentaron suicidarse esa misma semana", afirma.

    La autoridad regional de salud señala que la tasa anual de suicidios en la zona que incluye a La Loche y otras dos comuidades en la provincia, mostró una tasa anual promedio de suicidios de 43,3 muertes por cada 100.000 habitantes entre 2008 y 2012.

    Esto es más del triple de la tasa anual de suicidios de 12,7 por cada 100.000 personas en toda la provincia.

    Las causas del problema, afirman los expertos, son muchas y muy complejas.



    Identidad

    Pero uno de los mayores factores, dicen, podría ser la falta de identidad cultural en una comunidad formada principalmente de aborígenes dene.

    Muchos jóvenes no hablan la lengua tradicional dene. Y mientras su cultura tradicional se está erosionando, la falta de empleos y oportunidades está conduciendo a las nuevas generaciones a adicciones y desesperanza.

    "Cuando un niño o un joven crece viendo tanta desesperación, soledad y adicciones, esto se vuelve muy difícil para ellos", asegura el jefe del Friendship Centre, Leonard Montgrand.





    En La Loche viven principalmente aborígenes dene.



    Le Loche es una ciudad muy remota, con pocas instalaciones y servicios, explica Andrea Hill, la reportera del Star Phoenix.

    "No tiene hoteles, no tiene restaurantes con mesas para sentarse, ni salas de cine ni centros de recreo. Ni siquiera tiene un banco. La cafetería más cercana está a más de 100 km de distancia".


    Pero la ciudad sí cuenta con dos bares y una tienda de licores en su principal avenida. "La gente se junta allí al comienzo de la mañana y comienzan a beber en plena vista", dice Hill.

    Canadá fue el primer país que estableció la protección constitucional para sus pueblos indígenas, hace 30 años. Y sin embargo, la situación actual de esta población está muy lejos de reflejar esa vanguardia.






    El primer ministro Justin Trudeau había prometido acabar con la mala situación en que viven los aborígenes.



    "En cada índice de bienestar social, desde las tasas de mortalidad infantil, hasta el alfabetismo y suicidio, este grupo sigue estando en los márgenes de la sociedad canadiense", asegura un informe publicado en abril de 2015 en el diario Wall Street Journal.

    "Según datos oficiales, el desempleo de aborígenes en las reservas era de 22% en el 2011, comparado con el 7,5% en la población general. Y ganaban un salario promedio de casi la mitad".

    "Los aborígenes suman casi 25% de la población carcelaria en el país", asegura el diario.

    La población indígena canadiense está creciendo a un ritmo cinco veces más rápido que otros grupos étnicos del país.

    Y es una de las poblaciones más jóvenes: 28% de los aborígenes tiene menos de 14 años, comparado con 16,5% del resto de la población.


    Los expertos aseguran que si la disparidad en que vive ahora este grupo no se soluciona, y Canadá no logra integrar mejor a sus aborígenes, el país podría estar creando una bomba de tiempo.



    ___________________________

    Fuente:


    Qué pasa en La Loche, el pueblo con tres veces la tasa de suicidios de Canadá - BBC Mundo

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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    Canadá

    Attawapiskat, el pueblo donde hasta los niños se quieren suicidar







    Un chico del pueblo, cabizbajo frente a un 'graffiti' que dice: "Los niños de Attawapiskat necesitan un nuevo centro. Ahí es donde nuestra educación comienza. Líderes futuros". Kirk Holmes & Victoria Lean / 'After the Last River'



    Entre una rica mina de diamantes y la atroz marginación, Attawapiskat es un pueblo perdido de 1.800 aborígenes que tiene en vilo a Canadá

    Guiados por una directora de cine y la carta de Amy, que perdió a su prima de 13 años, viajamos al corazón de la tragedia




    • MARTÍN MUCHA







    18/04/2016
    13:30


    Soy Amy Hookimaw. Tengo 13 años de edad. Nací y vivo en Attawapiskat... Hay chicos de nueve, 10, 11 que me preguntan: "¿Por qué la gente no se asusta cometiendo suicidio?" o "¿Por qué toman pastillas?"... Me sentí realmente mal cuando una pequeña me dijo que ella quería suicidarse y le dije: "No lo hagas. Tu vida es preciosa y tienes una vida entera por delante". Entonces dijo: "Gracias. Eso era todo lo que quería escuchar"... Yo misma, cuando caminaba con mis amigos por una carretera invernal, comencé a tener pensamientos suicidas. Nunca los volví a tener porque estuve hablando con mi madre acerca de eso. No sabía que se preocupaban por mí".


    Amy, la niña de la carta, tiene la misma edad que tenía su prima Sheridan Hookimaw cuando, en octubre pasado, con
    su suicidio, desencadenó un seísmo social que ha sacudido hasta al mismísimo primer ministro de Canadá, Justin Trudeau. Desde hace seis meses, los intentos de suicidios colectivos se suceden en la ciudad de 1.800 habitantes donde la pobreza extrema convive con una de las mayores minas de diamantes del mundo desarrollado. El sábado de la semana pasada, 11 habitantes quisieron matarse. El mayor tenía 71 años; el benjamín apenas cumplía 11. Por ellos, y por todo Attawapiskat, el primer ministro tuvo que decretar el estado de emergencia. Ocurrió el lunes, día de otro pacto suicida con 13 chicos involucrados, incluyendo uno de apenas nueve años. Sólo entre marzo y lo que va de abril, más de medio centenar de vecinos intentó seguir los pasos de Sheridan.

    Tenía una sonrisa pizpireta, jugaba con su móvil cotidianamente, se sentía desolada. Sola en un pueblo de casi 2.000 habitantes, entre belleza y miseria, entre caminos de hielo y un río que canta al pasar. Entre el bullying y la melancolía. A 90 kilómetros una
    mina de pura riqueza. Con la muerte de Sheridan afloró todo: la desolación por estar en un condado que Canadá había olvidado, donde los niños quieren que les presten atención, donde la tasa de paro alcanza al 70% de la población, el alcoholismo destroza hígados y familias. Y el racismo, siempre la discriminación por el color de piel. Una pandemia que maquilla a medias un tuit de Justin Trudeau: "Las noticias son desgarradoras. Vamos a seguir trabajando para mejorar las condiciones de vida de todos los pueblos indígenas".

    Attawapiskat es una First Nation [léase primera nación], una comunidad de nativos, de primeros americanos. Es el epítome de un mundo abandonado: el de los 1,4 millones de aborígenes canadienses, el 4% de la población. Una paradoja terrible en el país con la clase media más rica del mundo [más de 75.000 euros de ingresos para una familia de cuatro miembros].

    En el pueblo de Amy y su difunta prima Sheridan, los nativos están sentados sobre un edredón de piedras y metales preciosos. En su territorio está una mina, la de los De Beer, los
    todopoderosos amos de los diamantes en el mundo, que produce no menos de mil millones de euros anuales. Dos mundos.

    Esta situación la vivió -y filmó- de cerca Victoria Lean. Llegó en 2008 junto a su padre, un reputado ecotoxicólogo que iba a analizar el impacto ambiental de la excavación, inaugurada justo ese año. La directora de cine guía a Crónica en este viaje a la
    dolorosa verdad de Attawapiskat. Ella, durante los últimos cinco años, ha pasado hasta 80 días registrando su cotidianeidad. El resultado es el documental After the last river [después del último río], un retrato de unas diferencias sociales inéditas en el primer mundo... "El que todos los canadienses deben ver", como ha dicho un crítico. Podríamos añadir que todos deberíamos ver. Relata lo que pasa cuando se deja abandonadas a las minorías. "Nadie ha escuchado la verdadera historia... Nosotros no somos ricos. Solo la tierra es rica", dice a la cámara un poblador con la piel bronce y llena de arrugas. Es la gran contradicción.


    -¿Por qué hasta los niños se quieren suicidar en Attawapiskat? -pregunto a la cineasta.

    -Para entender lo que está sucediendo, tiene que entender
    la lucha de la comunidad, todos sus rostros. Hay hacinamiento, falta de empleo, mala educación, fondos insuficientes... Es lo mismo desde hace décadas. Nada ha cambiado para ellos.

    -Y los niños se sienten solos. Los leo en sus mensajes en redes sociales.

    -Hay una marcha para
    tomar conciencia sobre el suicidio incluso en medio de la película...

    Esta semana han acudido cinco expertos de emergencia para tratar a los que han intentado matarse. Hay reuniones en grupo, se apoyan mutuamente. Por Facebook, por Whatsapp. Es una
    pandemia que ha llamado la atención del planeta. Una de las protagonistas es Sheridan Hookinaw, la mártir del condado... Stephanie, su madre doliente, escribía el jueves este mensaje a sus seguidores: "Hoy en la reunión fue muy emotivo cuando hice un discurso acerca de mi hija. Ella se quitó la vida el 20 de octubre de 2015. Mi bebé sufrió una gran cantidad de problemas médicos, ella sufría. Padeció bullying, pero ella siempre me dijo que todo iba bien. Estoy muy orgullosa de que hoy nuestros jóvenes hablen y tomen conciencia del suicidio".

    En su fortaleza interior, no deja de pensar en su pequeña. "La echo mucho de menos", suelta cada vez que recae en la melancolía. Fue un golpe terrorífico para Attawapiskat. Esta comunidad ya había
    padecido graves crisis previas. La primera, en 2011, fue por la vivienda.





    LA PRIMERA VÍCTIMA. El suicidio de Sheridan, en octubre de 2015, marcó a la comunidad. Desde su fallecimiento, Attawapiskat ha padecido más de 100 intentos de quitarse la vida.


    "Las personas residen en tiendas de campaña, en chozas, en remolques", comentó abrumada Nycole Turmel, del partido NDP, de centro izquierda. En
    pleno invierno, bajo cero, sin calefacción, tampoco electricidad. Al año siguiente, la jefa de la comunidad, Theresa Spence, madre de cinco hijos, comenzó una huelga de hambre para denunciar las carencias. Y los males siguieron creciendo. "Los problemas se ligaban a la falta de liderazgo, la mala gestión financiera y a la idea de que las comunidades remotas no son simplemente viables. Mientras tanto, hay explicaciones históricas y estructurales... Creo que es una comunidad prometedora, pero a su gente se le ha negado el acceso a los recursos, la educación y su propia tierra", explica Lean.

    Pero nada los golpeó como el fin de Sheridan. Demostró que los niños se estaban viendo
    muy afectados por lo que sufrían los adultos. Ahora, la carta que ha escrito la prima de la niña suicida conmueve a todo Canadá.

    Su relato acerca de lo que le estaba pasando a esta población aborigen, recogido por la cadena APTN, logró que hasta el
    primer ministro Trudeau respondiera por Twitter a la adolescente el miércoles: "A Amy y a los chicos de Attawapiskat. Por favor, que sepan que nos preocupan mucho y que estamos trabajando duro para ayudarles". Victoria Lean cree que no todo se resume en la misiva.

    -¿Ha leído la carta?

    -Sí. Pero no llegaría a una conclusión sobre toda la comunidad en base a ella.

    -Attawapiskat es otro mundo... Con una mina millonaria dentro y sus pobladores son tan pobres. Una contradicción en uno de los países más ricos del orbe.

    -De hecho, es un lugar de muchas paradojas. Nunca vamos a ser el país que se supone que debemos ser hasta que encontremos una manera de entender y
    cambiar nuestra relación con las Primeras Naciones [las comunidades nativas].

    -¿Siente que la gente en el pueblo es particularmente infeliz?

    -Creo que hay una gran cantidad de personas fuertes, valientes, que se han enfrentado a cientos de años de
    opresión sistémica. El peso de no tener un hogar o una escuela básica o agua potable les afecta... Cómo se puede ser feliz cuando no tienen las necesidades básicas para la vida de su familia.



    En medio de la nada

    Para entender la lejanía del pueblo, su aislamiento, basta describir el
    itinerario para llegar a Attawapiskat. Durante la mayor parte del año, solo se puede ir por vía aérea. Se vuela de Toronto, la ciudad importante más cercana, para ir a Timmins. Son 1.100 kilómetros y es la primera escala. De allí, son otros 550 km más al norte. El coste de un vuelo, a tarifa regular, supera los 1.300 euros. Sus protestas solo llegan a las autoridades cuando ocurren desgracias.

    En el documental de Lean se siente la lucha de los nativos por conseguir un colegio, cómo viven con moho nigérrimo en sus casas a temperaturas bajo cero, las chabolas... Es un retrato opuesto al lujo de Toronto, a los diamantes de los De Beer, empresa que llegó a la comunidad vendiendo un futuro diferente al de sus minas en Angola y la República Democrática del Congo. A principios de 2013, la situación era tan crítica que los pobladores bloquearon el acceso. Y ahora les toca renegociar la apertura de una ampliación. Otra guerra.

    -Uno de los peores momentos de su documental es cuando un chico lanza un puñado de tierra a un graffiti [en el que se lee: "Los niños de Attawapiskat necesitan un nuevo centro... Ahí es donde nuestra educación comienza. Líderes futuros"]. ¿Quién es él?

    -No me siento
    cómoda hablando de él en detalle. No solo porque es menor. También porque he oído que es uno de los jóvenes que recientemente intentó suicidarse.

    -¿Es un mensaje de rebelión el del pequeño?

    -Con todo derecho... Son muy fuertes. Pero el sistema que debería protegerles no está con ellos. El Gobierno canadiense ha ignorado a estas comunidades durante décadas

    -¿Racismo sistémico?

    -Sí.

    -¿Cómo le cambió la vida Attawapiskat?

    -Se rompió mi visión de lo que es mi país. Me enseñó más de lo que esperaba
    sobre la comunidad, el perdón y la sanación.

    -¿Qué cree que está sucediendo ahora? ¿Usted cree que esto ha ocurrido antes?

    -Ha estado pasando durante muchos años. Hubo
    un par de suicidios mientras estaba rodando la película... Lo que pasa hoy es que han alcanzado un punto de ebullición.

    -¿Lloró en Attawapiskat?

    -Estaba en la comunidad en mayo pasado, trabajando para una proyección. Una de las protagonistas de la película me estaba ayudando a conseguirlo. Estaba en su casa y ella había estado viendo las noticias. Habían estado cubriendo los resultados de la Comisión de Verdad y Reconciliación [150.000 niños indígenas fueron internados en contra de su voluntad y sufrieron abusos psicológicos y sexuales; desaparecieron por miles]. Era un horror reconocido por el gobierno después de tantos años. Era lo que habían padecido ella y los suyos. Fue un momento de catarsis. Lloré con ella.

    El activista español Manuel Tapial, que vive en Canadá, comenta la situación global de los indígenas: "Acabo de recorrer el país casi de costa a costa. El creciente desarrollo ha ido arrinconando a los nativos en reservas donde el alcohol y las drogas siguen haciendo estragos... En las reservas que pegan con ciudades como Montreal o Toronto se nota en el hecho de que viven de la mendicidad... Muy triste".



    Epílogo

    Cuando leí por primera vez de Attawapiskat, el pueblo de Canadá donde los intentos de suicidios
    se repiten una y otra vez, me sonó, no sé por qué, a Yoknapatawpha, el condado desolador del escritor William Faulkner. No es solo una cuestión de sonidos similiares. Yoknapatawpha significa "tierra dividida". Attawapiskat significa "la gente de la separación de las rocas". El Nobel de Literatura le dio otro significado al condado que inventó: "agua que fluye lentamente sobre la pradera". Attawapiskat es la localidad que está "después del último río", como titula su documental Victoria Lean sobre lo que los canadienses denominan una Primera Nación. Es una tragedia orgánica, de siglos. Pero aquí no hay nada de ficción. Faulkner, de seguir vivo, seguro visitaría Attawapiskat.




    ___________________________

    Fuente:

    Canadá: Attawapiskat, el pueblo donde hasta los niños se quieren suicidar | EL MUNDO

  9. #109
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    (Recuerden que compartir nos ayuda a crecer )

    Vamos a iniciar el día poniendo el dedo en la llaga :v


    No lo olviden, no hay mayor prueba de que el "exterminio indígena por parte de los españoles" es un mito, que el puro hecho de que la mayor parte de la población de varios países hispanoamericanos sea mestiza o indígena, así como no hay persona más desconectada de la realidad, que un mestizo rodeado de mestizos diciendo que "los españoles mataron a todos los indigenas y no ...dejaron ni uno solo".

    Y ya que estamos en esto de tocar la llaga, también recordar que no hay nada más absurdo que un criollo clamando por su sangre indígena y maldiciendo a "los malvados españoles".


    En el caso de México, en el siglo XIX, antes de la independencia, los indígenas eran en proporción más de la mitad de la población, y hoy día el 60% es mestiza por las medidas de homogenización y blanqueamiento sobre la población indígena apoyadas el gobierno republicano).


    Por cierto, el gringo del copete no es Donald Trump :v


    Imagen en grande:

    http://fav.me/dafkyyt



    -Castellanos



    Cita:

    Los conquistadores españoles fueron los primeros en ver a los indios de América como seres humanos y no como animales, es un dato poco recordado, pese a ser una de las claves de la conquista española de América. Los conquistadores españoles dejaron más supervivientes que los ingleses. El hecho de que hubiera más supervivientes para rememorar su crueldad puede explicar en parte la fama de los colonizadores españoles. En América del Norte los indios están totalmente desaparecidos, o confinados en reservas en el centro del continente, mientras que en México y Perú hay muchos indios y muchos mestizos.

    Hugh Thomas

    Fuente: Hispanoteca









    ___________________________

    Fuente:


    https://www.facebook.com/Hispanicbal...type=3&theater

  10. #110
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    Exterminio inglés contra integración española

    Por
    Redacción -



    31 agosto, 2016






    Los ingleses han dejado una doble huella en Norteamérica: la pluralidad de ritos y el exterminio.





    Contraste histórico

    Su colonización fue un modelo de adaptación al suelo y a una nueva vida, en la que todo estaba por hacer. fue también un trasplante íntegro de familias del viejo al nuevo continente. Para que fuese perfecto sólo le faltó el sentido espiritual y de unidad.

    En Norteamérica no hubo misioneros que se interpusieran entre el colono y el indio. Tampoco hubo teólogos que defendieran los derechos de estos últimos. Los indígenas norteamericanos, llámense algonquinos, shoshones o atapascos, carecieron del misionero protector. Solamente Francia, en el vasto país canadiense, desarrolló una actividad misional digna de elogio y casi comparable con la de España. Este sentido misional de expansión católica se trasluce en las palabras del rey cristianísimo a los colonos franceses:


    «Ordenarnos que los descendientes de los franceses arraigados en dicho país, así como los salvajes que vengan en conocimiento de la fe y hagan profesión de ella, sean tenidos y reputados por naturales franceses.»


    Los franciscanos y jesuitas de nacionalidad francesa emularon la labor de nuestros misioneros entre las tribus procaces de algonquinos e iroqueses. Delante de los coureurs des bois o buscadores de pieles, sembraron el suelo canadiense de una doctrina que floreció años más tarde, al calor de la sangre de los mártires. Le Jeune, Brebeuf y Lallement son tres nombres, entre otros muchos, que encabezaron largas listas de misioneros mártires. Pero la colonización francesa, refugiada en el Canadá, sufrió la persecución inglesa. Los colonos ingleses arrebataron a Francia y a Holanda sus pacíficas conquistas del suelo norteamericano. Inglaterra no quiso, o no pudo, compartir la tierra con nadie. Evitó, además, la unión con las tribus indias. No les regaló sus tradiciones, ni su lengua, ni su cultura. Para el [8] colono anglosajón el indio era un holgazán indisciplinado, sin aptitudes para el trabajo. En parte tenía razón. El indio no había nacido para el trabajo de una tierra que lo pedía todo, hasta la propia vida. Los nativos a quienes los ingleses emplearon en el laboreo de las tierras enfermaban o morían. Necesitaban un proceso progresivo de aclimatación a la nueva vida y los colonos no se lo permitían. Como un presagio de los tiempos modernos de Norteamérica, la vida caminaba de prisa y los hombres no tenían tiempo que perder en aclimatar a otros hombres. Además, el indio no llegó nunca a tener una condición humana digna, al menos así lo pensaban los ingleses. Por otra parte, participar de todos los inconvenientes del trabajo, sin ninguna de las ventajas, no les resultaba práctico y muchos se sublevaban. Cuando los ingleses se dieron cuenta de esta realidad cerraron todo trato con los indios y se convirtieron en sus enemigos. Inglaterra mantuvo esta actitud beligerante hasta el siglo XVIII. En 1762 el cacique otaua Pontiac, aliado con otras tribus vecinas, se lanzó a una guerra sin cuartel contra los fuertes ingleses. Uno tras otro todos fueron claudicando ante la furia indígena, pero al llegar a Detroit y Pitt el poderío inglés consiguió prevalecer. En una agotadora campaña de tres años, Bouquet y Johnson consiguieron dejar fuera de combate a Pontiac y a sus aliados. La rebelión se vence con el asesinato de Pontiac –año de 1769– a la salida de una fiesta. Inglaterra depuso esta actitud cuando necesitó de la colaboración india frente a Francia.


    El legado inglés a la joven nación norteamericana, nacida en el tratado de paz del 3 de septiembre de 1783, después de una dura guerra en pro de la independencia, fue un pueblo aborigen en vías de exterminio, enemigo de los blancos, inculto y retrasado como en los tiempos del neolítico, con el que entabló una guerra sangrienta, concluida en 1862.

    Las únicas instituciones que legó Inglaterra al Nuevo Mundo fueron la taberna y el sheriff, y en las aguas que bañaban los dominios españoles, la piratería. La taberna y el sheriff eran tan instituciones como el café vienés en la Austria del despotismo ilustrado y de principios de siglo. Del indio nadie quiso saber nada, y cuando algunos más humanitarios se acordaron de él fue para exterminarle. En general, prefirieron sustituirle por esclavos negros. Resultaban más baratos y más eficaces. Cuando en 1863 se abolió la esclavitud, durante la guerra separatista, vivían en Norteamérica cuatro millones de esclavos de origen africano. Sus descendientes son los que hoy no pueden compartir con los blancos el asiento en el mismo autobús o el pupitre en las escuelas. Hoy, como ayer, en el país de la democracia impera el criterio racista.

    * * *

    El claro contraste que ofrecen la colonización inglesa y la colonización española en el Nuevo Mundo, se basa en la diferencia de juzgar la vida, los hombres y las cosas. Mientras que para un inglés el móvil de sus actos es el fair play (adaptación del jugador al juego, considerado en su conjunto), para un español no hay más motor que el honor, en el sentido calderoniano de «patrimonio del alma». Sin embargo, el fair play requiere abnegación ante el equipo, aunque no la anulación de la [9] persona. Los ingleses actuaron en Norteamérica agrupados en pequeños equipos: los padres peregrinos del Mayflower, que pactaron con los indios a su arribada a Norteamérica –1620–, para poder establecer una colonia; los intolerantes puritanos de la bahía de Massachusetts, compradores de tierras a la Compañía de Plymouth; los cuáqueros de Pensilvania, fundadores de la floreciente Filadelfia; los católicos de Maryland, dirigidos por lord Baltimore, y los regenerados de Oglethorp, fundador de Georgia e introductor de grandes mejoras entre los colonos: prohibición de bebidas alcohólicas. Estos equipos no actuaron con el mismo fair play de un «match» de fútbol o de una elección parlamentaria, pero todo su sacrificio y abnegación se redujo a mejorar las condiciones del conjunto colonial, en detrimento de los pobladores aborígenes. Aquí radica la gran diferencia con la obra de España. Mientras que Inglaterra, Francia y España han hecho América, sólo España vertió su alma en los pueblos descubiertos, aplicando siempre, en constante pugna con los escépticos, los principios cristianos a los problemas que se planteaban en el Nuevo Mundo.

    Pereyra asegura que los colonos ingleses tenían dos amores y un odio. Sus dos amores eran la libertad y el trabajo; su odio, el oro y otros metales preciosos. Bien se puede decir, sin incurrir en ningún error histórico, que su odio estaba centrado en las tribus de indios. Se habrían considerado más felices si no hubieran existido éstos.

    Cuando Italia conquistó el imperio de Abisinia, se escribieron páginas muy elocuentes, enalteciendo su obra como la «empresa colonial más grande de la Historia». El autor de la feliz frase prefirió olvidar en aquel momento la Historia para no acordarse de España. Nunca un pueblo, excepto el español, creó veinte naciones que proclaman a los cuatro vientos el nombre de España. Son veinte naciones nacidas bajo la tutela española y alimentadas con la tradición cristiana de nuestra raza, lengua y cultura.



    ___________________________

    Fuente:


    Exterminio inglés contra integración española | DLM
    Última edición por Mexispano; 19/09/2016 a las 03:25

  11. #111
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    (Recuerden que compartir nos ayuda a crecer )

    Y hay más, pero pusimos a algunos de los más ilustres y representativos.

    -Castellanos



    CITA:

    "Ninguna otra nación lo intentó. España consideró siempre a los indios como hombres libres, hijos de Dios y hermanos nuestros: preocupándose por encima de todo de hacerlos cristianos y civilizados. lo cierto es que la mezcla de razas es hija de un concepto ideológico y un criterio cristiano de vida, que consideraba como seres humanos iguales a nosotros a los pobladores de las tierras descubiertas. Muchos pueblos han conquistado y dominado tierras. Sólo España y Portugal han civilizado un Mundo."


    Jose María Peman, "Breve historia de España"








    ___________________________

    Fuente:


    https://www.facebook.com/Hispanicbal...type=3&theater

  12. #112
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    Otra perla de la excolonia británica India, dos toros peleando en plena calle causan un accidente vial.





    Two indian cows(bulls) fight accident in Varanasi !!


    Publicado el 16 ago. 2012


    Two indian cows(bulls) fight accident in Varanasi

    I was frightened by cows' sudden attack!!

    소싸움!!






    https://www.youtube.com/watch?v=F4YPE4LgtDI
    Última edición por Mexispano; 19/09/2016 a las 03:29

  13. #113
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    LA CONQUISTA AMERICANA DE LOS PROTESTANTES




    El Mundo Anglosajón
    y muy especialmente la América protestante, ha dado lecciones de moral a la América católica. Los conquistadores ingleses y holandeses fueron por detrás de los conquistadores españoles. Los ingleses se pusieron manos a la obra y lo iban a intentar; la lucha por el dominio del Atlántico también se iba a librar en la retaguardia. España e Inglaterra estaban enzarzadas en la lucha por el predominio marítimo.


    Durante el siglo XVI las potencias protestantes, Gran Bretaña y Holanda , desplegaron desde sus dominio de ultramar y la metrópoli la guerra psicológica contra España . El objetivo era conseguir el predominio marítimo y en los territorios de ultramar. El argumento era sencillo , la conquista que estaba llevando a cabo la Corona Española en América, estaba basada en la opresión y la barbarie. Fue difundida por Gran Bretaña y Holanda desde el siglo XVI. Así había nacido La Leyenda Negra. Los anglosajones lograron su objetivo y hoy en día es de gran actualidad, incluso entre algunos políticos muy ilustrados españoles.


    Pierre Chaunu
    ( 1923 - 2009), historiador e hispanista francés, especialista en la América española , fuera de toda duda por ser calvinista, escribió: “La leyenda antihispánica en su versión norteamericana (la europea hace hincapié sobre todo en la Inquisición) ha desempeñado el saludable papel de válvula de escape. La pretendida matanza de los indios por parte de los españoles en el siglo XVI encubrió la matanza norteamericana de la frontera Oeste, que tuvo lugar en el siglo XIX. La América protestante logró librarse de este modo de su crimen lanzándolo de nuevo sobre la América católica.”


    Es absurdo creer que las increíbles victorias de un puñado de españoles contra miles y miles de guerreros nativos americanos estuvieron motivadas solamente por los arcabuces, los escasísimos cañones y unos pocos caballos. Aquellos triunfos se basaron sobre todo en las negociaciones políticas que condujeron rápidamente al apoyo de los pueblos indígenas oprimidos por los incas y los aztecas.


    Frecuentemente los españoles fueron recibidos como liberadores; sino cómo se explica que a pesar de su número reducido, durante más de tres siglos de dominio español no se produjesen revueltas contra los conquistadores españoles.



    El Espíritu Protestante : "La Leyenda Blanca Norteamericana"


    Como escribió Jean Dumont, otro historiador contemporáneo: “Si, por desgracia, España se hubiera pasado a la Reforma, se hubiera vuelto puritana y hubiera aplicado los mismos principios que América del Norte un inmenso genocidio habría eliminado de América del Sur a todos los pueblos indígenas".


    La realidad pone blanco sobre negro la diferencia que tuvo lugar en el Continente Americano. En Norteamérica los indios nativos que sobreviven en la actualidad, son unos pocos miles, mientras que en la América ex española o ex portuguesa, la mayoría de la población actual o bien es de origen indio o es fruto de la mezcla de precolombinos con europeos y con africanos.


    La administración norteamericana registra como miembros de tribus indias aproximadamente un millón y medio de personas. Pero en realidad, esta cifra sería muy inferior; para acceder a este registro es suficiente tener una cuarta parte de sangre india.


    Por el contrario, la situación en Centroamérica y Sudamérica es muy diferente. Casi el noventa por ciento de la población residente en la actualidad en los territorios hispanoamericanos, o bien desciende directamente de los antiguos habitantes o es fruto de la mezcla entre los indígenas y los nuevos pobladores.


    Posiblemente esta clara diferencia conceptual , es consecuencia de planteamientos religiosos distintos. Mientras que los católicos españoles y portugueses, se casaban con total naturalidad con las indias, los protestantes calvinistas ingleses y holandeses, animados por una especie de racismo que les hacía sentir como seres superiores, no estaban predestinados a cruzar su sangre, como estirpe elegida, con indígenas locales.

    Esto es, el calvinismo protestante, asume como cierta la teología de la predestinación, lo que condena al indio subdesarrollado porque está predestinado a la condenación, mientras que el blanco es desarrollado como signo de elección divina. Para los colonos protestantes, en el sentido calvinista, los indios no eran unas almas esperando recibir la fe, sino unos desgraciados pecadores que no habían sabido capaces de rentabilizar las tierras y recursos que Dios les había dado. Dios, dolorido por tan ingrata actitud, había decidido readjudicar sus tierras a sus fieles hijos anglosajones que, con el tiempo, consiguieron exterminar, literalmente, razas enteras.


    Por esto la mezcla étnica o cultural fue considerada como una violación del plan providencial divino. Juan Calvino, creía en la predestinación, es decir, en que desde el principio de la Creación Dios había predeterminado ya quién se salvaría y quién se condenaría.


    Además, este comportamiento racista, ocurrió no sólo en América con los ingleses, sino en todas las demás zonas del mundo donde llegaron los europeos de tradición protestante; el apartheid sudafricano, es otro claro ejemplo . El Apartheid es una típica creación coherente con la teología del calvinismo holandés.


    Durante la conquista de las Américas los españoles no consideraron a los nativos como una especie de basura que había que eliminar de los territorios para poder instalarse en ellos como dueños de los mismos. España no organizó, a diferencia de Gran Bretaña, sus territorios como colonias, sino en provincias. El Rey de España nunca se proclamó de emperador de las Indias, a diferencia de la monarquía inglesa, que lo hizo incluso en el siglo XX.


    El mundo anglosajón, no sólo tergiversaron la Historia española y la grandes aportaciones de España a América, sino que a la vez silenciaron sus sistemas coloniales que del siglo XVII al XIX , cuandoexterminaron casi por completo a los aborígenes de Norteamérica y sometieron a tantos pueblos africanos, asiáticos y oceánicos a una casi total esclavitud. Silencian la permanencia actual de las razas aborígenes en los países colonizados por España, así como el intenso mestizaje que desmiente toda mentalidad racista.


    Es evidente que allí donde estuvo presente la Iglesia católica no hubo racismo, es el caso de España y de Hispanoamérica. Donde estuvo presente el mundo protestante hubo racismo y exterminio de los aborígenes; son realidades .


    Sólo España tiene leyenda negra y no la tiene, en cambio, ninguna nación del ámbito protestante; ¿por qué?

    La Toma del Territorio

    En Hispanoamérica el régimen de gestión implantado es el de la encomienda. Mediante este modelo de gestión, el soberano español concedía a un particular un territorio con su población incluida, cuyos derechos los de la población- eran tutelados por la Corona, que seguía siendo la verdadera propietaria


    Los colonos protestantes asumieron el derecho, fundado en la misma Biblia, de posesión sin limitaciones toda la tierra que lograran ocupar echando o exterminando a sus habitantes.


    En Norteamérica los ingleses primero y el gobierno federal de Estados Unidos después, se declararon propietarios absolutos de los territorios ocupados y por ocupar. La tierra era posteriormente cedida a los colonos, pagando previamente una media de un dólar por acre. Además los colonos eran los encargados de alejar o exterminar, con o sin la ayuda del ejército, a los indios que habitaban esas tierras. Es el mismo modelo que aplicaron los argentinos durante el extermino de los indígenas de la Patagonia


    Cortar el Cuero Cabelludo


    Según la enciclopedia -nada sospechosa- Larousse explica que: ”la práctica de arrancar el cuero cabelludo se difundió en el territorio de lo que hoy es Estados Unidos a partir del siglo XVII, cuando los colonos blancos comenzaron a ofrecer fuertes recompensas a quien presentara el cuero cabelludo de un indio fuera hombre, mujer o niño.”


    En 1703 el gobierno de Massachusetts
    recompensaba con doce libras esterlinas a quien entregara por cuero cabelludo. Esta recompensa favoreció la caza organizada de indios, con caballos y jaurías de perros. Esta actividad, según ellos legítima llegó a convertirse en un deporte nacional muy rentable. Con razón se decía en Norteamérica que “el mejor indio es el indio muerto”. Un indio muerto era un problema menos y también un cuero cabelludo bien pagado por la administración Inglesa o Norteamericana.


    Cortar el cuero cabelludo fue una práctica que en la América católica, no sólo era desconocida , sino que, que habría provocado no sólo la indignación de los religiosos, siempre presentes al lado de los colonizadores, sino también las severas penas establecidas la Corona Española que tutelaba el derecho a la vida de los indios.




    LA CONQUISTA AMERICANA DE LOS PROTESTANTES

  14. #114
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    “La justicia del español gira en torno a la salvaguardia de la fe; es una justicia que descansa en el derecho a la salvación eterna que tienen todos los mortales y que por eso los hace específicamente iguales; … Por eso sus arquetipos son el caballero andante, el misionero, el santo. En cambio la justicia de los pueblos sajones se mueve en torno a la utilidad … El arquetipo es aquí el hombre de negocios, el banquero, el industrial afortunado. … El hombre protestante al desconocer el libre albedrío … ha buscado ansioso un signo que le permita adivinar la línea de su destino. Y el secreto de la voluntad divina lo ha visto él reflejado en el mayor o menor éxito que acompaña el curso de su vida.”
    Esa diferencia es esencial y esta justicia la recibimos, indios y españoles por igual “del pueblo conquistador, justiciero de suyo”.
    Tomado del historiador Jaime Eyzaguirre.

  15. #115
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    SADHUS EN VARANASI
    "UTTAR PRADESH"




    Se conoce como sadhu a aquel que entre otras características procesa la religión hindú, sigue el camino de la austeridad, renuncia a todos los vínculos que le unen con lo terrenal o material, intenta ignorar los placeres y los dolores humanos. Dejan atrás cualquier atadura material y viven en cuevas, bosques y templos por toda la India y Nepal.






    Los sadhus siguen la vida mitológica de Shiva, y es por ello que tienen el tridente como símbolo. Se suelen pintar tres rayas de ceniza en su frente para representar la búsqueda que tenía Shiva de destruir las tres impurezas (el egoísmo, el deseo y el maya o ilusión).

    Los sadhus dedican la mayor parte del tiempo a la meditación y suelen reunirse en determinadas celebraciones, como el famoso Kumbha Mela. Se calcula que existen alrededor de 4 millones de sadhus en la India y son bastante respetados por la comunidad.





    Cuando una persona decide hacerse sadhu debe permanecer al menos un año junto a un maestro o gurú. Cuando este nuevo sadhu ha aprendido las artes espirituales y el yoga debe marchar, y no debe permanecer en un solo lugar ya que al moverse el cuerpo permanece alerta y evita que esté inactivo. Los sadhus aprenden el control de la mente y del cuerpo hasta ser maestros del yoga. Como parte de su rutina se bañan en agua fría antes del amanecer y antes de comenzar sus oraciones diarias. Si vas a Varanasi es muy interesante visitar los ghats antes del amanecer y disfrutar de los rituales que realizan a orillas del río Ganges.





    Ten en cuenta que los sadhus de verdad no se ven fácilmente y muchos de los que verás en Varanasi buscan la propina del turista. Los sadhus siempre están en movimiento y dedican su vida a ir de un lugar sagrado a otro de la India o Nepal.

    En Varanasi predominan los sadhus Aghori, los cuales suelen participar en los rituales post-mortem. Estos sadhus utilizan las cenizas de las piras funerarias para impregnar su cuerpo, y también usan los huesos de los cadáveres humanos para hacer joyas, e incluso usan el cráneo de los difuntos para la elaboración de cuencos, tal y como es representado icónicamente Shiva y otras deidades hindúes.







    Los sadhus aghori tienen mala fama por sus rituales, los cuales pueden resultar muy extraños. Por ejemplo pueden meditar sobre cadáveres, o pueden comer carne humana como parte de esos rituales sagrados. Suelen llevar consigo un cráneo de algún difunto para recordar la transitoriedad de la vida.


    Los aghoris son devotos de la manifestación de Shiva como Bhairava (una manifestación feroz asociada con la aniquilación). Y son monistas, o sea piensan que la gran variedad de cosas existentes se puede explicar en términos de una única realidad o sustancia. Ellos buscan la liberación del ciclo de reencarnaciones. Esta liberación es una compresión de sí mismo con el absoluto. El propósito de adoptar la profanación y la degradación a través de diversas costumbres es la compresión de la no-dualidad a través de tabúes sociales, consiguiendo lo que es esencialmente un estado alterado de conciencia y percibiendo la naturaleza ilusoria de todas las categorías convencionales.






    Los sadhus aghoris tienen dos creencias principales: una que Shiva es perfecto y otra que Shiva es responsable de todo lo que ocurre. En consecuencia, todo lo que existe debe ser perfecto y negar la perfección sería como negar lo sagrado de la vida, así como negar al Ser Supremo.

    Los Aghoris creen que el alma de cada persona es Shiva, pero está cubierto con el placer sensual, la ira, la codicia, la obsesión, el miedo y el odio. Las prácticas de los aghoris están centradas en eliminar todos esos atributos. La práctica espiritual en las cremaciones destruye el miedo, el control en las prácticas sexuales liberan del deseo sexual, y vivir desnudo destruye la vergüenza.


    Muchos piensan que debido al estado superior del cuerpo y la mente de los sadhus aghoris éstos pueden transferir las infecciones de los pacientes como una forma de curación transformadora. El pilar de los rituales de sanación de los aghoris se hace a través de la purificación.

    Baba Keenaram Sthal es un centro espiritual de fama mundial de los sadhus Aghora en Ravindrapuri, en la ciudad de Varanasi. En este lugar está la tumba de Baba Keenaram jee (un gran santo considerado el fundador de los Aghora y supuesta reencarnación del dios Shiva). Aunque este santo nació a principios del siglo XVII se cree que este lugar tiene miles de años de antigüedad, y es uno de los lugares más visitados de Varanasi por devotos, investigadores y maestros espirituales.






    Para acercarse a los sadhus y hablar con ellos no hay reglas fijas. Algunos son bastante sociables y no les importa ser fotografiados, aunque otros pueden ser bastante reacios a las cámaras de fotos. Todo depende del momento. Los sadhus no suelen pedir dinero, pero después de una charla, y quizá unas fotos, algunas rupias suelen ser bienvenidas. En Varanasi se pueden encontrar a muchos Sadhus posando los cuales piden dinero por las fotos, y si nos les das dinero suelen enfadarse. Lo mejor es ver si están dispuestos a compartir una pequeña charla desinteresada, y si es así disfrutar un rato de su compañía. Si quieres puedes darle algo dejándolo cerca de él, nunca dándoselo a la mano, y no tiene porque ser necesariamente dinero. De hecho muchos sadhus rechazar el dinero, y no lo recogen cuando se mueven de lugar. Puedes dejarles comida, tabaco o barras de incienso. La mayoría de los sadhus no fuman tabaco, únicamente fuman hachís con el chilum o pipa. Recuerda que el verdadero sadhu no necesita mendigar.


    ___________________________

    Fuente:


    Sadhus Aghori en Varanasi con Viaje por India

  16. #116
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    Aghori life eating human dead body





    https://www.youtube.com/watch?v=XZHg...ctr=1477272717




    El hecho de que solicite comprobación de edad ya nos dice lo macabro de las imágenes que se presentan en el video.

    A partir del minuto 2:20 se puede apreciar todo el ritual donde sacan un cadáver que flota sobre el río, lo llevan a una choza, medita sobre él y le corta un brazo para después comer parte del mismo.



  17. #117
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    Todo lo anterior me hizo recordar esto:











    ¿Será que en realidad los indigenistas y demás dementes odian la conquista española porque ya no pueden merendarse a otros seres humanos?

    Última edición por Mexispano; 24/10/2016 a las 04:18

  18. #118
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América






    MEDIO AMBIENTE

    Los niveles de las partículas en suspensión PM2.5 han seguido alcanzando cifras alarmantes.


    Nueva Delhi, bloqueada por la contaminación del aire






    Peatones en Nueva Delhí, India, se tapan la cara para no respirar el humo HARISH TYAGIEFE


    Vivir en Delhi, la ciudad irrespirable.


    • VÍCTOR M. OLAZÁBAL


    • Nueva Delhi





    07/11/2016 14:05


    ¿Quiénes están peor, los habitantes de Delhi o los de Mosul? Un artículo publicado esta mañana en el diario The Indian Express trataba de levantar de alguna manera el ánimo de los habitantes de la capital india afirmando que la alarmante situación de Delhi, urbe convertida en una "cámara de gas", es mejor que la que viven en la ciudad asediada al norte de Irak. El texto explicaba que la calidad del aire de la ciudad iraquí es dramática después de que se hayan incendiado una docena de pozos de petróleo y hayan cubierto el ambiente de humos y vapores tóxicos.

    En Delhi, una de las ciudades más pobladas y contaminadas del mundo, tienen que recurrir estos días a este tipo de comparaciones para encontrar algo optimista a lo que agarrarse, porque el momento que atraviesa la capital india está lejos de ser esperanzador.

    El gobierno local, en manos del partido de los 'indignados', el AAP, ha declarado que la ciudad vive una "situación de emergencia" por la descomunal contaminación del aire. Después de una semana bajo una intensa niebla, el jefe del Ejecutivo municipal, Arvind Kejriwal, ha desglosado una batería de medidas urgentes para afrontar los próximos días.

    Lo primero ha sido pedir a la gente que no salga de sus casas; que, si puede, trabaje desde ellas; que evite pisar la calle "a no ser que sea absolutamente necesario"; y que se olvide de practicar deporte o hacer ejercicio al aire libre, como acostumbran hacer desde el amanecer los residentes de la capital en parques e incluso en la carretera que va hacia el aeropuerto.

    El gobierno ha anunciado también la paralización durante cinco días de todas las obras, construcciones y demoliciones, que suelen ser señaladas por la cantidad de polvo que levantan y por contribuir a los niveles de polución del aire. Igualmente, una importante central térmica ubicada al sureste de la ciudad estará apagada los próximos diez días.




    Un hombre y su familia cruzan la niebla en motocicleta, en Nueva Delhi. EFE




    Tampoco están abiertas las escuelas de la ciudad, en su caso cerradas hasta el miércoles, una medida que ya iniciaron más de 1.700 centros educativos el pasado sábado. Los más pequeños son especialmente vulnerables a esta problemática. Un estudio señala que la mitad de los niños que van al colegio en Delhi nunca recuperarán su capacidad pulmonar.

    Las autoridades, que también han hecho hincapié en la necesidad de contener los incendios en los ingentes vertederos, se plantean el uso de lluvia artificial para combatir el omnipresente polvo y volver a instaurar la restricción del tráfico según la matrícula par o impar de cada vehículo, algo que ya pusieron en marcha en dos ocasiones en el último año.

    En los últimos días, los niveles de las partículas en suspensión PM2.5, tan contaminantes y tan diminutas que no tienen problemas para entrar en los pulmones, han seguido alcanzando cifras alarmantes, llegando a 999 por metro cúbico, muy por encima de las 25 partículas que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera el máximo recomendable. La India es más generosa y sitúa ese límite de seguridad en 60, lejos también de la realidad que vive estos días Delhi. A partir de 300, el aire es "peligroso", después de haber superado los niveles de "insalubre" y "muy insalubre".

    Debido al empeoramiento de la situación que se ha vivido a lo largo del fin de semana, se ha vuelto habitual ver a ciudadanos usando mascarillas para poder respirar en la calle, una escena que, si bien en ciudades muy contaminadas como Katmandú es común desde hace tiempo, en Delhi no era así, a pesar de que sus niveles de polución son altos cada año.

    Las tiendas que venden estos productos están haciendo su agosto estos días. Los más pudientes y los expatriados pueden permitirse mascarillas de mejor calidad y purificadores de aire para sus hogares, mientras que la mayoría de ciudadanos simplemente utiliza pañuelos para cubrirse la boca. Muchos otros, sin embargo, llevan la cara al descubierto.

    "Es el primer año que uso mascarilla, pero es que el aire ahora es demasiado malo" afirma Rajindar Singh, vecino de un barrio residencial del sur de Delhi. "Yo estoy bien, pero a mi mujer le duelen los ojos desde hace unos días", añade. Ella se ha quedado en casa, él ha tenido que salir a comprar comida a un ultramarinos de su zona.



    Delhi, la capital más contaminada del planeta

    Siempre que se acaba el monzón y se acerca el invierno, sus niveles de contaminación del aire se disparan. El festival hindú llamado Diwali, conocido como la fiesta de las luces por sus millones de petardos y fuegos artificiales, suele marcar el inicio de esta época. Habitualmente, la niebla que genera la batalla pirotécnica se mantiene durante un par de días, pero en esta ocasión ha pasado más de una semana de aquella celebración y la neblina gris, el 'smog', continúa permanente.

    Pero estos niveles no se deben sólo a la festividad hindú. Cada año, por esas fechas, los campesinos de los estados vecinos de Punjab y Haryana queman de forma ininterrumpida sus campos de cultivo, los desechos de las cosechas, y el viento arrastra ese humo hacia la capital india y sus casi 20 millones de habitantes. Por eso el alcalde Kejriwal ha solicitado a los estados que controlen los incendios de restos agrícolas.

    A eso hay que añadir los gases que emiten los vehículos (unos 8 millones circulan por la capital), las emisiones de la industria, la quema de residuos, el polvo que descansa permanentemente en el aire o las pequeñas hogueras de quienes combaten el descenso de temperaturas en la calle.

    Tras el empeoramiento de la situación, no ha faltado la tradicional lluvia de acusaciones entre los diferentes partidos políticos. Especialmente desde el gobierno municipal de Delhi hacia otros estados. "Si nos centramos en un juego de culpas, el problema no se resolverá. El problema ahora mismo es que 20 millones de personas en Delhi tienen problemas para respirar", afirmó Anil Madhav Dave, responsable de medio ambiente en el gobierno nacional.

    El Centro para la Ciencia y el Medio Ambiente (CSE) de Delhi calcula que la ciudad atraviesa su peor momento en dos décadas en relación a este problema. Los hospitales han reconocido que están recibiendo más pacientes de lo habitual con problemas respiratorios. También se ha reducido notablemente la visibilidad, que en horas tempranas no llega más allá de 200 metros, lo que ha ocasionado importantes accidentes en la carretera.

    El domingo, centenares de personas se reunieron en Jantar Mantar, el manifestódromo de la capital, para protestar contra la contaminación que respiran. El lema, que luego se trasladó a las redes sociales: mi derecho a respirar.

    Curiosamente, desde hoy y hasta el sábado Greater Noida, a las afueras de Delhi, acoge una conferencia mundial sobre el control del consumo de tabaco para mejorar la salud de la población. "Me sorprendió, no esperaba esto. Es un poco gracioso que estemos en una conferencia que tiene como objetivo tener un aire más limpio y estemos en un lugar que no tiene eso", afirmó Irene Ryes, delegada proveniente de Filipinas, citada por Reuters.

    El presidente de la Asociación Médica de India (IMA), K.K. Aggarwal, se sumó al alcalde y pidió a los habitantes de Delhi que no salgan de sus casas. "Llamamos a esto una polución epidémica. Nuestro consejo es que la gente se quede en casa, si es posible trabaje desde ahí y evite caminar fuera", dijo a la prensa Aggarwal, que pidió al gobierno local que facilite la venta de mascarillas para aquellos que no se pueden costear las de mejor calidad. También criticó que "no se ha tomado ninguna acción concreta sobre la contaminación vehicular".

    Según las autoridades capitalinas, en los próximos cuatro días se prevé que bajen los niveles de polución. A los habitantes de Delhi sólo les queda esperar, adaptarse a las medidas de la administración y concienciarse sobre la responsabilidad de cada uno para mitigar este problema. Hasta entonces, se tendrán que conformar con el consuelo de que, al menos, están mejor que los residentes de Mosul.




    ___________________________

    Fuente:

    Nueva Delhi, bloqueada por la contaminación del aire | Ciencia Home | EL MUNDO

    Última edición por Mexispano; 14/11/2016 a las 23:29

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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

    Andrew Jackson: el presidente genocida y populista cuyas políticas exterminaron a miles de indios cherokees

    El político fomentó en 1830 la «Ley de desplazamiento forzoso» de los nativos americanos. El objetivo: expulsarles de sus tierras. Su racismo durante la campaña electoral solo es comparable al que ha mantenido Trump a día de hoy

    http://www.abc.es/historia/abci-andr...226_video.html
    La ilusión del Lejano Oeste - Museo Thyssen

    Manuel P. Villatoro - ABC_Historia

    Desde que Donald Trump obtuviese la victoria en las pasadas elecciones norteamericanas, una serie de preguntas se repiten en los medios de comunicación: ¿Cumplirá las amenazas que viene vociferando desde hace meses contra los latinos y los extranjeros? ¿Se dejará aconsejar por sus asesores y rebajará su aparente racismo?


    A pesar de que el misterio no se desvelará hasta dentro de algunos meses, la historia no parece poner sobre la mesa precedentes demasiado halagüeños. Y es que, el último presidente norteamericano con el que se vivió una situación parecida fue Andrew Jakson. Un político del siglo XIX que cumplió las amenazas que había hecho durante toda la campaña electoral y expulsó a miles de nativos americanos de sus tierras.

    El hombre que odiaba a los indios

    Desde que viniera al mundo en 1767, Andrew Jackson (hijo de inmigrantes irlandeses) destacó por su altanería. Así lo demostró allá por la década de los ochenta cuando -con 13 años y tras unirse a la milicia que combatía contra Gran Bretaña-, fue capturado por los ingleses.


    Según se cuenta, un oficial británico se le acercó y le ordenó que le limpiara los zapatos, a lo que el futuro presidentes respondió de la siguiente forma: «Señor, soy un prisionero de guerra y exijo ser tratado como tal». Sus palabras le valieron unas cuantas cicatrices, pero también demostraron que -como Trump- este joven tenía ya un alto concepto de sí mismo.

    «Toda la Nación Cherokee debería ser exterminada»

    Durante toda su juventud se destacó como una persona con un terrible temperamento y que siempre andaba buscando pelea. Con todo, el paso de los años le hizo sentar la cabeza y licenciarse en leyes. No se le deberían dar mal, pues en 1796 participó en la redacción de la Constitución de Tennessee, fue nombrado congresista y, apenas dos años después, inició una carrera fulgurante como juez del Tribunal Supremo de Carolina del Sur. Sin embargo, Jackson no es recordado a día de hoy por sus andanzas con la toga, sino por su faceta militar, la cual empezó a cultivar en 1802 cuando empezó su nueva labor como capitán general de las milicias de Tennessee.


    Su vida transcurrió relativamente tranquila hasta el año 1812, cuando -tras reunir un ejército de 50.000 hombres- recibió el encargo de combatir a la tribu de los indios creeks, los cuales se habían aliado con los ingleses con el objetivo de expulsar a los estadounidenses de sus tierras.


    Fue en esos años cuando nuestro Andrew cultivó a fuego lento su racismo y su odio hacia los nativos, a los que «cazaba» con sus soldados independientemente de que fueran hombres, mujeres o niños. Para él no eran personas, sino «perros salvajes», como solía afirmar. De hecho, durante su vida alardeó de haber «conservado siempre el cuchillo de escalpar a aquellos [indios] a los que había matado».


    Andrew Jackson- ABC

    Durante el transcurso de aquella campaña, Jackson supervisó como general el asesinato (o más bien la masacre) de más de 800 indios creeks de todas las edades y ambos sexos. Cuerpos que luego fueron mutilados y a los que se les cortó la nariz con el objetivo de tener una prueba de su fallecimiento.


    Todo ello, por cierto, acompañado de su desollamiento. Y es que, Jackson era partidario también de cortar largas tiras de piel de los nativos con el objetivo de fabricar macabras bridas para los caballos. Así se fraguó su aversión a los indios. Un carácter que, posteriormente, le haría decir cosas como que «toda la Nación Cherokee debería ser exterminada» y afirmar que lo mejor era acabar con las mujeres indias para que no se reprodujeran.

    Campaña populista

    Con los años, su racismo fue creciendo a la par que su fortuna y su reputación militar (no en vano logró grandes victorias para el ejército americano como la de Horseshoe Bend). También ganó cierta popularidad combatiendo contra los españoles (el otro pueblo al que más odiaba después de los indios) y, posteriormente, contra los indios seminolas en La Florida.


    Aquellas contiendas le hicieron ser considerado un héroe militar para el pueblo norteamericano, algo que aprovechó para presentarse a las elecciones en 1824. No le fue mal, pero la igualdad de los resultados y el que sus dos enemigos políticos se asociaran contra él, le hicieron perder el puesto.


    Cuatro años después, Jackson volvió a la carga. Esta vez, en las elecciones de 1828. Aquel año, los Estados Unidos vivieron una de las campañas electores más sucias y barriobajeras de la historia de la democracia. Y es que, tanto nuestro protagonista como su contrincante (John Quincy Adams) utilizaron todo tipo de ataques contra su contrario para tratar de descalificarle. El militar y jerifalte dijo de su contrincante que era un «violador del día del reposo» por viajar en domingo, que era un alcohólico y que usaba fondos públicos para comprar «muebles de juego» para su propia casa. Todo mentira.


    Jackson, en batalla- Wikimedia

    Por su parte, Quincy tampoco se mordió la lengua y dijo de Jackson que era un «hombre crudo e ignorante»; llamó a su mujer bígama afirmando que había contraído matrimonio con él sin haberse divorciado (algo que era mentira); y acusó a su madre de conducta inmoral. Dicen que el militar, frio como un témpano de hielo habitualmente, no pudo evitar romper a llorar cuando leyó la cantidad de calumnias que se estaban vertiendo sobre él.


    Fuera como fuese, finalmente las elecciones se las llevó de calle nuestro protagonista, quien logró hacerse con el voto -curiosamente- del pueblo llano. De hecho, muchos le acusaron de populista. Lo mismo que sucede a día de hoy con Trump.

    «Nadie sabe lo que va a hacer. Mi temor gana a mis esperanzas»

    Jackson tomó oficialmente el poder en 1829, y el recibimiento que le dio la población no pudo ser mejor. De hecho, el senador Daniel Webster (presente en el acto) vio como «el presidente del pueblo» -como le llamó- fue apretado y aplastado por sus eufóricos seguidores. «Nunca antes me ha tocado ver por aquí tanta multitud. Hay personas que han viajado 500 millas para ver al general Jackson y en verdad parecen convencidas de que el país ha sido rescatado de algún desastre», señalaba.


    Con todo, y tal y como sucede a día de hoy con Trump, el político también dejó constancia de que no sabía si Jackson iba a llevar a cabo las políticas racistas que había vociferado durante toda la campaña, o si por el contrario iba a dejarse asesorar por los más próximos a los nativos americanos. «Nadie sabe lo que va a hacer. Mi temor gana a mis esperanzas», determinó. Estaba en lo cierto, pues con el nuevo líder llegarían las deportaciones masivas y, en último término, las masacres de nativos americanos.

    La situación con los indios

    Cuando Jackson ascendió al poder la situación con los indios americanos era sumamente tensa. Apenas unos años antes, en 1815, el país comenzó a expandise hacia el oeste y se topó de bruces con las tribus de indios norteamericanos que habitaban el país desde hacía siglos. Aquellas tierras ocupadas despertaron los deseos de las colonias, las cuales iniciaron una serie de campañas para lograr que los emplumados viajasen más al oeste a cambio de todo de regalías económicas.


    De hecho, ya durante el mandato de Jefferson (en el cargo entre 1801 y 1809) se había establecido que los únicos nativos que podrían quedarse al este del Mississippi serían aquellas que se «civilizaran» y pudieran convivir con el «hombre blanco». En base a ello, las que se habían mantenido en la región eran las tribus chicksaw, choctaw, creek, seminola y cheroqui. Estas, a cambio de mantener sus territorios, habían fijados sus asentamientos, labraban la tierra, dividían sus terrenos en propiedades privadas y habían adoptado la democracia. Algunas llegaron a hacerse cristianas (al menos en apariencia) para no ser expulsadas de la zona.

    Deportaciones en masa

    Poco duraron las dudas sobre las políticas que iba a esgrimir Jackson. En 1830, apenas un año después de tomar el poder, decidió solucionar el problema indio por las bravas. Esto es, creando una ley para deportarlos todavía más al oeste. «Ese año se aprobó la Ley del Traslado Forzoso de 1830, que obligaba a los indios a trasladarse a tierras al oeste del Mississippi y facultaba al presidente de los Estados Unidos a actuar contra todos los que se encontraran al este de dicho río», explica el divulgador histórico Gregorio Doval en su obra «Breve historia de los indios norteamericanos».


    Oficialmente, el político tomó esta decisión por la necesidad de tierras en las que producir algodón y por «seguridad nacional» (evitar conflictos entre indios y estadounidenses). Sin embargo, expertos como Doval son partidarios de que, además de estas dos causas y de su propio racismo, Jackson también buscaba crear una barrera humana entre los Estados Unidos y las regiones bajo dominio de otras potencias trasatlánticas. «Con ellos, Jackson no solo perseguía vaciar de conflictos indios los territorios colonizados al oeste del Mississippi, sino también crear un cinturón de seguridad ante la amenaza ritánica y española que seguía instalada en amplios territorios estadounidenses».


    Independientemente de la causa, en la práctica se instó a decenas de miles de indios a abandonar las casas en las que vivían (sus tierras desde hacía siglos) para partir hacia territorios «reservados» (o «reservas»).



    Andrew Jackson, durante la última etapa de su vida- Wikimedia

    «Se estima que, como resultado de esta política, unos 100.000 indios fueron trasladados al Oeste, la mayoría de ellos durante la década de 1830. Fue entonces cuando se empezó a hablar del “Territorio Indio”, un hipotético enclave a determinar donde los pueblos indios tendrían un hábitat asegurado “para siempre”», explica Doval. Esa era, al menos, la teoría. En la práctica, por el contrario, serían expulsados también de aquellas zonas con el paso de los años.


    A nivel oficial, Jackson afirmaba que los nativos tenían la posibilidad de negarse a este «realojamiento» (una palabra, por cierto, usada posteriormente por los nazis con un sentido similar -el de campos de concentración-) y mantener su vivienda en territorio estadounidense. Sin embargo, la realidad fue que el gobierno (a la cabeza del cual se encontraba el presidente) ejerció una presión brutal sobre los jefes tribales para que se marcharan. Además, dejaban claro que, ante la negativa, usarían la fuerza. Así es como se hizo válido el lema que muchos atribuyen al político (aunque se procedencia es discutida): «El mejor indio es el indio muerto».

    Nuevas elecciones y nuevas guerras

    Con el paso de los años fueron muchas las tribus que esperaron a que las elecciones de 1832 trajeran nuevos vientos políticos. Al fin y al cabo...

    ¿Eran los hombres blancos tan racistas como para reelegir a Jackson? Parecía imposible. Sin embargo, así fue. A partir de ese momento multitud de jefes se armaron para defender sus territorios y aquellos que ya se habían declarado en guerra contra los Estados Unidos recrudecieron sus campañas para lograr mantener las tierras que, por tradición, les pertenecían.


    Una de las contiendas más crudas de esta época fue la que enfrentó al gobierno de los Estados Unidos contra el jefe «Halcón negro». El líder de las tribus sauk y fox. Este, tras emigrar hacia el oeste del Mississippi, decidió volver a la región que le había visto nacer debido a que en la nueva zona que le habían asignado su pueblo se moría de hambre. Algo, por descontado, que no estaban dispuestos a permitir los norteamericanos.


    Recreación del "Sendero de lágrimas"- ABC

    Sonaron tambores de guerra, y en principio no les fue mal a los hombres de «Halcón negro», quienes lograron acabar con varios destacamentos de soldados. Sin embargo, su suerte se terminó acabando. «Cuando por fin una fuerza de mil trescientos soldados logró vencer a la pequeña tropa de “Halcón negro” en el mes de agosto, los indios trataron de rendirse. No se le dio descanso a las tribus, y los milicianos procedieron a masacrar a hombres mujeres y niños», explica William J. Bennett en su obra «América, la última esperanza».


    El líder nativo fue capturado, y posteriormente Jackson se reunió con él. «Se ha comportado usted muy mal al levantar los tomahawk contra los blancos, y al matar hombres, mujeres y niños en la frontera», le dijo. Para desgracia de «Halcón negro», su castigo no se quedó en esa reprimenda, sino que el presidente ordenó que se le llevase por medio continente como un trofeo de guerra para demostrar que nadie se podía resistir al poder del ejército de los Estados Unidos. El nativo falleció en 1838, poco después de que comenzara aquel circo.

    El sendero de los 4.000 muertos

    Además de las guerras y las matanzas, si por algo será recordado Jackson es porque sus políticas provocaron la muerte de más de 4.000 indios cherokees en el denominado «Sendero de lágrimas». Para hallar el origen de este suceso es necesario remontarse hasta el año 1830 y al momento en el que se aprobó la ley de deportación fomentada por el presidente. Para entonces, la tribu cherokee no vivía sus mejores momentos.

    Y es que, después de que se encontrara oro en sus territorios, miles de hombres blancos invadieron sus territorios deseosos de hacerse ricos.


    A pesar de ello, la tribu se negó a marcharse (al menos parte de ella). Y de nada sirvieron las maniobras políticas motivadas por Jackson, quien trató (y de hecho consiguió) dividir a sus líderes en un intento de que abandonasen la región y se dirigiesen a las reservas ubicadas al oeste del Mississippi. Con todo, el presidente tenía de su lado el tiempo. Así pues, cuando en 1838 se terminó el plazo de espera que se había establecido para que los cherokees abandonaran aquellas tierras, se llamó al ejército para que expulsara a los pieles rojas de sus viviendas.

    Hambre, frío, enfermedades... El ejército no tuvo piedad con los indios

    Oficialmente lo hizo el siguiente presidente de los Estados Unidos (pues Jackson no se encontraba en el poder), pero lo llevó a cabo basándose en la ley y los pilares puestos por su antecesor.


    «A medida que la fecha tope para el traslado voluntario del 23 de mayo de 1838 se aproximaba, el nuevo presidente Van Buren encargó al general Winfield Scott (1786-1866) que preparara la operación de traslado a la fuerza. Scott llegó a New Echota el 17 de mayo al Tennessee, Carolina del Norte y Alabama. Durante tres semanas, unos 17.000 cheroquis, además de aproximadamente unos 2.000 esclavos propiedad de los más ricos, fueron sacados a punta de pistola de sus casas y agrupados en campos, a menudo con lo puesto. Los soldados asaltaban las granjas y, a punta de bayoneta, conducían a las familias a las reservas», completa Doval.


    Durante aquella marcha, los nativos recorrieron más de 1.300 kilómetros a pie hasta la reserva que se les había asignado. Un camino que, por las malas condiciones que se tuvieron que soportar, fue conocido como «Sendero de lágrimas». Hambre, frío, enfermedades... El ejército no tuvo piedad y a los militares solo les importó cumplir su misión.


    «El número de personas fallecidas ha sido objeto de diferentes estimaciones. El gobierno federal hizo un recuento en su momento de 424 muertes; un doctor estadounidense que viajó con una partida calculó unos 2.000 fallecimientos en los campos y otros 2.000 en el tren; su total de 4.000 muertes permanece como la cifra más aceptada. Los cheroquis no dejaron de cantar “Amazing Grace” (“Gracia Increíble”) para levantar la moral. Se escribieron las letras en el idioma cheroqui y la canción se convirtió en una especie de himno nacional para el pueblo cheroqui», finaliza el experto.


    Andrew Jackson: el presidente genocida y populista cuyas políticas exterminaron a miles de indios cherokees
    raolbo dio el Víctor.

  20. #120
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    Re: Contraste entre la colonización española, anglosajona y francesa en América

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    La deleznable y falsa «batalla» en la que el Séptimo de Caballería asesinó a decenas de bebés indios

    El 29 de diciembre de 1890, este regimiento asesinó a sangre fría a más de 300 hombres, mujeres y niños que habían intentado huir de una reserva de nativos


    El Séptimo de Caballería es recordado por batallas como la de Little Bighorn (arriba)

    Manuel P. Villatoro - ABC_Historia

    Una unidad heroica cuyos soldados no titubeaban cuando se les ordenaba lanzarse a la carga contra un grupo innumerable de indios. Gracias a los largometrajes de Hollywood, así es como vemos en la actualidad al popular Séptimo de Caballería. Un regimiento norteamericano que fue creado a mediados del siglo XIX para –en plena expansión hacia el Oeste de los Estados Unidos a costa de la tierra de los nativos- defender las fronteras entre los estados de los «blancos» y los de los «pieles rojas». Sin embargo, y a pesar de que la pequeña pantalla nos ha transmitido que esta unidad era un ejemplo del respeto hacia los indígenas, la realidad era bien distinta. Y es que, sus soldados cometieron todo tipo de excesos contra este pueblo. El 29 de diciembre de 1890 se sucedió, precisamente, uno de los más famosos cuando un destacamento de estos jinetes asesinó a sangre fría a casi 300 siouxs -la mayoría mujeres y niños desarmados- cerca del arroyo de Wounded Knee, en Dakota del Sur. El acto suscitó tal vergüenza que fue «vendido» por el gobierno como una batalla decisiva para detener una presunta revolución.


    La explicación de cómo se sucedió esta triste masacre, así como las causas que la provocaron, es uno de los múltiples temas que se pueden leer en «Pieles Rojas. Encuentros con el hombre blanco» (Edaf, 2015), el último trabajo de Victoria Oliver -Doctora en Geografía por la Universidad Complutense-. El libro es, en esencia, un estudio pormenorizado de los encuentros que las más de 200 tribus americanas tuvieron con el hombre blanco desde que Colón pisó el Nuevo Mundo en 1492. «En EE.UU. hay miles de libros sobre tribus americanas, pero en España casi nada. Mi obra habla del encuentro de los exploradores con los “pieles rojas”. Es un libro de historia que muestra como los exploradores y los pioneros iban descubriendo las tribus. Cada capítulo se corresponde con una región de América y explica, por orden cronológico, los momentos en que los conquistadores se toparon con los lugareños», determina la autora en declaraciones a ABC.


    Edaf

    A pesar de que el cine nos ha vendido que la conquista del «Far West» se realizó hace siglos y siglos, la realidad es que comenzó a materializarse hace apenas 200 años. Sus orígenes se remontan a la época en la que Napoleón Bonaparte fue desterrado a la isla de Elba tras ser vencido en Waterloo. Aquellos días de 1815, décadas después de que los primitivos Estados Unidos se independizasen de Inglaterra a base de fusil y cañón, fueron en los que el país comenzó a expandirse por el norte de América a costa, en primer lugar, de España (a la que se le compró Florida en 1819). Posteriormente, allá por los años 30, el presidente Andrew Jackson puso sus ojos en las tierras del oeste de Norteamérica, unas extensas llanuras que podían ser cultivadas y aprovechadas por los nuevos colonos que llegaban desde Europa ansiosos de asentarse en el Nuevo Mundo.


    Lo cierto es que el presidente sabía lo que se hacía, pues aquel territorio prometía dinero fácil. «Las tierras despertaban la admiración, envidia y codicia de los anglosajones, ya que no solamente eran extensas, sino fértiles y ricas tanto para el cultivo como para la ganadería. […] Para muchos estadounidenses el territorio se encontraba desaprovechado y era improductivo, por lo cual era necesario que el pueblo norteamericano se expandiera e hiciera un efectivo uso de esas tierras. El derecho natural blanco al uso de esa tierra estaba muy arraigado», explica la historiadora María del Rosario Rodríguez Díaz en su obra «A. Jackson. La conquista del Oeste y la regeneración india». Todo aquel frenesí colonizador se terminó acrecentando todavía más en los años posteriores cuando se corrió la voz de que, en algunas regiones indígenas, se había encontrado oro y todo tipo de minerales. El hecho movilizó a miles de «hombres blancos».


    Con todo –y para desgracia de los norteamericanos- el Oeste era habitado por sus originales pobladores: los indios. Un pueblo formado por decenas y decenas de tribus a las que no les hizo demasiada gracia compartir sus tierras con los nuevos pobladores. «Los indios de las grandes llanuras y de las montañas rocosas ofrecían un obstáculo formidable contra el establecimiento de los blancos. Los más fuertes y guerreros de las tribus eran: los sioux, los pies negros, los crow, los cheyenne y los arapahoe en el norte; los comanches, los kiowa, los ute y los cheyenne, los apaches y los arapahoe del sur. Eran jinetes veloces, admirablemente armados y que vivían de los millones de búfalos que vagaban en libertad», explica Jaime Márquez Morant –Graduado en Historia por la Universidad de Málaga- en su investigación «Historia de los Estados Unidos de América en el SXIX».

    Una deportación masiva


    Pero los norteamericanos ya habían decidido que, tarde o temprano, aquellas vastas llanuras serían suyas. Así pues, y tras la llegada de Jackson a la poltrona, comenzó la expansión (primero sutil y luego masiva) de los colonos americanos hacia el Oeste del país. En los años siguientes, por lo tanto, ambas culturas tuvieron que convivir juntas. La relación, como cabía esperar, no terminó siendo agradable.
    Así lo demuestra el que el presidente estableciera en el Congreso que los nativos –a los que consideraba bárbaros y salvajes- se encontraban por debajo de los blancos a nivel social y legal (aunque por encima de los negros). Entendiendo que no se merecían las tierras que el destino les había regalado, comenzó una campaña para expulsarles hacia regiones ubicadas todavía más al Oeste. «En 1830 se promulgó la “Removal Bill”, la ley de Remoción de Indios, por medio de la cual se disponía su traslado a reservas asignadas, donde podrían vivir y desarrollarse de acuerdo a sus costumbres», añade la experta en su obra.


    Según explicó el presidente, aquello se hacía para favorecer que la cultura india no se perdiera y pudiera practicarse en regiones acotadas. Estas, por descontado, solían ser menos fértiles y ricas en minerales que las que ya poseían. Sin embargo, la realidad era bien diferente, pues lo que se pretendía era legalizar la expulsión de los nativos de sus tierras y que, a través de las mismas, pudieran cruzar miles de colonos. Por otro lado, y además de las deportaciones, el Gobierno también recurrió a los tratados legales para obtener las tierras en las que creía que había oro o cuya importancia era determinante para establecer una ruta mercantil. Y, si esto no funcionaba, entonces se expropiaba por la fuerza. Todo valía para arrebatar las tierras a sus legítimos propietarios. «Si no funcionaban la presión y el soborno, entonces se dividía el territorio indio en asignaciones privadas individuales. Se comprendía bien que con ellas se les restaría fuerza a las organizaciones indias y los terrenos pronto pasarían a manos de los anglosajones», explica Rodríguez.


    Un indio sostiene la cabellera de un soldado fallecido- Wikimedia

    Cuando todo aquello fallaba, comenzaba la expulsión mediante los fusiles o las amenazas, algo a lo que muchas tribus indígenas terminaron por responder con las armas. A partir de entonces, muchos grupos de nativos se dedicaron a acabar con la vida de todo hombre, mujer o niño anglosajón que pisaba sus tierras. Y todo ello, de una forma cruel. «Solían escalpar (quitar la cabellera) a los muertos y, además, eran famosos por matar lentamente a sus enemigos», determina Oliver. Para cuando llegó 1835, aquella barbarie ya había hecho mella en el Este de los Estados Unidos. Así lo demostró el mensaje que envió ese mismo año Jackson a sus conciudadanos: «Todos los anteriores experimentos para mejorar las condiciones de los indios han fallado. Ahora parece confirmarse el hecho de que no pueden vivir en contacto con una comunidad civilizada y próspera. Épocas de infructuosos esfuerzos nos han llevado al convencimiento de este principio para la intercomunicación con ellos».

    El odio a los indios se generaliza

    Con el paso de los años el Oeste no fue el único territorio que contribuyó al ensanchamiento de Norteamérica. Un claro ejemplo fue la unión en 1845 de Texas (independiente de los Estados Unidos desde 1838) y, posteriormente, la anexión de varias regiones de México. Dos décadas después, entre 1861 y 1865, este expansionismo se vio frenado por la llegada de la Guerra Civil entre los estados del Norte y los del Sur. Sin embargo, tras la finalización de esta contienda, las ansias de conquista volvieron de una forma renovada. Y es que, tras lograr la adhesión de algunos territorios de la costa oeste del país como Oregón, el gobierno se percató de que la región india se interponía en la comunicación de los dos extremos del país. Norteamérica, por tanto, se dispuso a conquistar aquella zona nativa -ubicada en el centro del continente- y encerrar en reservas a todos los nativos que aún se hallasen en libertad.


    Territorio EEUU (gris); territorio indio (verde)- YouTube

    Este deseo de conquista se vio favorecido por la aparición de oro en las montañas de Dakota, territorio que había sido cedido, en principio, a la tribu sioux por ser sagrado para sus miembros. Cuando el vil metal está de por medio, no hay trato que valga, que debieron pensar los miembros del gobierno norteamericano. Por su parte, y hasta el penacho de plumas de verse asediados una y otra vez por el «hombre blanco», algunos nativos se armaron creando grupos de resistencia. El más famoso de ellos fue el que estuvo al mando de Caballo Loco, un líder cuyo valor era reconocido por todos sus iguales. «Hasta el año 1861, los indios habían sido relativamente pacíficos, pero es en ese año cuando vieron sus territorios de caza invadidos por frenéticos y crueles mineros que llegaban en millares. A esto debemos añadir la llegada de colonizadores blancos y el trato poco satisfactorio que les daba el gobierno», completa el historiador en su dossier.


    Una vez más la violencia se generalizó. Los indios se armaron y, a base de arco, flecha y tomahawk, se dispusieron a rechazar al enemigo. Sin embargo, en este caso Estados Unidos reaccionó creando unidades como el Séptimo Regimiento de Caballería. Alumbrado en 1868, a este grupo de militares se le asignó el objetivo de proteger a los anglosajones en la frontera entre Estados Unidos y las regiones nativas. Un fin heroico que, para desgracia del gobierno americano, se vio manchado por los múltiples actos desalmados que cometieron sus componentes contra la población indígena. Todos ellos, por cierto, ordenados por su líder, George Armstrong Custer (un inepto militar que, además de sádico, se graduó el último de su promoción en la academia de West Point). Este oficial se hizo rápidamente famoso por sus ataques al amanecer en contra de poblados de indígenas y por no dejar que ninguno de sus enemigos (ancianos, mujeres y niños en muchos casos) escapase con vida. Un mal menor, que pensaban sus superiores, si con ello tenían garantizado expulsar a sus enemigos de allí y deportarles a las reservas.


    Custer y el Séptimo de Caballería- Wikimedia

    En 1876 este abyecto militar se encontró con la horma de su zapato cuando, mientras asaltaba lo que -según creía- era una pequeña aldea india, tanto él como sus hombres perecieron ante un innumerable ejército enemigo. Aquella masacre (conocida como la de Little Bighorn por el lugar en el que se celebró) hirió profundamente el orgullo de los estadounidenses y provocó que aumentase todavía más el odio contra los ya vilipendiados indios. «Después del desastre de Little Bighorn y de la derrota del general Custer, los Estados Unidos quedaron traumatizados. El ejército, como respuesta, empezó a acosar a las tribus indias con tal contundencia que, al año siguiente, la mayoría acabaron en reservas. En ellas, los nativos vivían en condiciones miserables por lo que, siempre que podían, se escapaban para
    hacer la guerra contra los blancos por su cuenta», explica, en declaraciones a ABC Oliver.

    La «Danza de los espíritus»


    A pesar de la victoria de Little Bighorn, la presión militar del ejército de los Estados Unidos acabó diezmando a la tribu de Caballo Loco. Este, sin otro remedio, tuvo que rendirse en 1877 y, por primera vez en toda su vida, aceptar un pacto con el «hombre blanco» según el cuál sería recluido en una reserva. Con todo, los americanos tenían otros planes para supersona. «Sospechaban de él y, a pesar de que estaba confinado y no tenía capacidad de actuación, decidieron eliminarlo. Para ello, le convocaron a una reunión en Fort Robinson (en Nebraska) con la intención de asesinarle. Él se presentó, en principio, sin recelo, pero pronto descubrió que le habían preparado una encerrona. Entonces se rebeló contra sus captores mientras le sujetaban y gritó “Otra trampa de los blancos, dejadme morir luchando”.

    Al final, un soldado le clavó su bayoneta por la espalda. Murió esa misma noche», añade la historiadora española a este periódico.


    En palabras de Oliver, los siouxs se entristecieron tanto por la muerte de su líder que adoptaron una nueva religión conocida como la «Danza de los Espíritus». Predicada por un chamán de Nevada llamado Wowoka, esta creencia se basaba en realizar un baile milenario que, según decían los brujos, podía hacer volver a los muertos del otro mundo. «Wowoca llegó a vivir desde pequeño en una granja con una familia cristiana y blanca. Después, y sin saber por qué, regresó con su tribu en la reserva del Valle Mason (también en Nevada). A los 30 años tuvo una enfermedad que le provocó severas alucinaciones el día de año nuevo. Durante aquella enfermedad, Wowoca dijo que Dios había hablado directamente con él para decirle que los indios estaban destinados a dominar la Tierra y que los búfalos regresarían a las campiñas. Sin embargo, para ello todos los nativos debían bailar una danza solemne. Según Wowoca, tras el baile los espíritus de sus antepasados entrarían en sus cuerpos y les harían inmortales a las balas», destaca la experta.


    Varios indios bailan la «Danza de los espíritus»- Wikimedia

    Los sioux (la mayoría ubicados en la reserva de Standing Rock –Dakota del Sur-) fueron añadiendo a esta religión un toque más bélico con el paso de los años. Uno de los más drásticos fue el instaurado en los años 80, pues por entonces esta tribu afirmaba que los bailarines tenían que comprometerse a asesinar a los blancos para que los antepasados entraran en sus cuerpos. Con todo, esta variación no fue la más sanguinaria. «En aquella reserva había también un jefe llamado Alce Moteado que le añadió otras particularidades a la danza. Una de ellas era que las viudas debían morir bailando para que los espíritus de sus maridos volvieran a la vida y luchasen por su pueblo», determina Oliver. Todas estas creencias no tardaron en llegar a los oídos del Ejército de los Estados Unidos, que decidió hacer válida aquella frase tan repetida por entonces de «el único indio bueno es el indio muerto» atrapando al líder de la reserva para dar ejemplo. Este no era otro que Toro Sentado, famoso por su arrojo y por ser uno de los compañeros de Caballo Loco.


    El 15 de diciembre de 1890, el ejército se dispuso a arrestar a Caballo Loco dentro de la reserva para, posteriormente, interrogarle en dependencias militares. «Esta misión corrió a cargo de una policía india nativa seleccionada de entre gente muy leal al gobierno. Los encargados fueron 43 agentes indios que, seguidos a cierta distancia de un destacamento de soldados, llegaron a la choza de Toro Sentado y le pidieron que se entregase», destaca Oliver. Sabedor de que poco podía hacer ante los agentes, el líder (de unos 60 años y con pocas ganas de iniciar una revuelta) se entregó. Sin embargo, cuando el destacamento salió de la cabaña del nativo, se dio de bruces con una turba formada por siouxs dispuestos a enfrentarse con ellos para evitar la marcha de su jefe. «Cuando Atrapa al Oso, uno de los indios alborotados, hirió a un policía, un agente disparó a Toro Sentado en la cabeza. Entonces se inició un combate que se cobró la vida de ocho indios y otros tantos militares», destaca la experta.

    La huida de Alce Moteado

    Cuando las barbas de tu vecino veas cortar… Todos conocemos el dicho. Y es seguro que el jefe Alce Moteado (apodado Bigfoot o Pie Grande) también pues –a la vista de que el gran guerrero Toro Sentado había fallecido de aquella cruel forma- decidió reunir a sus seguidores y poner sus pies descalzos en polvorosa el 15 de diciembre de 1890. Su objetivo, así como el de los aproximadamente 400 nativos que partieron con él (la gran mayoría mujeres y niños pequeños), era llegar hasta la reserva de Pine Ridge para ponerse bajo la protección de Nube Roja. Este era otro de los grandes guerreros indios que, entre 1866 y 1868, había presentado batalla (y vencido en varias ocasiones, todo sea dicho) al ejército de los Estados Unidos en Wyoming y Montana. Pero esta era una huida que el Séptimo de Caballería no estaba dispuesto a tolerar. Así pues, horas después de conocer la noticia una unidad de este regimiento partió para interceptarlos.


    James Forsyth- Wikimedia

    «Tras tres días de marcha [el 28 de diciembre] los soldados encontraron a esa partida de indios», explica el historiador y periodista Jesús Hernández en su obra «Las 50 masacres de la historia». Los perseguidores no eran más que un destacamento de jinetes dirigido por el Mayor Whitside, pero con eso bastó para asustar a los indefensos nativos y obligarles a ser escoltados hacia una posición ubicada cerca del río Wounded Knee. Una vez en la zona se les ordenó que acampasen y que preparasen sus armas, pues deberían entregarlas al día siguiente. Tras ello, y según les dijeron, serían llevados hasta un tren que los deportaría a Oklahoma, en Nebraska. «Esa misma noche llegó el coronel James Forsyth con el resto del Séptimo de Caballería e instaló cuatro cañones ametralladores en las cercanías», explica Oliver. El 29 de diciembre de 1890, en una mañana fría repleta de nieve, los soldados se dispusieron a desarmar a los nativos. Una turba que, aunque podía parecer peligrosa, apenas contaba con hombres armados.

    Una cruel masacre

    Con los esperados refuerzos cubriéndoles las espaldas (así como las cuatro ametralladoras pesadas) el Séptimo Regimiento de Caballería entró el 29 de diciembre en el campamento temporal que los indios habían levantado en Wounded Knee. Tras los pertinentes saludos (más ceremoniales que por respeto) los soldados solicitaron a los nativos que entregasen cualquier arma que tuvieran en su poder. Los tensos indígenas accedieron... ofreciendo a aquellos «hombres blancos» apenas 38 fusiles. Un número irrisorio para defender una muchedumbre como la que allí se reunía. El truco no surtió efecto. Al instante, los militares se adentraron en lo más profundo del recinto y, espadas y pistolas en ristre, se dispusieron a buscar entre las pertenencias de aquellas personas cualquier utensilio que pudiese ser usado en su contra. Sus sospechas se materializaron enseguida al descubrir todo tipo de hachas, escopetas y filos entre sus aperos y dentro de sus cabañas. La situación se ponía peliaguda por momentos.


    Fue en ese instante de tensión cuando saltó finalmente la chispa que detonó el barril de pólvora (esto es, la paciencia de los militares).
    «Se cuenta que, durante el registro, un indio sordo llamado Coyote Negro comenzó a forcejear con un militar para que no le quitase su rifle debido a que era una auténtica reliquia de familia. En ese forcejeo, al parecer, el rifle se disparó», explica Oliver. Como era de esperar, el tiro acabó con la paciencia de los soldados, que se pusieron en guardia, desenfundaron e iniciaron un tiroteo en el que las ametralladoras del Séptimo de Caballería dieron buena cuenta de una gran cantidad de mujeres, niños de todas las edades (incluso recién nacidos) y, en último término, hombres. Por su parte, algunos nativos devolvieron las balas, aunque en una cantidad irrisoria. No hubo tregua ni se atisbó bondad. La caballería modélica de Norteamérica no se apiadó de los indefensos presentes.


    Los soldados, junto a las ametralladoras usadas en la matanza- Wikimedia

    Cuando cesó el fuego y se disipó el humo de los disparos la situación era dantesca. Así la describió posteriormente el jefe Caballo Americano: «Había una mujer con un bebé en sus brazos que fue asesinado. Una madre fue derribada con su bebé; el niño sin saber que su madre estaba muerta trataba de llamarla. Las mujeres que huían con sus bebés murieron juntas. Dispararon a través de la mayoría de ellas. Posteriormente los soldados gritaron que todos los que no estuvieran muertos se presentasen ante ellos y que estarían a salvo. Muchos niños pequeños salieron de sus lugares de refugio y, tan pronto como llegaron hasta los soldados, fueron masacrados allí mismo». El jefe Pie Grande tampoco salvó la vida. Fue asesinado en su tienda mientras se recuperaba de un pulmonía que le había postrado durante todo el viaje.


    Aunque las cifras varían, Oliver es partidaria de que aquella jornada fallecieron 90 indios, así como 200 mujeres y niños. 51 quedaron, a su vez, gravemente heridos. En cuanto a los soldados, dejaron este mundo 25 y 39 fueron heridos. La mayoría, curiosamente, por el fuego de sus propios camaradas desde retaguardia. La situación se agravó con la llegada de la noche. «Aquella noche, una tormenta de nieve cubrió la pradera y muchos de los indios heridos que todavía yacían en el suelo murieron en la oscuridad a consecuencia del frío», explica, en este caso, Hernández. El Séptimo de Caballería, por su parte, custodió a todos los supervivientes que pudiesen andar hasta Pine Ridge, a donde llegaron horas después con 4 hombres y 47 mujeresy niños. Todos ellos, dañados de una forma u otra. Según se cuenta, cuando los nativos fueron atendidos en la iglesia, pudieron leer un irónico letrero con la siguiente leyenda: «Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad».



    Fosas excavadas en el lugar de la masacre- Wikimedia

    En los días posteriores, después de que un temporal atacase la zona, la prensa logró acceder a Wounded Knee y ver con sus propios ojos cientos de cadáveres todavía sin enterrar. Y es que, aunque el Séptimo de Caballería había intentado ocultar las pruebas de lo sucedido, sus unidades de «limpieza» todavía no habían podido acceder a la región. No se pudo hacer nada para evitar que se fotografiasen los cuerpos congelados por el frío invernal. Sin saber como actuar, el Ministerio de la Guerra norteamericano decidió afirmar que el ejército se había limitado a responder con las armas a un levantamiento militar sioux. «Aunque en principio se acusó a James Forsyth de actuar con “ciega estupidez y conducta criminal” y se le destituyó, finalmente el Gobierno presentó la matanza como un levantamiento y una batalla épica. No solo eso, sino que se le concedió la medalla de honor a los soldados que más indios mataron aquel día», añade la experta en declaraciones a ABC.



    Cuatro preguntas a Victoria Oliver



    1-¿Se sabe cómo reaccionó el Séptimo de Caballería cuando se supo la noticia de la masacre?



    Se mostraron orgullosos de haber vengado a sus compañeros muertos en Little Bighorn. El problema es que se generó una gran controversia porque era difícil hacer creer a la opinión pública que aquello había sido una batalla. Pero se logró parcialmente.



    2-¿Hasta que punto fue grave el maltrato de los nativos por parte del ejército americano?



    En el Siglo XIX la represión que hizo el ejército norteamericano de los indios fue terrible. Hay que tener en cuenta que en 1890 estamos hablando de un ejército moderno y democrático, pero antes, cuando no lo era, fue todavía peor. Los indios habían sido tan crueles que el ejército sentía un gran odio hacia ellos. Era relativamente normal. Al haber tanto odio, todo se justificó. Se llegó a decir que el único indio bueno era el indio muerto. Y estas frases eran aplaudidas.



    3-¿Existen muchas investigaciones sobre las tribus indias en España?



    En EE.UU. hay miles de obras sobre tribus americanas, pero en España casi nada. Mi obra habla del encuentro de los exploradores con los pieles rojas y sus diferentes tribus. Los que lean el libro van a encontrar una investigación seria. Lo he escrito igual que si hubiera escrito sobre los griegos, los egipcios o los íberos. Al decir pieles rojas se piensa en literatura, pero lo he hecho con total seriedad y mediante fuentes inglesas de la época (para los territorios de Virginia y Massachusetts), españolas (cuyos cronistas estuvieron en el sur de Estados Unidos) y franceses.



    4-¿Quién “sale ganando” en su libro, los nativos o los colonos?



    He intentado ser absolutamente objetiva en mi libro. He hablado bien y mal de los europeos y de los indios.


    Wounded Knee: La deleznable y falsa «batalla» en la que el Séptimo de Caballería asesinó a decenas de bebés indios




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