No soy guevarista. Mi opinión acerca de Ernesto Guevara no importa para el caso. Pero cierto es que todos los historiadores, periodistas, analistas y estudiosos creen tener la razón, y sin más autoridad que la suya, se largan a intitular notas tales como: "El verdaderor Che Guevara"; "La verdadera historia de el Che Guevara";"Che Guevara: la verdad de su vida", etc. Todos tienen la verdad.
Para que veáis los contrastes entre la "verdad" de un autor, y la "verdad" de otro, os dejo esta nota.
Agustín Franchella
Homenajeamos al Che Guevara a
40 años de su asesinato
La metralla le rompe las piernas. Sentado, sigue peleando, hasta que le vuelan el fusil de las manos. Los soldados disputan a manotazos el reloj, la cantimplora, el cinturón, la pipa. Varios oficiales lo interrogan, uno tras otro. El Che calla y mana sangre… Desde La Paz, llega la orden de liquidar al prisionero. Una ráfaga lo acribilla. El Che muere de bala, muere a traición, poco antes de cumplir cuarenta años, exactamente a la misma edad a la que murieron, también de bala, también a traición, Zapata y Sandino. Eduardo Galeano
El 8 de octubre de 1967 era capturado el Che Guevara; al día siguiente asesinado por el Ejército Boliviano bajo la conducción de CIA. Pocos días después del asesinato, el revolucionario francés Ernest Mandel lamentaba su muerte: “la revolución cubana y latinoamericana pierde uno de sus principales dirigentes”. Y señalaba: “El ejemplo del Che Guevara inspirará a millones de militantes en todo el mundo”. 40 años después, su legado y su imagen siguen despertando amores y odios. Adorado a veces como valiente mártir, como patriota latinoamericano. Presentado otras como terrorista, asesino, enemigo de la paz y la sociedad. Es adulado como un sagaz estratega militar, que unía teoría y práctica, estudiando los problemas centrales del marxismo mientras combatía junto a los campesinos en el frente de batalla. Es también visto como un joven idealista, que nunca habría logrado superar su rebeldía adolescente e irreflexiva. Es reducido a una imagen, a un logo, una figura sin contenido, como el de una estrella de televisión. Es también objeto de estudio de los más prestigiosos intelectuales. Es recordado como un demente que pretendió transformar el mundo, pero por una vía equivocada: la revolución. Es también reivindicado en cada movilización, en cada reclamo, en cada acto de resistencia y rebeldía. Estamos seguros que el mes de octubre de 2007 será escenario de las más variadas críticas y homenajes a su figura. Los mismos homenajes y críticas que despertó durante 40 años.
La vigencia de una amenaza
“¿Ha muerto en 1967, en Bolivia, porque se equivocó de hora y de lugar, de ritmo y de manera? ¿O ha muerto nunca, en ninguna parte, porque no se equivocó en lo que de veras vale para todas las horas y lugares y ritmos y maneras?” Se preguntaba Eduardo Galeano en Memoria del Fuego, y al respecto del Che, respondía: “Enfermo está el mundo, creía, donde tener y ser significan lo mismo. No guardó nunca nada para sí, ni pidió nada nunca .Vivir es darse, creía; y se dio.” Vivir para darse fue el motor vital que nunca perdió el Che, el fuego que encendía su pasión por la militancia y la lucha. Vivió para los explotados, cumplió su promesa y voluntad de entregar su vida “por la liberación de cualquiera de los países de Latinoamérica, sin pedirle nada a nadie, sin exigir nada, sin explotar a nadie”. ¿Y Cómo no iba a morir por la liberación de cualquier país de Latinoamérica? si no sólo murió, sino que vivió, cada minuto de su vida, cada instante, en un esfuerzo sin tregua por liberar a la humanidad del imperialismo. Las burguesías locales y Estados Unidos, vieron en su mensaje, en su llamado a la rebeldía, en su ideario de transformación de las relaciones sociales, un grito de guerra que no dudaron en contestar con la persecución, el asesinato, y que a 40 años de su muerte siguen combatiendo mediante la propaganda, la deslegitimación social y la absorción mercantilizada, y vaciada de contenido de su imagen.
La vigencia de un combate
El pensamiento socialista del Che está imbuido y tiene como esencia irreductible el humanismo y el sentimiento de solidaridad y cooperación con los explotados, desde un punto de vista ético, moral, práctico. Los fundamentos de la lucha por la revolución socialista los encontró en el sufrimiento de los oprimidos, consecuencia de las relaciones capitalistas de producción y de la voracidad militarista y salvaje del imperialismo. Luego de 40 años, estos sufrimientos, guerras, miserias, problemas y crisis sociales se han acrecentado enormemente, como podemos evidenciarlo en las catástrofes naturales, en la destrucción del medio ambiente llevada adelante por la misma voracidad imperialista. Muchos de los detractores del Che, señalan en la actualidad la destemporalidad de las ideologías, y de los proyectos políticos con los tiempos que corren, acelerados por la fiebre del mercado y por los avatares sórdidos del fetichismo capitalista, en la era virtual de la globalización. Aquellos se equivocan, pues cada nuevo progreso tecnológico, cada nueva guerra, cada nueva generación, cada nueva crisis, cada instante en el transcurso del tiempo bajo la dominación de la ley del valor y de los caprichos mercantiles, genera que el socialismo sea más vigente, más necesario.
Pensar al Che en los tiempos que corren
Rescatar hoy al Che, es rescatarlo en un tiempo-espacio preciso, en una mirada del pasado que parte de las luchas y conflictos que se desenvuelven en un presente determinado y concreto, específico. Por tanto una mirada del Che sólo puede ser recuperar una parte de la historia desde una mirada actual y de una valoración histórica de un legado que queda hasta nuestros días, resignificado y reapropiado permanentemente. La visión del Che que podemos construirnos es una visión enlazada con la actual situación de la lucha de clases, marcada centralmente por una crisis del neoliberalismo como modelo de acumulación y por un renacer del marxismo al compás de las luchas sociales que nacen y que cargan de promesas el futuro. Estas luchas volvieron a levantar la bandera de la transformación social. Las movilizaciones de amplias mayorías sociales en pos de una sociedad distinta y un mundo mejor, plantean la ineludible tarea de reconstruir fragmentos del pasado para ver en qué pueden aportar las experiencias de lucha anteriores a proyectar una sociedad distinta. La revalorización crítica del Che, la movilización política por su Homenaje, tienen esta tarea. Reivindicar su figura en el 40 aniversario de su muerte también es el estudio minucioso y serio de su práctica y sus ideas, para ver en qué puede ayudarnos en el terreno de la praxis, su legado militante. Estamos en un renacer del pensamiento anticapitalista y en un nuevo despertar de la construcción de una estrategia socialista para el Siglo XXI. Tenemos que precisar qué significa una construcción estratégica y qué modelo de socialismo precisamos. A lo largo de la historia, de los diversos procesos de la lucha de clases, la pluralidad de circunstancias concretas, el pensamiento socialista ha ido variando, enriqueciéndose con las lecciones de la práctica, superando obstáculos, sufriendo duras derrotas, triunfando, peleando. El socialismo y la lucha por él no escapan jamás a las leyes de la dialéctica y por tanto se encuentra en permanente movimiento, en un salto constante, en una gama infinita de matices y de variaciones, modificando todo el tiempo su esencia porque constantemente debe superar nuevos desafíos. La lucha socialista se desenvuelve en un terreno concreto, internacional en su contenido y nacional en su forma. Por tanto una nueva estrategia socialista que comienza a configurarse en el presente no será la misma que en épocas pasadas. Los caminos, las vías, las formas, los problemas a resolver se encuentran en constante movimiento y por tanto la estrategia también. Nuestra tarea es pensar qué elementos del Che mantienen su vigencia y cómo pueden aplicarse a la nueva etapa de la lucha de clases.
El método de la Revolución y la toma del poder
El Che mantuvo una firmeza inquebrantable en la necesidad de librar un combate revolucionario contra el imperialismo y la burguesía, delimitándose del reformismo liberal y de la estrategia de los Partidos Comunistas y la URSS. Comprendió la máxima “revolución socialista o caricatura de revolución” cuando evidenció el fracaso del Gobierno de Jacobo Arbenz en Guatemala donde el Che se encontraba por el año `54, luego del perdido intento de frenar el golpe pro imperialista por no contar con armas, el Che evidenció que la vía al socialismo necesariamente debería ser la insurrección violenta y la toma del poder político del Estado. Luego defendió ese mismo método en la revolución cubana planteando una orientación socialista y revolucionaria. En su experiencia en el movimiento 26 de Julio, recorriendo la selva cubana, comprendió la necesidad de movilizar políticamente a los campesinos reclamando la Reforma Agraria, y articular al movimiento campesino con la clase obrera cubana, en las principales ciudades para desarrollar huelgas generales de carácter político, como la que se alzó en Santiago y contagió al joven proletariado cubano contra Batista, iniciando un movimiento de masas contra el dictador. En esta experiencia su vez el Che comprendió que esta necesaria toma del poder debería ser “la obra del pueblo cubano entero”. El Che establece una dialéctica entre la toma del poder político y la construcción del Socialismo, Néstor Kohan señala cómo el Che, en sus Apuntes Críticos a la Economía Política se delimita de la URSS y de Mao Tse Tung al plantear una concepción permanentista de la relación entre las tareas democráticas y nacionales de una revolución, con las tareas socialistas y anticapitalistas, como se llevó adelante en Cuba: “los llamados internacionales realizados desde la revolución cubana siempre apelaron a la idea de una revolución socialista (no “democrático burguesa” ni “agraria-antiimperialista”) continental” A su vez, el Che señaló cómo esta revolución debía necesariamente convertirse en una delimitación de la burguesía y una lucha contra ella, separándose tanto de los maoístas, como de la URSS, quienes señalaban que en América Latina deberían resolverse primero las tareas agrarias y democráticas, constituyendo aún una etapa de revoluciones burguesas y una alianza con la burguesía latinoamericana. “Cuestionando duramente este tipo de análisis, en Los Apuntes críticos a la Economía Política el Che vuelve a insistir con la misma idea que también planteará en su “Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental”: “…las burguesías autóctonas han perdido toda su capacidad de oposición al imperialismo –si alguna vez la tuvieron- y sólo forman su furgón de cola. No hay más cambios que hacer; o revolución socialista o caricatura de revolución”. … Refiriéndose al “proceso de alianza entre las burguesías y los capitales imperialistas”, Guevara plantea que: “se produce una alianza entre explotadores de diversos sectores y los grandes terratenientes incursionan en la industria y el comercio”. Separando, aún más, las posiciones propias de las preconizadas por el etapismo, Guevara agrega más adelante en sus Apuntes críticos a la Economía Política: “La lucha contra la burguesía es condición indispensable de la lucha de liberación, si se quiere arribar a un final irreversiblemente exitoso”.
Esta estrategia revolucionaria, de independencia y de confrontación con las burguesías nacionales, vuelve a demostrar su vigencia. Sobre todo luego de la década de los `70, donde el stalinismo y el castrismo pregonaron la idea de la vía pacífica hacia el socialismo. Alejados de la praxis del Che que decía no poder confiar “ni un tantito así en el imperialismo” y que reclamaba a la URSS armas para los países del Tercer Mundo que quisieran combatir al imperialismo yanqui, con la mirada puesta en construir muchos Vietnam. Algunos de quienes lo homenajean en este aniversario de su asesinato, podrían recordar sus lecciones, por ejemplo quienes reclaman su apoyo a los gobiernos “nacionales y populares”, como el de Néstor Kirchner. Tirando por la borda la experiencia del Che. Abandonando cualquier perspectiva estratégica de revolución socialista. Relanzar la idea de la revolución y la toma del poder significa que las nuevas generaciones de campesinos, trabajadores, jóvenes e intelectuales que nos movilizamos en América Latina. Que fuimos parte del Argentinazo, de las insurrecciones populares en los últimos años en Bolivia, Venezuela, Perú, Ecuador, México, etc. Podamos comenzar a construir una mirada estratégica que apunte al poder político, a la lucha por el poder del Estado y a la construcción de un nuevo poder que emerja desde abajo, de las clases explotadas. Una enorme conclusión de la vida y obra del Che, es que sin una mirada estratégica que apunte al poder político por medio de la organización de las clases explotadas, tanto en el plano político, como en el militar. Esa organización y esa movilización espontánea antiimperialista y popular, se pierde y vuelve a ser controlada y sometida.
Sus aportes para pensar la construcción del socialismo
Es común considerar que luego de la toma del poder, el Che no tenía nada que hacer en Cuba. Que se escapó de los salones de los ministerios y se fue a combatir de nuevo a la selva por ser una persona inquieta. Que era un aventurero incapaz de pensar una construcción política. Contrariamente a esta idea que hace del Che un simple pragmático sin convicciones teóricas o políticas firmes; el Che era uno de los pocos combatientes guerrilleros que previo a su embarque en el Granma había estudiado el marxismo y tenía una concepción de para qué era necesario tomar el poder. El Che decía haber conocido en México a uno de los asaltantes al cuartel Moncada que comentaba “La cosa es muy sencilla. Nosotros lo que tenemos que hacer es dar un golpe. Batista dio un golpe y tomó el poder en un día, hay que dar otro golpe para sacarlo a él. Batista le ha hecho a los norteamericanos cien concesiones, nosotros ciento una”, esta persona se alejó del M-26 previo al Granma . Pero dentro de los 82 viajeros, había diversas orientaciones, como la de Castro, que en ese momento era un demócrata radical. Sin embargo el Che pensaba la toma del poder con el objetivo de construir el socialismo. Por tanto a la hora de asumir en el gobierno ya tenía una clara visión de largo plazo, internacionalista, comunista y revolucionaria. Esta visión de la revolución se manifestó en una abierta polémica con la URSS en torno al papel de Cuba en el “mundo socialista”. En un debate al interior de Cuba sobre la burocracia y la relación entre el Estado y la Sociedad. En una polémica sobre la política hacia el imperialismo y la necesidad de expandir la revolución. Y finalmente en una profunda elaboración sobre economía política en torno a la construcción del socialismo. Estos aportes profundamente valiosos y ricos que ha hecho el Che, se vuelven tal vez más importantes hoy en día, donde pensar el socialismo y la transición para su construcción, implican también un balance sobre el “socialismo real” y las frustradas experiencias burocráticas y productivistas de socialismo llevadas a cabo por el bloque de países “socialistas”.
En primer lugar el Che hace una fuerte crítica de la burocratización del proceso cubano, que tiene también mucha actualidad para pensar la burocratización de la isla en nuestros días. El Che señala cómo el burocratismo nace en la Revolución Cubana, como una necesidad de centralizar el control político de la isla y de ordenar los asuntos de gobierno frente a la descentralización que existía en los diversos grupos de “guerrillas administrativas” que se chocaban y se contradecían entre sí. Evidentemente el surgimiento del burocratismo tenía que ver con la situación que atravesaba la isla luego de la Revolución y en parte era producto de un reflujo en la participación de las masas de la vida política. El campesinado durante la revolución había ocupado por su cuenta las tierras y la clase obrera desde abajo había cuestionado la propiedad privada de la industria y el comercio. El Che evidenció en su escrito Contra el Burocratismo, los problemas que atravesaba el Gobierno Revolucionario de Cuba hacia febrero de 1963 y plantea la necesidad de superarlos. Para esto proponía tres elementos fundamentales, a la necesidad de incentivar la participación de las masas mediante la propaganda y mediante la elevación de la conciencia política que genere que las masas no sólo participen de la vida política frente a crisis nacionales (posible invasión de los Estados Unidos) sino constantemente. b aumentar la capacidad de organización, debilitada por la escasez de cuadros medios y c mejorar la capacidad operativa y técnica en los asuntos de la planificación para no perder tiempo en debates prolongados. Pero tal vez donde más profundizó esta crítica al modelo de socialismo de la URSS, no fue en los aspectos organizativos sino en los escritos económicos, donde no sólo debate cuestiones de orden económico frente a otro sector del propio gobierno cubano sino que también expresó una serie de opiniones sobre el período de transición al socialismo y cómo debería generarse este, tanto en el aspecto estructural-económico como en el aspecto superestructural; cultural y político. Los debates en torno a la construcción del hombre nuevo y de la subjetividad y el papel de la planificación sobre la base de un nuevo orden moral y cultural.
El Che polemiza contra las concepciones productivistas de socialismo desarrolladas por el Manual de Economía Política de la Academia de Ciencias de la URSS, pensando en un modelo de socialismo que no se construye desde los incentivos simplemente materiales y el aceleramiento de los ritmos de producción y la intensificación de la producción industrial por medio de estímulos de mercado, manteniendo en vigencia la ley del valor. Hace una reflexión sobre la política económica en la transición al socialismo desde la NEP , hasta la actualidad de la URSS. Señala cómo en Lenin la NEP había sido una necesaria concesión a los sectores ricos del campo. Al respecto señala Celia Hart: “No hay mejor continuidad a la Revolución Traicionada que Apuntes Críticos al Manual de la Economía Política de la URSS…Encontrar donde torcimos el camino se halla precisamente en el fracaso de las teorías estalinistas y posestalinistas. Socialismo en un solo país, la NEP como estrategia, nacionalismo vulgar. Más sobre todas las cosas, algo en lo que debiéramos profundizar mucho más es en considerar la conciencia humana en el socialismo como fuerza de trabajo desde el punto de vista objetivo. El hombre nuevo del Che Guevara es mucho más que esas patéticas consignas que nos han acompañado con el trabajo voluntario etc. El hombre nuevo es la "fuerza productiva" del socialismo por antonomasia y no bastan las escuelas, los cines y los libros para hacerla brotar...Surge en las relaciones de producción adecuadas y en ese instante deja el hombre de ser vulgar mercancía de compra-venta y se entrega gustoso a la construcción de su propio porvenir. Es precisamente el arma de la nueva sociedad. ”. Desde esta perspectiva crítica sobre la Política Económica del stalinismo, el Che señala como condición indispensable para el desarrollo de Cuba la necesidad de industrializar la isla, impidiendo la reproducción del la división internacional del trabajo que existe en el campo capitalista en el bloque de países socialistas. A su vez encuentra los fundamentos de la construcción del socialismo en el campo opuesto a la mentalidad del estalinismo. Señala que un modelo socialista no se construye desde una visión meramente productivista, acelerando con incentivos materiales el aumento de la productividad, el desarrollo de la técnica y las fuerzas productivas. En una revisión crítica de la política económica en la URSS a partir de la NEP, critica duramente la articulación de mecanismos de mercado y del sostenimiento de la ley del valor como elemento constitutivo de la planificación socialista. Revalorizando los aspectos superestructurales, culturales y políticos en la construcción del socialismo. Adoptando una visión más amplia, donde el socialismo no es sólo el aumento de la productividad sino una transformación revolucionaria del conjunto de las relaciones sociales.
La guerrilla
Para analizar la estrategia que realizó el Che por medio de la guerra de guerrillas, partimos de reivindicar la lucha guerrillera como forma de lucha que es indispensable y necesaria en diversos procesos históricos y bajo diversas características particulares de cada nación. No sólo la Revolución Cubana, sino también en China, Vietnam, Argelia, y tantas otras más triunfaron debido a que amplios sectores de la población se organizaron en guerrillas y desarrollaron una guerra contra los ejércitos locales o de ocupación. Esta guerra de guerrillas, no es sólo parte del pasado de la lucha de masas, en este mismo período histórico, sectores de la población iraquí están librando una verdadera guerra de guerrillas frente al ejército de ocupación imperialista. Sin embargo, las formas de luchas de masas son precisamente nacionales y particulares. Por lo tanto no se pueden universalizar como hizo el Che, y como pretender hacer las corrientes Guevaristas. Evidentemente la táctica militar debe ir acompañada de un consenso social, y de un apoyo de la mayoría del pueblo con que se lleve adelante en forma militar una guerra contra las clases dominantes y el imperialismo. Cosa que lamentablemente no sucedió en la experiencia del Congo o en Bolivia. Por tanto construir un dogmatismo guerrillerista, señalar que en todo momento y lugar es necesario llevar adelante esa táctica constituye un profundo error, y demuestra una incapacidad de comprender las especificidades y la relación dialéctica que debe establecerse entre la actividad de los revolucionarios y los sentimientos y posturas de las masas. De hecho muchas veces una política ultraizquierdista puede desmoralizar y desmovilizar a la clase trabajadora. Sin embargo también constituye una visión equivocada y dogmática la tesis contraria en la forma, pero igual en el método antileninista y esquemático al considerar que en ningún lugar y en ningún momento sea necesario adoptar una forma de lucha guerrillera. Creemos que el dogmatismo, y ver sólo en la lucha guerrillera la única táctica organizativa y el único método posible de organización y lucha de las capas explotadas, es el error fundamental que cometió el Che Guevara y que continúan repitiendo muchas organizaciones ultraizquierdistas.
¡Viva el Guerrillero Heroico!
Más allá de los puntos de divergencia en la asimilación del legado del Che que podamos llegar a tener con otras organizaciones, estamos seguros de que es necesario realizar una gran movilización política en homenaje a la figura del Che Guevara. Se realizarán movilizaciones y homenajes en todo el mundo. En primer lugar en Cuba, que volverá a alumbrar al mundo como foco de resistencia a las políticas norteamericanas. Latinoamérica será recorrida por la imagen y los debates en torno al Che. Para los socialistas, el Homenaje al Che será un día de lucha global. Y en nuestro país también. Existen iniciativas de amplios sectores de organizaciones sociales, como la FUBA que están encarando esta gran tarea militante. Saludamos estas iniciativas y convocamos a toda la militancia popular a concurrir y volcarnos masivamente en todos los lugares de trabajo y de estudio, en las plazas, en las calles, a rendir Homenaje al Che, desde un punto de vista internacionalista y socialista. Será a su vez una jornada de denuncia de los crímenes que continúa perpetrando el imperialismo y el capitalismo en todo el mundo. En primer lugar la ocupación militar de Irak. Exigiremos la retirada de los yanquis de Medio Oriente y el fin del Bloqueo a Cuba. Y también una jornada donde saludaremos las más plurales expresiones de la resistencia de masas y haremos los máximos esfuerzos posibles en solidaridad con las naciones oprimidas y agredidas por el imperialismo.
A 40 años de su asesinato un grito colectivo debe oírse en cada rincón de la tierra:
¡Seremos como el Che!
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