37.- Un investigador asegura que Cristóbal Colón no era genovés, sino español.
Nueva teoría: Gabriel Verd Martorell sostiene que el descubridor era sobrino de los Reyes Católicos y nació en Mallorca en 1460.
Históricamente, se ha dicho que Cristóbal Colón, descubridor de América, era de origen genovés, y se le atribuyen cunas de distintas procedencias. Sin embargo, la Asociación Cultural Cristóbal Colón tiene hoy documentos que demuestran lo contrario.
"El descubridor de América no fue el supuesto genovés Cristóforo Colombo, sino el español de Mallorca Cristóbal Colón, hijo natural del Príncipe de Viana, hermano de Fernando el Católico y de la mallorquina Margarita Colón", así lo reveló Gabriel Verd Martorell, secretario general de la referida entidad, en Santo Domingo, República Dominicana.
Según el investigador colombino, invitado al país por el Centro Balear y la Casa de España, existen constancias escritas de que el Príncipe de Viana estuvo relacionado sentimentalmente con esa mallorquina en el año1459 y, fruto de esa unión, nació el descubridor para el mes de junio de 1460, es decir, que para la época Cristóbal Colón tenía 32 años y su procedencia no era italiana, como se ha afirmado a través de los años.
Verd Martorell atribuye la creencia a distintas causas, aunque considera que el tema es amplio de explicar y obedece a razones de Estado. No obstante, citó otras pruebas importantes sobre el linaje y el enigma de Colón.
"Existen también documentos, más bien firmados por los Reyes Católicos antes del descubrimiento de América, que se redactaron al mismo tiempo que las Capitulaciones de Santa Fe, que especifican cómo se llevaría a cabo el descubrimiento: uno de ellos es el pasaporte de Colón y una carta en que a Colón se le declara noble", explicó el estudioso que lleva 27 años indagando sobre el tema.
Además de esto, de acuerdo con el historiador, hay pruebas de que mientras Colón realizaba su tercer viaje a América, junto a la costa de Venezuela, denominó a una isla con el nombre de su madre: la isla Margarita, pero escribió Margalida en letra mallorquina.
En esas proximidades denominó un lugar como Boca de Dragó, según revela Verd Martorell, al señalar que en la isla Española (República Dominicana y Haití) colocó dos "topónimos" donde por primera vez le puso el nombre geográfico a lo que aquí se llama en el norte de la República Punta Rusia, pero en el diario de Colón lo registró como Punta Rotja, una palabra también mallorquina.
El secretario general de la ACCC hace énfasis que entre Bani y Azua hay un cabo conocido como Punta Salinas, zona donde estuvo Colón, y esos aspectos son importantes de conocer por las atribuciones que se hacen a otras personas.
"A partir de estos momentos, los dominicanos podrán saber la razón de tantos misterios, quién fue Colón y cómo una persona extranjera violó todas las normas de entonces en Castilla, que en dicho virreino ningún extranjero podrá regir. Todo eso explica que al ser Colón sobrino de los reyes Católicos pues llevaba en sus venas sangre real", significó Verd Martorell tras externar que de ahí se le dio el título de Almirante. Dice el investigador que el cargo de gobernador y gobernador general no existía en Castilla y León, sí en el reino de Aragón.
"Colón, al ser sobrino de los Reyes Católicos, llevaba en sus venas por parte de padre sangre real y así fue que le concedieron el título de Almirante de las Indias, igualado a los almirantes de Castilla", detalló Verd Martorell.
Los restos
La entidad, que preside Verd Martorell, no debate la idea sobre el lugar donde se encuentran los restos de Colón, pero sí afirma que deben estar en Santo Domingo, porque fue su deseo.
"En cambio, los restos del padre de Colón los tenemos sepultados en el Monasterio de Poblet en Tarragona, su momia existe y hoy la ciencia tiene métodos para tratar de esclarecer la relación padre e hijo a través del ADN. Pretendemos sacar el ADN del Príncipe de Viana y de los restos de Colón para saber si es el padre, hijo o Cristóbal Colón", adelantó Verd, que durante su visita al país tiene previsto hacer contactos con las autoridades del Faro a Colón en Santo Domingo.
Yanet Féliz
Miércoles, 21 de Febrero del 2001, LISTÍN DIARIO
Santo Domingo. República Dominicana
38.- Presencia en Panamá y República Dominicana de la Asociación Cultural Cristóbal Colón.
La labor investigadora y divulgativa que viene realizando desde 1963 la Asociación Cultural Cristóbal Colón , por su constancia y seriedad en los estudios realizados, ha venido últimamente cosechando el interés de diversas Universidades, Academias de Historia y centros culturales de América, en los que se ha producido una espectacular atención sobre la figura del Almirante de la Mar Océana, el Descubridor Cristóbal Colón, especialmente sobre su discutido origen.
La tarea comenzó en aquel año de 1963, cuando su Presidente Don Cristóbal Colón de Carvajal, Duque de Veragua, afirmó en Nueva York, en la televisión norteamericana, que no había encontrado pruebas y documentos que avalasen el nacimiento de Colón en Génova y que en su archivo no existía documento alguno que probase tal circunstancia.
A partir de ese momento, los miembros de la Asociación iniciaron su labor investigadora y empezaron la publicación de un Boletín Informativo en el que se recogieran los distintos estudios sobre el particular; debemos aclarar que en aquella época hubo numerosos miembros de otras nacionalidades, incluso italianos, empecinados en buscar el origen del Descubridor. Les alentaba no sólo una muestra de ferviente patriotismo español, sino el anhelo de lograr la verdad histórica que todavía para algunos se mantiene en la nebulosa y, lo que es peor, en la rutina de varios escritores e historiadores que, sin ánimo de comprobar hechos y circunstancias, repiten en sus libros la tesis de que Colón era hijo de un lanero de Génova, pese a que su lengua, sus costumbres y sus relaciones con personalidades y reyes de su época no avalan tal teoría en unos tiempos en que la separación de clases impedía esas relaciones e incluso que el hijo de un modesto lanero alcanzase la cultura y conocimientos que demostró el Almirante Descubridor.
Los pueblos de Hispanoamérica han acogido con especial atención los estudios que la Asociación viene realizando sobre la tesis de que Colón era oriundo de Mallorca, concretamente de Felanitx, y presumiblemente hijo bastardo no reconocido del Príncipe Carlos de Viana y la mallorquina Margarita Colom. En nuestros anteriores Boletines se han publicado enjundiosos estudios sobre el tema, especialmente debidos a la pluma de nuestro Secretario General, Gabriel Verd Martorell, que ha dedicado muchos años y la edición de dos libros, con profusa documentación sobre el tema. Dos naciones cuyo origen inicial fue la presencia física de Colón en su andadura por el Nuevo Mundo se han dignado a ser las primeras en organizar unos actos culturales en los que tuviera oportunidad Gabriel Verd de difundir sus investigaciones ante un selecto auditorio de personalidades de la política, la ciencia y la cultura.
Asimismo, la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (Capítulo de Colón), en ocasión de celebrarse el 150 Aniversario de la Fundación de la Ciudad de Colón, el 17 de febrero de 1852, organizó en el Hotel Meliá Panamá Canal, el 17 de febrero de 2001, la reunión anual de dicha Asociación de ejecutivos.
El acto fue inaugurado por el señor Kaiser Bazán, segundo vicepresidente de la República, al que siguieron unas palabras del Presidente de APEDE COLON, el Ingeniero Ricardo Morales.
Inició las disertaciones el señor Damián Barceló, vicepresidente de la Asociación Colombina, abogado del Colegio de Islas Baleares e inversionista del Hotel Meliá Panamá, que habló sobre “Lo que es y cómo se crea un destino turístico”; después de las intervenciones del Ministro de Economía y Finanzas, Norberto Delgado, y de Monseñor Carlos Mª Ariz, Obispo de Colón y Kuna Yala, inició su conferencia Gabriel Verd Martorell, Secretario General de la Asociación Colombina sobre “Linaje y Patria de Cristóbal Colón”, que posteriormente fue ampliamente reproducida por medios periodísticos de Panamá.
Dos días antes, el 15 de febrero, en la Universidad Santa María la Antigua, igualmente de Panamá, cuyo nombre evoca a la primera Ciudad, la primera Iglesia y la primera Diócesis en Tierra Firme fundadas por España en el Continente Americano, el Secretario General, Gabriel Verd, disertó sobre el mismo tema en presencia de representantes del Instituto de Cultura Hispánica, de la Academia de la Historia de Panamá y de la embajada de España y destacadas personalidades de la política y la cultura junto con numeroso público.
El martes 20 de febrero, en la Casa de España de Santo Domingo (República Dominicana), Gabriel Verd reiteró sus estudios e investigaciones sobre el Descubridor.
Todas ellas han sido unas conferencias en este viaje que han puesto de relieve la importancia que van adquiriendo las investigaciones de la Asociación colombina.
Durante su estancia en estos dos países hermanos de España, Gabriel Verd, tuvo oportunidad de conocer e intercambiar impresiones con destacadas personalidades como el Licenciado José Chez Checo, del Patronato de la Ciudad Colonial de Santo Domingo, el Dr. Ismael Hernández Flóres, de la Secretaria de Estado de Cultura, Gobernador del Faro a Colón, D. Diego Bermejo Romero de Herreras, Cónsul General de España en Santo Domingo, D. Ricardo Ramón Jarne, Director de la Agencia Española de Cooperación Internacional, el Pbro. Dr. Pablo Varela Server, Rector de la Universidad Católica de Santa María la Antigua, el Dr. Diógenes Cedeño Cenci, Director de la Fundación Cultural de las Américas, el Hno. C. Juan Rilova, Director del Colegio La Salle, Monseñor Carlos María Ariz, Obispo de Colón y Kuna-Yala, y D. Juan A. Oviedo Canó, Director de la Academia Dominicana de la Historia, etc.
Se trata de un viaje el de Gabriel Verd que abre nuevos horizontes a las tesis sostenidas por la Asociación Cultural Cristóbal Colón .
D.A.
39.- Hernando Colón: la pasión por los libros.
"Atesoró unos fondos de más de 17.000 volúmenes, muchos de ellos incunables, una cifra enorma para el inicio del siglo XVI".
Las bibliotecas de la antigüedad, desaparecidas en el devenir de los siglos por saqueos, terremotos, incendios o concienzudamente quemadas en pilas por la intolerancia y la sinrazón, aparecen hoy envueltas por un romántico halo de grandeza. Alejandría, Pérgamo o la biblioteca califal de Córdoba siguen siendo hoy referencia de sociedades cultas donde se rendía devoción al cultivo del conocimiento y saber.
Todavía hoy, en el inicio de un espectacular desarrollo de las nuevas tecnologías de comunicación y almacenamiento de datos e información, una biblioteca es un lugar sagrado, silente, discreto, donde el amor a la cultura es reverenciado. Aunque lógica y afortunadamente se irá incrementando el uso de los nuevos soportes informáticos no es cierto, como algunos afirman, que se inicia el ocaso de los libros. En el futuro habrá, y eso es magnífico, más electrónica; pero también habrá más libros. Y también veremos cómo se incrementa la afición por los buenos libros, especialmente por los antiguos. La bibliofilia no es una pasión en vías de extinción.
España es una tierra donde el amor a los libros es antigua. Desde nuestros bellísimos manuscritos y beatos, pasando por la ingente tarea realizada por los copistas amanuenses de nuestros monasterios medievales, en esos siglos llamados oscuros siempre brilló, con mayor o menor intensidad, la vida propia de nuestros libros. Y fulgor propio, muy desconocido para el ciudadano medio, alcanzó la cultura escrita en la España musulmana. La biblioteca califal de Al-Hakem II no tuvo parangón en sus días. Algunos taifas posteriores también desarrollaron centros de saber alrededor de importantes bibliotecas.
Pero es a raíz de la entrada de la imprenta en España en 1472 cuando el libro se comienza a popularizar. Escasos veinte años después de su invención, la imprenta llega a España y comienzan a editarse libros en nuestras ciudades y así nacen entre las clases pudientes las primeras bibliotecas privadas.
El vendaval del Renacimiento también se extiende a través de los textos impresos con tipos móviles. Son años de vértigo: se extienden nuevas ideas, se imprimen libros, la España cristiana vence a la musulmana, los pendones de Castilla ondean sobre la Alhambra, se descubre América, España se convierte en una potencia mundial. Y en el corazón del vértigo está Sevilla. Y, como protagonista, la familia Colón. El almirante de la Mar Oceánica, descubridor de un continente, tiene dos hijos, uno legítimo –en la terminología de la época–, llamado Diego, y otro, ilegítimo, llamado Hernando. Hernando Colón.
Hernando Colón, nacido en Córdoba en 1488 es uno de los mayores bibliófilos de la historia. Bibliófilo y bibliógrafo, ya que no sólo sentía la pasión por poseer y coleccionar libros de ediciones raras y hermosas, sino que además los conocía, los catalogaba, estudiaba y describía, es un personaje sumamente atractivo, acompañante e historiador de su padre en su cuarto viaje a América, eminente humanista y cosmógrafo, cortesano y hombre de su tiempo, un tiempo en el que quisimos volver a ser centro de la vida, superando añejos teocentrismos medievales. Pero Hernando Colón es algo más que un eminente hijo de su tiempo. Es sobre todo una biblioteca. Su obra más querida es la biblioteca Fernandina o Colombina, en la que Hernando Colón no sólo atesoró miles de volúmenes, sino que realizó los catálogos bibliográficos necesarios para clarificar su mundo de libros. Desde su infancia, en tiempos de los Reyes Católicos, conoció los libros. Se ha dicho que su padre, Cristóbal Colón, mercadeaba antes de su viaje a América con libros, en un momento en que se extendía el ansia de saber y conocer, con el vuelo otorgado con la imprenta a los conocimientos únicamente atesorados hasta entonces en anaqueles de monasterios. Los libros que trató en su infancia se convirtieron en su amor y su pasión. Fue el primero en pasar una colección al Nuevo Mundo, en las famosas cuatro arcas con unos doscientos cincuenta libros, algunos de ellos de enorme valor. Recorrió varias veces España y Europa visitando mercaderes de libros, invirtiendo toda su importante fortuna en adquirir los más raros y hermosos.
Atesoró unos fondos de más de 17.000 volúmenes, muchos de ellos incunables, una cifra enorme para el inicio del siglo XVI. Probablemente, es la mayor biblioteca en todo el mundo occidental de su tiempo. Su afán de coleccionismo no se limitaba a los raros y carísimos ejemplares, sino que también daba orden de adquirir publicaciones más sencillas y populares, acumulando casi quinientos cuadernillos poéticos. Si estos fondos hubiesen perdurado, una parte importante de la obra de los Encina, Urrea o Rodrigo de Reinosa no se habría perdido.
La biblioteca, que tuvo su sede en Sevilla, puerta de América de principios del siglo XVI, comenzó a disgregarse tras su muerte. Más de 10.000 volúmenes salieron por uno u otro motivo de la biblioteca madre, siendo la primera beneficiaria la Biblioteca del Monasterio de El Escorial. Los volúmenes que permanecieron en Sevilla pertenecen al cabildo catedralicio de la ciudad hispalense, denominándose hoy la Biblioteca Colombina, que, sin ser siquiera sombra de lo que fue, es todavía un auténtico tesoro bibliográfico.
Hernando Colón no sólo fue el mayor coleccionista de libros, sino que creó su propio universo del saber de su tiempo. Y, como hombre del Renacimiento, quiso dominar, domesticar, abarcar todo ese conocimiento. Y trabajó en su análisis y clasificación elaborando completos catálogos, índices y tablas, trabajos indispensables para el conocimiento de los primeros libros europeos, algunos de ellos inexistentes en la actualidad, que sólo son conocidos por la meticulosa descripción y catalogación que Hernando Colón hizo de ellos.
Y en estos momentos de revolución tecnológica, donde pretendemos almacenar y catalogar todo nuestro conocimiento en bibliotecas informáticas, deberíamos rendir homenaje a aquellas figuras humanistas renacentistas, también españolas, que tras el coleccionismo de belleza hecha libros buscaron dominar todo su saber. Desde entonces hasta ahora hemos incrementado nuestro bagaje de saberes, pero la llama íntima que sigue latiendo en la humanidad de atracción hacia la cultura y conocimiento lució como nunca en el hijo de Colón, don Hernando, al que damos un rendido homenaje de admiración y respeto.
Manuel Pimentel
Exministro de Trabajo y Asuntos Sociales
ABC 25-11-99
40.- Ante el V Centenario de la muerte de Colón.
Cuando estudiaba Historia del Derecho Español, bajo la dirección del profesor Gallo, me empezó a llamar la atención el que Colón figurase en varios libros como genovés e hijo de un cardador de lana y una lavandera . En el libro del catedrático Gallo figuraba una maravillosa descripción de la sociedad medieval con sus costumbres, usos, leyes, fueros y derechos de los distintos sectores de la misma y se veía la radical separación entre nobles y plebeyos, separados por un muro inaccesible. ¿Cómo, entonces, Colón, con tales orígenes familiares, pudo obtener una educación con amplios conocimientos astronómicos, bíblicos e incluso geográficos, cuando al hijo de un plebeyo se le destinaba inevitablemente a la incultura y la analfabetización? ¿Cómo pudo relacionarse en su estancia en Portugal con nobles e incluso contraer matrimonio con una señora de la nobleza? ¿Cómo pudo estar más de un año como huésped del duque de Medinaceli, el señor más poderoso del reinado de los Reyes Católicos? ¿Qué misterio había para que se entrevistase con los Reyes y les exigiese privilegios y derechos que las normas y costumbres de la época impedían a un plebeyo?
Reconozco que, desde entonces, me apasionó la lectura de los libros referentes a Colón, su vida, sus viajes, sus cartas y escritos, así como la portentosa hazaña realizada con el Descubrimiento de América que, como él señaló en su Carta dando cuenta del mismo, “beneficiaría a toda la Humanidad”, como hemos visto cumplido en estos cinco siglos. Recuerdo que en mis lecturas tropecé con el libro de Salvador de Madariaga, en el que su autor no afirmaba categóricamente que Colón fuera genovés, como se venía diciendo, y señalaba otras posibilidades sujetas a información, análisis y estudio.
Pasaron los años y, en 1962, mi buen y querido amigo el duque de Veragua, Cristóbal Colón de Carvajal, en ocasión de su viaje a Nueva York para presidir la marcha que organizaban los hispanos el 12 de octubre, declaró en la televisión norteamericana que en sus archivos colombinos no había encontrado ningún documento que atestiguase que Colón era genovés, y así lo recogió el corresponsal Carrascal en una interesante crónica en el diario Pueblo .
Cuando el duque regresó, tuvimos una agradable entrevista en la que me contó numerosas anécdotas de aquel viaje y me atreví a pedirle la constitución de una asociación para reunir a los estudiosos e investigadores sobre la figura de su ilustre antepasado. Cristóbal accedió inmediatamente, pero matizó que también debería dedicarse a impulsar el conocimiento de las naciones americanas y española, con becas a alumnos de aquellos países, exposiciones sobre la cultura de los mismos, conferencias, etc. Y así pusimos en marcha la Asociación Cultural Cristóbal Colón , que el duque presidió hasta el año de 1986, en que un vil atentado terrorista le quitó la vida.
Pasaron unos años de tristeza y desconsuelo por la muerte de aquel aristócrata español, modelo de caballeros y militares, enamorado de la mar, como su antepasado, hasta que en una reunión anual de la asociación decidieron sus componentes nombrarme Presidente de la entidad que durante muchos años había desempeñado la Secretaria General.
Y, desde la bella Isla de Mallorca, pusimos en marcha la II etapa del Boletín Informativo de nuestra Asociación. Muy pronto empezaron a incorporarse nuevos investigadores que hoy integran el Patronato de Honor de la misma.
¿Por qué Mallorca? No fue una decisión aleatoria. Lo hicimos porque una serie de estudios anteriores habían señalado a la isla como un lugar de muchos recursos y detalles sobre Colón: el Monasterio de San Salvador, Porto Colom, Margalida Colom, el Príncipe de Viana, la cartografía mallorquina en la época previa al descubrimiento de América...
La Asociación Cultural Cristóbal Colón ha tenido la suerte de encontrar allí a un colaborador eficaz y laborioso, su actual Secretario General, Gabriel Verd Martorell, autor de dos interesantes libros que contribuyen a desvelar el misterio del origen del descubridor.
Colón no pudo ser genovés, la prueba que afirma esto es falsa y no tendría validez ante un tribunal de la Historia: se basa en el testamento de Colón, pero en ese supuesto escrito se señala al Príncipe Don Juan, que había muerto cuatro meses antes de la fecha del documento, y es imposible que el testador, por su vinculación con los Reyes, no conociese ese luctuoso acontecimiento. A partir de ese falso documento se ha montado la tesis de un Colón italiano y lo triste del asunto es que numerosos investigadores españoles e historiadores de fama, sigan persistiendo en calificar a Colón de genovés. Pienso que la mayoría de ellos se han limitado a copiar lo que otros habían escrito anteriormente.
Pasó la conmemoración del V Centenario del Descubrimiento de América, que fue una ocasión lamentablemente perdida por los organismos públicos y oficiales en la que no se hizo el más leve intento para ajustar la figura del Almirante a la realidad histórica y en la que, por el contrario, se criticó la hazaña del Descubrimiento y la presencia española en aquellas tierras. Cualquier malpensado podría decir, refiriéndose a aquella conmemoración, que había corrido una gran cantidad de dinero “negro” para sufragar esa campaña anticolombina y antiespañola.
El 20 de mayo de 2006 se conmemorará el V Centenario de la muerte de Colón . Nuestra asociación se prepara ya para, en dicha ocasión, recordar la figura del Descubridor con la dignidad, respeto y veracidad que su figura exige, tras tantos años de falsedades y tergiversaciones.
Son muchas las Academias de Historia de países americanos, Universidades y centros culturales de aquel continente los que se unen a esta campaña reivindicativa.
Desde estas páginas, en nombre de la Asociación Cultural Cristóbal Colón , hago un llamamiento a entidades, empresas, periódicos, medios de comunicación -televisión, radio...- para que se unan a esta conmemoración y contribuyan así a dignificar la figura de Colón y la presencia que, por su gesta, ha tenido España en América. Estamos preparados y dispuestos a restablecer que Colón era español, de origen mallorquín y que su formidable empresa se hizo al servicio de España, de la Corona española y que en su época contó con la ayuda de ese magnífico pueblo español sin el cual la empresa hubiera sido imposible.
Confiamos en recibir colaboraciones a nuestro intento pero, si así no fuese, seguimos adelante contra todos los obstáculos que se opongan a nuestro propósito de buscar la verdad sobre el origen mallorquín, español, de Colón.
José Mª Domingo-Arnau y Rovira
Académico C. de la Real Nacional de Jurisprudencia y Legislación; de la Academia Argentina de la Historia; de la Pontificia Academia Tiberina de Roma.
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