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Tema: ¿Por qué se presenta a Hitler como católico?

  1. #1
    Avatar de Alejandro Farnesio
    Alejandro Farnesio está desconectado Miembro Respetado
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    ¿Por qué se presenta a Hitler como católico?

    Esta es una pregunta difícil. De hecho, entre los propios historiadores todavía se da discusión en torno a esta cuestión. Es algo muy típico de los enemigos de la Iglesia el presentar a Hitler como un católico devoto y poner como ejemplo también la supuesta defensa y apoyo de la Iglesia Católica al nazismo durante la época. Sin embargo, nadie habla de la persecución de Hitler contra los católicos, de sus creencias acerca del cristianismo como una versión edulcorada de la religión judaica o cómo decía que el carácter aguerrido de los soldados castellanos se debía a su herencia islámica y que el cristianismo destruyó todo lo que el Islam había hecho en España.

    ¿Qué opináis sobre esto?
    ¡VIVA ESPAÑA! ¡VIVA CRISTO REY! ¡VIVA LA HISPANIDAD!

    "Dulce et decorum est pro patria mori" (Horacio).

    "Al rey, la hacienda y la vida se ha de dar, pero el Honor es patrimonio del alma y el alma sólo es de Dios" (Calderón de la Barca).

  2. #2
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    Re: ¿Por qué se presenta a Hitler como católico?

    También hay neonazis que dicen que Hitler era católico para que no parezca tan malo. Hitler nació en Austria, país católico, por lo que seía lo más natural que lo bautizaran al nacer. Pero desde luego no practicó ni vivió como católico. Fue un neopagano que, efectivamente, persiguió a los católicos y despotricó contra el cristianismo.

  3. #3
    Avatar de Alejandro Farnesio
    Alejandro Farnesio está desconectado Miembro Respetado
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    Re: ¿Por qué se presenta a Hitler como católico?

    Al parecer se crió en un ambiente católico dado que nació en Austria y su madre era católica. Sin embargo, pronto dejó de practicar el catolicismo y se interesó por la mística medieval, el paganismo y toda clase de creencias esotéricas.
    ¡VIVA ESPAÑA! ¡VIVA CRISTO REY! ¡VIVA LA HISPANIDAD!

    "Dulce et decorum est pro patria mori" (Horacio).

    "Al rey, la hacienda y la vida se ha de dar, pero el Honor es patrimonio del alma y el alma sólo es de Dios" (Calderón de la Barca).

  4. #4
    jasarhez está desconectado Proscrito
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    Re: ¿Por qué se presenta a Hitler como católico?

    Esa falacia, la de que Hitler era católico, es repetida constantemente tanto por los neonazis como por los comunistas. Unos para hacerle parecer menos malo de lo que era y los otros para intentar mancharnos a los católicos con la sangre de sus satánicas pezuñas (las de Hitler). Pero, en ambos casos, solamente se trata de una sucia mentira propagandística.


    Un saludo
    Última edición por jasarhez; 03/08/2014 a las 00:35

  5. #5
    Avatar de Mexispano
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    Re: ¿Por qué se presenta a Hitler como católico?

    EL MITO DE LA IGLESIA CATÓLICA Y LOS NAZIS


    Otra de las armas de los “hermanastros” es la infamia de que la Iglesia Católica apoyó a los Nazis, acusan a Pio XII con un odio digno de las personas mas amargadas.

    Dicen que no hizo nada por los judíos (Nuestros hermanos mayores), afortunadamente los propios judíos sacan la cara por la Iglesia y por Pio XII


    Por ejemplo, el historiador JUDÍO Pinchas Lapide afirma:

    _____________________________


    Pinchas Lapide (1922-1997), -teólogo y diplomático israelí, -sirvió como cónsul de Israel en Milán. -Autor de más de 35 libros.Dijo: «La Iglesia Católica, bajo el pontificado de Pío XII, fue decisiva en la salvación de al menos 700.000, pero probablemente tantos como 860.000 judíos de una muerte segura a manos de los Nazis»

    Three Popes and the Jews, 1967.

    _____________________________


    Casi un millón de judíos escondidos por orden de Pio XII en el Vaticano, iglesias, conventos y hasta en casas de notables y heroicos Católicos, para un estado como el Vaticano, sin ejército y rodeado por el enemigo es realmente impresionante, sobre todo teniendo en cuenta que el Estado Vaticano tiene poco menos de 1 kilómetro cuadrado.

    Desde la comodidad de Estados Unidos se quejan que el Vaticano haya asumido la posición neutral. Vaya ignorancia…Si el Papa hubiese declarado la guerra a Alemania, las tropas nazis y fascistas hubiesen ocupado toda la Santa Sede en 3 minutos, capturado a los 800,000 judíos escondidos y fusilado a todos en el acto.

    Eso no hubiese sido valentía, sino insensatez, afortunadamente Pio XII era un hombre sumamente inteligente y experto en relaciones internacionales debido a su actuación como Nuncio Papal.

    También lo acusan de haber guardado silencio ante el Nazismo. Por supuesto hubiera sido muy heroico gritar muera Hitler, pero también insensato, pues la represión Nazi hubiese sido implacable.

    Al respecto Marcus Melchior, rabino jefe de Dinamarca, que sobrevivió al Holocausto, dijo:

    _____________________________


    «Si el Papa hubiera hablado, Hitler habría masacrado a muchos más de los seis millones de judíos y quizá a 10 millones de católicos».

    http://www.zenit.org/…/rabino-de-nueva-york-pio-xii-justo-e…

    _____________________________


    YY Robert M. W. Kempner, fiscal por Estados Unidos en el Juicio de Nuremberg, añadió:

    __________________________________


    «Cualquier acción de propaganda, inspirada en la Iglesia católica, contra Hitler, habría sido un suicidio y habría llevado a la ejecución de muchos más judíos y cristianos».

    http://www.zenit.org/…/rabino-de-nueva-york-pio-xii-justo-e…

    ___________________________________


    Todos, incluyendo a las propias víctimas del Holocausto defienden a Pio XII, pero los hermanastros lo vilipendian, no por que ignoren la historia, sino por afán de convertor adeptos aunque sea a base de mentiras.

    Tampoco hablan de Monseñor Hugh O’Flaherty, a quien apodaban “El Pimpinela Escarlata del Vaticano” (Magistralmente interpretado por Gregory Peck en la cinta Escarlata y Negro), quien a riesgo de su propia vida, enfrento a Herbert Kappler, “El carnicero de las Fosas Ardeatinas”, para esconder a 4,000 soldados aliados y judíos formando una red de sacerdotes y católicos valientes que los escondían y trasladaban de un lugar a otro, encabezados por el propio Monseñor quien se disfrazaba para no ser descubierto.

    Afortunadamente, el sí fue reconocido, antes de morir en la pobreza, a pesar que el gobierno italiano le ofreció una pensión vitalicia:

    _____________________________


    Tras la guerra O'Flaherty recibió varios premios, incluyendo el CBE y la "Medalla Presidencial por la Libertad" de Estados Unidos (U.S. Medal of Freedom) con la Palma Plateada (Silver Palm). Rehusó ocupar la pensión vitalicia que Italia le entregó. En 1960 sufrió un infarto durante una misa y se vio forzado a retornar a Irlanda. Se mudó a Cahersiveen para vivir con su hermana.

    Hugh O'Flaherty murió el 20 de octubre de 1963. Fue sepultado en el cementerio "Daniel O'Connell Memorial Church" en Cahersiveen.

    http://www.scribd.com/doc/31703578/Justos-Entre-Las-Naciones

    ____________________________


    Pero lo más bajo es mentir, y ellos mienten, pues la Iglesia Oficial del Reich fue la Deutsche Evangelische Kirche (Iglesia Evangélica del Reich) y el Reich Bishop (Obispo del Reich) nombrado por Hitler, fue el Luterano Ludwig Müller, es decir esconden sus esqueletos en el clóset y nos atacan a nosotros.

    Lo peor es que utilizan mentiras y falsificaciones, como la foto que adjunto, en la que aparece un joven Joseph Ratzinger aparentemente haciendo el saludo nazi, pero afortunadamente Dios vela por su iglesia y apareció la foto original de Joseph y Georg Ratzinger bendiciendo a su grey con AMBOS brazos en alto.

    Algunas personas son capaces de cualquier cosa y por eso los desenmascararé siempre, pero usando la verdad.

    Por eso les digo, cuando hablen de la II Guerra Mundial y pretendan atacar a la Iglesia o a Pio XII, no se dejen engañar, la historia no miente y demuestra que nadie salvó más judíos que la Iglesia Católica.

    Sobre este tema de la guerra volveré a hablar porque hay mucho que comentar, pero ahora los dejo con las palabras de Giuseppe Nathan, comisario de la Unión de Comunidades Judías Italianas, quien dijo:

    _________________________


    "Ante todo, dirigimos un reverente homenaje de gratitud al Sumo Pontífice y a los religiosos y religiosas que, siguiendo las directrices del Santo Padre, vieron en los perseguidos a hermanos, y con valentía y abnegación nos prestaron su ayuda, inteligente y concreta, sin preocuparse por los gravísimos peligros a los que se exponían"

    (L'Osservatore Romano, 8 de septiembre de 1945, p. 2).

    _________________________


    Iván Melgar.










    ______________________

    Fuente:

    https://www.facebook.com/Defensa.Cat...193247/?type=3

  6. #6
    Avatar de Mexispano
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    Re: ¿Por qué se presenta a Hitler como católico?

    Aunque los neo-nazis "católicos" afirmen que el nacionalsocialismo fue un movimiento "tradicionalista católico" y que la Iglesia católica apoyó a dicho régimen, bien sabemos que estas falacias no se corresponden con la realidad. Uno de los ejemplos más contundentes para desmentir esta afirmación es Clemens Von Galen, obispo de Münster, quien fue llamado "el León de Münster" a causa de la fiereza con que combatió y denunció la barbarie del gobierno hitlerista, sobre todo en lo referido a la aniquilación física de enfermos y discapacitados perpetrada por los nazis en el marco de su programa de eugenesia.

    Además, Von Galen se encargó de difundir en las iglesias alemanas la ya nombrada encíclica "Mit brennender Sorge" (Con ardiente preocupación), que condenaba la herejía intrínseca de la doctrina nacionalsocialista, y mantuvo asimismo una voluminosa correspondencia con Su Santidad Pío XII, donde ambos manifestaban su preocupación y abatimiento frente al avance de tan abominable ideología. En efecto, el 30 de septiembre de 1941, el buen Pío XII enviaba una carta al obispo de Berlín, Konrad von Preysing, en donde mencionaba, en referencia a los encendidos discursos de Von Galen contra el régimen hitlerista, que " obispos como Von Galen, que intervienen con tal valor y tan irreprensiblemente, hallarán siempre nuestro apoyo" (1).

    Naturalmente, el totalitario estado nazi no se quedó de brazos cruzados ante las denuncias del valiente obispo. Martin Bormann (uno de los más aborrecibles monstruos de la jerarquía nacionalsocialista) sugirió a Hitler que el obispo debía ser apresado, pero los nazis consideraron que tan criminal actuación podía provocar el descontento abierto de la población de la diócesis de Münster, por lo cual, en lugar del obispo, "llevaron a campos de concentración a 24 miembros del clero secular y 18 del clero regular, de los cuales 10 perdieron la vida" (2).

    Recordad, amigos, apoyar al verdadero tradicionalismo católico, encarnado en la inmaculada tradición del Carlismo, y no os dejéis engañar por las patrañas pseudo-revisionistas de quienes apoyan a dictadorzuelos demagogos y enemigos de la Iglesia.


    1: Sobre la correspondencia entre Pío XII y Von Galen, 30Giorni | The Lion of Münster and Pius XII (by Stefania Falasca)

    2: El dato sobre los sacerdotes enviados a los campos se puede hallar en esta obra: https://books.google.com.ar/books…


    Pequeña corrección: Fue beatificado en el 2005 por Benedicto XVI, no en 1958.




    -Alfonso X El Sabio









    ______________________

    Fuente:

    https://www.facebook.com/Hispanicbal...169859/?type=3

  7. #7
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    Re: ¿Por qué se presenta a Hitler como católico?

    La estúpida disputa religiosa (Alonso Quijano)



    Hace menos de un mes asistí atónito, a un fuego cruzado entre camaradas Nacionalsocialistas en unos foros Nacionalsocialistas de Internet.

    Entre cristianos y no cristianos se inició un cruce de mensajes a ver cada cual más duro, por un lado cristianos que querían poner a Hitler como poco más o menos que un cristiano ejemplar y esoteristas paganos por otro, poniendo al Führer como el gran "gurú" del paganismo esotérico, y tratando como a "apestados" a los cristianos.

    Al final me vi en la necesidad de intervenir en ese foro, para poner las cosas claras. De entrada los dos bandos no estaban diciendo la verdad, el bando cristiano no puede poner a Hitler como un gran cristiano porque tampoco lo fue, veamos, Hitler en su cartilla militar se declaró como cristiano, su madre, sobre todo también lo era, pero como mínimo lo que si es cierto, es que no era cristiano practicante, Hitler no iba a misa.

    Hay una anécdota qué cuenta León Degrelle en uno de sus libros, que una mañana a primerísima hora se dirigía a misa y se encontró con Hitler, y le dijo: "Buenos día León ¿dónde vas? A misa (le contestó Degrelle) ¡Ah! Si mi madre estuviese viva seguro que le acompañaría". (Le contestó Hitler). O sea que por lo que vemos en esta anécdota, se verifica lo que comentaba, veía el cristianismo con buenos ojos, pero el no era practicante.

    El que no fuese practicante tampoco quiere decir ni mucho menos que fuese ni anti cristiano, y mucho menos, que fuese un líder esoterísta pagano, y sino, ahora repasaremos unas cuantas palabras de Hitler y unas cuantas leyes, ordenanzas y anécdotas, al respecto. En el que también quedará claro que Hitler no era ningún líder pagano, aunque insisto aunque fuese simpatizante, en algunos casos con el Cristianismo, tampoco existe ninguna prueba ni dato que indique que fuese cristiano practicante ni protestante ni católico.

    Hitler, aunque algunos no quieran creerlo, parece que no sentía ninguna simpatía por los movimientos paganos que en su partido el Partido Nacionalsocialista surgían veamos este texto:

    "Estas personas que sueñan con el heroísmo de los antiguos germanos, con sus armas primitivas, como hachas de piedra, lanzas y escudos - escribió Hitler - son en realidad los más cobardes. Conocí demasiado bien a esa gente para no sentir el mayor asco por estos comediantes... Especialmente cuando se trata de reformadores religiosos a base de germanismo antiguo, tengo siempre la impresión de que han sido enviados por aquellas instituciones que no quieren el renacimiento de nuestro pueblo" (Mein Kampf - Hitler).

    Declaraciones como estas tenemos unas cuantas y es bueno que todos los camaradas lo tengan claro, son cosas que están ahí, gusten o no gusten, pero se ha de dejar claro. Lo que tampoco me gustaría es que estas declaraciones de Hitler se usen de una manera "fraudulenta" digo "fraudulenta" pues este sería el mejor adjetivo si se quisiesen usar para dar una imagen de un Hitler "ultra cristiano", seamos objetivo, no, Hitler, si acaso era creyente y no practicante.

    Sigamos con las declaraciones de Hitler:

    "Ya he prohibido todas estas tonterías firmemente varias veces - dijo Hitler - todas estas historias de los lugares de Thing, de los solsticios, de la serpiente de Mittgard y todo lo que está sacado de los tiempos germánicos primitivos. Después les leen a los jóvenes de 15 años a Nietzsche y a través de citas ininteligibles les hablan del superhombre y les dicen que eso han de ser ellos"("Hitler aus nähter Nähe" H. A. Turner. Frankfurt 1978 página 419).

    A pesar de estas declaraciones, que dejan bien claro el tema no se dio mucha gente por enterada, pues en los Congresos de Nuremberg en 1936 volvió a la carga con el tema:

    "Nada tenemos que ver con aquellos elementos que sólo conocen al Nacionalsocialismo de oídas y por lo tanto lo confunden con demasiada facilidad con frases nórdicas identificadas y los cuales en cualquier círculo atlántico legendario encuentran motivos para su investigación".

    Era evidente que dentro del NSDAP había una corriente pagana, ello llevó a Hitler a que en 1935 prohibiera todas las actividades "neopaganas" sobre todo fueron prohibidos los actos y conferencias de Ludendorff. Otros movimientos del mismo estilo fueron prohibidos y disueltos.
    En septiembre de 1935 Himmler prohibía a los miembros de las SS a ser dirigentes de organizaciones de esa índole, al tiempo que prohibía toda manifestación de intolerancia religiosa y cualquier forma de desprecio por los símbolos religiosos.

    Algunos miembros del partido fueron expulsados por actividades antirreligiosas.

    Es curioso que simultáneamente a estas expulsiones la Iglesia Católica también expulsó a anti - nacionalsocialistas con las siguientes declaraciones del Vicario General Miltenberger:

    "Si hubiese algún sacerdote que ridiculizase o despreciara los conceptos de sangre, suelo, raza… ofendería ideológicamente e iría en contra de su propia iglesia. Porque cuanto esas palabras expresan pertenecer a las posesiones naturales, especialmente valiosas, que Dios nos ha dado"
    (Que razón llevaba el Vicario, que buenos tiempos en los que en la Iglesia no era tan mundana y decía lo que tenía que decir, eran otros tiempos…).

    Algunas personas en estos debates han usado verdades a medias que son las peores mentiras, veamos…

    Se dice: En la Alemania Nacionalsocialista el 23 de Abril de 1941, el Gauletier Adolf Wagner, ordena la progresiva supresión de los crucifijos en las escuelas.

    Si señor, es verdad, Adolf Wagner era un fanático anticristiano, pero es una verdad a medias, pues cuando Hitler se entera de esto el 28 de Agosto de 1941, Hitler ordena que se retire esa ley, o sea que por Hitler, continúan los crucifijos en las escuelas.
    Aún con los serios problemas que tenía Hitler en aquellos años con la guerra, estuvo muy atento de controlar a los mandos neopaganos que no hiciesen leyes anticristianas, así en enero de 1942, Rosenberg y en abril de 1943, Bormann, tuvieron que enviar órdenes a sus mandos para que se abstuviesen de toda crítica religiosa.

    Von Papen recuerda que hablando con Hitler en septiembre de 1941, se sentía muy molesto por las actividades de los "fanáticos del partido".

    En conversación privada con el Obispo Berning, le contaba: "Por esta razón me he puesto en contra de Ludendorff y he roto mis relaciones con él, y por la misma razón rechazo el libro de Rosenberg".

    Esta postura de Hitler frente a Rosenberg, está mas que demostrada, la podemos encontrar de forma reiterada. Hjalmar Schacht, en "Mi first Seventy - Six Years": "Siempre le he indicado a Rosenberg - palabras de Hitler - que uno no debe meterse ni con las faldas ni con las sotanas." Hitler’s Secret Conversations - diálogos en el Cuartel General - el 4 de Julio de 1942. Hitler indicó que había sido un gran error para Rosenberg quedar envuelto en polémicas con la Iglesia Católica; según notas del Cardenal Schulte sobre su conversación con Hitler el 7 de febrero de 1934, este le había indicado que a él no le gustaba el libro de su colaborador.

    Igualmente que la postura de Hitler va quedando bastante clara, también hay que decir que en aquella época, la Iglesia no se llevaba mal con Hitler, podemos ver las siguientes declaraciones de personalidades religiosas de la época:

    Obispo Bornewasser: "Con el rostro levantado y firme paso hemos entrado en el nuevo Reich y nos preparamos a servirle con toda la potencia de alma y cuerpo".
    Obispo Vogt: "La diócesis y el obispo participarán gozosamente en la construcción de un nuevo Reich".


    Obispo Hilfrich: "La Iglesia hará cuanto corresponda de forma que la idea de un liderazgo (Führerprinzip) autoritario sea aceptado con plena convicción en los corazones de los hombres".

    Obispo Gröber: "El Führer del Tercer Reich ha liberado al hombre alemán de su humillación externa y de las debilidades internas causadas por el marxismo. Le ha devuelto a la Alemania ancestral, a los valores del honor, la lealtad y el valor".

    Obispo Kaller: "Como creyentes y cristianos, inspirados por el amor de Dios, con toda fe y confianza seguimos a nuestro Führer, quien con firme mano guía los destinos de nuestro pueblo".

    Obispo Rarkowski: "Todos veis ante vosotros el brillante ejemplo de un auténtico guerrero, nuestro Führer, quién con firme mano guía los destinos de nuestro pueblo".
    Obispo Berning: "La era del individualismo ha cedido ante la nueva época que, con toda justicia, busca un retorno a los lazos de la sangre"-

    (Y dispongo de muchas más declaraciones de altas jerarquías eclesiásticas de le época, que por no cansar al lector omito).

    Como podemos ver, también es una mentira el que las Iglesias católicas y protestantes no estuviesen con Hitler.

    También podemos dar al lector una serie de declaraciones de Hitler no ya contrarias al paganismo, sino declaraciones en las que se reconoce abiertamente católico (aunque insisto no practicante):

    Hitler: "Ambos somos católicos, pero, ¿no hemos de decirlo? ¿Hemos de suponer que no ha habido nunca nada en la Iglesia donde se puedan encontrar defectos?; precisamente porque somos católicos lo decimos. Sabemos que el catolicismo habría permanecido intacto aun cuando la mitad de la jerarquía hubiera estado constituida por judíos. Un cierto número de hombres sinceros lo mantienen siempre en alto, aunque frecuentemente sólo en secreto, muchas veces incluso contra el Papa. Algunas veces ha habido muchos de tales hombres, otras veces pocos." "Der Bolchevismus von Moses bis Lenin; Zwiegerspräch zwischen Adolf Hitler und mir" (El Bolchevismo de Moisés a Lenin; conversación mía con Hitler de Dietrich Eckart).

    En el Mi Lucha dice: "La Iglesia Católica ofrece un ejemplo del cual se puede aprender mucho. En el celibato de sus sacerdotes radica la obligada necesidad de reclutar siempre las generaciones del clero entre las clases del pueblo y no entre sus propias filas. Pero precisamente de ese aspecto de la institución del celibato no se puede apreciar a menudo en su verdadera importancia. Reclutando sin interrupción el inmenso ejército de sus dignatarios eclesiásticos entre las capas más bajas del pueblo, la Iglesia no sólo mantiene su unión instintiva con la atmósfera de los sentimientos populares; se asegura también la suma de vigor y energía que se encontrará eternamente entre la masa popular. De ello saca la Iglesia Católica la extraordinaria juventud, su flexibilidad intelectual y su voluntad de acero".

    Con todo y con eso, su catolicismo no practicante le permitía igualmente poder ser crítico con las cosas que no veía correctas en el seno de su Iglesia en el mismo mi Lucha se lamenta:

    "De que nuestras dos confesiones cristianas, mantengan misiones en Asia y Africa, con el objeto de ganar nuevos prosélitos, esto es, empeñados en una actividad de modestos resultados frente a los progresos que realiza mas allá el mahometismo" y en cambio "Pierden en Europa mismo millones y millones de adeptos convencidos los cuales se hacen en absoluto indiferentes a la vida religiosa o van por su propio camino. Sobre todo desde el punto de vista moral son muy poco favorables las consecuencias."
    Estas palabras de Hitler son muy reveladoras, ya que si, como católico no practicante puede tener una visión menos fanatizada que un católico muy practicante que todo lo ve bien de la Iglesia, sabe ver sus fallos y los crítica abiertamente, pero en cambio estas palabras translucen también, una preocupación de Hitler por la salud moral, la salud espiritual del pueblo Europeo, y como podemos ver le preocupa desde un punto de vista cristiano (indiferente protestante o católico) pero no nos engañemos, cristiano.

    Veamos un discurso muy interesante que hace Hitler el 12 de Abril de 1922:

    "¡Con amor ilimitado, como cristiano y como hombre, leo el lugar que nos relata cómo el Señor acabó por arremangarse y por tomar el látigo para arrojar del templo a los usureros, engendro de víboras y serpientes!
    Como cristiano no tengo el deber de dejarme desollar, sino que tengo el deber de ser un luchador por la verdad y el derecho".

    El 30 de Abril de 1.923 decía: "Queremos evitar que nuestra Alemania sufra, como sufrió el Elegido en la Cruz".

    En el Congreso de Nüremberg de 1.935 hace otro reconocimiento a la importancia de la Fe Cristiana en Europa declarando: "Nuestras Catedrales son los eternos testimonios de nuestra pasada grandeza".

    De una manera más oficial como gobernante el 23 de marzo de 1933 ante el Reichstag recién llegado al poder dice: "Las ventajas de índole política personal que pudieran resultar de compromisos con organizaciones ateístas no compensan ni con mucho, las consecuencias que se hace patentes en la destrucción de valores morales de todos. El Gobierno nacional ve en las dos confesiones cristianas los factores más importantes para el mantenimiento de nuestro pueblo. El gobierno nacional respetará todos los compromisos concertados entre ellas y los países. Sus derechos no serán restringidos. La preocupación del gobierno en la sincera colaboración entre la Iglesia y el Estado; la lucha contra una ideología materialista en pro de una verdadera comunidad popular sirve a los intereses de la nación alemana lo mismo que al bien de nuestra Fe cristiana. Del mismo modo el Gobierno del Reich da importancia suma a sus amistosas relaciones con el Vaticano, viendo en el cristianismo el fundamento inamovible de moral y virtud popular."

    El 30 de enero de 1939 defendiéndose de los ataques que sufría del exterior que intentaban mostrar una Alemania anti religiosa, y dice entre otras cosas esto:

    "Si, ciertos estadistas demócratas del extranjero se hacen cargo exageradamente de la defensa de ciertos sacerdotes alemanes, ello no puede responder más que a una razón política, ya que esos mismos estadistas enmudecieron cuando en Rusia cientos de miles de eclesiásticos fueron exterminados, callando igualmente cuando en España decenas de millares de sacerdotes y religiosos eran asesinados o quemados vivos; mientras que, a raíz de estas matanzas, numerosos voluntarios nacionalsocialistas y fascistas se habían puesto a disposición del General Franco, con el fin de preservar a Europa de cualquier nueva expansión de la amenazadora ola de sangre bolchevique".

    "Alemania ha tomado parte en el conflicto español precisamente para salvar la cultura europea y la verdadera civilización del peligro de la destrucción bolchevique ,y ha secundado el movimiento del General Franco solamente por el ardiente deseo de verle conseguir libertar a España de un peligro que ya a su vez había amenazado hacer sucumbir a la propia Alemania".


    "No es por lo tanto, la simpatía o la piedad hacia los religiosos "perseguidos" lo que puede haber provocado el interés de los ciudadanos de ciertos estados democráticos en pro de algunos sacerdotes alemanes que se han puesto fuera de la ley sino en primer y único lugar el apoyar a quienes se oponen al Estado alemán. Es preciso pues subrayar, una vez más, que nosotros protegemos siempre al eclesiástico, siervo de dios, pero tendremos que proceder contra aquellos que por su conducta se convierten en enemigos políticos del Reich".

    Otra cosa que no se debe de olvidar, es que eso si, tanto Hitler como el resto del partido, veían positivo para su patria el cristianismo, pero no dejaban que el clero interviniese en política, veamos unas declaraciones de Hermann Goering en Viena el 26 de marzo de 1938, en el que saca de nuevo el tema de la matanza de sacerdotes en España, pero aprovecha para advertir al clero que se mete en política de esta manera: "Se afirma: ¡Ahora es exterminada la religión ahora es eliminada la Fe! Que se me enseñe la iglesia que, como ha ocurrido en España, haya sido destruida o incendiada; que se me muestre a los sacerdotes que hayan sido torturados o desollados; que se me enseñe una iglesia que hay sido cerrada y en la cual los fieles no puedan rezar; que se me muestre a un sacerdote al que se le haya impedido dedicarse a sus funciones sacerdotales. Si fue detenido un sacerdote, esto no ocurrió por dedicarse a sus misiones sacerdotales, sino porque se hizo demasiado mundano".
    Con la misma firmeza antes vista en declaraciones de Hitler sobre lo positivo que resultaba el Cristianismo, siempre dejó igualmente claro que el Clero tan solo está para salvar almas, la política es cosa del Partido Nacionalsocialista Alemán y en asuntos mundanales, las jerarquías dedicadas a la gestión de las almas de sus fieles, nada tenían que hacer. Esa línea la marcó el Partido Nacionalsocialista con autoridad, produciéndose a veces detenciones de sacerdotes metidos en política (que vienen a ser la figura que en España tanto se vio del cura rojo), ante esto, el Partido Nacionalsocialista no titubeó ni un momento, mantuvo una política el Partido Nacionalsocialista hasta el final de sus días consecuente con esto.
    Para no hacer demasiado extenso este artículo, simplemente daremos unos datos oficiales de la Alemania del Partido Nacionalsocialista:

    - En la primavera de 1933 el Vaticano concluyó un Concordato con Hitler, fue dirigidas las negociaciones por Von Papen.

    - En declaraciones del propio Adolfo Hitler dice que: "Desde el año 1933, el Estado Nacionalsocialista ha puesto a disposición de las dos iglesias, católica y protestante, las sumas siguientes: Durante el periodo presupuestario de 1933, ciento treinta millones de marcos; en 1.934 ciento setenta millones; en 1.935doscientos cincuenta millones; en 1.936 trescientos veinte millones; en 1.937cuatrocientos millones; y por último, en 1.938 quinientos millones de marcos. Aparte de estas cantidades, las Iglesias han recibido anualmente ochenta y cinco millones de marcos procedentes de los diversos Países alemanes y siete millones de parte de los municipios."

    Estos datos dados por el mismísimo Führer, dejan claro no solo de palabra, sino con hechos, con marcos que apoyaban a las iglesias cristianas alemanas, no de una forma personal, sino como política de Estado.

    Con la esperanza de haber aportado un poquito de luz a este tema, para que ni unos alcen a Hitler como un gurú de una religión nueva, ni los otros intenten dibujar a un Hitler "rezando rosarios todas las tardes" por que no, tampoco fue así... respetemos la figura de este hombre tal como era y no permitamos (y menos en el seno de nuestras filas) manipulaciones, que ya bastante manipulan los contrarios la figura de Adolfo Hitler.

    Supongo que, si como decía Kubizec, Hitler tenía esos ataques de ira... cogería uno tremendo, de ver que en estos momentos tan malos, en los que somos tan pocos, en las que camaradas están en la cárcel, mientras otros camaradas esperan ver si los meten en la cárcel después de juicios que han de celebrarse, mientras Europa se muere en el mundialismo perdiendo su identidad y su cultura, viendo que en sus filas los camaradas se pelean entre paganos y cristianos. A mí particularmente me da vergüenza ver esto, con los problemas tan graves que tenemos, guardemos nuestras energías y unámonos para mejores fines.

    NacionalSocialismo Argentino: La estúpida disputa religiosa (Alonso Quijano)
    AlfonsoVIII dio el Víctor.
    «¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
    𝕽𝖆𝖒𝖎𝖗𝖔 𝕷𝖊𝖉𝖊𝖘𝖒𝖆 𝕽𝖆𝖒𝖔𝖘

  8. #8
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    Re: ¿Por qué se presenta a Hitler como católico?

    Obispo Bornewasser: "Con el rostro levantado y firme paso hemos entrado en el nuevo Reich y nos preparamos a servirle con toda la potencia de alma y cuerpo".

    Vaya, no sabía que se pudiera servir a dos señores al mismo tiempo: a Dios y al césar.

    No obstante, y lo comprendo, el miedo es libre ¡Obispo judío! ¡Macarra bolchevique! (Kreuznach 1935). Por supuesto, las estrofas no tienen desperdicio y constituyen todo un poema sublime.

    https://books.google.es/books?id=3y9...wasser&f=false



    Aparte de repetir lo que ya está repetido: Diario Pampero Archivos: ¿Adolf Hitler fue católico “no practicante”? y es que como ya expresé en su día, vuelve a llover sobre mojado y cada cierto tiempo se vuelve a insistir en los mismos tópicos. Este tema ha sido tratado en otras ocasiones y en ellas se ha demostrado, al menos con documentos, que Hitler no era cristiano precisamente. Al menos si se entiende por cristiano quien practica, no sólo el que ha sido bautizado.

    La Iglesia contra el nazismo y el nazismo contra la Iglesia

    O este otro hilo, entre varios más:

    Grandes enemigos de la fé católica (citas célebres)
    Kontrapoder dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

  9. #9
    Avatar de Hyeronimus
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    Re: ¿Por qué se presenta a Hitler como católico?

    CARTA ENCÍCLICA
    MIT BRENNENDER SORGE
    DEL SUMO PONTÍFICE
    PÍO XI
    SOBRE LA SITUACIÓN
    DE LA IGLESIA CATÓLICA EN EL REICH ALEMÁN
    A los venerables hermanos,
    arzobispos, obispos y otros ordinarios de Alemania
    en paz y comunión con la Sede Apostólica

    1. Con viva preocupación y con asombro creciente venimos observando, hace ya largo tiempo, la vía dolorosa de la Iglesia y la opresión progresivamente agudizada contra los fieles, de uno u otro sexo, que le han permanecido devotos en el espíritu y en las obras; y todo esto en aquella nación y en medio de aquel pueblo al que San Bonifacio llevó un día el luminoso mensaje, la buena nueva de Cristo y del reino de Dios.
    2. Esta nuestra inquietud no se ha visto disminuida por los informes que los reverendísimos representantes del episcopado, según su deber, nos dieron, ajustados a la verdad, al visitarnos durante nuestra enfermedad. Junto a muchas noticias muy consoladoras y edificantes sobre la lucha sostenida por sus fieles por causa de la religión, no pudieron pasar en silencio, a pesar de su amor al propio pueblo y a su patria y el cuidado de expresar un juicio bien ponderado, otros innumerables sucesos muy tristes y reprobables. Luego que Nos hubimos escuchado sus relatos, con profunda gratitud a Dios pudimos exclamar con el apóstol del amor: No hay para mi mayor alegría que oír de mis hijos que andan en la verdad (3Jn 4). Pero la sinceridad que corresponde a la grave responsabilidad de nuestro ministerio apostólico y la decisión de presentar ante vosotros y ante todo el mundo cristiano la realidad en toda su crudeza, exigen también que añadamos: No tenemos preocupación mayor ni más cruel aflicción pastoral que cuando oímos: Muchos abandonan el camino de la verdad (cf. 2Pe 2,2).
    1. CONCORDATO
    3. Cuando Nos, venerables hermanos, en el verano de 1933, a instancia del Gobierno del Reich, aceptamos el reanudar las gestiones para un concordato, tomando por base un proyecto elaborado ya varios años antes, y llegamos así a un acuerdo solemne que satisfizo a todos vosotros, tuvimos por móvil la obligada solicitud de tutelar la libertad de la misión salvadora de la Iglesia en Alemania y de asegurar la salvación de las almas a ella confiadas, y, al mismo tiempo, el sincero deseo de prestar un servicio capital al pacífico desenvolvimiento y al bienestar del pueblo alemán.
    4. A pesar de muchas y graves consideraciones, Nos determinamos entonces, no sin una propia violencia, a no negar nuestro consentimiento. Queríamos ahorrar a nuestros fieles, a nuestros hijos y a nuestras hijas de Alemania, en la medida humanamente posible, las situaciones violentas y las tribulaciones que, en caso contrario, se podían prever con toda seguridad según las circunstancias de los tiempos. Y con hechos queríamos demostrar a todos que Nos, buscando únicamente a Cristo y cuanto a Cristo pertenece, no rehusábamos tender a nadie, si él mismo no la rechazaba, la mano pacífica de la madre Iglesia.
    5. Si el árbol de la paz, por Nos plantado en tierra alemana con pura intención, no ha producido los frutos por Nos anhelados en interés de vuestro pueblo, no habrá nadie en el mundo entero, con ojos para ver y oídos para oír, que pueda decir, todavía hoy, que la culpa es de la Iglesia y de su Cabeza suprema. La experiencia de los años transcurridos hace patentes las responsabilidades y descubre las maquinaciones que, ya desde el principio, no se propusieron otro fin que una lucha hasta el aniquilamiento. En los surcos donde nos habíamos esforzado por echar la simiente de la verdadera paz, otros esparcieron —como el inimicus homo de la Sagrada Escritura (Mt 13, 25)— la cizaña de la desconfianza, del descontento, de la discordia, del odio, de la difamación, de la hostilidad profunda, oculta o manifiesta, contra Cristo y su Iglesia, desencadenando una lucha que se alimentó en mil fuentes diversas y se sirvió de todos los medios. Sobre ellos, y solamente sobre ellos y sobre sus protectores, ocultos o manifiestos, recae la responsabilidad de que en el horizonte de Alemania no aparezca el arco iris de la paz, sino el nubarrón que presagia luchas religiosas desgarradoras.
    6. Venerables hermanos, Nos no nos hemos cansado de hacer ver a los dirigentes, responsables de la suerte de vuestra nación, las consecuencias que se derivan necesariamente de la tolerancia, o peor aún, del favor prestado a aquellas corrientes. A todo hemos recurrido para defender la santidad de la palabra solemnemente dada y la inviolabilidad de los compromisos voluntarios contraídos frente a las teorías y prácticas que, si hubieran llegado a admitirse oficialmente, habrían disipado toda confianza y desvalorizado intrínsecamente toda palabra para lo futuro. Cuando llegue el momento de exponer a los ojos del mundo estos nuestros esfuerzos, todos los hombres de recta intención sabrán dónde han de buscarse los defensores de la paz y dónde sus perturbadores. Todo el que haya conservado en su ánimo un residuo de amor a la verdad, y en su corazón una sombra del sentido de justicia, habrá de admitir que, en los años tan difíciles y llenos de tan graves acontecimientos que siguieron al Concordato, cada una de nuestras palabras y de nuestras acciones tuvo por norma la fidelidad a los acuerdos estipulados. Pero deberá también reconocer con extrañeza y con profunda reprobación cómo por la otra parte se ha erigido en norma ordinaria el desfigurar arbitrariamente los pactos, eludirlos, desvirtuarlos y, finalmente, violarlos más o menos abiertamente.
    7. La moderación que, a pesar de todo esto, hemos demostrado hasta ahora no nos ha sido sugerida por cálculos de intereses terrenos, ni mucho menos por debilidad, sino simplemente por la voluntad de no arrancar, junto con la cizaña, alguna planta buena; por la decisión de no pronunciar públicamente un juicio mientras los ánimos no estuviesen bien dispuestos para comprender su ineludible necesidad; por la resolución de no negar definitivamente la fidelidad de otros a la palabra empeñada, antes de que el irrefutable lenguaje de la realidad le hubiese arrancado los velos con que se ha sabido y se pretende aún ahora disfrazar, conforme a un plan predeterminado, el ataque contra la Iglesia. Todavía hoy, cuando la lucha abierta contra las escuelas confesionales, tuteladas por el Concordato, y la supresión de la libertad del voto para aquellos que tienen derecho a la educación católica, manifiestan, en un campo particularmente vital para la Iglesia, la trágica gravedad de la situación y la angustia, sin ejemplo, de las conciencias cristianas, la solicitud paternal por el bien de las almas nos aconseja no dejar de considerar las posibilidades, por escasas que sean, que aún puedan subsistir, de una vuelta a la fidelidad de los pactos y una inteligencia que nuestra conciencia pueda admitir. Secundando los ruegos de los reverendísimos miembros del episcopado, en adelante no nos cansaremos de ser el defensor —ante los dirigentes de vuestro pueblo— del derecho conculcado, y ello, sin preocuparnos del éxito o del fracaso inmediato, obedeciendo sólo a nuestra conciencia y a nuestro ministerio pastoral, y no cesaremos de oponernos a una mentalidad que intenta, con abierta u oculta violencia, sofocar el derecho garantizado por solemnes documentos.
    8. Sin embargo, el fin de la presente carta, venerables hermanos, es otro. Como vosotros nos visitasteis amablemente durante nuestra enfermedad, así ahora nos dirigimos a vosotros, y por vuestro conducto, a los fieles católicos de Alemania, los cuales, como todos los hijos que sufren y son perseguidos, están muy cerca del corazón del Padre común. En esta hora en que su fe está siendo probada, como oro de ley, en el fuego de la tribulación y de la persecución, insidiosa o manifiesta, y en que están rodeados por mil formas de una opresión organizada de la libertad religiosa, viviendo angustiados por la imposibilidad de tener noticias fidedignas y de poder defenderse con medios normales, tienen un doble derecho a una palabra de verdad y de estímulo moral por parte de Aquel a cuyo primer predecesor dirigió el Salvador aquella palabra llena de significado: Yo he rogado por ti para que no desfallezca tu fe, y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos (Lc 22,32).
    2. GENUINA FE EN DIOS
    9. Y ante todo, venerables hermanos, cuidad que la fe en Dios, primer e insustituible fundamento de toda religión, permanezca pura e íntegra en las regiones alemanas. No puede tenerse por creyente en Dios el que emplea el nombre de Dios retóricamente, sino sólo el que une a esta venerada palabra una verdadera y digna noción de Dios.
    10. Quien, con una confusión panteísta, identifica a Dios con el universo, materializando a Dios en el mundo o deificando al mundo en Dios, no pertenece a los verdaderos creyentes.
    11. Ni tampoco lo es quien, siguiendo una pretendida concepción precristiana del antiguo germanismo, pone en lugar del Dios personal el hado sombrío e impersonal, negando la sabiduría divina y su providencia, la cual se extiende poderosa del uno al otro extremo (Sab 8,1) y lo dirige a buen fin. Ese hombre no puede pretender que sea contado entre los verdaderos creyentes.
    12. Si la raza o el pueblo, si el Estado o una forma determinada del mismo, si los representantes del poder estatal u otros elementos fundamentales de la sociedad humana tienen en el orden natural un puesto esencial y digno de respeto, con todo, quien los arranca de esta escala de valores terrenales elevándolos a suprema norma de todo, aun de los valores religiosos, y, divinizándolos con culto idolátrico, pervierte y falsifica el orden creado e impuesto por Dios, está lejos de la verdadera fe y de una concepción de la vida conforme a esta.
    13. Vigilad, venerables hermanos, con cuidado contra el abuso creciente, que se manifiesta en palabras y por escrito, de emplear el nombre tres veces santo de Dios como una etiqueta vacía de sentido para un producto más o menos arbitrario de una especulación o aspiración humana; y procurad que tal aberración halle entre vuestros fieles la vigilante repulsa que merece. Nuestro Dios es el Dios personal, trascendente, omnipotente, infinitamente perfecto, único en la trinidad de las personas y trino en la unidad de la esencia divina, creador del universo, señor, rey y último fin de la historia del mundo, el cual no admite, ni puede admitir, otras divinidades junto a sí.
    14. Este Dios ha dado sus mandamientos de manera soberana, mandamientos independientes del tiempo y espacio, de región y raza. Como el sol de Dios brilla indistintamente sobre el género humano, así su ley no reconoce privilegios ni excepciones. Gobernantes y gobernados, coronados y no coronados, grandes y pequeños, ricos y pobres, dependen igualmente de su palabra. De la totalidad de sus derechos de Creador dimana esencialmente su exigencia de una obediencia absoluta por parte de los individuos y de toda la sociedad. Y esta exigencia de una obediencia absoluta se extiende a todas las esferas de la vida, en las que cuestiones de orden moral reclaman la conformidad con la ley divina y, por esto mismo, la armonía de los mudables ordenamientos humanos con el conjunto de los inmutables ordenamientos divinos.
    15. Solamente espíritus superficiales pueden caer en el error de hablar de un Dios nacional, de una religión nacional, y emprender la loca tarea de aprisionar en los límites de un pueblo solo, en la estrechez étnica de una sola raza, a Dios, creador del mundo, rey y legislador de los pueblos, ante cuya grandeza las naciones son como gotas de agua en el caldero (Is 40, 5).
    16. Los obispos de la Iglesia de Cristo encargados de las cosas que miran a Dios (Heb 5,1), deben vigilar para que no arraiguen entre los fieles esos perniciosos errores, a los que suelen seguir prácticas aun más perniciosas. Es propio de su sagrado ministerio hacer todo lo posible para que los mandamientos de Dios sean considerados y practicados como obligaciones inconcusas de una vida moral y ordenada, tanto privada como pública; para que los derechos de la majestad divina, el nombre y la palabra de Dios no sean profanados (cf. Tit 2,5); para que las blasfemias contra Dios en palabras, escritos e imágenes, numerosas a veces como la arena del mar, sean reducidas a silencio, y para que frente al espíritu tenaz e insidioso de los que niegan, ultrajan y odian a Dios, no languidezca nunca la plegaria reparadora de los fieles, que, como el incienso, suba continuamente al Altísimo, deteniendo su mano vengadora.
    17. Nos os damos gracias, venerables hermanos, a vosotros, a vuestros sacerdotes y a todos los fieles que, defendiendo los derechos de la Divina Majestad contra un provocador neopaganismo, apoyado, desgraciadamente con frecuencia, por personalidades influyentes, habéis cumplido y cumplís vuestro deber de cristianos. Esta gratitud es particularmente íntima y llena de reconocida admiración para todos los que en el cumplimiento de este su deber se han hecho dignos de sufrir por la causa de Dios sacrificios y dolores.
    3. GENUINA FE EN JESUCRISTO
    18. La fe en Dios no se mantendrá por mucho tiempo pura e incontaminada si no se apoya en la fe de Jesucristo. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quisiere revelárselo (Lc 10,22). Esta es la vida eterna, que te reconozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo (Jn 17,3). A nadie, por lo tanto, es lícito decir: Yo creo en Dios, y esto es suficiente para mi religión. La palabra del Salvador no deja lugar a tales escapatorias: El que niega al Hijo tampoco tiene al Padre; el que confiesa al Hijo tiene también al Padre (1Jn 2,23).
    19. En Jesucristo, Hijo encarnado de Dios, apareció la plenitud de la revelación divina: Muchas veces y en muchas maneras habló Dios en otro tiempo a nuestros padres por ministerio de los profetas; últimamente, en estos días, nos habló por su Hijo (Heb 1,1-2). Los libros santos del Antiguo Testamento son todos palabra de Dios, parte sustancial de su revelación. Conforme al desarrollo gradual de la revelación, en ellos aparece el crepúsculo del tiempo que debía preparar el pleno mediodía de la Redención. En algunas partes se habla de la imperfección humana, de su debilidad y del pecado, como no puede suceder de otro modo cuando se trata de libros de historia y legislación. Aparte de otros innumerables rasgos de grandeza y de nobleza, hablan de la tendencia superficial y materialista que se manifestaba reiteradamente a intervalos en el pueblo de la Antigua Alianza, depositario de la revelación y de las promesas de Dios. Pero cualquiera que no esté cegado por el prejuicio o por la pasión no puede menos de notar que lo que más luminosamente resplandece, a pesar de la debilidad humana de que habla la historia bíblica, es la luz divina del camino de la salvación, que triunfa al fin sobre todas las debilidades y pecados. Y precisamente sobre este fondo, con frecuencia sombrío, la pedagogía de la salvación eterna se ensancha en perspectivas, las cuales a un tiempo dirigen, amonestan, sacuden, consuelan y hacen felices. Sólo la ceguera y el orgullo pueden hacer cerrar los ojos ante los tesoros de saludables enseñanzas encerrados en el Antiguo Testamento. Por eso, el que pretende desterrar de la Iglesia y de la escuela la historia bíblica y las sabias enseñanzas del Antiguo Testamento, blasfema la palabra de Dios, blasfema el plan de la salvación dispuesto por el Omnipotente y erige en juez de los planes divinos un angosto y mezquino pensar humano. Ese tal niega la fe en Jesucristo, nacido en la realidad de su carne, el cual tomó la naturaleza humana de un pueblo que más tarde había de crucificarle. No comprende nada del drama mundial del Hijo de Dios, el cual al crimen de quienes le crucificaban opuso, en calidad de Sumo Sacerdote, la acción divina de la muerte redentora, dando de esta forma al Antiguo Testamento su cumplimiento, su fin y su sublimación en el Nuevo Testamento.
    20. La revelación, que culminó en el Evangelio de Jesucristo, es definitiva y obligatoria para siempre, no admite complementos de origen humano, y mucho menos sucesiones o sustituciones por revelaciones arbitrarias, que algunos corifeos modernos querrían hacer derivar del llamado mito de la sangre y de la raza. Desde que Cristo, el Ungido del Señor, consumó la obra de la redención, quebrantando el dominio del pecado y mereciéndonos la gracia de llegar a ser hijos de Dios, desde aquel momento no se ha dado a los hombres ningún otro nombre bajo el cielo, para conseguir la bienaventuranza, sino el nombre de Jesucristo (Hech 4,12). Por más que un hombre encarnara en sí toda la sabiduría, todo el poder y toda la pujanza material de la tierra, no podría asentar fundamento diverso del que Cristo ha puesto (1Cor 3,11). En consecuencia, aquel que con sacrílego desconocimiento de la diferencia esencial entre Dios y la criatura, entre el Hombre-Dios y el simple hombre, osase poner al nivel de Cristo, o peor aún, sobre El o contra El, a un simple mortal, aunque fuese el más grande de todos los tiempos, sepa que es un profeta de fantasías a quien se aplica espantosamente la palabra de la Escritura: El que mora en los cielos se burla de ellos (Sal 2,4).
    4. GENUINA FE EN LA IGLESIA
    21. La fe en Jesucristo no permanecerá pura e incontaminada si no está sostenida y defendida por la fe en la Iglesia, columna y fundamento de la verdad (1Tim 3,15). Cristo mismo, Dios eternamente bendito, ha erigido esta columna de la fe; su mandato de escuchar a la Iglesia (cf. Mt 18,17) y recibir por las palabras y los mandatos de la Iglesia sus mismas palabras y sus mismos mandatos (cf. Lc 10,16), tiene valor para todos los hombres de todos los tiempos y de todas las regiones. La Iglesia, fundada por el Salvador, es única para todos los pueblos y para todas las naciones: y bajo su bóveda, que cobija, como el firmamento, al universo entero, hallan puesto y asilo todos los pueblos y todas las lenguas, y pueden desarrollarse todas las propiedades, cualidades, misiones y cometidos, que han sido señalados por Dios creador y salvador a los individuos y a las sociedades humanas. El corazón materno de la Iglesia es tan generoso, que ve en el desarrollo de tales peculiaridades y cometidos particulares, conforme al querer de Dios, la riqueza de la variedad, más bien que el peligro de escisiones: se goza con el elevado nivel espiritual de los individuos y de los pueblos, descubre con alegría y santo orgullo materno en sus genuinas actuaciones los frutos de educación y de progreso, que bendice y promueve siempre que lo puede hacer en conciencia. Pero sabe también que a esta libertad le han sido señalados límites por disposición de la Divina Majestad, que ha querido y ha fundado esta Iglesia como unidad inseparable en sus partes esenciales. El que atenta contra esta intangible unidad, quita a la esposa de Cristo una de las diademas con que Dios mismo la ha coronado; somete el edificio divino, que descansa en cimientos eternos, a la revisión y a la transformación por parte de arquitectos a quienes el Padre celestial no ha concedido poder alguno.
    22. La divina misión que la Iglesia cumple entre los hombres y debe cumplir por medio de hombres, puede ser dolorosamente oscurecida por el elemento humano, quizás demasiado humano que en determinados tiempos vuelve a retoñar, como la cizaña en medio del trigo del reino de Dios. El que conozca la frase del Salvador acerca de los escándalos y de quienes los dan, sabe cómo la Iglesia y cada individuo deben juzgar sobre lo que fue y es pecado. Pero quien, fundándose en estos lamentables desacuerdos entre la fe y la vida, entre las palabras y los actos, entre la conducta exterior y los pensamientos interiores de algunos —aunque éstos fuesen muchos—, echa en olvido o conscientemente pasa en silencio la enorme suma de genuina actividad para llegar a la virtud, el espíritu de sacrificio, el amor fraternal, el heroísmo de santidad, en tantos miembros de la Iglesia, manifiesta una ceguera injusta y reprobable. Y cuando luego se ve que la rígida medida con que juzga a la odiada Iglesia se deja al margen cuando se trata de otras sociedades que le son cercanas por sentimiento o interés, entonces se evidencia que, al mostrarse lastimado en su pretencioso sentido de pureza, se revela semejante a aquellos que, según la tajante frase del Salvador, ven la paja en el ojo ajeno y no se dan cuenta la viga en el propio. También es menos pura la intención de aquellos que ponen por fin de su vocación lo que hay de humano en la Iglesia, hasta hacer quizás de ello un negocio bastardo, y si bien la potestad de quien está investido de la dignidad eclesiástica, fundada en Dios, no depende de su nivel humano y moral, sin embargo, no hay época alguna, ni individuo, ni sociedad que no deba examinar sinceramente su conciencia, purificarse inexorablemente, renovarse profundamente en el sentir y en el obrar. En nuestra encíclica sobre el sacerdocio y en la de la Acción Católica hemos llamado insistentemente la atención de todos los pertenecientes a la Iglesia, y particularmente la de los eclesiásticos, religiosos y seglares, que colaboran en el apostolado, sobre el sagrado deber de poner su fe y su conducta en aquella armonía exigida por la ley de Dios y reclamada con incansable insistencia por la Iglesia. También hoy Nos repetimos con gravedad profunda: No basta ser contados en la Iglesia de Cristo, es preciso ser en espíritu y en verdad miembros vivos de esta Iglesia. Y lo son solamente los que están en gracia de Dios y caminan continuamente en su presencia, o por la inocencia o por la penitencia sincera y eficaz. Si el Apóstol de las Gentes, el vaso de elección, sujetaba su cuerpo al látigo de la mortificación, no fuera que, después de haber predicado a los otros (cf 1Cor 9,27), fuese él reprobado, ¿habrá, por ventura, para aquellos en cuyas manos está la custodia y el incremento del reino de Dios, otro camino que el de la íntima unión del apostolado con la santificación propia? Sólo así se demostrará a los hombres de hoy, y en primer lugar a los detractores de la Iglesia, que la sal de la tierra y la levadura del cristianismo no se ha vuelto ineficaz, sino que es poderosa y capaz de renovar espiritualmente y rejuvenecer a los que están en la duda y en el error, en la indiferencia y en el descarrío espiritual, en la relajación de la fe y en el alejamiento de Dios, de quien ellos —lo admitan o lo nieguen— están más necesitados que nunca. Una cristiandad en la que todos los miembros vigilen sobre sí mismos, que deseche toda tendencia a lo puramente exterior y mundano, que se atenga seriamente a los preceptos de Dios y de la Iglesia y se mantenga, por consiguiente, en el amor de Dios y en la solícita caridad para el prójimo, podrá y deberá ser ejemplo y guía para el mundo profundamente enfermo, que busca sostén y dirección, si es que no se quiere que sobrevenga una enorme catástrofe o una decadencia indescriptible.
    23. Toda reforma genuina y duradera ha tenido propiamente su origen en el santuario, en hombres inflamados e impulsados por amor de Dios y del prójimo, los cuales, gracias a su gran generosidad en corresponder a cualquier inspiración de Dios y a ponerla en práctica ante todo en sí mismos, profundizando en humildad y con la seguridad de quien es llamado por Dios, llegaron a iluminar y renovar su época. Donde el celo de reformas no derivó de la pura fuente de la integridad personal, sino que fue efecto de la explosión de impulsos pasionales, en vez de iluminar oscureció, en vez de construir destruyó, y fue frecuentemente punto de partida para errores todavía más funestos que los daños que se quería o se pretendía remediar. Es cierto que el espíritu de Dios sopla donde quiere (Jn 3,8), de las piedras puede suscitar los cumplidores de sus designios (cf. Mt 3,9; Lc 3,8), y escoge los instrumentos de su voluntad según sus planes, no según los de los hombres. Pero El, que ha fundado la Iglesia y la llamó a la vida en Pentecostés, no quiebra la estructura fundamental de la salvadora institución por El mismo querida. Quien está movido por el espíritu de Dios observa, por esto mismo, una actitud exterior e interior de respeto hacia la Iglesia, noble fruto del árbol de la Cruz, don del Espíritu Santo en Pentecostés al mundo necesitado de guía.
    24.. En vuestras regiones, venerables hermanos, se alzan voces, en coro cada vez más fuerte, que incitan a salir de la Iglesia; y entre los voceadores hay algunos que, por su posición oficial, intentan producir la impresión de que tal alejamiento de la Iglesia, y consiguientemente la infidelidad a Cristo Rey, es testimonio particularmente convincente y meritorio de su fidelidad al actual régimen. Con presiones ocultas y manifiestas, con intimidaciones, con perspectivas de ventajas económicas, profesionales, cívicas o de otro género, la adhesión de los católicos a su fe —y singularmente la de algunas clases de funcionarios católicos— se halla sometida a una violencia tan ilegal como inhumana. Nos, con paterna emoción, sentimos y sufrimos profundamente con los que han pagado a tan caro precio su adhesión a Cristo y a la Iglesia; pero se ha llegado ya a tal punto, que está en juego el último fin y el más alto, la salvación, o la condenación; y en este caso, como único camino de salvación para el creyente, queda la senda de un generoso heroísmo. Cuando el tentador o el opresor se le acerque con las traidoras insinuaciones de que salga de la Iglesia, entonces no habrá más remedio que oponerle, aun a precio de los más graves sacrificios terrenos, la palabra del Salvador: Apártate de mí, Satanás, porque está escrito: al Señor tu Dios adorarás y a El sólo darás culto (Mt 4,10; Lc 4,8). A la Iglesia, por el contrario, deberá dirigirle estas palabras: ¡Oh tú, que eres mi madre desde los días de mi infancia primera, mi fortaleza en la vida, mi abogada en la muerte, que la lengua se me pegue al paladar si yo, cediendo a terrenas lisonjas o amenazas, llegase a traicionar las promesas de mi bautismo! Finalmente, aquellos que se hicieron la ilusión de poder conciliar con el abandono exterior de la Iglesia la fidelidad interior a ella, adviertan la severa palabra del Señor: El que me negare delante de los hombres, será negado ante los ángeles de Dios (Lc 12,9).
    5. GENUINA FE EN EL PRIMADO
    25. La fe en la Iglesia no se mantendrá pura e incontaminada si no está apoyada por la fe en el primado del obispo de Roma. En el mismo momento en que Pedro, adelantándose a los demás apóstoles y discípulos, profesó su fe en Cristo, Hijo de Dios vivo, la respuesta de Cristo, que le premiaba por su fe y por haberla profesado, fue el anuncio de la fundación de su Iglesia, de la única Iglesia, sobre la roca de Pedro (Mt 1,18). Por esto la fe en Cristo, en la Iglesia y en el Primado, están en sagrada trabazón de mutua dependencia. Una autoridad genuina y legal es en todas partes un vínculo de unidad y un manantial de fuerza, una defensa contra la división y la ruina, una garantía para el porvenir. Y esto se verifica en un sentido más alto y noble donde, como en el caso de la Iglesia, y sólo en la Iglesia, a tal autoridad se le ha prometido la asistencia sobrenatural del Espíritu Santo y su apoyo invencible. Si personas, que ni siquiera están unidas por la fe de Cristo, os atraen y lisonjean con la seductora imagen de una iglesia nacional alemana, sabed que esto no es otra cosa que renegar de la única Iglesia de Cristo, una apostasía manifiesta del mandato de Cristo de evangelizar a todo el mundo, lo que sólo puede llevar a la práctica una Iglesia universal. El desarrollo histórico de otras iglesias nacionales, su entumecimiento espiritual, su opresión y servidumbre por parte de los poderes laicos, muestran la desoladora esterilidad, que denuncia con irremediable certeza ser un sarmiento desgajado de la cepa vital de la Iglesia. Quien, ya desde el principio, opone a estos erróneos desarrollos un no vigilante e inconmovible, presta un servicio no solamente a la pureza de la fe, sino también a la salud y fuerza vital de su pueblo.
    6. NINGUNA ADULTERACIÓN
    DE NOCIONES Y TÉRMINOS SAGRADOS
    26. Venerables hermanos, ejerced particular vigilancia cuando conceptos religiosos fundamentales son vaciados de su contenido genuino y son aplicados a significados profanos.
    27. Revelación, en sentido cristiano, significa la palabra de Dios a los hombres. Usar este término para indicar las sugestiones que provienen de la sangre y de la raza o la irradiaciones de la historia de un pueblo es, en todo caso, causar desorientaciones. Estas monedas falsas no merecen pasar al tesoro lingüístico de un fiel cristiano.
    28. La fe consiste en tener por verdadero lo que Dios ha revelado y que por medio de la Iglesia manda creer: es demostración de las cosas que vemos (Heb 11,1). La confianza, risueña y altiva, sobre el porvenir del propio pueblo, cosa grata a todos, significa algo bien distinto de la fe en sentido religioso. El usar una por otra, el querer sustituir la una por la otra y pretender con esto ser considerado como «creyente» por un cristiano convencido, es un mero juego de palabras, una confusión de términos a sabiendas, o incluso algo peor.
    29. La inmortalidad, en sentido cristiano, es la sobrevivencia del hombre después de la muerte terrena, como individuo personal, para la eterna recompensa o para el eterno castigo. Quien con la palabra inmortalidad no quiere expresar más que una supervivencia colectiva en la continuidad del propio pueblo, para un porvenir de indeterminada duración en este mundo, pervierte y falsifica una de las verdades fundamentales de la fe cristiana y conmueve los cimientos de cualquier concepción religiosa, la cual requiere un ordenamiento moral universal. Quien no quiere ser cristiano debería al menos renunciar a enriquecer el léxico de su incredulidad con el patrimonio lingüístico cristiano.
    30. El pecado original es la culpa hereditaria, propia, aunque no personal, de cada uno de los hijos de Adán, que en él pecaron (cf. Rom 5,12); es pérdida de la gracia —y, consiguientemente, de la vida eterna— con la propensión al mal, que cada cual ha de sofocar por medio de la gracia, de la penitencia, de la lucha y del esfuerzo moral. La pasión y muerte del Hijo de Dios redimió al mundo de la maldita herencia del pecado y de la muerte. La fe en estas verdades, hechas hoy objeto de vil escarnio por parte de los enemigos de Cristo en vuestra patria, pertenece al inalienable depósito de la religión cristiana.
    31. La cruz de Cristo, aunque que su solo nombre haya llegado a ser para muchos locura y escándalo (cf 1Cor 1,23), sigue siendo para el cristiano la señal sacrosanta de la redención, la bandera de la grandeza y de la fuerza moral. A su sombra vivimos, besándola morimos; sobre nuestro sepulcro estará como pregonera de nuestra fe, testigo de nuestra esperanza, aspiración hacia la vida eterna.
    32. La humildad en el espíritu del Evangelio y la impetración del auxilio divino se compaginan bien con la propia dignidad, con la seguridad de sí mismo y con el heroísmo. La Iglesia de Cristo, que en todos los tiempos, hasta en los más cercanos a nosotros, cuenta más confesores y heroicos mártires que cualquier otra sociedad moral, no necesita, ciertamente, recibir de algunos campos enseñanzas sobre el heroísmo de los sentimientos y de los actos. En su necio afán de ridiculizar la humildad cristiana como una degradación de sí mismo y como una actitud cobarde, la repugnante soberbia de estos innovadores no consigue más que hacerse ella misma ridícula.
    33. Gracia, en sentido lato, puede llamarse todo lo que el Creador otorga a la criatura. Pero la gracia, en el propio sentido cristiano de la palabra, comprende solamente los dones gratuitos sobrenaturales del amor divino, la dignación y la obra por la que Dios eleva al hombre a aquella íntima comunicación de su vida, que en el Nuevo Testamento se llama filiación de Dios. Ved qué amor nos ha mostrado el Padre: que seamos llamados hijos de Dios, y lo seamos en realidad (1Jn 3,1). Rechazar esta elevación sobrenatural a la gracia por una pretendida peculiaridad del carácter alemán, es un error, una abierta declaración de guerra a una verdad fundamental del cristianismo. Equiparar la gracia sobrenatural a los dones de la naturaleza equivale a violentar el lenguaje creado y santificado por la religión. Los pastores y guardianes del pueblo de Dios harán bien en oponerse a este hurto sacrílego y a este empeño por confundir los espíritus.
    7. DOCTRINA Y ORDEN MORAL
    34. Sobre la fe en Dios, genuina y pura, se funda la moralidad del género humano. Todos los intentos de separar la doctrina del orden moral de la base granítica de la fe, para reconstruirla sobre la arena movediza de normas humanas, conducen, pronto o tarde, a los individuos y a las naciones a la decadencia moral. El necio que dice en su corazón: No hay Dios, se encamina a la corrupción moral (Sal 13[14],1). Y estos necios, que presumen separar la moral de la religión, constituyen hoy legión. No se percatan, o no quieren percatarse, de que, el desterrar de las escuelas y de la educación la enseñanza confesional, o sea, la noción clara y precisa del cristianismo, impidiéndola contribuir a la formación de la sociedad y de la vida pública, es caminar al empobrecimiento y decadencia moral. Ningún poder coercitivo del Estado, ningún ideal puramente terreno, por grande y noble que en sí sea, podrá sustituir por mucho tiempo a los estímulos tan profundos y decisivos que provienen de la fe en Dios y en Jesucristo. Si al que es llamado a las empresas más arduas, al sacrificio de su pequeño yo en bien de la comunidad, se le quita el apoyo moral que le viene de lo eterno y de lo divino, de la fe ennoblecedora y consoladora en Aquel que premia todo bien y castiga todo mal, el resultado final para innumerables hombres no será ya la adhesión al deber, sino más bien la deserción. La observancia concienzuda de los diez mandamientos de la ley de Dios y de los preceptos de la Iglesia —estos últimos, en definitiva, no son sino disposiciones derivadas de las normas del Evangelio—, es para todo individuo una incomparable escuela de disciplina orgánica, de vigorización moral y de formación del carácter. Es una escuela que exige mucho, pero no más de lo que podemos. Dios misericordioso, cuando ordena como legislador: «Tú debes», da con su gracia la posibilidad de ejecutar su mandato. El dejar, por consiguiente, inutilizadas las energías morales de tan poderosa eficacia o el obstruirles a sabiendas el camino en el campo de la instrucción popular, es obra de irresponsables, que tiende a producir una depauperación religiosa en el pueblo. El solidarizar la doctrina moral con opiniones humanas, subjetivas y mudables en el tiempo, en lugar de cimentarla en la santa voluntad de Dios eterno y en sus mandamientos, equivale a abrir de par en par las puertas a las fuerzas disolventes. Por lo tanto, fomentar el abandono de las normas eternas de una doctrina moral objetiva, para la formación de las conciencias y para el ennoblecimiento de la vida en todos sus planos y ordenamientos, es un atentado criminal contra el porvenir del pueblo, cuyos tristes frutos serán muy amargos para las generaciones futuras.
    8. RECONOCIMIENTO DEL DERECHO NATURAL
    35. Es una nefasta característica del tiempo presente querer desgajar no solamente la doctrina moral, sino los mismos fundamentos del derecho y de su aplicación, de la verdadera fe en Dios y de las normas de la relación divina. Fíjase aquí nuestro pensamiento en lo que se suele llamar derecho natural, impreso por el dedo mismo del Creador en las tablas del corazón humano (cf. Rom 2,14-15), y que la sana razón humana no obscurecida por pecados y pasiones es capaz de descubrir. A la luz de las normas de este derecho natural puede ser valorado todo derecho positivo, cualquiera que sea el legislador, en su contenido ético y, consiguientemente, en la legitimidad del mandato y en la obligación que implica de cumplirlo. Las leyes humanas, que están en oposición insoluble con el derecho natura, adolecen de un vicio original, que no puede subsanarse ni con las opresiones ni con el aparato de la fuerza externa. Según este criterio, se ha de juzgar el principio: «Derecho es lo que es útil a la nación». Cierto que a este principio se le puede dar un sentido justo si se entiende que lo moralmente ilícito no puede ser jamás verdaderamente ventajoso al pueblo. Hasta el antiguo paganismo reconoció que, para ser justa, esta frase debía ser cambiada y decir: «Nada hay que sea ventajoso si no es al mismo tiempo moralmente bueno; y no por ser ventajoso es moralmente bueno, sino que por ser moralmente bueno es también ventajoso [Cicerón, De officiis III, 30). Este principio, desvinculado de la ley ética, equivaldría, por lo que respecta a la vida internacional, a un eterno estado de guerra entre las naciones; además, en la vida nacional, pasa por alto, al confundir el interés y el derecho, el hecho fundamental de que el hombre como persona tiene derechos recibidos de Dios, que han de ser defendidos contra cualquier atentado de la comunidad que pretendiese negarlos, abolirlos o impedir su ejercicio. Despreciando esta verdad se pierde de vista que, en último término, el verdadero bien común se determina y se conoce mediante la naturaleza del hombre con su armónico equilibrio entre derecho personal y vínculo social, como también por el fin de la sociedad, determinado por la misma naturaleza humana. El Creador quiere la sociedad como medio para el pleno desenvolvimiento de las facultades individuales y sociales, del cual medio tiene que valerse el hombre, ora dando, ora recibiendo, para el bien propio y el de los demás. Hasta aquellos valores más universales y más altos que solamente pueden ser realizados por la sociedad, no por el individuo, tienen, por voluntad del Creador, como fin último el hombre, así como su desarrollo y perfección natural y sobrenatural. El que se aparte de este orden conmueve los pilares en que se asienta la sociedad y pone en peligro la tranquilidad, la seguridad y la existencia de la misma.
    36. El creyente tiene un derecho inalienable a profesar su fe y a practicarla en la forma más conveniente a aquélla. Las leyes que suprimen o dificultan la profesión y la práctica de esta fe están en oposición con el derecho natural.
    37. Los padres, conscientes y conocedores de su misión educadora, tienen, antes que nadie, derecho esencial a la educación de los hijos, que Dios les ha dado, según el espíritu de la verdadera fe y en consecuencia con sus principios y sus prescripciones. Las leyes y demás disposiciones semejantes que no tengan en cuenta la voluntad de los padres en la cuestión escolar, o la hagan ineficaz con amenazas o con la violencia, están en contradicción con el derecho natural y son íntima y esencialmente inmorales.
    38. La Iglesia, que tiene como misión guardar e interpretar el derecho natural, divino en su origen, tiene el deber de declarar que son efecto de la violencia, y, por lo tanto, sin valor jurídico alguno, las inscripciones escolares hechas en un pasado reciente en una atmósfera de notoria carencia de libertad.
    9. A LA JUVENTUD
    39. Representantes de Aquel que en el Evangelio dijo a un joven: Si quieres entrar en la vida eterna, guarda los mandamientos (Mt 19,17), Nos dirigimos una palabra particularmente paternal a la juventud.
    40. Por mil voces se os repite al oído un Evangelio que no ha sido revelado por el Padre celestial; miles de plumas escriben al servicio de una sombra de cristianismo, que no es el cristianismo de Cristo. La prensa y la radio os inundan a diario con producciones de contenido opuesto a la fe y a la Iglesia y, sin consideración y respeto alguno, atacan lo que para vosotros debe ser sagrado y santo.
    41. Sabemos que muchísimos de vosotros, por ser fieles a la fe y a la Iglesia y por pertenecer a asociaciones religiosas, tuteladas por el Concordato, habéis tenido y tenéis que soportar trances duros de desprecio, de sospechas, de vituperios, acusados de antipatriotismo, perjudicados en vuestra vida profesional y social. Y bien sabemos que se cuentan en vuestras filas muchos desconocidos soldados de Cristo que, con el corazón dolorido, pero con la frente erguida, sobrellevan su suerte y buscan alivio solamente en la consideración de que sufren afrentas por el nombre de Jesús (cf Hech 5,41).
    42. Y hoy, cuando amenazan nuevos peligros y nuevas tensiones, Nos decimos a esta juventud: «Si alguno os quisiere anunciar un Evangelio distinto del que recibisteis» sobre el regazo de una madre piadosa, de los labios de un padre creyente, por las instrucciones de un educador fiel a Dios y a su Iglesia, ese tal sea anatema (Gál 1,9). Si el Estado organiza a la juventud en asociación nacional obligatoria para todos, en ese caso, dejando a salvo siempre los derechos de las asociaciones religiosas, los jóvenes tienen el derecho obvio e inalienable, y con ellos sus padres, responsables de ellos ante Dios, de exigir que esta asociación esté libre de toda tendencia hostil a la fe cristiana y a la Iglesia; tendencia que hasta un pasado muy reciente y aun hasta el presente angustia a los padres creyentes con un insoluble conflicto de conciencia, por cuanto no pueden dar al Estado lo que se les pide en nombre del Estado, sin quitar a Dios lo que a Dios pertenece.
    43. Nadie piensa en poner tropiezos a la juventud alemana en el camino que debiera conducirla a la realización de una verdadera unidad nacional y a fomentar un noble amor por la libertad y una inquebrantable devoción a la patria. A lo que Nos nos oponemos y nos debemos oponer es al antagonismo voluntaria y sistemáticamente suscitado entre las preocupaciones de la educación nacional y de las propias del deber religioso. Por esto, Nos decimos a esta juventud: Cantad vuestros himnos de libertad, mas no olvidéis que la verdadera libertad es la libertad de los hijos de Dios. No permitáis que la nobleza de esta insustituible libertad desaparezca en los grilletes serviles del pecado y de la concupiscencia. No es lícito a quien canta el himno de la fidelidad a la patria terrena convertirse en tránsfuga y traidor con la infidelidad a su Dios, a su Iglesia y a su patria eterna. Os hablan mucho de grandeza heroica, contraponiéndola osada y falsamente a la humildad y a la paciencia evangélica, pero ¿por qué os ocultan que se da también un heroísmo en la lucha moral, y que la conservación de la pureza bautismal representa una acción heroica, que debería ser apreciada como merece, tanto en el campo religioso como en el natural? Os hablan de las fragilidades humanas en la historia de la Iglesia, pero ¿por qué os ocultan las grandes gestas que la acompañan a lo largo de los siglos, los santos que ha producido, los beneficios que la civilización occidental recibió de la unión vital entre la Iglesia y vuestro pueblo? Os hablan mucho de ejercicios deportivos, los cuales, si se usan en una bien entendida medida, dan gallardía física, que es un beneficio para la juventud. Pero hoy se les señala, con frecuencia, una extensión que no tiene en cuenta ni la formación integral y armónica del cuerpo y del espíritu, ni el conveniente cuidado de la vida de familia, ni el mandamiento de santificar el día del Señor. Con una indiferencia rayana en el desprecio, se despoja al día del Señor de su carácter sagrado y de su recogimiento que corresponde a la mejor tradición alemana. Esperamos confiados que los jóvenes alemanes católicos reivindicarán explícitamente, en el difícil ambiente de las organizaciones obligatorias del Estado, su derecho a santificar cristianamente el día del Señor; que el cuidado de robustecer el cuerpo no les hará olvidar su alma inmortal; que no se dejarán vencer por el mal, sino que más bien procurarán ahogar el mal con el bien (Rom 12,21); que seguirán considerando como meta altísima suya la corona de la victoria en el estadio de la vida eterna (1Cor 9,24-25).
    10. SACERDOTES Y RELIGIOSOS
    44. Dirigimos una palabra de particular gratitud y de exhortación a los sacerdotes de Alemania, a los cuales, con sumisión a sus Obispos, corresponde mostrar a la grey de Cristo los rectos senderos, en tiempos difíciles y en circunstancias duras, con la solicitud diaria, con la paciencia apostólica. No os canséis, amados hijos y partícipes de los divinos misterios, de seguir al eterno Sumo Sacerdote Jesucristo en su amor y oficio de buen samaritano. Caminad de continuo en una conducta inmaculada ante Dios, en una incesante autodisciplina y perfeccionamiento, en un amor misericordioso para todos los que os han sido confiados, especialmente para con los que peligran, los débiles y los vacilantes. Sed guías para los fieles, apoyo para los que titubean, maestros para los que dudan, consoladores para los afligidos, bienhechores desinteresados y consejeros para todos. Las pruebas y los sufrimientos por que ha pasado vuestro pueblo en el periodo de la posguerra, no pasaron sin dejar huellas en su alma. Os han dejado angustias y amarguras, que sólo paulatinamente podrán curarse y ser superadas por un espíritu de amor desinteresado y operante. Este amor, que es la armadura indispensable al apóstol, especialmente en el mundo presente, agitado y trastornado, Nos lo deseamos y lo imploramos de Dios para vosotros en medida copiosa. El amor apostólico, si no logra haceros olvidar, por lo menos os hará perdonar muchas amarguras inmerecidas que, en vuestro camino de sacerdotes y de pastores de almas, son hoy más numerosas que nunca. Por lo demás, este amor inteligente y misericordioso para con los descarriados y para con los mismos que os ultrajan no significa, ni en manera alguna puede significar, renuncia a proclamar, a hacer valer y a defender con valentía la verdad, y a aplicarla a la realidad que os rodea. El primero y más obvio don amoroso del sacerdote al mundo es servirle la verdad, la verdad toda entera; desenmascarar y refutar el error, cualquiera que sea su forma o su disfraz. La renuncia a esto sería no solamente una traición a Dios y a vuestra santa vocación, sino un delito en lo tocante al verdadero bienestar de vuestro pueblo y de vuestra patria. A todos aquellos, que han conservado para con sus obispos la fidelidad prometida en la ordenación, a aquellos que en el cumplimiento de su oficio pastoral han tenido y tienen que soportar dolores y persecuciones —algunos hasta ser encarcelados o mandados a campos de concentración—, a todos ellos llegue la expresión de la gratitud y el encomio del Padre de la Cristiandad.
    45. Y Nuestra gratitud paterna se extiende igualmente a los religiosos de ambos sexos; una gratitud unida a una participación íntima por el hecho de que, a consecuencia de medidas contra las Ordenes y Congregaciones religiosas, muchos han sido arrancados del campo de una actividad bendita y para ellos gratísima. Si algunos han sucumbido y se han mostrado indignos de su vocación, sus yerros, condenados también por la Iglesia, no disminuyen el mérito de la grandísima mayoría que con desinterés y pobreza voluntaria se han esforzado por servir con plena entrega a su Dios y a su pueblo. El celo, la fidelidad, el esfuerzo en perfeccionarse, la solícita caridad para con el prójimo y la prontitud bienhechora de aquellos religiosos cuya actividad se desenvuelve en los cuidados pastorales, en los hospitales y en la escuela, son y siguen siendo gloriosa aportación al bienestar privado y público; un futuro tiempo más tranquilo les hará justicia más que el turbulento que atravesamos. Nos tenemos confianza de que los superiores de las comunidades religiosas tomarán pie de las dificultades y pruebas presentes para implorar del Omnipotente nueva lozanía y nueva fertilidad sobre el duro campo de su trabajo por medio de un redoblado celo, de una vida espiritual profunda, de una santa gravedad conforme a su vocación y de una genuina disciplina regular.
    11. A LOS FIELES SEGLARES
    46. Se ofrecen a nuestra vista, en inmenso desfile, nuestros amados hijos e hijas, a quienes los sufrimientos de la Iglesia en Alemania y los suyos nada han quitado de su entrega a la causa de Dios, nada de su tierno afecto hacia el Padre de la Cristiandad, nada de su obediencia a los obispos y sacerdotes, nada de su alegre prontitud en permanecer en lo sucesivo, pase lo que pase, fieles a lo que han creído y a lo que han recibido como preciosa herencia de sus antepasados. Con corazón conmovido les enviamos nuestro paternal saludo.
    47. Y en prime lugar, a los miembros de las asociaciones católicas, que con valentía y a costa de sacrificios, a menudo dolorosos, se han mantenido fieles a Cristo y no han estado jamás dispuestos a ceder en aquellos derechos que un solemne pacto había auténticamente garantizado a la Iglesia y a ellos.
    48. Un saludo particularmente cordial va también a los padres católicos. Sus derechos y sus deberes en la educación de los hijos que Dios les ha dado están en el punto agudo de una lucha tal que no se puede imaginar otra mayor. La Iglesia de Cristo no puede comenzar a gemir y a lamentarse solamente cuando se destruyen los altares y manos sacrílegas incendian los santuarios. Cuando se intenta profanar, con una educación anticristiana, el tabernáculo del alma del niño, santificada por el bautismo; cuando se arranca de este templo vivo de Dios la antorcha de la fe y en su lugar se coloca la falsa luz de un sustitutivo de la fe, que no tiene nada que ver con la fe de la cruz, entonces ya está inminente la profanación espiritual del templo, y es deber de todo creyente separar claramente su responsabilidad de la parte contraria, y su conciencia de toda pecaminosa colaboración en tan nefasta destrucción. Y cuanto más se esfuercen los enemigos en negar o disimular sus turbios designios, tanto más necesaria es una avisada desconfianza y una vigilancia precavida, estimulada por una amarga experiencia. La conservación meramente formularia de una instrucción religiosa —por otra parte controlada y sojuzgada por gente incompetente— en el ambiente de una escuela que en otros ramos de la instrucción trabaja sistemática y rencorosamente contra la misma religión, no puede nunca ser título justificativo para que un cristiano consienta libremente en tal clase de escuela, destructora para la religión. Sabemos, queridos padres católicos, que no es el caso de hablar, con respecto a vosotros, de un semejante consentimiento, y sabemos que una votación libre y secreta entre vosotros equivaldría a un aplastante plebiscito en favor de la escuela confesional. Y por esto no nos cansaremos tampoco en lo futuro de echar en cara francamente a las autoridades responsables la ilegalidad de las medidas violentas que hasta ahora se han tomado, y el deber que tienen de permitir la libre manifestación de la voluntad. Entretanto, no os olvidéis de esto: ningún poder terreno puede eximiros del vínculo de responsabilidad, impuesto por Dios, que os une con vuestros hijos. Ninguno de los que hoy oprimen vuestro derecho a la educación y pretenden sustituiros en vuestros deberes de educadores podrá responder por vosotros al Juez eterno, cuando le dirija la pregunta: ¿Dónde están los que yo te di? Que cada uno de vosotros pueda responder: No he perdido a ninguno de los que me diste (Jn 18,9).
    49. Venerables hermanos, estamos ciertos de que las palabras que Nos os dirigimos, y por vuestro conducto a los católicos del Reich alemán, encontrarán, en esta hora decisiva, en el corazón y en las acciones de nuestros fieles hijos un eco correspondiente a la solicitud amorosa del Padre común. Si hay algo que Nos imploramos del Señor con particular fervor, es que nuestras palabras lleguen también a los oídos y al corazón de aquellos que han empezado a dejarse prender por las lisonjas y por las amenazas de los enemigos de Cristo y de su santo Evangelio y que les hagan reflexionar.
    50. Hemos pesado cada palabra de esta encíclica en la balanza de la verdad y, al mismo tiempo, del amor. No queríamos, con un silencio inoportuno, ser culpables de no haber aclarado la situación, ni de haber endurecido con un rigor excesivo el corazón de aquellos que, estando confiados a nuestra responsabilidad pastoral, no nos son menos amados porque caminen ahora por las vías del error y porque se hayan alejado de la Iglesia. Aunque muchos de éstos, acostumbrados a los modos del nuevo ambiente, no tienen sino palabras de ingratitud y hasta de injuria para la casa paterna y para el Padre mismo; aunque olvidan cuán precioso es lo que ellos han despreciado, vendrá el día en que el espanto que sentirán por su alejamiento de Dios y por su indigencia espiritual pesará sobre estos hijos hoy perdidos, y la añoranza nostálgica los conducirá de nuevo al Dios que alegró su juventud (Sal 42[43],4), y a la Iglesia, cuya mano materna les enseñó el camino hacia el Padre celestial. Acelerar esta hora es el objeto de nuestras incesantes plegarias.
    51. Como otras épocas de la Iglesia, también ésta será precursora de nuevos progresos y de purificación interior, cuando la fortaleza en la profesión de la fe y la prontitud en afrontar los sacrificios por parte de los fieles de Cristo sean lo bastante grandes para contraponer a la fuerza material de los opresores de la Iglesia la adhesión incondicional a la fe, la inquebrantable esperanza, anclada en lo eterno, la fuerza arrolladora de una caridad activa. El sagrado tiempo a la Cuaresma y de Pascua, que invita al recogimiento y a la penitencia y hace al cristiano volver los ojos más que nunca a la cruz, así como también al esplendor del Resucitado, sea para todos y para cada uno de vosotros una ocasión, que acogeréis con gozo y aprovecharéis con ardor, para llenar toda el alma con el espíritu heroico, paciente y victorioso que irradia de la cruz de Cristo. Entonces los enemigos de Cristo —estamos seguros de ello—, que en vano sueñan con la desaparición de la Iglesia, reconocerán que se han alegrado demasiado pronto y que han querido sepultarla demasiado deprisa. Entonces vendrá el día en que, en vez de prematuros himnos de triunfo de los enemigos de Cristo, se elevará al cielo, de los corazones y de los labios de los fieles el Te Deum de la liberación, un Te Deum de acción de gracias al Altísimo, un Te Deum de júbilo, porque el pueblo alemán, hasta en sus mismos miembros descarriados, habrá encontrado el camino de la vuelta a la religión; con una fe purificada por el dolor, doblará nuevamente su rodilla en presencia del Rey del tiempo y de la eternidad, Jesucristo, y se dispondrá a luchar —contra los que niegan a Dios y destruyen el Occidente cristiano— en armonía con todos los hombres bienintencionados de las otras naciones y a cumplir la misión que le han asignado los planes del Eterno.
    52. Aquel, que sondea los corazones y los deseos (Sal 7,10) nos es testigo de que Nos no tenemos aspiración más íntima que la del restablecimiento de una paz verdadera entre la Iglesia y el Estado en Alemania. Pero si la paz, sin culpa nuestra, no viene, la Iglesia de Dios defenderá sus derechos y sus libertades, en nombre del Omnipotente, cuyo brazo aun hoy no se ha abreviado. Llenos de confianza en El, no cesamos de rogar y de invocar (Col 1,9) por vosotros, hijos de la Iglesia, para que se acorten los días de la tribulación, y para que seáis hallados fieles en el día de la prueba, y para que aun a los mismos perseguidores y opresores les conceda el Padre de toda luz y de toda misericordia la hora del arrepentimiento para sí y para muchos que con ellos han errado y yerran.
    Con esta plegaria en el corazón y en los labios, Nos impartimos, como prenda de la ayuda divina, como apoyo en vuestras decisiones difíciles y llenas de responsabilidad, como lenitivo en el dolor, a vosotros, obispos, pastores de vuestro pueblo fiel, a los sacerdotes, a los religiosos, a los apóstoles seglares de la Acción Católica y a todos vuestros diocesanos, y en señalado lugar a los enfermos y prisioneros, con amor paternal la Bendición Apostólica.
    Dado en el Vaticano, en la dominica de Pasión, 14 de marzo de 1937.

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  10. #10
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    Re: ¿Por qué se presenta a Hitler como católico?

    En junio de1941, Martin Bormann emitió un decreto dirigido a los Gauleiters titulado «Relaciones del nacionalsocialismo y la Cristiandad» en este decreto se hace referencia a la incompatibilidad de ambos «sistemas» (Cristiandad y nazismo).

    He aquí el decreto:

    Los conceptos nacionalsocialistas y cristianos son irreconciliables. Nuestra ideología nacionalsocialista es mucho más elevada que los conceptos de la Cristiandad, los cuales, en sus puntos esenciales, han sido asumidos de la judería. También por esta razón no necesitamos a la Cristiandad. Si, por consiguiente, en el futuro nuestra juventud no aprende nada más de esta Cristiandad, cuyas doctrinas están muy por debajo de nosotros, la Cristiandad desaparecerá por sí misma. De la irreconciabilidad de los conceptos nacionalsocialistas y cristianos, surje que un refuerzo de las confesiones existentes y cada demanda de originar confesiones cristianas ha de ser rechazada por nosotros. Una diferenciación entre las varias confesiones cristianas no ha de hacerse aquí. Por esta razón, también, el pensamiento de la erección de una Iglesia Evangélica Nacional por unión de las varias iglesias Evangélicas ha de ser, definitivamente, rendido, porque la Iglesia Evangélica es tan enemistosa para nosotros como la Iglesia Católica. Cualquier refuerzo de la Iglesia Evangélica, simplemente reaccionaría contra nosotros.

    Por primera vez en la historia alemana el Führer, consciente y completamente, lleva el liderazgo del pueblo en su propia mano. Con el Partido, sus componentes y unidades adjuntas, el Führer ha creado para él mismo, y por tanto para el liderazgo del Reich alemán, un instrumento que le hace independiente de la Iglesia. Todas las influencias que puedan lesionar o dañar el liderazgo del pueblo ejercido por el Führer, con la ayuda del NSDAP, debe de ser eliminado. Más y más el pueblo debe ser separado de las iglesias y sus órganos, los pastores. Por supuesto, las iglesias deben y desean, visto desde su punto de vista, defenderse contra la pérdida de poder. Pero nunca más debe una influencia sobre el liderazgo del pueblo ser cedida a las iglesias. Esta influencia ha de romperse completa y definitivamente.

    Sólo el gobierno del Reich y, por su dirección, el Partido, sus componentes y unidades adjuntas tienen derecho al liderazgo del pueblo.

    Tal y como las influencias deletéreas de astrólogos, videntes y otros falsificadores son eliminadas y suprimidas por el Estado, la posibilidad de influencia de la Iglesia debe también ser apartada totalmente. Hasta que no haya pasado esto, el liderazgo del estado no tendrá influencia en los ciudadanos individuales. No hasta entonces estarán el pueblo y el Reich seguros en sus existencia para todo el futuro.
    Fuentes:

    Shofar FTP Archives: imt/nca/nca-02//nca-02-15-criminality-02-09

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  11. #11
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    Re: ¿Por qué se presenta a Hitler como católico?

    «¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
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  12. #12
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    Re: ¿Por qué se presenta a Hitler como católico?




    «¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
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    Re: ¿Por qué se presenta a Hitler como católico?

    ¿Acaso Cristo, Nuestro Señor, afirmó en algún momento que se practicase la guerra contra el enemigo, o su persecución o, tal vez, el exterminio de los judíos?

    La respuesta es ¡¡¡ NO !!!

    ¿Entonces por qué insistir en los mismos ERRORES que en este hilo, y otros, algunos NAZIS disfrazados de tradicionalistas intentan tergiversar la verdad histórica?

    No son falsas las fotos que se han colgado en el mensaje anterior, pero tampoco es falso que ya antes del CVII había errores graves en el seno de muchos miembros de la Iglesia.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

  14. #14
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    Re: ¿Por qué se presenta a Hitler como católico?

    Sobre la adscripción religiosa de Adolfo Hitler, sólo pueden sacarse las siguientes conclusiones, todo lo demás es un debate estéril:

    -Que, en efecto, fue bautizado y muy probablemente confirmado; pero que más allá de alguna misa de carácter oficial a la que asistió, no practicaba la religión aunque era creyente [1].

    -Que pese a lo que elucubran muchos, ni era agnóstico ni ateo, como demuestran algunos sus discursos; probablemente el más relevante, el que radió inmediatamente después de ser objeto del atentado a cargo del coronel von Stauffenberg en la "Operación Walküre" donde afirma: "(..)veo en ello la mano de la Providencia, que me impulsa a completar mi tarea". Tomaba el neo-paganismo de sus SS con bastante ironía, incluso en tono jocoso.

    -Que según la Doctrina Católica NO ES SUFICIENTE con estar bautizado y creer en Dios, sino que hay que vivir como cristiano. Sólo es segura la Salvación, cuando se ha producido la muerte tras recibir el sacramento de la confesión; todo lo demás es inseguro.

    -Que Hitler (que sepamos) murió suicidándose; es decir, en pecado mortal.

    -Sobre la Encíclica "Mit Brennender Sorge" me limito a lo que expuse en el anterior hilo:

    La Iglesia contra el nazismo y el nazismo contra la Iglesia

    [1] "Tú crees que Dios es uno; haces bien: también creen los demonios y se estremecen" Stgo [2,19]
    Última edición por DOBLE AGUILA; 18/11/2018 a las 01:34

  15. #15
    Avatar de juan vergara
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    Re: ¿Por qué se presenta a Hitler como católico?

    H. era católico, pues fue bautizado como tal, en su primera adolescencia concurría a misa dominicalmente con su madre.
    Concurrió al menos algún tiempo a un colegio parroquial católico.
    A los nueve años cantaba en el coro de la abadía Benedictina de Lambach, admiraba el canto gregoriano y era monaguillo.
    Hasta pensó en hacerse monje.
    Hay quienes dicen que la cruz gamada la tomo de la que figuraba en el escudo de armas de Theodor Hagen, quien fuera Abad de Lambach.
    Se confirmo a la edad de 15 años.
    Hasta que murió su madre, por quien mantuvo una notable devoción y un profundo afecto, la solía acompañarla a misa, si coincida su visita, con el domingo.
    Posteriormente dejo de lado sus prácticas católicas y siempre procuro mantener una neutralidad entre las disputas entre los católicos y protestantes en Alemania.
    Por más que se escribieron una serie de "culebrones", lo cierto es que no participo de las sociedades esotéricas a las que más bien desprecio, y prohibió a los tres puntos.
    Sabre Esa temática hay un libro interesante de Santos Bernardo: "H. contra Thule".
    También para el que le interese la cuestión religioso en el NS, esta el libro: "The Holy Reich Nazy conceptions of Chistianity. 1919-1945", de Richard Steigmann Gall.
    Igualmente se puede ver el libro de Federico Mihura Seeber, "Noticias de ayer, de hoy y de mañana",Primer Anexo.
    Sobre la Enciclica ya me he pronunciado en otro hilo de este foro.
    Como siempre a todo evento aclaro que no soy NS.
    Última edición por juan vergara; 20/11/2018 a las 23:03
    ALACRAN y ReynoDeGranada dieron el Víctor.

  16. #16
    Avatar de Mexispano
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    Re: ¿Por qué se presenta a Hitler como católico?

    Mas info: La alianza Lutero-Hitler

    https://hispanismo.org/politica-y-so...ro-hitler.html





    El régimen nazi y su germanismo protestante

    Leoncio González Hevia

    Se trata de demostrar que el nazismo es hijo de no pocos padres, y no sólo de Himmler o Hitler, sino también de Lutero, de Fichte, de Hegel, de Bismarck y su lucha por la Cultura contra los católicos... de Lessing, de Wagner, de Nietzsche y de «todos» los alemanes que en el mundo han sido














    En una conferencia ofrecida dentro de las jornadas de la Asociación de Hispanismo Filosófico que se celebraron en Oviedo en la primavera de 1998, Gustavo Bueno dijo que el catolicismo supera al protestantismo, atrapado en la conciencia subjetiva que conduce al pietismo y al nihilismo, y que de Lutero se va a Hegel, Nietzsche y Hitler (pasando por Lessing, Herder, Fichte, Bismarck y su lucha por la Cultura contra los católicos...).

    Por lo que hace a lo primero, es decir, la polémica entre católicos y protestantes, es algo que viene de lejos: se trata de la cuestión sobre la libertad humana, que ya San Agustín removiera frente a Pelagio (y recuérdese, para el asunto que nos ocupa, que Lutero fue un monje agustino), como siglos después hará el dominico Báñez (al tomar parte en las controversias de auxiliis sobre la Gracia, o sobre la Cultura) frente al jesuita Luis de Molina, cuando éste trate de conciliar la presencia divina y la eficacia de la Gracia con la libertad humana –y recuérdese, para el asunto que nos ocupa, que Hitler se formó con los dominicos{1}–.

    Así las cosas, conviene precisar que los historiadores de la Teología suelen clasificar las doctrinas de los teólogos orientadas a ofrecer esquemas de conexión entre el Reino de la Naturaleza y el Reino de la Gracia, en dos grupos: doctrinas naturalistas y doctrinas sobre-naturalistas. Mientras el naturalismo radical se habría abierto paso en el siglo IV, en la forma del pelagianismo, la doctrina sobre-naturalista de la Gracia habría tenido una versión radical (la ya apuntada doctrina de San Agustín contra Pelagio, o la doctrina de Calvino según la cual la naturaleza humana no puede acercarse a la Gracia, que es una asistencia que viene de lo alto) y una versión moderada, cuya expresión más madura tomaría forma en la doctrina de Santo Tomás de Aquino. Con lo cual la posición freudiana puede considerarse sin duda como una versión radical de la doctrina sobre-naturalista de la Cultura (incluso en el punto que establece que la Cultura es represión de los instintos naturales, que necesitan de una rigurosa disciplina sobrenatural), mientras que la posición de Skinner puede considerarse como una versión moderada de esa misma doctrina.{2} Lo que nos lleva de nuevo al principio, pues como Bueno sostiene, la terapia de la conducta de Skinner es, efectivamente, una disciplina católica: es decir, que el individuo, si quiere ser perdonado, tiene que hacer buenas obras y no basta con la iluminación de la conciencia, como hace el psicoanálisis de Freud, que es luteranismo puro.

    De ahí que Bueno mantenga que la idea de un Reino de la Cultura es la secularización de la idea del Reino cristiano de la Gracia, que es también medicinal y santificante; sólo que ahora, la dignidad del hombre podrá fundarse, no ya tanto en su divinidad, cuanto en su humanidad. Por esa razón, la secularización en la que hacemos consistir el proceso de constitución de un Reino de Cultura, implica un eclipse de la Fe católica en el Espíritu Santo como transmisor de la Gracia; e implica el eclipse de un Espíritu que, a través de la reforma de Lutero, habría comenzado a soplar, no ya a través de Roma, sino a través del fuero interno de cada hombre. Esto, y no otra cosa, es el pietismo: sentimentalismo religioso contrario a toda institución eclesiástica.{3} En otras palabras: la subversión que, al emancipar de la autoridad papal a la Cristiandad, puso en marcha el proceso de disolución de la propia Iglesia, es la misma subversión que invirtió la relación del complejo Ciencia-Filosofía con la religión positiva revelada, pues la Ilustración no fue meramente la emancipación absoluta de la Razón, sino la emancipación de la Iglesia Romana y de lo que a ella iba adherido. Aunque Hegel interpretó este proceso atribuyendo a Lutero el papel de héroe de la Razón. Nada más desafortunado, por cuanto que Lutero llegó a llamar prostituta a la Razón.{4}

    Es decir, que el pietista Bismarck lanzó su batalla en pro de la Cultura humana (ahora que la dignidad del hombre pudo fundarse en su humanidad) contra la Iglesia Romana, pero también contra la filosofía racionalista heredera del cartesianismo, de manera que el ideal de Cultura significará ahora el ideal de una cultura laica, así como el ideal de una cultura artística y literaria.{5}

    Ante todo, la Cultura será tratada ahora como el atributo del Género Humano. (El Género Humano en cuanto tal, dará para esto y para mucho más, como se verá más adelante.) En realidad, esta idea de Cultura humanística bien pudiera desempeñar funciones prácticas reivindicativas frente a las tendencias a fundar la dignidad humana en la condición de romano, de judío o de griego. De hecho, una de las funciones prácticas más positivas que ha podido desempeñar el mito de la Cultura es su función reivindicatoria contra las concepciones racistas de la humanidad. Esas virtualidades antirracistas del mito de la Cultura serían las que estuvieron presentes en la conocida expresión atribuida a Goebbels: cuando oigo pronunciar la palabra «cultura» echo mano a la pistola. Sin embargo, la frase de Goebbels no debe hacernos olvidar que los nazis también enarbolaron como bandera de su partido el mito de la Cultura en cuanto expresión de la Raza aria, a través de la cual la naturaleza humana quedaba reivindicada y dignificada.{6}

    Así las cosas, el nuevo cauce por donde el soplo del Espíritu llegará a los hombres (aprovechando que ahora sopla a través del fuero interno de cada uno de ellos), será el cauce de las asambleas constituidas por los hombres de los pueblos más diversos: verbigracia, el pueblo alemán. Es decir, que el Espíritu Santo se transformará en el Espíritu de ese pueblo. Será ahora cuando podremos hablar de una evolución convergente de la idea del Reino de la Cultura, y de la idea de un Pueblo o Nación dotados de un Espíritu y una Raza propios: verbigracia, la Santa Alemania, dotada de una Raza, la aria, pretendidamente superior.{7}

    Ahora bien, éste es el ejemplo más famoso y siniestro de mito oscurantista que es posible aducir hoy (el que Alfredo Rosenberg formuló como el mito del siglo XX) y se trata, en definitiva, de eso: del mito de la Raza aria como dispensadora de la Cultura más auténtica.{8}

    Pero, más concretamente, se trata de un mito que corresponde a la Nematología (o Teología) mixta de la nebulosa ideológica del III Reich, resultante de la confluencia de la Nematología llevada a efecto por la mediación del darwinismo social, la mencionada teoría de la Raza aria y el panteísmo de, por ejemplo, Lessing y de la Nematología dogmática –que partiría ya de la declaración de los principios de la Fe en Alemania.{9}

    Además, en este nebuloso contexto (constitutivo de la ideología del III Reich) también se llevará a cabo el programa de incorporación sistemática de contenidos masivos de la filosofía hegeliana o nietzscheana a la esfera de esa misma Teología (o Nematología) dogmática. Es decir, que se tratará de bautizar a Hegel y a Nietzsche, pues aunque el Espíritu de Hegel y el Ateísmo de Nietzsche debieran desaparecer literalmente cuando se mantiene el Dios trascendente, no obstante, siempre será posible jugar a dos barajas reclamando, para la causa nazi, el ateísmo nietzscheano y, a la vez, el fideísmo protestante.{10}

    En lo que concierne al fideísmo protestante, los primeros años de Hitler en el poder se caracterizaron precisamente por sus intentos de reconciliar las treinta facciones protestantes opuestas entre sí y de reunirlas bajo una misma autoridad. Es muy cierto que una facción hostil se había formado en un ala de la Iglesia: se trató de la Iglesia Confesional del pastor Martín Niemöller. Pero la principal ambición de éste no era sino la de convertirse en Obispo del Reich nombrado por los nazis para la Iglesia Protestante de Alemania.{11} De modo que el nombre de Niemöller en absoluto brilló como activo defensor de la oposición al nazismo: Eso es completamente ideológico y completamente mentira. Aún el 28 de julio de 1943, el mariscal de campo Wólfram von Richthofen anotó en su diario la reflexión de Göring acerca de que el Führer lo había intentado casi todo para establecer una Iglesia del Reich dentro de la tradición luterana.{12}

    Incluso un teólogo alemán como Dietrich Bonhoeffer llegó a convencerse de que la combinación de, por un lado, el pietismo luterano (típico de personas como el mencionado Bismarck, lector compulsivo de la Biblia y portaestandarte de una Iglesia de sacristía) y, por otro, la desesperación (con ecos de la filosofía de Schopenhauer) del protestante Barth ante el mundo, había hecho que el protestantismo alemán fuese incapaz de contener el auge del nazismo.{13} Pero, ¿no hubiera sido mejor decir que hubo connivencia del protestantismo con el nazismo o, mejor aún, que el protestantismo y el nazismo eran el complemento perfecto lo uno de lo otro?

    De hecho, ya hacia el final de la República de Weimar, los elementos más radicales de la Iglesia protestante apoyaban abiertamente al nacionalismo völkisch de estilo nazi, como vehículo para la unidad y la revitalización religiosa y política del pueblo alemán. La esvástica en el pecho y la cruz en el corazón, rezaba el eslogan de los Cristianos Alemanes de la Iglesia protestante.{14} Pero también los sectores principales del protestantismo vieron en el alzamiento nacional que se proclamó con la toma del poder, la esperanza de una renovación moral que conduciría al renacimiento nacional. Además, su ferviente antimarxismo, su autoritarismo enérgico y la creencia en el Führer estaban entre los factores que terminaban de unir, indisolublemente, a la Iglesia protestante con el régimen de Hitler.{15}

    Por lo que hace a la mencionada incorporación de la filosofía nietzscheana a la esfera de la Nematología de la nebulosa ideológica del III Reich, habría que decir que resultó muy significativo para Hitler el anuncio de su estimado Nietzsche en orden a la llegada del Übermensch (el Superhombre), así como el anuncio, hecho también por Nietzsche en su obra La Voluntad de poder, de que una Raza superior (Herrenvolk) se estaba configurando.{16} En particular, el odio de Hitler hacia el judaísmo llegó a su punto culminante cuando leyó el desdeñoso torrente de palabras de Nietzsche acerca de la doma de las tribus de la antigua Germania.{17} Además, de lo que Nietzsche escupía con tanto desprecio acerca de la destrucción de la virilidad de las tribus germánicas por parte del judaísmo corrosivo y disfrazado de cristianismo, Hitler encontraba confirmación una y otra vez en las palabras de su tercer gran héroe (el primero era Schopenhauer, nihilista, como Nietzsche): Me refiero a Ricardo Wagner, el cual adoraba a un Cristo exclusivamente ario.{18} De Wagner, Hitler había escuchado Die Meistersinger von Nürnberg unas cuarenta veces. Julius Schaub, ayudante de Hitler durante 20 años, decía que era su obra favorita, porque constituía un himno a la capacidad artística alemana.{19} De igual manera, Herder tuvo buen cuidado de subrayar que Cristo casi no fue educado por los judíos, y que fue con los germanos como el cristianismo alcanzó su universalidad y ésta es la idea antes apuntada que reprodujo Hegel, desde la secta de su germanismo protestante, en el momento de reivindicar a Lutero como el héroe alemán que liberó al cristianismo, aprisionado dentro de rejas romanas.{20}

    También el ensayo La educación del género humano, de Lessing (inspirador, no por casualidad, de la filosofía idealista alemana), había impresionado profundamente a Hitler. Podía citar de memoria largos pasajes de la obra.{21} Pues a Bueno le asiste la razón cuando sostiene que el mito de la Cultura incorpora, a través del nacional-socialismo, las funciones que el mencionado mito de la Raza desempeñó en la primera mitad del siglo XX. La misma Raza humana que Lessing pretendía que se educara con arreglo a sus incoherentes ideas. Además, existe un nexo entre el luteranismo subyacente en el nazismo y el idealismo alemán inspirado por Lessing, y es el subjetivismo hegeliano (que entiende que la conciencia pura, o el sujeto trascendental en sentido kantiano, es nada menos que principio de realidad): es decir, el que cada uno haga lo que le dicte su conciencia transmisora de la Gracia, como si se trata de matar judíos o gitanos, por poner dos ejemplos. Además, fue el propio Fichte quien sostuvo que, gracias a los fines del más perfecto Estado (la Santa Alemania, se entiende), la Cultura se difundirá universalmente hasta que la especie entera se haya fundido en una sola república de los pueblos cultos. De ahí que los nazis entendieran la antes apuntada lucha de la Cultura de Bismarck como la lucha del pueblo alemán, cuyo objetivo último sería el elevar a la Humanidad a la condición de discípula de la cultura alemana; y de ahí que los nazis entendieran esa lucha por la Cultura como orientada hacia la extirpación de la cultura judía, de la cultura romana o de la cultura asiática, encarnada a la sazón por el comunismo estalinista.{22}

    Asimismo, Hegel sostuvo que en cada época sólo una de entre las culturas existentes es universal, y que la guerra es la única relación posible entre los estados soberanos –y los alemanes, por guerras, que no quede: montaron dos mundiales para luego perder las dos–. De hecho, la Filosofía de la Historia de Hegel tuvo como objetivo mostrar el curso según el cual habrían tenido lugar los relevos de las culturas que portan la antorcha de la Universalidad, para sugerir que a la sazón le había llegado la hora a Alemania.{23} Pues Hegel supone, como San Agustín, que la Historia Universal es la Historia del Género Humano –el mismo Género Humano que Lessing pretendía que se educara en conformidad con unas ideas que, según se ha dicho, habrían de impresionar profundamente a Hitler–. En otras palabras: La Filosofía de la Historia de Hegel está prefigurada por la obra La ciudad de Dios, con la que San Agustín funda la tesis de la unidad del Género Humano como la unidad del Paraíso terrenal, que queda disuelta por la escisión de la humanidad en santos y pecadores (la misma escisión que a través del calvinismo volverá a teñirse con coloraciones racistas, como dijo Toynbee, cuando los desafortunados se consideren dejados de la mano de Dios), pero que favorece una totalización espacial o geográfica del Género Humano que recuerda muy de cerca la del profesor Karl Haushofer, es decir, la concepción de la primera teoría de los dos bloques en la Historia de las Ideas geopolíticas.{24}

    Ahora bien, la Historia Universal no la hace todo el Género Humano sino una parte que es un Imperio, en cuyo caso el Imperio luterano no puede ser universal, porque es depredador –como el nazismo tampoco puede ser universal porque es racista, es decir, particularista–. En particular, la norma del imperialismo depredador de la Alemania nazi del III Reich propuso a Alemania como modelo soberano al que habrían de plegarse las demás sociedades políticas, que sólo existirían para Alemania a título de colonias, susceptibles de ser explotadas. Sin embargo, todas las partes de la sociedad son imprescindibles en un proceso de transformación histórico, y ninguna puede ser universal si no muestra su capacidad para absorber a las otras. Ésta es la idea que ejerció el Imperio español en cuanto que católico y generador, lo que nos retrotrae a la polémica antes apuntada, entre católicos y protestantes: por eso dijimos entonces que se trataba de la cuestión capital sobre la libertad humana.{25}

    Así las cosas, no cabe descartar la reminiscencia de la consolidación de una Unión Europea (como un Estado federal) ligada a un nacionalismo alemán de nuevo cuño, habida cuenta de la trayectoria que ha seguido Alemania una vez transcurridas las décadas de su recuperación (después de su derrota y fragmentación en la II guerra mundial), a saber: reunificación de Alemania, política unilateral de reconocimiento de Croacia y Eslovenia y apertura hacia el Este, pues también se trataría, por parte de Alemania, de incluir a Polonia, Hungría y Bohemia en el campo de la influencia dominante del IV Reich en formación.{26}

    No quisiera terminar sin añadir que, a decir de Walter Johannes Stein (asesor personal de sir Winston Churchill en lo referente a las motivaciones del Führer), las lecturas del joven Hitler en Viena no fueron otras (y no hubieran podido serlo, añadimos nosotros) que las obras de los mencionados Fichte, Hegel, Schopenhauer y Nietzsche, así como el Fausto de Goethe (reconocido antisemita, como todos los demás, y nihilista, como Schopenhauer y Nietzsche) y La educación del género humano de Lessing, antes dicha.{27}

    No hace falta que recuerde los lodos que vinieron de estos polvos. Y aunque sé que mucho nietzscheano se sentirá ofendido por todo esto que he dicho, pues qué quiere que le haga: las cosas son así y no las he descubierto yo. Pero, en fin, considero que ya he dado cumplida cuenta de las razones que movieron a Bueno a decir lo que dijimos que dijo, a saber: que el protestantismo está atrapado en la conciencia subjetiva que conduce al pietismo y al nihilismo, y que de Lutero se va a Hegel, Nietzsche y Hitler. Es decir, que la filosofía idealista alemana, el protestantismo, el mito de la Cultura en cuanto expresión de la Raza aria de la Santa Alemania, el imperialismo depredador anglosajón y el III Reich es todo la misma cosa. Y a quien se le llene la boca cada vez que diga «cultura», que recuerde lo mucho que de cultural tuvo el nazismo. El que tiene oídos, escuche.


    Notas

    {1} Estas disputas están en el origen del enfrentamiento de la doctrina jansenista (que estaba próxima a los hugonotes calvinistas) con los jesuitas. Así se comprende que Pascal entrara en contacto con el jansenismo pues, como se verá más adelante, el protestante Bismarck lanzó su batalla en pro de la Cultura contra la filosofía racionalista, y Pascal estaría ocupando aquí la posición que efectivamente le corresponde, a saber: la de un filósofo poco racionalista en el terreno de la teología y la moral. Lo que no se comprende es eso tantas veces dicho que los dominicos destacaron en la defensa de la Fe católica o eso otro de que el jansenismo, al contrario que el jesuitismo, influyó extensamente en la espiritualidad católica pues, en lo que hace a la doctrina de la Gracia, fue justo al revés.

    {2} Gustavo Bueno, El mito de la cultura, Editorial Prensa Ibérica, Barcelona 1996, págs. 128-129. En definitiva, Lutero y los jansenistas afirmaron la necesidad de una Gracia irresistible como don que viene de Dios (según San Agustín, gratuito, pues ya San Pablo dejara dicho que a Dios vayan las gracias por su indescriptible don gratuito), frente a los humanistas y los pelagianos, que afirmaron que la Gracia se halla infundida en la naturaleza. De ahí que Lutero afirmara, con San Agustín, que el albedrío es siervo (pues según Lutero, nadie puede ser salvado si confía sólo en el libre albedrío) frente a los humanistas, que sostuvieron la tesis de la completa libertad. Si bien es cierto que el mencionado Luis de Molina rechazó, no sólo las tesis de San Agustín, sino también las de Santo Tomás, al no adherirse a la premoción física de éste, pues según de Molina, la intervención divina es un concurso simultáneo por el cual Dios coopera con el hombre, proporcionándole un movimiento que puede usar bien o mal. Pero, al menos, Santo Tomás negó que el albedrío fuese siervo -al contrario que San Agustín-. Ésa es la cuestión.

    {3} Gustavo Bueno, El mito de la cultura, págs. 129-130.

    {4} Gustavo Bueno, Cuestiones cuodlibetales sobre Dios y la Religión, Mondadori, Madrid 1989, pág. 71. Es sabido que el Sacro imperio romano germánico (o Primer Reich) vio rota su unidad por la Reforma protestante y que, pasados dos siglos, los Hohenzollern obtuvieron el título de reyes de Prusia (en un bando protestante frente a los católicos Habsburgos, centrados en Austria) y dominaron Alemania durante el reinado de Federico II, mecenas de la Ilustración representada por dos autores nada racionales, pero sí muy sentimentales, Lessing y Herder, de los que trataremos más adelante. Finalmente, Prusia eliminó a Austria, ya con el mencionado Bismarck –el mismo que pocos años después haría proclamar el II Reich.

    {5} Véase, a modo de ejemplo de este ideal de Cultura artística, la nota 19.

    {6} Gustavo Bueno, El mito de la cultura, págs. 106-107.

    {7} Gustavo Bueno, op. cit., pág. 130. Este proceso dialéctico es el mismo que se advierte en Hegel, a saber: que lo Universal que en el Estado se destaca, constituye la Cultura de una Nación, pero el contenido que se halla en el Estado constituye el Espíritu de ese mismo Pueblo o Nación. Ahora bien, el precursor de esta forma de entender la Cultura como esencia de los pueblos (como segunda naturaleza del hombre, en palabras del mencionado Herder), es Fichte, del que trataremos más adelante, y será al comienzo de la mencionada lucha de la Cultura de Bismarck cuando se dé el reconocimiento, por parte de las constituciones políticas de los Estados, del ideal de Cultura como norma constitucional. (María Pilar García Alonso, «La idea fichteana de Cultura», El Basilisco, nº 29, Segunda Época, Oviedo 2001, pág. 82.) Véase la nota 22.

    {8} Gustavo Bueno, op. cit., pág. 26. A mediados del siglo XIX ya sostuvo Arturo de Gobineau (cuya filosofía era de corte idealista, como la de todo buen germanófilo) que la Raza germánica era la más alta variedad del más alto tipo (el blanco, claro) y que su superioridad era, no sólo física, sino también cultural. En consonancia con esta teoría del conde de Gobineau, Guillermo II añadió a su política colonial pretensiones pangermanistas.

    {9} Gustavo Bueno, Cuestiones cuodlibetales sobre Dios y la Religión, pág. 100.

    {10} Gustavo Bueno, op. cit., págs. 194-195.

    {11} David Irving, El camino de la guerra, Editorial Planeta, 1990 Barcelona, pág. 256.

    {12} David Irving, op. cit., pág. 324.

    {13} Alan Richardson, El debate contemporáneo sobre la religión, Editorial Mensajero, Bilbao 1968, pág. 26. Habría que aclarar, para que no quepa lugar a suspicacias, que este autor citado, Alan Richardson, ni siquiera es católico, y el propio introductor de la versión española de la obra enseguida aclaró, pues corrían tiempos nacional-católicos, que Richardson era un autor no católico.

    {14} Bajo la consigna Una nación - un Dios - un Reich - una Iglesia, este movimiento pretendía crear una Iglesia protestante alemana que abarcase toda la nación. Así las cosas, cuando en marzo de 1937 el Papa Pío XI promulga la encíclica Con ardiente preocupación, Hitler prohíbe su difusión y desencadena una sistemática y despiadada campaña de difamación contra la Iglesia católica. Fueron condenados 244 sacerdotes y miembros de órdenes religiosas; en 1937 había pendientes 955 procesos y del total de 16.200 miembros de órdenes religiosas existentes en Alemania, unos 8.000 fueron sometidos a proceso por faltas a la moral –o mejor traducido, por faltas a la eticidad o sittlichkeit hegeliana–. En el curso de esta acción contra la Iglesia católica fueron clausurados y confiscados conventos y prohibidas revistas confesionales juveniles. (Heinz Huber & Arturo Müller, El Tercer Reich, Plaza & Janés Editores, Barcelona 1976, págs. 217 y 222.)

    {15} Ian Kershaw, Hitler, Editorial Biblioteca Nueva, Madrid 2000, pág. 122.

    {16} Trevor Ravenscroft, Hitler: la conspiración de las tinieblas, Editorial América Ibérica, Madrid 1994, págs. 55-56. Véase también la nota 24.

    {17} Trevor Ravenscroft, op. cit., pág. 53.

    {18} Trevor Ravenscroft, op. cit., pág. 54. A su vez, Wagner y Nietzsche fueron apasionados partidarios de Schopenhauer, precisamente.

    {19} David Irving, El camino de la guerra, pág. 262. Hitler era uno de los más grandes admiradores de Ricardo Wagner, en cuyas obras veía una manifestación del misticismo germánico de la Raza. Sigfrido y El crepúsculo de los dioses eran obras y conceptos que ejercieron en Hitler una gran fascinación durante toda su vida. (Heinz Huber & Arturo Müller, El Tercer Reich, pág. 223.) Es más, Hitler dijo que era preciso conocer a Wagner para comprender la Alemania nazi, y esta afirmación no se explica sino por la evocación de la mitología germánica en las obras del compositor alemán. De hecho, en la tetralogía El anillo de los nibelungos, Wagner no hace otra cosa sino exaltar las antiguas leyendas teutonas y el mundo bárbaro de los nibelungos, irracional, místico, dominado por la violencia y por la venganza sangrienta. (Franco Sarcinelli, Vida y muerte en los campos de concentración y de exterminio, Editorial de Vecchi, Barcelona 1979, pág. 14.)

    {20} Gustavo Bueno, El mito de la cultura, pág. 60.

    {21} Trevor Ravenscroft, Hitler: la conspiración de las tinieblas, pág. 113.

    {22} Gustavo Bueno, El mito de la cultura, pág. 63. Habría que añadir que la filosofía idealista alemana no sólo está inspirada por Lessing sino que, además, recupera la tradición conceptual sugerida por la obra de Johannes Eckhart, un místico del siglo XIII, dominico precisamente.

    {23} Gustavo Bueno, op. cit., pág. 65.

    {24} Gustavo Bueno, Cuestiones cuodlibetales sobre Dios y la Religión, págs. 287 y 328-329. Haushofer (que también era discípulo incondicional de Schopenhauer y a quien su propio hijo Albrecht Haushofer acusó de instigar a la Bestia del Apocalipsis contra la humanidad) dijo a su primer grupo de estudiantes, entre los cuales se encontraba Rudolf Hess, que el espacio es poder en sí mismo y que tenía la intención de impartir la asignatura de geografía política como un arma para resucitar a Alemania, a fin de que pudiera alcanzar la grandeza para la que estaba destinada. Por lo que no es de extrañar que el III Reich estuviese basado en una política anexionista, aplicada en nombre del espacio vital. Finalmente, Haushofer adoptó el rol de Mefistófeles cuando inició a Hitler en el papel que desempeñarían los ritos de sangre en la delirante creación de una mutación que produciría el nacimiento del Superhombre. La clave de este potencial humano sería descubierta sólo a través de la calidad de la sangre aria. Haushofer entendía que la Raza aria era la única verdadera, entre otras cosas porque sus orígenes se remontaban nada menos que a la Era de la Atlántida. Pero conviene recordar que unos secesionistas del Norte de España, también nacional-socialistas, sostienen esa misma Era atlántica como la época de la que procede su prehistórica Raza, una Raza corta de antígenos D. Lógicamente, los judíos serían excluidos de este proceso de evolución humana; de ellos, Karl Haushofer dirá que imitan a los hombres, pero que no pertenecen a su especie, y Hitler concluirá que están más alejados de los animales de lo que lo estamos nosotros y que no constituye crimen alguno eliminarlos, porque no pertenecen a la humanidad. (Trevor Ravenscroft, Hitler: la conspiración de las tinieblas, págs. 268, 273 y 296.) Entonces, como diría Calvino, los judíos bien pudieran considerarse dejados de la mano de Dios.

    {25} Véase Gustavo Bueno, España frente a Europa, Alba Editorial, Barcelona 1999, páginas 16, 35, 203-204, 210-211, 349-350 y 465.

    {26} Gustavo Bueno, op. cit., pág. 419.

    {27} Trevor Ravenscroft, Hitler: la conspiración de las tinieblas, págs. 13 y 85.




    _______________________________________

    Fuente:

    Leoncio González Hevia, El régimen nazi y su germanismo protestante, El Catoblepas 33:20, 2004

  17. #17
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    Re: ¿Por qué se presenta a Hitler como católico?

    Gustavo Bueno fue un extraño personaje que se decía marxista, y ateo pero no renegaba del catolicismo.
    Las religiones nacían según él del devenir histórico y el hombre comenzó por adorar a los animales, hasta llegar en su evolución al Dios único.
    Defendía la Hispanidad y el imperio español a toda costa y la enfrentaba a Europa, también bregó por la unidad de España contra los separatismos.
    Fue acusado por los comunistas de fascista y por los fascista de estalinista.
    Una de sus libros se titula "El mito de la cultura ensayo de una teoría materialista de la historia".
    Otro de los autores citados el británico de ascendencia judía Traver Ravenscroft es muy poco serio.
    El libro que se menciona "Hitler: La conspiración de las tinieblas", no es fiable. en la introducción prácticamente le atribuye su libro a las conversaciones que tuvo con Walter Johannes Stein también de ascendencia judía (espía británico), cuando en realidad nunca lo vio.
    El articulista comienza diciendo "Se trata de demostrar que el nazismo es hijo de no pocos padres..." (lo que es cierto) y concluye "Y de todos los alemanes que en el mundo han sido", lo que significaría que el nazismo es hijo de todos los alemanes.
    Se dice que de Lutero se va a...y Hitler
    Se podría agregar y a.... y a el Papa Francisco.
    El nacionalsocialismo no su hubiera dado sin el tratado de Versalles y muchas otras circunstancias tanto alemanas como europeas.
    Hitler fue católico y así lo expresó en su libreta cuando se enrolo en la segunda guerra mundial.
    En su doctrina hay cosas que no se condicen con el catolicismo como sería la cuestión racial.
    ALACRAN y ReynoDeGranada dieron el Víctor.

  18. #18
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    Re: ¿Por qué se presenta a Hitler como católico?

    No todo lo que brilla es oro

    Ante los graves problemas que surgen en la actualidad, el católico se ve arrinconado contra la pared por un progresismo que deja caer sobre él toda su artillería pesada (medios de comunicación, artículos, cine, etc.). Sumamos a este asedio la debilidad de muchos pastores de la Iglesia que, en lugar de guiar al rebaño, han decidido sentarse a ver cómo los lobos se llevan a las ovejas o incluso dan paso libre para diezmar el rebaño.

    Ante este panorama depresivo es cuando aparecen los paladines, hombres y mujeres que no temen enfrentarse al progresismo, siendo muchas veces las voz de mayorías. Por ejemplo, podemos hablar de Agustín Laje, Nicolás Márquez, Concepción Brandolino, Ben Shapiro, etc. Muchos católicos empezamos a consumir su material, como libros, debates y artículos.

    De ahí que tengamos distintas clases de híbridos católicos, desde aquellos que reivindican el liberalismo hasta aquellos que mezclan el catolicismo con el nacional–socialismo. Ambos grupos distorsionan el catolicismo poniéndolo debajo de la ideología que profesan.

    Alguno dirá: «¿Qué tiene de malo?, total, dicen verdades». Pero no todo lo que brilla es oro: el católico debe quitarse la idea de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Es cierto, hubo y hay gente que se enfrentó a la izquierda, esto no quiere decir que la ideología que mantienen sea compatible con la fe católica. En este breve escrito solo se abordará el tema del nacional-socialismo.


    Católicos neonazis

    ¿Cuántas veces no hemos visto gente reivindicando a Hitler y su ideología por haberse enfrentado a los comunistas y sionistas? Pero el culto a la personalidad llega a tal punto que tienen la imagen de un Hitler católico llegando a creer que el nacional-socialismo es compatible con el catolicismo, o peor, que el nacional-socialismo es católico. Lo cierto es que el católico no puede ni debe mancharse con el nacional-socialismo. Si lo hace, está negando su fe católica mezclando trigo y cizaña.


    ¿Era Hitler católico?

    No, no lo era. Sus ideas, dichos y hechos se alejan de un católico ejemplar, desde avalar el aborto con frases como:

    Un Estado de concepción racista tendrá, en primer lugar, el deber de sacar al matrimonio del plano de una perpetua degradación racial y consagrarlo como la institución destinada a crear seres a imagen del Señor y no monstruos, mitad hombre, mitad mono.[1]

    Los defensores del ‘Führer’ y del nacional-socialismo sostienen que este era católico por algunas fotos de Hitler saliendo de algún templo católico o soldados alemanes en una misa. Lo cierto es que Hitler como buen político moderno seguiría a Maquiavelo: «El fin justifica los medios». Por ello, no es raro ver que Hitler, para consolidar su poder, haya logrado conseguir la confianza de católicos por un lado y de protestantes por otro.

    El Führer estaba en contra de la misión universal de la Iglesia, que es evangelizar a todo el mundo, de ahí que la Iglesia sea católica. Tal misión viene desde nuestro señor Jesucristo: «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo».[2]

    Por el contrario, Hitler llegaría a decir:

    Hasta nuestra Iglesia, que habla siempre del hombre como «creado a imagen y semejanza de Dios», peca contra ese principio, cuidando simplemente del alma, mientras deja al hombre descender a la posición del degradado proletario. La gente queda llena de vergüenza al ver la actuación de la concepción cristiana, en nuestro propio país, su «impiedad» (exaltación) para con esos individuos raquíticos de espíritu y degradados de cuerpo, mientras procura llevar la bendición de la Iglesia a cafres y hotentotes. Mientras los pueblos europeos son devastados por una lepra moral y física, el errante y piadoso misionero del África Central organiza comunidades de negros, al mismo tiempo que fomenta y justifica en nuestra «elevada cultura» el atraso de los individuos sanos y de los perezosos, incapaces y bastardos.

    Sería mucho más noble que ambas iglesias cristianas, en lugar de importunar a los negros con misiones, que éstos no desean ni comprenden, enseñasen a los europeos, con gestos bondadosos, pero con toda seriedad, que es agradable a Dios que los padres no sanos tengan compasión de las pobres criaturas sanas y que eviten traer al mundo hijos que sólo aportan infelicidad para sí y para los demás.

    Por un lado, Hitler se opone la idea de llevar el evangelio a todos los pueblos, y por otro, solo busca tener una sociedad materialista donde se evite «traer al mundo hijos que solo aportan infelicidad para sí y para los demás». Esta misma idea tiene la sociedad actual para justificar el aborto, llegando a ver países que se sienten orgullosos de no tener niños con discapacidad, ya que son abortados.[3]

    De ahí que Hitler piense a que el Estado debe regular todos los ámbitos de la vida del ciudadano, buscando para esto tener ciudadanos corporalmente perfectos:

    El Estado Racista debe partir del punto de vista de que un hombre, si bien de instrucción modesta pero de cuerpo sano y de carácter firme, rebosante de voluntad y de espíritu de acción, vale más para la comunidad del pueblo que un superintelectual enclenque.[4]

    Por lo mismo, el nacional-socialismo no dudará en alegar que el Estado debe elegir quiénes son los ciudadanos más aptos para procrear. No es raro ver nacional-socialistas que tienen un culto por el Estado que bien podríamos llamar ‘estatolatría’. Viendo estos errores emerger, su Santidad León XIII nos advertirá en su encíclica Rerum novarum: «No es justo, según hemos dicho, que ni el individuo ni la familia sean absorbidos por el Estado; lo justo es dejar a cada uno la facultad de obrar con libertad hasta donde sea posible, sin daño del bien común y sin injuria de nadie…”[5]

    Mientras el ‘católico’ neonazi desea replicar el Tercer Reich, el católico verdadero busca el Reinado Social de Cristo, es decir, el Estado tiene la obligación de admitir el culto divino en la forma con que el mismo Dios ha querido que se lo venere. Esto dista mucho del nacional-socialismo, donde el culto a Dios es secundario, sin olvidar el relativismo liberal que lleva a venerar a cualquier deidad.

    En este sentido, no será raro ver neonazis que crean conveniente que existan pueblos y personas que adoren diferentes deidades, mejor aún si estas tienen como base su ‘identidad’. EL NACIONAL-SOCIALISMO NO TIENE COMO FIN LUCHAR POR LA CRISTIANDAD.

    Ya nos advertía el venerable Pío XI: «Solamente espíritus superficiales pueden caer en el error de hablar de un Dios nacional, de una religión nacional, y emprender la loca tarea de aprisionar en los límites de un pueblo solo, en la estrechez étnica de una sola raza, a Dios, creador del mundo, rey y legislador de los pueblos, ante cuya grandeza las naciones son como gotas de agua en el caldero (Is 40, 5).»[6]


    Primer Congreso Internacional Identitario



    Quizá no todos tuvieron la oportunidad de chocarse con un nacional-socialista, y los que sí la tuvimos, los veíamos como gente rara que va por las redes sociales publicando la doctrina nacional-socialista, vistiéndose como un nazi del siglo pasado, celebrando el cumpleaños de Hitler y demás tonterías. Lo que puede sorprender a muchos es ver a ciertos paladines comulgar con tales ideas o incluso reunirse en un congreso internacional donde los principales conferencistas sean grandes intelectuales que reivindican a Hitler y el nacional-socialismo.

    Eso fue lo que pasó el 2015 en México, cuando se llevó el primer congreso Internacional Indentitario con gente como David Duke, Chinda Brandolino, Pedro Varela entre otros. En efecto alguno llegara a decir: «No le veo nada de malo, hablaron de problemas geopolíticos, dijeron grandes verdades; además, no atacaron a la Iglesia porque muchos de ellos son católicos».

    Hay que aclarar lo siguiente para quitarnos la idea de que no todo lo que brilla es oro:

    1. Que una persona diga una verdad no significa que esta verdad dignifique los errores que mantiene. Ergo, si un neonazi se opone a al aborto, no quiere decir que su ideología ya es compatible con la fe católica.

    2. Uno de los problemas que se puede presentar es que haya católicos que de buena fe que se adhieran a tal movimiento y a las ideas de estas personas, llegando mezclar catolicismo con nacional-socialismo, pues ignoran el Reinado Social de Cristo o no tuvieron la oportunidad de leer la encíclica Mit brennender sorge, que condena el nacional-socialismo.


    Si bien en dicho congreso no se habló contra la Iglesia y algunos de los disertantes que asistieron dicen ser católicos, al final evitan hacer referencia al verdadero Dios, llamándolo simplemente ‘creador’. El movimiento está conformado con gente como David Duke, ex líder del KKK, un racista protestante. Para el ‘identitario’, la verdadera religión queda como algo secundario, ya que ven como un principio básico del movimiento lo siguiente:

    «El hombre es irrepetible, aporta y participa de muchas identidades: La propia, la familia, su vecindario o comunidad geográfica inmediata, su ciudad, región, nación, etnia, religión, cultura y otros muy diversos entes sociales laborales, intelectuales, artísticos, deportivos, etc. Toda persona y legítima comunidad, en la búsqueda de su realización, encuentra su identidad y enriquece al resto de la humanidad. Es un enfoque falso y ofensivo a todos, la pretensión supremacista de cualquier hombre o grupo.»[7]

    El identitario no lucha por la cristiandad, ya que al haber en ese movimiento gente que no tiene como ‘identidad’ la religión católica no es necesario llevarle la verdadera fe, cada quien cree en lo que quiere con tal de que venere a un ‘creador’. Por cierto, el movimiento también tiene como fin «realizar proselitismo personalizado. Atender al menos a un prospecto o candidato Identitario con virtudes relevantes; ideal en esta etapa expertos en comunicación y TI.»[8]

    Al final, bajo esta lógica, no importa formar verdaderos católicos, sino identitarios que ayuden a propagar sus ideas dejando de lado el verdadero culto a Dios. Ya lo decía el Papa León XIII:

    «Todo hombre de juicio sincero y prudente ve con facilidad cuál es la religión verdadera. Multitud de argumentos eficaces, como son el cumplimiento real de las profecías, el gran número de milagros, la rápida propagación de la fe, aun en medio de poderes enemigos y de dificultades insuperables, el testimonio de los mártires y otros muchos parecidos, demuestran que la única religión verdadera es aquella que Jesucristo en persona instituyó y confió a su Iglesia para conservarla y para propagarla por todo el tiempo.»[9]

    No todo lo que brilla es oro, por lo mismo pretendemos dar cura al cáncer actual con placebos como estos cuando solo Cristo tiene la verdadera cura.



    [1] Adolf Hitler, Mi lucha. Editorial Solar y Cía. 4ª Edición. Traducido por Miguel Serrano. Santiago de Chile, noviembre de 2002.

    [2] San Mateo 18:19.

    [3] Adolf Hitler, op cit.

    [4] Adolf Hitler, op cit.

    [5] León XIII Encíclica Rerum Novarum, 26.

    [6] Pío XI, Encíclica Mit brennender sorge, 15.

    [7] Metapedia, Primer Congreso Internacional Identitario.

    [8] Ídem.

    [9] Leon XIII Encíclica Inmortale Dei, 4.


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    Miles Christi

    Estudiante de Psicología en la Universidad Mayor de San Andrés. Ciudadano de La Paz, Real Audiencia de Charcas.




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    Fuente:

    https://www.mundorepubliqueto.com/20...brilla-es-oro/
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  19. #19
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    HITLER REPUDIA A LOS NEOPAGANOS DEL REICH Y RESPALDA AL CRISTIANISMO (New York Times, 1935):

    https://www.nytimes.com/1935/10/29/a...uehrer-to.html

    https://www.bitchute.com/video/4hlGonxAJY4Q/



    El abad Alban Schachleiter, del monasterio de Emaús (destruido por la aviación norteamericana)



    Jean Mayol de Lupé, capellán de la División Carlomagno de las SS





































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    Última edición por ReynoDeGranada; 28/11/2020 a las 18:08
    «¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
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