Efectivamente, Valmadian, sería absurdo dudar de la existencia de los kozentrationslager alemanes; más aún para un legitimista español, habida cuenta de la experiencia que el entonces Príncipe Regente Don Javier tuvo que sufrir en ellos (Cfr., por ejemplo, en El prisionero de Dachau 156.270, Ignacio Romero Raizábal).
La cuestión está en si hubo un "Holocausto", entendida esta palabra en los términos tales en los que suele aparecer definida en la literatura en la que se trata el tema: plan meditado y deliberado de los órganos oficiales del Gobierno alemán para el asesinato en masa de todos los seres humanos de etnia judía, traducido en la práctica en la muerte de aproximadamente seis millones de judíos, utilizándose preferentemente el método de ejecución de la cámara de gas.
Me animé a poner el artículo-debate de "El Imparcial" porque recientemente apareció una noticia en la que el actual secretario de la Comisión para las Relaciones con el Judaísmo, de El Vaticano, afirma que seguirá habiendo buenas relaciones entre el Gobierno del Vaticano y el Estado de Israel. Y que uno de los requisitos para la continuación de esas buenas relaciones consiste en la no regularización canónica de la HSSPX. Y esta no regularización de la HSSPX se debe a que en dicha sociedad religiosa parece ser, según da a entender el propio secretario, que todavía existen miembros que niegan o ponen en duda el llamado "Holocausto" (entendido en los términos definitorios antes referidos).
Yo pensaba que el único que negaba o ponía en duda el llamado "Holocausto" era el Obispo Richard Williamson, el cual ya fue expulsado en su día de la HSSPX. Pero parece ser que, según las palabras del secretario, todavía sigue habiendo miembros de esa Hermandad con ideas similares a las del Obispo Williamson, razón por la cual no se puede proceder a su regularización canónica, ya que ello supondría que el Vaticano entrara en un conflicto en sus relaciones con el Estado de Israel.
Dejando a un lado el hecho extraño de que la Iglesia Católica no pueda ejercitar de manera normal sus actos jurídico-canónicos, sino de manera condicionada a un tercero ajeno a la Iglesia (en este caso, el Estado de Israel), esta negativa de regularización por motivos de la aceptación o negación de un hecho histórico suscita y coadyuva, en cierta medida, a preguntarse e investigar sobre esos sucesos de la Historia en legítimos debates abiertos con versiones contrarias fundamentadas de una y otra parte (algo parecido, para que nos entendamos, a lo que ocurre con el proceso de canonización de Isabel la Católica, paralizado por el Estado de Israel en función, también, de una sustancial contraposición o divergencia en lo que a la formulación e interpretación de los hechos históricos se refiere).
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