Revista FUERZA NUEVA, nº 433, 26-Abr-1975
LA “JUNTA DEMOCRÁTICA”
(PLAN PARA ESCLAVIZAR ESPAÑA)
NOTA PREVIA: El presente trabajo no es producto de la lucubración mental de sus autores...; todo lo que se expone es fruto de la rigurosa observación y del estudio de los documentos elaborados por la propia Junta Democrática de España (JDE)... Principalmente a los movimientos del llamado Partido Comunista de España, y de la Junta Democrática, que patrocina, en el mundo laboral y en la Universidad, laboratorios a pequeña escala, en los que se aplican tácticas similares a las que paralelamente se emplean a nivel nacional...
1.Constitución de la Junta Democrática de España
En la mañana del 29 de julio de 1974, en el Hotel Intercontinental de París, se dio a conocer la constitución de la denominada Junta Democrática de España. Los portavoces de la J. D. en dicho acto fueron “el profesor don Rafael Calvo Serer y el dirigente comunista Santiago Carrillo”, quien respondiendo a las preguntas de un periodista señaló que la tal Junta “está compuesta por personalidades de derecha, monárquicos liberales, representantes de las finanzas y de la industria española, personalidades que tienen autoridad en Cataluña, Galicia y en las diferentes regiones españolas, Comisiones Obreras y el Partido Comunista de España“, según se informó en la emisión de las 22 horas de Radio España Independiente.
Actualmente [Abril, 1975] poseemos datos de que, con posterioridad a la mencionada fecha, se incorporaron a la J. D., aparte de algunas personas individualmente, el Partido Comunista (internacional) y representantes del Partido Socialista, al menos en sus más importantes facciones.
La Junta Democrática es el plan elaborado para la toma del poder en España por los mandatarios del oficioso Movimiento Comunista Internacional, remedo de la malograda III Internacional (Komintern), cuya sede es Moscú. El simbólico abrazo entre Suslov y Carrillo no deja lugar a dudas: el llamado Partido Comunista de España ha vuelto a la fiel obediencia soviética, suponiendo que su anterior apartamiento no hubiera sido más ficticio que real.
Al igual que en los lamentables años de la República, son los gerifaltes del comunismo de la URSS los que deciden e imponen la política que se debe seguir en España. Toda una muestra a pequeña escala de lo que de pérdida de la soberanía nacional supone el triunfo de la hoz y el martillo. Los Partidos Comunistas del llamado mundo libre no son sino un descarado instrumento del imperialismo y expansionismo de la Unión Soviética o, en su caso, de la China Popular.
Los expertos del Komintern han elaborado ahora un plan para España, consistente en la ocasional alianza con la burguesía liberal, el primer y necesario paso hacia la implantación de la dictadura del proletariado, de la que de momento se ha renunciado a hablar.
2.¿Por qué nos centramos en la Junta Democrática?
Es cierto que en el complejo mundo de los grupos y grupúsculos marxistas [ver: http://hispanismo.org/historia-y-antropologia/25722-la-hidra-comunista-de-cien-cabezas-durante-el-franquismo.html] existen otras muchas maneras de entender la acción revolucionaria: desde “el armamento masivo del proletariado y sus aliados”, propugnado en un comunicado del Buró Político de la Liga Comunista (simpatizante de la IV Internacional, trotskistas), con fecha 22 de septiembre del 74, hasta “el camino en la construcción del Frente Popular”, defendido en el manifiesto de agosto del 74 del Comité Central de la Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT). En este mismo documento se contienen fuertes diatribas contra la táctica de las alianzas elegida por el PCE, como en el siguiente párrafo que no nos resistimos a transcribir: “Hoy, el principal obstáculo para que el proletariado ejerza su dirección consiste en la influencia que el llamado falsamente Partido Comunista de España, que el partido revisionista ejerce sobre el movimiento general antifascista.
Este partido, traidor al marxismo, defendiendo una podrida ideología de conciliación de clases y con su política de pacto con la oligarquía... Para que el proletariado pueda dirigir la lucha del pueblo, es preciso llevar una lucha constante por reducir la influencia de las ideas revisionistas”.
Sin embargo, la supresión durante el tiempo electoral del Movimiento Reorganizador del Partido del Proletariado, principal organización de los maoístas portugueses, instigada por Alvaro Cunhal, secretario general del PC portugués, nos ha vuelto a recordar qué comunismo es el que a la hora de la verdad impone su voluntad.
Las tendencias trotskistas y maoístas, impulsivas y abiertamente hostiles, asustan a los medrosos liberales. Consiguen pequeñas masas de obreros y estudiantes, extraordinariamente activas y bulliciosas, pero ciertamente minoritarias y de peso político limitado. En realidad, su papel no es otro que tirar de un extremo para atraer a la moldeable zona centrista hacia la izquierda.
Creemos que la J. D. es, y nos agradecerán la propaganda gratuita, el instrumento más eficaz para llevar a España al comunismo, debido a su carácter de plan elaborado para la concreta situación de aquí y ahora, que ha sabido crear para después utilizar los “vientos de la Historia” y que supone un catalizador específico, y por ello más eficaz para acelerar el proceso destructivo del Régimen. Además, y ésta es razón importante, el plan cuenta con el respaldo de la Unión Soviética, de sus influencias y de sus importantísimas ayudas materiales.
Por todas estas razones, vamos a continuación a exponer con un poco más de detalle en qué consiste concretamente este plan para esclavizar a España, cómo opera y como la J. D., y el PCE a su través, pretende realizar la toma del poder.
3.Puntos de partida
El PC parte del supuesto, al que sus estrategas han llegado “después de estudiar minuciosamente la realidad del país”, de que “el régimen de Franco es incapaz de dar una respuesta válida a los problemas que la sociedad española tiene planteados”. La conclusión se basa en dos tipos de razonamientos, que ellos llaman “morales”, necesidad de una “democracia de reconciliación nacional” y “materiales”, producidos por el “dinamismo de las fuerzas económicas y sociales”.
Es en este marco en el que plantean la “necesidad de un cambio democrático”, demandado por unos “vientos de la Historia” que, como antes indicábamos, ellos mismos se preocupan de crear. Los encargados de ejecutar dicho “cambio” son los hombres de una oposición unida, en convergencia amplia y abierta y decididos a asumir “las responsabilidades históricas y personales que el pueblo español les exige”.
Para ello se ha elaborado un programa común de doce puntos, casualmente similares a los que propugnaba el primer Gobierno provisional portugués, formado el 25 de abril de 1974. Un “Gobierno de amplia participación de todos los sectores comprometidos” será el responsable de poner en práctica dichos puntos, cuya cantilena, la de siempre, ya se conoce: partidos políticos, reconocimiento de las “nacionalidades”, derechos de huelga y manifestación, pluralidad de sindicatos horizontales, etc.
Antes de llegar a la situación de ruptura y de “cambio”, es necesario que el éxito del plan esté garantizado de antemano, lo cual exige algunos pasos previos e indispensables en varias direcciones, que a continuación iremos recorriendo.
4.La Iglesia: un error irrepetible
En una entrevista que en Cuba le fue realizada a la Pasionaria, le preguntaron cuál había sido la principal razón por la que el comunismo no triunfó en España en los años de la II República. Dolores Ibarruri contestó: “Porque no se empezó por donde se debía haber comenzado: por la Iglesia”.
En una nación de arraigada tradición católica como es la nuestra, es fundamental no topar con el sentimiento religioso del pueblo, representado por la voz de la Jerarquía de la Iglesia católica. El sectarismo antirreligioso de la República fue causa determinante de la incorporación masiva de los católicos al Alzamiento. La valiente actitud de aquel episcopado, con el supremo ejemplo de sus once mártires, señalando el carácter que de auténtica Cruzada tenía aquella guerra, contribuyó decisivamente al triunfo de la causa nacional.
En el otro extremo, la complicidad y ambigüedades de la Jerarquía chilena hicieron posible la apretada victoria electoral de la nefasta Unión Popular de Salvador Allende [1970], al disuadir de los temores que el coligado marxista infundía en los votantes católicos.
El PCE ha estudiado su fracaso en los años del Frente Popular y, en base a las conclusiones obtenidas, ha elaborado su nueva estrategia. Los comunistas no van a tropezar otra vez en el mismo error, ni van a echar a perder el trabajo de muchos años por una pueril precipitación: “El fruto no caerá hasta no estar maduro”.
La posición que la Junta Democrática quiere para la Iglesia la encontramos claramente en sus manifiestos: “Espera de la Jerarquía eclesiástica que amplifique su justa posición conciliar, en defensa de los derechos humanos, identificando, en este año de la reconciliación, el ideal político de la democracia con el ideal moral de la superación de la guerra civil”.
La J. D. pretende convertir a la Iglesia en una organización al servicio de la liberación humana, defensora de esos abstractos “Derechos del hombre”, democrática en sus estructuras y decisiones, opuesta a todo sentido de obediencia y sumisión al Dogma.
Se difunden las ideas de Iván Illich, misterioso sacerdote (¡¡) aparecido en Alemania occidental después de la segunda guerra mundial, supuestamente expulsado de la República Democrática Alemana y actualmente acogido a la hospitalidad del inefable obispo de Cuernavaca (Méjico), monseñor Menéndez Arceo, máximo impulsor episcopal de los llamados Cristianos por el Socialismo. Se imparten cursillos de “Educación liberadora” de Paulo Freire, patrocinados por conocidos beatos con protección episcopal. De la misma manera, las campañas de Justicia y Paz, con un presidente [Ruiz-Giménez] que en alguna ocasión se declaró cristiano-marxista, las tesis del ex jesuita Díez Alegría, la labor de ese hombre nefasto que se llama Miret Magdalena, en la no menos funesta revista «Triunfo»; las ponencias rezumantes de marxismo y argumentos seudosociológicos de la prohibida I Asamblea Cristiana de Vallecas, organizada por la Vicaría IV de la diócesis de Madrid, con su obispo auxiliar monseñor Iniesta, al frente, de la mano del cardenal Tarancón, y con representantes de los Partidos comunistas de Francia, Portugal y España y militantes de la ORT incluidos, no son sino consecuencia de la labor de erosión realizada ya en la Iglesia.
En el momento presente, la mayoría de los obispos que integran la Asamblea Plenaria del Episcopado se mostrarían presumiblemente simpatizantes del “cambio democrático”, inconscientes, como anteriormente lo fueron algunos obispos portugueses, de que tras la florida cadena de las libertades y los claveles vienen las cadenas de la dictadura comunista y sus prohibiciones de radiar la santa misa.
Aunque pueda parecer lo contrario, la J. D. pone extremo cuidado en evitar que se delimiten los campos, en no producir divisiones netas que harían que al menos una parte de los obispos, sacerdotes y fieles se conservase intacta e impermeable a la penetración, con capacidad para despertar con su voz a otros muchos católicos que empezasen a ser “concienciados”. En realidad lo que se pretende es dilatar tanto las fronteras de la Iglesia, favorecer tanto el pluralismo, que todas las opiniones tengan ya cabida.
Simultáneamente se realiza una labor de aislamiento y desprestigio de los hombres que no se prestan a entrar en el juego. La encubierta campaña en contra de obispos como Marcelo González, Castán, Guerra Campos, de la Hermandad Sacerdotal Española o de «Roca Viva», «¿Qué pasa?» o «Iglesia-Mundo», llega a ser tan habitual que corremos el riesgo de que nos pase inadvertida.
Con burlas y difamaciones se quiere situar a los que permanecen fieles al catolicismo en el papel de “extremistas” y “ultras”, dentro del cuadro de lo que sería el aceptable pluralismo, presentándoles como reductos desbordados por una sociedad en continuo proceso de evolución. He aquí un nuevo ejemplo de manipulación mediante el mito de “los signos de los tiempos”, y de cómo se crean unas posturas en la Iglesia, poniendo unos extremos artificiales, para que una posición cada vez más desplazada hacia los intereses marxistas quede como centro apetecible entre el polo descaradamente procomunista y estos curas y seglares “preconciliares y tridentinos”, víctimas de calumnias y visiones deformantes.
La personal interpretación del “espíritu” del Vaticano II y el moderno y nada claro concepto de “pastoral” son los disfraces con los que a menudo ha ocultado el marxismo su acción corrosiva en el seno de la Iglesia.
Los “consejos de pastoral”, “equipos parroquiales” y demás productos de la institucionalización democrática de vicarías y parroquias constituyen un buen modo de igualar todas las opiniones; después, son instrumentos fácilmente manejables por personas preparadas. El gran deterioro que está sufriendo nuestro catolicismo favorece las pretensiones del PCE, en absoluto ajeno a la situación creada. (Consultar el artículo “Tras las huellas de la subversión”, publicado en el número 388 de FUERZA NUEVA)
5.Un baluarte decisivo: las Fuerzas Armadas
Nuestras Fuerzas Armadas son en estos momentos el más grave escollo que encuentra la J. D. para la consecución de sus objetivos.
Para abordar este punto, conviene empezar distinguiendo entre lo que desde la mentalidad comunista podemos llamar ideal deseable e ideal factible. El ideal deseable es la activa participación del Ejército, convertido en Ejército rojo al servicio de la acción revolucionaria. Ha quedado evidenciado en Portugal, gracias a la infiltración entre los oficiales de universitarios leninistas, facilitada por la especial manera que en tiempo de Caetano había de ingresar en la carrera militar y por el relajamiento en el cultivo de las virtudes castrenses...
En España, el panorama es bien diferente. Los análisis realizados por el PCE dieron “negativo”. La razón es sencilla: el Ejército español fue siempre objeto de la devoción del Caudillo y del Régimen, y sus características de honor, disciplina y jerarquía, bajo el mando supremo del Generalísimo, le configuran como sólido bastión, difícilmente ganable por el contubernio liberal-marxista.
A pesar del sombrío panorama que todo esto supones para los planes del PCE, los “cerebros” de la Junta Democrática son conscientes de que cualquier intento de hacerse con el poder está condenado al fracaso si cuenta con le enérgica oposición del Ejército. La última experiencia en Chile ha sido su definitivo escarmiento.
No queda más remedio que deponer el ideal deseable por el ideal factible, es decir, si el Ejército no puede protagonizar el “cambio”, al menos que permanezca neutral y se comprometa a respaldar las decisiones de las fuerzas sociales.
Este es el objetivo confesado sin rodeos en la primera declaración de la Junta Democrática de Madrid, del 4 de diciembre del pasado año: “En cuanto al Ejército, consideramos que sus jefes, oficiales y tropa han de ser consecuentes con su deber patriótico, colocándose en una actitud de neutralidad para que los ciudadanos puedan impulsar las transformaciones democráticas”.
Los hombres del PC confían en que estos objetivos se podrían alcanzar más fácilmente con la desaparición del Generalísimo Franco, en el que concurren fuertes lealtades personales que supuestamente se extinguirían con su muerte.
Es obvio que todo lo anterior no implica que los marxistas renuncien a la politización del Ejército a su favor, a la infiltración o a minar aquellas virtudes antes señaladas, que definen primordialmente al Ejército español, ni a la subversión antimilitarista de carácter más general que Carlos Urquiola ha desenmascarado en un importante artículo, recientemente publicado en FUERZA NUEVA. http://hispanismo.org/politica-y-sociedad/27542-la-subversion-antimilitarista-en-occidente.html
6.Ofensiva de la Junta Democrática respecto al Ejército
A continuación, pasaremos revista a las tácticas que la Junta Democrática ha elaborado para ganar la neutralidad del Ejército. Casi una por una, figuran implícitas en uno de los llamamientos de la Junta Democrática a la comunidad nacional: “... apela al patriotismo de las Fuerzas Armadas, virtudes ignoradas por quienes hoy les piden convertirse en guardianes de la corrupción y policías de un orden político que carece para ellos de todo sentido sin Franco; considera como un factor determinante para la toma de conciencia profesional del Ejército a las recientes juntas militares de jefes y oficiales, a quienes dirige su más vivo sentimiento de simpatía”.
Conseguir que no tome parte un Ejército disciplinado, en el que los altos cargos están ocupados por los que fueron oficiales del Ejército que se sublevó el 18 de julio de 1936, es una tarea que los comunistas saben calibrar perfectamente en su justa dificultad y en la que no valen falsas ilusiones. Sólo su ineludible necesidad les ha obligado a tener que afrontar el problema, planeando con especial meticulosidad la conquista de las Fuerzas Armadas.
El primer paso es favorecer las ideas que ingenua y deliberadamente se lanzan al espacio de la opinión pública sobre la profesionalidad o despolitización que supuestamente debe imperar entre los militares, prestando los medios de difusión que controlan como cajas de resonancia para todas estas teorías.
Llama la atención que la validez de tales postulados se limite a nuestro país. No demasiado lejos de nuestras fronteras, el secretario general del Partido Comunista portugués reclamaba la necesidad de reestructurar el Ejército para que cumpliera con mayor agilidad la labor de defensa del Estado democrático: es decir, pedía un Ejército político y bien político para defender la ideología de un Estado, que casualmente, en este caso, es la marxista.
En nuestra Patria se trata, por el contrario, de convertir a las Fuerzas Armadas en una organización profesional, en un sindicato de guerreros contra una posible invasión desde el Exterior. Nada del Ejército de la Victoria, nada de defensa del 18 de Julio, nada de “columna vertebral de la Patria”, como dijo Franco.
Las declaraciones coincidentes de los ministros del Ejército, Marina y Aire, con motivo de la Pascua Militar, encareciendo a los militares no adoptar ninguna postura política, pueden ser maliciosamente aireadas y manejadas para ir creando el ambiente favorable a los deseos de la J. D., como de hecho ha ocurrido en algunas publicaciones.
El bulo y la insidia se manejan en el tratamiento de algunos sucesos en los que intervienen militares, como en el caso de los que recientemente han protagonizado el comandante Busquets y el capitán Julve, con el fin de hacer creer en la existencia de una “tendencia democratizadora” o que se está produciendo una corriente de contestación en el seno de nuestras Fuerzas Armadas.
Con una significación similar se jugó algunos meses atrás con la figura del teniente general Díez Alegría, al que se quiso colocar en el papel de ese imaginario Ejército democratizado y hasta con ciertas tendencias a “democratizar” al prójimo.
Al tiempo, se realiza el aislamiento y desprestigio de significativos militares del 18 de Julio, mediante la deformación y la tendenciosidad de la información. De esta manera, al cabo del tiempo, se crea alrededor de hombres como Campano, Iniesta, Yusti, González Aller, García Rebull, etc., un mito según el cual representarían posturas “fascistas” no mantenidas por la totalidad de los cuadros militares.
El problema del Sahara, hinchado, deformado, y al que se incorporan falsedades de todo tipo, ocupa también un puesto en la estrategia de la J. D., desmoralizando a la juventud que se incorpora a filas, creando en ella malestar y aversión hacia la concepción tradicional de la milicia, al tiempo que se fabrica la fábula de una “guerra de ultramar”, inexistente, que facilitará un forzado parangón con la situación del Portugal pregolpista.
7.Otra artillería
Hay un segundo tipo de artillería, esta vez aún más sutil, que la J. D. emplea en su ofensiva destinada a asegurar la neutralidad futura del Ejército.
Hoy día, el militar español es más permeable, por diversas circunstancias, a las ideas que corren por la sociedad, como también lo es el sacerdote. Más fácilmente que ayer se produce la ósmosis de los tópicos que circulan a diario, que, debido a su machacona repetición en radio, prensa e incluso televisión, acaban penetrando en el subconsciente, tanto de civiles como de militares.
Es así como nos habituamos a oír la idea de “cambio”, de la “necesidad de ponerse al día”, de la “democratización de la sociedad, de “abrir cauces”, de “a tono con las naciones europeas” y otros muchos eslóganes. A la larga, todo ello elimina nuestras defensas conscientes para acabar aceptando cosas que de primera intención hubiéramos rechazado. Mediante esta acción psicológica, en cuya utilización los comunistas son expertos, los militares primero individualmente y después como cuerpo, acabarán también habituándose a la necesidad de sustituir el Estado nacional por otro “democrático”.
Es trascendental el efecto desmoralizador de esas declaraciones de hombres que ocupan altísimos cargos en el Régimen hablando de partidos políticos y reforma constitucional que las de actuales ministros refiriéndose a democratizaciones y al “cambio que en el futuro se producirá”. Es lógico que tales abandonismos induzcan a la deslealtad a un Régimen que tan ingratos servidores ha tenido. Así es cómo los estúpidos aperturistas favorecen a la J. D. en su labor respecto al Ejército.
Este tema puede ser afrontado desde diversos puntos de vista, pero los procedimientos aquí apuntados son los preferentemente utilizados en aras de esa ansiada neutralidad o complicidad de los militares en el momento de la “ruptura”. Aprovechando cualquier oportunidad que surja y beneficiándose de una ingente cantidad de tontos útiles, la Junta Democrática va limando las aristas del último resorte que necesita ser ganado y que retrasa el momento crítico.
8.Una política oficial que favorece al enemigo
El PCE y sus aliados se marginan desde el comienzo de la política oficial que se realiza dentro de las instituciones del Estado y de la “oposición consentida” aunque en realidad empiece a ser difícil ver quiénes están fuera y quiénes están dentro, qué es el Régimen y qué el Antirrégimen.
A pesar de este situarse en “offside” desde el principio, es evidente que el Pacto juega sobre las bases de la política española, interfiriéndola y sacando de ella los datos concretos que fundamentan su método dialéctico. No son, por tanto, ajenos al momento político. ¿Cuál es entonces la actitud que toma la J. D. ante cuestiones tan actuales de la política oficial como son “la apertura” o las asociaciones?
A lo largo del presente trabajo se ha ido viendo cómo las pautas de comportamiento en los distintos campos son bastante homogéneas: presentación de una alternativa paralela, estrangulamiento de los enemigos y creación y explotación de las contradicciones, que son tres instrumentos perfectamente constatables en la aplicación que de ellos se hace a la vida política.
En cuanto a la apertura, representa una fuente inagotable de contradicciones dentro de la realidad y hasta de la legalidad del Régimen, produciéndose tensiones y dislocamientos, fruto de interpretaciones dispares o de distintas “velocidades de apertura” en unos aspectos o en otros.
Los ejemplos son abundantísimos: después de más de treinta años negando su necesidad y validez, consecuencia de una muy precisa visión de la economía, se va a regular ahora el derecho de huelga. O ha cambiado aquella concepción económica o se reconoce por parte del Régimen una prolongada injusticia, puesto que ahora se regulará por decisión gubernamental una reivindicación que ha causado, y todavía causa en el periodo inmediatamente anterior al de su ordenamiento, el sancionamiento de muchos trabajadores. Una contradicción que merma el principio de autoridad y de la misma fiabilidad del Estado.
Otra contradicción: mientras en un Ministerio, el de Información y Turismo, la apertura tiene caracteres de auténtica “liquidación por derribo”, en otro se aumenta el número de prohibiciones a “cocktails” y “actos culturales”. O que se detenga a estudiantes “asambleístas” a los que minutos antes se había prometido inmunidad como representantes, etc.
En cuanto a las asociaciones, son igualmente origen de gravísimas contradicciones, como poner en pie de igualdad a los que propugnan como único objetivo una reforma constitucional que cambie la legalidad del Estado con los que abogan por su leal perfeccionamiento; o como una neutralidad oficial que no llega a estar demasiado clara; o como un estatuto que el mismo presidente del Gobierno [Arias Navarro] reconoce imperfecto, en el mismo momento de su presentación a la nación, lo cual ha valido para que inmediatamente la oposición entone unánime la misma letra, con diferente música e intención.
Las asociaciones políticas sólo van a beneficiar al Partido Comunista y sus aliados, operando como cuña disgregadora de las fuerzas del 18 de Julio, precisamente en un momento en que la Junta Democrática defiende “la necesidad de una acción unitaria de la oposición” (declaración del 29 de julio de 1974).
La explotación de las contradicciones forma parte esencial de la dialéctica de la filosofía y también de la política de los marxistas. En este caso concreto, explotando las contradicciones abundantes de una situación incoherente y confusa como la actual, se pretende provocar el cambio de vía de algunos políticos que permanecen indecisos, es decir, su paso a la “alternativa paralela” que constantemente hace presente la oposición.
Las asociaciones, difíciles de entender si no son partidos políticos y, por tanto, sin exclusiones; y ridículas y carentes de sentido si se diferencian de los partidos y están dentro del Movimiento, pueden acabar de convencer a muchos liberales de que la única manera de alcanzar la democracia a la europea que pretenden es uniéndose a las filas cada vez más numerosas de la Junta Democrática.
Es fundamental que a todo lo anterior se una el aislamiento y posterior estrangulamiento de los sectores “ultras”, “fascistas”, “reaccionarios de extrema derecha”, “cavernícolas” y todos los que integran aquellos hombres que no tienen la suerte de no ser tan románticos como para soñar con liberalidades capitalistas y negocios comunes, ni tan rastreros como para entregar a la Patria al imperialismo soviético.
Unas cuantas publicaciones [ http://hispanismo.org/historiografia-y-bibliografia/25626-revista-fuerza-nueva-de-la-muerte-de-franco-la-constitucion-1975-78-a.html#post166404] de la mano de su fe liberal o del morboso gusto de proporcionar la soga con que ser ahorcados, hacen el juego a las que están directamente al servicio del marxismo, y juntas se encargan de difamar, trastocar discursos, mentir y mediatizar la información y la noticia, llenando de epítetos denigrantes a los más conspicuos defensores del 18 de Julio, aunque ostenten el cargo de consejero nacional, de ministro o la gloria de haber sido salvajemente asesinado en un brutal atentado, muriendo por Dios y por España.
Así se condiciona la opinión de los españoles, que no pueden substraerse a un lavado de cerebro que se les realiza día y noche; así se engendra el fatalismo como actitud vital y así se destrozan las defensas de un Régimen. Esta es la actitud de la Junta Democrática de España en nuestra vida política cotidiana: engrosar sus filas, dividir, desalentar y poner en ridículo a sus más capaces enemigos.
9.Las Jornadas de Acción Democrática Nacional
... Este es el procedimiento concreto elegido para el golpe final: las Jornadas de Acción Democrática Nacional. Teniendo en cuenta que se huye deliberadamente de la terminología clásica comunista en toda la fraseología de la J. D., en aras de darle ese aire de “acuerdo amplio y abierto de toda la oposición democrática” que interesa, tan ampulosa denominación no esconde otra cosa que la huelga general, decretada en todo el territorio nacional.
Llegado el momento, el país se paralizará con una gigantesca huelga y la calle será tomada por masas de proletarios y estudiantes, que asumirán la dirección del proceso, siguiendo las consignas del PCE. La presencia activa de las masas y la presión ejercida por poderosos medios de comunicación, aunado con el refuerzo moral del extranjero, bastarán para el total desbordamiento de las fuerzas de seguridad del Estado y de los hombres que estuvieran dispuestos a salir en defensa del Régimen.
La J. D. tiene el convencimiento de que, llegada la ocasión, la misma Administración dará facilidades al movimiento insurreccional, y las infiltraciones y complicidades, unidas a la cobardía, la desmoralización y el instinto de conservación natural, asegurarán la renuncia a la violencia como forma de defensa del Estado. El actual representante de Portugal en la ONU fue ministro de Educación con Caetano.
10.¿Se repetirá la Historia?
La Historia no puede andar sobre sus propios pasos, pero sí seguir el mismo rumbo, si a ello se la tienta. La abdicación de la Monarquía liberal y la implantación de la II República fue obra de la izquierda burguesa, con la colaboración de intelectuales desafectos al depuesto régimen y con notable influencia sobre la opinión pública.
La Monarquía hubiera podido sobrevivir por más tiempo, pues conservaba aún la mayoría numérica. Si no lo hizo fue porque ya de antemano había aceptado morbosamente su propio final. Los que hicieron posible el 14 de abril de 1931 no fueron una mayoría, sino un núcleo reducido de hombres influyentes y con audiencia limitada a las grandes ciudades. Efectivamente, como en alguna ocasión señaló Ramiro Ledesma, los cambios políticos se realizan siempre a cargo de minorías, sin ser necesaria la acción directa de la mayor parte de la nación, que generalmente permanece inerte a estas cuestiones...
11.La clase trabajadora, la Universidad y el extranjero ante la huelga general
... Es precisamente la crisis de identidad de los sindicatos oficiales la causa, al menos indirecta, de la fuerza que el sindicalismo paralelo de las organizaciones comunistas tiene hoy día..., el tratamiento que las autoridades laborales del país han administrado a un problema como el de las Comisiones Obreras, con las que actualmente se consienten todo tipo de debilidades, ha favorecido que el marxismo cuente con una central obrera operativa y bien organizada y que, sin duda, desempeñará un importante papel en la convocatoria de la huelga general.
En cuanto a la situación de la Universidad española, presenta muchas semejanzas con la del mundo laboral. Durante algún tiempo existieron organismos oficiales, que fueron descuidándose y vaciándose de contenido hasta acabar desapareciendo. Después, perdida la iniciativa y hasta el “derecho de réplica” por parte del Régimen, sobrevino, primero, el vacío y, luego, el consiguiente relleno por ideologías y organizaciones contrarias al Estado: “La misión histórica de la oposición política ha consistido en crear y preparar estas organizaciones, estos líderes y estos cuadros...” (1ª declaración de la Junta Democrática).
Actualmente, al igual que en el caso de las Comisiones Obreras, y merced al famoso Decreto de participación, teóricamente válido, pero políticamente inoportuno y suicida, el Ministerio, en este caso el de Educación, ha aceptado “de facto” unos interlocutores que no son sino las propias organizaciones comunistas.
Según datos nada pesimistas, mas del 80 por 100 de los puestos “representativos” han sido copados por militantes marxistas, proporción que aumenta sensiblemente en los niveles más altos de representación, como Consejos de Facultad o de Universidad. El común de los estudiantes, sin protección y desorientado de la realidad política, prácticamente ha carecido de otra opción que la de aceptarla probada eficiencia de los estudiantes Antirrégimen, de los que cada día en mayor número se empiezan a sentir solidarios...
En un comunicado profusamente repartido en la Universidad Complutense el 4 de febrero de 1975 y firmado por la Organización Universitaria del PCE, los universitarios comunistas se muestran envalentonados por el triunfo que para ellos ha representado la torpe política del Ministerio al tiempo que señalan la política a seguir: “... Se trata de establecer en la legalidad la relación de nuestros representantes con el movimiento obrero y popular...” Y acaba haciendo un llamamiento al “combate por la imposición de un programa global ante la ruptura democrática”...
12.Otro aspecto por abordar
... Evitaremos adentrarnos en la “correlación de fuerzas” existente entre los grandes financieros, con el considerable poder de sus revistas “económicas” [ http://hispanismo.org/historiografia-y-bibliografia/25626-revista-fuerza-nueva-de-la-muerte-de-franco-la-constitucion-1975-78-a.html#post166404], y en la Iglesia, temas que han quedado ya esbozadas en el presente trabajo.
Llegados a este punto, sólo un aspecto queda por abordar antes de la convocatoria de acción directa, y también en él la J. D. lleva adelantados los planes: la opinión pública del extranjero o el visto bueno de los detentadores del poder político y económico en el mundo occidental (II Internacional, empresas multinacionales, grandes partidos políticos...)
Conviene recordar cómo Mario Soares, ex ministro de Asuntos Exteriores y actual [1975] ministro en el régimen del 25 de abril, fue el encargado de sondear opiniones y ganarse la simpatía de los medios europeos hacia el Portugal “democrático” que se preparaba.
Las reuniones de hombres de la Junta Democrática con parlamentarios europeos y organismos como el Consejo de Europa, como la celebrada en Estrasburgo, son elocuentes demostraciones de cómo la política paciente del “Pacto para la Libertad” va cubriendo sus últimos objetivos.
Tras todo lo expuesto, podemos asegurar que algunos capítulos se encuentran ya maduros, mientras que otros necesitan aún ser cultivados, especialmente el Ejército, hasta alcanzar el grado que se juzga necesario. Los comunistas quieren garantizar el éxito de una jugada en la que han apostado la espera de más de treinta años. Necesitan anular toda posibilidad de enfrentamiento armado o guerra civil.
Cuando en todos los terrenos se haya llegado a unas condiciones suficientes, se habrá llegado al “momento político oportuno” que desencadenará las Jornadas de Acción Democrática Nacional. Si las cosas siguen como hasta aquí, podría llegarse a ello antes del momento crítico que inevitablemente supondrá el relevo en la Jefatura del Estado...
Equipo «F. N.»
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