Lo que apunta Adolpo-o me llama la atención, hace unos años leí que en Andalucía se habían convertido mucha gente al Islam, por aquello de la horterada romántica del al- Andaluz ideal y culto, de tomarse el té a la sobra de un naranjo y bla, bla, bla, rebotados del partido comunista. Me hizo gracia la cosa, al final estos ven la luz religiosa pero no en el cristianismo católico, ¡¡faltaría más!!, que seguro que a estos nuevos muladíes, de la nueva ola, le parecería “reaccionario”, sino con el Islam, que se les antoja más anti- occidente, “progre”, enfrentada en cierta forma al cristianismo tan odiado por ellos, que payasos.
En una ocasión oí hablar a Serafín Fangul, que alguno de vosotros habéis aludido aquí, sobre la buena prensa que en general tiene la penetración musulmana en España, contrasta, decía, con la valoración que se tiene de parecido fenómeno en los Balcanes, hablando de la invasión turco-islámica de esas tierras. Ponía el ejemplo griego donde, comentaba, la ocupación turca es criticada para mal sin tapujos, sin ningún complejo, dejando a un lado lo políticamente correcto.
Pero esa buena prensa sobre la invasión islámica se da en España tanto en la derecha como en la izquierda, arriba, abajo o medio pensionista; recordemos eso que se decía en época de Franco: “Españoles y árabes primos hermanos”… pues vale. Supongo que eso se diría para sacarle el petróleo a los saudíes a mitad de precio. La verdad es que pienso, a pesar de lo que se diga, que españoles y musulmanes somos como el agua y el aceite. Pero de momento el señor Bin Laden, y en su día el ayatola Jomeine, no paran de hablar de restaurar el "imperio islámico", desde España hasta Indonesia.., y nada, nosotros a esperar esa suerte de de tercermundismo espantoso, con la sonrisa congelada, mientras nos dice el progre de turno que chachi guay fue la España musulmana, llena de españoles de toda la vida, con herencia romana-cristiana, obligados casi a la conversión islámica, viviendo en su propio país como ciudadanos, ya no de segunda clase, sino de tercera.
Cada día que pasa doy gracias a Pelayo, a Santiago en Clavijo, a San Fernando, a los Reyes Católicos, a Juan de Austria, por librarnos de esos musulmanes tan geniales que un día ocuparon nuestro país..., aunque ahora decir eso suene tan... políticamente incorrecto.
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