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Tema: Los Carlistas en la Guerra de Secesión Norteamericana

  1. #61
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    Re: Los Carlistas en la Guerra de Secesión Norteamericana

    El Diario de Navarra publicó en su día un artículo sobre Odalric, en el que éste aseguraba que también estaba investigando sobre la presencia de carlistas en la guerra de Canadá contra los indios:

    "¿Por qué es un pasaje poco conocido de historia? Porque en España se ha querido dejar el Carlismo atrás ya que se le relaciona con la derecha y un tradicionalismo que aquí no se quiere tocar", apunta Odalric, que ahora también tiene otro frente abierto. "Quiero investigar la presencia de los carlistas en el ejército de Canadá luchando contra los indios".

    Fuente: Un historiador investiga la presencia de carlistas en la Guerra de Secesión - TRADICION VIVA

    La reseña que pegué sobre el libro de Odalric de las Waffen SS es de Carlos Caballero Jurado y fue publicada por APORTES, revista de Historia que publica en papel y con rigor académico la Editorial ACTAS, de inspiración carlista (véase pag. 115):

    http://www.actashistoria.com/pdf/apo..._de_libros.pdf
    Rodrigo y raolbo dieron el Víctor.
    «Eso de Alemania no solamente no es fascismo sino que es antifascismo; es la contrafigura del fascismo. El hitlerismo es la última consecuencia de la democracia. Una expresión turbulenta del romanticismo alemán; en cambio, Mussolini es el clasicismo, con sus jerarquías, sus escuelas y, por encima de todo, la razón.»
    José Antonio, Diario La Rambla, 13 de agosto de 1934.

  2. #62
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    Re: Los Carlistas en la Guerra de Secesión Norteamericana

    Muchas gracia por este aporte, Kontrapoder. Del artículo de Diario de Navarra que reproduce Tradición Viva, aparte de echar unas risas con los de los indios del Canadá, me ha llamado la atención la última frase, donde dice: "se siente más ligado al Carlismo ya que también es miembro de la Comunión Tradicionalista Carlista." De ser cierta, que de este personaje hay que dudarlo todo, explicaría por qué le dejaron publicar tan alegremente el relato en Ahora Información en 2003. También hay que decir que en 2003 no teníamos los medios que tenemos hoy y con ese cierto aire "académico" era más fácil que se la colasen. Hoy no hay excusa.

    He visto el vídeo que ha enlazado Valmadian sobre la presentación el año pasado del libro España y la Guerra Civil Americana o la globalización del contrarrevolucionismo (que a pesar de nuestro rifirrafe le agradezco que lo haya puesto) y me ha parecido bochornoso que alguien que yo pensaba que era un experto en la historia del carlismo como Jordi Canal se haya tragado el cuento sin más (no sin antes decir que él mismo desconocía totalmente la presencia de carlistas en la Guerra de Secesión). El otro libro de Montserrat Huguet, también de 2015, Breve historia de la guerra civil de Estados Unidos, que reproduce al pie de la letra el relato ficticio de Oldaric (al menos en lo concerniente a este asunto, lo demás me da igual) podía consultarse en Google Libros, pero el de Raúl C. Cancio no está disponible online, por lo que me gustaría saber hasta que punto reproduce esa sarta de mentiras. No sé si el libro de Cancio irá en esa misma línea "oldariciana"; por las reseñas del mismo que he leído habla de cientos (no miles) de combatientes españoles y la reseña no especifica que fuesen carlistas, aunque la palabra "contrarrevolucionismo" en el título, las continuas alusiones al carlismo en su presentación y la propia referencia a Montserrat Huguet por parte del autor en el vídeo hacen temer lo peor.

    Dos libros de historia ya haciéndose eco de las tonterías de Oldaric. Menudo nivelazo el de nuestros historiadores. Cuando se enteren de esto los académicos gringos se van a reír de lo lindo. Lástima que no hubiéramos iniciado este debate hace un par de años, quizá Huguet y Cancio nos hubieran leído y hubiéramos evitado esto.
    Última edición por Rodrigo; 16/06/2016 a las 04:26
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  3. #63
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    Re: Los Carlistas en la Guerra de Secesión Norteamericana

    Cita Iniciado por Kontrapoder Ver mensaje
    El Diario de Navarra publicó en su día un artículo sobre Odalric, en el que éste aseguraba que también estaba investigando sobre la presencia de carlistas en la guerra de Canadá contra los indios:


    La reseña que pegué sobre el libro de Odalric de las Waffen SS es de Carlos Caballero Jurado y fue publicada por APORTES, revista de Historia que publica en papel y con rigor académico la Editorial ACTAS, de inspiración carlista (véase pag. 115):

    http://www.actashistoria.com/pdf/apo..._de_libros.pdf
    Lo del Diario de Navarra ya lo había encontrado a base de buscar por Internet. A la vista está que no hice caso pues era "más de lo mismo". Pero la cuestión es otra, seguís empecinados con Odalric cuando yo hace ya bastantes mensajes lo dejado de lado por no darle la credibilidad suficiente a la vista de lo que hay. Además, tengo la impresión de que ese es su juego: "suma fantasía a situaciones que pueden tener algún fondo". Eso le da renombre y se habla de él aquí y allá, un poco en la línea de Dan Brown. Pero la cuestión es que hay otros, que son en los que me he centrado, que nada tienen que ver con el personaje y que, sin embargo, están investigando sobre el tema del hilo al margen del otro, y eso es algo que, de un modo misterioso, os negáis a ver.

    Ya comenté que me llegó el libro de Montserrat HUGUET, pero no he tenido tiempo más que de tomarlo, viene con su capítulo dedicado a una "bibliografía recomendada" y la única impresión que me ha dado es que se trata de un libro introductorio a toda la extensión del conflicto, pero sin profundizar demasiado pese a la enorme profusión de datos que se ven. Digo, de momento, no he tenido tiempo de otra cosa.

    Ahora bien, igualmente ayer a última hora compré el libro de Raúl C. CANCIO que si está dedicado específicamente al tema, vamos que es un monográfico, y tiene más de 300 páginas, y contiene hasta los nombres y apellidos de los españoles participantes en la guerra, en especial de los carlistas. En el vídeo de la presentación del libro intervienen además del presentador y el propio autor, tres personajes de altura que, junto con los otros dos, demuestran una admiración por el Carlismo y un respeto por la memoria de aquellos carlistas dignas de todo encomio y eso de parte de unos señores liberales, mientras que otros que se definen como carlistas, sólo echan mierda encima. Esos señores no tienen absolutamente nada que ver con Odalric. Pero parece ser que hay quienes sólo funcionan a base de piñón fijo y mediante descalificaciones personales, falacias y fantasías, pretenden imponer sus criterios.

    Respecto de la Editorial ACTAS tengo alguna publicación, y es de la serias junto con GREDOS, RIALP y otras, pero no me voy a extender sobre el tema. ACTAS en su día publicó la considerada como mejor Historia de la Guardia Civil, siendo ministro del Interior creo recordar que Corcuera (hablo de memoria, pero era socialista) y prologada por Marcelino Mayor Oreja. En cuanto a la reseña que pegaste, y enlace, sobre el libro de las Waffen SS del personaje, lo cierto es que está fatalmente redactada, las cosas claras. Su lectura es casi un imposible, no por el contenido -aunque hay que estar al día sobre el asunto-, sino por lo abigarrado y la imposibilidad de hacer una lectura cuajada de datos en esas condiciones. No importa que se corresponda a un texto de mensaje en un Foro, aquí procuramos que se entienda pero también que los mensajes no inviten a pasar de ellos, aunque en ocasiones no se consiga. Y en relación al autor de la réplica, Carlos Caballero Jurado, no tengo el gusto de conocerlo, al menos bajo su identidad real, porque tampoco es obligatorio que yo deba saber quien es.

    En resumidas cuentas, que a mi Oldaric no me dice nada, y esta polémica que si llego a saber la que se iba a liar no hubiese escrito sobre el asunto ni una línea, lo que es perfecto para el conocimiento y la sapiencia, lo que si ha logrado es que me interese especialmente por el tema y voy con ello hasta el final. Eso incluye un revisionismo hasta de fuentes carlistas de las que hay que encontrar en la Biblioteca Nacional.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  4. #64
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    Re: Los Carlistas en la Guerra de Secesión Norteamericana

    Aquí lo he comprado y quedan dos ejemplares a la venta.

    Libros urgentes. Sólo libros
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  5. #65
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    Re: Los Carlistas en la Guerra de Secesión Norteamericana

    Rodrigo, parece que Odalric es o fue de la CTC, ya que aparece en algunos BOE formando parte de sus listas electorales. Por lo demás me ha sucedido una cosa curiosa que te comentaré por privado.

    Lo de Jordi Canal puede deberse simplemente a que sea educado y no quiera poner colorada a la interviniente, o a que le pille de improviso y prefiera estudiarlo más detenidamente en casa.

    * * *

    Valmadian, no nos negamos a valorar las intervenciones de otros historiadores. El problema es que esos historiadores, al menos en el caso de M. HUGUET, parecen tomar como fuente al mismo Odalric. Por lo tanto, es fundamental hablar de Odalric, porque de ahí parece que parte todo. En algunos de los mensajes enlazados, aseguran que han acudido a las fuentes estadounidenses y que los militares y regimientos que menciona Odalric no aparecen por ninguna parte. De todas formas, sería interesante contar con el artículo completo de Odalric para emitir un juicio más preciso.

    ¿Por qué tienes tanto interés en este tema? Tú mismo dijiste que había dudas sobre ese artículo, pero ahora parece que te lo tomas como algo personal o de "valores no negociables", ya que en el plazo de 24 horas has comprado dos libros para apoyar la tesis de la simpatía de los carlistas por el bando confederado y anuncias que vas a ir "hasta al final". ¿Supondría un problema para el carlismo que no hubiese apoyando al bando confederado? Cuando leas esos libros, sería interesante que escanees o transcribas los pasajes en los que se hace mención al asunto, para así hacernos una idea de las fuentes que manejan.
    Última edición por Kontrapoder; 16/06/2016 a las 04:18
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  6. #66
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    Re: Los Carlistas en la Guerra de Secesión Norteamericana

    Cita Iniciado por Kontrapoder Ver mensaje
    Lo de Jordi Canal puede deberse simplemente a que sea educado y no quiera poner colorada a la interviniente, o a que le pille de improviso y prefiera estudiarlo más detenidamente en casa.
    En la presentación no estaba Montserrat Huguet, y por tanto no podía ser interviniente (ver el vídeo, particularmente al final que es cuando se la cita afirmando que es una de las mayores expertas del tema). Es de esperar que las cosas no se tergiversen, lo que además no tiene sentido porque ahí están imágenes y palabras para comprobarlo.



    Valmadian, no nos negamos a valorar las intervenciones de otros historiadores. El problema es que esos historiadores, al menos en el caso de M. HUGUET, parecen tomar como fuente al mismo Odalric.
    He revisado la bibliografia y ni lo menciona. ¿Qué haya oído hablar de él? posiblemente. ¿Qué lo esté parafraseando? dudoso por cuanto pondría alguna nota a pie de página indicándolo y no es así. El libro está a la venta y se puede comprobar. Naturalmente, me estoy refiriendo a los escasos comentarios que he podido leer sobre el tema, porque el resto del texto es una historia general de dicho conflicto.

    Por lo tanto, es fundamental hablar de Odalric, porque de ahí parece que parte todo.
    Ya lo dije en alguno de mis mensajes anteriores, Odalric habla de oídas ya él mismo. Esta supuesta historia es mucho más antigua, pero nunca pasó de lo anecdótico aquí o allá. Yo tenía oído algo desde jovencito y me suena que fuese mi propio abuelo materno quien me hablase algo. Pero todas estas cuestiones muchas veces no pasan de puro folklore y así se quedan hasta que a alguien le da por querer reunir datos y más o menos novelar el asunto. Y eso es lo que en mi opinión pudiera haber hecho Odalric, aunque pretendiendo darlo por cierto o textual. Por tanto, pudiera ser que en él se encuentre la "fuente" que haya despertado la curiosidad de otros, tanto para seguirlo, como para criticarlo. En cualquier caso, en ambas posturas hay aspectos positivos, pues si no fuera así nadie hablaría de ello. No se si te habrás dado cuenta, pero desde que reactivé el tema ya se han añadido cerca de 700 visitas.

    En algunos de los mensajes enlazados, aseguran que han acudido a las fuentes estadounidenses y que los militares y regimientos que menciona Odalric no aparecen por ninguna parte. De todas formas, sería interesante contar con el artículo completo de Odalric para emitir un juicio más preciso.
    ¿A quiénes te refieres? Si se trata de Rául C. Cancio se dice en el vídeo que acudió a fuentes norteamericanas, lo que no es nada extraño si tenemos en cuenta que el editor es el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Alcalá de Henares con la total colaboración del "Instituto Franklin" y se hace desde la "Casa de América".

    ¿Por qué tienes tanto interés en este tema? Tú mismo dijiste que había dudas sobre ese artículo, pero ahora parece que te lo tomas como algo personal o de "valores no negociables", ya que en el plazo de 24 horas has comprado dos libros para apoyar la tesis de la simpatía de los carlistas por el bando confederado y anuncias que vas a ir "hasta al final".
    ya es una cuestión personal "para mi", a efectos propios. Es decir, no me importa no volver a tocar el tema aquí. Esa es la razón por la cual he comprado dos libros en 24 horas y nada puede asegurar que si se me da la oportunidad no compre más. Es eso, se me ha despertado la curiosidad.

    ¿Supondría un problema para el carlismo que no hubiese apoyando al bando confederado?
    No hay indicio alguno de que "el carlismo apoyase al bando confederado". Una afirmación así sólo podría provenir de alguna fuente con autoridad en aquél momento, quizás una carta, o tal vez alguna instrucción al respecto. Por tanto, no se puede ni afirmar, ni negar. No obstante, S.S. el Papa Pío IX si apoyó abiertamente al Sur y eso provocó no pocos problemas al Vaticano, y este aspecto es más fácil de comprobar. La lógica nos indica que a nivel popular las masas carlistas simpatizasen con los Estados Confederados, ya que el apoyo del Santo Padre si hay que suponer que sería como una especie de bendición.

    Al respecto dejo un enlace a un foro en el que hablan de las unidades carlistas y aunque mencionan a Odalric, no se centran en él, sino que empiezan justificando la presencia carlista por las explicaciones del Padre Castellani y la necesidad de luchar contra el Mal como sea y donde sea expresado en su Apokalipsis formando tal cuestión como parte esencial del ideario carlista.

    http://www.forum.paradoxplaza.com/fo...ricana.328775/

    A partir del #13 inclusive.

    Como al parecer no puedo establecer el enlace, aunque está correctamente escrito, pongo otra opción:

    "Por cierto, si os interesa el tema de los españoles en la Guerra de Secesión seguro que encontraréis por internet referencias a un artículo firmado por un tipo que se hace pasar por historiador y que explica la heroica presencia de carlistas en el bando confederado, logrando éstos todo tipo de heroicidades (incluso el reconocimiento del general Lee). Pues bien, resulta que... ¡es todo inventado! Hice algunas comprobaciones y descubrí que las unidades y los militares que nombra ni siquiera existen; le pregunté al comandante López Jiménez y me confirmó que era todo una invención de cabo a rabo, pero se ve que este fake ha tenido éxito, porque no son pocos los foros que ingenuamente lo dan como cierto, con alguna excepción, así que ya será difícil desmontar esa historieta. Al menos, por mí que no quede."

    ¡ES LA GUERRA!: Españoles en la Guerra de Secesión ( y II)


    Se accede al otro enlace a partir de la frase que he destacado subrayándola "con alguna excepción" que en el texto de este sitio es un enlace.



    Cuando leas esos libros, sería interesante que escanees o transcribas los pasajes en los que se hace mención al asunto, para así hacernos una idea de las fuentes que manejan.
    Más bien unos comentarios, pero tengo la impresión y así lo dije con anterioridad, de que se trata de dos libros muy diferentes en su intención, tratamiento y contenido. El de Raúl C. Cancio tiene todo el aspecto de que es una monografía.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

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  7. #67
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    Re: Los Carlistas en la Guerra de Secesión Norteamericana

    Vamos a cederle caballerosamente un poco de terreno a Valmadian, a quien pido disculpas públicamente si puedo haberle ofendido con mi impetuosidad. He encontrado a un combatiente carlista de la Guerra de los Siete Años en España que luchó después en el bando confederado de la Guerra de Secesión en Norteamérica. El problema es que no era español, sino inglés: Charles Frederick Henningsen. Su biografía en Wikipedia (en inglés): https://en.wikipedia.org/wiki/Charle...ick_Henningsen

    [Edito: acabo de darme cuenta que Valmadian ya lo había encontrado antes en este enlace. El problema es que mezclan la historia real de Henningsen con el bulo de Oldaric y el ficticio General Echegaray.]

    Me comenta un correligionario que, siendo el relato de Oldaric un embuste de arriba abajo, como ya sabíamos, el rumor sobre algunos carlistas españoles (obviamente no miles ni tampoco cientos) en el bando confederado de la Guerra de Secesión pudiera no ser tan descabellado. Mi amigo, que conoció personalmente a Frederick Wilhelmsen, asegura que algo dijo Wilhelmsen de este asunto. Según este rumor, hasta bien después de la Cruzada de Liberación de 1936 habría habido algún círculo carlista en la Florida que ya estaba allí en el XIX. El exilio carlista fue enorme tras la I Guerra, y a diferencia del rojo en 1939, la proporción de no regresados fue también considerable. La Gran Luisiana y la Nueva España no eran recuerdos remotos en 1840, y había aún suficientes estructuras españolas como para que hubiesen podido terminar allí unos cuantos.

    ¿Hasta qué punto hay que darle credibilidad a este rumor? Yo le doy poca, pero sucede como con las leyendas: hay quien quiere verle algo de verdad, hay quien le ve mucha y hay quien no se cree nada. En cualquier caso, ese misterioso círculo carlista que habría habido en Florida podría no tener nada que ver con presuntos combatientes de la Guerra de Secesión. No es sino a finales del siglo XIX cuando comienzan los círculos carlistas. Sería interesante a este respecto saber si realmente permaneció una colonia española importante en la Florida después del tratado Adams-Onís, de lo cual probablemente será más fácil encontrar datos. Tenía entendido que la mayoría fueron marchando a Cuba en sucesivas olas ya desde el siglo XVIII, pero quizá se quedaron algunos. En la ciudad de San Agustín (la más antigua de USA) me consta que siguen estando tremendamente orgullosos de su legado español.

    En cuanto al tema que nos ocupa, ¿qué decía en España el periódico oficiosamente carlista LA ESPERANZA durante la Guerra de Secesión Norteamericana? Generalmente daba únicamente noticias sobre la marcha de esa contienda en la que España era estrictamente neutral. No obstante, en relación a los sucesos de Méjico con la Toma de Puebla (1863) que dio lugar al establecimiento del Segundo Imperio Mejicano, LA ESPERANZA decía esto:

    Se empieza ya á distinguir lo que los sucesos de Méjico pueden influir en América y en Europa. Los confederados, que tienen simpatías por los franceses, acaban de demostrarlo iluminando su capital por la toma de Puebla y esperando tal vez, y creemos que no esperan mal, que pronto la voluntad de Napoleón, apoyada hoy con un ejército victorioso que se halla en las fronteras norteamericanas, pueda conseguir de los yankees lo que antes propuso, y lo que por miedo á los yankees no quiso admitir la Inglaterra. No uno, muchos artículos podrían escribirse, y escribiremos según vengan los acontecimientos, sobre el resultado que pudiera dar de sí la campaña francesa para toda la América, sí en Méjico y en la Confederación del Sur se estableciera la monarquía. ¿Piensa en algo de esto nuestro gobierno? Creemos que el general Concha, que conoce la América, y que sabe qué intereses tenemos allí que conservar y que ganar, no dejará de hacerlo.

    La Esperanza, 15/06/1863
    Da la sensación que podía haber cierta simpatía por parte de los católico-monárquicos españoles hacia el bando del sur, al igual que hacia Napoleón III (a pesar de ser un usurpador). Obviamente esto nada tiene que ver con que se fuese para allá gente a combatir, pero no deja de tener su interés.

    No obstante, lo de que el Papa Pío IX reconoció a la Confederación parece ser otro cuento, ya que según he leído en ningún momento los Estados Pontificios establecieron relaciones diplomáticas con los Estados Confederados. Si encontráis pruebas que demuestren lo contrario, me interesaría conocerlas, ya que el apoyo de la Iglesia a uno de los bandos podría ser significativo en este asunto (obviamente, no determinante).
    Última edición por Rodrigo; 17/06/2016 a las 13:04
    ReynoDeGranada dio el Víctor.
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  8. #68
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    Re: Los Carlistas en la Guerra de Secesión Norteamericana

    Agradezco tus palabras Rodrigo y las hago extensivas a ti mismo por mi parte, tanto las públicas como las privadas. Creo que es mejor entenderse bien pues al fin y al cabo no nos jugamos nada en este debate -dejemos de tomarlo como una polémica, salvo contra Oldaric-, en el que lo que interesa es saber algo que nos es desconocido.

    En este día y medio, más o menos, que he estado ausente, he podido revisar algunas cuestiones, muy por encima la verdad, pero hay aspectos curiosos y llamativos que dan que pensar.

    Empezaré por el libro de Montserrat HUGUET -el de CANCIO todavía no lo he recibido-, que, tal como pensaba, se trata de un texto muy bien trabajado, documentado, y expuesto, pero meramente introductorio y divulgativo con un tratamiento del conflicto muy general. Tiene un bibliografía no muy extensa, 19 referencias, una de ellas un filme, de las que 11 son fuentes norteamericanas y están en inglés. El texto carece de notas a pie de página o concentradas en algún anexo, pero este un aspecto que no es obligatorio o, incluso, pudiera deberse más bien a exigencias editoriales, algo que no sería raro pues los intereses de los autores y los editores no siempre coinciden.

    No hace mención alguna de Oldaric, aunque se puede deducir que algo sabe sobre él cuando reduce drásticamente las cifras hablando de unas decenas de españoles en ambos bandos y menciona la filiación de algunos. Menciona, igualmente, la presencia de carlistas repartidos por distintas unidades, pero en modo alguno refiere la existencia de alguna unidad militar específica como tal. Por ejemplo, habla de la presencia de antiguos voluntarios de la Brigada Zumalacárregui (en España), lo cuales se unieron a tropas de Virginia del Norte. También menciona el caso del "general español Echegaray" (sic), no como "general carlista", pero que si comandó una unidad carlista pequeña llamada "piquetes confederados de la segunda división de Tennesse, y el tono es similar cuando refiere otros casos. En resumen, nada de cifras fantásticas, ni de unidades grandes.

    Sin embargo, aún en el caso de que las cifras hubiesen sido mayores -como digo todavía no he recibido el otro llbro que si es un monográfico-, las que ha manejado la "leyenda urbana" tampoco resultarían exageradas si las comparamos con las que se dan de la participación de otros voluntarios extranjeros: 200.000 alemanes; 150.000 irlandeses; 150.000 ingleses; 50.000 canadienses; zuavos, cosacos, turcos, austríacos, suizos, mejicanos, polacos, escandinavos, judíos, indios de diversas tribus..., en resumen unas masas difícilmente cuantificables, en parte porque imperó llamada Orden General nº 45, de julio de 1861 al parecer válida para ambos bandos, que establecía que no se admitiesen voluntarios que no hablasen inglés.

    Por otro lado, estuve revisando otros textos, dos de ellos sendos Vademecums Jaimistas completos correspondientes a los años 1911 y 1913. Entre ambos suman 1920 páginas, las cuales obviamente no leí, pero si hojeé una tras otra y destaco dos aspectos: la mención de un total 97 altos mandos y oficiales carlistas, que sólo representan una pequeña parte y algo sorprendente: 1 página y media tan sólo dedicada a la guerra civil en Méjico entre constitucionalistas y federales.

    (Vademecum Jaimista Biblioteca Tradicionalista "LA BANDERA REGIONAL" Calle Aragón, 252, Pral. 2ª Barcelona (ediciones correspondientes a 1911 y 1913)

    Y si a ello añadimos las 241 referencias bibliográficas aportadas por Josep Carles Clemente en un libro divulgativo de bolsillo, Los Carlistas Ediciones ISTMO, Colec. "La Historia en sus Textos" , Madrid 1990, de los que tan sólo ¡¡¡ UNO !!! hace referencia a relaciones del Carlismo con el extranjero (El Carlismo en el Vaticano Ignacio ROMERO RAIZÁBAL. Edición del autor, Santander 1968) viene a dar una idea por encima del nulo interés del Carlismo por el exterior. No es que no haya nada sobre la posible participación -que poco a poco se va confirmando-, de carlistas en la Guerra de Secesión, sino que no he encontrado nada, o prácticamente nada, sobre ninguna parte de toda América. Por supuesto, esto no significa nada especial, salvo que yo no he encontrado casi nada por ahora, y no significa que no lo haya. Aún me faltan por revisar varios textos más y cabe la posibilidad de que en ellos encuentre algo, salvo, naturalmente, el de Raúl C. Cancio que aún espero.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  9. #69
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    Re: Los Carlistas en la Guerra de Secesión Norteamericana

    Luego, respecto a S.S. Papa Pío IX no se trata de otro bulo, sino de algo documentado. Por ejemplo:



    Los Papas y los presidentes de EE.UU.


    2. Un papa estuvo a punto de reconocer a la Confederación

    A la altura de la Guerra Civil, el presidente de la Confederación, Jefferson Davis, le escribió al Papa Pío IX, agradeciéndole por sus amables opiniones en hacer un llamado a la resolución de la Guerra Civil.

    Davis, quien había recibido educación católica, pero era protestante, también le pidió al Papa que reconociera a los Estados Confederados. A lo largo de la guerra, la Confederación había tratado, sin éxito, de obtener el reconocimiento de otros estados europeos.

    "Para el Vaticano, ésta es una situación muy difícil: una parte de un país dividido ha acudido a ellos en busca de su apoyo, y esto no es algo que ocurra muy a menudo", dijo Moss.

    El papa Pío IX respondió unos cuantos meses después dirigiéndose a Davis como "Ilustre y Honorable Jefferson Davis, Presidente de los Estados Confederados de América".

    Al conferirle el título y honoríficos a Davis, el Papa aparentemente legitimó a los estados rebeldes, señala Moss "y se convierte en escándalo en todos los periódicos de la Unión. Esto lleva a una completa ruptura en las relaciones entre los Estados Unidos y la Santa Sede".

    Lo que fue percibido como un desaire llevó al Congreso a prohibir de forma explícita todos los vínculos diplomáticos con el Vaticano en 1867.

    http://www.cnnespanol.cnn.com/2014/0...ntes-de-ee-uu/

    No comprendo porqué no se hace el enlace a la CNN en español cuando está correctamente (revisada punto a punto) su dirección en relación a esta noticia.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

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  10. #70
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    Re: Los Carlistas en la Guerra de Secesión Norteamericana

    Pero también hay otras fuentes interesantes, lo que significa que el tema está muy abierto:


    Tras la bandera confederada


    Daniel Ponce Alegre. Delegado para Levante de "Diplomacia S.XXI."

    Nos encontramos en días, y años, de gestos y símbolos.

    No sólo en España se empeñan algunos en hacer desaparecer la historia más reciente, que quieren recrear a su imagen y semejanza, quitando letreros de calles, estatuas y placas, y poniendo las que ellos consideran " neutrales ": el otro día escuché a una representante de Podemos proponer calles como " la Alcachofa " o " la Armonía ", por caridad cristiana no digo lo que pienso. También se hacen desaparecer símbolos de historia milenaria en Palmira o en Bagdad a manos de los islamistas del ISIS, no es extraña la semejanza, como no fue a lo largo de la historia del siglo pasado la estrecha relación entre el nacionalsocialismo, el comunismo y la masonería con el islam, de estas relaciones he tratado en artículos pasados y en análisis recientes en la Revista Diplomacia S.XXI.

    Cuando perdemos el fondo y las raíces, ancladas en una ideología sólida y veraz que satisfaga nuestras inquietudes y anhelos humanos de paz, seguridad y libertad, " la libertad de los hijos de Dios ", lo único que nos queda es el vacío, y para que ese vacío no sea inquietante y aterrador sólo les queda a los políticos cubrirlo con formas y apariencias, con símbolos que nos calmen, con gestos ensombrecedores.

    Hace menos de un mes se produjo en Charleston, Carolina del Sur, la matanza, a manos de Dylann Roof, de nueve personas en una iglesia cristiana de dicha localidad, las personas eran de raza negra.

    Entre las imágenes que más se distribuyeron del asesino se encuentra la que aparece en la cabecera de este artículo, donde se ve al asesino con la Bandera Confederada que la población negra de EE. UU. relaciona erróneamente con la esclavitud, y que ha llevado en los días siguientes a la petición enloquecida, por parte de dicha población fundamentalmente, de la desaparición de la Bandera Confederada de los edificios públicos, como en el caso del Ayuntamiento de Charleston o del Congreso Estatal de Carolina del Sur.

    Ese hecho se produjo el día de ayer, y tras él hay más que la eliminación de un símbolo histórico, como lo hay también tras la eliminación de todo lo que recuerde el periodo en que gobernó Franco, o de la eliminación de unos budas en Afganistán, o de unas esculturas persas en Bagdad o en Palmira, hay una idea social y política tras la eliminación de esa bandera: la Confederación Americana, y tras la Confederación, un espíritu impulsor basado en valores cristianos.

    Respecto a la eliminación de la Bandera de la Confederación no perdamos de vista tampoco el contexto de meses atrás de violencia entre la policía y la población negra en los Estados de Missouri y Alabama: recordemos que un gesto calma.

    En este punto del artículo de hoy deseo mostrar al lector un hecho histórico que le permita reflexionar y ver más allá del simple hecho de quitar una bandera, es decir que los árboles no le impidan ver el bosque:

    " El 11 de abril de 1865 el ejército confederado en el frente del este se había rendido a manos del General Lee en Appomattox Courthouse. El presidente de los Estados Confederados de América, Jefferson Davis y su familia se había trasladado nueve días antes con los restos del gabinete gubernamental de la capital, Richmond, a Danville, donde a finales de mes se inició la huida general tras el inevitable derrumbe de las estructuras estatales de la Confederación. El 9 de mayo de 1865 fueron capturados por una partida de caballería federal en Irwinville, Estado de Georgia.

    El triunfo del Norte sobre el Sur había sido total, la república constitucional confederada, refundada sobre los principios de libertad de 1776, había sido aplastada por vía militar, al más puro estilo imperial romano, la soberanía de los estados de la Unión eliminada y la autoridad del nuevo régimen federal unitario confirmada.

    Norteamérica jamás volvería a ser lo que originariamente fue, como tampoco lo fue Roma tras la consolidación del Imperio ".

    A día de hoy, aún quedan " supervivientes " de los Estados Confederados de América.

    La Unión Federal, los EE. UU., no se puede permitir que sus ideales de libertad vivan, y ha de aplastarlos, tal y como hizo con sus antepasados, algunos de ellos habían vivido durante la Declaración de Independencia de las Colonias.

    Volviendo al símbolo, no dejemos que nos ciegue o turbe, aunque tampoco permitamos que quede impune del castigo.

    Durante su cautiverio, Jefferson Davis tuvo muy escaso número de visitas y contacto humano, y bien poca correspondencia le fue permitida que sació con su lectura de la Biblia, que le fue permitida. Pero alguien con quien había correspondido durante la Guerra en los tonos de mayor cordialidad para iras del Norte liberal , se acordó de él: el Papa Pío Nono.

    Sobre esta relación, el papel ejemplar del Papa Pío IX y de los cristianos católicos durante la Confederación Americana hablaré, Dios mediante, en próximos artículos, basándome en documentos históricos que he recibido desde Roma.



    - See more at: Tras la bandera confederada | Diario YA
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

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  11. #71
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    Re: Los Carlistas en la Guerra de Secesión Norteamericana

    Y por si no fuera suficiente, también tenemos esto otro:


    Presentación de "La corona ecuménica. PÃ*o IX y la Confederación Americana, 1861-1865".

    Comentando un acto de presentación del libro La Corona Ecuménica. Pío IX y la Confederación Americana, 1861-1865 S.A. ILMA Conde Raphael von Waldburg zu Zell und Trauchburg presentado en el Aula Magna de la Universidad CEU-San Pablo, con intervención del Vicerrector de la misma y la presencia de diversos catedráticos y profesores.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

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  12. #72
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    Re: Los Carlistas en la Guerra de Secesión Norteamericana

    Finalmente me llega a primera hora de la tarde el trabajo de

    Raúl C. Cancio, España y la Guerra Civil Americana, o la globalización del contrarrevolucionismo INSTITUTO UNIVERSITARIO DE INVESTIGACIÓN EN ESTUDIOS NORTEAMERICANOS "BENJAMÍN FRANKLIN", UNIVERSIDAD DE ALCALÁ, Madrid 2015 I.S.B.N. 978-84-16133-50-5

    Dividido en "Prólogo" de Jordi CANALS, "Introducción", cuatros partes, "Epílogo", VII Anexos y Bibliografía. Con formato 24X17 y 322 páginas de letra menuda supone un tratado completo al tema de la participación española y extranjera de tendencia contrarrevolucionaria en la Guerra de Secesión. La bibliografía consta de 174 referencias y el libro está anotado con 11 páginas y 132 notas.

    No te tenido mucha oportunidad de leerlo, salvo unas lecturas por encima de algún tema muy concreto. Por ejemplo, la configuración de las unidades militares del Sur especialmente por ser aquellas en las que hubo carlistas encuadrados. CANCIO sólo considera la presencia confirmada de unos centenares de voluntarios españoles. Destaca que la mayoría estaban muy desperdigados en diferentes unidades y casi nunca conformaron unidades autóctonas españolas. Analiza en detalle y aclara que muchos nombres de unidades no se correspondían con los efectivos que las componían, por ejemplo, la Andalusia Volunteers (Covingston Co. Alabama) compuesta de 254 hombres, no tenía ni un solo español o descendiente, en sus filas. Según dice el nombre le fue dado así por tomarlo del lugar de residencia de la misma que se debía a Ponce de León y Soto. Otro caso, el de Spanish Guards (Mobile, Alabama) tenía naturaleza defensiva en la población de Mobile, no pudiendo traspasar los límites del condado en cuestión. Estuvo formada por 81 efectivos, de los que 80 fueron españoles y descendientes y un sargento segundo de nombre G. Smith.

    Estos son sólo ejemplos de los muchos que hay. La descripción de la Batalla de Antietam, de la que forman parte los combates en West Woods (zona de bosque y praderas alternas) abarcan 10 páginas del libro. Se cita que, en efecto, participaron españoles en la misma, se indican los nombres de todos los mandos sudistas de las diferentes unidades que estuvieron, pero no se especifica unidad española (incluida una supuestamente compuesta por carlistas) y tampoco aparece mención alguna a un general llamado Echegaray.

    Los ANEXOS son listados de nombres y apellidos de españoles, unidades de encuadramiento, grado, etc., que participaron en ambos lados y también hay algún listado de otras nacionalidades.

    En conjunto, un trabajo exhaustivo, excelentemente documentado, muy instructivo y que al igual que puede servir para aclarar muchas dudas, igualmente puede resultar una plataforma para profundizar mucho más. Tirando del hilo de la madeja (Bibliografía) se puede llegar mucho más lejos en el estudio y conocimiento del tema. La conclusión es que, en efecto, hubo carlistas entre las filas del Sur y que participaron en la guerra. Ni la más mínima referencia a Oldaric, este trabajo de investigación es la respuesta que se necesitaba para desmitificar una realidad que siéndolo, no había que tergiversarla, exagerarla, o mentir sobre ella. Desde luego, me alegro muchísimo de haber hecho ambas compras -me permitirá hacer comparaciones y conocer en qué puntos incidir más-, aunque sin duda esta de CANCIO, por menos de 20 € envío incluido a mi casa, es toda una satisfacción.
    Última edición por Valmadian; 17/06/2016 a las 19:22
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

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  13. #73
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    Re: Los Carlistas en la Guerra de Secesión Norteamericana

    Cita Iniciado por Valmadian Ver mensaje
    La conclusión es que, en efecto, hubo carlistas entre las filas del Sur y que participaron en la guerra.
    ¿Cómo puedes llegar a esa conclusión? No te lances sin haber leído todavía el libro. Precisamente según la revista APORTES la conclusión es la contraria: que el propio autor afirma no haber podido demostrar tal presencia de carlistas. He aquí la crítica de APORTES sobre el libro de Cancio, que deja de manifiesto todas sus divagaciones e incluso sus simpatías con el separatismo vasco y catalán:

    Raúl C. CANCIO FERNÁNDEZ, España y la guerra civil americana o la globalización del contrarrevolucionismo, prólogo de Jordi Canal, Alcalá de Henares: Instituto Franklin-Servicio de Publicaciones de la UAH, 2015, 322 p., ISBN: 9788416133505 | Moral Ro

    El presente estudio intenta coger el guante de aquellos historiadores de la contrarrevolución que, desde hace tiempo, intentan analizar, en comparativo juego de escalas, la naturaleza de sus variantes y de sus relaciones en un marco internacional, para lograr una mejor comprensión de ese fenómeno de la Historia contemporánea.Cabe recordar que la contrarrevolución no fue sólo una defensa y mera vuelta al Antiguo Régimen, sino que tuvo su propio programa ideológico y proyecto social. El caso español más significativo, el carlismo, destacó sobretodo por su duración hasta bien entrado el siglo XX. Las relaciones y contactos entre diversos movimientos contrarrevolucionarios europeos fue constante a finales del siglo XVIII y durante la siguiente centuria (miguelismo, legitimismo francés…),pero todavía no se había intentado con profundidad estudiar la relación entre éstos y sus posibles homólogos americanos. Cada una de las derrotas carlistas del siglo XIX provocó una emigración de sus defensores y un problema de reintegración de muchos en la sociedad liberal triunfante,por lo que, a partir de 1860, dos escenarios acogieron la participación de carlistas españoles: uno fue Italia debido a las luchas entre contrarrevolucionarios y liberales unionistas y otro, al parecer del autor, los Estados Unidos, inmersos en una guerra civil,llamada guerra de Secesión (1861-1865). La integración de numerosos españoles en ambos bandos halle vado al autor a preguntarse sobre las razones de sus opciones y a buscar nexos entre la contrarrevolución europea y la causa del Sur. Y es que,efectivamente, para algunos carlistas,desde Europa, la lucha en Norteamérica parecía continuar las guerras civiles europeas.

    En su primera parte, Cancio analiza el factor migratorio en la demografía bélica norteamericana, como consecuencia de las luchas políticas y de la situación socioeconómica europea (páginas 33-52). Ello provocó la incorporación, en ambos ejércitos en liza, de numerosos extranjeros,donde los españoles no fueron delas nacionalidades más importantes.Una segunda parte se centra en la descripción de la situación política española, definida por el gobierno largo de la Unión Liberal, y las principales claves de su política exterior,centrándose en la evolución de la política neutralista de los liberales españoles, y de otra naciones, ante la guerra de Secesión (páginas 53-87). Finaliza este segundo bloque de contenidos con un resumen de los avatares de la causa carlista hasta comienzos de la década de los años sesenta(páginas 90-116).

    Las aportaciones más importantes de este trabajo son tanto la descripción de batallas y de las unidades militares en las que se incorporaron voluntarios españoles (págs. 117-204), como el estudio de tres grandes bornes de contacto entre el carlista y el confederado: la situación socioeconómica,la teoría del Estado y la cuestión religiosa. Muy interesantes,para el lector especializado, resultan las líneas dedicadas a los intentos de incorporación de Garibaldi a las filas nordistas, por parte de su diplomacia.

    Digno de elogio resulta la actitud del autor al reconocer que, pese a sus iniciales intenciones, no se puede comprobar realmente uno de los objetivos del estudio: si los españoles que se incorporaron a las fuerzas del Sur eran carlistas, o al menos su mayoría (página 216). Sin embargo, resultan interesantes los paralelismos de algunos de sus puntos, como el ruralismo y los efectos que provocaron en el campo las políticas capitalistas, que amenazaron un modo de vida que, tanto sudistas como carlistas, quisieron defender hasta la muerte; la reivindicación de un modelo de Estado alternativo al liberal centralista, donde la defensa de los derechos y peculiaridades territoriales constituyeron una importante bandera, así como la pretensión de esferas de autonomía gubernativa y, lo que constituye un gran acierto, la cuestión religiosa. Los carlistas se autodefinieron como cruzados, como defensores de la Iglesia católica frente a la Revolución descristianizadora y desamortizadora. El catolicismo era una realidad minoritaria en Estados Unidos, pero su relevancia no se manifestó tanto en la identidad confesional como en la incidencia que tuvo el factor teológico en sus motivaciones políticas. Para algunos historiadores norteamericanos, la guerra civil fue fruto de una crisis religiosa, del enfrentamiento en torno a la interpretación de las sagradas escrituras por las diversas corrientes del protestantismo, con la esclavitud como telón de fondo, y su armonización con las previsiones constitucionales. Cancio analiza la importancia de la religión en la sociedad norteamericana, sobre todo en el Sur; la creencia asumida por la población de que América era la tierra de promisión, elegida por Dios como depositaria de su reino en la tierra, siendo sus instituciones sociales y políticas el modelo a seguir por el resto de la Humanidad; destaca que la religión era un elemento transversal de cohesión de los partidos políticos,de las instituciones sociales, y que su cisma provocó la escisión civil. Las iglesias cristianas fueron las primeras instituciones que se rompieron, y ello provocó una situación que derivó en otras rupturas. Y tanto el carlismo como la ideología de la Confederación consideraron como valores propios la defensa del honor, la tradición y una posición antimasónica (páginas 246-280).

    No obstante, cabría hacer ciertas observaciones al texto como algunos juicios de valor, por ejemplo, cuando se señala que el 19 de junio de 1861 el gobierno de la Unión Liberal decidió publicar un Real Decreto donde se afirmaba la más estricta neutralidad ante el conflicto norteamericano. Esta manifestación, Raul Cancio la tacha de “manifestación jurídica de la cobarde actitud equidistante” de las autoridades españolas (página 25), lo cual consideramos inexacto. Sobre todo teniendo en cuenta que, como se aclara en el prólogo, la política exterior de España no fue ni improvisada ni inconexa ni quijotesca, sino que obedeció a los deseos de asegurar la estabilidad gubernamental y a la firme decisión de protegerlos intereses coloniales, como ya hace tiempo que José Antonio Inarejos demostró. Cancio añade después que “Naturalmente, dicha disposición fue trasgredida por los ciudadanos españoles” (página 25), pero ¿por qué “naturalmente”? Nada indica que España estuviera interesada en un apoyo masivo a un bando y a una posible (y peligrosa) entrada en el conflicto norteamericano. Por otra parte, aplicar una terminología muy contemporánea (“globalización”, “contrarrevolucionismo”) resulta más propia del siglo XXI que del siglo XIX, arriesgándose el lector a descontextualizar ese hecho de su propio ambiente, definido con unas características propias de su momento histórico. Por otra parte, se nota en falta, al menos en la introducción o en la relación final de fuentes, la explicación de los archivos y documentos analizados o encontrados por el autor a lo largo de su investigación, tanto españoles como norteamericanos. Sólo aparece una relación bibliográfica final -en la cual faltan muchos libros significativos sobre carlismo-, a pesar de que en alguna línea se desliza la idea deque han sido consultados algunos archivos, como el del puerto de Pasajes (página 216). Y algunas notas resultan excesivamente largas y se alejan en ocasiones del contenido del libro, llegándose al caso de una nota de 37 líneas, donde se empieza a hablar del general Torrijos para llegar al asesinato de Federico García Lorca (página 112). Finalmente, resulta sorprendente que el autor, que demuestra templanza en muchas observaciones durante el libro, defina como “legítima” la reivindicación separatista de algunos grupos vascos y como “melancólica” la “pretensión secesionista de los Països Catalans”, apoyando a quienes definen una irrealidad territorial histórica (página 282).

    Para finalizar, Cancio hace una importante observación, al describir cómo los memoriales que honran tanto a Lincoln como al general Lee se encuentran cerca, a tan sólo tres kilómetros, describiendo de forma ilustrativa el grado de superación de la sociedad norteamericana de su conflicto civil, “teniendo muy presente que las cotas de bienestar alcanzadas en el presente no pueden desvincularse de los sacrificios extremadamente dolorosos que se produjeron un siglo y medio atrás” (página 29). Añade que, en el caso español,se evidencia lo contrario y tras las guerras carlistas del siglo XIX, hubo otra guerra civil aún peor en el siglo XX. Excelente apunte al que le falta admitir, sin embargo, que en España resultará muy difícil copiar el loable ejemplo norteamericano cuando,como consecuencia de la ley de Memoria Histórica, tan sólo se admitirá la permanencia, en muy pocos años, de monumentos y memoriales exclusivamente dedicados al Bando republicano, perdedor de una guerra que sus descendientes ideológicos quieren ganar a toda costa. Otra vez,pues, vencedores y vencidos, lo cual implica, explícitamente, la diferencia entre españoles “buenos” y españoles “malos”, entre españoles y no españoles,entre hermanos que no se reconocen, entre Caín y Abel… ¿Hasta cuándo?

    Antonio Manuel Moral Roncal

    No obstante, me interesaría saber de donde venían esos españoles que realmente combatieron, en caso de que el libro haya demostrado efectivamente tal presencia (de españoles, no de carlistas). ¿Eran gente asentada allí previamente?
    Última edición por Rodrigo; 18/06/2016 a las 01:44
    Kontrapoder dio el Víctor.
    Militia est vita hominis super terram et sicut dies mercenarii dies ejus. (Job VII,1)

  14. #74
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    Re: Los Carlistas en la Guerra de Secesión Norteamericana

    Jefferson Davis y Pío IX

    de Damiano Mondini


    Encantados de publicar la correspondencia, de fecha 1863, que transcurrió entre el Presidente de los Estados Confederados de la Jefferson Davis y Pío IX , el último Papa Rey. Durante la guerra civil americana, la simpatía de los Estados Pontificios a la causa del Sur fue velado única oficialmente, mientras que en un avión privado que vino a tocar a un reconocimiento sustancial de la Confederación. Epístola informó aquí, el Papa dirige a su interlocutor reiterando el título de "Presidente", por lo que teniendo en cuenta plenamente en el papel de jefe de un estado independiente y soberano por Washington.

    Pío IX, al reconocer al general confederado Robert E. Lee , fue la soberana europea sólo para apoyar - idealmente, pero con convicción - la causa confederada, oscilando en la cara de la actitud de Francia y Gran Bretaña y declaró sentimientos unionistas de la Rusia zarista y la Internacional Socialista, presidido por Marx - una inusual acoplada, este último, que debe moverse a una cierta reflexión.

    Las revistas más cercanos al Papa, la Civiltà Cattolica de los jesuitas y l'Observattore Romano, denunciados repetidamente pretexto propagandístico y la emancipación de los esclavos: la Proclamación de 1862 no era más que un gesto vil del presidente Lincoln acto para aislar el nivel federal conflictos internacionales y para dar el aura de la cruzada de liberación y democrática, desconcertante por lo tanto el verdadero carácter de la guerra de agresión de los Yankees con bisagras en las ambiciones centralizadoras y proteccionista.

    Hay muchos factores que juegan en favor de la cercanía del Papa a la "rebelión" sureño: la cultura conservadora y anti-revolucionaria del Sur, contraparte de ese norteño progresismo que los católicos no podían dejar de recordar la Revolución Europea de 1848 y la terrible experiencia de la República romana; la presencia de muchos católicos en el armado confederado - creo que sólo conoce el General Pierre Beauregard y James Longstreet ; la creencia, expresada por varios miembros del catolicismo Sur, que la secesión no sólo no era un acto ilegal, sino que pondría en perfecta armonía con la enseñanza moral de la Iglesia, especialmente en la cara de las opciones económicas y sociales del Norte, difícilmente compatible con él ; el favor del Sur fue propiciado también por la reacción a la acción de apoyo norteño Savoy unitaria en Italia, y el uso de la propaganda Unión figura de Garibaldi y otra anticlerical; la actitud pro-confederado sin duda estaba influenciada por el pro-sindicalista del Reino de Italia y la Casa de Saboya, pero Roma se vio obligado a ser prudente en la cara de la abundante presencia católica en varios países de la UE.

    La figura del presidente confederado Jefferson Davis juega un papel importante: él, aunque un protestante, tuvo en su juventud asistió a escuelas católicas, que expresan su deseo de convertir; Se mantuvo durante toda su vida profundamente fascinado por el catolicismo y muy cerca de sus instancias. Esto explica por primera vez el tono afectivo de la correspondencia con Pío IX; También aclara un evento posterior impregnada de un fuerte valor simbólico. Cuando terminó la guerra, Davis fue encarcelado por los norteños y se sometió a un juicio en el que fue acusado falsamente - pero más tarde fue absuelto - de haber ordenado el asesinato de Lincoln; durante su encarcelamiento - que fue duro e inhumano - recibió como un regalo del Papa Pío IX su efigie y una corona de flores acompañado de una cita del Evangelio de Mateo, 11, 28: Venid a mí todos aquí laboratis, reficiam Vos et ego, dicit Dominus (Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar, dice el Señor).

    Es probable que el " Papa de la Cruz " fue reconsiderada en las vicisitudes sudistas una reafirmación de su drama, que comenzó en 1848 con la huida de Roma en los meses con problemas de la república romana, y persistió en los años de la unificación de Italia y las guerras de la Independencia; una tragedia que va de extremo 20 de septiembre de, 1870 con el incumplimiento de Porta Pia, el fin del poder temporal y la ocupación italiana de los territorios papales. Por un lado están los agresores, usurpadores, la expresión de la modernidad y el anticlericalismo, los Yankees de Nueva Inglaterra y las tropas de Saboya; los otros perdedores, los usurpados, herederos de un mundo destinado a ser eclipsados, los rebeldes de la tierra de Dixie y los últimos defensores del Vicario de Cristo en la Tierra. por lo tanto, de vital importancia que la lectura de estas cartas es para la comprensión de un centro de coordinación no sólo de la historia de Italia y América, sino del mundo contemporáneo.


    CARTA DE JEFFERSON DAVIS AL PAPA

    Richmond, 23 de Septiembre 1863

    Muy Venerable Sumo Pontífice,

    Me las cartas que escribió al clero de Nueva Orleans y Nueva York han demostrado, y yo leído con emoción el dolor profundo que se expresa en la muerte y la devastación causada por la guerra librada por los EE.UU. contra los Estados y las personas que me eligió como su presidente, y sus órdenes a los sacerdotes para exhortar al pueblo a la paz y la caridad. Estoy profundamente sensible a la caridad cristiana que impulsó a esta repetidas apelaciones al clero. E 'por esta razón que considero que es mi deber expresar personalmente y en nombre de la confederado nuestro agradecimiento por estas expresiones de buenos sentimientos y el amor cristiano, y asegurar su Santidad que la gente, incluso en el corazón aplastados por la opresión más cruel y terrible masacres, es ahora dispuesto, como siempre ha sido, para ver el fin de que este impío conflicto; que siempre elevamos oraciones al cielo por el mismo deseo de que Su Santidad expresa ahora; que aspiran no llevar a cabo cualquiera de nuestro enemigo, pero sólo luchar para resistir la destrucción de nuestro país y el derramamiento de nuestra mejor sangre, y para obligarlos a que nos deja vivir en paz bajo la protección de nuestras instituciones y nuestras leyes, que no lo hacen sólo se permita a todos el disfrute de los derechos temporales, sino también el libre ejercicio de la religión. Ruego a Vuestra Santidad a aceptar, de mí y al pueblo de los Estados Confederados, nuestro sincero agradecimiento por sus esfuerzos en favor de la paz. Que el Señor preservar los días de Su Santidad, y mantenerlo bajo su protección divina.


    Jefferson Davis




    RESPUESTA DEL PAPA

    Ilustre y honorable Presidente, saludos;

    Acabamos de recibir con gran afecto a la gente que ha enviado a entregar su carta, fechada el 23 de septiembre. No era un poco satisfecho de que tratamos de aprender de esas personas y por la letra, como los sentimientos de alegría y agradecimiento que ha animado, Presidente ilustre y honorable, simplemente informado de nuestras cartas a nuestro venerable hermano Juan, arzobispo de Nueva York, y John, Arzobispo de Nueva Orleans, de fecha 18 de octubre del año pasado, en el que con todas nuestras fuerzas nos individuales e instó a los venerables hermanos en adoptar, en su piedad y solicitud del obispo, con el celo más ardiente, y en nuestro nombre, el objetivo de poner fin a la guerra civil que estalló fatales en esos países, de modo que el pueblo estadounidense puede lograr la paz y la comodidad, y vivir la caridad. Y 'particularmente agradable para nosotros ver que usted, Presidente ilustre y honorable, y su gente, animada por los mismos deseos de paz y tranquilidad que nos inculcaron nuestros cartas a nuestros venerables hermanos. Puede, al mismo tiempo, por favor Dios qué reflexionar seriamente otros pueblos de América y sus gobernantes sobre cómo terrible guerra civil, y cuáles son los desastres que alberga, que les hagan caso a las aspiraciones de un estado de ánimo más pacífico, y decididamente tomar el camino paz. Por nuestra parte, no vamos a dejar de ofrecer las más fervientes oraciones a Dios Altísimo, porque Él puede ser rociado sobre todos los pueblos de América el espíritu de la paz y la caridad, y porque Él puede poner fin a los grandes males que los aquejan. Nosotros, al mismo tiempo, imploramos a Dios de la misericordia beneficiar vi luz de su gracia, y nos reunimos en una amistad perfecta.

    Dado en Roma, junto a San Pedro 3 de diciembre de 1863, el año 18 de Nuestro Pontificado.

    Pío IX




    The Road to Liberty: Jefferson Davis e Pio IX


    En italiano en el original.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  15. #75
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    Re: Los Carlistas en la Guerra de Secesión Norteamericana

    Cita Iniciado por Rodrigo Ver mensaje
    ¿Cómo puedes llegar a esa conclusión? No te lances sin haber leído todavía el libro. Precisamente según la revista APORTES la conclusión es la contraria: que no se ha podido demostrar tal presencia. He aquí la reseña de APORTES sobre el libro de Cancio, que deja de manifiesto todas sus divagaciones e incluso sus simpatías con el separatismo vasco y catalán
    No me he lanzado a nada, he comentado que he ido directamente a ciertas partes antes de meterme en un análisis más detallado. Y eso no es lo mismo que lanzarme o aventurarme.

    ¿Quién ha escrito esa respuesta en APORTES? lo digo porque podría empezar por escribir correctamente sin faltas de ortografía, grafía, con orden, en fin, según las reglas de la redacción y exposición, que no suponen un esfuerzo para quienes están acostumbrados a redactar. Además, es una opinión, la cual será muy respetable, pero para mi tan dudosa como para él lo que dice CANCIO. Por otra parte, no sé de dónde sale esa actitud permanentemente negativa y destructiva, todo hay que decirlo, hacia investigaciones serias no respondidas con otras investigaciones cuando menos igual de serias o más. No entiendo el afán por negar las cosas, al fin y al cabo nada modifican ni la Historia ni el sentido del Carlismo. ¿Que hay carlistas que se niegan a aceptar esto? bueno, yo también soy carlista, mi abuelo materno ya me lo comentó como anécdota hace muchos, pero que muchos años, y salvada la dificultad de Oldaric, lo voy a dudar. Como he comentado, pienso seguir indagando, esto sólo es el comienzo, otra cuestión es que siga participando en el hilo. El asunto, lo diga el obispo de Orihuela o no lo diga, considero que está ya suficientemente acreditado. Te recuerdo que en los ANEXOS hay listados completos de nombres y apellidos, por tanto, para quien quiera tomarse la molestia, puede hacer un estudio de quiénes fueron tales personas y sus filiaciones políticas. Especialmente CANCIO menciona dos museos y un archivo, uno de tales museos tiene la misión de preservar todos los datos relativos a la Confederación. Y, por cierto, ¿en qué te basas para afirmar que CANCIO simpatiza con el separatismo catalán y vasco?
    DOBLE AGUILA dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  16. #76
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    Re: Los Carlistas en la Guerra de Secesión Norteamericana

    Cita Iniciado por Rodrigo Ver mensaje
    No obstante, me interesaría saber de donde venían esos españoles que realmente combatieron, en caso de que el libro haya demostrado efectivamente tal presencia (de españoles, no de carlistas). ¿Eran gente asentada allí previamente?
    Esta pregunta la responden ambos libros y, además, planteada en términos de "queja". Y es que en los registros para alistarse no se contemplaba la ciudad de origen, sólo el nombre, la nacionalidad y la edad. Es decir, es un problema para los propios investigadores pues eso hubiese facilitado mucho las cosas. De todos modos, y por otras vías, se sabe que fueron principalmente catalanes, vascos, canarios y valencianos. A su vez, una parte eran descendientes pues la salida de emigrantes de España a Florida y Alabama tuvo su importancia a raíz del final de la Primera Guerra Carlista. No es que no hubiese una amnistgía general, que la hubo, es que muchos no quisieron aceptarla y se marcharon.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

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  17. #77
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    Re: Los Carlistas en la Guerra de Secesión Norteamericana

    Esto de andar a trompicones (léanse obligaciones que me impiden estar al teclado lo que yo quisiera) es un rollo. Destaco del artículo publicado en la Revista APORTES y reproducido en el #73 la siguiente oración:

    "Digno de elogio resulta la actitud del autor al reconocer que, pese a sus iniciales intenciones, no se puede comprobar realmente uno de los objetivos del estudio: si los españoles que se incorporaron a las fuerzas del Sur eran carlistas, o al menos su mayoría(página 216).

    Quisiera destacar los siguientes puntos:

    1.- Es una interpretación de la intenciones de CANCIO, el cual, lo que estudia es la presencia de fuerzas antiliberales (destaca mucho la presencia de voluntarios de muy diversas nacionalidades, entre las que hay españoles) y, como es lógico los carlistas no iban a enrolarse en las fuerzas unionistas. Por supuesto, es válido dar por hecho que según los casos individuales y a falta de mejores informaciones, no se pueda inferir que todos fuesen carlistas. Es, pues, perfectamente posible que los hubiese encuadrados por otros motivos, pero tales no son excluyentes de la presencia de carlistas.

    2.- En los propios términos, destacados en negrita en el #73 se afirma, tal como aquí mismo he reproducido, "si los españoles que se incorporaron a las fuerzas del Sur eran carlistas, o al menos su mayoría" Considero que este es un reconocimiento bien explícito de que se admite la presencia de españoles encuadrados en unidades Condeferadas y que algunos si serían carlistas, aunque difícilmente demostrable que lo fuesen la mayoría. Por tanto, el autor de esta crítica admite también la presencia de carlistas aunque no se pueda demostrar su número.

    En cualquier caso, considero oportuno reforzar la idea con un fragmento del "Prólogo" cuyo autor es Jordi CANAL, del cual en el #62 el correligionario Rodrigo afirma [B]me ha parecido bochornoso que alguien que yo pensaba que era un experto en la historia del carlismo como Jordi Canal se haya tragado el cuento sin más (no sin antes decir que él mismo desconocía totalmente la presencia de carlistas en la Guerra de Secesión).[/B] (Bueno, Colón y sus tripulaciones tampoco sabían de la existencia de un continente con el que se "tropezaron" antes de llegar a Katai o a Cipango, objeto de su viaje)

    Y esto es lo que dice CANAL en una parte del "Prólogo":

    "El libro de Raúl C. Cancio, que tengo el placer y el honor de prologar estudia, precisamente, la participación de españoles, en especial carlistas, en los combates de la Guerra de Secesión..." (página 22)

    En principio nadie prologa una obra antes de que haya sido escrita, sino que se hace una vez que se tiene el libreto en las manos con la solicitud de análisis del mismo y de solicitar dicha aprobación prologándolo, si es que es merecedor de ello. Y, en segundo lugar, ni en esas breves líneas, ni en el resto del libro, se afirman las suposiciones que hemos visto reproducidas en diversos momentos.

    Por supuesto, además, tal como indiqué al comienzo de este post, el comentario reproducido es una apreciación personal, porque tengo delante la página 216 mencionada y si bien se puede hacer una aproximación así, también se puede interpretar de otro modo:

    "A lo largo de las páginas anteriores, hemos identificado las unidades militares donde de manera inequívoca y de forma más relevante lucharon nuestros compatriotas. En los anexos a este libro y en los parágrafos precedentes hemos glosado los apellidos y nombres que obran en los archivos de esas unidades. Pueden repararse que el origen toponímico de los mismos no es homogéneo, apareciendo apellidos de raigambre vasca, catalana, aragonesa o valenciana. De esos registros, ni tampoco de los archivos de los puertos de origen, fundamentalmente el de Pasajes en España, y como tuvimos ocasión de comprobar, no podemos inferir si la motivación del traslado respondió únicamente a cuestiones ideológicas o, por el contrario, hubo también condicionamientos económicos que determinasen su partida."

    Lo que no es impedimento para que se diesen circunstancias en las que a las razones ideológicas se añadiesen las económicas. Años más tarde esa fue la situación del padre de Sabino Arana, y en mi propia familia también se produjo algo similar. Lo que si queda claro es que esas salidas coinciden con los territorios determinantes del Carlismo.
    Última edición por Valmadian; 18/06/2016 a las 00:07
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

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  18. #78
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    Re: Los Carlistas en la Guerra de Secesión Norteamericana

    A medida que voy encontrando fuentes, tarea a veces algo tediosa pues muchos sitios se repiten una y otra vez, procuro anotarlas. La siguiente es una web denominada división de Missouri a la que se pueden solicitar informes sobre los españoles, e hispanoamericanos, que combatieron en esta unidad. Inicialmente he contado en un listado hasta 185 nombres de oficiales con sus correspondientes graduaciones. Igualmente está indicado esto:

    "Los nombres siguientes son sólo una muestra de la cantidad total de hispanos que sirvieron en el ejército del Sur..."

    A tenor de ello hay que suponer que las cifras manejadas por HUGUET o por CANCIO, se quedarían cortas.


    Missouri Division, Sons of Confederate Veterans, Hispanic Confederate Heritage
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

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  19. #79
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    Re: Los Carlistas en la Guerra de Secesión Norteamericana

    Héroes españoles en la Guerra Civil americana

    Del 1 al 3 de julio de 1863 se libró la terrible batalla de Gettysburg. Recordamos a nuestros paisanos en la contienda




    Representación de una batalla en la Guerra Civil americana - abc


    Manuel de la fuente

    Actualizado:30/10/2013 13:05h



    Quizá no se sabían la letra entera de «Dixie», quizá todavía hablaban mejor en el español de sus bisabuelos que en inglés, quizá el uniforme gris de la Confederación les venía demasiado estrecho, pero hubo un puñado de españoles que se batieron el cobre y dieron su sangres en la terrible Guerra Civil americana. Incluso hasta hubo algún héroe en Gettysburg, como el soldado de la Unión Francisco Navarrete, que arrebató una bandera a los sudistas, sin que por ello, no se sabe aún por qué motivo, fuera condecorado.


    Organización

    Pero puestos a organizarnos, quizá sea mejor empezar por otros nombres que sin ser plenamente españoles sí guardaban alguna relación con nuestra Patria. Para empezar, uno de los grandes militares de la Unión, el almirante David G. Farragut, procedente de una familia menorquina. O el mismísimo general George Gordon Meade, que derrotó a Lee en Gettysburg, que casualmente había nacido en Cádiz. O el general confederado James Johnston Pettigrew, un apasionado de nuestro país que escribió un libro titulado «España y los españoles». Nos tenía por gente «entrañable, caballerosa y valiente».

    Pero, vuecencias aparte, hora es ya de ir hablando de la tropa. Y de dar las gracias a quien nos han puesto en este camino, como el comandante de ingenieros José Enrique López Jiménez, autor de un fantástico artículo sobre el tema en la revista «Ejército», en su número 791, de marzo de 2007. O los interesantísimos blogs de Jesús Hernández(experto en esta contienda, autor del libro «Norte contra sur. Historia total de la Guerra de Secesión»). O los también apasionados argumentos de Isadora Rowina Elliott.


    Todos a paso ligero

    Por razones mayormente geográficas más que ideológicas, la mayoría de nuestros paisanos que combatieron en aquella terrible guerra lo hicieron con la Confederación, con los rebeldes. Al fin y al cabo, varios de los estados sudistas como la Luisiana y la Florida tenían entre sus habitantes a muchos descendientes de españoles, muy en especial de gente llegada desde las Islas Canarias.

    En el momento de la batalla, aquellos españoles se unieron a sus vecinos, como es habitual. Sin embargo, también hubo gente nuestra entre las tropas azules de la Unión. Especialmente en el 39º Regimiento de Nueva York, conocido como la Guardia Garibaldi, pues además de usar camisas rojas como los partisanos garibaldianos tenían al revolucionario italiano entre sus héroes. Aquel regimiento estaba formado por gran parte de inmigrantes que ya en aquellos años llegaban en mansalva a la isla de Ellis, en Nueva York. El uniforme que gastaban era también de aires italianos, pues era calcado del que usaban los bersaglieri, con su sombrero de plumas incluido.


    Los héroes de la Luisiana

    En el sur, la mayor parte de nuestra tropae se alistó en el 10º Regimiento de Luisiana (también estuvieron en el 13º, con su uniforme de zuavos), y cabe aquí recordar un libro importante sobre ellos, «Legión extranjera de Lee», de Tom Brooks. Y eran tipos como Gustavo López, de Nueva Orleans; Pedro Barau, también de Nueva Orleans, alistado en en los Rebeldes de Luisiana, fue hecho prisionero y acabaría jurando lealtad a la Unión; Alejandro Berthancourt (típìco apellido canario), igualmente de Nueva Orleans, murió en Gettysburg; Juan Basco de los Rangers de Orleans; Pedro Bellory; Antonio Campos, igualmente de Nueva Orleans, desaparecido en combate; Manuel Castaño, desaparecido en combate; Antonio de León; Juan Fernández, después de ser hecho prisionero juró lealtad a la Unión; Juan Gutiérrez, Juan Lemán (perdió el brazo derecho en Gettysburg)...

    Pero hubo más españoles, allá en tierra más o menos extraña. Como el Regimiento de Cazadores Españoles de la Milicia de Infantería de Nueva Orleáns; la Guardia Española o Southern Star Guards, del 21 Regimiento de Infantería de Alabama. O en los texanos de los Partisanos de Benavides, una tropa cuajada de canarios de la zona de San Antonio de Béjar; o el 8º Regimiento de Infantería de Florida. Los mandaba el texano Santos Benavides, nieto del fundador de Laredo.

    A miles de kilómetros de la que fue la patria de sus abuelos, nuestros paisanos, como siempre, nunca dejaron de dar la cara en una guerra terrible, considerada la primera guerra moderna, una contienda que ya sabemos que también está regada con sangre española.




    _______________________________________

    Fuente:

    https://www.abc.es/cultura/libros/20...306261623.html

  20. #80
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    Re: Los Carlistas en la Guerra de Secesión Norteamericana

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Edward Kirkpatrick







    Edward Livingston Kirkpatrick,[3]​ también llamado Edward Kirkpatrick de Closeburn (1841-1925),[4]​ fue un militar estadounidense.
    [COLOR=transparent !important]
    Índice

    [COLOR=transparent !important][/COLOR]





    BiografíaEditar


    Descendía de los barones de Closeburn de Dumfries (Escocia).[5][6]​ En el siglo anterior su familia había defendido la causa jacobita.[7]
    Siendo estudiante en la Universidad de Virginia, alrededor del año 1860 leyó una novela de Nathaniel Beverley Tucker titulada The Partisan Leader (1837), que preveía el estallido de la guerra de Secesión. Un año después tendría ocasión de vivir en primera persona batallas muy similares a las narradas en las mismas montañas y llanuras del estado de Virginia,[8]​ como combatiente del bando confederado a las órdenes del coronel Moseby.[9]
    Residente en París, en 1869 fue presentado a los emperadores de Francia Napoleón III y Eugenia de Montijo (con la que estaba emparentado). Al salir del Palacio de las Tullerías, su primo José Guzmán le presentó al general Rafael Tristany, que se encontraba emigrado en Francia. Ambos desarrollaron desde entonces una estrecha amistad que determinaría su adhesión al carlismo.[8]
    Con el grado de coronel, en 1872 entró en España para luchar en la tercera guerra carlista y se integró en una partida que actuaba en Cataluña bajo el mando de Francisco Orri y de la que también formaban parte el ex-zuavo pontificio holandés Ignacio Wils y el noble francés conde de Coëtlogon.[3]
    En la crónica de una acción ganada por una veintena de carlistas contra una columna liberal compuesta por guardias civiles, tropa y carabineros, Kirkpatrick fue calificado como héroe por el periódico carlista La Reconquista, que escribió lo siguiente:
    Edward Livingston Kirk-Patrick ha seguido á la vanguardia sin pertenecer á ella, y con flema verdaderamente de un inglés ha disparado quince tiros con su rewolver de gran alcance[3]
    Más adelante participó en la firma de un tratado entre los tenientes generales al mando de las fuerzas carlistas y liberales de Cataluña.[10]
    Antes de concluir la guerra, fue representante de Carlos de Borbón y Austria-Este en Inglaterra y presidente del Comité Legitimista de Londres.[10]​ Abrió una suscripción para ayudar a los carlistas en España, por lo que fue acusado por unos republicanos ingleses de infringir la ley llamada «Foreign enlistment act» y recibir dinero con fines reprobados. Escribió varias obras en inglés defendiendo los derechos de Carlos VII y la justicia de su causa.[2]
    Regresó después a Estados Unidos, donde gozó de una alta posición social.[11]​ En 1897, durante la crisis de Cuba precedente a la guerra hispano-estadounidense, salió en defensa de la españolidad de la isla y se opuso a que su país reconociera la beligerancia de los separatistas cubanos[10]​ en un artículo publicado en el San Francisco Chronicle, ocupando la primera plana los retratos de Don Carlos y su esposa María Berta de Rohan.[12]
    En la primera década del siglo XX escribió al menos dos obras en francés de temática carlista. En su libro Les Renonciations des Bourbons et la succession d'Espagne (1907) defendió que los borbones carlistas tenían derecho también a la corona de Francia.[13]
    Tras residir veinte años en París, en 1916 regresó a Estados Unidos.[14]


    [/COLOR]
    https://es.m.wikipedia.org/wiki/Edward_Kirkpatrick
    «¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
    𝕽𝖆𝖒𝖎𝖗𝖔 𝕷𝖊𝖉𝖊𝖘𝖒𝖆 𝕽𝖆𝖒𝖔𝖘

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  1. 30/07/2011, 19:10

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