Son cuestiones distintas aunque relacionadas. El tema es genérico y lo que se viene comentando lo es en consecuencia. Otra cuestión es que se quiera llegar a conclusiones concretas y particulares. El procedimiento para ello está justificado bien por un encargo para elaborar un árbol genealógico, o bien por interés propio y personal.
Si nos atenemos al segundo aspecto, la labor deberá empezar en la elaboración del árbol genealógico para intentar llegar a enlazar la rama a la que se pertenece con algún antepasado directo línea agnaticia que sí hubiese realizado dicha probanza o que se sepa que sí se desciende de alguien que la ha hecho. O, igualmente, la posibilidad de enlazar la propia rama con otra que tenga las probanzas realizadas.
Muchos son los que no sienten interés por algo así, más aún, lo consideran algo inútil y te replican que no da de comer. Claro que tampoco lo da el que se ganase la Guerra de la Independencia, que Viriato tuviese a mal traer a las legiones de Roma, o que Galileo descubriese las lunas de Júpiter llamadas precisamente "galileanas".
Yo diría aun más, ese conocimiento sólo da satisfacción, pero como todo conocimiento requiere un esfuerzo. De acuerdo en que mucho de todo ello, por ejemplo aprender arameo, no tiene una gran utilidad, pero te hace sentir un poco más exclusivo, menos masa con DNI.
Cualquier persona cuyos orígenes se encuentran en la Cornisa Cantábrica, debe saber que tiene un alto porcentaje de posibilidades de tener un origen noble, lo que no significa que ello incluya derecho a título alguno, sino que algún o algunos antepasados debieron ser nobles, y eso es motivo de satisfacción. Yo no estoy a favor de esos diplomitas con el apellido, ni el llavero con el escudito. Sencillamente, en un porcentaje altísimo lo que significan no tiene absolutamente nada que ver con la realidad personal de quien ingenuamente cuelga el diplomita en la pared de su casa o pone sus llaves en el llaverito en cuestión.
La elaboración de los árboles genealógicos deben servir para saber de dónde se viene... y de quiénes. Algunos se han llevado sorpresas hasta desagradables y se han producido falsificaciones al respecto, particularmente cuando el sujeto en cuestión no cuelga un cuadrito con un diplomilla comprado en El Corte Inglés, sino todo un cuadro con el susodicho árbol que incluye nombre a nombre, de generación tras generación, hasta donde se pueda haber llegado, y sobre todo si se le han pagado buenos emolumentos a un genealogista. Y es que la vanidad del relumbre puede convertirse en nubarrones y muy negros.
En fin, ya me comentarás cuál es tu interés en particular y, si crees que debes hacerlo mediante un privado, no dudes en hacerlo porque te puedo proporcionar más información.
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