Apreciado Valmadian:
Quizás sea abusar de tu pundonor si te sugiero que el libro que has encontrado si puedes "fusilarlo" y ponerlo... a mi vez, he encontrado algo interesante, que es
http://www.estudioscervantinos.org/6...balleresco.pdf
así mismo, te recomiendo en la "laeditorialvirtual" de Denes Martos "las 9 nobles virtudes" y en el blog Infokrisis, de Milá, algo viene. Si estás interesado, tengo alguna referencia más interesante, basado en la ética en las artes marciales (y un hidalgo había de ser por fuerza una persona de hábito marcial...)
Saludos
Kurt Hausser
Concuerdo con Tautalo en que la "etiqueta austríaca", tan española, tan severa, tan austera y tan regia y elegante a la vez, confería a nuestros antepasados un porte y una distinción que no creo que jamás se haya llegado a superar hasta la fecha.
Si además, estos tenían la gracia de pertenecer a alguna de las cuatro órdenes, ya, su distinción quedaba fuera de cualquier género de dudas.
Adjunto retrato de Don Diego de Corral y Arellano, catedrático en Salamanca y oidor del Consejo de Castilla, en este espléndido retrato de Velázquez.
Tengo la impresión de que tu enfoque y el mío no coinciden precisamente. Este es un tema en el que no es que esté interesado desde ayer, sino que ha formado parte de mi bagage desde hace mucho, mucho tiempo. Además, dudo extraordinariamente, lo siento pero así sería, de que los miembros de la "Asociación de Hidalgos a Fuero de España", que no es una asociación de "amiguetes" al uso tan frecuente hoy en día, estén de acuerdo respecto a la cuestión de la "marcialidad" que se supone ha de caracterizar a cualquier persona con la condición de hidalquía según tu impresión. Y es que si particularmente nos atenemos al hecho de que en Castilla durante el S XVI estaban registradas en la Cancillería de Valladolid, "Sala de los Hidalgos", nada menos que 170.000 familias y que, en el caso vasco, llegó a afectar al 47 % de la población, y estos datos están registrados en los Archivos nacionales, dudo por ello que hubiesen estado capacitados para alistarse en la falange macedonia. Es decir, un hidalgo no era, ni es, un samurai, se puede decir que, en realidad, ni siquiera son equiparables.
Por otra parte yo no tengo por costumbre "fusilar" libros, eso es una práctica "bárbara". Además, me veo en la necesidad de preguntarte algo: ¿lo has leído? Sólo se puede juzgar el valor de las cosas por su conocimiento.
Este libro en cuestión, es un libro que merece la pena, es de ese género de literatura que forma. Por otro lado, no es preciso que lo que un autor diga sea necesariamente algo que tengamos que asumir como propio, pero cualquier investigación de cualquier naturaleza requiere tratar lo que gusta y lo que no. Se trata de contrastar, de comparar, de encontrar los fundamentos de las cosas, a fín de poder sacar conclusiones.
Si hay alguna defición de la hidalguía que me resulte aceptable, esta es mi favorita:
"Soy más que medianamente rico y es mi nombre Don Diego de Miranda; paso la vida con mi mujer, y con mis hijos, y con mis amigos; mis ejercicios son el de la caza y pesca; pero no mantengo ni halcón ni galgos, sino algún perdigón manso, o algún hurón atrevido. Tengo hasta seis docenas de libros, cuáles de romances y cuáles de latín, de historia algunos y de devoción otros; los de caballerías aun no han entrado por los umbrales de mis puertas. Hojeo más los que son profanos que los devotos, como sean de honesto entretenimiento, que deleiten con el lenguaje y admiren y suspendan con la invención, puesto que déstos hay muy pocos en España. Alguna vez como con mis vecinos y amigos, y muchas veces los convido; son mis convites limpios y aseados, y no nada escasos; ni gusto de murmurar, ni consiento que delante de mí se murmure: no escudriño las vidas ajenas, ni soy lince de los hechos de los otros; oigo misa cada día, reparto de mis bienes con los pobres, sin hacer alarde de las buenas obras, por no dar entrada en mi corazón a la hipocresía y vanagloria, enemigos que blandamente se apoderan del corazón más recatado; procuro poner en paz los que sé que están desavenidos; soy devoto de Nuestra Señora y confío siempre en la infinita Misericordia de Dios Nuestro Señor."
Miguel de CERVANTES. El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha. Cap., XVI.
¿Encuentras en este pasaje que describe lo que era un hidalgo español en el Siglo XVI algún rasgo de "ímpetu militar"? Créeme, mi pundonor (honor, honra, punto de honra, delicadeza, susceptibilidad...) no está en juego aquí.
Iré desgranando en sucesivos mensajes lo que es la hidalguía, y habrá quienes no estén conformes, bueno, será su problema, el mío no, desde luego, y menos porque ese desarrollo está fundamentado y documentado bibliográficamente.
Hay un pasaje en El Quijote, que aunque no toca directamente el tema de la Hidalguía, sí el del honor, y por consiguiente creo que encaja en el hilo, pues no hay actitud más hidalga que la del caballero de la triste figura cuando...
"Fue luego sobre él y poniéndole la lanza sobre la visera, le dijo:
- Vencido sois, caballero, y aun muerto, si no confesáis las condiciones de nuestro desafío.
Don Quijote, molido y aturdido, sin alzarse la visera, como si hablara dentro de una tumba, con voz debilitada y enferma, dijo:
-Dulcinea del Toboso es la más hermosa mujer del mundo, y yo el más desdichado caballero de la tierra, y si no es bien que mi flaqueza defraude esta verdad. Aprieta, caballero, la lanza, y quítame la vida, pues me has quitado la honra."
Dar las gracias públicamente a Don Cosme por poner esas imágenes. En esos rostros está la encarnación de uno de los modelos humanos más sublimes.
Según D. Alfonso García Valdecasas, tan apreciado por Valmadian y por mí, el sosiego es una de las características del hidalgo. "El sosiego es la plenitud lograda y amroniosa de dos virtudes: la fortaleza y la templanza. Estas dos virtudes se requieren mutuamente para ser perfectas, pues la verdadera fortaleza no es aquella inestable que se dispara violentamente en cualquier momento, sino la que, siempre dominada y medida, sólo se desencadena cuando es preciso" (El Hidalgo y el Honor, pág. 17). García Valdecasas piensa que ese sosiego prolifera y se difunde "por el esfuerzo de regir un Imperio", pero el sosiego era patrimonio de un: "tipo de español que existía con anterioridad". Y nos recuerda ejemplos magníficos de nuestra historia, conservados gracias a nuestra literatura, tampoco faltan las citas a las Partidas. El Cid Campeador, por ejemplo.
Qué conveniente sería que este libro formara parte de la educación de todo español. Es un libro en el que García Valdecasas demostró la inmensa cultura que tenía -no faltan citas de pasajes de nuestro teatro y literatura clásicos. A la vez puede pasar por un perfecto tratado moral. Valga este apunte sobre el sosiego como uno de los temas más sabrosos de todo el libro.
Un saludo
Última edición por tautalo; 24/08/2008 a las 12:51 Razón: corrección
PARTE PRIMERA.
En un afán de dar una visión amplia que sirva para aclarar las diferentes situaciones nobiliarios de España, y de la hidalguía en particular, seguiremos a David García Hernán en su obra La nobleza en la España moderna, ya citada más arriba.
Podemos empezar por establecer tres categorías principales: Alta, Media y Baja noblezas.
ALTA NOBLEZA.
Es la constituida por los Grandes y los Títulos. Estos "grandes"eran considerados como "Primos del Rey" que les corresponden a unos 100 títulos de duques y marqueses. Tales títulos al estar adornados por la grandeza adquirían un mayor peso, un mayor rango, y mayores privilegios. Entre éstos últimos estaba la no obligación de descubrirse en presencia del Rey.
Este era un privilegio que por nacimiento estaba reservado a los miembros de la familia del monarca, entendiendo familia por familia extensa: abuelos, padres, hijos, hermanos, primos, sobrinos...., del Rey. Cuando se hacía extensivo este privilegio a personas no emparentadas con el monarca, se venía a equiparar a éstas con los verdaderos parientes. Ello no significa que todos los ducados y marquesados gozasen de tal privilegio. Los demás títulos, en orden de mayor a menor importancia, eran y son: conde, vizconde y barón. se sostiene que todos ellos hacían referencia a los antiguos ricoshommes.
MEDIA NOBLEZA.
A ella pertenecían -y pertenecen-, los caballeros o miembros de las Órdenes Militares (calatrava, Santiago, Malta, etc.), y los llamados caballeros villanos (hoy desaparecidos), que no siendo propiamente nobles tenían armas y caballo en propiedad para poder combatir.
También estaba incluído en este segundo nivel el patriciado urbano ennoblecido. Del que hubo numerosos miembros y que fue ganando en importancia.
BAJA NOBLEZA.
Es a este nivel al que corresponden los hidalgos, los escuderos y los infanzones. Estas sucategorías de la baja nobleza, respondían a denominaciones distintas, según los reinos u otros territorios y regiones. A su vez, y respecto a la Hidalguía nos encontramos con lo siguiente:
El apelativo hidalgo tenía una gran variedad de significaciones y también encerraba diferentes grados de identificación. Esta diversidad terminológica aumenta considerablemente cuando se contempla los diferentes niveles de hidalguía en relación con los diferentes reinos peninsulares. De cualquier forma, a la hora de establecer realidades sociales, la posesión de una casa o solar familiar y la pertenencia a un determinado linaje eran componentes fundamentales.
Aquella imprecisión jurídica e institucional de la nobleza en general se hacía más acentuada especialmente en el mundo de los hidalgos. Los pleitos de hidalguía trataban de convertir situaciones de 'facto' en situaciones de derecho, para hacer más viable la convivencia social y económica -aspecto este fundamental porque la distinción entre hidalgo y plebeyo entrañaba la exención o la obligación de pagar impuestos-, de acuerdo con sus patrones jerarquizados y discriminadores. La posibilidad que estos pleitos ofrecían para la ansiada entrada 'oficial', muchas veces fraudulenta, en el grupo de los privilegiados, tenía consecuencias importantes cifradas en agudos contrastes de ordenación social."
( D. García Hernán. Op., cit)
En conjunto, y buscando dar una panorámica más concreta y antes de entrar en la tipología de las hidalguías, veamos lo que nos dicen al respecto algunos textos antiguos:
(respecto a las prerrogativas de grandes y duques)
"...Han estimado siempre tanto los reyes esta dignidad, que la han dado con mucha consideración y escasez a personas reales, y no más que por sus vidas. Agora, por la mayor parte, se dan perpetuas. Son todos grandes señores, o como antiguamentes se llamaron, altos o ricoshommes y en tiempos de los godos los próceres o tiufados.
En creando el Rey duque a uno, es grande. De manera que vale la consecuencia: es duque, luego grande. Más no al contrario (es grande, luego duque), poprque hay muchos grandes que son condes y marqueses. Cúbrense delante del rey, aunque en esto hay distinción, porque a unos manda cubrir antes que le hablen, a otros después de haber hablado y respondido. A sus mujeres se les da almohada en el estrado de las reinas, y las reciben sentadas. En las cartas cédulas y provisiones reales, y en otros instrumentos, los llama el rey primos; que debiera tener esto origen de cuando los duques eran parientes de los reyes, como las demás preeminencias. Otra es que puedan traer coronel sobre el escudo de sus armas...
...En la Capilla Real para oír los Divinos Oficios se sientan delante de los reyes, en el banco que llaman de los grandes, no por antigüedad, sino como cada uno llega y halla el lugar desocupado..., los duques han de ser llamados en cartas y de palabra señoría por cualquier persona de estos reinos." (coronel= corona)
(Origen de las dignidades seglares de Castilla y León... Pedro SALAZAR DE MENDOZA, Madrid 1657; fols., 118v, 119r y v.)
De Bernabé MORENO VARGAS en Discursos de la Nobleza de España, Madrid 1636, fols., 70v y 71v y r, se extraen estas palabras:
Condestable es dignidad y título de grande preeminencia en Castilla, y es lo mismo que ser justicia mayor y capitán general de los ejércitos en la tierra; y todos los caballeros y señores y grandes han de estar a su orden; y de lo que el condestable determina, no se apela sino a la persona del rey.
Introdújose esta dignidad y título en España a imitación del que había en Francia, adonde primeramente comenzó y sucedió en lugar de Alferez Mayor, de quien se hace mención en las Leyes de la Partida.
...Almirante es otra dignidad de grande autoridad en Castilla, que tiene en sus mares el mismo poder y jurisdicción que el Condestable en la tierra, como consta de muchas Leyes de la Partida. Y no falta quien diga es vocáblo arábigo, y que significa tiento de mar, o capitán general del mar.
...Adelantados hay muchos en España. Los principales son tres: el de Castilla que es Grande...; el del Andalucía, que también es Grande; el de Murcia...También, el Adelantado de León,... y el de Galicia.
Esta dignidad de 'adelantado' propiamente es oficio de jurisdicción, de la cual tratan las Leyes de la Partida y otras del reino, y algunos autores, los cuales asimismo declaran que sea el oficio de mariscal, que por ser oficios de guerra y jurisdicción, me remito a ellos."
A su vez, Juan Benito GUARDIOLA en Tratado de nobleza y de los títulos y ditados que oi en dia tienen los varones claros y grandes de España, Madrid 1591., fols., 81 y 99. Nos informa:
"Así acá, llamamos caballeros a los nobles principales hijosdalgo que tienen un estado y lugar eminente sobre todo lo que es común y ciudadano, pero no tan alto que iguale con el de los príncipes y grandes..."
"Atento que es grande el privilegio de caballería y digno de ser muy estimado semejante título y prerrogativa, haremos de notar que hay tres amneras de caballeros. Los unos son dichos comúnmente y con mayor propiedad caballeros que juntamente con la buena sangre tienen patrimonio y hacienda, o son descendientes de nobles y ricas familias, aunque ellos por sus personas sean pobres, y estos tales fueron al principio elegidos por caballeros y llamados hijosdalgo porque además de la buena sangre los buscaban con algo...y a estos mismos llaman algunos caballeros de espuela dorada...
Y aquí es de notar que llamando caballero al que es hijodalgo de sangre y solar, se añade en él por este nombre de caballero una cierta calidad, que además de la hidalguía significa nobleza o antigüedad, o patrimonio o todo junto, y en esta significación es más ser caballero que hijodalgo...
Otra manera de caballeros hay que llamemos caballeros armados o caballeros pardos... y estos tales caballeros armados no es necesario que sean hijosdalgo, sino por la mayor parte son buenos hombres pecheros...
Otra manera de caballeros ahy que se llaman caballeros de alarde, o de premio, o de guerra, o cuantiosos... Y estos tales son obligados a hacer alarde cada año dos veces, y a tener armas y caballo de cierto valor, y a ir a las guerras cuando fueran llamados".
(Ibidem: fols., 22 y sig.)
(Pechero: que carga con pechas o impuestos y pagos de los que no está exento).
Y por fin, Sebastián de COVARRUBIAS OROZCO en Tesoro de la Lengua castellana o española, Madrid 1611 (Reed. por TURNER, Madrid 1977, págs., 590-592), nos dice:
Fidalgo: este término es muy propio de España. Dícese comúnmente hidalgo y fijodalgo.
El fijodalgo se dijo (que procede) derechamente de 'fide' y el algo terminación de este nombre no es nada, según la opinión de muchos. De ninguna cosa se precia el hombre de bien y noble como de guardar fe y palabra y ser fiel a quien debe.
Con todo esto, con dichos expresamente fijos de algo y hidalgos; y, según esto, no puede venir de la dicción fe y el algo tiene su significación y el nombre estará compuesto de hijo y de algo, según lo profieren las Leyes de la Partida en infinitos lugares.
Equivale a noble, castizo y de antigüedad de linaje. Y el ser hijo de algo significa haber heredado de sus padres y mayores lo que se llama 'algo' que es la nobleza. Y el que no la hereda de sus padres, sino que la adquiere por sí mesmo, por su virtud y su valor, es hijo de sus obras y principio de su linaje, dejando a sus descendientes algo de que puedan preciarse, aprovechándose de las gracias y exenciones a que éste hubieren hecho y concedido su rey o su república."
...En otra acepción 'algo' vale hacienda y cuantía heredada de sus pasados y ganada, no en mercancías, tratos, ventas y compras, sino de los gajes y mercedes de sus reyes hechas a ellos y a sus pasados, conservándolas y transfiriéndolas de uno a otro sucesor; de donde pudieron traer origen los mayorazgos y la calidad de los solares y haciendas. Y también 'algo' absolutamente vale cualquier cosa de valor y hacienda...
Otros son de opinión que este vocablo está corrompido de fijo de godo, figold, y transmutadas las consonantes 'l', 'd' y añadiéndoles a sus vocales 'a' , dirá fidalgo. Y para esto es de notar que, después de la pérdida de España, quedaron poquísimos nobles de los godos que reinaban en ella, y éstos, recogiéndose a las montañas, se salvaron y fueron después poco a poco recobrándola. Y aquellos que traían origen de los godos eran muy estimados, y hasta hoy queda el proverbio: 'Fulano se nos quiere hacer de los godos...'
Hay algunas diferencias de hidalgos...Fidalgo de solar conocido, el que tiene casa solariega, de donde desciende.
Hidalgo de executoria, el que ha pleiteado y por testigos y escrituras prueba su hidalguía.
Hidalgo de privilegio puede ser de dos maneras: una, cuando el rey le da privilegio de tal por su mucho valor y por servicios grandes que le ha hecho en la guerra o en la paz, y en ésta tal empieza su nobleza por ser bueno, como acontece acabar en otros, por ser ruines y degenerar de sus mayores. Hay también hidalgos de privilegio que han comprado sus hidalguías; y aunque éstos tengan las exenciones y preeminencias de los demás, no tienen las calidades de nobleza y sangre..."
A estas categorías dadas por COVARRUBIAS, es preciso añadir otras tres que también existían, las cuales fueron:
Hidalgos notorios. Se les tenía por hidalgos, por tradición, pero no se les daba excesivo crédito. Eran hidalgos porque así los consideraba la gente en general, si bien, muy probablemente, nunca hicieron probanza alguna de su pretendida hidalguía.
Hidalgos de gotera. Por tales se les tenía pero únicamente en sus lugares de residencia, generalmente pueblos. Al igual que los anteriores, probablemente, se trataba de personajes de cierta preeminencia, basada en la posesión de un mayor nivel de instrucción o de riqueza que el común de la población lugareña, o por gozar de los favores del título del lugar.
Hidalgos de bragueta. No eran nobles en sentido alguno. Se trataba de personajes cuyo mérito consistía en ser padres de doce hijos varones, -como mínimo-, todos vivos y que por razón de gastos quedaban exentos de pechas, es decir, del pago de impuestos, lo que como se ha venido comentando era un privilegio de la nobleza.
Es importante recordar que únicamente eran los hidalgos solariegos los tenidos por iguales por el resto de la nobleza y por ello, considerados como parte de ella.
¿Qué pasa con el título de Príncipe? Parece muy común en Italia por ejemplo, pero en España parece reservado al heredero de la corona.
Hay excepciones: Príncipe de la Paz -Godoy-
Siempre me ha intrigado a su vez la condición de "infanzón". ¿Qué eran los infanzones?
Por otra parte, parece que el "ser rico y Cristiano Viejo" te conducía finalmente a la "Nobleza" ¿No os parece?
Finalmente, el título de Barón, ¿no es más propio de la corona de Aragón que de la de Castilla? ¿Hay peculiaridades semejantes para la Corona Portuguesa?
Respondiendo a Don Cosme, sobre el asunto de los infanzones. Afirma D. Claudio Sánchez-Albornoz que los "infanzones" fueron en un principio llamados filli benenatorum. Al parecer, no eran muchos los que constituían esta "figura nobiliaria". Entre los privilegios que habían adquirido los infanzones en el curso de los siglos estaba, eso sí, el de poder "poblar sus tierras con gentes allegadizas" nos dice Claudio Sánchez-Albornoz. Referencia bibliográfica de la cita: "Sobre la libertad humana en el reino asturleonés hace mil años", Claudio Sánchez-Albornoz, Espasa-Calpe, Madrid, 1.978. pp. 69-86.
Sobre la fórmula latina "fili bene natorum" nos recuerda D. Alfonso García Valdecasas en "El hidalgo y el honor" que Menéndez Pidal también recurría a una cita fechada en el siglo X, para ser más precisos, se trataba de una sentencia de Bermudo II de León, del año 985, ahí al parecer aparece la expresión de "fili bene natorum", que como salta a la vista puede traducirse como "hijo de biennacidos".
El título de "infanzón" es propio del Reino de Aragón, por eso me he ido a la enciclopedia aragonesa que nos dice sobre el particular:
Infanzón:
Componentes del estamento de la baja nobleza, junto con los caballeros. Su denominación responde a que se les considera descendientes de infantes o hijos del rey que no le suceden en el trono. Son conocidos también como ermunios, por establecerse primitivamente en lugares yermos (o ereme) del rey, y «francos de carta», por estar dispensados del pago de impuestos. En la Edad Moderna son más conocidos como «hijosdalgo» o «hidalgos». Es infanzón todo el que desciende del género militar por vía paterna; tanto legítima como ilegítima, y está llamado a ser promovido caballero; pero no siempre lo es, por lo que hay infanzones caballeros e infanzones no caballeros, como también los hay que descienden de caballeros y que no descienden de ellos.
Durante la Reconquista, el infanzón se identifica con el caballero o militar, distinguiéndose del barón o ricohombre, por una parte, en cuanto no disfruta de grandes propiedades; y de los burgueses y campesinos, por otra, en cuanto no practica el comercio ni trabaja el campo con sus manos. Equiparado a éstos en los fueros de burgueses, como el de Jaca, adquiere condición privilegiada en aquellos lugares que precisan de la contribución militar, como San Juan de la Peña, Alquézar y, sobre todo, Barbastro y Zaragoza, donde se desarrollan verdaderos fueros de infanzones, considerados, a veces, como los «buenos fueros de Sobrarbe».
A partir de este momento, comienza a desaparecer la identificación entre infanzón y caballero o militar, pues la condición de infanzonía se adquiere, frecuentemente, por poblar determinados lugares, aunque no se ejerza la profesión militar, que exige la previa promoción a la caballería. Sin embargo, la mayor parte de los privilegios son concedidos indistintamente a infanzones y caballeros, que integran un estamento y, por ende, constituyen uno de los cuatro brazos de las Cortes.
La principal obligación procedente de su primera fase es la de acudir en ayuda del rey cuando éste se encuentra en batalla campal o asediado en un castillo, pero sólo por tres días a expensas propias, correspondiendo a su arbitrio el permanecer más tiempo y, entonces, debidamente remunerado. También está obligado a entregar su caballo al rey, cuando éste se encuentra en una situación de peligro, o al que les ha promovido a la dignidad militar. Puede irse a vivir fuera del reino y entrar al servicio de otro rey o señor, en cuyo caso el monarca ha de recibir en encomienda a su mujer, hijos y bienes, en tanto no le haga la guerra a él. Le está prohibido maquinar la muerte del rey, exigir el derecho de cenas en lugares del monarca desde 1300, y el tener encomendados en las villas de otros infanzones.
Tiene muchos privilegios fiscales, pues no paga boalaje ni herbaje, al menos, desde 1265; quedan liberadas de impuestos las heredades que compra a los hombres del rey; desde 1300 se declara que no paga monedaje y, en general, no contribuye a las peytas o subsidios sino en tiempos de guerra, como tampoco contribuye a la construcción de fosos, puertas de las villas y murallas. Las causas que mantiene con el rey son juzgadas por el Justicia y su palacio es asilo de refugiados, salvo que se trate de ladrones, raptores y traidores manifiestos, o que el delincuente haya cometido el delito con su consejo. Desde 1307 se le reconoce libertad de testar para conservar íntegro su casal, y también se le exime de la prisión por deudas en 1626, o de la prisión por extender albaranes como mercaderes en 1646, a no ser que se demuestre que ejerce realmente el comercio con libros, tiendas o bancos.
Los privilegios se extienden también a la infanzona, que es dotada con tres heredades y merece un respeto especial, pues si alguien realiza actividad violenta delante de ella debe acudir a pedirle perdón acompañado de doce hombres. Mantiene su condición cuando enviuda y mientras no contraiga otro matrimonio.
La prueba o salva de la infanzonía se realiza con dos testigos, que, a partir de 1265, no se precisa que sean consanguíneos, si bien en 1678 se restringe el procedimiento, exigiéndose prueba documental, salvo en casos extremos. A partir de 1436 se le reconoce poder disfrutar de los privilegios de los vecinos del lugar donde habita.
• Hist. Med.: Los «infanzones» -denominación que sobrevivió en Aragón frente a la de «fijosdalgo» o «hidalgo» (en Castilla y León) y «miles» o «cavaller» (en Cataluña)- en general no dispusieron de importantes recursos económicos propios y, en la mayor parte de los casos, estaban ligados por lazos de vasallaje al monarca o a algún «ricohombre», de quien recibían beneficios u «honores» y en cuya corte real o señorial prestaban servicios de asesoramiento y, sobre todo, militares.
No constituyeron una clase social cerrada como en el caso de la nobleza de primer orden. La infanzonía podía ser alcanzada por transmisión hereditaria, pero también por concesión real. Surgen así, pues, en Aragón, tres tipos de infanzones: a) los hermunios o de nacimiento; b) los de «carta», por concesión real mediante documento o «carta» de carácter individual; y c) los «de población», hombres libres elevados a la infanzonía de forma colectiva, generalmente con ocasión de la promulgación de algún fuero local por parte del rey.
La infanzonía significaba disponer de un régimen personal y de clase específico en sus relaciones para con el rey, los demás nobles, las restantes clases sociales y entre sí mismos. Libres de tributación personal, sus tierras también estaban exentas de cargas fiscales. Dependían directamente del rey, por quien únicamente podían ser juzgados, y sus personas y bienes no podían ser allanados por funcionario alguno, incluso los reales. Por otro lado, ante los tribunales de justicia, su testimonio tenía mayor validez que el de cualquier hombre libre y los agravios u homicidios en sus personas eran castigados con multas más elevadas, a la vez que podían disfrutar de una mayor participación en las explotaciones comunales del municipio, como en el caso de bosques, aguas y prados. Por último, disponían de un régimen procesal propio para solucionar las diferencias surgidas entre infanzones, destacando los procedimientos del desafío y del reto.
http://www.enciclopedia-aragonesa.co...sp?voz_id=7099
LO HE INTERCALADO AQUÍ POR LO INTERESANTE QUE PUEDE SER QUE PRESTEMOS ATENCIÓN TAMBIÉN A LA VARIEDAD PENINSULAR EN CUANTO A LA NOBLEZA.
Sobre lo de "Barón" como tal en Alemania, Don Cosme, no puedo responderle. Me quedo en blanco.
Un saludo
El título de príncipe en España está más asociado a la realeza que a la nobleza en sí. En cuanto al otro aspecto por el que preguntas, pues aquí viene la...
SEGUNDA PARTE.
Va a ser Juan Benito de GUARDIOLA quien te responda a tu pregunta, DON COSME, y lo hace en la ya citada obra Tratado de nobleza y de los títulos y ditados..., concretamente en los fols., 67 y ss.
"Muy usado es en Italia, Francia, Cataluña, y en otras partes, y aun casi lo es también en Castilla, llamar gentilhombre a un caballero que es tenido por de nobleza y linaje y, como dicen, de apellido y armas.
Y así...en la casa del rey hay hoy en día y los hubo... estados de criados y de caballeros llamados 'gentilhombres' del rey que son 'hijosdalgo' y caballeros que residen en la Corte, y siguen y acompañan su persona (la del rey) en guerra y paz. De manera que por este nombre de gentilhombre comúnmente se entiende por lo que según lenguiaje de Castilla decimos 'caballero hijosdalgo'.
Hay otro nombre que corresponde al susodicho de gentilhombre y significa lo mismo que esta distinción: infanzón.
En Aragón una misma cosa es 'hidalgo que infanzón', y en Castilla también lo fué así...Y cuando hallamos simplemente en las historias y leyes infanzón siempre entendemos que son hijosdalgo, pero en el Fuero de los navarros muchas veces hay memoria de infanzón labrador y villano. Pero éstos son entendidos por soldados que van a la guerra, que acaece ir de todo género de gente a ella, porque de otra manera, siempre es dicho 'hijodalgo'... Y fueron después en el dicho reino ( de Aragón) los infanzones del mismo estado y condición de gente que en Cataluña llaman hombres de paraje y sus casas y cortijos donde vivían en los montes se llamaron casas de paraje, que según se interpreta, quería denotar que eran en todas las cosas pares e iguales a los caballeros, a cuyas casas y familias y de sus sucesores se dió franqueza...
Tienen otro nombre los hijosdalgo que son dichos escuderos . Estos, comúnmente, en nuestra España se llamaban en otros tiempos, así como en Galicia, Asturias, Bizcaya y Álava; y el nombre se deriva de las armas que usaban, que eran escudos, porque peleaban a pie con escudos blancos, y hasta que hacían alguna cosa notable no podían ser caballeros, ni poner en el escudo ningún blasón..."
MORENO DE VARGAS en su obra citada Discursos de la nobleza española, en los fols. 26v y 27r, nos viene a describir la casa, el solar y el linaje de los hidalgos:
Por manera que solar y casa es todo una misma cosa y lo mismo que edificio habitable. Y el suelo de semejantes edificios asimismo se llama solar. Y los señores de semejantes sueldos con los que la Ley de la Partida llamó señores de solariego, y a los que en ellos habitan y los tienen poblados llaman vasallos solariegos.
De aquí vino que las casas de los hijosdalgo se llamasen solares, por significar el uno nombre y el otro una misma cosa, las cuales fueron estimadas y tenidas por nobles y principales por la nobleza de los linajes y personas que en ellas habitaron. Y por el consiguiente los que de ellas procedían fueron llamados hijosdalgo de solar conocido, que es lo mismo que decir hijosdalgo de linaje que tiene su casa y solar conocido que indica y demuestra la nobleza de sus mayores. Por este saber, que como la calidad de la nobleza no es cosa corpórea ni visible, y los hijosdalgo ilustres y valerosos, en cuyas personas y sujetos estaba predicada, se mueren y consumen, y así fácilmente con el transcurso del tiempo se podía oscurecer y perder.
Introdujeron los hombres una corpórea y durable que la conservase y perpetuase, y esta fue el solar, y la casa en que vivieron. Con lo cual las gentes hicieron una memoria local, para que nunca se olvidasen sus noblezas y siempre estuviesen patentes y notorias y casi viva la recordación de sus mayores..."
Los pleitos de Hidalguía.
"Y otrosí, si alguno dijere que está en posesión de hijodalgo, y puesta la demanda en propiedad y posesión, suspendiere el petitorio en tiempo y forma debidos, y pidiere, que solamente sea procedido en el posesorio, que éste tal sea tenido de probar la posesión de su hidalguía, probando la exención e inmunidad de su padre y de su abuelo. Por la cual probanza parezca cómo él, siendo casado y viviendo sobre sí, y su padre y su abuelo todas tres personas, estuvieron pacíficamente en reputación o posesión de hombres hijosdalgos en los lugares donde vivieron por veinte años contínuos y cumplidos. Y que como a tales hidalgos los dejaban, los concejos donde vivían, de empadronar y prendar en los pechos reales y concejales, y no por otra razón alguna; y que se ayuntaban en sus ayuntamientos con los otros hijosdalgo en los lugares que vivieron."
(Pragmática de Córdoba... Cit., por MORALES MOYA, A., : Poder político, economía e ideología en el siglo XVIII español: la posición de la nobleza. Universidad Complutense, Madrid 1983. pág., 536
Las consecuencias de las probanzas de nobleza.
"Habiendo el hidalgo hacer sus probanzas con un alcalde y un receptor que la llevan por 1.400 maravedíes de salario cada día, sobre lo cual se ha de añadir un alguacil, viene a causarse a los hidalgos pobres, como de ordinario lo son la mayor parte de ellos, una total imposibilidad para seguir las hidalguías...
...y no es justo que los pobres hidalgos, que con la estimación de sus noblezas recogidas en sus aldeas consolaban su pobreza, queden por este camino inhabilitados, y los pecheros tanto más licenciosos para molestarlos y perderles el respeto que les deben con todo derecho. Que por la antigüedad de la nobleza de las casas solariegas de estos reinos, los que de ellas descienden y viven todavía donde son conocidos, como son los hidalgos de vizcaya, Montaña, Asturias y Galicia, la mayor parte de ellos, como es notorio, no tienen ejecutoria ni nunca la han litigado... y en toda esta tierra es tan grande la pobreza, que la hacienda de veinte hombres no basta para estos salarios... se viene por este medio a dar por pecheros a toda la gente que más llana y conocida tiene la probanza de sus hidalguías."
Actas de las Cortes de Castilla, XII, págs. 63-82 y XIV, págs., 300-302
En mi opinión, ahora ya estamos en condiciones de comentar, discutir, interpretar, añadir o restar lo que según nuestras personales visiones del tema nos sugieran. He de decir que dispongo de sufientes fuentes sobre la hidalguía en el País Vasco e, incluso, de un texto conmemorativo sobre el IV Centenario del fallecimiento en 1599 de Tirso de Avilés, y cuya contribución al conocimiento de Armas y Linajes de Asturias y antigüedades del Principado es una fuente de obligado conocimiento para quien desee profundizar en el tema, editado por el GEA o Grupo Editorial Asturiano.
Quien más quien menos, algo tendrá en casa o en la biblioteca para trabajarlo un poco y poder contribuir al conocimiento de una forma de entender la vida genuinamente española que fue, finalmente, destruida por la Constitución de Cánovas del Castillo al derogar los Fueros vascongados y dando por finalizada la figura del mayorazgo, que si bien tenía "sus pegas" supuso el primer mazazo a la familia extensa.
Gracias a los dos, han sido aportaciones fantásticas.
Siempre me llamaron la atención las "probanzas de hidalguía" ante la Chancillería de Valladolid. En casa tenemos un "minúsculo informe heráldico" de nuestros apellidos y en algunos de ellos se menciona como a lo largo generalmente de los siglos XVII y XVIII, personas del mismo apellido probaron hidalguía. También se identifican las localidades donde se ubicaban las casas solares correspondientes. En fin, son esos guiños de la historia.
DE UN INGENIOSO Y OLVIDADO HIDALGO...
En la fotografía: Ruiz de Alda, Alfonso García Valdecasas y José Antonio Primo de Rivera. Portada de "El hidalgo y el honor", Revista de Occidente, Madrid, 1958, 2ª edición.
...DE CUYO NOMBRE SÍ NOS QUEREMOS ACORDAR: D. ALFONSO GARCÍA VALDECASAS Y SU ENSAYO "EL HIDALGO Y EL HONOR"
Alfonso García Valdecasas. Con mucha probabilidad a los lectores de este blog, el nombre y apellidos que encabezan esta entrada no les diga nada. Un completo desconocido. Pero conviene que empiece a ser cada vez más conocido, y sobre todo: más leído. Y sobre todos los libros que escribiera, “El hidalgo y el honor” merece un detenido estudio por ser su obra más lograda, difícil de hallar, pero cuánto más urgente en los tiempos actuales, cuando todo amenaza con derrumbarse.
Alfonso García Valdecasas. He aquí a un digno discípulo de Ortega y Gasset, el más incómodo de sus discípulos. Inoportuno, intempestivo, inconveniente, incómodo… Para eso que llaman algunos el “sistema” (este desorden social y moral planificado por la revolución.) Uno ha oído hablar de Julián Marías, de María Zambrano, de Paulino Garagorri, pero, ¿y de Alfonso García Valdecasas? No, de ese no hemos oído hablar –nos dirán los pocos lectores que hoy son en España. A Ortega y Gasset –a los otros discípulos suyos, también- se le tolera, y más que eso: a ser posible, previo silenciamiento de todo cuanto de bueno puede tener Ortega, se le trata de exprimir a mayor gloria de los manoseados tópicos contemporáneos, que si perspectiva, que si consenso, que si democracia, que si relativismo del “punto de vista”… amén de las consabidas zarandajas a que nos tienen acostumbrados lo débiles mentales que nos desgobiernan, sea desde las universidades, desde los medios de comunicación de masas (por cierto, ¿cuándo se ha visto que las masas se comuniquen?) o desde el poder político.
En cambio, helo aquí: de una pieza. Este es Alfonso García Valdecasas, tan lozano como el primer día. Su libro “El hidalgo y el honor”, publicado por la veterana y orteguiana Revista de Occidente, allá por 1948, sigue siendo una joya de cualquier biblioteca que tenga la honra de hacerle un hueco. En este libro brilla la caballerosidad y la colosal cultura de García Valdecasas. Pero… Conozcamos a Alfonso García Valdecasas.
Nace en 1903 y fallece en 1993. En su mocedad se convierte por su valía en un catedrático de Derecho que tiene la valentía de dimitir de su cátedra en 1929 como protesta por la persecución que la Dictadura de D. Miguel Primo de Rivera acomete contra los estudiantes de la FUE. En 1931 forma parte de la Agrupación al Servicio de la República, que ha constituido su mentor Ortega y Gasset. Cuando la extrema izquierda se quita la máscara en 1932, Alfonso García Valdecasas sale de la Agrupación al Servicio de la República y crea, con otros compañeros -todos pupilos de Ortega y Gasset- el Frente Español. En él figura también la que luego se exiliará, María Zambrano.
En 1933 no tiene empacho en colaborar con José Antonio Primo de Rivera, pese a su anterior discrepancia con el padre de éste, D. Miguel. Y tanta será la afinidad con José Antonio que participará como orador en el famoso acto del Teatro de la Comedia (octubre de 1923) con el que se presenta en público la Falange Española. Perteneció a ésta como miembro del Comité de Mando, con José Antonio y Ruiz de Alda (los tres en la foto.) Ahora entenderemos por qué razón, D. Alfonso García Valdecasas es ninguneado por la horda intelectualoide de las Universidades.
De la estirpe filosófica de Ortega y Gasset. Por si existiese alguna duda, una muestra:
“Cuando se pensaba que el hombre era animal racional, en la idea de “razón” alentaba el Verbo, la plenitud de la palabra. Hoy, en la edad del hombre instrumentífico, la misma razón parece cifrar todo su anhelo en funcionar con el automatismo y la exactitud que ha logrado dar a las máquinas. ¿No habremos reducido la razón a un instrumento de medidas y esquemas, cuando era un manantial de misterio y fecundidad?” (El hidalgo y el honor, pág. 82.)
El “tema de nuestro tiempo” era para Ortega, cabalmente, sustituir la “razón pura” por la “razón vital”. Pero la “razón vital” fue a su vez superada por el filósofo madrileño apelando a la “razón histórica”, por si pudiera quedar algún residuo de “vitalismo irracionalista” a guisa de Nietzsche, Klages o Bergson.
Y contra ese vitalismo biologicista y frontalmente opuesto a la razón, los fueros de lo “razonable”. Y lo “razonable” es, en el sentido más pleno de la palabra: “tradición”.
“Con exceso se han acusado las tendencias a descalificar la razón, a tirarla por la borda, en vez de restituirle su plenitud de sentido. El resultado era perder la nueva forma sin recobrar la antigua. Y se trataría exactamente de lo contrario: rescatar lo perdido conservando lo ganado” (op. cit., pág. 82.)
“El hidalgo y el honor” es una obra maestra del pensamiento español del siglo XX. Constituye poco más de 200 páginas en las que crepitan las ideas, como al amor del lar el fuego del hogar nos da calor en invierno. No faltan citas, extraídas de la magnífica literatura de nuestro Siglo de Oro, desfilando versos de Lope, de Calderón, de Guillén de Castro, de Rojas, de Ruiz de Alarcón… Y, claro está, de Cervantes. Prueba no sólo de la amplísima cultura de D. Alfonso García Valdecasas, sino también de la declarada actitud tradicional que se aprecia en este ensayo. El libro es, a la vez, un ensayo de virtudes morales. Acertaría de pleno cualquier editorial que se lanzara a editar nuevamente esta obra.
Hemos reparado en esta obra, merced a la magnífica labor de divulgación que de la misma se está haciendo en uno de los pocos foros que merecen la pena consultar, a saber: hispanismo.org, recomendado efusiva y encarecidamente en otras ocasiones desde este blog por la calidad de las contribuciones que en él aparecen y por ser lugar en el que confluyen tantas familias ideológicas que tienen como común denominador la defensa y el fomento del hispanismo.
Celebramos que en estos tiempos que corren, cuando la juventud ha perdido los referentes morales -y hasta los papeles-, cuando lo que se les da a nuestras juventudes para emular modelos humanos inferiores, como el del “deportista supermillonario”, el “cantante de éxito y pasado de rayas”, el “actor promiscuo e inmoral” o la “actriz disoluta y drogodependiente, enemiga de los toros y adoratriz del Buda de plástico”, o pensemos en el trampantojo de turno que primero se nos venga a la cabeza: no será por carecer de ellos; por eso mismo, celebramos –decimos- que venga a recobrarse la figura del “Hidalgo español” como modelo humano tan digno de admirar y, es más: modelo humano digno también de ser imitado en sus virtudes morales. Pues, al fin y al cabo, nos lo recuerda D. Alfonso García Valdecasas, el Hidalgo no es algo que por haber desaparecido, deje de haber importado:
“Importan las cosas pasadas porque en algún modo son, como diría San Agustín, "presente de pasado"; y porque en ellas, al menos como lección, puede haber algún "presente de futuro".”
Y, como diría Xavier Zubiri, nada de lo pasado deja de pervivir como forma de estar en la realidad, tan sólo se trata de reactualizar por tradición lo que nunca tendría que haberse desvanecido.
Invitamos a hacer una incursión al hilo dedicado en hispanismo.org a este tema tan atractivo:
http://hispanismo.org/showthread.php?t=7718&highlight=hidalgo
Publicado por Maestro Gelimer
Te me has adelantado, Hyeronimus. Valmadian, muchas gracias por la transcripción.
Algo que no tiene que ver mucho con el tema: ¿alguno de vosotros es autor o colaborador de librodehorasyhoradelibros?
" el pueblo español fue y es antidemocrático, y para no serlo fue capaz de librar la gran guerra de la Independencia, las tres carlistas y la última guerra de Liberación. Esta fue y es la realidad histórica, quieran los demócratas o no; lo confiesen o no."
Anti-España 1959 Mauricio Carlavilla
" volad a las Armas, incorporaos con los defensores de la más justa y Sagrada Causa; podréis así salvar vuestra vida, a vuestra familia de la mendicidad, y hacer ver a la Nación entera que sois Cristianos Católicos, y que los Gallegos de la generación presente son, como los de las pasadas, leales a su legítimo Monarca "
Proclama carlista do capitán de partida Modesto Varela (1838)
Yo, desde luego, no. Ya es difícil encontrar tiempo para escribir aquí como para encimar llevar un blog. Y ya quisiera también saber todo lo que sabe el Maestro Gelimer.
la palabra hidalgo viene de la palabra fijo-algo que significa (como sabeis)hijo de algo ,pues bien el titulo de no se concede en el estado español ya que nadie puede cambiar su pasado.Lo que digo es que el rey te puede conceder el titulo de duque de lo que sea pero no te puede dar el titulo de hidalguia.
para poder ingresar en las cuatro ordenes de caballeria españolas(santiago,calatrava,alcantara y montesa) debes provar que eres hidalgo les da igual el titulo que tengas.
los señores de lara otrara poderos señores de castilla no querian que se los llamara por sus titulos sino por por que preferian ser nombrados algo asi como señores del los hijosdalgo de castilla.
Por tanto no se puede incluir a los hidalgos en la escala de los titulos nobiliarios ya que aparte de que tendria que estar en una a parte.
ARISTOCRACIA
Belleza, serenidad. Los mejores ejemplares del género humano. Algo que lleva mucho tiempo conseguirlo. Algo que no se puede conseguir pagando. Un ordenamiento de los instintos, una exigencia para consigo mismo... y para con los demás.
Hubo un tiempo en que brilló con luz propia la auténtica aristocracia. Sigue existiendo esa auténtica aristocracia, pero los nobles genuinos no mostrarán su rostro a las cámaras de los "paparazzi", no se rebajarán a esos lavaderos públicos que pueblan los "famosetes" ineducados, insolentes y procaces. La auténtica nobleza vive reservada y discretamente, ajena al inmundo que emergió con la revolución de 1789, que ha ido degradando cada vez más a los seres humanos. Los aristócratas se han alejado de la escena pública. ¡Y cuánto nos duele su distancia! Su ausencia... Su apartamiento -el apartamiento de la auténtica aristocracia- nos afecta. Las maneras se hacen cada vez más groseras, más vulgares. Se van extendiendo modelos "humanos" degradantes: esos jóvenes con gorras, "rapeando", imitando los gestos y las muecas simiescas de los primos hermanos de Darwin.
El mundo se plebeyiza. Ellos -los aristócratas- tienen que regresar. Han de volver, para convertirse en ejemplos vivos de todo lo mejor del género humano. Su valor y su misión no consiste en asimilarse al pueblo. El valor y misión de la aristocracia consiste más bien en elevar al pueblo, mostrándoles un modelo humano acabado.
"Nobleza obliga".
Publicado por Maestro Gelimer
http://librodehorasyhoradelibros.blo...stocracia.html
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