Animado por la entrada de Tautalo sobre los Aranda, me animo y coloco otra sobre esa "entrañable" época en la que las cosas estaban bien definidas: Los moros a un lado y nostros al otro.
LA DEFENSA DE LA PEÑA DE MARTOS
La historia española está también cuajada de momentos heroicos en donde la mujer ha sido protagonista. Sólo en estos últimos años y debido al feminismo radical, parece que hace falta que se diga una y otra vez, que la mujer española es igual de aguerrida y valiente que los hombres. Cosas de la política y de las cabezas mal montadas.
Esto dice la Historia que ocurrió durante la defensa del castillo de la Peña de Martos en la Edad Media:
Después de la batalla de las Navas de Tolosa, el rey Fernando III entregó la defensa de la fortaleza de Martos al conde D. Alvar Pérez de Castro, quien en el año 1238 fue a Castilla dejando la fortaleza a su esposa la Condesa Dª Irene y a su sobrino don Tello Alonso de Meneses, con cincuenta y cinco caballeros. Don Tello salió con los caballeros a hacer correrías por tierras de moros dejando sola a la condesa y a sus damas. Cuando tuvo conocimiento de este hecho el rey de Granada Alhamar, se encaminó hacia la Peña a fin de proceder a su conquista. La condesa, desde la altura vio avanzar a las tropas granadinas, enviando rápidamente un mensaje a don Tello, que volvió presuroso a Martos. Pero como don Tello no llegaba, la condesa, al verse ante tal aprieto, ideó vestirse ella y las demás mujeres con las ropas de los soldados a la vez que se cortaban el pelo, y asomadas a las almenas del castillo daban la sensación de que estaba defendido por caballeros de la guarnición. Cuando las tropas moras casi alcanzaban las murallas del castillo llegó don Tello acompañado por Diego de Vargas que con toda la soldadesca se metieron por entre los asaltantes haciéndoles volverse y correr hacia sus tierras de Granada huyendo de aquellos impetuosos guerreros, siendo el primero que accedió a la cumbre D. Diego Pérez Machuca. La arenga que narra la crónica que realizó D. Diego Pérez de Vargas a las tropas antes de la acometida es digna de reproducirse aún en castellano antiguo. Ahí la dejo pues es edificante y muestra de los que eran hombres de empeño y valor:
“Caballeros, ¿qué es lo que cuidades? Fagamos de nos un tropel y metámonos por esos moros perros, a probar si podremos pasar por ellos. Ca si lo acometemos, bien fio en Dios que lo acabaremos, e non podrá ser, que al menos algunos non pasen a la otra parte, e tales somos cuantos aquí estamos, que cualesquier de nos que hobieren ventura de sobir a la Peña, la defenderían, fasta ser acorridos. E los que non pudiéremos passar e moriéremos, yo creo que los moros sentirán bien nuessa muerte, e ademása salvaremos nuestras almas, e faremos nuestro deudo, según que todo caballero fidalgo debe cumplir. E esto es facer derecho e perder el miedo do se conviene perder. E de mi vos diré, que yo antes querría morir aquí a manso destos moros, que non lleven la condesa captiva, e las dueñas fijasdalgo que con ella son, nin ver perder la Peña de Martos, de que seriemos deshonrados, e menospreciados por ello fincado vivos. E yo nunca me pararíe ante el Rey Don Fernando, nin ante Don Alvar Pérez con esta vergoña. E todos sois caballeros fijosdalgo, e debesevos en este punto acordar lo que debedes a tal caso como éste. E pues tan poca es la vida deste mundo, por miedo de la muerte no debemos dejar de perder tan noble cosa como la Peña de Martos, e que sea captivada la condesa e sus dueñas”.
A lo que D. Tellocontestó complacido:
“Diego Pérez, fablaste a mi voluntad como buen caballero que sodes, e los que quisieren hacer así como vos dijistes, farán su derecho así como fijosdalgo, e si non yo e vos fagamos nuesso poder, fasta que moramos”.
Lo mismo ocurriría hoy en día. Seguro que si. Supongamos que llegan los moros y se meten a cercar Ceuta o Melilla y, españoles todos, no se preocupen, que ahí están las ministras para cortarse el pelo en caso de necesidad, Moratinos para la defensa y Zp para la arenga final.
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