Respuesta: El Catolicismo en Tolkien y en El Señor de los Anillos: Una aproximación c

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GonZoneStudio
Bieennnn,
pues me quitas un peso de encima con esa información.
Me alegro de ver limpio el nombre de alguien a quien admiro tanto.
No hay de qué, pero unas precisiones nada más:
1.- Tolkien siempre ha tenido su nombre limpio de las mugreces que le arrojan algunos. Creen ellos que su inmundicia moral convence de algo, pero su ignorancia es tal que no se dan cuenta de que otros, los verdaderos lectores en profundidad de Tolkien, sin parafernalia alguna (puro cartón-piedra), sin ridículos y patéticos aspavientos, sin sencillitas capas de barniz que en cuanto se rascan sale el serrín que hay debajo, saben perfectamente de lo que se trata. A esta abstrusa colección de "pringaillos" se les ven las plumas más que a los apaches: escasa formación académica y además de mala calidad, mentalidades subdesarrolladas, adolescencia no superada si pasan de los 25 años, cociente intelectual bajo aunque suficiente para el día a día, apariencia personal mugrosa y deplorable y ni p... i... acerca de Tolkien, sólo se han quedado en la mitografía estética de las películas de Jackson y sólo a medias.
2.- Esta "información", al menos tan clara y evidente, existe desde 1938, es decir, desde hace nada más y nada menos que 71 años. Leer ESDLA no es fácil, reproducir como las cotorras sus algo más de medio millón de palabras sí, cuando se tiene paciencia, pero quien crea (pensar es otra historia), que por haber leído la novela ya es bastante, no sólo no sabe sino que, además, no ha entendido nada. La obra de Tolkien es abrumadoramente más compleja y casi es obligado estudiar al autor antes que leer su obra, ordenadamente y siguiendo un sentido cronológico diacrónico. Y con una lectura no basta, hay que volver al comienzo y vuelta de nuevo sosegada y pausadamente, haciendo anotaciones y tomando apuntes. Y no es en vano este esfuerzo cuando ya se han realizado y publicado tesis doctorales con este material.
3.- Todos esos que reclaman un supuesto, imaginado e inventado "nordicismo" en Tolkien; todos esos que juegan con espaditas algunos fines de semana disfrazándose de alquiler en algunas fincas perdidas; todos esos "fans" de clubes y asociaciones estrambóticas; todos ellos no han entendido nada y todos ellos no son sino producto de la sociedad actual, de la sociedad industrial, de consumo, que tanto detestó y "odió" Tolkien. Representan y son, justamente, todo aquello que él no quería que existiese, todo aquello que siempre temió. Y el tiempo (y la ambición por el dinero de algunos) le ha acabado por dar la razón. Hoy esta sociedad ofrece la paradoja de que los orcos sean seguidores de Tolkien, aunque ya dice el refrán: "Más vale sólo que mal acompañado". Si realmente supieran...
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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