Re: El problema del lobo y nuestros ganaderos.
Iniciado por
Leolfredo
sé lo que es toparse con lobos y no precisamente en un zoológico.
Yo también me encontré con uno a una veintena de metros. Me miró, lo miré, y se fue. No había ni pizca de agresividad en su mirada, sólo algo entre curiosidad y sorpresa. En cambio, me he encontrado en un camino con tres perros que salieron de una finca, y ahí si que me temblaron las piernas. Tuve que hablarles con mucha calma y como si fuesen cachorros. Entonces, lentamente, me fui agachando como para coger una piedra, algo a lo que muchos perros temen, y los dos no dominantes se dieron la vuelta. En ese momento el cabecilla dejó de gruñirme y despacito se fue dando la vuelta también. Por supuesto, ni se me ocurrió atacarlos entonces. Me dí media vuelta y sin dejar de mirar para atrás me fui alejando. Siempre que salgo al campo llevo un bastón de monte, nada de esas cosas de aluminio anoréxicas, no, la estaca por si acaso. Desde aquella ocasión ahora siempre llevo una bolsa colgada del hombro, y en ella un martillo de geólogo de puro acero alemán.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Marcadores