Respuesta: Un socialista con dignidad

Iniciado por
Anorgi
Sencillamente soy un español que ama profundamente a su patria, que siento un respeto enorme por los símbolos de España, su bandera y su himno, por la persona que encarna la representación de la nación y su historia, y este es S.M. Don Juan Carlos I. las luchas dinásticas del XIX me llenan de tristeza, nos matamos como salvajes como hicimos en tantas revoluciones y guerras civiles que hemos padecido. Por eso para mí el carlismo no es sino un recuerdo amargo del pasado.
Precisamente en este foro es lo que veo en abundancia: mucho adoctrinamiento trasnochado.
[FONT=Verdana]De lo que estoy seguro es de que no voy a cambiar “el enfoque de las cosas” por mucho que lee en este foro.[/FONT]
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No tenía pensado intervenir en esta discusión, pero se han vertido algunas afirmaciones que no son correctas.
1.- Las luchas dinásticas del XIX no las iniciaron los carlistas. Y estos son los motivos:
a) A 10 de mayo de 1713, Felipe V promulga el autoacordado que regula la sucesión al Trono de España: la llamada Ley Sálica, que no es tal por que no cierra del todo el acceso a la Corona a la mujer, algo que si autoriza "agotadas las líneas de varón". Por ello, técnicamente es "semi-sálica", pero si esto no fuese suficiente, vino a consagrar lo que en Derecho "consuetudinario" se fundamenta en la "costumbre"; y es que desde 1.504, año de la muerte de Isabel La Católica, en que fue ascendida al Trono Dña Juana "La Loca" y aún así bajo la regencia de Don Fernando, no había vuelto a haber una reina en España. Es decir, 209 años sin más reinas que las consortes.
b) En 1789, se convocan "Cortes Generales" en Aranjuez con la finalidad de nombrar al Infante Don Fernando, "Príncipe de Asturias". Un grupo de próceres piden al Rey Don Carlos IV que, aprovechando esta convocatoria se derogue el auto-acordado de 10 de mayo de 1713. El problema que se suscita es de orden legal: se carece de "mandato imperativo" por parte de aquellas Cortes, por lo que el asunto se salía del orden de la ocasión y, después el monarca nunca sancionó dicha presunta derogación. ¿Y cómo se confirma que no fue derogado?
c) En 1805 se publica la Novísima Recopilación de Autos Acordados del Reino de España, aprobada por Cédula Real. En este texto, verdadera constitución vigente, la Ley 5ª del Título I del Libro III, es la correspondiente al Auto-acordado de 10 de mayo de 1713.
Incluso, en la Cédula Real mencionada el monarca especifica:
"Por la cual os mando a todos, y a cada uno de vos en vuestros respectivos lugares, distritos y jurisdicciones, veáis mi Real Decreto inserto, y lo guardéis, cumpláis y ejecutéis y hagáis guardar, cumplir y ejecutar en lo que os corresponda, según y como en él se contiene, sin permitir su contravención en manera alguna: que así es mi voluntad."
d) A su vez, Fernando VII ya al final de su vida y para permitir que su hija de 3 años (una edad muy oportuna para salvaguardar los intereses de los españoles) habida con Cristina de Nápoles, su cuarta esposa, otorgó una peculiar "sanción" privando de los legítimos derechos al Trono de su hermano el Infante Don Carlos María Isidro. Dicha sanción se publicó bajo este título:
"Pragmática sanción con fuerza de ley decretada por el Señor Don Carlos IV a petición de las Cortes de 1789 y mandada publicar por S.M. reinante."
Aún en el interior del texto afirma: "lo resuelto a ella por el rey mi querido padre".
Es decir, una "Pragmática" que se fundamenta en un acto nulo de derecho. En términos actuales semejante actuación sería llamada "golpe de Estado".
e) El Carlismo, como cuestión dinástica y como corriente popular, están asociados a la TRADICIÓN en Las Españas, todas, la peninsular y las de América, cuyos territorios ostentaban el título de Virreinatos. Y aquí no hay adoctrinamiento que valga, es la Historia tal cual. Ahora bien, NO es obligatorio ser carlista.
Por tanto el Carlismo y otros tradicionalistas son los herederos de aquella TRADICIÓN, violada, atacada y proscripta, por un liberalismo invasor que nos llegó desde fuera y que acabó por deshacer la línea histórica de nuestra Patria.
f) Sin entrar en consideraciones acerca de los sucesivos "ocupantes" del Trono, voy a referirme al actual.
1) Su abuelo, Alfonso, ya en el exilio nombró a título personal y particular a su hijo Don Juan como su heredero y con el título de"Príncipe de Asturias", por si algún día la situación en España lo permitía y podían volver... Pero no fue así, y tanto las cortes republicanas como las posteriores de Franco, nunca ratificaron aquél deseo de Don Alfonso.
2) En cambio, Franco, decide dejar como sucesor al nieto, Don Juan Carlos, a título de rey, pero "rompiendo" con el pasado. Por eso este señor recibió y ostentó el inexistente título de "Príncipe de España", saltándose a la torera los posibles derechos dinásticos de Don Juan, máxime cuando S.M. Don Alfonso Carlos, Jefe de la Casa Real, había planteado la opción de acabar con la cuestión dinástica nombrando su heredero a Don Juan, pero cuando éste fue a contraer matrimonio, su padre Don Alfonso, se pasó por el arco de triunfo las normas de la Casa Real al ignorar el protocolo que le obligaba a solicitar la venia de Don Alfonso Carlos.
3) Así, llegado el momento de la muerte de Franco en 1975, nos encontramos con la peculiar, extraña y paradójica situación, de que "había 2 reyes". Somos tan originales que reinventamos la diarquía de Esparta. Y esto se mantuvo alrededor de un años y medio, hasta la famosa renuncia a sus supuestos derechos por parte de Don Juan. Los restos mortales de éste, después de su fallecimiento, fueron depositados en el conocido "pudridero" del Panteón Real del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Cuando hayan transcurrido los 50 años preceptivos será conducido a su sitial definitivo ¿y qué pondrá en su sarcófago "de rey"? "Rey de España de ... a ..." Nunca nombrado, nunca ascendido al Trono, renunciando al Trono del que jamás fue su titular en favor de su hijo nombrado a dedo por el anterior Jefe del Estado...
¡Qué peculiar!
g) Pero si todo esto no fuese bastante, recomiendo encarecidamente la lectura del articulado correspondiente a la sucesión al Trono que figura en la Constitución vigente. Es exacto, clavadito al del Auto acordado de 10 de mayo de 1713
, sólo cambia el lenguaje empleado, naturalmente. Y si esto no se quiere creer, habrá que preguntar por qué es Príncipe de Asturias Don Felipe y no su hermana mayor Dña Elena.
i) Respecto a los actos concretos del actual Jefe del Estado liberal, pues por dos veces juró ante el Crucifijo y la Biblia los Principios Generales del Movimiento: una vez al ser nombrado sucesor de Franco, y la segunda como rey de facto.
j) Lo que ha venido después ya lo conocemos todos, a la vista está el desastroso estado de España en todos los ámbitos de la vida pública y privada, y cualquier comentario es superfluo al respecto.
La conclusión es que en España lo lamentable, lo doloroso, lo indeseable, el destrozo nacional, la traición y la destrucción de la Patria NO SE PUEDE ACHACAR AL CARLISMO, este no ha hecho otra cosa que intentar oponerse a semejante barbarie desde hace 177 años, y hay que decir que con escaso éxito, porque el daño inflingido a España posiblemente ya nunca pueda ser restañado.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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