Aquí, la plebe, se ha creado la ficción, una especie de autosugestión, que le hace pensar que meter un papelito en una urna sirve para algo como en los tiempos pre-guerras mundiales: la soberanía popular y otras memeces, lo llaman. Para mantener un poco el equilibrio, se sacan de la manga y patrocinan a una especie de "elegido" (una suerte de Neo en Matrix) con el que paliar y mitigar buena parte del descontento. Como dice Valmadian, nada nuevo, ingeniería socio-política de laboratorio que se lleva practicando desde los tiempos del abate Barruel.