En mi opinión antes de tomar una decisión sobre qué hacer, hay que meditar sobre las siguientes consideraciones:

1.- Hay que cambiar todo esto, ¡si!, pero ¿cómo? y desde dónde.

2.- Cada vez hay más partidos "pequeños". Lógico, normal, ante esta situación oligárquica. Pero, en lugar de unirse, cada uno hace su capillita y todos los votos que se les den van a parar a los mismos sitios que se quieren desechar. Y es que la propia ley electoral favorece esa injusticia manifiesta. Se podría afirmar, si es que ello fuese posible, que es una ley prevaricadora.

3.- La Europa a la que se vota es la de cuatro oligarcas que viven opíparamente a costa nuestra. Pero no es la Europa histórica que intenta superar las diferencias que la dividieron en el pasado y tampoco es esa idea de la "Europa de los Pueblos", de la "Europa de las Regiones". Para nada, es una Europa mercantilista, inmoral y sin más ideales que el beneficio económico de los mercaderes.

4.- No existe un solo partido político con posibilidades reales y con un mínimo de decencia ética al que votar. No hay uno solo que represente y defienda nuestros valores patrios, ni uno sólo.


Ante semejante panorama, ante semejante desierto de ideales, de ideas, de amoralidad, de ausencia total de ilusiones como Patria y como españoles, no nos queda más que la huelga de votos caídos, o sea, ¡ni un solo voto regalado porque sí! ¡qué se lo curren! ¡qué trabajen para todos y no a costa de todos! ¡qué empiecen por una profundísima limpieza interior en cada uno de sus partidos y a su casa los que sobren! No existe la carrera de "político", sino el servicio que ha de prestar quien decida hacerlo, y eso implica una reducción legal drástica del tiempo a desempeñar un cargo público: los famosos 8 años y ¡a casa!. La reimplantación del "juicio de residencia" es un requisito absoluto e indiscutible. Prohibición legal de que cualquier cargo público electo ocupe más de un puesto. Los partidos deberían rendir cuentas ante un tribunal "ad hoc" de las actividades desarrolladas y si éstas son acordes o no con una constitución nueva.

Como todo esto no es máss que una utopía, un cuento chino o tártaro, como no es más que un delirio y una declaración de buenas intenciones que no sirve para nada, pues para nada sirven a los que vamos a tener que votar, pues ¡abstencion y más abstención!, estos comicios son europeos, a ver si nos quedamos en casa y se llevan ya un buen susto, porque en los próximos dos años volveremos a verles las caras.