Cada vez que veo alguna de esas llamadas histéricas a "salvar" la "sagrada" propiedad privada que hacen los liberales me acuerdo de esta imagen:
Pues resulta que la propiedad no es sagrada, y uno de los problemas más graves del actual sistema económico es la propiedad privada ilimitada e incondicional, que hace que unos pocos puedan disponer como les venga en gana de los recursos y flujos económicos que deberían ser del bien común. Así que si alguien viene a poner sobre la mesa los límites de la propiedad privada, estupendo. Porque de gente que arruina empresas que son sustento de miles de familias para llevarse todo a su cuenta personal, de gente que tiene inmensas cantidades de terreno sin producir o parque naturales enteros que convierten en jardines personales o gente que hace inasumible el precio de las cosas básicas de la familias, como las casas o la comida, porque les gusta especular con miles de pisos y toneladas de comida almacenada, de esa propiedad privada ya hemos tenido más que suficiente.
Pero claro, los ricos les dirán a los bobos de la clase media que el bien común es que los rojos okuparán su pisito de playa o la huerta de tomates. Alguno incluso se quedará a gusto pensando en las bondades de la maravillosa propiedad privada que nos dan los liberales mientras una sociedad jurídica anónima que tiene miles de pisos vacíos le desahucia del único techo de su familia para revenderlo a un fondo de inversiones extranjero.
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