Re: «Pin» parental por Juan Manuel de Prada
Muy interesantes algunas de las respuestas de la noticia de INFOVATICANA, véase en el enlace anterior. Por cierto, que la referencia a la adjetivación como "sacro santa" Constitución es innecesario, puesto que se da la paradoja de que ésta defiende unos derechos de los padres que El Vaticano calla, o sí los menciona es para apoyar a los enemigos de Dios, olvidando que Dios da los hijos, los padres los educan y el Estado, allá en lo que a sus materias de competencia se refieran, se ocupan o bien de regular su formación académica, o bien de impartirla directamente en centros habilitados para ello. Hay Estados que admiten que los hijos puedan ser no sólo educados, sino también formados en sus propias casas por sus padres, con los lógicos controles a la hora de enseñanzas regladas para obtención de ciertas titulaciones. Y esto es preciso recordarlo porque da la impresión de que en España, o lo que era España antes, el Estado ha sustituido a Dios y a los padres, y de eso nada de nada, monada.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Marcadores