No conozco muy en detalle la biografía de la buena señora, pero es un producto casi perfecto de ese pensamiento. Pasa por varias universidades a principios de los años cincuenta, alguna de ellas como la de California de las más expuestas a la penetración de esta ideología. Se hace célebre con artículos literarios que se inscriben de lleno en la contracultura de los sesenta. Poco después marcha a Vietnam como una especie de corresponsal y es allí donde pronuncia su famosa frase ("El hombre blanco es el cáncer de la historia") que después volverá a repetir con variaciones en varias ocasiones. Fijémenos en la cronología: apogeo de los sesenta, época del nacimiento de los Panteras Negras y el Supremacismo Negro marxista, el panamericanismo indigenista -también marxista, por supuesto-- de los "boinas pardas", etc. En ese contexto no había nada más recomendable y chic para una crisálida de intelectual de ultraizquierda que desear la desaparición de los blancos. Lo que es extraño es que durante toda su vida la Sontag fuese tan discreta acerca de sus orígenes judíos. Sus padres eran judíos de Nueva York y su apellido original era Rosenblat. Sontag se apellidaba el segundo marido de su madre, después de que su padre muriera cuando ella era muy joven.
Perteneció toda su vida a la élite intelectualoide de la clase alta de Nueva Inglaterra, es un ejemplo paradigmático de eso que se ha dado en llama la izquierda caviar, la progresía plutocrática. En Francia la Gauche Divine. Cuando murió entre ella y su amante lesbiana atesoraban decenas de millones de dólares, lo cual no le impedía alzarse como voz autorizada de los "marginados de la Tierra". A lo Ana Belén.
En su defensa hay que señalar que solía ser crítica con Castro o con ETA. Teoría de la compensación, creo que lo llaman. Pero sí, es perfectamente englobable dentro de los hijuelos de la Teoría Crítica porque de hecho lo más ensalzado por sus hagiógrafos dentro de su muchas actividades fue su "actitud crítica hacia Occidente". Vamos, lo mismo de siempre.
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