“EL FRUTO DE LA FE”
EL LEGADO ARTÍSTICO DE FLANDES EN LA PALMA EN EL SIGLO XVI.
EXPOSICIÓN ITINERANTE:
MADRID, GANTE Y SANTA CRUZ DE LA PALMA.
DEL 2 DE DICIEMBRE DE 2004 AL 30 DE AGOSTO DE 2005.
Esta excepcional e inigualable exposición de obras flamencas localizadas en la Isla de La Palma se erigió en prueba fehaciente de cómo gracias a la devoción popular ha perdurado hasta nuestros días como auténtico “fruto de la fe”. Estas piezas constituyen un excelente referente para otros legados de Flandes que se hallan en diversos rincones de Europa. También ellas tuvieron cabida en esta muestra itinerante. Era muy interesante compararlas, teniendo como referente al elenco de obras palmeras.
Indudablemente, se trata de una gran e inesperada sorpresa para el quien contemple el panorama artístico que ofrece el Archipiélago Canario -y más concretamente La Palma-, a casi cuatro mil kilómetros de distancia del norte de Europa, encontrar este cuantioso legado de arte llegado de Flandes a lo largo de los siglos XVI y XVII. Lamentablemente, a causa de incendios, deterioros, descuidos, ignorancias, enajenaciones clandestinas y saqueos, los inventarios que sí nos han llegado acusan numerosas pérdidas. Sin embargo, sobre todo nuestra Isla, conserva todavía un excelente museo de arte flamenco, tanto escultórico como pictórico, integrado por piezas tan relevante en número como en calidad. No hay parangón en el Mundo.
Haciendo historia, comprobamos cómo numerosas familias procedentes de las antiguas provincias de los Países Bajos, atraídas por el creciente comercio del azúcar, se instalaron en la Isla e importaron obras artísticas para sus oratorios privados y para las primeras capillas e iglesias que se iban construyendo. Comerciantes flamencos como los Van Dalle -presididos por Pablo con sus hijos Pedro y Jerónimo-, potenciaron los ingenios azucareros de Argual y Tazacorte. También los Monteverde -castellanización del apellido original Groenenberghe-, capitaneados por Jacob. Su nombre en las Islas siempre se conoció como Jácome de Monteverde. Muchos otros llegaron y de esta manera también arribó a nuestras costas este valioso catálogo de esculturas y pinturas flamencas, muchas de ellas presentes en esta muestra. Por supuesto, no estaban todas las que son, ni mucho menos. Todavía quedaba mucho por enseñar.
A cambio de los azúcares primero y del vino del malvasía después, vinieron de los talleres de Bruselas y de Amberes, de Brujas y de Gante esculturas, trípticos y tablas pintadas, “a través de las cuales tuvieron las islas cumplidos ejemplos del arte flamenco del último gótico y del Renacimiento, de los gustos manieristas y del barroco cercano a Rubens y a Van Dyck”.
En palabras de su Comisario, Fernando Checa, “la exposición parte de una idea de la Isla de La Palma, que quiere recuperar y poner en valor el patrimonio artístico suyo de pintura y sobre todo de escultura flamenca”.
Una extraordinaria idea que hizo que las instituciones palmeras se pusieran en contacto con la Fundación Carlos de Amberes. A partir de esos instantes se puso en marcha un ambicioso proyecto que contó con el patrocinio principal del Excmo. Cabildo Insular de La Palma, el apoyo del Obispado Nivariense y de la Vicaría de la Isla. También contribuyeron a su financiación la Comisión Europea (Educación y Cultura – Cultura 2000), la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior (SEACEX), la ciudad de Gante, Fortis Bank, el Gobierno de Canarias y Virgen Express.
La Fundación Carlos de Amberes es un organismo que promociona el Arte Flamenco en España. Una fundación privada sin ánimo de lucro, inscrita en el Protectorado de Fundaciones del Ministerio de Cultura (con el número 192). Recibe aportaciones desinteresadas de la Fundación Ramón Areces, del Ministerio de Cultura, de la Conserjería de Cultura y Deportes de la Comunidad de Madrid, de Necso y de Fortis Bank, sucursal en España.
Formaba parte de un proyecto global de estudio del arte que los hacendados flamencos dejaron a su paso por la Isla de La Palma a finales del siglo XV y todo el XVI, y que incluía, además de estas exposiciones y su catálogo, del Congreso Internacional “El arte flamenco en la ruta Atlántica del azúcar, Estudio y Conservación de un patrimonio europeo común” (Universidad de Lisboa, del 31 de marzo al 2 de abril de 2005).
Como en el Arte Flamenco la escultura se concebía también para el comercio y la exportación, había piezas similares no sólo en Flandes sino en Castilla, Portugal y en toda Europa incluida Canarias y, por supuesto, La Palma. Acerca de esto, Checa informa de que, “investigando estas rutas y partiendo de los ejemplos iconográficos de la Isla de La Palma se trata de buscar paralelismos de las piezas formales con piezas flamencas, españolas y portuguesas. Por eso en la exposición se encuentran series de piezas como Santa Ana Triple, la Piedad o el Calvario, en donde son patentes estas afinidades”.
Las restauradoras del Cabildo de La Palma y coordinadoras de la restauración de las piezas de esta muestra, Isabel Concepción Rodríguez y Isabel Santos Gómez –conocidas cariñosamente como “las Isabeles”-, nos informan acerca de las diferencias y similitudes entre las piezas de Flandes y de La Palma. Así, como podemos comprobar aún en nuestra Isla, afortunadamente sigue existiendo la devoción a las piezas. Son obras de arte que se veneran en los altares, de manera que, “cuando perdían la policromía, se volvían a repolicromar”.
Es el caso de la preciosa talla de “Santa Lucía”, custodiada en la ermita homónima de Puntallana. No pudo ser enviada a Madrid hasta pasada la fecha de su onomástica, 13 de diciembre, ya que el pueblo acudió a su precioso santuario entre palmeras para venerarla y sacarla en procesión.
Otro ejemplo fue el de la bella efigie de “Nuestra Señora de La Piedad”, talla titular del Hospital de Dolores de la capital palmera. A pesar de que se dijo que era probable que abandonase la exposición para llegar a tiempo a su solemne y tradicional desfile procesional del 25 de marzo de 2005, Viernes Santo a las 13:00 horas, finalmente no pudo ser. Su lugar lo ocupó la “Gran Señora del Norte”, la talla flamenca del siglo XVI, “Nuestra Señora de La Piedad”. No visitaba la capital desde hacía 346 años. La preciosa imagen sedente y sedante de la Virgen, esculpida en los Países Bajos meridionales en el segundo tercio del siglo XVI, es fiel reflejo de mansedumbre y ternura, y de bondadosa y absorta expresión- alejada de la amargura física de otras “Dolorosas” de nuestra imaginería palmera-. Se contorsiona e inclina levemente hacia delante para acoger dulcemente sobre su regazo el cadáver desplomado de su Hijo, según Negrín Delgado, “arropándose en un amplio manto que le cubre la cabeza sobre la toca y se adapta al volumen de su figura describiendo sutiles pliegues curvilíneos e insinuando su recia complexión interior”.
No ocurriría lo mismo en la procesión del magistral “Santísimo Cristo del Amparo” -considerado el Crucificado flamenco más importante de su estilo en Europa- en el Real Santuario de Las Nieves de la misma ciudad. Ese año no fue acompañado en su mismo trono por la excepcional “Dolorosa” y por el elegante “San Juan Evangelista”, ambos en la exposición. Se recurrió a otras piezas del Santuario para completar el Calvario: “Nuestra Señora de los Afligidos” (delicado candelero del s. XIX, originalmente “Virgen de Belén”) y “Santa María Magdalena” (talla policromada neoclásica de vestir de la segunda mitad del siglo xix).
Otras de las cuestiones abordadas por las mencionadas profesionales era el hecho que también las piezas españoles han evolucionado según las costumbres. Así, se les cambiaba de postura, “cortándoles miembros, añadiendo corona, vistiéndolas, calzándolas y añadiendo todo tipo de aditivos devocionales”. Un ejemplo es el caso de la extraordinaria pieza de “Nuestra Señora de La Encarnación”, entronizada en la Parroquia homónima de Santa Cruz de La Palma. Fue la imagen elegida para el anuncio de la muestra. Se trata de una escultura en madera policromada y dorada de 105 cms de alto, procedente de Amberes a fines del s. XV, renovada y estofada por el prestigioso artista Bernardo Manuel de Silva (1655-1721). Concepción y Santos también hicieron mención a este magnífico “maestro del arte de pintor y escultor”, como él mismo se autodenominó en 1694,
Sobre este particular, Miguel Monteverde y Benítez de Lugo, en sus Noticias sobre la fundación y demás cosas referentes a la ermita de la Encarnación (manuscrito inédito fechado en 1855 y recogido por el profesor palmero Pérez Morera), decía lo siguiente acerca de esta imagen mariana: “como la vestian hasta de negro, según las festividades de la Yglesia, la maltrataron tanto que en 1568 y en 1665 fue preciso que la barnisasen y dorasen de nuevo; y lo mismo se hizo en 1705 por el maestro Bernardo Manuel. Desde este año acá se conserva bien esta escultura porque solo se le pone manto de tela en las festividades principales”.
Recordemos las palabras del Obispo Martínez Ceniceros, cuando en el mandato episcopal del 29 de noviembre de 1602 , a raíz del “abuso que ay en el bestir de las ymagenes bistiendolas todas aunque no tengan necessidad de ello y algunas con profanidad (...) como mugeres del siglo (...) por tanto mandamos que las ymagenes que estuuieren hechas de talla con su ropaje y enmatiçadas bien y decentemente que no se uistan ni se les ponga otra uestidura encima y las que les faltare matiz se les procuren poner de manera que esten decentemente ordenadas...”. Muy poco caso se le hizo.
En cuanto a las piezas belgas, las restauradoras nos informan de que, el motivo por el que la mayoría presentan la madera de roble en su color, ya sin policromía y se hallan en museos y en colecciones privadas, ha sido por haber perdido la función para la que fueron creadas, sobre todo tras las guerras de religiones.
Por último, nos aclaron que las imágenes de Flandes son más pequeñas que las de La Palma porque en esta Isla posiblemente “se encargaron exclusivamente para retablo y de ahí su mayor tamaño”.
Esto lo pudimos apreciar en el maravilloso catálogo de estas obras de arte custodiadas en nuestros espléndidos templos -muchos de ellos inexplicablemente cerrados la mayoría del tiempo-, y que fueron delicadamente embaladas y transportadas con las máximas medidas de seguridad y aseguradas a un alto precio.
Las piezas son las enumeradas a continuación, a pesar de que irían incrementándose o causando baja a medida que vaya transcurriendo la muestra. Por ejemplo, la “Santa Ana y la Virgen” de la Parroquia de Los Remedios de Los Llanos de Aridane, se incorporó cuando la exposición llegó a Santa Cruz de La Palma. Es un grupo escultórico inventariado desde 1678 que se estuvo sometiendo a un proceso de restauración en el Taller del Cabildo. También ocurría con el magnífico cuadro de la “Santa Cena” de la iglesia de Santo Domingo de la capital. Un maravilloso óleo sobre lienzo pintado por Ambrosius Francken (1544-1618) en el último cuarto del siglo XVI y cuyas medidas son 210 x 317 cms.
ESCULTURAS
- Santa Ana Triple de San Francisco de Asís (119 x 85 x 50 cms)
- Santa Ana Triple de la colección particular (79 cms Sta Ana y 67 cms la Virgen)
- Nuestra Señora de la Piedad. Hospital de Dolores. Santa Cruz de La Palma (97 cms. alto)
- San Miguel Arcángel de la parroquia de San José de Breña Baja (80 cms alto)
- San Miguel Arcángel del Santuario de Las Angustias de Los Llanos de Aridane (110 x 45 x 40 cms.)
- San Blas Obispo de San Francisco de Asís de Santa Cruz de La Palma (120 x 40 x 40 cms)
- Nuestra Señora de Los Reyes de la Parroquia de San Blas de Villa de Mazo (93 cms de alto)
- Nuestra Señora de los Ángeles del Real Santuario de Ntra. Sra. de Las Nieves
- Nuestra Señora de La Encarnación de la parroquia homónima de la capital (105 x 46 x 33 cms.)
- El Arcángel San Gabriel de la Parroquia de La Encarnación (96 cms)
- Santa Catalina de Alejandría de la ermita de San Sebastián de la capital (106 x 30 x 20 cm)
- Santa Lucía de la ermita homónima de Puntallana (82 cms. alto)
- Ntra. Sra. de Los Dolores del Amparo. Real Santuario de Las Nieves (138 cms)
- San Juan Evangelista del Real Santuario Insular de Ntra. Sra. de Las Nieves (143 cms.)
- El Crucificado de la parroquia de San Miguel Arcángel de Tazacorte
- San Luis Rey de Francia de la Parroquia Matriz de El Salvador de la capital (82 cms. alto)
PINTURAS
- 4 tablas de Santo Domingo de Guzmán de Santa Cruz de La Palma de Pierre Pourbus “el Viejo” (Gouda 1523, Brujas 1584):
La Genealogía de Jesús y el Árbol de Jesé (183 x 94 cms)
San Juan Bautista (183 x 94 cms)
San Francisco de Asís (230 x 94 cms)
Santos Dominicos (183 x 94 cms)
- 2 tablas del Museo Insular de Santa Cruz de La Palma de Pieter Coecke van Aelst (1502-1550)
Santa Catalina de Alejandría y Santa Bárbara (99 x 37, 5 cms)
BIBLIOGRAFÍA.
DIAZ PADRÓN, M. «Pintura». Arte Flamenco en La Palma, Consejería de Cultura y Deportes, Gobierno de Canarias, 1985.
«Exposiciones», Restauración y Rehabilitación. Revista Internacional del Patrimonio Histórico, Madrid, enero de 2005.
Libro III de cuentas de fábrica, Noticias sobre la fundación y demas cosas referentes á la Ermita de Nuestra Señora de La Encarnación, por don Miguel de Monteverde y Benítez de Lugo, 1855.
NEGRÍN DELGADO, Constanza. «Escultura». Arte Flamenco en La Palma, Consejería de Cultura y Deportes, Gobierno de Canarias, 1985.
PÉREZ MORERA, Jesús. Silva. Bernardo Manuel de Silva, Biblioteca de Artistas Canarios, Viceconsejería de Cultura y Deportes, Gobierno de Canarias, 1994.
- La Cultura del Azúcar. Los ingenios de Argual y Tazacorte, Excmo. Cabildo Insular de La Palma, 1994.
Marcadores