Tríptico de Nava-Grimón, Pieter Coecke van Aelst y taller, óleo sobre tabla, 190 x 190-97 cm, c. 1546, Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, Depósito de CEPSA.
El Tríptico de Nava-Grimón llegó a Tenerife a mediados del siglo XVI procedente de Bruselas, desde donde fue importado por el maestre de campo Tomás Grimón y García de Albarracín para el oratorio privado de su casa en La Laguna, situada en el lugar que hoy ocupa el Palacio de Nava. La llegada a Canarias de esculturas y pinturas de Flandes es el resultado de las relaciones comerciales, fundamentalmente de la caña de azúcar, entre ambos desde poco después de la Conquista castellana. La corriente atlántica que trajo al Archipiélago obras de arte flamenco constituye no sólo el reflejo de la intensa relación con el norte europeo, sino también una muestra de los gustos estéticos de una sociedad todavía en formación que por un lado añoraba el arte de su tierra -varias familias procedían de los Países Bajos- y por otro intentaba alcanzar prestigio social, a la vez que espiritual, enriqueciendo sus casas, ermitas y templos. Igualmente nos encontramos con piezas canarias influidas por la línea, el color o la temática de aquéllas. El arribo a la Isla de estas piezas a mediados del quinientos coincide aproximadamente con otras que llegaron a Gran Canaria y La Palma, venidas desde talleres de Brujas, Amberes y Bruselas.
El Tríptico de Nava es en realidad un "retablo de pincel" de grandes dimensiones, que a comienzos del siglo XVII fue desmembrado, pasando las tablas laterales a la ermita de la hacienda de San Clemente (Santa Úrsula), propiedad de la misma familia, y quedando la tabla central en el palacio lagunero. Tras su restauración en 1969 se repartieron entre los herederos hasta que en 1991 fue comprado por la compañía CEPSA y depositado posteriormente en el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife.
Las tablas reproducen distintos temas alusivos al nacimiento e infancia de Cristo. Estando abierto puede verse en el centro la Natividad, a la izquierda la Circuncisión y a la derecha la Presentación del Niño Jesús en el templo. Si está cerrado contemplamos a modo de grisallas la Anunciación, enfrentada en una puerta la Virgen y en la otra el Arcángel San Gabriel, dentro de un espacio clásico y marmóreo, según el relato del Evangelio de San Lucas. Por el contrario la Natividad de Cristo, se ambienta en un paisaje de ruinas clásicas dominado por el color y completada a la izquierda con el rito de la Circuncisión y a la derecha con la Presentación en el Templo, en la que se aprecia al fondo el arca de la alianza, ambas desarrolladas en estancias claramente influidas por la arquitectura renacentista italiana. De esta forma se completa un programa iconográfico coherente y unitario en el que su autor, Pieter Coecke (1502-1550), aúna el canon alargado de las figuras con los elementos arquitectónicos tomados de Vitrubio y el boloñés Sebastiano Serlio, o la rica paleta manierista con fórmulas arcaizantes, evidenciando por un lado su formación con los manieristas de Amberes y por otro la huella de sus estancias en Italia y Turquía, así como el estudio de los tratadistas clásicos.
Bibliografía: RODRÍGUEZ GONZÁLEZ Y HERNÁNDEZ SOCORRO (1991), NEGRÍN DELGADO (1995), BÉTHENCOURT MASSIEU (1995).
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