Tema: Anticatolicismo en el mundo

Otro infame al que los argentinos escuchan y leen como a un brillante, a un iluminado.....


Fernando Vallejo siempre polémico.
“Entre una vaca y un niño no hay mucha diferencia”

De visita en Buenos Aires para presentar su nuevo libro en la Feria, el escritor colombiano habló en exclusiva con Crítica de la Argentina. Confesó su antipatía por Cristina Fernández y explicó por qué no cree que la pederastia sea un pecado.

El monstruo, el herético, la pelota de odio, está ahí nomás, en el balcón de la editorial sacándose las fotos que ilustran esta nota. Parece más un atildado galán de telenovelas de los años 60 que lleva con elegancia su adultez que al provocador que dice –seriamente– que no ve más inmoral comer un asado de vaca que un asado de niño.

Su última novela, El don de la vida, es un largo diálogo lleno de maldades varias. Un señor muy mayor lleva apuntadas en una libreta todas las personas que conoció y que se han muerto. La muerte es, entonces, el tema.

–¿Por qué en la novela la Muerte está escrita con mayúsculas?

–El castellano está enfermo de mayusculitis. Le estamos poniendo mayúsculas a todo. Hace cincuenta años, presidente, papa, república, constitución, todo se escribía en minúscula. En el caso de la muerte, pues en el medievo se la escribía con mayúscula porque se la personificaba. La muerte era un protagonista… digamos que la puse con mayúscula por extravagancia, porque si me estoy dando cuenta de la mayusculitis, ¿cómo voy a caer en ella? Pero le estoy quitando la mayúscula a los demás. Sólo se la estoy dejando a ella.

–Es una demostración de respeto.

–Sí, claro.

–¿Estuvo hablando con la muerte?

–Pues lo que pasa es que vivir es morirse de a poquito, y morirse es acabarse de morir. Estamos muriéndonos todos los días un poco. Se está muriendo todo lo que conocemos, las personas, las calles, los edificios nos los están tumbando; la música que oímos se está acabando, pasa de moda; los personajes de la política que llenaron nuestro momento en el pasado ya no existen, ya pasaron; los presidentes que llenaron la vida de un país, cuatro años, ocho años, después desaparecen. Todo está desapareciendo, todo se está muriendo.

–Cuando uno ve que se va acercando el momento en que se supone llega la muerte propia, ¿cambia su relación con ella?

–El niño y el joven no tienen muy clara la idea de la muerte. Cuando llegué a México, hace 17 años, llevaba dos muertos nomás en mi vida, mi abuelo y algún conocido. Ahora en la libreta que resolví hacer por molestar y por desocupación, ya voy por los 700, 700 personas que conocí y se murieron.

–Ah, ¿esa libreta existe en la realidad?

–Sí.

–¿Cómo la hace?

–Pues, mira, la tengo que hacer en computadora porque tiene que ir por orden, alfabéticamente, sino repito los nombres y para encontrar uno me tardaría mucho. La imprimo cada tanto y listo, sino se complica mucho, se sigue muriendo gente a cada rato, dos por mes.

–En su última novela, el protagonista tiene conceptos fuertes sobre la presidenta argentina, ¿usted qué piensa de Cristina Fernández de Kirchner?

–Yo siento un desprecio inmenso por todos los presidentes y por todos los políticos del mundo, por todos. Tengo el peor concepto de todos los que ocupan altos cargos públicos. Ellos se llaman servidores públicos, pero no lo son. Son aprovechadores públicos. Todo el que está en el poder es un granuja, aquí y en Constantinopla, no puede ser de otro modo. La política no es una profesión digna del ser humano. Es indigna.

–Y dentro de ese grupo, ¿qué opina de la presidenta argentina?

–Siento una antipatía muy grande por ella. Sin ninguna razón, como me ocurre con mucha gente, por el solo hecho de verla; no le busco razones a lo que tengo claro. Si siento antipatía por alguien no le busco razones por qué no sé, simplemente lo siento así, punto.

–Por lo que se ve en esta última novela, tiene un interés especial por la Argentina.

–Y no sólo me interesa, sino que la quiero y me gusta y me siento muy feliz en Buenos Aires y me siento muy cerca de la mentalidad argentina, porque no es que hablemos el mismo idioma, es que vamos casi por los mismos cauces mentales, los colombianos de mi tierra, Antioquia, y los argentinos.

–Si quiere tanto Argentina debe tener seguro unas cuántas diatribas contra este país, si no, no sería usted.

–Realmente no las tengo.

–Me desilusiona.

–Es que no las tengo. Buenos Aires es una ciudad hermosa que ama los libros, una ciudad culta, es la capital espiritual de la lengua española, es la gran ciudad del idioma que no es Bogotá, no es México.

–¿No es Madrid?

–No. Es Buenos Aires. Qué maravilla que lo siga siendo, pese a la situación económica y política que vive ahora.

–Desde acá pensamos que ya no somos.

–Sí. Entiendo muy bien que piensen que ya no son, porque ya no son los que quisieron ser o los que soñaron que eran, pero en el fondo es un país que quiere a los libros, aunque también es futbolero, ganadero. La ganadería, los mataderos, los carniceros son una infamia y el fútbol… el fútbol es una estupidez, pero esa es la Argentina fea.

–Es raro que nos quiera tanto siendo que somos el país mas carnívoro del mundo.

–Con Uruguay, sí, pero lo dejarán de ser y no por razones morales, que la humanidad no avanza moralmente, sino por razones ecológicas. Si no hay comida para la gente, hay que terminar con el descalabro de la cantidad de habitantes del mundo.

–¿Y cómo se podría prohibir la reproducción?

–Con campañas, mostrando la imposibilidad de seguir creciendo en esta forma y que la explosión demográfica es la fuente de todos los problemas. Todos son menores al lado de éste, éste es el gran problema y la fuente de casi todos los otros.

–¿Pero se le puede prohibir a la gente el placer de fornicar?

–Es que ése es el asunto, tenemos que separar el sexo de la reproducción. Por primera vez en la historia, una especie puede separar las dos cosas. Del sexo no nos vamos a liberar nunca porque está grabado en las neuronas cuando nacemos, y otra cosa es el sexo destinado a la reproducción, que es un crimen, porque sostengo que nadie tiene derecho a reproducirse, porque eso es imponer una carga insoportable de dolor y es imponer la enfermedad y la vejez y la muerte; no otra cosa es lo que se impone cuando se impone la vida y se tienen hijos.

–Es exactamente al revés del mensaje de la Iglesia católica.

–La única Encíclica de Pablo VI dice que no sólo el sexo estaba prohibido por fuera del matrimonio, sino dentro del matrimonio prohibía el que no estuviera destinado a la reproducción. Me da la impresión de que este hombre inmoral se ha arrepentido de semejante torpeza y metida de pata porque no hizo ninguna otra encíclica. Juan Pablo II retomó esta infamia. Durante los 26 años y meses de pontificado de Wojtyla la población mundial subió de 3.200 millones a 6.400 millones. No hay más grande responsable de ese crecimiento enloquecido y disparatado de la población que este señor. Es el personaje más nefasto que ha tenido la humanidad, no digo que sea el más asesino. Si vamos a papas asesinos tenemos el más poderoso que fue el papa Inocencio III, pero no hay nadie que haya hecho tanto daño a la humanidad como Juan Pablo II. Ahora lo van a canonizar, total el santoral está lleno de criminales y maniáticos sexuales. Benedicto en cambio es una mansa paloma porque ya no tiene poder, no tiene la capacidad de engaño de multitudes que tuvo el otro. Ahora estamos asistiendo al derrumbe de la Iglesia católica, así como vimos el del comunismo, que fue una plaga de la humanidad que duró poco, 70 años. Ahora estamos viendo la plaga que se está deshaciendo ante nosotros, por lo menos la gran secta de ellos que es la católica, porque las protestantes la están reemplazando aquí en América Latina. Y lo que está dando la muerte al monstruo es el escándalo éste de la pederastia, que es un delito menor, si es que algún delito hay ahí, porque los grandes crímenes de la Iglesia están enterrados en la memoria de todo el mundo, empezando por el de ella misma.

–¿Por qué dice “si es que hay algún delito ahí”?

–Pues porque yo no veo ningún delito en que un cura masturbe a un muchachito, no le veo la gravedad que le están dando en esta sociedad hipócrita en la que vivimos. Veo gravísimo que alguien en un matadero acuchille a una vaca, que es un pobre animal que está aterrorizado, que siente la sed, el hambre, como nosotros, el miedo, el terror, y luego para que lo comamos. Eso me escandaliza muchísimo, que un cura masturbe un muchachito, no.

–¿Qué tiene de inmoral comer un asado?

–¿De niño? Un asado de niño, creo que nos podríamos comer un niño al horno, asado, con chimichurri, con chile mexicano, con ají colombiano.

–No vería ahí nada inmoral.

–Pues la misma inmoralidad que le veo comerse una vaca, porque entre una vaca y un niño no hay mucha diferencia. Entre un ser humano y una vaca las coincidencias son muchas.

–A ver si lo entiendo, para usted si el cristianismo termina por los crímenes de pedofilia, es como Al Capone, que cayó por los impuestos.

–Exactamente, está muy bien la comparación. Sólo que los jueces que perseguían a Al Capone sabían que había otros delitos atrás, y que había que atacarlo por algo. Los que están atacando al catolicismo no tienen memoria de los infinitos crímenes de sangre cometidos por la Iglesia en el curso de su historia.

–Si usted hubiera cometido pederastia, ¿lo diría?

–Sí, pero no se puede cometer pederastia porque no es un pecado. Si hubiera tenido relaciones, con niños lo diría, pero ¿sabe una cosa? A mí no me gustaron nunca los niños, pero ahora con tanta prohibición me están empezando a gustar.

–Eso en la Argentina se llama “mal llevado”.

–“Mal llevado”... está muy bien la palabra. La voy a incorporar a mi vocabulario

Video sobre sectas protestantes y anticatolicismo (ADVERTENCIA: algunas imágenes de los iconoclastas son más que desagradables):