Desde hace tiempo (mucho antes de que se abriera este hilo) tengo la impresión de que con frecuencia se interpretan textos escritos por religiosos y dirigidos a religiosos como si fueran para la Iglesia en general (aunque, claro, contienen mucho que es provechoso para la Iglesia en general). En el caso de los textos citados, el de San Agustín no trae referencia. Tal vez no lo tenía a la mano y lo cita de memoria. Vale. Pero no hay forma de cotejarlo con el original para ver el contexto o si en la traducción del latín es exacta o si se perdió o añadió involuntariamente algún matiz. La de Santo Tomás, habría que ver en qué contexto se dijo. En muchos casos es cierto. Pero dentro de unas relaciones conyugales normales no tiene por qué ser así. Es muy importante matizar y saber de qué está hablando exactamente. Y en cuanto a la cita de San Isidoro, hay que tener en cuenta que castidad no significa necesariamente abstinencia. En el caso de un soltero, sí. Pero un casado puede ser perfectamente casto sin dejar de cumplir el deber conyugal en tanto que sea fiel a su esposa y que no haga nada pervertido. No hay que sacar las cosas de quicio. Ni San Agustín ni el Aquinate yerran en moral sexual. En ningún momento condenan las relaciones sexuales rectamente ordenadas. La Iglesia nunca las ha condenado. Todo lo contrario: el matrimonio es un sacramento. Es decir, que dignifica las relaciones sexuales y las sitúa en su verdadera dimensión. Como todo lo santo, merece cierta dignidad y respeto, y tiene que hacerse conforme a unas pautas ordenadas. Por eso, fuera del matrimonio y fuera de lo rectamente ordenado por Dios es pecado. Pero en sí no tiene nada de malo. Dios mismo ha creado las hormonas, los órganos sexuales y las terminaciones nerviosas que producen placer. Pero lo malo no es el placer, sino el placer desordenado. También ha creado las papilas gustativas, y no por ello es pecado disfrutar de una deliciosa comida. El pecado está en la gula, que lleva a comer en exceso o a emborracharse. ¿Es pecado escuchar una cantata de Bach o una sinfonía de Mozart sólo porque es placentero? Claro que no. Hasta se puede (y no está de más) dar gracias a Dios por haber inspirado tanta belleza. Ahora bien, si uno se pasa el día escuchando música sin dar golpe, eso ya estaría mal. O si escucha con deleite algunas de tantas canciones hoy en boga con letras pervertidas y aun satánicas. Eso sí sería pecado. También produce placer la contemplación de un paisaje hermoso. Dios nos ha creado con la capacidad de apreciar la belleza de una puesta de sol, o de una obra de arte. Son cosas que producen placer, y aunque se puede decir con harta razón que es un placer del alma, es un placer que entra por los sentidos. Otra cosa es entretener la vista contemplando algo impuro sin necesidad. Eso sí es pecado. Bueno, pues con unas relaciones sexuales ordenadas dentro del matrimonio pasa lo mismo. Dios ha creado a los seres humanos con la capacidad para disfrutarlas, de modo que es otro motivo más para alegrar la vida por el que pueden dar gracias a Dios. Y no olvidemos que las relaciones sexuales son anteriores a la Caída, de modo que no pueden ser algo trabajoso ni un castigo.
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