Vivir en patriota
El sentido nacional y el patriotismo de un joven nacen de la necesidad espiritual y biológica de un pueblo que siente cómo se disgrega, o de cómo sus enemigos disponen de él. El patriota se siente renacer con su pueblo. A la vez en deuda con él. El patriota sabe que su senda en declive a remontar ni es corta ni fácil. La ve llena de dificultades: parte de sus hermanos se rindieron al enemigo, en muchos casos los más dotados, que los Estados enemigos y opresores se unen para luchar contra él, para hundir en el fango sus aspiraciones nacionales.
Pero el patriota se conciencia de que hay que actuar; el patriotismo es acción, combate diario, lucha sin tregua. Por ello el patriota de verdad, el patriota de acción, desde el mismo instante que decide optar por este nuevo camino se percata de que cualquier retroceso pesaría sobre su espíritu y que cualquier renuncia es una traición. Un patriota piensa distinto a los demás. No piensa en sí. O piensa en sí mismo a través de su Patria. A salar siempre. A proteger en todo momento, a atacar y combatir sin descanso. Generosidad, entrega, servicio. Sin estas virtudes no se es patriota. Porque hay que darlo todo, cuerpo y alma, nombre, honor, riquezas, igual que los que entran en religión. Queremos ser nosotros mismos, libertad para nuestra Patria que supo forjar hombres libres que llevaron por el mundo el germen de su cultura, de su hombría, de su libertad y de su religión. Evangelizar, llevar la luz, el mensaje de Dios, salvar a los hombres y a los pueblos. Vivir en patriota. De continuo en el vértice del huracán. Aquí no cabe el espectador, ni el mirón. El espectáculo no es ajeno. Vive. Y viven en él los que sufren. Y se saben encausados de un modo u otro. Por su aspiración, por sus palabras, por sus silencios. Todo en él aparece como peligroso a los desorbitados ojos de un Estado antiespañol y policial que le ahoga, que lo explota.
Para el patriota la cárcel y el destierro, la persecución y la tortura, el sacrificio, hasta más allá de los límites. Pero hay muchas formas de lucha. Para empezar basta con que todos los días y a todas horas trabaje por la Patria, que dormido sueñe con ella, que soñoliento se evada de su raíz atávica encadenada. Que diga: “Quiero ser un obrero más en este renacimiento. Y allá voy, a machacar la piedra, a formar la masa, a delinear los planos, a dar calor y color... a lo que sea preciso hacer".
Con él caminan patriotas de todas las tierras, de todos los sitios, que ponen la confianza en el propio esfuerzo. Y al final no hay pueblo que sepa resistir el empuje arrollador de una juventud que se empeñó en salvar a la Patria. Podrá sucumbir la primera generación de jóvenes, la que columbró la luz de la renovación y de la libertad. Otra vendrá después, y otra... todo patriotismo hispánico ha de ser perpetuamente joven, como la poesía, puro y limpio, como las cosas grandes, arrollador, implacable, al menos hasta que haya conquistado el mundo. Y éste no vendrá de los ancianos, de los que padecieron crisis de ideario, de los que murieron de viejos sin ser nunca jóvenes. No hay pacto con nada ni con nadie hasta que no se alcance la libertad y se pueda hablar de tú a tú al enemigo, hasta que no se le aplaste y venza.
Sólo son patriotas aquellos que aspiran a una Patria libre. La batalla por nuestra libertad cabe en un principio que sea acción de unos pocos, pero llega el día en que todos y cada uno de nosotros debe responsabilizarse con ella.
Varias son las antorchas del patriotismo. Primera es la de desarraigar los vicios perniciosos de la sociedad burguesa, la otra la de hacer justicia al obrero. No tiene categoría de pensamiento vigoroso el pretender la liberación de una nación dejando oprimido dentro de ella al hombre. Y la tercera puede ser lo mismo que la cuarta o que la quina, o la sexta... la de estar alerta siempre contra los enemigos de Dios y la Patria, dispuestos a luchar contra ellos. El patriotismo propugna un movimiento nacional, un bloque puro y duro, hispánico, para defender a sus militantes de la represión, para hacer frente al Estado, para hacer la guerra al orden establecido, para luchar contra el separatismo traidor y asesino, para, tal vez, morir en combate.
Revista L'esclat
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