Es imposible la construcción de una vida nacional normalizada cuando la sentencia de un "presunto" trinbunal, cuyos miembros son elegidos por los políticos, ¡manda cojones!, y es que como dijo "el Guerra: Montesquieu ha muerto", sostenga semejante disparate inmoral cuando un feto puede ser sujeto de derechos sucesorios a título póstumo. Y aunque la fotografía es desgraciadamente desagradable, es importante que se vea bien, porque el asesinado era una persona a todas luces. ¡Genocidio! y ¡genocidas quienes lo promueven, practican y justifican!