Estimado Españolista:

Todos hemos aprendido mucho con tus aportaciones. Pero me da la impresión que no has querido aceptar algunas de las cosas que claramente se han expuesto aquí. Veo que sigues considerando a La Montaña el único territorio con derecho a llamarse cántabra cuando te he mostrado que el País vasco, la rioja y la Provincia de Burgos desde su capital para arriba tienen el mismo derecho a llamarse así que los nueve valles. No solo por haber pertenecido al Ducado de Cantabria sino porque se mantuvo a lo largo de la historia desde su desaparición un uso culto de cantabria y de cántabros para denominar estas tierras, como de igual manera sucedió en los nueve valles.

Otra cosa que no has reconocido es que el término Cantabria fuera un cultismo (y quizás una referencia geográfica amplia sin limites claros) por varias razones. Una de ellas la has dado tú:

El Bastón de Laredo se extiende por toda la costa del Océano, desde los Pueblos llamados Encartaciones, hasta Asturias y por la raya de Asturias y Castilla la Vieja hasta la ciudad de Frías que confina con la Bureba. Esta es toda su extensión. Nadie duda ni puede negar que ella fue territorio de la Cantabria, verdad irrefragable, acreditada en documentos de antigüedad
Es decir que para acreditar que el Bastón de Laredo era parte de cantabria no se basa en que todos sus habitantes se autodenominaban cántabros de mandra habitual y universal, sino que lo pretende probar mediante DOCUMENTOS ANTIGUOS. ¿Tú crees que haría falta esto si fuera por todos sabido quien era cántabro y quien no, y que era Cantabria y que no? ¿Cómo pudo empezar a decirse a partir de la Historia Silense ( año 1.100)que Navarra equivalía a cantabria si este termino hubiera sido de uso corriente y con unos límites bien claros por los que habitaban los antiguos límites de dicho ducado? No existían esos claros limites porque para ello necesitas una realidad administrativa o una realidad geográfica bien definida, y Cantabria no era ninguna de las dos. Es que no estamas hablando que la falacia histórica de situar a Navarra en el Ducado de Cantabria fuera dicha por cuatro eruditos a contracorriente de la opinión general, no, es que hasta el papado llama cántabros a los Navarros peninsulares. He dado bastantes ejemplos (tú del s.XV hasta el 1659 no has dado ninguno para La Montaña) de como era un uso culto, pero frecuente, entre navarros llamarse así. Estos errores serían impensables en Galicia, donde a pesar de no existir una realidad administrativa contínua con este nombre si que ha existido una delimitación más concreta y un uso popular y universal entre los gallegos. ¿Te imaginas que hubiera pasado si yo que sé, un erudito hubiera reclamado de repente que Asturias era la verdadera Galicia? Pues al ánonimo de la Historia Silense le hicieron mucho caso. Este cultismo se fue popularizando en La Montaña durante el s.XIX gracias al padre Henrique Flórez, pues a partir de ahí pudo considerarse La Montaña como la única cantabria válida. Muestra de que aún no era de uso corriente y normal al 100% en 1975 es que muchos montañeses reuían considerarse Cántabros y consideraban a este un término político.

Luego está el tema de los diversos intentos desde el s.XVI de constituir una provincia propia. Nadie los niega, pero es más factible pensar que eran minoritarios y que además no se basaban en ese localismo diferenciador de Montaña-Castilla sino en intereses económicos para demandar estos cambios, después de todo los pedía gente cultivada y no el pueblo a base de revueltas por no sentirse castellanos.

Hay que aceptar que La Montaña no se definía ni se define como Castilla culturalmente desde la Baja Edad Media, es una realidad. Pero el problema es que La Montaña abarcaba hasta casi la ciudad de burgos. El mismo documento que has expuesto en el que se pide ser denominada Cántabra la sociedad, dice que Oña (busca sino sabes donde está) está en Cantabria. Y el que acaba de poner Michael llama La Montaña hasta los montes de Oca, a diez kilómetros de Burgos capital. Hay que considerar políticamente e históricamente a La Montaña como Castilla La vieja eso tampoco cabe duda. Pero desde el tradicionalismo ¿Cómo habríamos de conjugar esta diferencia en el ámbito cultural e histórico? Esa es la pregunta difícil.