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Tema: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

  1. #1
    Martin Ant está desconectado Miembro Respetado
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    Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Un sistema de referencia es un punto o marco que se toma como base o fundamento para la realización de cálculos en torno a él. En este sentido puramente matemático, no constituye en sí ninguna representación de la realidad física, sino que solamente se utiliza a efectos puramente instrumentales o utilitarios.

    Es por ello que siempre es posible realizar un cambio de sistema de coordenadas con el fin de realizar los cálculos de un modo más sencillo o rápido, sin que por ello mismo se suponga que el nuevo sistema de referencia en torno al cual se realicen los cálculos implique, igual que en el caso original, una genuina representación de la realidad física.

    Pongamos un ejemplo. Tenemos dos coches que se mueven por una carretera. Estos dos coches se mueven a velocidades constantes y distintas si son observados desde un sistema de referencia "estacionario" S adjunto a la carretera.



    En un momento determinado ambos coches aparecen separados por 100 metros de distancia el uno respecto al otro. El coche de delante (número 1, de color azul) viaja a una velocidad de 10 m/s, y el coche de detrás (número 2, de color verde) viaja a una velocidad de 20 m/s. Si queremos hallar en qué instante del tiempo alcanzará el segundo coche al primero, cabe poder elegir, para resolver el caso, tres "sistemas de referencia" distintos.

    En primer lugar, podríamos observar los dos coches estando nosotros encima de la carretera. Definimos nuestro sistema de referencia S del siguiente modo: estamos quietos a un lado de la carretera y accionamos un cronómetro en el instante mismo en que pasa el segundo coche delante nuestro, lo cual ocurre justo cuando la distancia de separación entre los dos coches es de 100 metros. Como hemos dicho que los dos coches van a velocidades uniformes, podemos determinar sus posiciones con las siguientes fórmulas:

    x1 (t) = x0 + v1t ; En el instante t = 0, tenemos para el primer coche: x1 (t) = 100 + 10t

    x2 (t) = x0 + v2t ; En el instante t = 0, tenemos para el segundo coche: x2 (t) = 0 + 20t, x2 (t) = 20t

    Vemos que en el tiempo t = 0 las fórmulas nos indican que el primer coche está a 100 metros más allá de nosotros y el segundo coche está justo delante nuestro.

    Hay que encontrar el tiempo en que x1 = x2. Por tanto igualamos ambas ecuaciones y tenemos:

    100 + 10t = 20t;

    100 = 10t;

    t = 10 segundos.

    A su vez, podemos escoger un sistema de referencia S´ situado en el primer coche. En este caso, el primer coche se considerará estacionario y el segundo coche se estará aproximando a una velocidad de v2 - v1 = 20 m/s - 10 m/s = 10 m/s. Para poder alcanzar al primer coche, el segundo necesitará de un tiempo igual a:

    t = d / (v2 - v1) = (100 m) / (10 m/s) = 10 segundos.

    Como se vé obtenemos el mismo resultado de antes. Y obsérvese también que esta segunda forma de resolver el problema ha sido más fácil.

    El tercer sistema de referencia iría unido al segundo coche. Este caso es igual al anterior, sólo que aquí se considera estacionario al segundo coche mientras que al primero se le considera yendo hacia atrás a una velocidad de 10 m/s.

    De esta forma vemos que podemos pasar a otro sistema de referencia los cálculos y medidas realizadas en base a un sistema de referencia previo o primeramente elegido, obteniendo en ambos los mismos resultados.

    Ésa es la razón por la que los científicos consideran matemáticamente equivalentes los sistemas geocéntrico-heliocéntrico, porque da igual que, para la realización de los cálculos, se tome como sistema de referencia (es decir, que se considere en reposo) a la Tierra o al Sol para la realización de los cálculos.

    Por ejemplo, Stephen Hawking admitía en su último libro publicado lo siguiente:


    "Así pues, ¿qué sistema se ajusta más a la realidad, el ptolemaico o el copernicano? Aunque es bastante habitual que se diga que Copérnico demostró que Ptolomeo estaba equivocado, eso no es verdad. (…) podemos utilizar ambas visiones como modelo de Universo, ya que nuestras observaciones del firmamento pueden ser explicadas tanto si suponemos que la Tierra o el Sol están en reposo. A pesar de su papel en los debates filosóficos sobre la naturaleza de nuestro Universo, la ventaja real del sistema copernicano es simplemente que las ecuaciones de movimiento son mucho más simples en el sistema de referencia en que el Sol se halla en reposo."

    Fuente: "El Gran Diseño". Stephen Hawking y Leonard Mldoninow. Ed. Crítica. Página 50
    .


    Así pues vemos que la única razón por la que un científico pueda autodenominarse heliocentrista es por una pura razón de conveniencia, es decir, por razones puramente ideológicas. El problema, como muy bien decía el gran cosmólogo George Ellis, es que esto no lo reconocen (o no quieren reconocerlo) la mayoría de los cosmológos en sus afirmaciones. George Ellis dice lo siguiente:


    "La gente debe ser consciente de que existe una gama de modelos que podrían explicar las observaciones, (...). Por ejemplo, yo podría contruirte un universo esféricamente simétrico con la Tierra en su centro, y tú no podrías refutarlo basándote en las observaciones. (...) Tú solamente podrías rechazarlo por razones filosóficas. En mi opinión no hay absolutamente nada de malo en ello. Lo que quiero sacar a la luz es el hecho de que estamos usando criterios filosóficos a la hora de elegir nuestros modelos. Muchos cosmólogos tratan de ocultar esto.”

    Fuente: “Profile: George F. R. Ellis,” W. Wayt Gibbs, Scientific American, Octubre de 1995, Vol. 273, No. 4, p. 55.


    El problema de todo esto, evidentemente, radica en la posibillidad fisica de los resultados que puedan derivarse de un cálculo matemático. Es obvio que, matemáticamente, podrá calcularse de manera igual el tiempo de aproximación mutua de una persona y de la Tierra, tanto si partimos de considerar que es el hombre el que se va acercando o bajando hacia la Tierra como si es la Tierra la que se va "acercando" o "subiendo" hacia el hombre; digo que matemáticamente el resultado del cálculo del tiempo de "colisión" (mediante las correspondientes ecuaciones) será el mismo partiendo de ambos sistemas, pero no es menos obvio que uno de esos sistemas tiene fundamento físico y el otro carece de él.

    El hecho de que se pueda considerar ambos sistemas como igualmente viables, desde un punto de vista físico, constituye una invasión de carácter ilegítimo por parte de las matemáticas dentro del campo de la física y, por ende, de la filosofía (o de las implicaciones filosóficas dentro de la física y la cosmología).

    Propiamente, el matematicismo es una forma de logicismo, es decir, un método encubierto en virtud del cual se trata de hacer creer en una determinada "metafísica" o "cosmovisión" partiendo de un apriorismo ideológico y tratándolo de "fundamentar" a través de una supuesta metodología "neutral", en virtud de la cual, por medio de una concatenación (más o menos compleja) de sucesivas deducciones lógicas y matemáticas, se llega a una conclusión matemática que sirve de fundamento para una afirmación física completamente gratuita (tan gratuita como el punto de partida apriorístico del que se inició y que contenía en germen la conclusión final).

    Entiéndase que éste es el modo racionalista de pensar que se inició con el método científico moderno. No tiene nada que ver con el uso de las matemáticas para cuestiones de ingeniería o tecnología, que es algo que fue utilizado siempre en todas la civilizaciones desde la antigüedad en adelante. Etienne Gilson, en su libro La Unidad de la Experiencia Filosófica, hace esta importantísima distinción cuando entra a analizar el pensamiento racionalista moderno que se inicia en el siglo XVII ( de la mano de Descartes, Galileo, Newton, etc...). Gilson observa que una cosa era la aplicación de las matemáticas para cuestiones prácticas o de ingeniería (arquitectura, navegación, etc...) en donde impera la ley de la prueba-ensayo-error, y otra cosa muy distinta es aplicar las matemáticas para las cuestiones teóricas filosóficas, es decir, utilizar las matemáticas como un fin en sí mismas en virtud de las cuales puedan inferirse legítimas conclusiones filosóficas.

    Éste último caso corresponde a una mentalidad racionalista que, en última instancia, es una mentalidad matematicista, que trae consigo las propiedades de las matemáticas tomadas en sí mismas, y las generaliza considerándolas como criterios del pensamiento. No deja de ser, en cierta forma, lógica la idea de la ausencia de causalidad que impera en toda la mentalidad racionalista. Vista la estructura de una ecuación, los matematicistas, generalizando las propiedades de la misma, llegan a la conclusión de que no se puede decir nunca de algo que éste sea realmente el efecto de una causa o la causa de un efecto. Se podrá hablar de una cierta correlación basada en la experiencia, pero el concepto de causalidad queda completamente desterrado. "Debemos" a David Hume el haber desarrollado la mentalidad matematicista hacia sus consecuencias últimas.

    A continuación, eliminado el concepto de causalidad, lógicamente se sigue la eliminación del concepto de finalidad. Y de la eliminación de los principios de causalidad y finalidad, se llega finalmente con Hegel a la eliminación lógica y definitiva del principio de no contradicción, consagrándose así, de manera definitiva, el relativismo absoluto y el asesinato de toda metafísica, que están en la base del pensamiento modernista (tanto el moderno fuerte que le dio origen como el posmoderno débil de sus últimas consecuentes manifestaciones) caracterizado por el trío del historicismo-hermenéutica-existencialismo (que de manera excelente recogiera y explicara el Cardenal Siri en su imprescindible libro Getsemaní).

    Entiéndase que una vez que se abre la puerta al binomio: "apriorismo como punto de partida–desarrollo lógico-matemático del apriorismo", se llega siempre a una conclusión totalmente arbitraria (contenida potencialmente en el apriorismo del que se parte). Se trata de pseudosoluciones que se explican por sí mismas. Que se autocontienen dentro de su propio sistema artificialmente construido. Es decir, se caracterizan por un razonamiento puramente circular (coherente con la mera existencia de una reciprocidad carente de todo nexo causal, el cual queda eliminado, como vimos antes) del que nunca se puede sacar una auténtica conclusión explicativa o descriptiva de la realidad física. Y, no sólo eso, sino que además su sistema es infinitamente flexible (como las matemáticas mismas de las que siempre parten) para obtener cualquier resultado que, en virtud de aquel apriorismo de partida, se quiera llegar.

    Me atrevería a decir que es una especie de "magia negra" o "hipnotizadora" que, no por las matemáticas mismas que en sí no son malas, sino por un uso (o mejor dicho, abuso) torticero de las mismas se trata de hacer creer, gracias a ellas, cualquier cosa.

    El colmo de esta tendencia iniciada en el siglo XVII llegó, en el campo de la física o filosofía cosmológica, a la Teoría de la Relatividad de Einstein, capaz toda ella, en virtud de su aparato esencialmente matemático, de asimilarse a cualquier "realidad física" que se pueda imaginar o elaborar con la imaginación.

    No sólo se construían los modelos matemáticos en primer lugar, sino que luego se les trataba de dar una traducción en la realidad física. Es decir, no se trataba ya de considerar a las matemáticas como un auxiliar en la comprensión de la realidad, sino que se trataba de "ajustar" la realidad a esas matemáticas salidas del caldo de cabeza del matemático.

    Pongamos un ejemplo típico de física: la caída de un objeto desde una altura. Pongamos que se lanza a una velocidad inicial de 50 m/s desde una altura de 100 metros. Se trata de calcular el tiempo que tardará en llegar al suelo. Consideramos la acelaración de la gravedad = 10 m/s2 , para simplificar. Consideramos el suelo como punto de referencia.

    La ecuación del movimiento es la siguiente:

    x = x0 + v0t + 1/2gt2; sustituyendo los valores queda:

    0 = 100 -50t -1/2 · 10 · t2; ajustando queda una ecuación de segundo grado:

    5t2 + 50t -100 = 0; de la cual se obtienen dos raices: x1 = 1,7 segundos, y x2 = -11,7 segundos.

    Evidentemente de las dos soluciones sólo una tiene sentido físico: la primera. Es decir el objeto tardará 1,7 segundos en llegar al suelo. La otra solución no tiene sentido físico ninguno.

    Es decir: una cosa es que ambas raíces satisfagan (como, de hecho, satisfacen) la ecuación matemática en cuestión. Pero otra cosa distinta es que sólo una de ellas tenga sentido físico o se ajuste a la realidad, mientras que la otra carezca por completo de sentido en la realidad física (no existe el tiempo físico negativo, es absurdo).

    Pues bien. Todos los conceptos matemáticos de la geometría de Riemann, de las fómulas matemáticas de Fitzgerald-Lorenz, etc..., no eran en su origen más que "juegos" matemáticos, elaborados sin ningún sentido físico. Fue Einstein el que quiso darles un sentido físico (curvatura del espacio, contracción de la materia, dilatación del tiempo, etc...).

    Y a su vez, llevó a sus últimas consecuencias el factor matemático de la invarianza de los sistemas de referencia, utilizando para ello el aparato matemático de Gregorio Ricci-Curbastro y su famoso cálculo tensorial que permitía la reciprocidad e intercambio de cualquier variable con otra (con independencia de las diferencias substanciales o físicas existentes entre ellas) para la obtención de cualquier resultado matemático, por muy disparatado que fuera en lo que a sus conclusiones o traducciones físicas se refiere.

    De esta forma se daba "base" matemática al intercambio o amalgamiento de variables espaciales con variables temporales acuñándose el término de "espacio-tiempo", así como se inventaban nuevas realidades físicas por razones de exigirlas las apriorísticas ecuaciones matemáticas: así, si la ecuación daba como resultado infinito (∞), eso quería decir no que la ecuación matemática estuviera mal, sino que debía haber en la realidad física algo que se ajustara a lo predicho por la ecuación matemática.

    Entiéndase el cambio de perspectiva completamente esquizofrénico de todo esto. Repito: con el método científico moderno ya no se trata de ajustar las matemáticas a la realidad (como podía hacer la autolimitada geometría realista de Euclides, por ejemplo) sino que se trata de que la realidad física se ajuste a las conclusiones matemáticas, a las que arbitrariamente se llega. Por ejemplo, la solución infinita antes mencionada se ajustaría (según Hawking) a la presunta existencia de un llamado "agujero negro". Lo mismo con todas las demás sustancias puestas ad hoc como consecuencia de las ecuaciones: inflación, materia oscura, energía oscura y cualquier cosa que se pueda imaginar.

    Desde luego tenía razón George Ellis. Con las matemáticas se puede construir cualquier modelo cosmológico. El problema está en que los cosmólogos no quieren reconocer que se mueven por apriorismos ideológicos a la hora de elaborar sus complejas ecuaciones diseñadas para dar la solución que a ellos les plazca y luego concluir que eso se corresponde con la realidad física.

    Nunca se insistirá lo suficiente en las terribles consecuencias e implicaciones FI-LO-SÓ-FI-CAS que supuso la eliminación de la Tierra como sistema de referencia fijo de todo el Universo. Una vez conseguido el "éxito" del nuevo método en la cosmología, no tardaría en ampliarse a todas las demás ramas de la filosofía (política, jurídica, moral, social, economía, psicología, etc...) para justificar, "por razones científicas" (mediante ese método "neutro"), cualquier cosa que se imaginara uno.
    Última edición por Martin Ant; 10/10/2014 a las 20:31

  2. #2
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    No deja usted de abrir un hilo tras otro con la misma temática, sólo que partiendo desde diferentes puntos de partida. La única finalidad que tienen es la de salirse con la suya: el error de que la Tierra está en el centro del Universo. Dicha hipótesis quedó refutada desde hace siglos con la demostración física mientras que, como usted mismo afirma, desde la especulación filosófica y matemática, o sea sentado en un sofá con una taza de café o con una pizarra delante, cualquiera con conocimientos suficientes puede elaborar cualquier modelo de Universo o de hipótesis sobre epiciclos, deferentes y otras historias de ciencia-ficción que se le ocurran. El problema es que luego los hechos suelen tener la costumbre de llevar la contraria en cuanto se fundamentan en la Física de aquello sobre lo que se fantasea.

    Hace tiempo que dije que cualquiera puede comprobar fácilmente que todos, TO-DOS, tenemos la sensación de estar en el centro de cuanto nos rodea allá donde vayamos, pero eso no significa que seamos del centro de nada. Puede usted elaborar todos los ejemplos que se le ocurran, o que le hayan sido sugeridos por los escritos del Sr. Gorostiza o del Sr. Sungenis. La respuesta sigue siendo NO, no estamos en el centro de nada, pero somos el centro de nuestra existencia en el Cosmos.

    Y prescindiendo de filosofías de salón, recomiendo a los lectores que lean manuales de Astrofísica. Pues no existen confabulaciones paranoicas contra la Iglesia Católica, pues sus enemigos (Hawking, Dawkins, Atkins, etc., ) ya se encargan de actuar a las claras, de forma pública y abierta en contra de Dios. Mientras que en todas las ciencias se dan proporciones estadísticas similares entre creyentes y no creyentes a las que se dan entre la población en general. Los datos existen y están publicados. Todo el problema que subyace aquí, es la terquedad de unos cuantos, principalmente entre grupos no católicos de herejes, en mantener una literalidad testamentaria, al tiempo que otros que si son católicos pero asocian la "pureza" del Dogma con hipótesis surgidas de las mentes de paganos. O Platón o Aristóteles ¿verdad? pues parece que olvidamos que todo esto ya está dicho aquí y allá, pero el modelo aristotélico de Universo es el opuesto al del Génesis, y el modelo platónico abre las puertas a toda clase de fantasías filosófico-matemáticas, incluidas las de Furier. Por otro lado, usted se empeña en seguir usando los términos de Ellis a su conveniencia, cuando usted mismo reconoció que no es un geocentrista, ¿entonces porqué Ellis afirma lo que usted reproduce? la respuesta es bastante obvia: por que no le concede más importancia que la anecdótica ante la pertinaz actitud de algunos en seguir insistiendo en lo mismo una y otra vez.

    No sé si se da cuenta de que los "geocentristas" tiene perdida la partida por completo. No faltan muchos años para que los primeros astronautas que pisen el suelo de Marte tengan la ocasión de comprobar como el cielo gira alrededor de ellos... ¡¡¡ Anda, mira, igual que en la Tierra !!! se dirán "asombrados" unos a otros. Lo que yo me pregunto es como resulta posible que tanto frailuno del medioevo y primeros siglos de la Edad "Moderna", ocupándose de lo que no les correspondía, nunca atendieron a esto en lugar de epiciclos y deferentes circulares existentes sólo en la imaginación de algunos matemáticos antiguos:


    [B]"De Yavé es la tierra y cuanto encierra, el universo y los que en él habitan"[/B] SALMOS 24 (23)

    En algunas traducciones se sustituye Universo por Orbe, pero es lo mismo, tienen el mismo sentido y significado.

    Y aquí no hay "ovnis" que valgan, ni delirantes ideas acerca del pecado original entre alienígenas, ni absurdas ideas de viajes interestelares con intenciones evangelizadoras, tal como he leído en algunas ocasiones exóticas. Supongo que todo cristiano admite la inerrancia de la Biblia, pues seguimos asombrándonos de la ¿ignorancia o intención? de esos clérigos de los que hacía mención antes:

    "Alégrense los cielos y salte de gozo la tierra" (SALMOS 95-11)

    Obsérvese que se afirma "cielos", no "cielo" pues se trata de ideas distintas.

    "Por él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles (...) Todo fue creado por medio de Él y para Él (...) Y por Él quiso Dios reconciliar todas las cosas (...) restableciendo la paz entre el cielo y la tierra por medio de la sangre que derramó en la cruz."

    ( S. PABLO 1, 16-20)


    "Pero nosotros esperamos otros cielos nuevos y otra tierra nueva en que tiene su morada la justicia, según la promesa del Señor."

    2 PEDRO 3-13

    ¿Sabe cuántas veces se repite la palabra universo en la Biblia? 66 veces; ¿y cuántas la tierra es el centro del universo? pues resulta que ninguna. Sólo hay alguna alegoría que se refiere más a la potencia de Dios y a la posición del hombre en relación a la Creación de la Tierra. Y es que ni siquiera se sabe donde pudo haber estado El Paraíso en relación al planeta, ni donde está, naturalmente.

    Lo cierto es que, pese a esta estéril discusión en un hilo tras otro con el mismo tema, las esferas, los deferentes y los epiciclos, fueron los motivos que buscó Ptolomeo para salvar el geocentrismo.
    Tropo dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

  3. #3
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Hay una manera bien sencilla de corroborar el modelo "heliocéntrico" (en el sentido de que los planetas giran alrededor del Sol, no que el Sol sea centro del universo) cógase un telescopio y cuando Venus aparezca antes del amanecer o del atardecer apunte. Las fases de Venus son inexplicables desde el modelo geocéntrico, así de sencillo.
    Libra zagun, mutillak, España lepratik,
    harturik hontarako fusillak bertatik;
    ekarriko dizkigu pakiak gerratik,
    poztutzen dala oso mundua gugatik.

    Españan española da Don Karlosena,
    ekarri zagun hura ahal degun lehenena;
    konfiantza jar zagun oso harentxena,
    berak emango digu gustorik onena

    POR DIOS Y POR ESPAÑA VICTORIOSOS DE TODOS SUS ENEMIGOS, SIN PACTOS NI MEDIACIONES.

    .“Miguel, Miguel, Miguel guria,
    Zaizu, zaizu Euskalerria”.

  4. #4
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    No deja usted de abrir un hilo tras otro con la misma temática, sólo que partiendo desde diferentes puntos de partida. La única finalidad que tienen es la de salirse con la suya: el error de que la Tierra está en el centro del Universo. Dicha hipótesis quedó refutada desde hace siglos con la demostración física mientras que, como usted mismo afirma, desde la especulación filosófica y matemática, o sea sentado en un sofá con una taza de café o con una pizarra delante, cualquiera con conocimientos suficientes puede elaborar cualquier modelo de Universo o de hipótesis sobre epiciclos, deferentes y otras historias de ciencia-ficción que se le ocurran. El problema es que luego los hechos suelen tener la costumbre de llevar la contraria en cuanto se fundamentan en la Física de aquello sobre lo que se fantasea.

    Hace tiempo que dije que cualquiera puede comprobar fácilmente que todos, TO-DOS, tenemos la sensación de estar en el centro de cuanto nos rodea allá donde vayamos, pero eso no significa que seamos del centro de nada. Puede usted elaborar todos los ejemplos que se le ocurran, o que le hayan sido sugeridos por los escritos del Sr. Gorostiza o del Sr. Sungenis. La respuesta sigue siendo NO, no estamos en el centro de nada, pero somos el centro de nuestra existencia en el Cosmos.
    Bueno. Pero ese fantaseo, vestido con ropaje matemático para darle más "seriedad", que tuvo su origen con el denominado método científico moderno, de naturaleza racionalista, es precisamente el que estoy denunciando. ¿Acaso la teoría estrambótica del multiverso (por citar un ejemplo cualquiera de los modelos que se barajan hoy en día) no viene a ser el último eslabón de una cadena iniciada mucho más atrás; en concreto, en el siglo XVII?

    Los matemáticos trataban de hacer creer en la "verdad" del heliocentrismo, aún sabiendo que el modelo tradicional geocéntrico podía dar cuenta de las observaciones y de los mismos cálculos matemáticos-geométricos, cambiando únicamente el sistema de referencia del que se partía para dichos cálculos.

    Esto lo han reconocido muchos cosmológos anticatólicos (Einstein, Hoyle, Hawking, etc...). Por ejemplo, Einstein decía lo siguiente:


    “La lucha, tan violenta en los primeros días de la ciencia, entre las visiones de Ptolomeo y Copérnico carecerían, por tanto, de sentido. Cualquiera de los dos sistemas de coordenadas podría utilizarse con igual justificación. Las dos frases: 'el sol está en reposo y la Tierra se mueve', o 'el sol se mueve y la Tierra está en reposo', simplemente significarían dos convenciones diferentes referentes a dos sistemas de coordenadas distintos”

    Fuente: The Evolution of Physics: From Early Concepts to Relativity and Quanta, Albert Einstein y Leopold Infeld, 1938, 1966, p. 212.



    Pero es que esto también lo han reconocido muchos católicos. Por ejemplo, el entonces Cardenal Ratzinger afirmó lo siguiente en un discurso de 15 de Marzo de 1990 en Parma titulado "La crisis de la Fe en la Ciencia":


    Hoy en día, las cosas han cambiado. De acuerdo con Bloch, el sistema heliocéntrico –igual que el geocéntrico– se basa en presuposiciones que no pueden demostrarse empíricamente. Entre éstas, juega un papel importante la afirmación de la existencia de un espacio absoluto; ésa es una opinión que, en todo caso, ha sido cancelada por la Teoría de la Relatividad. Bloch escribe, en sus propias palabras: “Desde el momento en que, con la abolición de la presuposición de un espacio vacío e inmóvil, el movimiento ya no se produce más hacia algo, sino que sólo existe un movimiento relativo de cuerpos los unos entre los otros, y por tanto la medición de ese [movimiento] depende en gran medida de la elección de un cuerpo para que sirva como un punto de referencia, en este caso, ¿no sería simplemente la complejidad de los cálculos lo que haría impracticable la hipótesis [geocéntrica]? Tanto entonces como ahora, uno podría suponer a la tierra como estando fija y al sol como moviéndose.”

    Es por ello que, siendo los dos sistemas de referencia iguales, las razones de elegir entre uno u otro son puramente filosóficas (o ideológicas).

    Por ejemplo, Einstein decía lo siguiente en una conferencia en Kyoto en 1922:


    (...) Este fue el primer paso que me llevó a la teoría de la relatividad. Así llegué a la conclusión que el movimiento de la Tierra no puede ser detectado por ningún experimento óptico, aunque la Tierra está rotando respecto al Sol.

    Fijémonos en la sentencia. Primero reconoce que el movimiento de la Tierra no puede ser detectado por ningún experimento óptico, para a continuación añadir axiomáticamente que la Tierra está girando alrededor del Sol. Es decir, Einstein viene a decir que él prefiere el sistema de referencia heliocéntrico... porque sí, y ya está.

    Lo mismo pasa con Stephen Hawking cuando afirma lo siguiente:


    Ahora bien, a primera vista toda esta evidencia de que el universo aparece igual cualquiera que sea la dirección en la que miremos pudiera parecer sugerir que hubiera algo especial acerca de nuestra posición en el universo. En particular, pudiera parecer que si observamos todas las otras galaxias alejarse de nosotros, entonces nosotros debemos estar en el centro del universo. Existe, sin embargo, una explicación alternativa [a la de una Tierra central]: el universo podría aparecer igual en cualquier dirección viéndose desde cualquier otra galaxia también. Esto, como hemos visto, fue la segunda asunción o presuposición de Friedmann. No tenemos evidencia o prueba a favor o en contra de esta asunción. Creemos solamente en ella por razones de modestia: sería altamente extraordinario si el universo apareciera igual en cualquier dirección alrededor nuestro, pero no alrededor de otros puntos en el universo.
    Fuente: Una Breve Historia del Tiempo, 1988, p. 42.



    Es decir, observamos el mismo esquema de pensamiento que el ejemplo anterior de Einstein. Hawking reconoce que empíricamente vemos una estructura similiar cuando miramos hacia el universo desde la Tierra, lo que parece sugerir que estamos en el centro. Y a continuación añade que eso lo rechaza... por razones de modestia, es decir, también porque sí.

    A esto es a lo que se refería el gran cosmológo George Ellis cuando decía que no había nada malo en construir nuestros modelos cosmológicos (geocéntrico, acéntrico, multiverso, etc...) siempre y cuando tengamos la honradez de reconocer que no se pueden refutar o demostrar con las obsesrvaciones, sino que constituyen modelos originalmente filosóficos.

    Y prescindiendo de filosofías de salón, recomiendo a los lectores que lean manuales de Astrofísica. Pues no existen confabulaciones paranoicas contra la Iglesia Católica, pues sus enemigos (Hawking, Dawkins, Atkins, etc., ) ya se encargan de actuar a las claras, de forma pública y abierta en contra de Dios. Mientras que en todas las ciencias se dan proporciones estadísticas similares entre creyentes y no creyentes a las que se dan entre la población en general. Los datos existen y están publicados. Todo el problema que subyace aquí, es la terquedad de unos cuantos, principalmente entre grupos no católicos de herejes, en mantener una literalidad testamentaria, al tiempo que otros que si son católicos pero asocian la "pureza" del Dogma con hipótesis surgidas de las mentes de paganos. O Platón o Aristóteles ¿verdad? pues parece que olvidamos que todo esto ya está dicho aquí y allá, pero el modelo aristotélico de Universo es el opuesto al del Génesis, y el modelo platónico abre las puertas a toda clase de fantasías filosófico-matemáticas, incluidas las de Furier. Por otro lado, usted se empeña en seguir usando los términos de Ellis a su conveniencia, cuando usted mismo reconoció que no es un geocentrista, ¿entonces porqué Ellis afirma lo que usted reproduce? la respuesta es bastante obvia: por que no le concede más importancia que la anecdótica ante la pertinaz actitud de algunos en seguir insistiendo en lo mismo una y otra vez.
    Pero es que precisamente yo trato de contestar a todos esos anticatólicos (Hawking, Dawkins, Atkins, etc...) que pregonan una y otra vez lo mismo: "la Iglesia se equivocó con lo de Galileo". Y de ahí toman pie para atacar todo lo demás. No deja de ser una conclusión lógica. Ellos dicen: "Si la Iglesia Católica se equivocó al señalar como doctrina algo falso, entonces también podría equivocarse en todo lo demás y, por tanto, no habría que hacerle caso cuando predica la doctrina sobre el aborto, sobre la homosexualidad, etc...". Se trata de una cuestión con derivaciones importantísimas y consecuencias desastrosas.

    Aquí se trata de una cuestión de interpretación de las Sagradas Escrituras. Como muy bien dijo el Santo Cardenal Roberto Belarmino: no se trata de una materia de fe ex parte objecti (es decir, por razón del tema tratado), pero sí lo es ex parte dicentis (es decir, por razón del que lo dice). La cuestión aquí, en última instancia, es en realidad una cuestión acerca del dogma de la inerrancia de las Sagradas Escrituras. Ahora bien, la Iglesia estableció magisterialmente una interpretación, mientras que Galileo estableció otra interpretación de las Escrituras diametralmente opuesta. Es por ello que, en virtud de esa falsa interpretación, Galileo fue hallado convicto de herejía.

    La Iglesia Católica nunca denominó al modelo geocéntrico como modelo platónico, aristotélico o pagano. En cambio, curiosamente, al modelo heliocéntrico nunca lo denominó con ese nombre, sino que lo denominó con el nombre de modelo pitagórico.

    George Ellis, ciertamente, no es geocentrista. Pero eso no quita que le honre el hecho de reconocer honestamente que no es geocentrista, y que defiende otro modelo, sólo por razones meramente filosóficas, sin que haya nada, desde el punto de vista empírico, que demuestre la refutación de una o la demostración de otra.

  5. #5
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Hay una manera bien sencilla de corroborar el modelo "heliocéntrico" (en el sentido de que los planetas giran alrededor del Sol, no que el Sol sea centro del universo) cógase un telescopio y cuando Venus aparezca antes del amanecer o del atardecer apunte. Las fases de Venus son inexplicables desde el modelo geocéntrico, así de sencillo.
    Esto podría ser cierto en el modelo ptolemaico. Lo cierto es que Ptolomeo no podía saber las distancias reales de las órbitas planetarias.

    Pero huelga decir que con las consiguientes correcciones llevadas a cabo en el modelo por Tycho Brahe, este detalle técnico quedó subsanado, pudiendo ya dar cuenta también de las fases de Venus. Recuérdese que en el modelo geocéntrico de Tycho Brahe, siguiendo una descripción general o básica, los planetas, en lugar de girar alrededor de la Tierra, giran alrededor del Sol (el cual, a su vez, gira alrededor de la Tierra).

    Ergo, las fases de Venus no son prueba concluyente en favor de uno u otro sistema de referencia.

  6. #6
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Cita Iniciado por Martin Ant Ver mensaje
    Esto podría ser cierto en el modelo ptolemaico. Lo cierto es que Ptolomeo no podía saber las distancias reales de las órbitas planetarias.

    Pero huelga decir que con las consiguientes correcciones llevadas a cabo en el modelo por Tycho Brahe, este detalle técnico quedó subsanado, pudiendo ya dar cuenta también de las fases de Venus. Recuérdese que en el modelo geocéntrico de Tycho Brahe, siguiendo una descripción general o básica, los planetas, en lugar de girar alrededor de la Tierra, giran alrededor del Sol (el cual, a su vez, gira alrededor de la Tierra).

    Ergo, las fases de Venus no son prueba concluyente en favor de uno u otro sistema de referencia.
    Y en el copernicano o heliocéntrico. La realidad es que sólo los planetas interiores (Mercurio y Venus) de la órbita terrestre con respecto al Sol presentan fases, pues éstas no son sino sombras, mientras que los planetas exteriores (de Marte a Neptuno) no las tienen por recibir plenamente la luz solar respecto de nosotros. Y, en efecto, el ejemplo expuesto por Ennego Ximenis es perfectamente válido para desechar el modelo geocéntrico, aunque como bien se especifica en el enlace, no es suficiente. Por cierto, el modelo corregido de Tycho-Brahe es igualmente erróneo.

    Ignoro la causa por la cual el sistema me indica que la siguiente web no está disponible, pero estas son las referencias:

    www.ObservatoriodeLaPlata.edu.ar/contenidos

    y dentro de ella:

    fcaglp.fcaglp.unlp.edu.ar/extension/preguntas/venus.html


    Se puede acceder a través de Google preguntando: ¿Por que Venus tiene fases?




    [B]Categoría: Astronomía --> Sistema Solar [/B]

    pregunta formulada en la web por: viviana bianchi (viviana_bianchi@hotmail.com) el Domingo, Mayo 5, 2002 a las 17:56:23
    edad: 43

    Pregunta: Porque la observacion de las fases en Venus confirma la teoria de Copernico?

    Las fases de Venus fueron observadas por primera vez por Galileo Galilei a principios del 1600. El observó que el planeta presentaba una serie completa de fases muy similares a las de la Luna, viéndose en un momento como un disco completamente iluminado hasta llegar a verse solo como una delgada hoz. Este y otros descubrimientos realizados por Galileo constituyeron importantes argumentos a favor de la teoría Copernicana.

    La serie de fases que mostraba Venus era totalmente incompatible con el modelo geocéntrico de Tolomeo (que había estado vigente por casi 1500 años) y en cambio se explicaba fácilmente con el modelo heliocéntrico de Copérnico. Esto no implica que en el modelo de Tolomeo Venus no presentara fases, sino que dichas fases no se correspondían con las observadas. Veamos porque:

    El modelo de Tolomeo consideraba que la luna, los planetas y el Sol giraban en torno de la Tierra. Para explicar los movimientos retrógrados observados para los planetas, Tolomeo introdujo los llamados epiciclos. Es decir, el planeta gira alrededor de un círculo, el epiciclo, cuyo centro a su vez se mueve alrededor de la Tierra.

    Los planetas interiores, Venus y Mercurio, se ven siempre cerca del Sol, o sea en el crepúsculo o el amanecer, a diferencia de los planetas exteriores (Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón) que se pueden ver en el cielo a cualquier hora de la noche. Para explicar este hecho observacional en sus modelos, Tolomeo propuso que el centro del epiciclo de Venus y el de Mercurio tenían el mismo periodo que el Sol, es decir que daban una vuelta alrededor de la Tierra en el mismo tiempo. Así el centro del epiciclo y el Sol estaban siempre alineados. Un esquema del modelo de Tolomeo para Venus, la Tierra y el Sol se ve en la fig.1. Observando dicha figura queda claro que bajo esta geometría seria imposible ver un Venus "lleno" o casi lleno, pero las observaciones indican que dichas fases existen.

    En un modelo en el que Venus y la Tierra giran alrededor del Sol, como el propuesto por Copernico, las fases resultantes son iguales a las observadas (ver fig.2).

    La observación de las fases de Venus es prueba suficiente para desechar la teoría geocéntrica pero no bastaría por si sola para demostrar la teoría de Copérnico ya que, por ejemplo, la configuración de Venus, la Tierra y el Sol propuesta por Tycho Brahe también produciría el mismo conjunto de fases que el sistema de Copérnico.


    Fig.1: Fases de Venus para el modelo geocéntrico de Tolomeo: la cruz roja representa el centro del epiciclo, las líneas negras punteadas representan las órbitas del Sol y de Venus en torno de la Tierra. Al lado de cada posición de Venus sobre su órbita se muestra la fase tal como se vería desde la Tierra, la parte negra es la iluminada por el Sol. Como en este modelo Venus esta situado siempre entre la Tierra y el Sol nunca presentaría la fase "llena", ni fases próximas a ella sino que siempre se vería como una hoz.


    Fig.2: Fases de Venus de acuerdo al modelo de heliocéntrico de Copérnico: las líneas negras punteadas representan la órbita de la Tierra y de Venus alrededor del Sol. Al lado de cada posición de Venus sobre su órbita se muestra su fase tal como se vería desde la Tierra, la parte negra es la iluminada por el Sol. Esta geometría para el Sol, Venus y la Tierra representa bien las observaciones de las fases de Venus.

    María Laura Arias



    Finalmente he optado por copiar y pegar, aunque no se disponga de la representación de las figuras explicativas.
    Última edición por Valmadian; 12/10/2014 a las 00:41
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

  7. #7
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Cita Iniciado por Martin Ant Ver mensaje
    [/INDENT]Ahora bien, a primera vista toda esta evidencia de que el universo aparece igual cualquiera que sea la dirección en la que miremos pudiera parecer sugerir que hubiera algo especial acerca de nuestra posición en el universo. En particular, pudiera parecer que si observamos todas las otras galaxias alejarse de nosotros, entonces nosotros debemos estar en el centro del universo.

    Yo le voy a proporcionar otro modelo que explicaría muchas cosas, incluyendo lo que menciona junto a la no centralidad.

    1.- Se parte de la idea de que el Universo es esférico, pues en base a las otras dos opciones no sería tan fácil establecer los presupuestos en los que se fundamenta la idea -si se hace filosóficamente- o hipótesis si se añaden las matemáticas. Por tanto, de entrada hay que descartar la posibilidad de su circularidad y la de la forma similar a una montura de caballo, independientemente de lo que nos indica la Física cuando plantea el problema en términos de masa, etc., etc.

    2.- Así pues, partiendo de su supuesta esferidad, el Universo presentaría estas características:

    2.1 En todo su interior está hueco, siendo donde se encuentra la "materia oscura", que carece de radiación, representa el 90% de toda la materia y sus efectos se notan en los movimientos de las galaxias y los cuerpos estelares.

    2.2 En la superficie de dicha esfera ciclópea, se encuentran todos los objetos visibles, los cuales se están alejando entre si a medida que el "globo" sigue su expansión indefinida.

    2.3 Desde nuestra posición nosotros no somos capaces de percibir más que dos dimensiones físicas, aunque sabemos que hay tres dentro de nuestra escala, a la par que la dimensión temporal. Así, desde nuestra posición como observadores podemos ver que en todas las direcciones sabemos que las galaxias se alejan de nosotros debido a su corrimiento hacia el rojo conocido como efecto Doppler.

    2.4 Pero no vemos más allá de un horizonte de sucesos establecido alrededor de los 13.800 millones de años, edad que atribuimos al comienzo de la existencia del Universo, sin embargo, ¿qué hay más allá de ese horizonte? Desde que partió la luz de esas galaxias que vemos a similar distancia allá donde miremos han pasado esos 13800 millones de años, o sea, es lo que ha tardado esa luz en llegarnos, luego ¿dónde están ahora o actualmente dichas galaxias? Sería un contrasentido que afirmásemos que están en reposo.

    2.5 Si pegamos en la superficie de un globo -lo más esférico posible-, una multitud de partículas de purpurina de colores y lo vamos inflando lentamente, podremos comprobar lo que digo. Pongamos sólo una partícula roja o azul entre todas las demás para representarnos, la sensación es que somos el centro, pero no estamos en ese centro, sencillamente porque toda superficie esférica carece de centro.

    2.6 Así pues, no necesitamos situarnos en otra galaxia, lo que es un completo imposible ni dominando una tecnología que permitiese desplazarse a la velocidad luz. Pero que si explica perfectamente todas esas dudas.



    Existe, sin embargo, una explicación alternativa [a la de una Tierra central]: el universo podría aparecer igual en cualquier dirección viéndose desde cualquier otra galaxia también. Esto, como hemos visto, fue la segunda asunción o presuposición de Friedmann. No tenemos evidencia o prueba a favor o en contra de esta asunción. Creemos solamente en ella por razones de modestia: sería altamente extraordinario si el universo apareciera igual en cualquier dirección alrededor nuestro, pero no alrededor de otros puntos en el universo.
    Después de mi propuesta, sólo queda añadir que el Universo a gran escala aparece como isotrópico (mismas características físicas) y homogéneo (similar aspecto), aunque a escalas menores existan anisotropías e inhomogeneidades.


    Es decir, observamos el mismo esquema de pensamiento que el ejemplo anterior de Einstein. Hawking reconoce que empíricamente vemos una estructura similiar cuando miramos hacia el universo desde la Tierra, lo que parece sugerir que estamos en el centro. Y a continuación añade que eso lo rechaza... por razones de modestia, es decir, también porque sí.
    El argumento de Hawking es absurdo ya que no se puede mirar el Universo desde la Tierra, sencillamente porque estamos inmersos en él. Si acaso vemos una parte, o partes, pero nunca la totalidad. Eso hace que resulte imposible conocer sus dimensiones reales y su forma exacta. Así es inconsecuente afirmar que estamos en el centro, o que estamos en otro sitio cualquiera. Remito de nuevo a la idea que he expuesto.

    A esto es a lo que se refería el gran cosmológo George Ellis cuando decía que no había nada malo en construir nuestros modelos cosmológicos (geocéntrico, acéntrico, multiverso, etc...) siempre y cuando tengamos la honradez de reconocer que no se pueden refutar o demostrar con las obsesrvaciones, sino que constituyen modelos originalmente filosóficos.
    Como juegos filosóficos en los que participan también los cosmólogos, no presentan problema alguno. Pero si lo hay cuando se pretende imponer uno de ellos, el geocéntrico como parte del Dogma católico. Eso es inasumible pues no forma parte de dicho Dogma, y ya Santo Tomás admite la validez de otros modelos, (cuya referencia está recogida en otro hilo y ahora escribo directamente) no olvidemos que en la Antigüedad griega también se manejó la hipótesis heliocentrista.

    Pero es que precisamente yo trato de contestar a todos esos anticatólicos (Hawking, Dawkins, Atkins, etc...) que pregonan una y otra vez lo mismo: "la Iglesia se equivocó con lo de Galileo". Y de ahí toman pie para atacar todo lo demás. No deja de ser una conclusión lógica. Ellos dicen: "Si la Iglesia Católica se equivocó al señalar como doctrina algo falso, entonces también podría equivocarse en todo lo demás y, por tanto, no habría que hacerle caso cuando predica la doctrina sobre el aborto, sobre la homosexualidad, etc...". Se trata de una cuestión con derivaciones importantísimas y consecuencias desastrosas.
    El problema es que usted se equivoca tanto como ellos al no reconocer que no fue la Iglesia sino un tribunal quien lo condenó, empezando porque el mismo Papa no lo hizo. Por otro lado los argumentos de esa jaula de grillos son de traca, eso mismo que menciona acerca de sus argumentos usted sabe que son falacias i-lógicas, y sabe también rebatirlas pero usted, en lugar de atacarlos a ellos directamente y de desmontar dichas falacias, desde que empezó con sus hilos a quien ha atacado ha sido a Galileo. Usted ataca a quien no tiene culpa. Galileo se limitó a hacer observaciones visuales que chocaban con lo establecido, usó un pequeño telescopio que le permitió ver cosas desconocidas hasta el momento, invitó a sus jueces a que ellos mismo comprobasen lo que se veía y no les dio la gana porque eran unos cobardes, y gracias a sus acciones la Iglesia perdió su posición de privilegio como defensora y guardiana del conocimiento científico. Así que vamos a dejarnos de milongas ya de una vez, porque Galileo en momento alguno pretendió ir contra la Tradición y el Dogma, ahí están sus escritos para demostrarlo y era persona consagrada, y, recuerdo que el geocentrismo no forma parte del Dogma por tanto Galileo no fue un hereje.

    Aquí se trata de una cuestión de interpretación de las Sagradas Escrituras. Como muy bien dijo el Santo Cardenal Roberto Belarmino: no se trata de una materia de fe ex parte objecti (es decir, por razón del tema tratado), pero sí lo es ex parte dicentis (es decir, por razón del que lo dice). La cuestión aquí, en última instancia, es en realidad una cuestión acerca del dogma de la inerrancia de las Sagradas Escrituras. Ahora bien, la Iglesia estableció magisterialmente una interpretación, mientras que Galileo estableció otra interpretación de las Escrituras diametralmente opuesta. Es por ello que, en virtud de esa falsa interpretación, Galileo fue hallado convicto de herejía.
    Cite usted la parte de las Escrituras objeto de interpretación. Y aunque lo haya dicho el Card. Belarmino, es su opinión. Indique usted qué fue establecido ""magisterialmente" y cuando, pero sin olvidar citar otros documentos "magisteriales"

    Por otra parte, todavía estoy esperando una respuesta a las citas escriturales que yo puse en mensaje anterior. Aquí parece que las Escrituras importan poco y mucho lo que dijo fulano o mengano.

    La Iglesia Católica nunca denominó al modelo geocéntrico como modelo platónico, aristotélico o pagano. En cambio, curiosamente, al modelo heliocéntrico nunca lo denominó con ese nombre, sino que lo denominó con el nombre de modelo pitagórico.
    Usted sigue empeñado en mezclar las churras con las merinas. ¿Qué tiene que ver si la Iglesia las ha denominado de se modo o no cuando los argumentos se basan en las concepciones cosmológicas de ellos? Eso por una parte, por otra, ya está bien de hablar tanto de la Iglesia, mire usted yo también soy Iglesia. Somos Iglesia TODOS, TO-DOS, los bautizados en Ella desde su fundación. Así que ya vale de aplicar incorrectamente el término, además de que su misión es la de conducir a la salvación eterna de las almas, no la de estar discutiendo sobre si son galgos o son podencos o la de hablar de príncipes de la Iglesia, inmiscuirse en la política o vestirse de oro, y así nos ha ido en el pasado y así nos va. Y quiero recordar que el 95 por ciento de las herejías fueron cometidas en ese pasado. No estaría de más abrir un hilo con la descripción de todas y cada una de ellas a modo ejemplarizante.

    George Ellis, ciertamente, no es geocentrista. Pero eso no quita que le honre el hecho de reconocer honestamente que no es geocentrista, y que defiende otro modelo, sólo por razones meramente filosóficas, sin que haya nada, desde el punto de vista empírico, que demuestre la refutación de una o la demostración de otra.
    Ellis no es geocentrista sólo porque le parezca que filosóficamente es más "bonito" otro modelo, sino porque el Sistema Solar es demasiado pequeño, demasiado cercano, demasiado experimentable, como para que se sepa con certeza que es heliocéntrico, exactamente igual que todos los sistemas observados, analizados, experimentados a base cálculos empíricos, ya sean sistemas binarios o múltiples, o ya más recientemente aquellos en los que se están detectando la presencia de planetas. Y en todos los casos funcionan exactamente igual, y en todos los casos no hay filosofías que valgan. Ésas quedan para los modelos elegantes en Cosmología, disciplina bastante más etérea que la astrofísica del Sistema Solar.
    Última edición por Valmadian; 12/10/2014 a las 02:01
    Tropo dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

  8. #8
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    SENTENCIA DE LA INQUISICIÓN A GALILEO

    La sentencia de la Inquisición a Galileo Galilei dice así:

    Por cuanto tú, Galileo, hijo del difunto Vincenzio Galilei, de Florencia, de setenta años de edad, fuiste denunciado, en 1615, a este Santo Oficio, por sostener como verdadera una falsa doctrina enseñada por muchos, a saber:

    que el Sol está inmóvil en el centro del mundo y que la Tierra se mueve y posee también un movimiento diurno; así como por tener discípulos a quienes instruyes en las mismas ideas; así como por mantener correspondencia sobre el mismo tema con algunos matemáticos alemanes; así como por publicar ciertas cartas sobre las manchas del Sol, en las que desarrollas la misma doctrina como verdadera; así como por responder a las objeciones que se suscitan continuamente por las Sagradas Escrituras, glosando dichas Escrituras según tu propia interpretación; y por cuanto fue presentada la copia de un escrito en forma de carta, redactada expresamente por ti para una persona que fue antes tu discípulo, y en la que, siguiendo la hipótesis de Copérnico, incluyes varias proposiciones contrarias al verdadero sentido y autoridad de las Sagradas Escrituras; por eso este sagrado tribunal, deseoso de prevenir el desorden y perjuicio que desde entonces proceden y aumentan en menoscabo de la sagrada fe, y atendiendo al deseo de Su Santidad y de los eminentísimos cardenales de esta suprema universal Inquisición, califica las dos proposiciones de la estabilidad del Sol y del movimiento de la Tierra, según los calificadores teológicos, como sigue:

    1. La proposición de ser el Sol el centro del mundo e inmóvil en su sitio es absurda, filosóficamente falsa y formalmente herética, porque es precisamente contraria a las Sagradas Escrituras.

    2. La proposición de no ser la Tierra el centro del mundo, ni inmóvil, sino que se mueve, y también con un movimiento diurno, es también absurda, filosóficamente falsa y, teológicamente considerada, por lo menos, errónea en la fe.

    Pero, estando decidida en esta ocasión a tratarte con suavidad, la Sagrada Congregación, reunida ante Su Santidad el 25 de febrero de 1616, decreta que su eminencia el cardenal Bellarmino te prescriba abjurar del todo de la mencionada falsa doctrina; y que si rehusares hacerlo, seas requerido por el comisario del Santo Oficio a renunciar a ella, a no enseñarla a otros ni a defenderla; y a falta de aquiescencia, que seas prisionero; y por eso, para cumplimentar este decreto al día siguiente, en el palacio, en presencia de su eminencia el mencionado cardenal Bellarmino, después de haber sido ligeramente amonestado por dicho cardenal, fuiste conminado por el comisario del Santo Oficio, ante notario y testigos, a renunciar del todo a la mencionada opinión falsa y, en el futuro, no defenderla ni enseñarla de ninguna manera, ni verbalmente ni por escrito; y después de prometer obediencia a ello, fuiste despachado.

    Y con el fin de que una doctrina tan perniciosa pueda ser extirpada del todo y no se insinúe por más tiempo con grave detrimento de la verdad católica, ha sido publicado un decreto procedente de la Sagrada Congregación del índice, prohibiendo los libros que tratan de esta doctrina, declarándola falsa y del todo contraria a la Sagrada y Divina Escritura.

    Y por cuanto después ha aparecido un libro publicado en Florencia el último año, cuyo título demostraba ser tuyo, a saber: El diálogo de Galileo Galilei sobre los dos sistemas principales del mundo: el ptolomeico y el copernicano; y por cuanto la Sagrada Congregación ha oído que a consecuencia de la impresión de dicho libro va ganando terreno diariamente la opinión falsa del movimiento de la Tierra y de la estabilidad del Sol, se ha examinado detenidamente el mencionado libro y se ha encontrado en él una violación manifiesta de la orden anteriormente dada a ti, toda vez que en este libro has defendido aquella opinión que ante tu presencia había sido condenada; aunque en el mismo libro haces muchas circunlocuciones para inducir a la creencia de que ello queda indeciso y sólo como probable, lo cual es asimismo un error muy grave, toda vez que no puede ser en ningún modo probable una opinión que ya ha sido declarada y determinada como contraria a la Divina Escritura.

    Por eso, por nuestra orden, has sido citado en este Santo Oficio, donde, después de prestado juramento, has reconocido el mencionado libro como escrito y publicado por ti. También confesaste que comenzaste a escribir dicho libro hace diez o doce años, después de haber sido dada la orden antes mencionada. También reconociste que habías pedido licencia para publicarlo, sin aclarar a los que te concedieron este permiso que habías recibido orden de no mantener, defender o enseñar dicha doctrina de ningún modo. También confesaste que el lector podía juzgar los argumentos aducidos para la doctrina falsa, expresados de tal modo, que impulsaban con más eficacia a la convicción que a una refutación fácil, alegando como excusa que habías caído en un error contra tu intención al escribir en forma dialogada y, por consecuencia, con la natural complacencia que cada uno siente por sus propias sutilezas y en mostrarse más habilidoso que la generalidad del género humano al inventar, aun en favor de falsas proposiciones, argumentos ingeniosos y plausibles.


    Y después de haberse concedido tiempo prudencial para hacer tu defensa, mostraste un certificado con el carácter de letra de su eminencia el cardenal Bellarmino, conseguido, según dijiste, por ti mismo, con el fin de que pudieses defenderte contra las calumnias de tus enemigos, quienes propalaban que habías abjurado de tus opiniones y habías sido castigado por el Santo Oficio; en cuyo certificado se declara que no habías abjurado ni habías sido castigado, sino únicamente que la declaración hecha por Su Santidad, y promulgada por la Sagrada Congregación del índice, te había sido comunicada, en la que se declara que la opinión del movimiento de la Tierra y de la estabilidad del Sol es contraria a las Sagradas Escrituras, y que por eso no puede ser sostenida ni defendida.

    Por lo que al no haberse hecho allí mención de dos artículos de la orden, a saber: la orden de ‘no enseñar’ y ‘de ningún modo’, argüiste que debíamos creer que en el lapso de catorce o quince años se habían borrado de tu memoria, y que ésta fue también la razón por la que guardaste silencio respecto a la orden, cuando buscaste el permiso para publicar tu libro, y que esto es dicho por ti, no para excusar tu error, sino para que pueda ser atribuido a ambición de vanagloria más que a malicia. Pero este mismo certificado, escrito a tu favor, ha agravado considerablemente tu ofensa, toda vez que en él se declara que la mencionada opinión es opuesta a las Sagradas Escrituras, y, sin embargo, te has atrevido a ocuparte de ella y a argüir que es probable. Ni hay ninguna atenuación en la licencia arrancada por ti, insidiosa y astutamente, toda vez que no pusiste de manifiesto el mandato que se te había impuesto. Pero considerando nuestra opinión de no haber revelado toda la verdad respecto a tu intención, juzgamos necesario proceder a un examen riguroso, en el que contestaste como buen católico.

    Por eso, habiendo visto y considerado seriamente las circunstancias de tu caso con tus confesiones y excusas, y todo lo demás que debía ser visto y considerado, nosotros hemos llegado a la sentencia contra ti, que se escribe a continuación:

    Invocando el sagrado nombre de Nuestro Señor Jesucristo y de Su Gloriosa Virgen Madre María, pronunciamos ésta nuestra final sentencia, la que, reunidos en Consejo y tribunal con los reverendos maestros de la Sagrada Teología y doctores de ambos derechos, nuestros asesores, extendemos en este escrito relativo a los asuntos y controversias entre el magnífico Cario Sincereo, doctor en ambos derechos, fiscal procurador del Santo Oficio, por un lado, y tú, Galileo Galilei, acusado, juzgado y convicto, por el otro lado, y pronunciamos, juzgamos y declaramos que tú, Galileo, a causa de los hechos que han sido detallados en el curso de este escrito, y que antes has confesado, te has hecho a ti mismo vehementemente sospechoso de herejía a este Santo Oficio al haber creído y mantenido la doctrina (que es falsa y contraria a las Sagradas y Divinas Escrituras) de que el Sol es el centro del mundo, y de que no se mueve de este a oeste, y de que la Tierra se mueve y no es el centro del mundo; también de que una opinión puede ser sostenida y defendida como probable después de haber sido declarada y decretada como contraria a la Sagrada Escritura, y que, por consiguiente, has incurrido en todas las censuras y penalidades contenidas y promulgadas en los sagrados cánones y en otras constituciones generales y particulares contra delincuentes de esta clase. Visto lo cual, es nuestro deseo que seas absuelto, siempre que con un corazón sincero y verdadera fe, en nuestra presencia abjures, maldigas y detestes los mencionados errores y herejías, y cualquier otro error y herejía contrarios a la Iglesia Católica y Apostólica de Roma, en la forma que ahora se te dirá.

    Pero para que tu lastimoso y pernicioso error y transgresión no queden del todo sin castigo, y para que seas más prudente en lo futuro y sirvas de ejemplo para que los demás se abstengan de delincuencias de este género, nosotros decretamos que el libro Diálogos de Galileo Galilei sea prohibido por un edicto público, y te condenamos a prisión formal de este Santo Oficio por un periodo determinable a nuestra voluntad, y por vía de saludable penitencia, te ordenamos que durante los tres próximos años recites, una vez a la semana, los siete salmos penitenciales, reservándonos el poder de moderar, conmutar o suprimir, la totalidad o parte del mencionado castigo o penitencia.

    La fórmula de abjuración que a consecuencia de esta sentencia fue obligado Galileo a pronunciar, decía como sigue:


    Yo, Galileo Galilei, hijo del difunto Vincenzio Galilei, de Florencia, de setenta años de edad, siendo citado personalmente a juicio y arrodillado ante vosotros, los eminentes y reverendos cardenales, inquisidores generales de la república universal cristiana contra la depravación herética, teniendo ante mí los sagrados evangelios, que toco con mis propias manos, juro que siempre he creído y, con la ayuda de Dios, creeré en lo futuro todos los artículos que la Sagrada Iglesia Católica y Apostólica de Roma sostiene, enseña y predica. Por haber recibido orden de este Santo Oficio de abandonar para siempre la opinión falsa que sostiene que el Sol es el centro e inmóvil, siendo prohibido el mantener, defender o enseñar de ningún modo dicha falsa doctrina; y puesto que después de habérseme indicado que dicha doctrina es repugnante a la Sagrada Escritura, he escrito y publicado un libro en el que trato de la misma condenada doctrina y aduzco razones con gran fuerza en apoyo de la misma, sin dar ninguna solución; por eso he sido juzgado como sospechoso de herejía; esto es, que yo sostengo y creo que el Sol es el centro del mundo e inmóvil, y que la Tierra no es el centro y es móvil, deseo apartar de las mentes de vuestras eminencias y de todo católico cristiano esta vehemente sospecha, justamente abrigada contra mí; por eso, con un corazón sincero y fe verdadera, yo abjuro, maldigo y detesto los errores y herejías mencionados, y, en general, todo otro error y sectarismo contrario a la Sagrada Iglesia; y juro que nunca más en el porvenir diré o afirmaré nada, verbalmente o por escrito, que pueda dar lugar a una sospecha similar contra mí; asimismo, si supiese de algún hereje o de alguien sospechoso de herejía, lo denunciaré a este Santo Oficio o al inquisidor y ordinario del lugar en que pueda encontrarme. Juro, además, y prometo que cumpliré y observaré fielmente todas las penitencias que me han sido o me sean impuestas por este Santo Oficio. Pero si sucediese que yo violase algunas de mis promesas dichas, juramentos y protestas (¡que Dios no quiera!), me someto a todas las penas y castigos que han sido decretados y promulgados por los sagrados cánones y otras constituciones generales y particulares contra delincuentes de este tipo. Así, con la ayuda de Dios y de sus sagrados evangelios, que toco con mis manos, yo, el antes nombrado Galileo Galilei, he abjurado, prometido y me he ligado a lo antes dicho; y en testimonio de ello, con mi propia mano he suscrito este presente escrito de mi abjuración, que he recitado palabra por palabra.



    En Roma, en el convento de Minerva, 22 de junio de 1633; yo, Galileo Galilei, he abjurado conforme se ha dicho antes con mi propia mano.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  9. #9
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    La Iglesia Católica nunca denominó al modelo geocéntrico como modelo platónico, aristotélico o pagano. En cambio, curiosamente, al modelo heliocéntrico nunca lo denominó con ese nombre, sino que lo denominó con el nombre de modelo pitagórico.
    Le recomiendo que se compre un buen libro de Historia de la Ciencia, pues no se trata de la denominación que se haga, sino de los principios filosóficos como explicación que dieron ambos pensadores sobre el mundo y la física. En cualquier manual que trate de esta temática tiene usted todo. Y lo de "modelo pagano" lo afirmo yo personalmente, el cual, según ese tribunal del que más arriba ya se ha comprobado su actuación -que no quiero calificar-, estaba más "acorde" con las Sagradas Escrituras (según ellos, claro) que la revisión de lo conocido hasta el momento y que ya venía siendo sostenido por otros religiosos y hasta teólogos.

    Durante siglos se fue produciendo un revisionismo que no ha llegado a popularizarse, pero que se recoge ampliamente en ese tipo de libros, y lo que le pasó a Galileo fue otra cosa. Su obrita de teatro, con sus indisimuladas burlas, es lo que realmente le valió la condena. Ese y no otro, fue el motivo de la intervención del tribunal, pues se trataba de impedir el menoscabo de la autoridad de la que estaban investidos. El problema es que no calcularon las consecuencias futuras. Por ejemplo, las manchas solares que ellos niegan en su absoluta ignorancia al respecto, son una realidad. para verlas sólo hay que hacer lo siguiente: vaya usted un establecimiento especializado en instrumentos de Astronomía, por ejemplo Óptica Roma en Madrid. Pida una lámina solar de la marca Baader, que es un polímero plateado que recuerda al papel Albal pero que filtra el 99'99% de la radiación solar. Su precio ronda los 20 euros y puede usted recortarla a su gusto. A continuación, fije sendos círculos recortados sobre los objetivos de unos simples prismáticos y monte éstos encima de un trípode fotográfico a efectos de estabilidad de las imágenes. Busque el Sol (extremando las precauciones) y métalo dentro del campo visual de sus prismáticos. Ya está usted en condiciones de aplicar el "Número de Wolf" para contar las manchas y seguir la evolución de las mismas. Y también está en condiciones para comprobar como se van desplazando con las horas a los largo del disco solar mostrando claramente su rotación.

    Y ya tiene usted a la vista la prueba directa de la falsedad de uno de los cargos...¿sigo con los demás? Ahora viene una pregunta que no me cansaré de hacer: ¿en qué parte se contradice a las Sagradas Escrituras? y la pregunta tiene su enjundia porque nadie puede falsearlas, repito NA-DIE.
    Tropo dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

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  10. #10
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Le obsequio con una imagen de la superficie del Sol tomada por un amateur francés, con un refractor especial de 203 mm de abertura y carísimo esa es la verdad, espero que le guste porque es impresionante, la pena es que Belarmino no la pueda ver.


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  11. #11
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Dice Sancho en el capítulo XXXVII de la segunda parte de El Quijote: "mejor no menear el arroz aunque se pegue."
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  12. #12
    Avatar de Ennego Ximenis
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Y el paralaje de las estrellas, ¿Cómo lo explica desde su modelo geocéntrico?
    ¿Y el éxito de las misiones a los distintos planetas del sistema solar?
    Libra zagun, mutillak, España lepratik,
    harturik hontarako fusillak bertatik;
    ekarriko dizkigu pakiak gerratik,
    poztutzen dala oso mundua gugatik.

    Españan española da Don Karlosena,
    ekarri zagun hura ahal degun lehenena;
    konfiantza jar zagun oso harentxena,
    berak emango digu gustorik onena

    POR DIOS Y POR ESPAÑA VICTORIOSOS DE TODOS SUS ENEMIGOS, SIN PACTOS NI MEDIACIONES.

    .“Miguel, Miguel, Miguel guria,
    Zaizu, zaizu Euskalerria”.

  13. #13
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Y el paralaje de las estrellas, ¿Cómo lo explica desde su modelo geocéntrico?
    Yo no tengo ningún modelo geocéntrico, sino que simplemente me limito a estar al tanto de las especulaciones que sobre temas cosmológicos van surgiendo en el ámbito científico general.

    ¿El fenómeno del paralaje estelar es prueba concluyente en favor de uno u otro sistema de referencia? La respuesta, igual que en el caso de las fases de Venus, es no.

    El sistema ticónico, tal y como quedó formulado, no hubiera dado cuenta del paralaje estelar. Pero ésa es una cuestión puramente accidental, ya que igual que Tycho hizo el ajuste necesario en el modelo ptolemaico para dar cuenta de las fases de Venus, así también basta un pequeño ajuste en el modelo ticónico para dar cuenta del paralaje estelar. Se trata simplemente de alinear el conjunto estelar centrándolo en el Sol, en lugar de en la Tierra (como ocurría en el modelo ticónico). De esta forma se consigue una equivalencia geométrica entre los modelos geocéntrico y heliocéntrico.

    Esta equivalencia, aunque no es honestamente reconocida por todos, sin embargo es bien conocida en el ámbito científico. Por citar un ejemplo:

    A menudo se dice que el modelo de Tycho implica la ausencia de paralaje, y que el de Copérnico requiere el paralaje. Sin embargo, no habría supuesto para Tycho un cambio conceptual enorme el hecho de hacer que la estrellas orbiten el sol (igual que los planetas), lo cual daría los mismos cambios anuales en sus posiciones aparentes igual que los da el paralaje. De esta forma, si se observara el paralaje, un modelo ticónico flexible podría ajustar su teoría para dar cuenta de aquél, sin excesiva complejidad. ¿Qué pasaría si el paralaje no se observara? Para Copérnico, lo único que se necesitaría es que las estrellas estuvieran lo suficientemente lejos como para que el paralaje no pudiera medirse. Por tanto, la presencia o ausencia de paralaje no fuerza u obliga a elegir un tipo de modelo más que al otro. Si diferentes estrellas mostraran diferentes niveles de paralaje, eso eliminaría por completo la posibilidad de que ellas estuvieran todas en una misma esfera, pero todavía realmente no decidiría entre los modelos de Tycho y Copérnico (…). De hecho, si no nos preocupamos de las estrellas distantes, estos dos modelos describen movimientos relativos idénticos de todos los objetos del sistema solar. Por ello, el papel de la observación no resulta tan directo como se podría suponer. No hay ninguna simple o pura observación que pueda distinguir si Tycho (tomado ampliamente) o Copérnico (tomado ampliamente) está en lo correcto.

    Fuente del texto: Universidad de Illinois, Physics 319, Primavera 2004, Conferencia 03, p. 8.


    Si desea usted ampliar sobre esto (con los cálculos matemáticos), le recomiendo el último trabajo de Luka Popov publicado el año pasado en la prestigiosa revista European Journal of Physics.


    ¿Y el éxito de las misiones a los distintos planetas del sistema solar?
    El éxito de las misiones forma parte de la ley de la prueba-ensayo-error, como cualquier otra obra de ingeniería o tecnología en donde se apliquen auxiliarmente las matemáticas en forma aritmética y/o geométrica. Recuérdese la distinción que hacía Etienne Gilson y que yo menciono en el primer mensaje del hilo.

    Ahora bien, esto no supone ninguna prueba concluyente en favor de un sistema de referencia u otro. La cuestión es que las proporciones de distancias y demás medidas geométricas son equivalentes en ambos sistemas. Es por ello que, para la realización de los cálculos aeronáuticos, se pueden utilizar indistintamente los dos sistemas de referencia y, de hecho, se utilizará aquél cuyos cálculos resulten más sencillos (véase el ejemplo que puse al principio del primer mensaje del hilo).

    En la actualidad, las agencias espaciales (NASA, JPL, ESA, etc...) utilizan indistintamente, en sus cálculos, un sistema ECIF (Earth Centered Inertial Frame) o un sistema ICRF o SBF (es decir, International Celestial Reference Frame o Solar Barycentric Frame). Se utilizarán uno u otro dependiendo de la facilidad que supongan para los cálculos. Por ejemplo, para las misiones cercanas a la Tierra (misiones a la Estación Espacial Internacional, satélites de telecomunicaciones o de meteorología, satélites geoestacionarios, etc...) se utiliza el sistema ECIF. En cambio, para las misiones a los planetas se suele utilizar el sistema SBF.

    La tecnología GPS utiliza también un sistema ECI. Así lo señalaban, por ejemplo, los ingenieros aeronaúticos Wang y Hatch:

    (…) NavCom Tecnology, Inc., ha autorizado el uso de software desarrollado por los Laboratorios de Propulsión a Chorro (JPL [siglas en inglés]) que, por razones históricas, hace toda la computación entera en el sistema ECI. Debido a algunas discrepancias entre nuestros resultados provenientes de las soluciones obtenidas en un sistema estándar de tierra centrada-tierra fija, y los resultados obtenidos de JPL, investigamos muy cuidadosamente los parámetros introducidos para la solución. Los rangos medidos y teóricos en los dos distintos sistemas estaban de acuerdo de manera precisa, indicando que la corrección de Sagnac había sido aplicada en ambos sistemas… ¿Es la velocidad de la luz constante con respecto al observador (receptor) o es constante con respecto al sistema inercial ECI? Claramente la ecuación de campo del GPS indica que la velocidad de la luz es constante con respecto al sistema de referencia elegido…”

    Fuente: Ruyong Wang and Ronald R. Hatch, Conducting a Crucial Experiment of the Constancy of the Speed of Light Using GPS, ION GPS 58th Annual Meeting / CIGTF 21st Guidance Test Symposium, 2002, p. 500.


    Por tanto, volvemos aquí a la misma idea del hilo. El hecho de elegir un sistema de referencia u otro para hacer los cálculos es una decisión puramente convencional (o, si se quiere, utilitaria-instrumental), en tanto en cuanto se elegirá uno u otro en función de que los cálculos resulten más sencillos. Lo cual, como corolario, indica que el hecho de utilizar uno u otro sistema de referencia no implica necesariamente la verdad o falsedad de dicho sistema utilizado para los cálculos.
    Última edición por Martin Ant; 12/10/2014 a las 19:21

  14. #14
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Valmadian. Por el hecho de defender la doctrina geocéntrica no estoy diciendo ni sugiriendo que los que no la defiendan sean malos católicos o anticatólicos, o sean pecadores, o herejes, o algo por el estilo. No creo que nadie se condene por defender una posición geocéntrica o heliocéntrica.

    La única razón por la que defiendo una posición geocéntrica es porque creo que constituye una apologética mejor contra los científicos ateos que, día sí y día también, despotrican inmisericordemente contra la Iglesia Católica. Creo que resulta prudente atacarles con argumentos ad hominem, es decir, atacarles con los argumentos... ¡que ellos mismos pregonan!, sólo que utilizándolos en su contra. Ésa es la razón por la que si un científico ateo afirma (como los muchos ejemplos que he puesto) la equivalencia entre los sistemas geocéntrico-heliocéntrico, entonces se le podría argüir a ese científico ateo que, por tanto, no tendría él razón ninguna para despotricar contra la Iglesia Católica por haber defendido en su Magisterio y en su Tradición el sistema geocéntrico como la interpretación auténtica de las Sagradas Escrituras.

    Usted me dice que esta actitud apologética es imprudente porque hace más daño que bien a la defensa de la Iglesia contra sus enemigos científicos ateos. Yo estoy absolutamente en desacuerdo: yo considero que esa táctica o estrategia apologética no sólo es prudente, sino también necesaria. Ésa es mi opinión.

    -----------------------------------------------

    Quisiera contestar, aunque se trate de un tema que se sale propiamente del de este hilo, lo de que en la sentencia del Tribunal del Santo Oficio supuestamente se dice que Galileo incurre en un error al sostener la doctrina de las manchas solares como verdadera.

    Esto no es un tema ni siquiera astronómico o cosmológico, es un tema puramente gramatical.

    El texto original de la sentencia y de la abjuración parece que todavía no se ha encontrado:


    (…) Pues bien, el texto de la abjuración, firmado por Galileo, no existe (al menos, no es conocido por los especialistas: si alguien lo hiciera público, sería un acontecimiento). Sólo existen copias que las autoridades romanas enviaron a distintos sitios de Europa, para que la condena fuera conocida y sirviera de ejemplo. Por este motivo, cuando Antonio Favaro, que dedicó gran parte de su vida a estudiar a Galileo realizó la magna edición de sus obras completas que sigue siendo, al cabo de un siglo, la referencia principal para todos los estudiosos, no pudo incluir allí el inexistente original de la abjuración y tuvo que contentarse con reproducir una copia. Lo mismo sucede con el texto de la sentencia: no poseemos el original firmado por los cardenales. Favaro incluyó en su edición de las obras de Galileo ambos textos, pero los tomó de una copia que se conserva en el Archivo de Estado de Modena. En su edición contemporánea de los documentos del proceso de Galileo, Sergio Pagano no incluyó la sentencia y abjuración de Galileo, precisamente porque no se conservan los originales, aunque esa omisión significa una grave laguna y ha sido criticada.(…)


    Fuente: El caso Galileo: Mito y realidad. Mariano Artigas, William R. J. Shea. Ediciones Encuentro. 2009. Páginas 163-164.


    Así que traigo aquí el texto en italiano (que es el que podría tener más visos de ser el idioma original del texto). El extracto correspondiente a las manchas solares dice así:


    (…) che il Sole sia centro del mondo et immobile, e che la terra si mueva anco di moto diurno: Che avevi alcuni discepoli, a´ quali insegnavi la medesima doctrina: Che circa l´istessa tenevi corrispondenza con alcuni Matematici di Germania; Che tu avevi dato alle stampe alcune lettere intitúlate delle Macchio Solari, nell quale spiegavi l´istessa doctrina, come vera: Et que all´ obbiezioni, chi alle volte ti venivano fatte tolte Della Sacra Scriptura rispondevi glosando detta Scrittura conforme al tuo senso. (…)


    Fuente: Anticopernicus Catholicus seu de térrea statione et de solis motu, contra systema Copernicanum Catholicae assertionis. Giorgius Polaccus. Venecia, 1644.


    Con lo cual se puede comprobar que, en esencia, no hay ninguna diferencia con el texto en castellano presentado por Valmadian:


    (...) que el Sol está inmóvil en el centro del mundo y que la Tierra se mueve y posee también un movimiento diurno; así como por tener discípulos a quienes instruyes en las mismas ideas; así como por mantener correspondencia sobre el mismo tema con algunos matemáticos alemanes; así como por publicar ciertas cartas sobre las manchas del Sol, en las que desarrollas la misma doctrina como verdadera; así como por responder a las objeciones que se suscitan continuamente por las Sagradas Escrituras, glosando dichas Escrituras según tu propia interpretación; (...)


    Repito. Se trata aquí de una cuestión puramente gramatical, así que no tengo reparos en pedir la colaboración de cualquier forero para que, como juez independiente, sentencie sobre este asunto:

    1. Valmadian dice que en ese texto de la sentencia, cuando dice: "en las que desarrolla la misma doctrina como verdadera", hay que entender que se refiere a las manchas del Sol.

    2. Yo digo que se refiere claramente a lo mismo que se ha estado referiendo en todo el texto: a la doctrina de que "el Sol está inmovil en el centro del mundo y que la Tierra se mueve y posee también un movimiento diurno". Por eso, ésta es la oración a la que se refiere el texto cuando habla sucesivamente de: "mismas ideas", "el mismo tema" y "la misma doctrina".

    El texto se está refiriendo a que Galileo expresó esa doctrina (la del Sol inmóvil y de la Tierra móvil) en unas cartas que tenían como tema principal las manchas solares, no que esté considerando las manchas solares como una doctrina falsa.

    Esto es, sería como decir: "así como por publicar ciertas cartas sobre la Historia de Roma, en las que desarrollas la misma doctrina (es decir, del Sol inmóvil y la Tierra móvil) como verdadera". O sería como decir: "así como por publicar ciertas cartas sobre el movimiento de la Luna, en las que desarrollas la misma doctrina (es decir, del Sol inmóvil y la Tierra móvil) como verdadera".

    Es decir, una cosa es el tema de las cartas (tema que se cita para identificar de qué cartas se está hablando) y otra cosa es que en dichas cartas se hablara de la doctrina del Sol inmóvil y la Tierra móvil, que es la única doctrina a la que se está refiriendo el texto como condenable.
    Última edición por Martin Ant; 12/10/2014 a las 19:13

  15. #15
    Avatar de Hyeronimus
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    En efecto, no se refiere a las manchas del sol. Simplemente dice que en las cartas que tratan de las manchas solares expresa también la doctrina de que el Sol está inmóvil en el centro y es la Tierra la que se mueve. Pero no condena en ningún momento la afirmación de que haya o no manchas en el Sol. Esto en el aspecto lingüístico. En cuanto al astronómico, que sigan discutiéndolo los que saben del tema.

  16. #16
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Muchísimas gracias Hyeronimus.

    Es imposible ninguna discusión ulterior si previamente los contendientes que debaten no se ponen de acuerdo en la correcta interpretación de un determinado texto.

  17. #17
    Avatar de Valmadian
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Cita Iniciado por Ennego Ximenis Ver mensaje
    Y el paralaje de las estrellas, ¿Cómo lo explica desde su modelo geocéntrico?
    ¿Y el éxito de las misiones a los distintos planetas del sistema solar?
    Estimado Ennego no hay que ir tan lejos como están las estrellas para explicar los errores del geocentrismo, basta con esto

    Libración

    Se denomina libración al conjunto de movimientos de oscilación que presenta el disco de la Luna con respecto a un observador ubicado en la Tierra.

    Se da la circunstancia de que la Luna tarda el mismo tiempo en dar una vuelta sobre sí misma que en dar una vuelta completa en torno a la Tierra con respecto a un punto fijo (lo que se conoce como período sideral, que dura 27 días, 7 horas, 43 minutos y 11,5 segundos). Eso hace que la cara vista desde la Tierra sea siempre la misma. Esto significaría que un observador terrestre solamente podría conocer el 50 % de la superficie lunar.

    Sin embargo, esto no es así. Aunque el movimiento de la Luna alrededor de su eje de rotación está sincronizado con su traslación alrededor de la Tierra, estas libraciones permiten a un observador terrestre ver diferentes imágenes de la superficie lunar en momentos diferentes. De hecho, un observador terrestre podrá contemplar el 59 % de la superficie del satélite al cabo de observaciones sucesivas.


    Tipos de libración.

    Hay tres tipos de libración. La más importante es la libración en longitud. Esta se debe a que la órbita de la Luna alrededor de la Tierra es algo excéntrica (es decir, la Tierra no está exactamente en el centro de la órbita lunar). Eso significa que la Luna acelera su velocidad cuando está más cerca de la Tierra, y la desacelera cuando está más lejos, manteniendo constante el giro sobre sí misma, produciéndose así un pequeño desajuste entre ambos movimientos (desajuste que queda cancelado al completar la Luna su período orbital auténtico). Eso hace que la rotación de la Luna (o giro sobre sí misma) algunas veces se adelante y otras se atrase con respecto a su posición orbital (o vuelta en torno a la Tierra). La libración en longitud hace que la Luna oscile respecto a nosotros en la dirección este-oeste, con una amplitud máxima de 7°54'.

    La libración en latitud es consecuencia de la pequeña inclinación del eje de rotación de la Luna con respecto a la normal al plano de su órbita alrededor de la Tierra. Al igual que el eje de rotación de la Tierra está inclinado, lo que produce las estaciones debido a la rotación alrededor del Sol, también lo está el eje de la Luna con respecto a su propia órbita en torno a la Tierra. Ello hace que la Luna aparentemente oscile en la dirección norte-sur, con una amplitud de 6° 50'. Lo que significa, para un observador terrestre, que se puede observar un pequeño sector oculto más allá del polo norte lunar y otro pequeño sector oculto más allá del polo sur lunar, alternativamente.

    Por último, hay un pequeño efecto llamado libración diurna. Esta es consecuencia de la rotación de la Tierra, que lleva a un observador primero a un lado y luego a otro lado de la línea de unión entre el centro de la Tierra y centro de la Luna, permitiendo la observación primero de un lado de la Luna y luego del otro. De manera metafórica, sería como si un observador, ante la fachada de un edificio, caminara a la derecha (viendo parte de la fachada derecha) y luego caminara a la izquierda (viendo parte de la fachada izquierda), y viceversa.

    La combinación de todas estas libraciones permite que un observador ubicado en la Tierra pueda ver más de la mitad de la esfera lunar, llegando a conocerse así un 59% del globo lunar mediante observaciones efectuadas desde la Tierra.

    Historia y trascendencia.

    Galileo Galilei observó el fenómeno de la libración lunar, llamándolo titubeo. El fenómeno físico que da lugar a la libración de latitud fue observado y anotado por Tycho Brahe, y analizado por Kepler, quedando formulado en su tercera ley, antecedente a su vez de la ley de gravitación universal de Newton.



    Libración - Wikipedia, la enciclopedia libre

    El fenómeno del paralaje es muy conocido y por ello muy estudiado. Lo podemos comprobar en el acto haciendo algo tan sencillo como fijarnos en cualquier objeto de nuestro alrededor y observarlo abriendo y cerrando alternativamente un ojo o el otro, con ello se da la apariencia de que cambia de posición. Y es que cada ojo ocupa una posición diferente en el rostro. De todos modos, el paralaje estelar presenta un problema, y es que cuanto mayor es la distancia aparente a los olbjetos estelares, mayor es la dificultad para establecer parámetro alguno.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

  18. #18
    Avatar de Valmadian
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Cita Iniciado por Martin Ant Ver mensaje
    Valmadian. Por el hecho de defender la doctrina geocéntrica no estoy diciendo ni sugiriendo que los que no la defiendan sean malos católicos o anticatólicos, o sean pecadores, o herejes, o algo por el estilo. No creo que nadie se condene por defender una posición geocéntrica o heliocéntrica.
    Pues o tiene mala memoria, o no se expresa con corrección, o no acaba de aclararse y, sino, ya me dirá qué se puede deducir de un hilo como éste:

    Creación vs Evolución

    Con continuas alusiones a los católicos verdaderos, y otras explicaciones varias de cómo es un católico y cómo no lo es.


    La única razón por la que defiendo una posición geocéntrica es porque creo que constituye una apologética mejor contra los científicos ateos que, día sí y día también, despotrican inmisericordemente contra la Iglesia Católica.
    Le he contado 16 hilos abiertos con el mismo tema, si es que no se me escapa alguno, en los cuales usted no ataca a esos científicos ateos salvo excepciones y si, en cambio, en todos lo hace contra Galileo. Mire usted, ni Belarmino, ni los monjes del tribunal inmisericorde, ni Galileo, ni Copérnico, ni Kepler, ni nadie por entonces, usaban una bola de cristal para adivinar las consecuencias de lo que sucedería siglos más tarde. Cada uno desde sus respectivas posiciones mantuvo sus convicciones y ninguno atacó ni a las Escrituras, ni a la Iglesia, pero está claro que alguien se equivocó y se sigue equivocando.

    Creo que resulta prudente atacarles con argumentos ad hominem, es decir, atacarles con los argumentos... ¡que ellos mismos pregonan!, sólo que utilizándolos en su contra. Ésa es la razón por la que si un científico ateo afirma (como los muchos ejemplos que he puesto) la equivalencia entre los sistemas geocéntrico-heliocéntrico, entonces se le podría argüir a ese científico ateo que, por tanto, no tendría él razón ninguna para despotricar contra la Iglesia Católica por haber defendido en su Magisterio y en su Tradición el sistema geocéntrico como la interpretación auténtica de las Sagradas Escrituras.
    No es prudente, no señor, utilizar las mismas falacias que ellos aunque se vuelvan en su contra. Primero, ellos no leen lo que decimos aquí; segundo, esa actitud es la típica del "y tú más" que ya se dirá lo que tiene de inteligente e instructiva; tercero, es cierto que incurren en numerosas contradicciones y unas veces dicen una burrada y en otras otra burrada en sentido contrario, pero eso es lo que hay que poner de manifiesto, eso es lo que hay que denunciar. Si de trata de discutir con Hawking de matemáticas usted y yo vamos dados, pero si se trata de hacerlo de Teología el que va dado es él. Y como este hombre vive a expensas de un libro Historia del Tiempo que es teológico en el fondo aunque lleve la apariencia de físico-matemático, y de todos sus refritos más haciendo uso y abuso de su pretendida posición ad verecundiam, incurre en toda clase de tonterías cada vez que le da a la tecla de su silla y que los mass-media se encargan de vocear bovinamente. Pero no hay que atacarlo a él, ni a su paupérrima situación espiritual y moral, sino a sus chorradas. Y para eso no hace falta ni mencionar a la Iglesia, ni a Galileo.

    Luego, le he insistido ya un número de veces que ni recuerdo, que me indique cuales son las referencias directas y exactas en las que en Las Escrituras se afirme que la Tierra está en el centro del Universo, que no gira sobre si misma y que todo el sistema solar lo hace alrededor de ella y me da lo mismo si quiere aportar el dato relativo a la hipótesis ptolemaica, o a la de Tycho-Brahe. Además, le tengo que recordar que la Tradición es la que se nos transmite directamente de los evangelistas, no la de los autores inspirados, así que no invente ni imagine lo que no hay. En cuanto al Magisterio, le vuelvo a recordar que el mismo Santo Tomás no tomaba partido por ninguna interpretación (al final tendré que buscar la referencia, aunque ya la expuse en otro hilo), y que dicha interpretación dejó de ser la postura "oficial" (¿de quiénes?) de la Iglesia hace ya tiempo, por cierto, muy anterior al CVII y lo aclaro para que no se me salga con ese mantra, y la prueba la tenemos en los motivos por los que se construyó el Observatorio Vaticano.

    Usted me dice que esta actitud apologética es imprudente porque hace más daño que bien a la defensa de la Iglesia contra sus enemigos científicos ateos. Yo estoy absolutamente en desacuerdo: yo considero que esa táctica o estrategia apologética no sólo es prudente, sino también necesaria. Ésa es mi opinión.
    En efecto, es su opinión, que no comparto en absoluto y que yo procuro llevar por otros caminos mucho más lógicos, y es que a cada uno lo suyo y es que atacan a la gente negándole su más íntimo y sublime derecho a su fe al negar a Dios, luego, más indirectamente, ya atacan a la Iglesia y aquí le dejo un enlace de lo que yo si hago, en lugar de atacar a Galileo, que es lo que hace usted y sus geocentristas provocando la burla de esos ateos y sus cipayos de analfabetos funcionales.

    Nada, Creación e Infinitud

    Y aparte de este ejemplo, otros varios hilos abiertos sobre el azar o sobre el ateísmo.
    Última edición por Valmadian; 13/10/2014 a las 21:40
    Tropo dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

  19. #19
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Cita Iniciado por Valmadian Ver mensaje
    SENTENCIA DE LA INQUISICIÓN A GALILEO

    La sentencia de la Inquisición a Galileo Galilei dice así:

    Por cuanto tú, Galileo, hijo del difunto Vincenzio Galilei, de Florencia, de setenta años de edad, fuiste denunciado, en 1615, a este Santo Oficio, por sostener como verdadera una falsa doctrina enseñada por muchos, a saber:

    que el Sol está inmóvil en el centro del mundo y que la Tierra se mueve y posee también un movimiento diurno; así como por tener discípulos a quienes instruyes en las mismas ideas; así como por mantener correspondencia sobre el mismo tema con algunos matemáticos alemanes; así como por publicar ciertas cartas sobre las manchas del Sol, en las que desarrollas la misma doctrina como verdadera; así como por responder a las objeciones que se suscitan continuamente por las Sagradas Escrituras, glosando dichas Escrituras según tu propia interpretación; y por cuanto fue presentada la copia de un escrito en forma de carta, redactada expresamente por ti para una persona que fue antes tu discípulo, y en la que, siguiendo la hipótesis de Copérnico, incluyes varias proposiciones contrarias al verdadero sentido y autoridad de las Sagradas Escrituras; por eso este sagrado tribunal, deseoso de prevenir el desorden y perjuicio que desde entonces proceden y aumentan en menoscabo de la sagrada fe, y atendiendo al deseo de Su Santidad y de los eminentísimos cardenales de esta suprema universal Inquisición, califica las dos proposiciones de la estabilidad del Sol y del movimiento de la Tierra, según los calificadores teológicos, como sigue:

    1. La proposición de ser el Sol el centro del mundo e inmóvil en su sitio es absurda, filosóficamente falsa y formalmente herética, porque es precisamente contraria a las Sagradas Escrituras.

    2. La proposición de no ser la Tierra el centro del mundo, ni inmóvil, sino que se mueve, y también con un movimiento diurno, es también absurda, filosóficamente falsa y, teológicamente considerada, por lo menos, errónea en la fe.

    Pero, estando decidida en esta ocasión a tratarte con suavidad, la Sagrada Congregación, reunida ante Su Santidad el 25 de febrero de 1616, decreta que su eminencia el cardenal Bellarmino te prescriba abjurar del todo de la mencionada falsa doctrina; y que si rehusares hacerlo, seas requerido por el comisario del Santo Oficio a renunciar a ella, a no enseñarla a otros ni a defenderla; y a falta de aquiescencia, que seas prisionero; y por eso, para cumplimentar este decreto al día siguiente, en el palacio, en presencia de su eminencia el mencionado cardenal Bellarmino, después de haber sido ligeramente amonestado por dicho cardenal, fuiste conminado por el comisario del Santo Oficio, ante notario y testigos, a renunciar del todo a la mencionada opinión falsa y, en el futuro, no defenderla ni enseñarla de ninguna manera, ni verbalmente ni por escrito; y después de prometer obediencia a ello, fuiste despachado.

    Y con el fin de que una doctrina tan perniciosa pueda ser extirpada del todo y no se insinúe por más tiempo con grave detrimento de la verdad católica, ha sido publicado un decreto procedente de la Sagrada Congregación del índice, prohibiendo los libros que tratan de esta doctrina, declarándola falsa y del todo contraria a la Sagrada y Divina Escritura.

    Y por cuanto después ha aparecido un libro publicado en Florencia el último año, cuyo título demostraba ser tuyo, a saber: El diálogo de Galileo Galilei sobre los dos sistemas principales del mundo: el ptolomeico y el copernicano; y por cuanto la Sagrada Congregación ha oído que a consecuencia de la impresión de dicho libro va ganando terreno diariamente la opinión falsa del movimiento de la Tierra y de la estabilidad del Sol, se ha examinado detenidamente el mencionado libro y se ha encontrado en él una violación manifiesta de la orden anteriormente dada a ti, toda vez que en este libro has defendido aquella opinión que ante tu presencia había sido condenada; aunque en el mismo libro haces muchas circunlocuciones para inducir a la creencia de que ello queda indeciso y sólo como probable, lo cual es asimismo un error muy grave, toda vez que no puede ser en ningún modo probable una opinión que ya ha sido declarada y determinada como contraria a la Divina Escritura.

    Por eso, por nuestra orden, has sido citado en este Santo Oficio, donde, después de prestado juramento, has reconocido el mencionado libro como escrito y publicado por ti. También confesaste que comenzaste a escribir dicho libro hace diez o doce años, después de haber sido dada la orden antes mencionada. También reconociste que habías pedido licencia para publicarlo, sin aclarar a los que te concedieron este permiso que habías recibido orden de no mantener, defender o enseñar dicha doctrina de ningún modo. También confesaste que el lector podía juzgar los argumentos aducidos para la doctrina falsa, expresados de tal modo, que impulsaban con más eficacia a la convicción que a una refutación fácil, alegando como excusa que habías caído en un error contra tu intención al escribir en forma dialogada y, por consecuencia, con la natural complacencia que cada uno siente por sus propias sutilezas y en mostrarse más habilidoso que la generalidad del género humano al inventar, aun en favor de falsas proposiciones, argumentos ingeniosos y plausibles.


    Y después de haberse concedido tiempo prudencial para hacer tu defensa, mostraste un certificado con el carácter de letra de su eminencia el cardenal Bellarmino, conseguido, según dijiste, por ti mismo, con el fin de que pudieses defenderte contra las calumnias de tus enemigos, quienes propalaban que habías abjurado de tus opiniones y habías sido castigado por el Santo Oficio; en cuyo certificado se declara que no habías abjurado ni habías sido castigado, sino únicamente que la declaración hecha por Su Santidad, y promulgada por la Sagrada Congregación del índice, te había sido comunicada, en la que se declara que la opinión del movimiento de la Tierra y de la estabilidad del Sol es contraria a las Sagradas Escrituras, y que por eso no puede ser sostenida ni defendida.

    Por lo que al no haberse hecho allí mención de dos artículos de la orden, a saber: la orden de ‘no enseñar’ y ‘de ningún modo’, argüiste que debíamos creer que en el lapso de catorce o quince años se habían borrado de tu memoria, y que ésta fue también la razón por la que guardaste silencio respecto a la orden, cuando buscaste el permiso para publicar tu libro, y que esto es dicho por ti, no para excusar tu error, sino para que pueda ser atribuido a ambición de vanagloria más que a malicia. Pero este mismo certificado, escrito a tu favor, ha agravado considerablemente tu ofensa, toda vez que en él se declara que la mencionada opinión es opuesta a las Sagradas Escrituras, y, sin embargo, te has atrevido a ocuparte de ella y a argüir que es probable. Ni hay ninguna atenuación en la licencia arrancada por ti, insidiosa y astutamente, toda vez que no pusiste de manifiesto el mandato que se te había impuesto. Pero considerando nuestra opinión de no haber revelado toda la verdad respecto a tu intención, juzgamos necesario proceder a un examen riguroso, en el que contestaste como buen católico.

    Por eso, habiendo visto y considerado seriamente las circunstancias de tu caso con tus confesiones y excusas, y todo lo demás que debía ser visto y considerado, nosotros hemos llegado a la sentencia contra ti, que se escribe a continuación:

    Invocando el sagrado nombre de Nuestro Señor Jesucristo y de Su Gloriosa Virgen Madre María, pronunciamos ésta nuestra final sentencia, la que, reunidos en Consejo y tribunal con los reverendos maestros de la Sagrada Teología y doctores de ambos derechos, nuestros asesores, extendemos en este escrito relativo a los asuntos y controversias entre el magnífico Cario Sincereo, doctor en ambos derechos, fiscal procurador del Santo Oficio, por un lado, y tú, Galileo Galilei, acusado, juzgado y convicto, por el otro lado, y pronunciamos, juzgamos y declaramos que tú, Galileo, a causa de los hechos que han sido detallados en el curso de este escrito, y que antes has confesado, te has hecho a ti mismo vehementemente sospechoso de herejía a este Santo Oficio al haber creído y mantenido la doctrina (que es falsa y contraria a las Sagradas y Divinas Escrituras) de que el Sol es el centro del mundo, y de que no se mueve de este a oeste, y de que la Tierra se mueve y no es el centro del mundo; también de que una opinión puede ser sostenida y defendida como probable después de haber sido declarada y decretada como contraria a la Sagrada Escritura, y que, por consiguiente, has incurrido en todas las censuras y penalidades contenidas y promulgadas en los sagrados cánones y en otras constituciones generales y particulares contra delincuentes de esta clase. Visto lo cual, es nuestro deseo que seas absuelto, siempre que con un corazón sincero y verdadera fe, en nuestra presencia abjures, maldigas y detestes los mencionados errores y herejías, y cualquier otro error y herejía contrarios a la Iglesia Católica y Apostólica de Roma, en la forma que ahora se te dirá.

    Pero para que tu lastimoso y pernicioso error y transgresión no queden del todo sin castigo, y para que seas más prudente en lo futuro y sirvas de ejemplo para que los demás se abstengan de delincuencias de este género, nosotros decretamos que el libro Diálogos de Galileo Galilei sea prohibido por un edicto público, y te condenamos a prisión formal de este Santo Oficio por un periodo determinable a nuestra voluntad, y por vía de saludable penitencia, te ordenamos que durante los tres próximos años recites, una vez a la semana, los siete salmos penitenciales, reservándonos el poder de moderar, conmutar o suprimir, la totalidad o parte del mencionado castigo o penitencia.

    La fórmula de abjuración que a consecuencia de esta sentencia fue obligado Galileo a pronunciar, decía como sigue:


    Yo, Galileo Galilei, hijo del difunto Vincenzio Galilei, de Florencia, de setenta años de edad, siendo citado personalmente a juicio y arrodillado ante vosotros, los eminentes y reverendos cardenales, inquisidores generales de la república universal cristiana contra la depravación herética, teniendo ante mí los sagrados evangelios, que toco con mis propias manos, juro que siempre he creído y, con la ayuda de Dios, creeré en lo futuro todos los artículos que la Sagrada Iglesia Católica y Apostólica de Roma sostiene, enseña y predica. Por haber recibido orden de este Santo Oficio de abandonar para siempre la opinión falsa que sostiene que el Sol es el centro e inmóvil, siendo prohibido el mantener, defender o enseñar de ningún modo dicha falsa doctrina; y puesto que después de habérseme indicado que dicha doctrina es repugnante a la Sagrada Escritura, he escrito y publicado un libro en el que trato de la misma condenada doctrina y aduzco razones con gran fuerza en apoyo de la misma, sin dar ninguna solución; por eso he sido juzgado como sospechoso de herejía; esto es, que yo sostengo y creo que el Sol es el centro del mundo e inmóvil, y que la Tierra no es el centro y es móvil, deseo apartar de las mentes de vuestras eminencias y de todo católico cristiano esta vehemente sospecha, justamente abrigada contra mí; por eso, con un corazón sincero y fe verdadera, yo abjuro, maldigo y detesto los errores y herejías mencionados, y, en general, todo otro error y sectarismo contrario a la Sagrada Iglesia; y juro que nunca más en el porvenir diré o afirmaré nada, verbalmente o por escrito, que pueda dar lugar a una sospecha similar contra mí; asimismo, si supiese de algún hereje o de alguien sospechoso de herejía, lo denunciaré a este Santo Oficio o al inquisidor y ordinario del lugar en que pueda encontrarme. Juro, además, y prometo que cumpliré y observaré fielmente todas las penitencias que me han sido o me sean impuestas por este Santo Oficio. Pero si sucediese que yo violase algunas de mis promesas dichas, juramentos y protestas (¡que Dios no quiera!), me someto a todas las penas y castigos que han sido decretados y promulgados por los sagrados cánones y otras constituciones generales y particulares contra delincuentes de este tipo. Así, con la ayuda de Dios y de sus sagrados evangelios, que toco con mis manos, yo, el antes nombrado Galileo Galilei, he abjurado, prometido y me he ligado a lo antes dicho; y en testimonio de ello, con mi propia mano he suscrito este presente escrito de mi abjuración, que he recitado palabra por palabra.



    En Roma, en el convento de Minerva, 22 de junio de 1633; yo, Galileo Galilei, he abjurado conforme se ha dicho antes con mi propia mano.
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    Valmadian. Por el hecho de defender la doctrina geocéntrica no estoy diciendo ni sugiriendo que los que no la defiendan sean malos católicos o anticatólicos, o sean pecadores, o herejes, o algo por el estilo. No creo que nadie se condene por defender una posición geocéntrica o heliocéntrica.

    La única razón por la que defiendo una posición geocéntrica es porque creo que constituye una apologética mejor contra los científicos ateos que, día sí y día también, despotrican inmisericordemente contra la Iglesia Católica. Creo que resulta prudente atacarles con argumentos ad hominem, es decir, atacarles con los argumentos... ¡que ellos mismos pregonan!, sólo que utilizándolos en su contra. Ésa es la razón por la que si un científico ateo afirma (como los muchos ejemplos que he puesto) la equivalencia entre los sistemas geocéntrico-heliocéntrico, entonces se le podría argüir a ese científico ateo que, por tanto, no tendría él razón ninguna para despotricar contra la Iglesia Católica por haber defendido en su Magisterio y en su Tradición el sistema geocéntrico como la interpretación auténtica de las Sagradas Escrituras.

    Usted me dice que esta actitud apologética es imprudente porque hace más daño que bien a la defensa de la Iglesia contra sus enemigos científicos ateos. Yo estoy absolutamente en desacuerdo: yo considero que esa táctica o estrategia apologética no sólo es prudente, sino también necesaria. Ésa es mi opinión.

    -----------------------------------------------

    Quisiera contestar, aunque se trate de un tema que se sale propiamente del de este hilo, lo de que en la sentencia del Tribunal del Santo Oficio supuestamente se dice que Galileo incurre en un error al sostener la doctrina de las manchas solares como verdadera.

    Esto no es un tema ni siquiera astronómico o cosmológico, es un tema puramente gramatical.

    El texto original de la sentencia y de la abjuración parece que todavía no se ha encontrado:


    (…) Pues bien, el texto de la abjuración, firmado por Galileo, no existe (al menos, no es conocido por los especialistas: si alguien lo hiciera público, sería un acontecimiento). Sólo existen copias que las autoridades romanas enviaron a distintos sitios de Europa, para que la condena fuera conocida y sirviera de ejemplo. Por este motivo, cuando Antonio Favaro, que dedicó gran parte de su vida a estudiar a Galileo realizó la magna edición de sus obras completas que sigue siendo, al cabo de un siglo, la referencia principal para todos los estudiosos, no pudo incluir allí el inexistente original de la abjuración y tuvo que contentarse con reproducir una copia. Lo mismo sucede con el texto de la sentencia: no poseemos el original firmado por los cardenales. Favaro incluyó en su edición de las obras de Galileo ambos textos, pero los tomó de una copia que se conserva en el Archivo de Estado de Modena. En su edición contemporánea de los documentos del proceso de Galileo, Sergio Pagano no incluyó la sentencia y abjuración de Galileo, precisamente porque no se conservan los originales, aunque esa omisión significa una grave laguna y ha sido criticada.(…)

    Fuente: El caso Galileo: Mito y realidad. Mariano Artigas, William R. J. Shea. Ediciones Encuentro. 2009. Páginas 163-164.


    Así que traigo aquí el texto en italiano (que es el que podría tener más visos de ser el idioma original del texto). El extracto correspondiente a las manchas solares dice así:


    (…) che il Sole sia centro del mondo et immobile, e che la terra si mueva anco di moto diurno: Che avevi alcuni discepoli, a´ quali insegnavi la medesima doctrina: Che circa l´istessa tenevi corrispondenza con alcuni Matematici di Germania; Che tu avevi dato alle stampe alcune lettere intitúlate delle Macchio Solari, nell quale spiegavi l´istessa doctrina, come vera: Et que all´ obbiezioni, chi alle volte ti venivano fatte tolte Della Sacra Scriptura rispondevi glosando detta Scrittura conforme al tuo senso. (…)


    Fuente: Anticopernicus Catholicus seu de térrea statione et de solis motu, contra systema Copernicanum Catholicae assertionis. Giorgius Polaccus. Venecia, 1644.


    Con lo cual se puede comprobar que, en esencia, no hay ninguna diferencia con el texto en castellano presentado por Valmadian:


    (...) que el Sol está inmóvil en el centro del mundo y que la Tierra se mueve y posee también un movimiento diurno; así como por tener discípulos a quienes instruyes en las mismas ideas; así como por mantener correspondencia sobre el mismo tema con algunos matemáticos alemanes; así como por publicar ciertas cartas sobre las manchas del Sol, en las que desarrollas la misma doctrina como verdadera; así como por responder a las objeciones que se suscitan continuamente por las Sagradas Escrituras, glosando dichas Escrituras según tu propia interpretación; (...)


    Repito. Se trata aquí de una cuestión puramente gramatical, así que no tengo reparos en pedir la colaboración de cualquier forero para que, como juez independiente, sentencie sobre este asunto:

    1. Valmadian dice que en ese texto de la sentencia, cuando dice: "en las que desarrolla la misma doctrina como verdadera", hay que entender que se refiere a las manchas del Sol.

    2. Yo digo que se refiere claramente a lo mismo que se ha estado referiendo en todo el texto: a la doctrina de que "el Sol está inmovil en el centro del mundo y que la Tierra se mueve y posee también un movimiento diurno". Por eso, ésta es la oración a la que se refiere el texto cuando habla sucesivamente de: "mismas ideas", "el mismo tema" y "la misma doctrina".

    El texto se está refiriendo a que Galileo expresó esa doctrina (la del Sol inmóvil y de la Tierra móvil) en unas cartas que tenían como tema principal las manchas solares, no que esté considerando las manchas solares como una doctrina falsa.

    Esto es, sería como decir: "así como por publicar ciertas cartas sobre la Historia de Roma, en las que desarrollas la misma doctrina (es decir, del Sol inmóvil y la Tierra móvil) como verdadera". O sería como decir: "así como por publicar ciertas cartas sobre el movimiento de la Luna, en las que desarrollas la misma doctrina (es decir, del Sol inmóvil y la Tierra móvil) como verdadera".

    Es decir, una cosa es el tema de las cartas (tema que se cita para identificar de qué cartas se está hablando) y otra cosa es que en dichas cartas se hablara de la doctrina del Sol inmóvil y la Tierra móvil, que es la única doctrina a la que se está refiriendo el texto como condenable.

    ¿Tendría la amabilidad de indicarme en qué consiste esa extraña situación por la cual el problema es gramatical? Mire yo sé leer, y sé lo que es y significa la hermeneútica, pues en ella me instruyeron, así que puede dar todas las vueltas que quiera con eso de "donde dije digo, dije Diego", y si no explique esto también:

    La sentencia de Galileo

    Creo que no se encontrará mejor resumen de toda la historia del llamado "caso Galileo" que en la propia sentencia del Santo Oficio de la Inquisición que a continuación transcribo. Martin Ant


    La sentencia de Galileo

    "...Por cuanto vos, Galileo, hijo del difunto Vincenzio Galilei, de Florencia, de setenta años de edad, fue denunciado, en 1615, a este Santo Oficio, por sostener como verdadera una falsa doctrina enseñada por algunos, a saber: que el Sol está inmóvil en el centro del mundo y que la Tierra se mueve y posee también un movimiento diurno; así como por tener discípulos a quienes instruye en las mismas ideas; así como por mantener correspondencia sobre el mismo tema con algunos matemáticos alemanes; así como por publicar ciertas cartas sobre las manchas del Sol, en las que desarrolla la misma doctrina como verdadera; así como por responder a las objeciones que se suscitan continuamente por las Sagradas Escrituras, glosando dichas Escrituras según vuestra propia interpretación; y por cuanto fue presentada la copia de un escrito en forma de carta, redactada expresamente por vos para una persona que fue antes vuestro discípulo, y en la que, siguiendo la hipótesis de Copérnico, incluye varias proposiciones contrarias al verdadero sentido y autoridad de las Sagradas Escrituras; por eso este Santo Tribunal, deseoso de prevenir el desorden y perjuicio que desde entonces proceden y aumentan en menoscabo de la santa fe, y atendiendo al deseo de Su Santidad y de los eminentísimos Cardenales de esta Suprema Universal Inquisición, califica las dos proposiciones de la estabilidad del Sol y del movimiento de la Tierra, según los calificadores teológicos, como sigue:

    "1. La proposición de ser el Sol el centro del mundo e inmóvil es absurda, filosóficamente falsa y formalmente herética, porque es directamente contraria a las Sagradas Escrituras.

    "2. La proposición de no ser la Tierra el centro del mundo, ni inmóvil, si no que se mueve, y también con un movimiento diurno, es también absurda, filosóficamente falsa y, teológicamente considerada es al menos errónea en la fe.


    "Pero, estando decidida en esta ocasión a trataros con suavidad, la Sagrada Congregación, reunida ante Su Santidad el 25 de febrero de 1616, decretó que su eminencia el Cardenal Bellarmino os prescribiera abjurar del todo de la mencionada falsa doctrina; y que si rehusareis hacerlo, fueseis requerido por el comisario del Santo Oficio a renunciar a ella, a no enseñarla a otros ni a defenderla; y a falta de aquiescencia, que seais prisionero; y por eso, para cumplimentar este decreto al día siguiente, en el Palacio, en presencia de su eminencia el mencionado Cardenal Bellarmino, después de haberos sido ligeramente amonestado, fuisteis conminado por el comisario del Santo Oficio, ante notario y testigos, a renunciar del todo a la mencionada opinión falsa y, en el futuro, a no defenderla ni enseñarla de ninguna manera, ni verbalmente ni por escrito; y después de prometer obediencia a ello, fuisteis despachado.

    Y con el fin de que una doctrina tan perniciosa pueda ser extirpada del todo y no se insinúe por más tiempo con grave detrimento de la verdad católica, ha sido publicado un decreto procedente de la Santa Congregación del Índice, prohibiendo los libros que tratan de esta doctrina, declarándola falsa y del todo contraria a la Sagrada y Divina Escritura.


    Y por cuanto después ha aparecido un libro publicado en Florencia el último año, cuyo título demostraba ser de vos, a saber: El diálogo de Galileo Galilei sobre los dos sistemas principales del mundo: el ptolomeico y el copernicano; y por cuanto la Santa Congregación ha oído que a consecuencia de la impresión de dicho libro va ganando terreno diariamente la opinión falsa del movimiento de la Tierra y de la estabilidad del Sol, se ha examinado detenidamente el mencionado libro y se ha encontrado en él una violación manifiesta de la orden anteriormente dada a vos, toda vez que en este libro vos ha defendido aquella opinión que ante vuestra presencia había sido condenada; aunque en el mismo libro hacéis muchas circunlocuciones para inducir a la creencia de que ello queda indeciso y sólo como probable, lo cual es asimismo un error muy grave, toda vez que no puede ser en ningún modo probable una opinión que ya ha sido declarada y determinada como contraria a la Divina Escritura. Por eso, por nuestra orden, vos habéis sido citado en este Santo Oficio, donde, después de prestado juramento, habéis reconocido el mencionado libro como escrito y publicado por vos. También confesasteis haber comenzado a escribir dicho libro hace diez o doce años, después de haber sido dada la orden antes mencionada. También reconocisteis haber pedido licencia para publicarlo, sin aclarar a los que os concedieron este permiso que habíais recibido orden de no mantener, defender o enseñar dicha doctrina de ningún modo. También confesasteis que el lector podía juzgar los argumentos aducidos para la doctrina falsa, expresados de tal modo, que impulsaban con más eficacia a la convicción que a una refutación fácil, alegando como excusa que habíais caído en un error contra vuestra intención al escribir en forma dialogada y, por consecuencia, con la natural complacencia que cada uno siente por sus propias sutilezas y en mostrarse más habilidoso que la generalidad del género humano al inventar, aun en favor de falsas proposiciones, argumentos ingeniosos y plausibles.

    "Y después de haberse concedido tiempo prudencial para haceros vuestra defensa, mostrasteis un certificado con el carácter de letra de su eminencia el Cardenal Bellarmino, conseguido, según dijisteis, por vos mismo, con el fin de que pudieseis defenderos contra las calumnias de vuestros enemigos, quienes propalaban que habíais abjurado de vuestras opiniones y habíais sido castigado por el Santo Oficio; en cuyo certificado se declara que no habíais abjurado ni habías sido castigado, sino únicamente que la declaración hecha por Su Santidad, y promulgada por la Santa Congregación del Índice, os había sido comunicada, y en la que se declara que la opinión del movimiento de la Tierra y de la estabilidad del Sol es contraria a las Sagradas Escrituras, y que por eso no puede ser sostenida ni defendida. Por lo que al no haberse hecho allí mención de dos artículos de la orden, a saber: la orden de 'no enseñar' y 'de ningún modo', argüisteis que Nos debíamos creer que en el lapso de catorce o quince años se habían borrado de vuestra memoria, y que ésta fue también la razón por la que vos guardasteis silencio respecto a la orden, cuando buscasteis el permiso para publicar vuestro libro, y que esto es dicho por vos, no para excusar vuestro error, sino para que pueda ser atribuido a ambición de vanagloria más que a malicia. Pero este mismo certificado, escrito a vuestro favor, ha agravado considerablemente vuestra ofensa, toda vez que en él se declara que la mencionada opinión es opuesta a las Sagradas Escrituras, y, sin embargo, os habéis atrevido a tratar de ella y a argüir que es probable. Tampoco hay ninguna atenuación en la licencia arrancada por vos, insidiosa y astutamente, toda vez que no pusisteis de manifiesto el mandato que se os había impuesto. Pero Nos, considerando que no habéis revelado toda la verdad respecto a vuestra intención, juzgamos necesario proceder a un examen riguroso, en el que deberíais contestar como buen católico.

    "Por eso, habiendo visto y considerado seriamente las circunstancias de vuestro caso con vuestras confesiones y excusas, y todo lo demás que debía ser visto y considerado, Nos hemos llegado a la sentencia contra vos, que se escribe a continuación :

    "Invocando el Sagrado Nombre de Nuestro Señor Jesucristo y de Su Gloriosa Virgen Madre María, pronunciamos ésta nuestra final sentencia, la que,
    reunidos en Consejo y Tribunal con los reverendos maestros de la Sagrada Teología y doctores de ambos derechos, nuestros asesores, extendemos en este escrito relativo a los asuntos y controversias entre el magnífico Cario Sincereo, doctor en ambos derechos, fiscal procurador del Santo Oficio, por un lado, y vos, Galileo Galilei, acusado, juzgado y convicto, por el otro lado, pronunciamos, juzgamos y declaramos que vos, Galileo, a causa de los hechos que han sido detallados en el curso de este escrito, y que antes habéis confesado, os habéis hecho a vos mismo vehementemente sospechoso de herejía a este Santo Oficio, al haber creído y mantenido la doctrina (que es falsa y contraria a las Sagradas y Divinas Escrituras) de que el Sol es el centro del mundo, y de que no se mueve de este a oeste, y de que la Tierra se mueve y no es el centro del Mundo; también de que una opinión puede ser sostenida y defendida como probable después de haber sido declarada y decretada como contraria a la Sagrada Escritura, y que, por consiguiente, habéis incurrido en todas las censuras y penalidades contenidas y promulgadas en los sagrados cánones y en otras constituciones generales y particulares contra delincuentes de esta clase. Visto lo cual, es nuestro deseo que seáis absuelto, siempre que con un corazón sincero y verdadera fe, en nuestra presencia abjuréis, maldigáis y detestéis los mencionados errores y herejías, y cualquier otro error y herejía contrarios a la Iglesia Católica y Apostólica de Roma, en la forma que ahora se os dirá.

    Pero para que vuestro lastimoso y pernicioso error y trasgresión no queden del todo sin castigo, y para que vos seáis más prudente en lo futuro y vos sirváis de ejemplo para que los demás se abstengan de delitos de este género, Nos decretamos que el libro Diálogos de Galileo Galilei sea prohibido por un edicto público, y os condenamos a prisión formal de este Santo Oficio por un periodo determinable a nuestra voluntad, y por vía de saludable penitencia, os ordenamos que durante los tres próximos años recitéis, una vez a la semana, los siete salmos penitenciales, reservándonos el poder de moderar, conmutar o suprimir, la totalidad o parte del mencionado castigo o penitencia.

    La fórmula de abjuración:

    "Yo, Galileo Galilei, hijo del difunto Vincenzio Galilei, de Florencia, de setenta años de edad, siendo citado personalmente a juicio y arrodillado ante ustedes, los eminentes y reverendos cardenales, inquisidores generales de la república universal cristiana contra la depravación herética, teniendo ante mí los sagrados Evangelios, que toco con mis propias manos, juro que siempre he creído y, con la ayuda de Dios, creeré en lo futuro todos los artículos que la Sagrada Iglesia Católica y Apostólica de Roma sostiene, enseña y predica. Por haber recibido orden de este Santo Oficio de abandonar para siempre la opinión falsa que sostiene que el Sol es el centro inmovible, siendo prohibido el mantener, defender o enseñar de ningún modo dicha falsa doctrina; y puesto que después de habérseme indicado que dicha doctrina es repugnante a la Sagrada Escritura, he escrito y publicado un libro en el que trato de la misma condenada doctrina y aduzco razones con gran fuerza en apoyo de la misma, sin dar ninguna solución; por eso he sido juzgado como sospechoso de herejía; esto es, que yo sostengo y creo que el Sol es el centro del mundo e inmóvil, y que la Tierra no es el centro y es móvil, deseo apartar de las mentes de vuestras eminencias y de todo católico cristiano esta vehemente sospecha, justamente abrigada contra mí; por eso, con un corazón sincero y fe verdadera, yo abjuro, maldigo y detesto los errores y herejías mencionados, y, en general, todo otro error y sectarismo contrario a la Santa Iglesia; y juro que nunca más en el porvenir diré o afirmaré nada, verbalmente o por escrito, que pueda dar lugar a una sospecha similar contra mí; asimismo, si supiese de algún hereje o de alguien sospechoso de herejía, lo denunciaré a este Santo Oficio o al inquisidor y ordinario del lugar en que pueda encontrarme. Juro, además, y prometo que cumpliré y observaré fielmente todas las penitencias que me han sido o me sean impuestas por este Santo Oficio. Pero si sucediese que yo violase algunas de mis promesas dichas, juramentos y protestas (¡que Dios no quiera!), me someto a todas las penas y castigos que han sido decretados y promulgados por los sagrados cánones y otras constituciones generales y particulares contra delincuentes de este tipo. Así, con la ayuda de Dios y de sus sagrados evangelios, que toco con mis manos, yo, el antes nombrado Galileo Galilei, he abjurado, prometido y me he
    ligado a lo antes dicho; y en testimonio de ello, con mi propia mano he suscrito este presente escrito de mi abjuración, que he recitado palabra por palabra.

    "En Roma, en el convento de Minerva, 22 de junio de 1633; yo, Galileo Galilei, he abjurado conforme se ha dicho antes con mi propia mano".

    La sentencia de Galileo


    Este hilo lo abrió usted ¿se acuerda? ya me dirá cuál es la razón objetiva en qué se diferencia del texto que yo puse más arriba y por qué en este hilo no hay referencia alguna a los rebuscados argumentos que usted me ha objetado dando por cierto este otro texto al que da todo el valor siendo exactamente el mismo. Y luego hablamos de contradicciones.
    Última edición por Valmadian; 13/10/2014 a las 21:46
    Tropo dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

  20. #20
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

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    Cita Iniciado por Martin Ant Ver mensaje
    Muchísimas gracias Hyeronimus.

    Es imposible ninguna discusión ulterior si previamente los contendientes que debaten no se ponen de acuerdo en la correcta interpretación de un determinado texto.
    En efecto, en el mensaje anterior tiene usted la respuesta de como se ha de interpretar correctamente un texto. Y es, en efecto, imposible ninguna discusión posterior sobre la base de 16 hilos abiertos sobre el mismo tema.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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