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Tema: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

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  1. #1
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    SENTENCIA DE LA INQUISICIÓN A GALILEO

    La sentencia de la Inquisición a Galileo Galilei dice así:

    Por cuanto tú, Galileo, hijo del difunto Vincenzio Galilei, de Florencia, de setenta años de edad, fuiste denunciado, en 1615, a este Santo Oficio, por sostener como verdadera una falsa doctrina enseñada por muchos, a saber:

    que el Sol está inmóvil en el centro del mundo y que la Tierra se mueve y posee también un movimiento diurno; así como por tener discípulos a quienes instruyes en las mismas ideas; así como por mantener correspondencia sobre el mismo tema con algunos matemáticos alemanes; así como por publicar ciertas cartas sobre las manchas del Sol, en las que desarrollas la misma doctrina como verdadera; así como por responder a las objeciones que se suscitan continuamente por las Sagradas Escrituras, glosando dichas Escrituras según tu propia interpretación; y por cuanto fue presentada la copia de un escrito en forma de carta, redactada expresamente por ti para una persona que fue antes tu discípulo, y en la que, siguiendo la hipótesis de Copérnico, incluyes varias proposiciones contrarias al verdadero sentido y autoridad de las Sagradas Escrituras; por eso este sagrado tribunal, deseoso de prevenir el desorden y perjuicio que desde entonces proceden y aumentan en menoscabo de la sagrada fe, y atendiendo al deseo de Su Santidad y de los eminentísimos cardenales de esta suprema universal Inquisición, califica las dos proposiciones de la estabilidad del Sol y del movimiento de la Tierra, según los calificadores teológicos, como sigue:

    1. La proposición de ser el Sol el centro del mundo e inmóvil en su sitio es absurda, filosóficamente falsa y formalmente herética, porque es precisamente contraria a las Sagradas Escrituras.

    2. La proposición de no ser la Tierra el centro del mundo, ni inmóvil, sino que se mueve, y también con un movimiento diurno, es también absurda, filosóficamente falsa y, teológicamente considerada, por lo menos, errónea en la fe.

    Pero, estando decidida en esta ocasión a tratarte con suavidad, la Sagrada Congregación, reunida ante Su Santidad el 25 de febrero de 1616, decreta que su eminencia el cardenal Bellarmino te prescriba abjurar del todo de la mencionada falsa doctrina; y que si rehusares hacerlo, seas requerido por el comisario del Santo Oficio a renunciar a ella, a no enseñarla a otros ni a defenderla; y a falta de aquiescencia, que seas prisionero; y por eso, para cumplimentar este decreto al día siguiente, en el palacio, en presencia de su eminencia el mencionado cardenal Bellarmino, después de haber sido ligeramente amonestado por dicho cardenal, fuiste conminado por el comisario del Santo Oficio, ante notario y testigos, a renunciar del todo a la mencionada opinión falsa y, en el futuro, no defenderla ni enseñarla de ninguna manera, ni verbalmente ni por escrito; y después de prometer obediencia a ello, fuiste despachado.

    Y con el fin de que una doctrina tan perniciosa pueda ser extirpada del todo y no se insinúe por más tiempo con grave detrimento de la verdad católica, ha sido publicado un decreto procedente de la Sagrada Congregación del índice, prohibiendo los libros que tratan de esta doctrina, declarándola falsa y del todo contraria a la Sagrada y Divina Escritura.

    Y por cuanto después ha aparecido un libro publicado en Florencia el último año, cuyo título demostraba ser tuyo, a saber: El diálogo de Galileo Galilei sobre los dos sistemas principales del mundo: el ptolomeico y el copernicano; y por cuanto la Sagrada Congregación ha oído que a consecuencia de la impresión de dicho libro va ganando terreno diariamente la opinión falsa del movimiento de la Tierra y de la estabilidad del Sol, se ha examinado detenidamente el mencionado libro y se ha encontrado en él una violación manifiesta de la orden anteriormente dada a ti, toda vez que en este libro has defendido aquella opinión que ante tu presencia había sido condenada; aunque en el mismo libro haces muchas circunlocuciones para inducir a la creencia de que ello queda indeciso y sólo como probable, lo cual es asimismo un error muy grave, toda vez que no puede ser en ningún modo probable una opinión que ya ha sido declarada y determinada como contraria a la Divina Escritura.

    Por eso, por nuestra orden, has sido citado en este Santo Oficio, donde, después de prestado juramento, has reconocido el mencionado libro como escrito y publicado por ti. También confesaste que comenzaste a escribir dicho libro hace diez o doce años, después de haber sido dada la orden antes mencionada. También reconociste que habías pedido licencia para publicarlo, sin aclarar a los que te concedieron este permiso que habías recibido orden de no mantener, defender o enseñar dicha doctrina de ningún modo. También confesaste que el lector podía juzgar los argumentos aducidos para la doctrina falsa, expresados de tal modo, que impulsaban con más eficacia a la convicción que a una refutación fácil, alegando como excusa que habías caído en un error contra tu intención al escribir en forma dialogada y, por consecuencia, con la natural complacencia que cada uno siente por sus propias sutilezas y en mostrarse más habilidoso que la generalidad del género humano al inventar, aun en favor de falsas proposiciones, argumentos ingeniosos y plausibles.


    Y después de haberse concedido tiempo prudencial para hacer tu defensa, mostraste un certificado con el carácter de letra de su eminencia el cardenal Bellarmino, conseguido, según dijiste, por ti mismo, con el fin de que pudieses defenderte contra las calumnias de tus enemigos, quienes propalaban que habías abjurado de tus opiniones y habías sido castigado por el Santo Oficio; en cuyo certificado se declara que no habías abjurado ni habías sido castigado, sino únicamente que la declaración hecha por Su Santidad, y promulgada por la Sagrada Congregación del índice, te había sido comunicada, en la que se declara que la opinión del movimiento de la Tierra y de la estabilidad del Sol es contraria a las Sagradas Escrituras, y que por eso no puede ser sostenida ni defendida.

    Por lo que al no haberse hecho allí mención de dos artículos de la orden, a saber: la orden de ‘no enseñar’ y ‘de ningún modo’, argüiste que debíamos creer que en el lapso de catorce o quince años se habían borrado de tu memoria, y que ésta fue también la razón por la que guardaste silencio respecto a la orden, cuando buscaste el permiso para publicar tu libro, y que esto es dicho por ti, no para excusar tu error, sino para que pueda ser atribuido a ambición de vanagloria más que a malicia. Pero este mismo certificado, escrito a tu favor, ha agravado considerablemente tu ofensa, toda vez que en él se declara que la mencionada opinión es opuesta a las Sagradas Escrituras, y, sin embargo, te has atrevido a ocuparte de ella y a argüir que es probable. Ni hay ninguna atenuación en la licencia arrancada por ti, insidiosa y astutamente, toda vez que no pusiste de manifiesto el mandato que se te había impuesto. Pero considerando nuestra opinión de no haber revelado toda la verdad respecto a tu intención, juzgamos necesario proceder a un examen riguroso, en el que contestaste como buen católico.

    Por eso, habiendo visto y considerado seriamente las circunstancias de tu caso con tus confesiones y excusas, y todo lo demás que debía ser visto y considerado, nosotros hemos llegado a la sentencia contra ti, que se escribe a continuación:

    Invocando el sagrado nombre de Nuestro Señor Jesucristo y de Su Gloriosa Virgen Madre María, pronunciamos ésta nuestra final sentencia, la que, reunidos en Consejo y tribunal con los reverendos maestros de la Sagrada Teología y doctores de ambos derechos, nuestros asesores, extendemos en este escrito relativo a los asuntos y controversias entre el magnífico Cario Sincereo, doctor en ambos derechos, fiscal procurador del Santo Oficio, por un lado, y tú, Galileo Galilei, acusado, juzgado y convicto, por el otro lado, y pronunciamos, juzgamos y declaramos que tú, Galileo, a causa de los hechos que han sido detallados en el curso de este escrito, y que antes has confesado, te has hecho a ti mismo vehementemente sospechoso de herejía a este Santo Oficio al haber creído y mantenido la doctrina (que es falsa y contraria a las Sagradas y Divinas Escrituras) de que el Sol es el centro del mundo, y de que no se mueve de este a oeste, y de que la Tierra se mueve y no es el centro del mundo; también de que una opinión puede ser sostenida y defendida como probable después de haber sido declarada y decretada como contraria a la Sagrada Escritura, y que, por consiguiente, has incurrido en todas las censuras y penalidades contenidas y promulgadas en los sagrados cánones y en otras constituciones generales y particulares contra delincuentes de esta clase. Visto lo cual, es nuestro deseo que seas absuelto, siempre que con un corazón sincero y verdadera fe, en nuestra presencia abjures, maldigas y detestes los mencionados errores y herejías, y cualquier otro error y herejía contrarios a la Iglesia Católica y Apostólica de Roma, en la forma que ahora se te dirá.

    Pero para que tu lastimoso y pernicioso error y transgresión no queden del todo sin castigo, y para que seas más prudente en lo futuro y sirvas de ejemplo para que los demás se abstengan de delincuencias de este género, nosotros decretamos que el libro Diálogos de Galileo Galilei sea prohibido por un edicto público, y te condenamos a prisión formal de este Santo Oficio por un periodo determinable a nuestra voluntad, y por vía de saludable penitencia, te ordenamos que durante los tres próximos años recites, una vez a la semana, los siete salmos penitenciales, reservándonos el poder de moderar, conmutar o suprimir, la totalidad o parte del mencionado castigo o penitencia.

    La fórmula de abjuración que a consecuencia de esta sentencia fue obligado Galileo a pronunciar, decía como sigue:


    Yo, Galileo Galilei, hijo del difunto Vincenzio Galilei, de Florencia, de setenta años de edad, siendo citado personalmente a juicio y arrodillado ante vosotros, los eminentes y reverendos cardenales, inquisidores generales de la república universal cristiana contra la depravación herética, teniendo ante mí los sagrados evangelios, que toco con mis propias manos, juro que siempre he creído y, con la ayuda de Dios, creeré en lo futuro todos los artículos que la Sagrada Iglesia Católica y Apostólica de Roma sostiene, enseña y predica. Por haber recibido orden de este Santo Oficio de abandonar para siempre la opinión falsa que sostiene que el Sol es el centro e inmóvil, siendo prohibido el mantener, defender o enseñar de ningún modo dicha falsa doctrina; y puesto que después de habérseme indicado que dicha doctrina es repugnante a la Sagrada Escritura, he escrito y publicado un libro en el que trato de la misma condenada doctrina y aduzco razones con gran fuerza en apoyo de la misma, sin dar ninguna solución; por eso he sido juzgado como sospechoso de herejía; esto es, que yo sostengo y creo que el Sol es el centro del mundo e inmóvil, y que la Tierra no es el centro y es móvil, deseo apartar de las mentes de vuestras eminencias y de todo católico cristiano esta vehemente sospecha, justamente abrigada contra mí; por eso, con un corazón sincero y fe verdadera, yo abjuro, maldigo y detesto los errores y herejías mencionados, y, en general, todo otro error y sectarismo contrario a la Sagrada Iglesia; y juro que nunca más en el porvenir diré o afirmaré nada, verbalmente o por escrito, que pueda dar lugar a una sospecha similar contra mí; asimismo, si supiese de algún hereje o de alguien sospechoso de herejía, lo denunciaré a este Santo Oficio o al inquisidor y ordinario del lugar en que pueda encontrarme. Juro, además, y prometo que cumpliré y observaré fielmente todas las penitencias que me han sido o me sean impuestas por este Santo Oficio. Pero si sucediese que yo violase algunas de mis promesas dichas, juramentos y protestas (¡que Dios no quiera!), me someto a todas las penas y castigos que han sido decretados y promulgados por los sagrados cánones y otras constituciones generales y particulares contra delincuentes de este tipo. Así, con la ayuda de Dios y de sus sagrados evangelios, que toco con mis manos, yo, el antes nombrado Galileo Galilei, he abjurado, prometido y me he ligado a lo antes dicho; y en testimonio de ello, con mi propia mano he suscrito este presente escrito de mi abjuración, que he recitado palabra por palabra.



    En Roma, en el convento de Minerva, 22 de junio de 1633; yo, Galileo Galilei, he abjurado conforme se ha dicho antes con mi propia mano.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  2. #2
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    La Iglesia Católica nunca denominó al modelo geocéntrico como modelo platónico, aristotélico o pagano. En cambio, curiosamente, al modelo heliocéntrico nunca lo denominó con ese nombre, sino que lo denominó con el nombre de modelo pitagórico.
    Le recomiendo que se compre un buen libro de Historia de la Ciencia, pues no se trata de la denominación que se haga, sino de los principios filosóficos como explicación que dieron ambos pensadores sobre el mundo y la física. En cualquier manual que trate de esta temática tiene usted todo. Y lo de "modelo pagano" lo afirmo yo personalmente, el cual, según ese tribunal del que más arriba ya se ha comprobado su actuación -que no quiero calificar-, estaba más "acorde" con las Sagradas Escrituras (según ellos, claro) que la revisión de lo conocido hasta el momento y que ya venía siendo sostenido por otros religiosos y hasta teólogos.

    Durante siglos se fue produciendo un revisionismo que no ha llegado a popularizarse, pero que se recoge ampliamente en ese tipo de libros, y lo que le pasó a Galileo fue otra cosa. Su obrita de teatro, con sus indisimuladas burlas, es lo que realmente le valió la condena. Ese y no otro, fue el motivo de la intervención del tribunal, pues se trataba de impedir el menoscabo de la autoridad de la que estaban investidos. El problema es que no calcularon las consecuencias futuras. Por ejemplo, las manchas solares que ellos niegan en su absoluta ignorancia al respecto, son una realidad. para verlas sólo hay que hacer lo siguiente: vaya usted un establecimiento especializado en instrumentos de Astronomía, por ejemplo Óptica Roma en Madrid. Pida una lámina solar de la marca Baader, que es un polímero plateado que recuerda al papel Albal pero que filtra el 99'99% de la radiación solar. Su precio ronda los 20 euros y puede usted recortarla a su gusto. A continuación, fije sendos círculos recortados sobre los objetivos de unos simples prismáticos y monte éstos encima de un trípode fotográfico a efectos de estabilidad de las imágenes. Busque el Sol (extremando las precauciones) y métalo dentro del campo visual de sus prismáticos. Ya está usted en condiciones de aplicar el "Número de Wolf" para contar las manchas y seguir la evolución de las mismas. Y también está en condiciones para comprobar como se van desplazando con las horas a los largo del disco solar mostrando claramente su rotación.

    Y ya tiene usted a la vista la prueba directa de la falsedad de uno de los cargos...¿sigo con los demás? Ahora viene una pregunta que no me cansaré de hacer: ¿en qué parte se contradice a las Sagradas Escrituras? y la pregunta tiene su enjundia porque nadie puede falsearlas, repito NA-DIE.
    Tropo dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Le obsequio con una imagen de la superficie del Sol tomada por un amateur francés, con un refractor especial de 203 mm de abertura y carísimo esa es la verdad, espero que le guste porque es impresionante, la pena es que Belarmino no la pueda ver.


    AR2172-2173 (jp-brahic) - Full resolution | AstroBin
    Tropo dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Dice Sancho en el capítulo XXXVII de la segunda parte de El Quijote: "mejor no menear el arroz aunque se pegue."
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

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  5. #5
    Avatar de Ennego Ximenis
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Y el paralaje de las estrellas, ¿Cómo lo explica desde su modelo geocéntrico?
    ¿Y el éxito de las misiones a los distintos planetas del sistema solar?
    Libra zagun, mutillak, España lepratik,
    harturik hontarako fusillak bertatik;
    ekarriko dizkigu pakiak gerratik,
    poztutzen dala oso mundua gugatik.

    Españan española da Don Karlosena,
    ekarri zagun hura ahal degun lehenena;
    konfiantza jar zagun oso harentxena,
    berak emango digu gustorik onena

    POR DIOS Y POR ESPAÑA VICTORIOSOS DE TODOS SUS ENEMIGOS, SIN PACTOS NI MEDIACIONES.

    .“Miguel, Miguel, Miguel guria,
    Zaizu, zaizu Euskalerria”.

  6. #6
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Y el paralaje de las estrellas, ¿Cómo lo explica desde su modelo geocéntrico?
    Yo no tengo ningún modelo geocéntrico, sino que simplemente me limito a estar al tanto de las especulaciones que sobre temas cosmológicos van surgiendo en el ámbito científico general.

    ¿El fenómeno del paralaje estelar es prueba concluyente en favor de uno u otro sistema de referencia? La respuesta, igual que en el caso de las fases de Venus, es no.

    El sistema ticónico, tal y como quedó formulado, no hubiera dado cuenta del paralaje estelar. Pero ésa es una cuestión puramente accidental, ya que igual que Tycho hizo el ajuste necesario en el modelo ptolemaico para dar cuenta de las fases de Venus, así también basta un pequeño ajuste en el modelo ticónico para dar cuenta del paralaje estelar. Se trata simplemente de alinear el conjunto estelar centrándolo en el Sol, en lugar de en la Tierra (como ocurría en el modelo ticónico). De esta forma se consigue una equivalencia geométrica entre los modelos geocéntrico y heliocéntrico.

    Esta equivalencia, aunque no es honestamente reconocida por todos, sin embargo es bien conocida en el ámbito científico. Por citar un ejemplo:

    A menudo se dice que el modelo de Tycho implica la ausencia de paralaje, y que el de Copérnico requiere el paralaje. Sin embargo, no habría supuesto para Tycho un cambio conceptual enorme el hecho de hacer que la estrellas orbiten el sol (igual que los planetas), lo cual daría los mismos cambios anuales en sus posiciones aparentes igual que los da el paralaje. De esta forma, si se observara el paralaje, un modelo ticónico flexible podría ajustar su teoría para dar cuenta de aquél, sin excesiva complejidad. ¿Qué pasaría si el paralaje no se observara? Para Copérnico, lo único que se necesitaría es que las estrellas estuvieran lo suficientemente lejos como para que el paralaje no pudiera medirse. Por tanto, la presencia o ausencia de paralaje no fuerza u obliga a elegir un tipo de modelo más que al otro. Si diferentes estrellas mostraran diferentes niveles de paralaje, eso eliminaría por completo la posibilidad de que ellas estuvieran todas en una misma esfera, pero todavía realmente no decidiría entre los modelos de Tycho y Copérnico (…). De hecho, si no nos preocupamos de las estrellas distantes, estos dos modelos describen movimientos relativos idénticos de todos los objetos del sistema solar. Por ello, el papel de la observación no resulta tan directo como se podría suponer. No hay ninguna simple o pura observación que pueda distinguir si Tycho (tomado ampliamente) o Copérnico (tomado ampliamente) está en lo correcto.

    Fuente del texto: Universidad de Illinois, Physics 319, Primavera 2004, Conferencia 03, p. 8.


    Si desea usted ampliar sobre esto (con los cálculos matemáticos), le recomiendo el último trabajo de Luka Popov publicado el año pasado en la prestigiosa revista European Journal of Physics.


    ¿Y el éxito de las misiones a los distintos planetas del sistema solar?
    El éxito de las misiones forma parte de la ley de la prueba-ensayo-error, como cualquier otra obra de ingeniería o tecnología en donde se apliquen auxiliarmente las matemáticas en forma aritmética y/o geométrica. Recuérdese la distinción que hacía Etienne Gilson y que yo menciono en el primer mensaje del hilo.

    Ahora bien, esto no supone ninguna prueba concluyente en favor de un sistema de referencia u otro. La cuestión es que las proporciones de distancias y demás medidas geométricas son equivalentes en ambos sistemas. Es por ello que, para la realización de los cálculos aeronáuticos, se pueden utilizar indistintamente los dos sistemas de referencia y, de hecho, se utilizará aquél cuyos cálculos resulten más sencillos (véase el ejemplo que puse al principio del primer mensaje del hilo).

    En la actualidad, las agencias espaciales (NASA, JPL, ESA, etc...) utilizan indistintamente, en sus cálculos, un sistema ECIF (Earth Centered Inertial Frame) o un sistema ICRF o SBF (es decir, International Celestial Reference Frame o Solar Barycentric Frame). Se utilizarán uno u otro dependiendo de la facilidad que supongan para los cálculos. Por ejemplo, para las misiones cercanas a la Tierra (misiones a la Estación Espacial Internacional, satélites de telecomunicaciones o de meteorología, satélites geoestacionarios, etc...) se utiliza el sistema ECIF. En cambio, para las misiones a los planetas se suele utilizar el sistema SBF.

    La tecnología GPS utiliza también un sistema ECI. Así lo señalaban, por ejemplo, los ingenieros aeronaúticos Wang y Hatch:

    (…) NavCom Tecnology, Inc., ha autorizado el uso de software desarrollado por los Laboratorios de Propulsión a Chorro (JPL [siglas en inglés]) que, por razones históricas, hace toda la computación entera en el sistema ECI. Debido a algunas discrepancias entre nuestros resultados provenientes de las soluciones obtenidas en un sistema estándar de tierra centrada-tierra fija, y los resultados obtenidos de JPL, investigamos muy cuidadosamente los parámetros introducidos para la solución. Los rangos medidos y teóricos en los dos distintos sistemas estaban de acuerdo de manera precisa, indicando que la corrección de Sagnac había sido aplicada en ambos sistemas… ¿Es la velocidad de la luz constante con respecto al observador (receptor) o es constante con respecto al sistema inercial ECI? Claramente la ecuación de campo del GPS indica que la velocidad de la luz es constante con respecto al sistema de referencia elegido…”

    Fuente: Ruyong Wang and Ronald R. Hatch, Conducting a Crucial Experiment of the Constancy of the Speed of Light Using GPS, ION GPS 58th Annual Meeting / CIGTF 21st Guidance Test Symposium, 2002, p. 500.


    Por tanto, volvemos aquí a la misma idea del hilo. El hecho de elegir un sistema de referencia u otro para hacer los cálculos es una decisión puramente convencional (o, si se quiere, utilitaria-instrumental), en tanto en cuanto se elegirá uno u otro en función de que los cálculos resulten más sencillos. Lo cual, como corolario, indica que el hecho de utilizar uno u otro sistema de referencia no implica necesariamente la verdad o falsedad de dicho sistema utilizado para los cálculos.
    Última edición por Martin Ant; 12/10/2014 a las 19:21

  7. #7
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Valmadian. Por el hecho de defender la doctrina geocéntrica no estoy diciendo ni sugiriendo que los que no la defiendan sean malos católicos o anticatólicos, o sean pecadores, o herejes, o algo por el estilo. No creo que nadie se condene por defender una posición geocéntrica o heliocéntrica.

    La única razón por la que defiendo una posición geocéntrica es porque creo que constituye una apologética mejor contra los científicos ateos que, día sí y día también, despotrican inmisericordemente contra la Iglesia Católica. Creo que resulta prudente atacarles con argumentos ad hominem, es decir, atacarles con los argumentos... ¡que ellos mismos pregonan!, sólo que utilizándolos en su contra. Ésa es la razón por la que si un científico ateo afirma (como los muchos ejemplos que he puesto) la equivalencia entre los sistemas geocéntrico-heliocéntrico, entonces se le podría argüir a ese científico ateo que, por tanto, no tendría él razón ninguna para despotricar contra la Iglesia Católica por haber defendido en su Magisterio y en su Tradición el sistema geocéntrico como la interpretación auténtica de las Sagradas Escrituras.

    Usted me dice que esta actitud apologética es imprudente porque hace más daño que bien a la defensa de la Iglesia contra sus enemigos científicos ateos. Yo estoy absolutamente en desacuerdo: yo considero que esa táctica o estrategia apologética no sólo es prudente, sino también necesaria. Ésa es mi opinión.

    -----------------------------------------------

    Quisiera contestar, aunque se trate de un tema que se sale propiamente del de este hilo, lo de que en la sentencia del Tribunal del Santo Oficio supuestamente se dice que Galileo incurre en un error al sostener la doctrina de las manchas solares como verdadera.

    Esto no es un tema ni siquiera astronómico o cosmológico, es un tema puramente gramatical.

    El texto original de la sentencia y de la abjuración parece que todavía no se ha encontrado:


    (…) Pues bien, el texto de la abjuración, firmado por Galileo, no existe (al menos, no es conocido por los especialistas: si alguien lo hiciera público, sería un acontecimiento). Sólo existen copias que las autoridades romanas enviaron a distintos sitios de Europa, para que la condena fuera conocida y sirviera de ejemplo. Por este motivo, cuando Antonio Favaro, que dedicó gran parte de su vida a estudiar a Galileo realizó la magna edición de sus obras completas que sigue siendo, al cabo de un siglo, la referencia principal para todos los estudiosos, no pudo incluir allí el inexistente original de la abjuración y tuvo que contentarse con reproducir una copia. Lo mismo sucede con el texto de la sentencia: no poseemos el original firmado por los cardenales. Favaro incluyó en su edición de las obras de Galileo ambos textos, pero los tomó de una copia que se conserva en el Archivo de Estado de Modena. En su edición contemporánea de los documentos del proceso de Galileo, Sergio Pagano no incluyó la sentencia y abjuración de Galileo, precisamente porque no se conservan los originales, aunque esa omisión significa una grave laguna y ha sido criticada.(…)


    Fuente: El caso Galileo: Mito y realidad. Mariano Artigas, William R. J. Shea. Ediciones Encuentro. 2009. Páginas 163-164.


    Así que traigo aquí el texto en italiano (que es el que podría tener más visos de ser el idioma original del texto). El extracto correspondiente a las manchas solares dice así:


    (…) che il Sole sia centro del mondo et immobile, e che la terra si mueva anco di moto diurno: Che avevi alcuni discepoli, a´ quali insegnavi la medesima doctrina: Che circa l´istessa tenevi corrispondenza con alcuni Matematici di Germania; Che tu avevi dato alle stampe alcune lettere intitúlate delle Macchio Solari, nell quale spiegavi l´istessa doctrina, come vera: Et que all´ obbiezioni, chi alle volte ti venivano fatte tolte Della Sacra Scriptura rispondevi glosando detta Scrittura conforme al tuo senso. (…)


    Fuente: Anticopernicus Catholicus seu de térrea statione et de solis motu, contra systema Copernicanum Catholicae assertionis. Giorgius Polaccus. Venecia, 1644.


    Con lo cual se puede comprobar que, en esencia, no hay ninguna diferencia con el texto en castellano presentado por Valmadian:


    (...) que el Sol está inmóvil en el centro del mundo y que la Tierra se mueve y posee también un movimiento diurno; así como por tener discípulos a quienes instruyes en las mismas ideas; así como por mantener correspondencia sobre el mismo tema con algunos matemáticos alemanes; así como por publicar ciertas cartas sobre las manchas del Sol, en las que desarrollas la misma doctrina como verdadera; así como por responder a las objeciones que se suscitan continuamente por las Sagradas Escrituras, glosando dichas Escrituras según tu propia interpretación; (...)


    Repito. Se trata aquí de una cuestión puramente gramatical, así que no tengo reparos en pedir la colaboración de cualquier forero para que, como juez independiente, sentencie sobre este asunto:

    1. Valmadian dice que en ese texto de la sentencia, cuando dice: "en las que desarrolla la misma doctrina como verdadera", hay que entender que se refiere a las manchas del Sol.

    2. Yo digo que se refiere claramente a lo mismo que se ha estado referiendo en todo el texto: a la doctrina de que "el Sol está inmovil en el centro del mundo y que la Tierra se mueve y posee también un movimiento diurno". Por eso, ésta es la oración a la que se refiere el texto cuando habla sucesivamente de: "mismas ideas", "el mismo tema" y "la misma doctrina".

    El texto se está refiriendo a que Galileo expresó esa doctrina (la del Sol inmóvil y de la Tierra móvil) en unas cartas que tenían como tema principal las manchas solares, no que esté considerando las manchas solares como una doctrina falsa.

    Esto es, sería como decir: "así como por publicar ciertas cartas sobre la Historia de Roma, en las que desarrollas la misma doctrina (es decir, del Sol inmóvil y la Tierra móvil) como verdadera". O sería como decir: "así como por publicar ciertas cartas sobre el movimiento de la Luna, en las que desarrollas la misma doctrina (es decir, del Sol inmóvil y la Tierra móvil) como verdadera".

    Es decir, una cosa es el tema de las cartas (tema que se cita para identificar de qué cartas se está hablando) y otra cosa es que en dichas cartas se hablara de la doctrina del Sol inmóvil y la Tierra móvil, que es la única doctrina a la que se está refiriendo el texto como condenable.
    Última edición por Martin Ant; 12/10/2014 a las 19:13

  8. #8
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    En efecto, no se refiere a las manchas del sol. Simplemente dice que en las cartas que tratan de las manchas solares expresa también la doctrina de que el Sol está inmóvil en el centro y es la Tierra la que se mueve. Pero no condena en ningún momento la afirmación de que haya o no manchas en el Sol. Esto en el aspecto lingüístico. En cuanto al astronómico, que sigan discutiéndolo los que saben del tema.

  9. #9
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Muchísimas gracias Hyeronimus.

    Es imposible ninguna discusión ulterior si previamente los contendientes que debaten no se ponen de acuerdo en la correcta interpretación de un determinado texto.

  10. #10
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Cita Iniciado por Martin Ant Ver mensaje
    Muchísimas gracias Hyeronimus.

    Es imposible ninguna discusión ulterior si previamente los contendientes que debaten no se ponen de acuerdo en la correcta interpretación de un determinado texto.
    En efecto, en el mensaje anterior tiene usted la respuesta de como se ha de interpretar correctamente un texto. Y es, en efecto, imposible ninguna discusión posterior sobre la base de 16 hilos abiertos sobre el mismo tema.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

  11. #11
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Cita Iniciado por Martin Ant Ver mensaje
    Valmadian. Por el hecho de defender la doctrina geocéntrica no estoy diciendo ni sugiriendo que los que no la defiendan sean malos católicos o anticatólicos, o sean pecadores, o herejes, o algo por el estilo. No creo que nadie se condene por defender una posición geocéntrica o heliocéntrica.
    Pues o tiene mala memoria, o no se expresa con corrección, o no acaba de aclararse y, sino, ya me dirá qué se puede deducir de un hilo como éste:

    Creación vs Evolución

    Con continuas alusiones a los católicos verdaderos, y otras explicaciones varias de cómo es un católico y cómo no lo es.


    La única razón por la que defiendo una posición geocéntrica es porque creo que constituye una apologética mejor contra los científicos ateos que, día sí y día también, despotrican inmisericordemente contra la Iglesia Católica.
    Le he contado 16 hilos abiertos con el mismo tema, si es que no se me escapa alguno, en los cuales usted no ataca a esos científicos ateos salvo excepciones y si, en cambio, en todos lo hace contra Galileo. Mire usted, ni Belarmino, ni los monjes del tribunal inmisericorde, ni Galileo, ni Copérnico, ni Kepler, ni nadie por entonces, usaban una bola de cristal para adivinar las consecuencias de lo que sucedería siglos más tarde. Cada uno desde sus respectivas posiciones mantuvo sus convicciones y ninguno atacó ni a las Escrituras, ni a la Iglesia, pero está claro que alguien se equivocó y se sigue equivocando.

    Creo que resulta prudente atacarles con argumentos ad hominem, es decir, atacarles con los argumentos... ¡que ellos mismos pregonan!, sólo que utilizándolos en su contra. Ésa es la razón por la que si un científico ateo afirma (como los muchos ejemplos que he puesto) la equivalencia entre los sistemas geocéntrico-heliocéntrico, entonces se le podría argüir a ese científico ateo que, por tanto, no tendría él razón ninguna para despotricar contra la Iglesia Católica por haber defendido en su Magisterio y en su Tradición el sistema geocéntrico como la interpretación auténtica de las Sagradas Escrituras.
    No es prudente, no señor, utilizar las mismas falacias que ellos aunque se vuelvan en su contra. Primero, ellos no leen lo que decimos aquí; segundo, esa actitud es la típica del "y tú más" que ya se dirá lo que tiene de inteligente e instructiva; tercero, es cierto que incurren en numerosas contradicciones y unas veces dicen una burrada y en otras otra burrada en sentido contrario, pero eso es lo que hay que poner de manifiesto, eso es lo que hay que denunciar. Si de trata de discutir con Hawking de matemáticas usted y yo vamos dados, pero si se trata de hacerlo de Teología el que va dado es él. Y como este hombre vive a expensas de un libro Historia del Tiempo que es teológico en el fondo aunque lleve la apariencia de físico-matemático, y de todos sus refritos más haciendo uso y abuso de su pretendida posición ad verecundiam, incurre en toda clase de tonterías cada vez que le da a la tecla de su silla y que los mass-media se encargan de vocear bovinamente. Pero no hay que atacarlo a él, ni a su paupérrima situación espiritual y moral, sino a sus chorradas. Y para eso no hace falta ni mencionar a la Iglesia, ni a Galileo.

    Luego, le he insistido ya un número de veces que ni recuerdo, que me indique cuales son las referencias directas y exactas en las que en Las Escrituras se afirme que la Tierra está en el centro del Universo, que no gira sobre si misma y que todo el sistema solar lo hace alrededor de ella y me da lo mismo si quiere aportar el dato relativo a la hipótesis ptolemaica, o a la de Tycho-Brahe. Además, le tengo que recordar que la Tradición es la que se nos transmite directamente de los evangelistas, no la de los autores inspirados, así que no invente ni imagine lo que no hay. En cuanto al Magisterio, le vuelvo a recordar que el mismo Santo Tomás no tomaba partido por ninguna interpretación (al final tendré que buscar la referencia, aunque ya la expuse en otro hilo), y que dicha interpretación dejó de ser la postura "oficial" (¿de quiénes?) de la Iglesia hace ya tiempo, por cierto, muy anterior al CVII y lo aclaro para que no se me salga con ese mantra, y la prueba la tenemos en los motivos por los que se construyó el Observatorio Vaticano.

    Usted me dice que esta actitud apologética es imprudente porque hace más daño que bien a la defensa de la Iglesia contra sus enemigos científicos ateos. Yo estoy absolutamente en desacuerdo: yo considero que esa táctica o estrategia apologética no sólo es prudente, sino también necesaria. Ésa es mi opinión.
    En efecto, es su opinión, que no comparto en absoluto y que yo procuro llevar por otros caminos mucho más lógicos, y es que a cada uno lo suyo y es que atacan a la gente negándole su más íntimo y sublime derecho a su fe al negar a Dios, luego, más indirectamente, ya atacan a la Iglesia y aquí le dejo un enlace de lo que yo si hago, en lugar de atacar a Galileo, que es lo que hace usted y sus geocentristas provocando la burla de esos ateos y sus cipayos de analfabetos funcionales.

    Nada, Creación e Infinitud

    Y aparte de este ejemplo, otros varios hilos abiertos sobre el azar o sobre el ateísmo.
    Última edición por Valmadian; 13/10/2014 a las 21:40
    Tropo dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  12. #12
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Cita Iniciado por Valmadian Ver mensaje
    SENTENCIA DE LA INQUISICIÓN A GALILEO

    La sentencia de la Inquisición a Galileo Galilei dice así:

    Por cuanto tú, Galileo, hijo del difunto Vincenzio Galilei, de Florencia, de setenta años de edad, fuiste denunciado, en 1615, a este Santo Oficio, por sostener como verdadera una falsa doctrina enseñada por muchos, a saber:

    que el Sol está inmóvil en el centro del mundo y que la Tierra se mueve y posee también un movimiento diurno; así como por tener discípulos a quienes instruyes en las mismas ideas; así como por mantener correspondencia sobre el mismo tema con algunos matemáticos alemanes; así como por publicar ciertas cartas sobre las manchas del Sol, en las que desarrollas la misma doctrina como verdadera; así como por responder a las objeciones que se suscitan continuamente por las Sagradas Escrituras, glosando dichas Escrituras según tu propia interpretación; y por cuanto fue presentada la copia de un escrito en forma de carta, redactada expresamente por ti para una persona que fue antes tu discípulo, y en la que, siguiendo la hipótesis de Copérnico, incluyes varias proposiciones contrarias al verdadero sentido y autoridad de las Sagradas Escrituras; por eso este sagrado tribunal, deseoso de prevenir el desorden y perjuicio que desde entonces proceden y aumentan en menoscabo de la sagrada fe, y atendiendo al deseo de Su Santidad y de los eminentísimos cardenales de esta suprema universal Inquisición, califica las dos proposiciones de la estabilidad del Sol y del movimiento de la Tierra, según los calificadores teológicos, como sigue:

    1. La proposición de ser el Sol el centro del mundo e inmóvil en su sitio es absurda, filosóficamente falsa y formalmente herética, porque es precisamente contraria a las Sagradas Escrituras.

    2. La proposición de no ser la Tierra el centro del mundo, ni inmóvil, sino que se mueve, y también con un movimiento diurno, es también absurda, filosóficamente falsa y, teológicamente considerada, por lo menos, errónea en la fe.

    Pero, estando decidida en esta ocasión a tratarte con suavidad, la Sagrada Congregación, reunida ante Su Santidad el 25 de febrero de 1616, decreta que su eminencia el cardenal Bellarmino te prescriba abjurar del todo de la mencionada falsa doctrina; y que si rehusares hacerlo, seas requerido por el comisario del Santo Oficio a renunciar a ella, a no enseñarla a otros ni a defenderla; y a falta de aquiescencia, que seas prisionero; y por eso, para cumplimentar este decreto al día siguiente, en el palacio, en presencia de su eminencia el mencionado cardenal Bellarmino, después de haber sido ligeramente amonestado por dicho cardenal, fuiste conminado por el comisario del Santo Oficio, ante notario y testigos, a renunciar del todo a la mencionada opinión falsa y, en el futuro, no defenderla ni enseñarla de ninguna manera, ni verbalmente ni por escrito; y después de prometer obediencia a ello, fuiste despachado.

    Y con el fin de que una doctrina tan perniciosa pueda ser extirpada del todo y no se insinúe por más tiempo con grave detrimento de la verdad católica, ha sido publicado un decreto procedente de la Sagrada Congregación del índice, prohibiendo los libros que tratan de esta doctrina, declarándola falsa y del todo contraria a la Sagrada y Divina Escritura.

    Y por cuanto después ha aparecido un libro publicado en Florencia el último año, cuyo título demostraba ser tuyo, a saber: El diálogo de Galileo Galilei sobre los dos sistemas principales del mundo: el ptolomeico y el copernicano; y por cuanto la Sagrada Congregación ha oído que a consecuencia de la impresión de dicho libro va ganando terreno diariamente la opinión falsa del movimiento de la Tierra y de la estabilidad del Sol, se ha examinado detenidamente el mencionado libro y se ha encontrado en él una violación manifiesta de la orden anteriormente dada a ti, toda vez que en este libro has defendido aquella opinión que ante tu presencia había sido condenada; aunque en el mismo libro haces muchas circunlocuciones para inducir a la creencia de que ello queda indeciso y sólo como probable, lo cual es asimismo un error muy grave, toda vez que no puede ser en ningún modo probable una opinión que ya ha sido declarada y determinada como contraria a la Divina Escritura.

    Por eso, por nuestra orden, has sido citado en este Santo Oficio, donde, después de prestado juramento, has reconocido el mencionado libro como escrito y publicado por ti. También confesaste que comenzaste a escribir dicho libro hace diez o doce años, después de haber sido dada la orden antes mencionada. También reconociste que habías pedido licencia para publicarlo, sin aclarar a los que te concedieron este permiso que habías recibido orden de no mantener, defender o enseñar dicha doctrina de ningún modo. También confesaste que el lector podía juzgar los argumentos aducidos para la doctrina falsa, expresados de tal modo, que impulsaban con más eficacia a la convicción que a una refutación fácil, alegando como excusa que habías caído en un error contra tu intención al escribir en forma dialogada y, por consecuencia, con la natural complacencia que cada uno siente por sus propias sutilezas y en mostrarse más habilidoso que la generalidad del género humano al inventar, aun en favor de falsas proposiciones, argumentos ingeniosos y plausibles.


    Y después de haberse concedido tiempo prudencial para hacer tu defensa, mostraste un certificado con el carácter de letra de su eminencia el cardenal Bellarmino, conseguido, según dijiste, por ti mismo, con el fin de que pudieses defenderte contra las calumnias de tus enemigos, quienes propalaban que habías abjurado de tus opiniones y habías sido castigado por el Santo Oficio; en cuyo certificado se declara que no habías abjurado ni habías sido castigado, sino únicamente que la declaración hecha por Su Santidad, y promulgada por la Sagrada Congregación del índice, te había sido comunicada, en la que se declara que la opinión del movimiento de la Tierra y de la estabilidad del Sol es contraria a las Sagradas Escrituras, y que por eso no puede ser sostenida ni defendida.

    Por lo que al no haberse hecho allí mención de dos artículos de la orden, a saber: la orden de ‘no enseñar’ y ‘de ningún modo’, argüiste que debíamos creer que en el lapso de catorce o quince años se habían borrado de tu memoria, y que ésta fue también la razón por la que guardaste silencio respecto a la orden, cuando buscaste el permiso para publicar tu libro, y que esto es dicho por ti, no para excusar tu error, sino para que pueda ser atribuido a ambición de vanagloria más que a malicia. Pero este mismo certificado, escrito a tu favor, ha agravado considerablemente tu ofensa, toda vez que en él se declara que la mencionada opinión es opuesta a las Sagradas Escrituras, y, sin embargo, te has atrevido a ocuparte de ella y a argüir que es probable. Ni hay ninguna atenuación en la licencia arrancada por ti, insidiosa y astutamente, toda vez que no pusiste de manifiesto el mandato que se te había impuesto. Pero considerando nuestra opinión de no haber revelado toda la verdad respecto a tu intención, juzgamos necesario proceder a un examen riguroso, en el que contestaste como buen católico.

    Por eso, habiendo visto y considerado seriamente las circunstancias de tu caso con tus confesiones y excusas, y todo lo demás que debía ser visto y considerado, nosotros hemos llegado a la sentencia contra ti, que se escribe a continuación:

    Invocando el sagrado nombre de Nuestro Señor Jesucristo y de Su Gloriosa Virgen Madre María, pronunciamos ésta nuestra final sentencia, la que, reunidos en Consejo y tribunal con los reverendos maestros de la Sagrada Teología y doctores de ambos derechos, nuestros asesores, extendemos en este escrito relativo a los asuntos y controversias entre el magnífico Cario Sincereo, doctor en ambos derechos, fiscal procurador del Santo Oficio, por un lado, y tú, Galileo Galilei, acusado, juzgado y convicto, por el otro lado, y pronunciamos, juzgamos y declaramos que tú, Galileo, a causa de los hechos que han sido detallados en el curso de este escrito, y que antes has confesado, te has hecho a ti mismo vehementemente sospechoso de herejía a este Santo Oficio al haber creído y mantenido la doctrina (que es falsa y contraria a las Sagradas y Divinas Escrituras) de que el Sol es el centro del mundo, y de que no se mueve de este a oeste, y de que la Tierra se mueve y no es el centro del mundo; también de que una opinión puede ser sostenida y defendida como probable después de haber sido declarada y decretada como contraria a la Sagrada Escritura, y que, por consiguiente, has incurrido en todas las censuras y penalidades contenidas y promulgadas en los sagrados cánones y en otras constituciones generales y particulares contra delincuentes de esta clase. Visto lo cual, es nuestro deseo que seas absuelto, siempre que con un corazón sincero y verdadera fe, en nuestra presencia abjures, maldigas y detestes los mencionados errores y herejías, y cualquier otro error y herejía contrarios a la Iglesia Católica y Apostólica de Roma, en la forma que ahora se te dirá.

    Pero para que tu lastimoso y pernicioso error y transgresión no queden del todo sin castigo, y para que seas más prudente en lo futuro y sirvas de ejemplo para que los demás se abstengan de delincuencias de este género, nosotros decretamos que el libro Diálogos de Galileo Galilei sea prohibido por un edicto público, y te condenamos a prisión formal de este Santo Oficio por un periodo determinable a nuestra voluntad, y por vía de saludable penitencia, te ordenamos que durante los tres próximos años recites, una vez a la semana, los siete salmos penitenciales, reservándonos el poder de moderar, conmutar o suprimir, la totalidad o parte del mencionado castigo o penitencia.

    La fórmula de abjuración que a consecuencia de esta sentencia fue obligado Galileo a pronunciar, decía como sigue:


    Yo, Galileo Galilei, hijo del difunto Vincenzio Galilei, de Florencia, de setenta años de edad, siendo citado personalmente a juicio y arrodillado ante vosotros, los eminentes y reverendos cardenales, inquisidores generales de la república universal cristiana contra la depravación herética, teniendo ante mí los sagrados evangelios, que toco con mis propias manos, juro que siempre he creído y, con la ayuda de Dios, creeré en lo futuro todos los artículos que la Sagrada Iglesia Católica y Apostólica de Roma sostiene, enseña y predica. Por haber recibido orden de este Santo Oficio de abandonar para siempre la opinión falsa que sostiene que el Sol es el centro e inmóvil, siendo prohibido el mantener, defender o enseñar de ningún modo dicha falsa doctrina; y puesto que después de habérseme indicado que dicha doctrina es repugnante a la Sagrada Escritura, he escrito y publicado un libro en el que trato de la misma condenada doctrina y aduzco razones con gran fuerza en apoyo de la misma, sin dar ninguna solución; por eso he sido juzgado como sospechoso de herejía; esto es, que yo sostengo y creo que el Sol es el centro del mundo e inmóvil, y que la Tierra no es el centro y es móvil, deseo apartar de las mentes de vuestras eminencias y de todo católico cristiano esta vehemente sospecha, justamente abrigada contra mí; por eso, con un corazón sincero y fe verdadera, yo abjuro, maldigo y detesto los errores y herejías mencionados, y, en general, todo otro error y sectarismo contrario a la Sagrada Iglesia; y juro que nunca más en el porvenir diré o afirmaré nada, verbalmente o por escrito, que pueda dar lugar a una sospecha similar contra mí; asimismo, si supiese de algún hereje o de alguien sospechoso de herejía, lo denunciaré a este Santo Oficio o al inquisidor y ordinario del lugar en que pueda encontrarme. Juro, además, y prometo que cumpliré y observaré fielmente todas las penitencias que me han sido o me sean impuestas por este Santo Oficio. Pero si sucediese que yo violase algunas de mis promesas dichas, juramentos y protestas (¡que Dios no quiera!), me someto a todas las penas y castigos que han sido decretados y promulgados por los sagrados cánones y otras constituciones generales y particulares contra delincuentes de este tipo. Así, con la ayuda de Dios y de sus sagrados evangelios, que toco con mis manos, yo, el antes nombrado Galileo Galilei, he abjurado, prometido y me he ligado a lo antes dicho; y en testimonio de ello, con mi propia mano he suscrito este presente escrito de mi abjuración, que he recitado palabra por palabra.



    En Roma, en el convento de Minerva, 22 de junio de 1633; yo, Galileo Galilei, he abjurado conforme se ha dicho antes con mi propia mano.
    Cita Iniciado por Martin Ant Ver mensaje
    Valmadian. Por el hecho de defender la doctrina geocéntrica no estoy diciendo ni sugiriendo que los que no la defiendan sean malos católicos o anticatólicos, o sean pecadores, o herejes, o algo por el estilo. No creo que nadie se condene por defender una posición geocéntrica o heliocéntrica.

    La única razón por la que defiendo una posición geocéntrica es porque creo que constituye una apologética mejor contra los científicos ateos que, día sí y día también, despotrican inmisericordemente contra la Iglesia Católica. Creo que resulta prudente atacarles con argumentos ad hominem, es decir, atacarles con los argumentos... ¡que ellos mismos pregonan!, sólo que utilizándolos en su contra. Ésa es la razón por la que si un científico ateo afirma (como los muchos ejemplos que he puesto) la equivalencia entre los sistemas geocéntrico-heliocéntrico, entonces se le podría argüir a ese científico ateo que, por tanto, no tendría él razón ninguna para despotricar contra la Iglesia Católica por haber defendido en su Magisterio y en su Tradición el sistema geocéntrico como la interpretación auténtica de las Sagradas Escrituras.

    Usted me dice que esta actitud apologética es imprudente porque hace más daño que bien a la defensa de la Iglesia contra sus enemigos científicos ateos. Yo estoy absolutamente en desacuerdo: yo considero que esa táctica o estrategia apologética no sólo es prudente, sino también necesaria. Ésa es mi opinión.

    -----------------------------------------------

    Quisiera contestar, aunque se trate de un tema que se sale propiamente del de este hilo, lo de que en la sentencia del Tribunal del Santo Oficio supuestamente se dice que Galileo incurre en un error al sostener la doctrina de las manchas solares como verdadera.

    Esto no es un tema ni siquiera astronómico o cosmológico, es un tema puramente gramatical.

    El texto original de la sentencia y de la abjuración parece que todavía no se ha encontrado:


    (…) Pues bien, el texto de la abjuración, firmado por Galileo, no existe (al menos, no es conocido por los especialistas: si alguien lo hiciera público, sería un acontecimiento). Sólo existen copias que las autoridades romanas enviaron a distintos sitios de Europa, para que la condena fuera conocida y sirviera de ejemplo. Por este motivo, cuando Antonio Favaro, que dedicó gran parte de su vida a estudiar a Galileo realizó la magna edición de sus obras completas que sigue siendo, al cabo de un siglo, la referencia principal para todos los estudiosos, no pudo incluir allí el inexistente original de la abjuración y tuvo que contentarse con reproducir una copia. Lo mismo sucede con el texto de la sentencia: no poseemos el original firmado por los cardenales. Favaro incluyó en su edición de las obras de Galileo ambos textos, pero los tomó de una copia que se conserva en el Archivo de Estado de Modena. En su edición contemporánea de los documentos del proceso de Galileo, Sergio Pagano no incluyó la sentencia y abjuración de Galileo, precisamente porque no se conservan los originales, aunque esa omisión significa una grave laguna y ha sido criticada.(…)

    Fuente: El caso Galileo: Mito y realidad. Mariano Artigas, William R. J. Shea. Ediciones Encuentro. 2009. Páginas 163-164.


    Así que traigo aquí el texto en italiano (que es el que podría tener más visos de ser el idioma original del texto). El extracto correspondiente a las manchas solares dice así:


    (…) che il Sole sia centro del mondo et immobile, e che la terra si mueva anco di moto diurno: Che avevi alcuni discepoli, a´ quali insegnavi la medesima doctrina: Che circa l´istessa tenevi corrispondenza con alcuni Matematici di Germania; Che tu avevi dato alle stampe alcune lettere intitúlate delle Macchio Solari, nell quale spiegavi l´istessa doctrina, come vera: Et que all´ obbiezioni, chi alle volte ti venivano fatte tolte Della Sacra Scriptura rispondevi glosando detta Scrittura conforme al tuo senso. (…)


    Fuente: Anticopernicus Catholicus seu de térrea statione et de solis motu, contra systema Copernicanum Catholicae assertionis. Giorgius Polaccus. Venecia, 1644.


    Con lo cual se puede comprobar que, en esencia, no hay ninguna diferencia con el texto en castellano presentado por Valmadian:


    (...) que el Sol está inmóvil en el centro del mundo y que la Tierra se mueve y posee también un movimiento diurno; así como por tener discípulos a quienes instruyes en las mismas ideas; así como por mantener correspondencia sobre el mismo tema con algunos matemáticos alemanes; así como por publicar ciertas cartas sobre las manchas del Sol, en las que desarrollas la misma doctrina como verdadera; así como por responder a las objeciones que se suscitan continuamente por las Sagradas Escrituras, glosando dichas Escrituras según tu propia interpretación; (...)


    Repito. Se trata aquí de una cuestión puramente gramatical, así que no tengo reparos en pedir la colaboración de cualquier forero para que, como juez independiente, sentencie sobre este asunto:

    1. Valmadian dice que en ese texto de la sentencia, cuando dice: "en las que desarrolla la misma doctrina como verdadera", hay que entender que se refiere a las manchas del Sol.

    2. Yo digo que se refiere claramente a lo mismo que se ha estado referiendo en todo el texto: a la doctrina de que "el Sol está inmovil en el centro del mundo y que la Tierra se mueve y posee también un movimiento diurno". Por eso, ésta es la oración a la que se refiere el texto cuando habla sucesivamente de: "mismas ideas", "el mismo tema" y "la misma doctrina".

    El texto se está refiriendo a que Galileo expresó esa doctrina (la del Sol inmóvil y de la Tierra móvil) en unas cartas que tenían como tema principal las manchas solares, no que esté considerando las manchas solares como una doctrina falsa.

    Esto es, sería como decir: "así como por publicar ciertas cartas sobre la Historia de Roma, en las que desarrollas la misma doctrina (es decir, del Sol inmóvil y la Tierra móvil) como verdadera". O sería como decir: "así como por publicar ciertas cartas sobre el movimiento de la Luna, en las que desarrollas la misma doctrina (es decir, del Sol inmóvil y la Tierra móvil) como verdadera".

    Es decir, una cosa es el tema de las cartas (tema que se cita para identificar de qué cartas se está hablando) y otra cosa es que en dichas cartas se hablara de la doctrina del Sol inmóvil y la Tierra móvil, que es la única doctrina a la que se está refiriendo el texto como condenable.

    ¿Tendría la amabilidad de indicarme en qué consiste esa extraña situación por la cual el problema es gramatical? Mire yo sé leer, y sé lo que es y significa la hermeneútica, pues en ella me instruyeron, así que puede dar todas las vueltas que quiera con eso de "donde dije digo, dije Diego", y si no explique esto también:

    La sentencia de Galileo

    Creo que no se encontrará mejor resumen de toda la historia del llamado "caso Galileo" que en la propia sentencia del Santo Oficio de la Inquisición que a continuación transcribo. Martin Ant


    La sentencia de Galileo

    "...Por cuanto vos, Galileo, hijo del difunto Vincenzio Galilei, de Florencia, de setenta años de edad, fue denunciado, en 1615, a este Santo Oficio, por sostener como verdadera una falsa doctrina enseñada por algunos, a saber: que el Sol está inmóvil en el centro del mundo y que la Tierra se mueve y posee también un movimiento diurno; así como por tener discípulos a quienes instruye en las mismas ideas; así como por mantener correspondencia sobre el mismo tema con algunos matemáticos alemanes; así como por publicar ciertas cartas sobre las manchas del Sol, en las que desarrolla la misma doctrina como verdadera; así como por responder a las objeciones que se suscitan continuamente por las Sagradas Escrituras, glosando dichas Escrituras según vuestra propia interpretación; y por cuanto fue presentada la copia de un escrito en forma de carta, redactada expresamente por vos para una persona que fue antes vuestro discípulo, y en la que, siguiendo la hipótesis de Copérnico, incluye varias proposiciones contrarias al verdadero sentido y autoridad de las Sagradas Escrituras; por eso este Santo Tribunal, deseoso de prevenir el desorden y perjuicio que desde entonces proceden y aumentan en menoscabo de la santa fe, y atendiendo al deseo de Su Santidad y de los eminentísimos Cardenales de esta Suprema Universal Inquisición, califica las dos proposiciones de la estabilidad del Sol y del movimiento de la Tierra, según los calificadores teológicos, como sigue:

    "1. La proposición de ser el Sol el centro del mundo e inmóvil es absurda, filosóficamente falsa y formalmente herética, porque es directamente contraria a las Sagradas Escrituras.

    "2. La proposición de no ser la Tierra el centro del mundo, ni inmóvil, si no que se mueve, y también con un movimiento diurno, es también absurda, filosóficamente falsa y, teológicamente considerada es al menos errónea en la fe.


    "Pero, estando decidida en esta ocasión a trataros con suavidad, la Sagrada Congregación, reunida ante Su Santidad el 25 de febrero de 1616, decretó que su eminencia el Cardenal Bellarmino os prescribiera abjurar del todo de la mencionada falsa doctrina; y que si rehusareis hacerlo, fueseis requerido por el comisario del Santo Oficio a renunciar a ella, a no enseñarla a otros ni a defenderla; y a falta de aquiescencia, que seais prisionero; y por eso, para cumplimentar este decreto al día siguiente, en el Palacio, en presencia de su eminencia el mencionado Cardenal Bellarmino, después de haberos sido ligeramente amonestado, fuisteis conminado por el comisario del Santo Oficio, ante notario y testigos, a renunciar del todo a la mencionada opinión falsa y, en el futuro, a no defenderla ni enseñarla de ninguna manera, ni verbalmente ni por escrito; y después de prometer obediencia a ello, fuisteis despachado.

    Y con el fin de que una doctrina tan perniciosa pueda ser extirpada del todo y no se insinúe por más tiempo con grave detrimento de la verdad católica, ha sido publicado un decreto procedente de la Santa Congregación del Índice, prohibiendo los libros que tratan de esta doctrina, declarándola falsa y del todo contraria a la Sagrada y Divina Escritura.


    Y por cuanto después ha aparecido un libro publicado en Florencia el último año, cuyo título demostraba ser de vos, a saber: El diálogo de Galileo Galilei sobre los dos sistemas principales del mundo: el ptolomeico y el copernicano; y por cuanto la Santa Congregación ha oído que a consecuencia de la impresión de dicho libro va ganando terreno diariamente la opinión falsa del movimiento de la Tierra y de la estabilidad del Sol, se ha examinado detenidamente el mencionado libro y se ha encontrado en él una violación manifiesta de la orden anteriormente dada a vos, toda vez que en este libro vos ha defendido aquella opinión que ante vuestra presencia había sido condenada; aunque en el mismo libro hacéis muchas circunlocuciones para inducir a la creencia de que ello queda indeciso y sólo como probable, lo cual es asimismo un error muy grave, toda vez que no puede ser en ningún modo probable una opinión que ya ha sido declarada y determinada como contraria a la Divina Escritura. Por eso, por nuestra orden, vos habéis sido citado en este Santo Oficio, donde, después de prestado juramento, habéis reconocido el mencionado libro como escrito y publicado por vos. También confesasteis haber comenzado a escribir dicho libro hace diez o doce años, después de haber sido dada la orden antes mencionada. También reconocisteis haber pedido licencia para publicarlo, sin aclarar a los que os concedieron este permiso que habíais recibido orden de no mantener, defender o enseñar dicha doctrina de ningún modo. También confesasteis que el lector podía juzgar los argumentos aducidos para la doctrina falsa, expresados de tal modo, que impulsaban con más eficacia a la convicción que a una refutación fácil, alegando como excusa que habíais caído en un error contra vuestra intención al escribir en forma dialogada y, por consecuencia, con la natural complacencia que cada uno siente por sus propias sutilezas y en mostrarse más habilidoso que la generalidad del género humano al inventar, aun en favor de falsas proposiciones, argumentos ingeniosos y plausibles.

    "Y después de haberse concedido tiempo prudencial para haceros vuestra defensa, mostrasteis un certificado con el carácter de letra de su eminencia el Cardenal Bellarmino, conseguido, según dijisteis, por vos mismo, con el fin de que pudieseis defenderos contra las calumnias de vuestros enemigos, quienes propalaban que habíais abjurado de vuestras opiniones y habíais sido castigado por el Santo Oficio; en cuyo certificado se declara que no habíais abjurado ni habías sido castigado, sino únicamente que la declaración hecha por Su Santidad, y promulgada por la Santa Congregación del Índice, os había sido comunicada, y en la que se declara que la opinión del movimiento de la Tierra y de la estabilidad del Sol es contraria a las Sagradas Escrituras, y que por eso no puede ser sostenida ni defendida. Por lo que al no haberse hecho allí mención de dos artículos de la orden, a saber: la orden de 'no enseñar' y 'de ningún modo', argüisteis que Nos debíamos creer que en el lapso de catorce o quince años se habían borrado de vuestra memoria, y que ésta fue también la razón por la que vos guardasteis silencio respecto a la orden, cuando buscasteis el permiso para publicar vuestro libro, y que esto es dicho por vos, no para excusar vuestro error, sino para que pueda ser atribuido a ambición de vanagloria más que a malicia. Pero este mismo certificado, escrito a vuestro favor, ha agravado considerablemente vuestra ofensa, toda vez que en él se declara que la mencionada opinión es opuesta a las Sagradas Escrituras, y, sin embargo, os habéis atrevido a tratar de ella y a argüir que es probable. Tampoco hay ninguna atenuación en la licencia arrancada por vos, insidiosa y astutamente, toda vez que no pusisteis de manifiesto el mandato que se os había impuesto. Pero Nos, considerando que no habéis revelado toda la verdad respecto a vuestra intención, juzgamos necesario proceder a un examen riguroso, en el que deberíais contestar como buen católico.

    "Por eso, habiendo visto y considerado seriamente las circunstancias de vuestro caso con vuestras confesiones y excusas, y todo lo demás que debía ser visto y considerado, Nos hemos llegado a la sentencia contra vos, que se escribe a continuación :

    "Invocando el Sagrado Nombre de Nuestro Señor Jesucristo y de Su Gloriosa Virgen Madre María, pronunciamos ésta nuestra final sentencia, la que,
    reunidos en Consejo y Tribunal con los reverendos maestros de la Sagrada Teología y doctores de ambos derechos, nuestros asesores, extendemos en este escrito relativo a los asuntos y controversias entre el magnífico Cario Sincereo, doctor en ambos derechos, fiscal procurador del Santo Oficio, por un lado, y vos, Galileo Galilei, acusado, juzgado y convicto, por el otro lado, pronunciamos, juzgamos y declaramos que vos, Galileo, a causa de los hechos que han sido detallados en el curso de este escrito, y que antes habéis confesado, os habéis hecho a vos mismo vehementemente sospechoso de herejía a este Santo Oficio, al haber creído y mantenido la doctrina (que es falsa y contraria a las Sagradas y Divinas Escrituras) de que el Sol es el centro del mundo, y de que no se mueve de este a oeste, y de que la Tierra se mueve y no es el centro del Mundo; también de que una opinión puede ser sostenida y defendida como probable después de haber sido declarada y decretada como contraria a la Sagrada Escritura, y que, por consiguiente, habéis incurrido en todas las censuras y penalidades contenidas y promulgadas en los sagrados cánones y en otras constituciones generales y particulares contra delincuentes de esta clase. Visto lo cual, es nuestro deseo que seáis absuelto, siempre que con un corazón sincero y verdadera fe, en nuestra presencia abjuréis, maldigáis y detestéis los mencionados errores y herejías, y cualquier otro error y herejía contrarios a la Iglesia Católica y Apostólica de Roma, en la forma que ahora se os dirá.

    Pero para que vuestro lastimoso y pernicioso error y trasgresión no queden del todo sin castigo, y para que vos seáis más prudente en lo futuro y vos sirváis de ejemplo para que los demás se abstengan de delitos de este género, Nos decretamos que el libro Diálogos de Galileo Galilei sea prohibido por un edicto público, y os condenamos a prisión formal de este Santo Oficio por un periodo determinable a nuestra voluntad, y por vía de saludable penitencia, os ordenamos que durante los tres próximos años recitéis, una vez a la semana, los siete salmos penitenciales, reservándonos el poder de moderar, conmutar o suprimir, la totalidad o parte del mencionado castigo o penitencia.

    La fórmula de abjuración:

    "Yo, Galileo Galilei, hijo del difunto Vincenzio Galilei, de Florencia, de setenta años de edad, siendo citado personalmente a juicio y arrodillado ante ustedes, los eminentes y reverendos cardenales, inquisidores generales de la república universal cristiana contra la depravación herética, teniendo ante mí los sagrados Evangelios, que toco con mis propias manos, juro que siempre he creído y, con la ayuda de Dios, creeré en lo futuro todos los artículos que la Sagrada Iglesia Católica y Apostólica de Roma sostiene, enseña y predica. Por haber recibido orden de este Santo Oficio de abandonar para siempre la opinión falsa que sostiene que el Sol es el centro inmovible, siendo prohibido el mantener, defender o enseñar de ningún modo dicha falsa doctrina; y puesto que después de habérseme indicado que dicha doctrina es repugnante a la Sagrada Escritura, he escrito y publicado un libro en el que trato de la misma condenada doctrina y aduzco razones con gran fuerza en apoyo de la misma, sin dar ninguna solución; por eso he sido juzgado como sospechoso de herejía; esto es, que yo sostengo y creo que el Sol es el centro del mundo e inmóvil, y que la Tierra no es el centro y es móvil, deseo apartar de las mentes de vuestras eminencias y de todo católico cristiano esta vehemente sospecha, justamente abrigada contra mí; por eso, con un corazón sincero y fe verdadera, yo abjuro, maldigo y detesto los errores y herejías mencionados, y, en general, todo otro error y sectarismo contrario a la Santa Iglesia; y juro que nunca más en el porvenir diré o afirmaré nada, verbalmente o por escrito, que pueda dar lugar a una sospecha similar contra mí; asimismo, si supiese de algún hereje o de alguien sospechoso de herejía, lo denunciaré a este Santo Oficio o al inquisidor y ordinario del lugar en que pueda encontrarme. Juro, además, y prometo que cumpliré y observaré fielmente todas las penitencias que me han sido o me sean impuestas por este Santo Oficio. Pero si sucediese que yo violase algunas de mis promesas dichas, juramentos y protestas (¡que Dios no quiera!), me someto a todas las penas y castigos que han sido decretados y promulgados por los sagrados cánones y otras constituciones generales y particulares contra delincuentes de este tipo. Así, con la ayuda de Dios y de sus sagrados evangelios, que toco con mis manos, yo, el antes nombrado Galileo Galilei, he abjurado, prometido y me he
    ligado a lo antes dicho; y en testimonio de ello, con mi propia mano he suscrito este presente escrito de mi abjuración, que he recitado palabra por palabra.

    "En Roma, en el convento de Minerva, 22 de junio de 1633; yo, Galileo Galilei, he abjurado conforme se ha dicho antes con mi propia mano".

    La sentencia de Galileo


    Este hilo lo abrió usted ¿se acuerda? ya me dirá cuál es la razón objetiva en qué se diferencia del texto que yo puse más arriba y por qué en este hilo no hay referencia alguna a los rebuscados argumentos que usted me ha objetado dando por cierto este otro texto al que da todo el valor siendo exactamente el mismo. Y luego hablamos de contradicciones.
    Última edición por Valmadian; 13/10/2014 a las 21:46
    Tropo dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Observatorio astronómico vaticano

    Specola vaticana

    El Observatorio Astronómico o Telescopio Vaticano, es un instituto de investigación científica que depende directamente de la Santa Sede, teniendo como órgano superior de referencia el Governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano.

    El Telescopio Vaticano puede ser considerado uno de los Observatorios astronómicos más antiguos del mundo. Su origen se remonta a la segunda mitad del siglo XVI, cuando en 1578, el papa Gregorio XIII hizo erigir en el Vaticano la Torre de los Vientos y encargó a los jesuitas astrónomos y matemáticos del Colegio Romano que preparasen la reforma del calendario promulgada después en 1582. Desde entonces, la Santa Sede no ha cesado nunca de manifestar el propio interés y apoyo a la investigación astronómica. Esta antigua tradición alcanzó su cénit en el siglo veinte con las investigaciones realizadas en el Colegio Romano por el famoso astrónomo jesuita, padre Angelo Secchi, que fue el primero en clasificar las estrellas según sus espectros. A partir de esta larga y rica tradición, León XIII, para contrarrestar las persistentes acusaciones contra la Iglesia de ser contraria al progreso científico, con el Motu proprio Ut mysticam del 14 de marzo de 1891, fundó el Observatorio de la colina vaticana, detrás de la Basílica de San Pedro.


    El Observatorio funcionó en el Vaticano poco más de 40 años, con director y personal procedente de varias órdenes religiosas como barnabitas, oratorianos, agustinos, jesuitas, ocupándose principalmente de la ejecución, junto con otros observatorios, del gran programa internacional de la Carta Fotográfica del cielo. En 1910, San Pío X amplió los espacios del Observatorio con la asignación del inmueble que León XIII había mandado construir en los jardines vaticanos, y nombró como Director al jesuita, padre G. Hagen. A comienzos de los años treinta, debido al aumento de luz eléctrica por el crecimiento urbano de la Ciudad Eterna, el cielo de Roma adquirió tal luminosidad que hizo imposible a los astrónomos el estudio de las estrellas más débiles. Pío XI dispuso entonces que el Observatorio se trasladase a la residencia estiva de Castelgandolfo, sobre las colinas Albani, a unos 35 km al sur de Roma. En este ambiente tan rico de historia, en torno a 1935, fue refundado y confiado a los jesuitas un moderno Observatorio dotado de tres nuevos telescopios y de un laboratorio astrofísico para análisis espectroquímicos. Entre los varios programas de estudio que inició el nuevo ente se encuentra, de modo particular, una importante investigación sobre las estrellas variables. Más tarde, en 1957, con la instalación de un telescopio de campo amplio, tipo Schmidt, y de un moderno centro de cálculo, se pudo extender la investigación a otros campos, como el desarrollo de nuevas técnicas para la clasificación de las estrellas según sus espectros, investigación todavía en curso en el Observatorio.

    Debido a la constante extensión de la ciudad de Roma y de sus entornos, el cielo de Castelgandolfo se hizo tan luminoso que obligó otra vez a los astrónomos a cambiar de lugar para sus observaciones. Así, en 1981, por primera vez en su historia, el Observatorio fundó un segundo centro de investigación, el “Vatican Observatory Research Group (VORG)” en Tucson, Arizona. Los astrónomos del Vaticano poseen sus oficinas en el Observatorio Steward de la Universidad de Arizona y, con una absoluta paridad de examen de las propuestas de observación, pueden acceder a todos los modernos telescopios situados en la zona. En 1993 el Observatorio, en colaboración con el Observatorio Steward, concluyó la construcción del Telescopio Vaticano de Tecnología Avanzada (VATT) que fue colocado en el Monte Graham (Arizona), el mejor sitio astronómico del continente norteamericano. El VATT es el primer telescopio óptico-infrarrojo que forma parte del Observatorio Internacional del Monte Graham: un proyecto que se completará en los próximos años con la construcción de otros grandes y sofisticados telescopios. El espejo primario del VATT, de casi 2 metros de diámetro, es el primero que ha sido construido con la nueva técnica de horno girable. Teniendo a disposición un telescopio propio, los astrónomos del Observatorio pueden finalmente desarrollar en Tucson, como lo hicieran en años pasados en Castelgandolfo, programas continuos de investigación a largo plazo. De este modo, desde los dos centros de Castelgandolfo y Tucson, el Observatorio Vaticano continua sus estudios sobre modelos cosmológicos, clasificaciones espectrales de estrellas peculiares, distribución de estrellas ricas y pobres en metales, estrellas binarias con cambios de materia, material presente en las nubes oscuras en las que se forman nuevas estrellas, polvo que rodea las estrellas jóvenes, historia de la ciencia, y otros. El Observatorio desarrolla estos programas en colaboración con muchos institutos astronómicos internacionales como Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Finlandia, Italia, Lituania, Sud Africa y Estados Unidos, y es miembro de la Unión Astronómica Internacional (IAU) y del Centro Internacional de Astrofísica Relativística (ICRA).

    En 1987, el Observatorio Vaticano, en colaboración con el Centro para la Teología y las Ciencias Naturales con sede en Berkeley, California, inició una serie de seminarios de estudio en campo interdisciplinar para estudiar la acción divina en perspectiva científica desde la ciencia, la filosofía y la teología.

    En la Biblioteca de Castelgandolfo, que agrupa unos 22.000 volúmenes, se encuentra una preciosa colección de libros antiguos con obras de Copérnico, Galileo, Newton, Kepler, Brahe, Clavio, Secchi. Hay también una importante colección de meteoritos, preciosos para aportar informaciones sobre el inicio del sistema solar. Los resultados de las investigaciones realizadas se publican en revistas internacionales. El Informe Anual se envía a unos 400 institutos esparcidos por todo el mundo. Aproximadamente cada dos años se organizan encuentros internacionales a los que se invita una veintena de científicos para tratar argumentos que son objeto de estudio del Observatorio, y cuyas actas se publican después en un volumen propio. En 1986, por primera vez se organizó en Castelgandolfo una escuela estiva de astronomía de un mes para 25 estudiantes procedentes de varias partes del mundo, en la que estudiosos eminentes desarrollaron programas sobre argumentos particulares. La iniciativa se repitió en 1988 y desde entonces ha adquirido un ritmo bienal. En Castelgandolfo además, en períodos más o menos largos, se da acogida a científicos que desean colaborar en las investigaciones de nuestros astrónomos.

    El Observatorio está financiado anualmente por la Santa Sede, sin embargo, para la realización de programas específicos como el VATT, cuenta con la ayuda de amigos y benefactores y, con este fin se ha fundado la Sociedad “Vatican Observatory Foundation”, exenta de tasas en el Estado de Arizona.



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  14. #14
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Cita Iniciado por Valmadian Ver mensaje
    Observatorio astronómico vaticano

    Specola vaticana

    el Observatorio Vaticano continua sus estudios sobre modelos cosmológicos, clasificaciones espectrales de estrellas peculiares, distribución de estrellas ricas y pobres en metales, estrellas binarias con cambios de materia, material presente en las nubes oscuras en las que se forman nuevas estrellas, polvo que rodea las estrellas jóvenes, historia de la ciencia, y otros. El Observatorio desarrolla estos programas en colaboración con muchos institutos astronómicos internacionales como Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Finlandia, Italia, Lituania, Sud Africa y Estados Unidos, y es miembro de la Unión Astronómica Internacional (IAU) y del Centro Internacional de Astrofísica Relativística (ICRA).

    En 1987, el Observatorio Vaticano, en colaboración con el Centro para la Teología y las Ciencias Naturales con sede en Berkeley, California, inició una serie de seminarios de estudio en campo interdisciplinar para estudiar la acción divina en perspectiva científica desde la ciencia, la filosofía y la teología.

    En la Biblioteca de Castelgandolfo, que agrupa unos 22.000 volúmenes, se encuentra una preciosa colección de libros antiguos con obras de Copérnico, Galileo, Newton, Kepler, Brahe, Clavio, Secchi. Hay también una importante colección de meteoritos, preciosos para aportar informaciones sobre el inicio del sistema solar. Los resultados de las investigaciones realizadas se publican en revistas internacionales. El Informe Anual se envía a unos 400 institutos esparcidos por todo el mundo. Aproximadamente cada dos años se organizan encuentros internacionales a los que se invita una veintena de científicos para tratar argumentos que son objeto de estudio del Observatorio, y cuyas actas se publican después en un volumen propio.



    Observatorio astronómico vaticano

    ¿Postura oficial de la Iglesia? No, postura del Estado Vaticano, sede de la Iglesia. Lo mismo que en el Siglo XVII.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  15. #15
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Tengo que confesar, que esta "novísima" discusión astrológica con implicaciones teológicas, me ha dejado bastante sorprendido; porque creo, y corríjanme si me equivoco, que aun siendo un ignorante en esto (y en otras cosas), hay algo evidente que estudié en COU:
    El sol, es un cuerpo (incandescente), que tiene muchísima más masa que los planetas de su sistema, y por lo tanto la fuerza gravitacional con la que atrae a la tierra y al resto de los planetas, combinada con el desplazamiento lateral que estos llevan, hace que estos giren alrededor de él y no al revés.

    Por otra parte, aunque parezca que las galaxias se separan de nosotros en todas direcciones, eso no quiere decir en absoluto que estemos en "el centro del universo"; ya que este es inmenso, y no conocemos cuales son sus límites, además de que tendríamos que colocarnos "fuera del mismo" para poder comprobarlo. Si tiramos una bolsa de arroz encima de una mesa y cogemos al azar un granito que esté situado más o menos en una esquina, separando todos los granitos de alrededor, nuestro granito elegido sigue estando más o menos en una esquina, no en el centro de la mesa.

    Pregunta:

    ¿Existe alguna obra disponible del padre Carreira (sj) en la red, sobre implicaciones teológicas de la cosmología?.
    Última edición por DOBLE AGUILA; 14/10/2014 a las 03:11

  16. #16
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Tengo que confesar, que esta "novísima" discusión astrológica con implicaciones teológicas, me ha dejado bastante sorprendido; porque creo, y corríjanme si me equivoco, que aun siendo un ignorante en esto (y en otras cosas), hay algo evidente que estudié en COU:
    El sol, es un cuerpo (incandescente), que tiene muchísima más masa que los planetas de su sistema, y por lo tanto la fuerza gravitacional con la que atrae a la tierra y al resto de los planetas, combinada con el desplazamiento lateral que estos llevan, hace que estos giren alrededor de él y no al revés.
    A mí también me han enseñado eso en el colegio, como a cualquier otro hijo de vecino. Pero es importante tener una visión crítica de las cosas, y estudiarlas tal y como realmente fueron enseñadas, primero por los que las establecieron, y segundo, de acuerdo al estado actual de la ciencia en conformidad con lo comúnmente aceptado por la comunidad científica.

    Que la Tierra debería girar alrededor del sol en tanto en cuanto aquélla tiene menor masa que éste es cierto... sólo si nos encontráramos en un sistema aislado de sólo dos cuerpos: Tierra y sol. Pero ése no es el caso en la realidad. La realidad es que existe un Universo, y ese Universo posee una ingente cantidad de materia que puede contrarrestar la influencia gravitatoria del sol (por muy masivo que sea en comparación a la Tierra).

    Aquí el concepto fundamental manejado por Newton (y que es el que hay que tener siempre en cuenta) es el de "centro de masas". Newton nunca dijo que un cuerpo de masa menor ha de girar alrededor de un cuerpo de masa mayor. Lo que dijo es que ambos cuerpos girarán alrededor de un centro que él denominó "centro de masas" y que corresponde al centro de gravedad de todo el sistema. Por tanto, si consideramos un sistema aislado de dos cuerpos (o el sistema aislado del Sol, la Tierra y los planetas con sus satélites), ese "centro de masas" estará muy cerca del elemento más masivo del sistema (es decir, el Sol). Pero si consideramos al sistema como no aislado, es decir, formando parte del conjunto de todo el Universo (que es como ocurre en la realidad) entonces la cosa cambia, pues para poder calcular el auténtico "centro de masas" de todo el Universo habría que tener en cuenta... ¡toda la materia del Universo! Ahora bien, como ese cálculo es imposible, realmente no se puede decir que un cuerpo más que otro constituya realmente el "centro de masas" de todo el Universo.

    Ésa es la razón por la que Newton, aún siendo él mismo un heliocentrista confeso, sin embargo tenía la honradez de hablar siempre en sentido hipotético sobre este asunto (que es la auténtica forma científica de abordar el tema):


    “Que el centro del sistema del mundo [es decir, del Universo] es inamovible. Esto es reconocido por todos, aunque algunos afirman que es la Tierra, otros que es el Sol, el que está fijo en ese centro.”

    En el original en latín dice así: “Centrum systematis mundane quiescere. Hoc ab ómnibus consessum est, dum aliqui terram, alii solem in centro systematis quiescere contendant. Videamus quid inde sequatur.”


    Fuente: Isaac Newton, Philosophiae Naturalis Principia Mathematica, Libro 3: El Sistema del Mundo, Proposición X, Hipótesis I.


    Añade Newton:

    “Que el centro común de gravedad de la Tierra, el sol, y todos los planetas, es inamovible. Pues ese centro o bien está en reposo o bien se mueve uniformemente hacia delante en línea recta; pero si ese centro se moviera, el centro del mundo [es decir, del Universo] también se movería, en contra de la Hipótesis”.

    En el original en latín: “Commune centrum gravitates térrea, solis & planetarum omnium quiescere. Nam centrum illud (per legum corol. iv) vel quiescent vel progredietur uniformiter in directum. Sed centro illo semper progrediente centrum mundi quoque movebitur contra hypothesin”.

    Ése fue el estado de la ciencia hasta el primer tercio del siglo XX, en donde la combinación del galimatías de la Teoría de la Relatividad de Einstein combinado con las observaciones "embarazasosas" de Edwin Hubble en el que entonces era el mayor telescopio de la época ("embarazosas" porque las galaxias que veía Hubble separarse uniforme y simétricamente de la Tierra hacían sugerir una posición central de la Tierra en el Universo), generalizaron en la comunidad científica, hasta el día de hoy, la hipótesis alternativa de la inexistencia de un centro inamovible (es decir, la inexistencia de un sistema de referencia absoluto o en reposo absoluto) en el Universo (por eso, hoy en día, más que de "heliocentrismo" habría que hablar de "acentrismo", como modelo cosmológico preferido por la comunidad científica).

    Por otra parte, aunque parezca que las galaxias se separan de nosotros en todas direcciones, eso no quiere decir en absoluto que estemos en "el centro del universo"; ya que este es inmenso, y no conocemos cuales son sus límites, además de que tendríamos que colocarnos "fuera del mismo" para poder comprobarlo. Si tiramos una bolsa de arroz encima de una mesa y cogemos al azar un granito que esté situado más o menos en una esquina, separando todos los granitos de alrededor, nuestro granito elegido sigue estando más o menos en una esquina, no en el centro de la mesa.
    Efectivamente. El hecho de que veamos las galaxias separarse de nosotros no constituye prueba concluyente en favor de la centralidad de la Tierra. Ésa es la razón por la que la comunidad científica aventuró, -como explicación a lo que observamos empíricamente por nuestros sentidos a través del telescopio-, la hipótesis alternativa del llamado Principio Copernicano (con sus correspondientes características de isotropía y homogeneidad), que es a la que se refería Stephen Hawking en la cita que puse más atrás, en la que decía que deberíamos aceptar esa hipótesis alternativa... por razones de modestia.

    Estoy ABSOLUTAMENTE DE ACUERDO con usted en que la única forma que tendríamos para dilucidar realmente qué posición real ocupa algo o qué es lo que se mueve realmente respecto a qué, sería la de situarnos en un sistema de referencia... ¡exterior al Universo! Ahora bien, como esto es fácticamente imposible, deberemos contentarnos con lo que tenemos.
    Última edición por Martin Ant; 14/10/2014 a las 12:29

  17. #17
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Por último, hay un pequeño efecto llamado libración diurna. Esta es consecuencia de la rotación de la Tierra, que lleva a un observador primero a un lado y luego a otro lado de la línea de unión entre el centro de la Tierra y centro de la Luna, permitiendo la observación primero de un lado de la Luna y luego del otro. De manera metafórica, sería como si un observador, ante la fachada de un edificio, caminara a la derecha (viendo parte de la fachada derecha) y luego caminara a la izquierda (viendo parte de la fachada izquierda), y viceversa.
    No. La llamada libración diurna no es prueba concluyente de la rotación de la Tierra, pues también podría explicarse como consecuencia de la hipótesis equivalente de la rotación del Universo.

    La rotación de la Tierra y la rotación del Universo son dos hipótesis, no solamente equivalentes desde un punto de vista cinemático (lo cual daría cuenta del fenómeno de la libración) sino también desde un punto de vista dinámico. El estado de la ciencia, tal y como está establecida actualmente, admite la equivalencia de ambas hipóstesis: Ernst Mach, Lense, Thirring, Einstein, Møller, Rosser, Barbour, Bertotti, etc....

    Parafraseando el texto, se podría decir:

    "Por último, hay un pequeño efecto llamado libración diurna. Esta es consecuencia de la rotación del Universo, que lleva a un observador primero a un lado y luego a otro lado de la línea de unión entre el centro de la Tierra y el centro de la Luna, permitiendo la observación primero de un lado de la Luna y luego del otro. De manera metafórica, sería como si un observador estático, ante la fachada de un edificio en movimiento, viera la parte de la fachada derecha (cuando el edificio se desplaza hacia la izquierda) y luego viera la parte de la fachada izquierda (cuando el edificio se desplazara hacia la derecha), y viceversa."


    Pues o tiene mala memoria, o no se expresa con corrección, o no acaba de aclararse y, sino, ya me dirá qué se puede deducir de un hilo como éste:

    Creación vs Evolución

    Con continuas alusiones a los católicos verdaderos, y otras explicaciones varias de cómo es un católico y cómo no lo es.

    Allí reproduje unos textos en contra de la ideología del evolucionismo, que me parecían podrían ser útiles. Pero yo no dije nada de católicos verdaderos o no verdaderos. Ahí el único que utilizó ese lenguaje fue el autor original de esos textos que, en un mensaje, dijo efectivamente lo siguiente:

    En fin, es la primera vez que entro a este foro. Espero que podamos mantener un buen debate, y que los católicos tradicionales (es decir, los que son católicos DE VERDAD) se convenzan de que el evolucionismo es una gran mentira del Demonio.

    Ahora bien, supongo que no me hará responsable de los juicios que hagan otros. De todas formas, por si en alguno de mis mensajes por error se me hubiera metido un desliz como ése (me gustaría, Valmadian, que trajera algún ejemplo, aunque sólo sea por comprobarlo) téngase desde ya por no puesto, y considérese como intención auténtica de mis mensajes la ya referida anteriormente (es decir, no la de decir o insinuar que uno es más o menos católico por defender o combatir tal o cual cosa, sino que mi intención es combatir a los científicos ateos).

    Le he contado 16 hilos abiertos con el mismo tema, si es que no se me escapa alguno, en los cuales usted no ataca a esos científicos ateos salvo excepciones y si, en cambio, en todos lo hace contra Galileo. Mire usted, ni Belarmino, ni los monjes del tribunal inmisericorde, ni Galileo, ni Copérnico, ni Kepler, ni nadie por entonces, usaban una bola de cristal para adivinar las consecuencias de lo que sucedería siglos más tarde. Cada uno desde sus respectivas posiciones mantuvo sus convicciones y ninguno atacó ni a las Escrituras, ni a la Iglesia, pero está claro que alguien se equivocó y se sigue equivocando.
    Yo no ataco a Galileo, a menos que se entienda por atacar a Galileo el mero hecho de reproducir los testimonios eclesiásticos de la época en contra de la doctrina enseñada por Galileo, en tanto en cuanto, conforme al juicio emitido por la Iglesia (y no por mí), esa enseñanza atentaba contra el dogma de la inerrancia de las Sagradas Escrituras, tal y como eran interpretadas por Galileo en función o en virtud de dicha doctrina.

    Ahora bien. Esto sí que tiene absolutamente que ver con mi intención de atacar a los científicos ateos. ¿Por qué? Porque son siempre ellos (y no yo) los que siempre traen a colación el caso Galileo una, y otra, y otra vez, y todas las veces que hagan falta para justificar sus insultos (los de los científicos ateos) a la Iglesia Católica. Por tanto, yo lo único que hago es recoger el guante y contraatacar dentro del mismo terreno que ellos mismos han querido fijar cuando ellos deciden siempre traer al estrado del debate el caso Galileo.

    No es prudente, no señor, utilizar las mismas falacias que ellos aunque se vuelvan en su contra.
    Si eso no es prudente, entonces, ¿nunca sería prudente utilizar un argumento ad hominem? ¿No sería nunca prudente rebatirles por medio de los mismos principios (aunque éstos no se compartan) que los científicos ateos aceptan como verdaderos?

    Primero, ellos no leen lo que decimos aquí;
    ¿Y qué? ¿Deberíamos eliminar todo el subforo de Ciencia sólo porque ellos no lean lo que escribimos aquí? Lo importante es dar testimonio.

    segundo, esa actitud es la típica del "y tú más" que ya se dirá lo que tiene de inteligente e instructiva;
    Un argumento ad hominen no supone una actitud de "y tú más". Supone declarar que, con los mismos argumentos que los científicos ateos aceptan generalmente hoy en día, ellos no tendrían ningún derecho de despotricar contra la Iglesia, en virtud de esas mismas razones que ellos aceptan. Todo vendría a bien si los científicos ateos se callaran en sus insultos, pero como no lo hacen, habrá que contestarles.


    tercero, es cierto que incurren en numerosas contradicciones y unas veces dicen una burrada y en otras otra burrada en sentido contrario, pero eso es lo que hay que poner de manifiesto, eso es lo que hay que denunciar.
    Bueno. Eso es lo que estoy haciendo. El hecho de utilizar sus doctrinas volviéndolas contra ellos, no quita que también se denuncie la falacia de dichas doctrinas y sus contradicciones. Precisamente en eso consiste el argumento ad hominem. El argumento ad hominem no implica que uno esté de acuerdo con los fundamentos o principios de los que derivan los ateos sus conclusiones cuando éstas son aprovechadas para volverlas en su contra.

    Si de trata de discutir con Hawking de matemáticas usted y yo vamos dados, pero si se trata de hacerlo de Teología el que va dado es él. Y como este hombre vive a expensas de un libro Historia del Tiempo que es teológico en el fondo aunque lleve la apariencia de físico-matemático, y de todos sus refritos más haciendo uso y abuso de su pretendida posición ad verecundiam, incurre en toda clase de tonterías cada vez que le da a la tecla de su silla y que los mass-media se encargan de vocear bovinamente. Pero no hay que atacarlo a él, ni a su paupérrima situación espiritual y moral, sino a sus chorradas. Y para eso no hace falta ni mencionar a la Iglesia, ni a Galileo.
    Si se trata de discutir con Hawking de fórmulas matemáticas, efectivamente, "voy dado". Pero sí podría discutir un poco con él, aún no siendo experto, de filosofía de la lógica (una de cuyas ramas pertenece a la filosofía de las matemáticas) y de epistemología. De hecho, yo acojo algunas de sus conclusiones lógico-matemáticas (aunque éstas provengan de premisas doctrinales con las que no estoy de acuerdo), como por ejemplo alguna de las que he citado en anteriores mensajes del hilo.

    Y el hecho de mencionar a la Iglesia y a Galileo proviene, como dije antes, por el hecho de que ellos los mencionan. Lo más irónico de todo es que mencionan a Galileo en sentido positivo, cuando en realidad deberían renegar de él en tanto en cuanto Galileo se arrepintió, en sus últimas años antes de morir, de la doctrina heliocéntrica, rechazándola de corazón finalmente.


    Luego, le he insistido ya un número de veces que ni recuerdo, que me indique cuales son las referencias directas y exactas en las que en Las Escrituras se afirme que la Tierra está en el centro del Universo, que no gira sobre si misma y que todo el sistema solar lo hace alrededor de ella y me da lo mismo si quiere aportar el dato relativo a la hipótesis ptolemaica, o a la de Tycho-Brahe. Además, le tengo que recordar que la Tradición es la que se nos transmite directamente de los evangelistas, no la de los autores inspirados, así que no invente ni imagine lo que no hay. En cuanto al Magisterio, le vuelvo a recordar que el mismo Santo Tomás no tomaba partido por ninguna interpretación (al final tendré que buscar la referencia, aunque ya la expuse en otro hilo), y que dicha interpretación dejó de ser la postura "oficial" (¿de quiénes?) de la Iglesia hace ya tiempo, por cierto, muy anterior al CVII y lo aclaro para que no se me salga con ese mantra, y la prueba la tenemos en los motivos por los que se construyó el Observatorio Vaticano.
    No le puedo indicar las referencias directas y exactas sencillamente porque no las hay en ninguno de los documentos oficiales de la Iglesia (en este caso, las dos Sagradas Congregaciones directamente implicadas: la del Índice y la del Santo Oficio). En dichos documentos se limitan a decir simplemente que la doctrina heliocéntrica es contraria a la verdadera interpretación de las Sagradas Escrituras tal y como son auténticamente interpretadas por el conseno unánime de los Santos Padres y por el Magisterio de la Iglesia.

    Lo único que podría darle, por ahora, son referencias indirectas: por ejemplo, el Santo Cardenal Belarmino, en su famosa carta a Foscarini, habla de las siguientes partes de la Escritura: Génesis, Salmos, Eclesiastés y Josué.

    Sí; en efecto, la Tradición viene de los evangelistas. Pero recuerde que tanto Trento como el Concilio Vaticano I decretaron que siempre que los Santos Padres llegaban al consenso en una misma doctrina (por ejemplo, en una misma interpretación de las Sagradas Escrituras) eso también había que considerarlo como parte de la Tradición. Ése el sentido en que la Iglesia consideraba (en sus documentos magisteriales) la interpretación geocéntrica como la que correspondía como la verdadera interpretación de las Sagradas Escrituras, en tanto que en conformidad con la interpratación unánime de los Santos Padres y, por tanto, como Tradición.

    En cuanto a la postura "oficial" de la Iglesia hay que distinguir dos cosas: la doctrina y la disciplina. En cuanto a la postura doctrinal, la Iglesia no ha emitido ningún documento oficial en favor del heliocentrismo o ningún documento oficial en contra del geocentrismo. Así que los únicos documentos con materia doctrinal sobre este asunto siguen siendo los emitidos en el siglo XVII. En cuanto a la postura diciplinar, la última medida tomada por la Iglesia, en documento oficial emitido por Pío VII en 1822, es la de dejar libertad a los fieles en esta materia.

    En efecto, es su opinión, que no comparto en absoluto y que yo procuro llevar por otros caminos mucho más lógicos, y es que a cada uno lo suyo y es que atacan a la gente negándole su más íntimo y sublime derecho a su fe al negar a Dios, luego, más indirectamente, ya atacan a la Iglesia y aquí le dejo un enlace de lo que yo si hago, en lugar de atacar a Galileo, que es lo que hace usted y sus geocentristas provocando la burla de esos ateos y sus cipayos de analfabetos funcionales.

    Nada, Creación e Infinitud

    Y aparte de este ejemplo, otros varios hilos abiertos sobre el azar o sobre el ateísmo.
    Insisto en que yo no ataco a Galileo, ni tengo nada en contra de su memoria. Me limito a plantear asépticamente los hechos, y lo hago, sí, para contestar a los científicos ateos, pues son ellos y no yo, los que están obsesionados con la figura de Galileo y la citan siempre y en todo momento en contra de la Iglesia. Yo sólo me limito a contestarles como es debido.

    ¿Tendría la amabilidad de indicarme en qué consiste esa extraña situación por la cual el problema es gramatical? Mire yo sé leer, y sé lo que es y significa la hermeneútica, pues en ella me instruyeron, así que puede dar todas las vueltas que quiera con eso de "donde dije digo, dije Diego", y si no explique esto también:

    (...)


    Este hilo lo abrió usted ¿se acuerda? ya me dirá cuál es la razón objetiva en qué se diferencia del texto que yo puse más arriba y por qué en este hilo no hay referencia alguna a los rebuscados argumentos que usted me ha objetado dando por cierto este otro texto al que da todo el valor siendo exactamente el mismo. Y luego hablamos de contradicciones.

    Lo denominé "cuestión gramatical" porque la posible ambigüedad del texto podía dar lugar a dos interpretaciones distintas, como de hecho ocurrió, pues usted daba una interpretación determinada del texto y yo otra distinta. Ésa fue la razón por la que pedí la colaboración de otro forero para dilucidar cuál de las dos interpretaciones (la de usted o la mía) era la correcta.

    En efecto, el texto que yo puse en ese otro hilo no se diferencia en nada del que usted ha puesto. Ahora bien, como ya surgió también en ese otro hilo la misma divergencia de interpretaciones entre usted y yo sobre el mismo pasaje, ésa fue la razón por la que pedí, en este hilo, la colaboración de un tercero para que dilucidara finalmente cuál era la interpretación correcta del texto sobre las manchas solares, como así ha ocurrido gracias a la colaboración de Hyeronimus, la cual vuelvo a agradecer de nuevo.


    ¿Postura oficial de la Iglesia? No, postura del Estado Vaticano, sede de la Iglesia. Lo mismo que en el Siglo XVII.
    Ya que trae usted a colación el Observatorio Vaticano, me gustaría, a modo de anécdota, reproducir un texto en donde se recoge o registra que el jesuita Guy Consolmagno, que actualmente vive en los departamentos del Observatorio Vaticano, no pudo afirmar categóricamente que la Tierra gira realmente alrededor del Sol. Lo cuenta uno de los testigos que estuvo presente, el Dr. Sungenis.

    El 29 de Agosto de 2006 invitaron a Robert Sungenis y Guy Consolmagno, S.J. al programa Today Show, del canal 4 de radio de la BBC, para entrevistarlos.

    El programa por desgracia no está disponible para su audición en la web de la BBC. Pero contamos con el relato de los hechos de Robert Sungenis. Según él, ocurrió lo siguiente (a continuación las palabras son de Sungenis):

    Pude sentir que el entrevistador quedó frustrado desde el principio. Cada vez que se dirigía a Consolmagno para encontrar apoyo, Consolmagno no le daba ninguno.

    Durante el programa (el cual, me dijeron, se suponía que iba a tratar solamente del Diseño Inteligente) el entrevistador me vino antes del programa y me dijo: “Dr. Sungenis, vamos a presentarle a usted como el autor de Galileo Was Wrong”. Yo dije: “Muy bien, estupendo.” Pensé para mí mismo: “Hey; aquí tengo publicidad gratis”.

    Pero hete aquí que la primera mitad del programa fue sobre geocentrismo. Así que me di cuenta de que me estaban preparando. Asumí que ellos querían que Consolmagno negara que el geocentrismo es algo posible, y entonces pasarían a golpearme con uno o dos golpes y, de paso, harían que Consolmagno negara también el Diseño Inteligente. Pero ellos se llevaron el shock de su vida. A continuación dejo cómo fue la primera parte de la entrevista como mejor lo recuerdo:


    Entrevistador: “Por tanto, Dr. Sungenis, usted cree que el sol se mueve alrededor de la Tierra, ¿es eso correcto?

    Sungenis: “Sí, y también lo creen mucha otra gente.”

    Entrevistador: “¿Cómo quiénes?”

    Sungenis: “Bueno, ellos no vienen directamente a admitirlo, pero ellos sostienen que el geocentrismo es igual de válido como modelo cosmológico que el heliocentrismo.”

    Entrevistador: “¿Y quiénes son esa gente?”

    Sungenis: “Oh, gente como Albert Einstein, Ernst Mach, Julian Barbour, Bruno Bertotti…”

    En este punto, el entrevistador me interrumpe y se vuelve a Guy Consolmango.

    Entrevistador: “Hermano Consolmagno, ¿usted cree que el sol gira alrededor de la Tierra?”

    Consolmagno: “Bueno, permítanme ponerlo de esta forma. Es más fácil hacer los cálculos con la tierra girando alrededor del sol”.

    En este punto podría decir que el entrevistador sentía que todo el asunto estaba explotando en su cara. Por lo que intentó que Consolmagno fuera más preciso negando el geocentrismo.

    Entrevistador: “Pero Hermano Consolmagno, estamos hablando aquí de la realidad. Con independencia de que las matemáticas funcionen más fácilmente, ¿es verdad o no que el sol gira alrededor de la tierra?”.

    Consolmagno: “Bueno, como ya dije, es más fácil hacer los cálculos con la tierra moviéndose alrededor del sol.”

    Hubo más cosas que se dijeron, pero no las puedo recordar ahora, aunque lo arriba transcrito es una transcripción exacta de cómo fue la conversación. (…).

    Entonces, viendo que no estaba haciendo ninguno progreso en absoluto en su propósito de presentarme como un payaso, el entrevistador cambió hacia la prometida discusión sobre el Diseño Inteligente.


    Fuente del texto original.

    Última edición por Martin Ant; 14/10/2014 a las 18:48

  18. #18
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Cita Iniciado por Martin Ant Ver mensaje
    calcular el auténtico "centro de masas" de todo el Universo habría que tener en cuenta... ¡toda la materia del Universo! Ahora bien, como ese cálculo es imposible, realmente no se puede decir que un cuerpo más que otro constituya realmente el "centro de masas" de todo el Universo.
    Según las soluciones de las ecuaciones de Einstein hay tres posibilidaddes:

    1.- Modelo de curvatura constante positiva. Implica una superficie esférica y cerrada, de volumen finito en analogía tridimensional de la superficie esférica.

    2.- Modelo de curvatura constante negativa de geometría tipo hiperbólico. Es abierto y de extensión infinita. Se sostiene que una representación bidimensional sería una superficie infinita en la que todos sus puntos serían similares localmente a una silla de montar a caballo.

    3.- Modelo euclídeo o de Einstein-de Sitter. Abierto, de volumen infinito y de curvatura nula. Su representación es un plano infinito.

    Y toda la materia incluye la materia oscura, no sólo la visible. Por tanto, pretender determinar cuál es, o dónde está, el baricentro del Universo es imposible hoy por hoy.



    -como explicación a lo que observamos empíricamente por nuestros sentidos a través del telescopio-,
    Sólo los amateurs observamos en luz visible, en el ámbito profesional se observa en todas las frecuencias a través de instrumentación informatizada. Luego, no hay "engaños" posibles de los sentidos -la vista- el resto no interviene en la observación.

    Pero aun así, la vista se ve ampliamente favorecida hoy en día con toda una serie de recursos técnicos. Para empezar hoy es "normal" en el ámbito amateur el uso de telescopios enormes. Por ejemplo, un clásico de 8 pulgadas, es decir, de 203 mm de diámetro en su objetivo, es un instrumento común para la mayoría de observadores que no están en sus inicios. Con semejante abertura se capta una cantidad de luz (no hablo de aumentos, que son otro concepto), de 841 veces más que el ojo. Si en lugar de esa abertura se utiliza otro instrumento de 12 pulgadas (306 mm) la captación de luz se dispara a 1911 veces. Si, a su vez, lo que se tiene es un 16 pulgadas (408 mm), las posibilidades son de 3397 veces, y si, por ejemplo, el telescopio es de 20 pulgadas ( 510 mm) hablamos de 5308 veces más que el ojo. Todas estas aberturas son hoy en día comunes en el campo amateur, sólo es necesario disponer del sitio adecuado y del dinero preciso para su compra que, a lo sumo, no suelen superar los 8 ó 10 mil euros los más grandes. De hecho la producción de estos instrumentos es industrial, no artesanal aunque haya artesanos muy especializados. A todo ello hay que añadir la informatización de las monturas, el control de ellos a través de ordenadores portátiles con programas diseñados para todo tipo de actividades, accesorios de una calidad inimaginable, incluidas cámaras CCD refrigeradas especialmente para reducir el ruido y que trabajan a muchos grados bajo cero. Y un largo etc., que supone que es dudoso que exista un sólo amateur en el mundo que disponga de todo el arsenal existente y a disposición de cada uno.

    Esto se encuentra a años luz de distancia de los medios con los que contaron hace siglos y aun hace unas décadas, por cuanto más, quienes sólo disponían de su vista. Por poner un ejemplo de lo que significa desto que estoy comentando. Los prismáticos más sencillos que se recomiendan para la observación astronómica son los de 50 milímetros de abertura, ya sean de 7 aumentos o de 10. Con dicho instrumento se puede alcanzar la magnitud visual aparente de 10'0 ¿Qué significa esto? cada estrella tiene esa magnitud relativa, que es la que nos parece desde tierra, y existe una escala de dichas magnitudes llamada de Pogson. Dicha escala comienza con las estrellas aparentemente más brillantes que van apareciendo poco a poco al anochecer. La escala tiene valores negativos y positivos, los negativos se utilizan para los objetos más brillantes como el Sol, la Luna, Venus, etc., y los positivos empiezan en cero. Cada valor en la escala va aumentando mediante una constante de 2'512 veces, y está calculada logarítimicamente. Según esta escala, esos prismáticos que alcanza a captar estrellas de magnitud aparente 10'0 siginifica que son 10.000 veces más débiles que las de magnitud aparente cero. Para estimarlo basta con multiplicar 2'512 por si misma 10 veces. Un telescopio de 408 mm alcanza la magnitud visual aparente 16'0 y uno de 510 mm, la 20'0. Es decir, éste último capta visualmente la luz de objetos estelares ¡¡¡ cien millones de veces !!! más débiles que los de magnitud 0'0.

    Por supuesto, quien dice esa luz, también dice detalles en las superficies planetarias o de la Luna, y la calidad de las imágenes dependerá de la calidad de la óptica. ¿Aumentos? 100, 200, 300 a lo sumo.


    Estoy ABSOLUTAMENTE DE ACUERDO con usted en que la única forma que tendríamos para dilucidar realmente qué posición real ocupa algo o qué es lo que se mueve realmente respecto a qué, sería la de situarnos en un sistema de referencia... ¡exterior al Universo! Ahora bien, como esto es fácticamente imposible, deberemos contentarnos con lo que tenemos.
    No hay que confundir el modelo sobre el que se discute aquí, que se ocupa de la posición del Sol y de la Tierra, con el modelo cosmológico. El primero no presenta muchos problemas pues está como quien dice al alcance de la mano, el problema es el otro.
    Tropo dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

  19. #19
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    Re: Los sistemas de referencia y la ideología racionalista-matematicista

    Cita Iniciado por Ennego Ximenis Ver mensaje
    Y el paralaje de las estrellas, ¿Cómo lo explica desde su modelo geocéntrico?
    ¿Y el éxito de las misiones a los distintos planetas del sistema solar?
    Estimado Ennego no hay que ir tan lejos como están las estrellas para explicar los errores del geocentrismo, basta con esto

    Libración

    Se denomina libración al conjunto de movimientos de oscilación que presenta el disco de la Luna con respecto a un observador ubicado en la Tierra.

    Se da la circunstancia de que la Luna tarda el mismo tiempo en dar una vuelta sobre sí misma que en dar una vuelta completa en torno a la Tierra con respecto a un punto fijo (lo que se conoce como período sideral, que dura 27 días, 7 horas, 43 minutos y 11,5 segundos). Eso hace que la cara vista desde la Tierra sea siempre la misma. Esto significaría que un observador terrestre solamente podría conocer el 50 % de la superficie lunar.

    Sin embargo, esto no es así. Aunque el movimiento de la Luna alrededor de su eje de rotación está sincronizado con su traslación alrededor de la Tierra, estas libraciones permiten a un observador terrestre ver diferentes imágenes de la superficie lunar en momentos diferentes. De hecho, un observador terrestre podrá contemplar el 59 % de la superficie del satélite al cabo de observaciones sucesivas.


    Tipos de libración.

    Hay tres tipos de libración. La más importante es la libración en longitud. Esta se debe a que la órbita de la Luna alrededor de la Tierra es algo excéntrica (es decir, la Tierra no está exactamente en el centro de la órbita lunar). Eso significa que la Luna acelera su velocidad cuando está más cerca de la Tierra, y la desacelera cuando está más lejos, manteniendo constante el giro sobre sí misma, produciéndose así un pequeño desajuste entre ambos movimientos (desajuste que queda cancelado al completar la Luna su período orbital auténtico). Eso hace que la rotación de la Luna (o giro sobre sí misma) algunas veces se adelante y otras se atrase con respecto a su posición orbital (o vuelta en torno a la Tierra). La libración en longitud hace que la Luna oscile respecto a nosotros en la dirección este-oeste, con una amplitud máxima de 7°54'.

    La libración en latitud es consecuencia de la pequeña inclinación del eje de rotación de la Luna con respecto a la normal al plano de su órbita alrededor de la Tierra. Al igual que el eje de rotación de la Tierra está inclinado, lo que produce las estaciones debido a la rotación alrededor del Sol, también lo está el eje de la Luna con respecto a su propia órbita en torno a la Tierra. Ello hace que la Luna aparentemente oscile en la dirección norte-sur, con una amplitud de 6° 50'. Lo que significa, para un observador terrestre, que se puede observar un pequeño sector oculto más allá del polo norte lunar y otro pequeño sector oculto más allá del polo sur lunar, alternativamente.

    Por último, hay un pequeño efecto llamado libración diurna. Esta es consecuencia de la rotación de la Tierra, que lleva a un observador primero a un lado y luego a otro lado de la línea de unión entre el centro de la Tierra y centro de la Luna, permitiendo la observación primero de un lado de la Luna y luego del otro. De manera metafórica, sería como si un observador, ante la fachada de un edificio, caminara a la derecha (viendo parte de la fachada derecha) y luego caminara a la izquierda (viendo parte de la fachada izquierda), y viceversa.

    La combinación de todas estas libraciones permite que un observador ubicado en la Tierra pueda ver más de la mitad de la esfera lunar, llegando a conocerse así un 59% del globo lunar mediante observaciones efectuadas desde la Tierra.

    Historia y trascendencia.

    Galileo Galilei observó el fenómeno de la libración lunar, llamándolo titubeo. El fenómeno físico que da lugar a la libración de latitud fue observado y anotado por Tycho Brahe, y analizado por Kepler, quedando formulado en su tercera ley, antecedente a su vez de la ley de gravitación universal de Newton.



    Libración - Wikipedia, la enciclopedia libre

    El fenómeno del paralaje es muy conocido y por ello muy estudiado. Lo podemos comprobar en el acto haciendo algo tan sencillo como fijarnos en cualquier objeto de nuestro alrededor y observarlo abriendo y cerrando alternativamente un ojo o el otro, con ello se da la apariencia de que cambia de posición. Y es que cada ojo ocupa una posición diferente en el rostro. De todos modos, el paralaje estelar presenta un problema, y es que cuanto mayor es la distancia aparente a los olbjetos estelares, mayor es la dificultad para establecer parámetro alguno.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

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