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Tema: En defensa de los toros

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  1. #1
    Avatar de Guerreiro Galaico
    Guerreiro Galaico está desconectado Miembro graduado
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    Re: En defensa de los toros

    Hola Coforistas.- Leyendo el diario Infobae en la red, hallé éste artículo respecto a Francisco Rivera, el cual publicó una fotografía con su hijita de cinco meses en brazos lidiando.-
    Por supuesto el artículo es antitaurino y los comentarios de los foristas lo son en un 99 %, salvo escasas excepciones, siendo interesante las argumentaciones de los antitaurinos, denostando la violencia del arte, pero proponiendo violencia extrema para con el torero.-
    Como siempre hallamos el tiro por elevación a la Hispanidad desde el ataque a la Tauromaquia, que es parte de lo "políticamente correcto".-

    Fuente: Polémicas fotos: enfrentó a un toro con su bebé en los brazos - Infobae

    Agrego el artículo, pero las imágenes del torero con la beba y otras de apoyo no son visibles, ya que pertenecen a una red social, ni tampoco se ven los comentarios aludidos, para ver todo se debe entrar a la fuente.-

    Saludos cordiales desde la Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Santa María de los Buenos Aires.-



    Polémicas fotos: enfrentó a un toro con su bebé en los brazos

    Quien provocó el revuelo, convertido en trending topic, fue el español Francisco Rivera.-

    El torero español revolucionó las redesCrédito: laverdad.esDe familia de toreros, el premiado Francisco Rivera Ordóñez desató una enorme polémica convertida en "trending topic" luego de publicar en su cuenta de Instagram dos imágenes en las que se lo ve toreando en brazos de su bebé de tan solo 5 meses.

    La primera de las fotos la publicó el domingo a última hora. Allí se lo puede observar en una pequeña plaza toreando con su hija Carmen acompañado por el texto "Debut de Carmen, es la 5 generación que torea en nuestra familia. Mi abuelo toreó así con mi padre. Mi padre toreó así conmigo, y yo lo he hecho con mis hijas Cayetana y ahora con Carmen #orgullodesangre".

    A las pocas horas, compartió una segunda foto en la que realizó un montaje entre la que había publicado con su bebé y la que lo tiene a él como protagonista subido a los hombros de su padre, también toreando. "Se repite la historia. Viva la mejor herencia, el sentimiento, la pureza, honor", fueron las palabras que eligió Rivera para reforzar el concepto de la tradición que representa ese acto.

    Las publicaciones despertaron duras críticas por parte de miles de usuarios. Incluso el humorista británico Ricky Gervais se pronunció al respecto en sus propias redes haciendo referencia al abuso animal e infantil, aunque unos minutos después eliminó las publicaciones.

    Frente a las acusaciones recibidas, el torero empleó nuevamente las redes sociales para defenderse: "Es algo nuestro, de mi familia de amor al toreo. No os podéis imaginar la ilusión que me ha hecho torear con mis hijas" y "Como está España... Pensar que he puesto a mi hija en peligro es una barbaridad. Más segura que en mis brazos no va a estar nunca", fueron algunos de sus posteos.

    Por su parte, la fiscalía de menores de Sevilla resolvió abrir un expediente para analizar si el torero Francisco Rivera Ordóñez puso en una "situación de riesgo innecesaria" a su hija Carmen.

    Sin embargo, no todo fue repudio para el "matador". La Unión de Toreros salió en su defensa a través de un comunicado y atribuyó las críticas a una "campaña antitaurina": "Manifestamos sin reserva alguna nuestro total apoyo a Francisco Rivera Ordóñez frente a los ataques de que viene siendo objeto por la publicación de dicha fotografía. Al mismo tiempo, los toreros nos sentimos orgullosos de transmitir a nuestros pequeños los valores y tradiciones que presiden nuestra existencia".

    Asimismo, varios de sus colegas mostraron su solidaridad en las redes y algunos, como Manuel Díaz (el "Cordobés"), publicaron fotos con sus hijos en la misma situación.

    Polémica anterior

    Hacia mediados del año pasado, la chef Samantha Vallejo-Nágera y jueza de la versión española de "Masterchef" había desatado la polémica luego de publicar en sus redes fotos de sus hijos en la tribuna de una corrida de toros.

    A diferencia de Rivera, Vallejo-Nágera se disculpó públicamente también a través de sus redes: "Hola a tod@s, Quería pedir disculpas a aquellos que se sintieron ofendidos por las fotos que publiqué ayer, no era mi intención molestar a nadie. Desvinculo completamente a las marcas con las que trabajo de tan desafortunadas publicaciones. Un abrazo a todos y gracias por vuestros comentarios, Samy".


  2. #2
    Avatar de Hyeronimus
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    Re: En defensa de los toros

    No estaba toreando un toro sino una vaquilla, que también puede ser peligrosa aunque no tanto. No deja de ser una imprudencia. Pero en cuanto a que desde pequeños lleve a sus hijos a las corridas y les inculque la afición, no me parece negativo en absoluto. Lógicamente, los antitaurinos aprovechan la situación.

  3. #3
    Avatar de Hyeronimus
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    Re: En defensa de los toros

    LA NIÑA Y EL TORO, por Juan Manuel de Prada


    (Artículo publicado en ABC el 30 de enero de 2016)


    Que los toros son un espectáculo muy adecuado para la inteligencia fantasiosa de los niños lo captó a la perfección Agustín de Foxá, que contaba la anécdota de una niña que, feminizando al toro y al torero, le decía a su madre, mientras asistía con ella a una corrida: “¡La vaca quiere comerse la falda de la señora!”. Y si una niña puede ver en un toro bravo con la mirada nublada de sangre una vaca que quiere comerse la falda de una señora, ya podemos imaginarnos que en una becerra verá (y se quedará tan pichi) una ternerita que trisca amapolas en un prado. Algo así debió de ver la hija de Paquirri cuando su padre la tomó en brazos y se puso a tentar una becerra, para que sintiera trepándole por la sangre el arte del toreo, heredado de sus ancestros; pero Paquirri no contaba --¡ay!—con los benefactores de la infancia que pululan en Twitter, esa jaula atestada de loritos regurgitando (¡retuiteando!) ofensas redondas como cañamones.


    Antaño, al volver a casa, el tendero que tenía como chico de los recados a un niño al que deslomaba a cambio de cuatro perras soltaba la lagrimilla leyendo el "Oliverio Twist" de Dickens o el "Corazón" de Amicis; y los niños protagonistas de estos dramones, además de dejar en blanco su conciencia, le inspiraban frases de un sentimentalismo merengoso en las cenas de beneficencia. Algo semejante ocurre con los benefactores de la infancia que pululan en Twitter, que no tienen caletre para leer a Dickens y Amicis pero, en cambio, son unos hachas regurgitando (¡retuiteando!) ofensas contra un padre que quiere mostrar a su hija cómo el arte del toreo, heredado de sus ancestros, le trepa por la sangre. Y, del mismo modo que el tendero bellaco que soltaba la lagrimilla con Marco o con Oliverio Twist ni se inmutaba cuando su chico de los recados se encorvaba con las costillas abrumadas, los benefactores de la infancia que se han horrorizado con la foto de la hija de Paquirri ni se inmutan con la guerra atroz que nuestra época ha declarado a los niños; o incluso la jalean, pues está en la naturaleza de los loritos adherirse a todas las aberraciones sistémicas, ignorantes de que son víctimas de lo que Marcuse llamó “la dimensión única del pensamiento”.


    Pues ocurre con frecuencia que quienes se indignan con fotos como la que ahora comentamos son los mismos que jalean que los niños sean triturados, como si fuesen carne para albóndigas, cuando aún están en gestación; y, por supuesto, los mismos que jalean todos los males que trituran la dignidad espiritual de los niños ya gestados: la desintegración de la institución familiar; la conversión de la escuela en un corruptorio oficial del que salen desflorados y hechos unos zotes; los medios de comunicación que, mediante su suministro incesante de chabacanerías y sandeces, les arrebatan el pudor y los convierten en perros de Paulov prestos al estímulo sexual. Nada importan a estos loritos los niños abortados; y tampoco los niños con síndromes de alienación parental, los niños con depresiones y pulsiones suicidas, los niños cuya inocencia es cada día mancillada por las vilezas que les enseñan en la escuela o en la tele, los niños convertidos en víctimas de una sociedad infestada de perversiones aberrantes. En cambio, se escandalizan y rabian con la foto de una niña a la que su padre toma en brazos, mientras tienta una becerra, para que sienta cómo el arte del toreo le trepa por la sangre, heredado de sus ancestros. Tal vez su escándalo y su rabia tengan, después de todo, sentido: pues saben bien que la hija de Paquirri no va a ser un lorito como ellos; y es que una niña que ha mirado a un toro a los ojos ya ha aprendido de golpe las realidades más hondas de la vida y de la muerte.














    https://es-es.facebook.com/permalink...bstory_index=0
    Smetana y Pious dieron el Víctor.

  4. #4
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    Re: En defensa de los toros

    En defensa de los toros (de lidia) ha salido Luciíta Echevarría, esa escritorcilla de profundas obras intelectuales, algunas de las cuales han debido ser llevadas al cine subvencionado, ese que nadie ve y yo menos, pero esta vez a la muchachita (51 tacos) parece que la cosa le ha salido mal, y si no que se vea porque esto es de chiste, como todo lo que hace esta fauna bufonera hispánica (por lo de la ubicación geográfica). El tema no tiene desperdicio.



    Lucía Etxebarría la lía con la foto de un toro.

    La escritora compartió en su cuenta de Twitter un texto criticando la tauromaquia.

    ELPLURAL.COM Lunes, 20 de agosto de 2018


    Lucía Extebarría está de vacaciones en Castrillón, Asturias. El pasado fin de semana, la escritora decidió dar un paseo por el campo y aprovechó la tranquilidad de la naturaleza para criticar, en su cuenta de Twitter, la tauromaquia. Etxebarría escribió un tuit en el ponía en duda que los toros fuera bravos por naturaleza: “Para aquellos que decís que el toro es bravo por naturaleza. Estos son un toro y una vaca. Se me cruzaron en el camino. La tortura no es arte ni cultura”. Además del texto, acompaña el tuit con dos imágenes en las que se le ve con los dos animales.

    Para aquellos que decís que el toro es bravo por naturaleza.

    Estos son un toro y una vaca. Se me cruzaron en el camino
    La tortura no es arte ni cultura pic.twitter.com/nPklnNv1lt — Lucia Etxebarria (@LaEtxebarria) 18 de agosto de 2018


    Al ver las fotos, los usuarios de la red social comenzaron a reírse de la escritora por hablar de toro bravo cuando, más bien, se trataba de un toro manso.

    MIRA, LUCÍA, YO ME HE CRUZADO CON ESTE MACHO DE LOBO IBÉRICO. NO SÉ CÓMO PUEDEN DECIR QUE SON AGRESIVOS Y QUE ATACAN A LAS GANADERÍAS. CUÁNTO INSENSIBLE. pic.twitter.com/G0vI6FWoD4 — Mundochoto (@Mundochoto) 18 de agosto de 2018

    No sé de qué os sorprendéis, yo hoy me crucé un con cocodrilo en el baño y le dí un biberón de leche.
    Pd: se fue hablando perfecto catalán pic.twitter.com/g1PPbzKf5S — M. Romero (@mariogambas) 18 de agosto de 2018


    Totalmente de acuerdo. Yo he estado hoy con una pantera y mira, tan pacífica. pic.twitter.com/2I0RCksHhp — Luys de Algaida (@LuysdeAlgaida) 18 de agosto de 2018

    Ante las críticas, Etxebarría escribió otro tuit para defenderse:

    “Este animal no es un ternero. Porque hace tiempo que cumplió las 18 semanas. Tampoco es un buey, porque no está castrado. Os guste o no, es un toro. Que sea joven no quita que sea un toro, con dos cojones”.

    Este animal no es un ternero. Porque hace tiempo que cumplió las 18 semanas. Tampoco es un buey, porque no está castrado. Os guste o no, es un toro. Que sea joven no quita que sea un toro, con dos cojones. pic.twitter.com/onXX3Vf0MC — Lucia Etxebarria (@LaEtxebarria) 20 de agosto de 2018


    https://www.elplural.com/fuera-de-fo...toro_201787102


    Tiene más de 18 semanas y no está castrado, no es un buey y, además, es un toro de lidia porque ella así lo afirma y punto en boca.

    ¡Cómo está esa gente! y aún se atreven a salir a la calle, a presumir de "hintelestuales", a afirmar que ell@s son la "hintelijenzia" mientras los demás sois todos unos catetos...
    Erasmus dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

  5. #5
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    Talking Re: En defensa de los toros

    Cita Iniciado por Valmadian Ver mensaje
    No sé de qué os sorprendéis, yo hoy me crucé un con cocodrilo en el baño y le dí un biberón de leche.
    Pd: se fue hablando perfecto catalán pic.twitter.com/g1PPbzKf5S — M. Romero (@mariogambas) 18 de agosto de 2018


    Este es el mejor .




    Cita Iniciado por Valmadian Ver mensaje
    Tiene más de 18 semanas y no está castrado, no es un buey y, además, es un toro de lidia porque ella así lo afirma y punto en boca.

    ¡Cómo está esa gente! y aún se atreven a salir a la calle, a presumir de "hintelestuales", a afirmar que ell@s son la "hintelijenzia" mientras los demás sois todos unos catetos...
    ¡Muy bueno!



    Imperium Hispaniae

    "En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."







  6. #6
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    Re: En defensa de los toros

    Cita Iniciado por Valmadian Ver mensaje
    En defensa de los toros (de lidia) ha salido Luciíta Echevarría, esa escritorcilla de profundas obras intelectuales, algunas de las cuales han debido ser llevadas al cine subvencionado, ese que nadie ve y yo menos, pero esta vez a la muchachita (51 tacos) parece que la cosa le ha salido mal, y si no que se vea porque esto es de chiste, como todo lo que hace esta fauna bufonera hispánica (por lo de la ubicación geográfica). El tema no tiene desperdicio.



    Lucía Etxebarría la lía con la foto de un toro.

    La escritora compartió en su cuenta de Twitter un texto criticando la tauromaquia.

    ELPLURAL.COM Lunes, 20 de agosto de 2018


    Lucía Extebarría está de vacaciones en Castrillón, Asturias. El pasado fin de semana, la escritora decidió dar un paseo por el campo y aprovechó la tranquilidad de la naturaleza para criticar, en su cuenta de Twitter, la tauromaquia. Etxebarría escribió un tuit en el ponía en duda que los toros fuera bravos por naturaleza: “Para aquellos que decís que el toro es bravo por naturaleza. Estos son un toro y una vaca. Se me cruzaron en el camino. La tortura no es arte ni cultura”. Además del texto, acompaña el tuit con dos imágenes en las que se le ve con los dos animales.

    Para aquellos que decís que el toro es bravo por naturaleza.

    Estos son un toro y una vaca. Se me cruzaron en el camino
    La tortura no es arte ni cultura pic.twitter.com/nPklnNv1lt — Lucia Etxebarria (@LaEtxebarria) 18 de agosto de 2018


    Al ver las fotos, los usuarios de la red social comenzaron a reírse de la escritora por hablar de toro bravo cuando, más bien, se trataba de un toro manso.

    MIRA, LUCÍA, YO ME HE CRUZADO CON ESTE MACHO DE LOBO IBÉRICO. NO SÉ CÓMO PUEDEN DECIR QUE SON AGRESIVOS Y QUE ATACAN A LAS GANADERÍAS. CUÁNTO INSENSIBLE. pic.twitter.com/G0vI6FWoD4 — Mundochoto (@Mundochoto) 18 de agosto de 2018

    No sé de qué os sorprendéis, yo hoy me crucé un con cocodrilo en el baño y le dí un biberón de leche.
    Pd: se fue hablando perfecto catalán pic.twitter.com/g1PPbzKf5S — M. Romero (@mariogambas) 18 de agosto de 2018


    Totalmente de acuerdo. Yo he estado hoy con una pantera y mira, tan pacífica. pic.twitter.com/2I0RCksHhp — Luys de Algaida (@LuysdeAlgaida) 18 de agosto de 2018

    Ante las críticas, Etxebarría escribió otro tuit para defenderse:

    “Este animal no es un ternero. Porque hace tiempo que cumplió las 18 semanas. Tampoco es un buey, porque no está castrado. Os guste o no, es un toro. Que sea joven no quita que sea un toro, con dos cojones”.

    Este animal no es un ternero. Porque hace tiempo que cumplió las 18 semanas. Tampoco es un buey, porque no está castrado. Os guste o no, es un toro. Que sea joven no quita que sea un toro, con dos cojones. pic.twitter.com/onXX3Vf0MC — Lucia Etxebarria (@LaEtxebarria) 20 de agosto de 2018


    https://www.elplural.com/fuera-de-fo...toro_201787102


    Tiene más de 18 semanas y no está castrado, no es un buey y, además, es un toro de lidia porque ella así lo afirma y punto en boca.

    ¡Cómo está esa gente! y aún se atreven a salir a la calle, a presumir de "hintelestuales", a afirmar que ell@s son la "hintelijenzia" mientras los demás sois todos unos catetos...
    Desmontando las mentiras de Lucía Etxebarria.

    Usar Twitter es peligroso. Nunca sabes por dónde te va a salir. Un día es el altavoz de los idiotas y otro es un detector de incultos. También tiene cosas buenas, agudiza la creatividad y el ingenio.

    Aunque este no ha sido el caso de la escritora Lucia Etxebarria. Más bien se ha convertido en rehén de su propia incultura.

    Con tal de abrirle un poco los ojos, sin afán de convertirla en aficionada si es que algún día leyera estas líneas, y para contrarrestar las mentiras vertidas sobre la tauromaquia, me dispongo a rebatir sus burdos argumentos expuestos en un hilo en su perfil de Twitter.

    Todo empezó con este brillante tweet:
    Para aquellos que decís que el toro es bravo por naturaleza.
    Estos son un toro y una vaca. Se me cruzaron en el camino
    La tortura no es arte ni cultura pic.twitter.com/nPklnNv1lt
    — Lucia Etxebarria (@LaEtxebarria) August 18, 2018
    La escritora recibió multitud de respuestas, la gran mayoría en tono burlesco. Pero ella seguía en sus trece y atacó con una colección de despropósitos que repasaremos uno a uno.

    El toro de lidia no es una raza distinta.



    Según Etxebarria el toro de lidia es la misma especie que el “toro de campo”, entendiendo que para “toro de campo” se refiere al ganado no bravo utilizado para otras labores. Una puntualización, el toro de lidia también se cría en el campo, más concretamente en las dehesas. Además de su importancia genética, el toro de lidia es el perfecto guardián de la dehesa ibérica, pues su crianza se extiende por más de 500.000 hectáreas entre España y Portugal, y contribuye de forma extraordinaria a su conservación.

    El tema es que según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación el toro bravo sí que es una especie única y diferenciada del resto de ganado bovino: https://www.mapama.gob.es/es/ganaderia/temas/zootecnia/razas-ganaderas/razas/catalogo/autoctona-fomento/bovino/lidia/usos_sistema.aspx


    Los toros no están en peligro de extinción.



    Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), una especie se considera en peligro de extinción cuando se encuentra comprometida su existencia globalmente. Esto se puede deber tanto a la depredación directa sobre la especie como a la desaparición de un recurso del cual depende su vida, tanto por la acción del hombre, debido a cambios en el hábitat, producto de hechos fortuitos (como desastres naturales) o por cambios graduales del clima.

    No es difícil pensar que en un hipotético caso donde la tauromaquia estuviese prohibida, los toros estarían abocados a su extinción puesto que no tendrían ninguna utilidad y nadie podría garantizar su existencia más allá de tener un grupo muy reducido de animales durante un periodo de tiempo.

    De hecho, hay 14 encastes que se encuentran en peligro de extinción, en parte debido a que no lidian en las plazas. Esta idea la argumentó el ganadero, veterinario y periodista Adolfo Rodríguez Montesino en una conferencia en el Aula Taurina del CEU: https://www.taurologia.com/articulo_imprimir.asp?idarticulo=1831&accion
    Por si no fuera poco, si partimos de la definición de la FAO, donde se considera que una especie está en peligro de extinción cuando cuentan con menos de 1000 animales, el 50% de los encastes estarían en peligro de extinción: https://www.abc.es/20120926/cultura-...209261801.html

    Los toros de lidia solo son más negros.



    Su teoría la sustenta con esta afirmación espectacular. Señora Etxebarria, permíteme que le diga que los cárdenos de Victorino Martín, los colorados de Alcurrucén, los jaboneros de Núñez del Cuvillo, los salineros de Miura, entre otros, son muy distintos a los “toros de campo” y no precisamente por su color. Aquí puedes aprender todas las pintas de los toros:



    Ha visto toros sentada en el tendido cero de una plaza.



    No hay tendido cero en ninguna plaza. No se sabe muy bien en qué plaza estaría. Igual le dio por poner TVE2 un sábado a la hora de comer. ¿Se referirá a barrera o callejón? Otro misterio.

    Hace falta herir a un toro primero para que ataque.

    Si una imagen vale más que mil palabras, un vídeo todavía más. Internet está lleno de imágenes de tentaderos a campo abierto donde el animal puede huir en cualquier momento. Nadie lo retiene ahí, solo su bravura.

    <font color="#11100F"><span style="font-family: &amp;quot">

    El toro ataca solo después de que le banderilleen y rejoneen y entonces el torero debe acercarse con un capote


    El día que estuvo en el tendido cero de vete tú a saber qué plaza no estaría muy atenta. Estaría escribiendo alguna novela de las suyas. El torero, como es sabido por cualquier persona que haya pisado una plaza alguna vez en su vida, recibe al toro con el capote antes de ponerle banderillas y antes del tercio de varas. Además, se llaman picadores y no rejoneadores, pero no nos desviemos del tema.

    En el video se puede ver a Morante de la Puebla esperando a portagayola a un toro recién salido de chiqueros y sin herirle:


    Los españoles no van a los toros


    Pretenden vender una película donde casi toda España es antitaurina. Pues resulta que habiendo tantos antitaurinos no llegan ni a la mitad de la población: https://www.lasexta.com/noticias/sociedad/el-487-de-los-espanoles-se-manifiesta-en-contra-de-los-festejos-taurinos-frente-a-un-412-que-se-declara-a-favor-de-los-toros_20170715596a37af0cf213125bf27437.html

    Por otro lado, si se suman los asistentes a corridas de toros y espectáculos taurinos populares se alcanza la cifra de 25 millones de asistentes, por lo menos una vez en 2017: https://www.abc.es/cultura/toros/abci-mas-cinco-millones-espectadores-asistieron-toros-espana-2017-201801200121_noticia.html

    Las corridas retransmitidas por RTVE tienen nula audiencia.

    Entre septiembre de 2012 y 2016, TVE emitió un total de cuatro corridas de toros con una audiencia media de un 10,8% de cuota de pantalla y 1.052.000 espectadores. Estos datos supusieron un aumento en la audiencia respecto a otros días en la misma franja horaria: https://www.abc.es/cultura/toros/201...505302137.html

    Otro programa de una televisión pública es líder de audiencia en su franja horaria. “Toros para todos” es un éxito de audiencia en Canal Sur: https://laeconomiadeltoro.wordpress....14/06/03/1821/

    Las fiestas taurinas nos cuestan 564 millones al año de subvención.



    En los Presupuestos Generales del Estado se puede ver cómo solo se destinaron 35.000€ de todos los españoles para financiar la tauromaquia. Más concretamente, esta cantidad fue destinada a la Fundación del Toro de Lidia “para la compilación del conjunto de conocimientos y actividades artísticas, creativas y productivas que integran la tauromaquia como patrimonio cultural y su difusión en el entorno digital”. https://www.eldiario.es/cultura/gastos-locos-presupuestos-Cultura-hablado_0_756975060.html

    Además, la FTL se tomó el tiempo en elaborar un estudio desmintiendo estas afirmaciones: https://fundaciontorodelidia.org/wp-content/uploads/2017/01/Informe.-La-verdad-sobre-el-informe-Bosch.pdf

    Es cierto que a este valor habría que añadir las ayudas municipales para celebrar espectáculos taurinos dentro de los presupuesto de fiestas. De todos modos, no están incluidos en los PGE.

    Por si fuera poco, el profesor Juan Medina sostiene los toros es la actividad cultural que más aporta a la Administración: 56 millones, sólo en cotizaciones sociales e IVA, y recibe la mitad, algo inaudito: http://www.elmundo.es/cultura/2016/03/10/56e12de822601dc0768b467c.html

    Un único muerto por asta de toro en 18 años.


    Todos recordamos el dolor que pasamos por las pérdidas de Víctor Barrio (9 de julio de 2016 ) e Iván Fandiño (17 de junio de 2017), ambos fallecidos por asta de toro. A ellos se podrían sumar El Pana y Renato Motta en el continente americano, entre otros. Es absurdo pretender vender la idea de que el toro bravo no mata.
    Además, entre 2000 y 2015 más de 74 personas murieron en encierros y festejos taurinos en España. De ellos, 71 eran hombres y 3 mujeres. Después de 2015, los años más trágicos son 2009, con 10 personas fallecidas, y 2012, con 8. A estas muertes habría que sumar las de los años posteriores hasta hoy: Doce muertes convierten a 2015 en año más trágico en los encierros desde 2000 | España | EL MUNDO

    Toros muertos al año: 30.000.

    Tomando los datos oficiales del Ministerio de Cultura y Deporte, se celebraron 1553 espectáculos taurinos (corridas, rejones, novilladas, festivales y festejos mixtos) en 2017. Multiplicando por 6 esa cifra de festejos (6 son los toros lidiados normalmente en una espectáculo) nos daría una cifra de 9318 animales. Algo muy lejos de lo que pretende vender ella: https://www.mecd.gob.es/cultura-mecd...adisticas.html

    En definitiva, uno puede tener la opinión que quiera sobre cualquier tema. La opinión es libre. Sin embargo, lo que ha hecho y sigue haciendo Lucía Etxebarria no son opiniones, son mentiras con las patas muy cortas, pero que han calado en la sociedad a base de repetirlas día tras día.
    Última edición por Pious; 15/09/2018 a las 02:37

  7. #7
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    Re: En defensa de los toros

    Anacronismo de los toros.

    Artículo de Agustín de Foxá publicado en el diario ABC el 24 de abril de 1957, muchas veces publicado en la blogosfera taurina, no obstante siempre merece la pena volver a ser leído. Absolutamente brillante.

    ***
    El secreto de los toros reside en que es un espectáculo anacrónico. Cuando vuela un avión a reacción sobre el embudo dorado de la plaza, uno se asombra de que sean contemporáneos los hombres de arriba -tocando botones, radares, ondas hertzianas, luces parpadeantes en verde y rojo, palancas de robot, en el límite de los viajes interplanetarios- con los hombres de abajo, de verde manzana y plata, de corinto y oro, ídolos asiáticos con espada y lanza y saetas de papel rizado, entre caballos y toros, manejando la sangre en lugar de la gasolina, con la Muerte allí, en el diamante de la puntilla, que desconecta al toro de la red eléctrica de la Vida. O con la enfermería, entre santos óleos.

    Cuando se desintegra la materia y se forma el hongo venenoso de ecuaciones de la bomba de hidrógeno, todavía unos mozos matan con la espada como en los albores de la Edad del Bronce. En torno a la plaza, de esta isla primitiva de relinchos y mugidos, de esa gota de selva, de esa partícula de Génesis, rugen los claxons, las bocinas, los motores del mundo hecho por el hombre, con su fauna mecánica, con sus "autos" -coches amputados de caballos-, con sus motocicletas con una muchacha a la grupa como un recuerdo atávico de la jaca; con su biscuter, mestizaje o cruce entre el automóvil y la motocicleta.

    Vigilan al combate virginal, primitivo, fresco, palpitante, no unos ojos humanos, sino lentes de máquinas de turistas, teleobjetivos, cóncavas pupilas del "cine" en colores.

    Una concesión del ruedo sangriento, de ese "confetti" de desierto, a la vida moderna, es el camión que riega la plaza con su abanico, con sus dos alas de agua.

    Pero a los toros los siguen arrastrando las mulillas, siempre un poco espantadas ante la cabeza muerta. Y ni una rueda gira sobre la arena porque la rueda es humana; ninguna creación divina la utiliza; sino piernas o patas, o el reptar, o las aletas, o las alas.

    El hombre de la ciudad; el de las oficinas y los empleos; el del piano tedioso de la máquina de escribir; el del alfabeto, sin poema de amor, de la taquigrafía; el de los archivos -que son los nichos de las cosas-; el de la hipoteca, que es lo más opuesto a un bosque en Primavera; el de los tranvías, que es la negación del libre galope; ese hombre va a la plaza a rejuvenecerse, a oír mugidos que jamás serán congelados en la serpiente del hilo magnetofónico; a escuchar relinchos que nunca se extenderán a secar, como ropa blanca, en los hilos de teléfono; a ver la sangre sin análisis ni velocidad de sedimentación; a contemplar apagarse corazones que no conocen el electrocardiograma.

    Los toros traen el campo a la ciudad, su paisaje de encinas y de ríos, sus florecillas amarillas o moradas de la Primavera. Hombres que nunca han visto la luna, ciudadanos del asfalto y de la propiedad horizontal, hablan de cuántas hierbas tiene ese toro; de los pastos de mayo que embravecen; de por qué los toros de aquella ganadería tienen las patas tan fuertes, ya que el abrevadero está a muchos kilómetros de “sus cerrados; y comentan cornadas, de las cuales ya nadie muere en el mundo. Los toros son el espectáculo de un pueblo religioso que juega con el Más Allá; no tienen nada de república ateniense (deporte), sino de Imperio romano (sacrificio).

    Tenía razón aquel aficionado cuando decía que a los toros no iba uno a divertirse (el fútbol es mucho más divertido), porque tienen de todo menos de entretenidos. El toreo es intuitivo y racional, y matar frente a frente es maravillosamente absurdo existiendo mataderos de punzón eléctrico y frigoríficos donde la carne viva se convierte en cosa acartonada.

    Todo lo que en el ruedo sucede es imprevisto y deslumbrante y allí se congrega todo lo inesperado; hay en los tendidos indios turistas de Bombay, chinos miopes; y entran, volando, villanos portadores de semillas; y alguna vez planea una paloma de tendido a tendido; o se suelta un globo; y discuten, y están a punto de pegarse, un abogado y un médico por la cojera de un toro; y preside un Rey o una princesa; y dos Felipes Segundos pintados por Velázquez -los alguacilillos- llevan al galope una enorme llave que no abre ninguna puerta.

    En los toros se venden, astronómicamente, como en un eclipse, el sol y la sombra; ya semejanza de las rústicas cosechas, el espectáculo depende de la lluvia; de una nube que pasa.

    Las gentes están tan tristes a la vuelta de los toros porque retornan a la vulgaridad, a la Civilización, a todo lo artificial y antibiológico.

    Muchos pueblos han jugado con los toros; desde; hace miles de años en Creta, hasta el actual "rodeo" americano donde algunos capotazos de auxilio al vaquero caído son como la prehistoria de la arqueología del toreo. California está a punto de inventar las corridas de toros; como en las reelecciones de sus presidentes, Norteamérica está descubriendo la Monarquía.

    Están tan en la entraña de nuestros sueños ancestrales los combates de toros, que han suscitado poemas, romances, novelas, esculturas, cuadros, músicas, grabados y óperas y todavía no ha surgido, ni creo que nacerá nunca, la Carmen, de Bizet, del fútbol; ni habrá tapices de Goya sobre un "penalti"; ni romances de Federico o décimas de Gerardo, a un "córner".

    El toreo es casto y sensual; pueden ir a él los frailes y los niños, pero jamás una mujer es más apetecible que ensangrentada de claveles en una barrera de sol.

    Antes, los toros eran más hermosos y bárbaros, y más imaginativos. Había plazas partidas; matadores en zancos; saltos a la garrocha; hombres como Martincho, que, esposado, saltaba desde una mesa sobre el lomo del toro; enanos y gigantes; globos de humo caliente; luchas de toros con leones y tigres; perros de presa...

    Ahora, al intelectualizarse, las corridas han perdido vitaminas. Porque lo excesivamente clásico comporta algo de tedio. Y cuando se ve ese esqueleto de mármol, que es el Partenón, se siente, a veces, la nostalgia de las anárquicas gárgolas y de los monstruos de las sillerías de coro de nuestras Catedrales.

    Cuando un pueblo sobre un bistec ensangrentado coloca, en lugar de mostaza, unas banderillas de lujo, se encuentra lejísimos de lo cartesiano y de la lógica.

    Como el mito de Fausto y Mefistófeles, el toreo devuelve la juventud a la ciudad envejecida de reglamentos urbanos.

    El toreo está fuera de nuestro tiempo; es un drama de capa y espada en el siglo del cinemascope. Y cuando un espada brinda a una bella mujer de anhelante pecho la muerte del toro, revive un piropo de hace veinte mil años.

    Última edición por Pious; 15/09/2018 a las 04:43
    Hyeronimus dio el Víctor.

  8. #8
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    Re: En defensa de los toros

    El doctor Marañón y los toros.

    Rescato hoy un artículo de interés del periódico ABC, del lunes 23 de mayo de 1983, escrito por Gregorio Marañón Moya, hijo del insigne don Gregorio Marañón, acerca de la afición de su padre por la fiesta taurina, donde entresaca algunas opiniones en torno a la tauromaquia. Don Gregorio Marañón es uno de los médicos y científicos españoles más importantes de la historia, cuyos descubrimientos tuvieron repercusión internacional. Historiador y prolífico escritor, entre sus inacabables distinciones, fue miembro de cinco de las ocho Reales Academias que hay en España (de la Lengua; de la Historia; de las Bellas Artes; Nacional de Medicina y de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales).





    Mi padre escribió 85 libros, 250 prólogos, 322 artículos en la gran prensa y 1229 conferencias, ponencias y discursos. Creo que es el español de su tiempo -o uno de los españoles de todos los tiempos- que más ha escrito. Abordó temas variadísimos en Medicina e Historia. Pero, sobre todo, en sus ensayos y escritos breves, fijó sus ojos y su pluma en casi todos los problemas de nuestro tiempo. Como él mismo ha dicho: "El modo noble de servir a Dios es el afán de que nada de cuanto ha creado sea ajeno a nuestra curiosidad".

    Pues bien, de toros no escribió más que el prólogo a un escritor colombiano Miguel Rasch Isla, libro editado en Bogotá y prólogo publicado después en forma de artículos, en el diario La Nación, de Buenos Aires, y del que se recogen aquí algunos párrafos.

    ¿Por qué no escribió más sobre toros? Recuerdo lo que ha dicho José María de Cossío: "Ningún escritor español, de vocación mínimamente realista, puede dejar de reparar en el espectáculo de los toros". Sí, desde Larra hasta Camilo José Cela y Ángel María de Lera, pasando por Pérez de Ayala, Ortega y Gasset, Gerardo Diego y Alberti, Gómez de la Serna, etcétera, todos ellos han llenado páginas y más páginas sobre los toros y su política.

    Si Marañón no escribió, pues, nada, o casi nada sobre los toros, no quiere ello decir que no fuese un aficionado, un gran aficionado. Fue aficionado toda su vida, si es que por afición se entiende lo que realmente es, es decir: la inclinación y la propensión a alguna cosa; el ahínco y el esfuerzo en conocer y gozar de una cosa.

    Toda su vida sintió y vivió los toros con entusiasmo ferviente, con juvenil emoción, con inteligente y reposada crítica. ¿Quiénes fueron sus íntimos amigos? Precisamente los mejores aficionados de su tiempo, cuando no los propios toreros: Juan Belmonte, Ramón Pérez de Ayala, el duque de Arión, Sebastián Miranda, Luis López Dóriga, José María de Cossío, etcétera. Conoció y trató a muchos, muchos toreros. Muy amigos suyos fueron, de los que podríamos llamar "toreros del 98", Rafael El Gallo y Machaquito, de los que, además de amigo, fue su médico. Con Juan Belmonte tuvo mi padre una entrañable amistad, de sobra conocida. Siempre les unió una mutua comprensión, llena de recíproca admiración, de afecto, y de íntima y pública lealtad. Juan Belmonte fue su amigo y su torero.

    El insuperable atractivo del arte taurino que, según él mismo dijo, consiste en su perenne renovación, fue ávidamente observado y analizado por él temporada tras temporada. Todos sus familiares y amigos, todos sus colaboradores y discípulos, recuerdan bien que el tema taurino fue una de sus constantes lecturas y una de sus permanentes y amenas conversaciones.

    Si para el público no escribió más que lo que he citado -el prólogo a Rach Isla-, en cambio en centenares de cartas a sus amigos surge siempre la fiesta como la mejor y más sentida de sus fiestas.


    Como dato biográfico de cierta curiosidad, voy a transcribir parte de dos de sus cartas sobre toros. La primera está escrita en su niñez, cuando estudiaba el Bachillerato en el colegio de San Miguel, de Madrid. Se la escribió a su amigo Mariano y González de las Casas. Tenían los dos catorce años. La carta dice así:

    Regreso de la plaza y te diré que Regaterín está lo mismo que siempre: ni mejor ni peor; ni para atrás ni para adelante. De Campitos, el semidebutante, te diré que me agrada al vulnerar, pues mete el brazo con arte y valentía. Con la muleta es bastante peor y con la capa es el hombre más maleta que ha pisado la plaza de Madrid. En cambio, Manolete entusiasmó a la gente con el capote, pero con el pincho mal, pero que muy mal. Los toros, de Moreno, fueron unos grandísimos cabestros.

    Esta carta termina así:

    Quiero ser médico para descubrir el elixir de la inmortalidad. Tú, estate tranquilo, pues te curaré... ¡¡de balde!!

    La segunda carta suya, a la que me he referido, es una carta a su hijo, a mí, y está escrita antes de marcharse para siempre y encontrar, por fin, la paz en la paz del Señor.

    Me comentaba en ella los toros de antes y los de ahora y me escribía:


    La crítica taurina de antaño se reducía a unas pocas líneas sencillas, escuetas, casi como un parte militar, en la que se nos comunicaba, exclusivamente, la bravura del ganado y las estocadas de los toreros. Que esto es lo esencial, según las reglas clásicas de Montes: mucho toro, pocos pases, una estocada.

    Los toros tomaban 12 y más puyazos sin volver la cara, con lo cual todo queda dicho sobre lo que "era" tan prodigioso animal. Los toros de mi época tenían en mucha honra a sus cuernos y no toleraban escandalosos maquillajes.

    Los toreros conservaban, fuera de la plaza, su entera personalidad torera, los modos peculiares de su castizo vivir. Eran grandes bohemios y grandes señores también, lo que explica el que frecuentaran el trato de los dos extremos sociales: pueblo y aristocracia.

    Los toreros de nuestros días, nietos de Juan Belmonte, son, como ha escrito Agustín de Foxá, "jóvenes atléticos, cultos, que hablan varios idiomas, flirtean con las señoritas de la alta sociedad y se curan con penicilina". El que los toreros de hoy sean así, que se curen con penicilina y no con aguardiente, como el Pepe-Hillo, a mí me parece muy bien. Es en otras cosas del toreo de estos nuevos tiempos en lo que ya no estamos de acuerdo. De todas, quizá la más grave, es que los toreros de hoy han matado al toro en la imaginación del aficionado. El toro ha desaparecido del festejo taurino y el público de hoy no va "a los toros", sino que va "a los toreros". Si no se rectifica urgentemente restableciendo al toro como parte fundamental de la lidia, podemos decir, sin temor a equivocarnos, que la fiesta nacional marcha hacia el futuro con plomo en el ala.

    ¡Cuántas cosas se podrían contar sobre Marañón y los toros y cuántas sobre Marañón y los toreros, a muchos de los cuales admiró mucho y a todos apreció y estimó con su sentido fabuloso de la amistad y del respeto humano!

    En el citado prólogo al libro de Miguel Rasch Isla, dice Marañón:

    De toros, reconozco que es más difícil hablar sin título oficial. Trátese de una fiesta a la que cualquiera puede asistir, si es lo bastante rico para adquirir el billete; pero cuya técnica, complicada y sutil, cuyos rigurosos reglamentos y cuya ingente casuística, expone a graves errores a quien pretenda opinar sin la suficiente autoridad y erudición. En ningún otro sitio del mundo ocurre lo que en la plaza; a saber: que si alguien se permite emitir en alta voz un juicio no ortodoxo, puede surgir a su lado un aficionado de autoridad que severamente le diga: "Usted se calla, porque no entiende de esto". Y no hay, en efecto, otro remedio que callar, porque ante la iracundia del buen aficionado no es posible ni defensa ni apelación.

    Gregorio Marañón Moya.
    ABC, 23 de mayo de 1983.



    Última edición por Pious; 15/09/2018 a las 04:48

  9. #9
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    Re: En defensa de los toros

    En el IV Centenario de la muerte de Cervantes. Don Quijote y los toros (I).


    Retrato apócrifo de Miguel de Cervantes
    Eduardo Balaca y Orejas, hacia 1877
    (Museo del Prado)


    CAPÍTULO XVII (2ª parte).
    De donde se declaró el último punto y estremo adonde llegó y pudo llegar el inaudito ánimo de don Quijote con la felicemente acabada aventura de los leones.

    En todo este tiempo no había hablado palabra don Diego de Miranda, todo atento a mirar y a notar los hechos y palabras de don Quijote, pareciéndole que era un cuerdo loco y un loco que tiraba a cuerdo. No había aún llegado a su noticia la primera parte de su historia, que si la hubiera leído cesara la admiración en que lo ponían sus hechos y sus palabras, pues ya supiera el género de su locura; pero como no la sabía, ya le tenía por cuerdo y ya por loco, porque lo que hablaba era concertado, elegante y bien dicho, y lo que hacía, disparatado, temerario y tonto. Y decía entre sí: «¿Qué más locura puede ser que ponerse la celada llena de requesones y darse a entender que le ablandaban los cascos los encantadores? ¿Y qué mayor temeridad y disparate que querer pelear por fuerza con leones?».

    Destas imaginaciones y deste soliloquio le sacó don Quijote, diciéndole:

    —¿Quién duda, señor don Diego de Miranda, que vuestra merced no me tenga en su opinión por un hombre disparatado y loco? Y no sería mucho que así fuese, porque mis obras no pueden dar testimonio de otra cosa. Pues, con todo esto, quiero que vuestra merced advierta que no soy tan loco ni tan menguado como debo de haberle parecido. Bien parece un gallardo caballero a los ojos de su rey, en la mitad de una gran plaza, dar una lanzada con felice suceso a un bravo toro; bien parece un caballero armado de resplandecientes armas pasar la tela en alegres justas delante de las damas, y bien parecen todos aquellos caballeros que en ejercicios militares o que lo parezcan entretienen y alegran y, si se puede decir, honran las cortes de sus príncipes; pero sobre todos estos parece mejor un caballero andante que por los desiertos, por las soledades, por las encrucijadas, por las selvas y por los montes anda buscando peligrosas aventuras, con intención de darles dichosa y bien afortunada cima, solo por alcanzar gloriosa fama y duradera. Mejor parece, digo, un caballero andante socorriendo a una viuda en algún despoblado que un cortesano caballero requebrando a una doncella en las ciudades. Todos los caballeros tienen sus particulares ejercicios: sirva a las damas el cortesano; autorice la corte de su rey con libreas; sustente los caballeros pobres con el espléndido plato de su mesa; concierte justas, mantenga torneos y muéstrese grande, liberal y magnífico, y buen cristiano sobre todo, y desta manera cumplirá con sus precisas obligaciones. Pero el andante caballero busque los rincones del mundo, éntrese en los más intricados laberintos, acometa a cada paso lo imposible, resista en los páramos despoblados los ardientes rayos del sol en la mitad del verano, y en el invierno la dura inclemencia de los vientos y de los yelos; no le asombren leones, ni le espanten vestiglos, ni atemoricen endriagos, que buscar estos, acometer aquellos y vencerlos a todos son sus principales y verdaderos ejercicios. Yo, pues, como me cupo en suerte ser uno del número de la andante caballería, no puedo dejar de acometer todo aquello que a mí me pareciere que cae debajo de la juridición de mis ejercicios; y, así, el acometer los leones que ahora acometí derechamente me tocaba, puesto que conocí ser temeridad esorbitante, porque bien sé lo que es valentía, que es una virtud que está puesta entre dos estremos viciosos, como son la cobardía y la temeridad: pero menos mal será que el que es valiente toque y suba al punto de temerario que no que baje y toque en el punto de cobarde, que así como es más fácil venir el pródigo a ser liberal que el avaro, así es más fácil dar el temerario en verdadero valiente que no el cobarde subir a la verdadera valentía; y en esto de acometer aventuras, créame vuesa merced, señor don Diego, que antes se ha de perder por carta de más que de menos, porque mejor suena en las orejas de los que lo oyen «el tal caballero es temerario y atrevido» que no «el tal caballero es tímido y cobarde»


    —Digo, señor don Quijote —respondió don Diego—, que todo lo que vuesa merced ha dicho y hecho va nivelado con el fiel de la misma razón, y que entiendo que si las ordenanzas y leyes de la caballería andante se perdiesen, se hallarían en el pecho de vuesa merced como en su mismo depósito y archivo. Y démonos priesa, que se hace tarde, y lleguemos a mi aldea y casa, donde descansará vuestra merced del pasado trabajo, que si no ha sido del cuerpo, ha sido del espíritu, que suele tal vez redundar en cansancio del cuerpo.


    —Tengo el ofrecimiento a gran favor y merced, señor don Diego —respondió don Quijote.


    Y picando más de lo que hasta entonces, serían como las dos de la tarde cuando llegaron a la aldea y a la casa de don Diego, a quien don Quijote llamaba «el Caballero del Verde Gabán».


    Lanzada a pie. Antonio Carnicero, "Principales suertes de una corrida", 1790

    Lanzada a pie. Tordesillas, Valladolid. Torneo del Toro de la Vega


    ---o---


    Intérpretes esotéricos han querido sacar partido, ya en sentido alegórico, ya en alusiones claras a la fiesta. No merece la pena detenerse a reparar en tales juicios. El que formara el gran hidalgo de la fiesta taurina lo sabemos autorizadamente de sus propios labios. Dialogando con el discreto Caballero del Verde Gabán, lo dice. Y aunque esta concesión la hace para parangonar las fiestas cortesanas con los trabajos oscuros y heroicos de los caballeros andantes, el elogio, al menos en la parte de valor y gallardía de la fiesta, está patente.

    [José María de Cossío; Los Toros, literatura y periodismo; tomo VIII; edición Espasa Calpe, página 202 - 203].

  10. #10
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    Re: En defensa de los toros

    En el IV Centenario de la muerte de Cervantes. Don Quijote y los toros (y II)

    CAPÍTULO LVIII (2ª parte).

    Que trata de cómo menudearon sobre don Quijote aventuras tantas, que no se daban vagar unas a otras.

    Y con gran furia y muestras de enojo se levantó de la silla, dejando admirados a los circunstantes, haciéndoles dudar si le podían tener por loco o por cuerdo. Finalmente, habiéndole persuadido que no se pusiese en tal demanda, que ellos daban por bien conocida su agradecida voluntad y que no eran menester nuevas demostraciones para conocer su ánimo valeroso, pues bastaban las que en la historia de sus hechos se referían, con todo esto, salió don Quijote con su intención, y puesto sobre Rocinante, embrazando su escudo y tomando su lanza, se puso en la mitad de un real camino que no lejos del verde prado estaba. Siguióle Sancho sobre su rucio, con toda la gente del pastoral rebaño, deseosos de ver en qué paraba su arrogante y nunca visto ofrecimiento.

    Puesto, pues, don Quijote en mitad del camino, como se ha dicho, hirió el aire con semejantes palabras:

    —¡Oh vosotros, pasajeros y viandantes, caballeros, escuderos, gente de a pie y de a caballo que por este camino pasáis o habéis de pasar en estos dos días siguientes! Sabed que don Quijote de la Mancha, caballero andante, está aquí puesto para defender que a todas las hermosuras y cortesías del mundo exceden las que se encierran en las ninfas habitadoras destos prados y bosques, dejando a un lado a la señora de mi alma Dulcinea del Toboso. Por eso, el que fuere de parecer contrario acuda, que aquí le espero.

    Dos veces repitió estas mismas razones y dos veces no fueron oídas de ningún aventurero; pero la suerte, que sus cosas iba encaminando de mejor en mejor, ordenó que de allí a poco se descubriese por el camino muchedumbre de hombres de a caballo, y muchos dellos con lanzas en las manos, caminando todos apiñados, de tropel y a gran priesa. No los hubieron bien visto los que con don Quijote estaban, cuandovolviendo las espaldas se apartaron bien lejos del camino, porque conocieron que si esperaban les podía suceder algún peligro: sólo don Quijote, con intrépido corazón, se estuvo quedo, y Sancho Panza se escudó con las ancas de Rocinante.


    Gustave Doré (1832 - 1883), ilustraciones para El Quijote

    Llegó el tropel de los lanceros, y uno dellos que venía más delante a grandes voces comenzó a decir a don Quijote:
    —¡Apártate, hombre del diablo, del camino, que te harán pedazos estos toros!

    —¡Ea, canalla —respondió don Quijote—, para mí no hay toros que valgan, aunque sean de los más bravos que cría Jarama en sus riberas! Confesad, malandrines, así, a carga cerrada, que es verdad lo que yo aquí he publicado; si no, conmigo sois en batalla.

    No tuvo lugar de responder el vaquero, ni don Quijote le tuvo de desviarse, aunque quisiera, y, así, el tropel de los toros bravos y el de los mansos cabestros, con la multitud de los vaqueros y otras gentes que a encerrar los llevaban a un lugar donde otro día habían de correrse, pasaron sobre don Quijote, y sobre Sancho, Rocinante y el rucio, dando con todos ellos en tierra, echándole a rodar por el suelo. Quedó molido Sancho, espantado don Quijote, aporreado el rucio y no muy católico Rocinante, pero en fin se levantaron todos, y don Quijote a gran priesa, tropezando aquí y cayendo allí, comenzó a correr tras la vacada, diciendo a voces:
    —¡Deteneos y esperad, canalla malandrina, que un solo caballero os espera, el cual no tiene condición ni es de parecer de los que dicen que al enemigo que huye, hacerle la puente de plata!

    Pero no por eso se detuvieron los apresurados corredores, ni hicieron más caso de sus amenazas que de las nubes de antaño. Detúvole el cansancio a don Quijote, y, más enojado que vengado, se sentó en el camino, esperando a que Sancho, Rocinante y el rucio llegasen. Llegaron, volvieron a subir amo y mozo, y sin volver a despedirse de la Arcadia fingida o contrahecha, y con más vergüenza que gusto, siguieron su camino.

    José Segrelles (1885 - 1969), ilustraciones para El Quijote

    ---o---

    Es curioso cómo en tiempos ya históricos, el toro se crió asociado a las cuencas de los ríos principales y a algunos de sus afluentes, y también a ciertas serranías. Los límites de la crianza del toro han sido Duero y Ebro hacia el Norte, Tajo en el Centro y Guadiana y Guadalquivir en el Sur...

    En los siglos en que el toreo caballeresco predominaba, solíase mencionar la procedencia del ganado bravo adscribiéndolo a un lugar geográfico, hidrográfico más bien, toda vez que a los nombres de ciertos ríos se asociaba la bravura y la acometividad de los ejemplares que en sus riberas se criaban.

    Para la entrada en Madrid de la Reina Margarita, esposa de Felipe III, en el mes de octubre de 1599, mandó el concejo de la Villa se compraran cuarenta toros "procurando sean muy buenos, así de los que suelen traer otras veces de Zamora como los de la ribera del Jarama".

    Jarama tuvo, en efecto, gran predicamento entre los buenos aficionados. Y los caballeros alanceadores y rejoneadores los preferían. En Madrid, por su cercanía se lidiaban muchos jarameños.

    Nuestros literatos citan con frecuencia esos lugares geográficos e hidrográficos en sus escritos.

    [Francisco López Izquierdo; Historia del toro de lidia (De la Prehistoria a nuestros días); edición Agualarga; página 91]
    Última edición por Pious; 15/09/2018 a las 04:57

  11. #11
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    Re: En defensa de los toros

    La Hispanibundia.

    ¿La muerte es una fiesta?

    Cada país y cada región tiene sus símbolos tribales, y es fácil rastrear la presencia del dragón en la mitología alemana, del gallo en las leyendas francesas, de la loba en Roma, del león en la heráldica inglesa o del oso en Suiza. También los españoles tenemos nuestros símbolos, fundamentalmente representados por animales de la fauna autóctona, como el caballo, el verraco, el lince, el águila, el azor o el toro.

    El conde Fernán González se paseaba con un caballo que había pertenecido a Almanzor y sostenía sobre el guante de su mano izquierda un azor mudado; ambos animales tan bellos que el rey Sancho de León los acodiciaba y pagó una fortuna para comprárselos.

    El toro acabó imponiéndose sobre todos nuestros tótems. Fue el origen de los primeros clanes ibéricos, y sucedió en el culto a los bisontes, ciervos y caballos que aparecen en nuestras pinturas rupestres. Muchas fiestas y romerías españolas tienen todavía como personaje central al toro, aunque esas tradiciones pueden recabar un origen más remoto en las civilizaciones indoarias, mesopotámicas y mediterráneas que influyeron en nuestra cultura.

    A través de las invasiones que nos llegaron por el Mediterráneo entró en la península ibérica el culto de Mitra, unido al rito de la tauroctonía (el sacrificio de los toros), pues se supone que el dios había matado a un toro para fecundar con su sangre la tierra.

    Diodoro ya refiere la importancia del culto taurino en España. Y todas esas tradiciones se mantuvieron sin interrupción desde la antigüedad, siendo incluso asimiladas por los invasores bárbaros. Los godos no suprimieron los sacrificios de toros, sino que, cuando se convirtieron al cristianismo —como otros pueblos germanos— adoptaron enseguida los ritos en los que todavía quedaban restos de las viejas mitologías indoarias.

    El rito arcaico de la muerte del tótem se representa en la fiesta española de los toros (¡qué extraño pueblo este que hace coincidir la palabra fiesta con el rito de la muerte!) La liturgia de la corrida tiene un fondo prehistórico, brillante y solar, como aquellos lances sangrientos de las epopeyas homéricas y de las tragedias clásicas que —pese a su brutalidad— nos dejan una sensación deslumbrante.

    Las tragedias griegas —igual que el drama hispánico de la corrida de toros— se representaban al aire libre, en grandes cosos y teatros, de forma que el escenario adquiría así la fuerza mágica de un recinto religioso. Y los espectadores no sólo apreciaban el pathos de los actores y su forma de recitar, sino que daban mucha importancia a la expresión corporal, ya que la eurythmia (“ritmo armónico”) y la euharmostia (“donaire”) completaban la parte escultórica del espectáculo artístico, como ocurriría luego en las normas del toreo español.

    La tauromaquia es una lucha, concebida dentro de un reglamento sangriento y guerrero, en la que se representa un drama de muerte y de fuerza. Curiosamente, la afición por los toros decrece en cuanto el torero deja de ser un héroe mítico al que se suponen ciertos carismas y valores. En el momento en que el matador aparece como un simple asalariado, sin aura mítica y sin leyenda heroica, su figura deja de interesar al pueblo.


    Digamos que el torero fue, en la galería de las figuras españolas, un arquetipo muy popular. Lo representaron los pintores más ilustres, desde Goya hasta Sorolla, desde Zuloaga hasta Manet, desde Lucas Villaamil hasta Daniel Vázquez Díaz. Y, para los extranjeros que venían a vernos, representaba aquello que Stendhal había llamado «el tipo español», el último «personaje» que quedará en Europa.

    La imagen heroica del torero sustituyó en España a la figura del hidalgo, que ya en el siglo XVIII resultaba caduca y había perdido su prestigio. Y, por eso, este personaje —tan magníficamente recreado en los sainetes de don Ramón de la Cruz— fue enseguida apadrinado por el pueblo. Hasta el extremo de que, ya en el siglo siguiente, se convirtió en el símbolo del «patriotismo popular español» frente a la mitología culta de ilustrados y afrancesados.

    No fue tampoco ninguna casualidad que el toreo «a pie» sustituyese en el fervor popular al «toreo a caballo» que había sido más aristocrático y propio de nobles. La inversión de las castas se realizó así en una revolución incruenta, de forma que el torero castizo —hijo del arroyo— despertaba la admiración de duques y duquesas, haciéndose aplaudir y respetar por ellos. Y los viajeros que llegaban a España, especialmente los franceses, se sentían seducidos por estos majos del pueblo que se presentaban en sociedad como si fuesen ellos los vencedores del mariscal Dupont y de los mamelucos.

    La corrida va unida a la muerte del animal y al riesgo del torero. Si el toro no ofende y no ataca no hay lidia. Si brinca, huye o no es agresivo, ya puede tener aires de bravucón o desplantes revoltosos, que no será aceptado por el público entendido. Y, por eso, el animal “manso” era rechazado en todas las plazas, ya que la gente venía a ver el sacrificio de un dios y no la muerte cruel de un animalillo burriciego.

    Mauricio Wiesenthal, «La hispanibundia», Acantilado, 2018, págs. 151-152


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