Aunque hoy en día hablar de la llamada “Transición” importe cada vez menos; a unos porque no la conocieron; a otros (las derechas) porque superaron aquellos planteamientos recatados, y a otros porque nunca les importó en sí misma (los progresistas), creo que para todos los que añoramos (aunque solo sea) la “unidad católica” de España encierra unas enseñanzas y moralejas demoledoras.
A mí es una época (la primera mitad el año 1976 época de Arias Navarro) que me fascina porque, visto desde la distancia, fue un campo de enseñanzas políticas: laboratorio político, un campo de experimentos sociales, una partida de póquer de maquiavelismo, de travestismo, de mentira y de manipulación de la opinión pública “franquista” (de la gente “de orden”) en un coctel brutal; lo más increíble fue que se llevó a cabo sin ningún disparo, sobresaltos ni violencias... pero proceso dramático en los resultados, que llevó a que en solo medio año (Nov. 75, muerte de Franco y junio, 76, dimisión forzada de Arias navarro), España salió derrotada y condenada a la partitocracia liberal: Del “atado y bien atado”... a un país de chirigota: masa amorfa de imbéciles al mando de traidores y vendidos.
¿Cómo pudo haber, con el nombramiento de Suárez y su descarada “reforma política” o (disimulada), una ruptura tan brutal con la época de Franco, que meses antes hubiera parecido inverosímil?
Solo me interesa examinar una época decisiva (Nov-75, Julio-76), época que en los manuales políticamente correctos se suele pasar por alto como un experimento fallido, pero que para mí encierra la clave que permite entender cómo pudo ser que medio millón de personas visitaran la capilla ardiente de Franco ... un año después se decantaran en masa por una pandilla de traidores que decían continuar su obra.
Es una época decisiva para entender cómo no se debe actuar y entender las consecuencias de la ambigüedad y cobardía.
Analicemos las diferentes traiciones:
Arias Navarro, mini-reformador, inventor de las “asociaciones políticas” dentro del Movimiento, y personaje avanzado del Régimen (Blas Piñar ya le había dedicado los peores epítetos) fue el encargado por Juan Carlos de poner en práctica su programa para “ser rey de todos los españoles”.
- La primera traición se consumó con la mismísima puesta en escena de Juan Carlos, en su discurso de proclamación como rey (22-11-75); el propio rey, los medios de comunicación, los propios políticos del Régimen, el cardenal Tarancón, los militares... TODOS coincidían en afirmar que ENTONCES se abría una NUEVA etapa política en España.
NADIE saltó a la palestra para decir que esa NUEVA ETAPA, de llevarse a cabo, sería ilegal según las leyes entonces vigentes; que la sucesión de Franco estaba reglada ya desde 1966 y que al menos, en teoría, el rey debía continuar esas previsiones legales. Debía ser una continuación, ninguna norma capacitaba para “apertura de nuevas etapas”.
El primer paso estaba dado..., se esperaba contestación de... ¿¿Quién?? De quien tuviera algo que decir en contra... ¿El Ejército? ¿Pesos pesados del bunker? ¿Amenazas veladas?
Pasó el mes de diciembre del 75 y enero del 76... y NADIE replicaba esas intenciones.
No solo eso sino que en la prensa, ya travestida de la noche a la mañana como aperturista, aparecían a grandes columnas declaraciones de gente de la “Oposición” (Gil Robles, Tierno Galván...) que daban por hecha la reforma política y la homologación con Europa. Los periódicos eran ya un hervidero constantes de acoso contra Arias, por ir lento en sus reformas. El bunker se quedaba solo: o sea, que ningún periodista quería perder el paso, colgarse etiquetas de “caballo perdedor”; todos buscaban situarse en el reparto del pastel.
Todo ese clima generaba un acoso hacia Arias, lento y moderado, que todavía creía en una “democracia” franquista: “típicamente española...; no necesitamos copiar a nadie...” Todavía hablaba de democracia dentro del “Movimiento”.
- Segunda fase de la traición (Febrero 76-Mayo 76)
El rey se da baños de multitudes en Cataluña y luego en Andalucía; moraleja: “el pueblo está con el rey”. El rey promete allí autonomía para Cataluña. Arias y Fraga se ponen manos a la obra.Conclusión : la oposición catalana se envalentona ¡¡y ya empieza a hablar de reponer el Estatut del 32!! Desde entonces Cataluña pasa ya a ser feudo del separatismo.
Arias expone su programa de reformas hacia la democracia sin "asociaciones", con permisión de partidos políticos, pero no totalitarios (comunistas) ni separatistas.
La oposición ve la flaqueza y “cobardía” del Gobierno Arias y le desprecia, se hace fuerte y funda en París Coordinación Democrática, atribuyéndose una “legitimidad democrática” de la que supuestamente carece Arias.
¡¡Paradójicamente el discurso programático de Arias de fines de enero del 76 fue ampliamente valorado por la opinión pública española imparcial, según encuestas de la época.!! A los españoles no les importaba, pues, que siguiera Arias ¿¿Quién mandaba entonces, pues, realmente?? ¿A quién se tenía miedo? ¿A que esas prisas para reformas?
Pues muy sencillo: ya vista la debilidad de la España de orden, ...estaba claro que los “referentes” a seguir estaban ya en Europa y en Coordinación Democrática (“la Platajunta”). Esa era la pista a seguir por el Rey. Ya Arias (y el franquismo) estaban sentenciados.
Por supuesto, el bunker no trabajaba la calle y las derechas (los diputadetes de Franco solo pensando en buscarse la vida en el nuevo régimen en ciernes...) El desastre del franquismo era total. Cada día que pasaba contaba menos y peor aun, menos posibilidades de reacción contra lo que se avecinaba.
Los militares por supuesto, mirando para otro lado y afirmando “su fidelidad al rey, (¡¡¡)garante del legado del Caudillo y del 18 de Julio"(!!!) (vivir para ver), "nosotros no entramos en política" etc)
- Tercera fase de la traición (Febrero 76-Mayo 76)
Visto el rumbo desbocado de los acontecimientos, Arias precipitaba la reforma, prometía ya elecciones generales y una nueva configuración política democrática sin mencionar al “Movimiento”.
Pero el proyecto estaba tocado de muerte, pues contemplaba la permanencia del “Consejo del Reino” franquista como ente superior al parlamento y que podría vetar iniciativas políticas y legales...
Tal ente era inexistente en Europa y limitaba la democracia del pueblo... con lo cual, todo el entramado acabó por ser desechado por el rey, ya que éste corría el riesgo de hundirse con el proyecto Arias si retardaba los contactos con la oposición.
Para ello, y ya descaradamente hacia la democracia homologada con Europa fue nombrado Adolfo Suárez, con los resultados que todos sabemos.
Así el que pretendió, en un principio, ser “rey de todos los españoles” (...lo que eso fuera) acabó siendo rey de una partitocracia a la europea, gracias a la cobardía de la gente de orden.
Es evidente que si no todos los españoles, una buena mayoría hubiera plantado cara de otra forma, probablemente el rey hubiera acabado siendo “rey de todos los españoles... ¡pero... de los españoles “como Dios manda... o sea, ¡¡como los de Franco!!”, claro! No hubiera tenido ningún problema.
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