ESBIRROS DE SATANÁS CONTRA LA CRUZ



Santísimo Cristo de los Favores, en Granada.

DESTRUIR CRUCES EN TIEMPOS REVUELTOS


Leyendo estos días la magnífica hagiografía de San Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars, escrita por Francis Trochu, me encuentro con este pasaje, relativo a la persecución anticristiana que se desató con la Revolución francesa:




"En los caminos no había más que los pedestales de los cruceros: unos hombres habían venido de Lión para derribar las cruces. En casa era menester esconder cuidadosamente los crucifijos y las imágenes piadosas. Tan sólo, en los verdaderos fieles, el santuario de los corazones se conservaba inviolable." ("El Cura de Ars", Francis Trochu)




Me ha llamado la atención, por esas cosas que pasan cuando se leen varios libros a la vez, hallarme con esta otra cita que concierne a la desaparición de una artística Cruz que había en Granada, erigida entre los años 1616 por la devoción del vecindario. Esta monumental Cruz de la Victoria -así se llamaba- estaba labrada en alabastro y jaspe y estaba sobre una hermosa peana, ubicada en la plazoleta que había frente a la iglesia de la Victoria. Este fue su fin:




"En septiembre de 1845 los militares instalados en el antiguo convento de la Victoria [de la ciudad de Granada] derribaron la cruz sin dar previo aviso a las autoridades municipales, que erróneamente detuvieron como responsables a los propietarios de la exclausatrada iglesia."




En ese entonces -1845-, los militares que cometieron este acto vandálico eran, en su mayoría, progresistas y masones.




Podríamos pensar que la ciudad de Granada, gracias a pertenecer a la zona nacional, escapó de los atentados anticristianos contra el patrimonio eclesiástico. En efecto, desd 1936, la ciudad estuvo bajo control nacional. Si bien es verdad que es de lamentar la muerte de García Lorca, podemos decir que la ciudad de Granada conserva mucho de su esplendor monumental. No queremos imaginar lo que hubiera sido de sus iglesias en caso de estar bajo zona roja. Pero la ciudad no escapó al terror rojo en los meses previos al estallido de la Guerra Civil. En el mismo libro de Granada, voy y me encuentro esto:




"Los atentados anticlericales no serán una mera expresión de protesta primitiva como a veces se ha querido ver, sino una campaña en ocasiones bien planificada para desacralizar los espacios urbanos y expulsar al clero. En los ataques cometidos contra bienes religiosos pueden distinguirse varias modalidades según el grado de planificación y su carácter destructivo. Los elementos más vulnerables, como cruces y hornacinas, fueron objetivos preferentes y fáciles de destruir. Las cruces eran derribadas casi siempre en acciones premeditadas que llevaban a cabo grupos reducidos de personas que mediante una soga anudada al extremo superior de la cruz tiraban de ella aprovechando la oscuridad de la noche."




"Guía de la Granada desaparecida", Juan Manuel Barrios Rozúa.




Los revolucionarios, de cualquier parte y de cualquier época, odian la Cruz. Si a la luz de sus obras no nos hacemos cargo de ello, no sé en qué estamos pensando como cristianos. Los revolucionarios son agentes de Satanás. No hay vuelta de hoja, por muy fuerte que suene a los oídos más blandos, así es.




Maestro Gelimer

LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS