DE COMO EL REY DON RODRIGO SE ENAMORÓ DE LA CAVA,
VIÉNDOLA LAVAR SUS CABELLOS Á LA VERA DE UNA FUENTE.
(Anónimo.)
En una fuente que vierte Por agua, cristal y perlas,
Está bañando la Cava El oro de sus madejas.
Sobre el cuello de marfil Lleva esparcidas las hebras,
Que como sirven de lazos, Tambien al cuello se acercan.
Míranla sus bellos ojos, Porque viendo su belleza
Como segundo Narciso Al primero no parezcan.
Mirándola está Rodrigo Por entre las verdes yedras,
Y embelesado y suspenso Le dice d'esta manera.
- ¡Ay Dios , quién fuese Troya, O Páris de tal Elena,
Aunque en España no quedase joya Qu'el fuego no abrasase como á Troya!
(Romancero general.— It. Códice de principios del siglo XVII.)
|
Marcadores