Lo que yo no entiendo, es que si ese engendro llamado Kaspa ha dicho esas cosas realmente (paso de perder un minuto solo de mi tiempo en investigar sobre el tema), qué demonios hace de cardenal; por qué no se va a fumar cachimba a Marrakech o a saltar desnudo con los aborígenes australianos. En los tiempos de Torquemada, habría acabado en la pira y problema resuelto. Hoy, hasta le ríen las gracias (en la propia Iglesia). En fin.