Y dale con no querer reconocer por obcecación el significado de las palabras del Evangelio, y es que si yo estoy en metido en errores teológicos, al menos me queda el consuelo de que son los mismos en los que al parecer incurrió San Pablo. Invito a cualquiera que lea que compruebe personalmente lo que he citado. y, en segundo lugar, me preocupa mucho más el juicio de Dios que el juicio personal, subjetivo y particular de algunos hombres.