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Tema: Serie: Conocer el Sionismo

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    Re: Serie: Conocer el Sionismo

    Serie : Conocer el Sionismo




    Parte VII : SIONISMO Y CRISTIANISMO.

    JESUCRISTO Y LOS JUDÍOS.

    El advenimiento de Cristo fue para los judíos, especialmente para sus dirigentes, una catástrofe nacional. Hasta entonces, ellos, y solo ellos, habían sido los hijos de la Alianza: habían sido los Sumos Sacerdotes y sus beneficiarios.

    Pero, bruscamente, surge un profeta que se declara enviado del más allá por Dios, su Padre, para completar y realizar la promesa de la Alianza (“No he venido a destruir la Ley, sino a cumplirla” (Mateo V-17)) y en prueba de su misión realiza prodigios inauditos. La multitud subyudada le sigue.

    Además, y aquí la extrema gravedad de su misión: interpreta la Promesa en un sentido completamente nuevo, completamente diferente, que sacude y destruye todo el orgulloso edificio judaico, espiritualizándolo y universalizándolo.

    La realización de la Promesa pasaba del plano MATERIAL al ESPIRITUAL, desbordando el marco nacional, ya no está reservada únicamente a los judíos como únicos beneficiarios, sino que se extendía a todo el mundo. Los príncipes de los sacerdotes y los fariseos, no podían tolerar semejante blasfemia, semejante atentado a su privilegiada posición.

    La imagen de Cristo NO es la consumación de la religión judía, sino su NEGACIÓN. Precisamente allí donde las facultades del alma ocupaban el menor lugar en las ideas religiosas, allí se presentó una nueva visión religiosa.

    Cristo no menciona el temor de Dios, fundamento de la religión judía, sino el amor a Él.
    El temor del Señor es el comienzo de la sabiduría” (canta el salmista). “Escóndete en la tierra ante el temor de Dios y ante su majestad” (dice Isaías), y hasta Jeremías parece olvidar que existe una ley según la cual “hay que amar a Dios de todo corazón, con todo el alma, con todas las fuerzas y con todo el ánimo”.

    No hay ninguna manifestación en el mundo que esté tan exactamente contra Jesucristo como la religión judía, así como en general todo el concepto de religión por parte de los judíos, desde los albores hasta hoy en día.

    Cuando Jesús predicaba la igualdad de todos los hombres ante Dios los judíos veían que esa doctrina echaba por tierra sus equivocadas creencias sobre Israel como pueblo escogido por Dios para dominar materialmente el mundo, anulando la idea de un pueblo superior a los demás por voluntad divina destinado, por orden divina, a esclavizar a los demaś pueblos adueñándose de sus riquezas y posesiones.


    No hay duda de que los judíos más fieles a su religión son los enemigos más enconados de Cristo y la Cristiandad pues en su secta beben, sin cesar, el odio implacable contra Jesús y todo lo cristiano.

    Según el nada sospechoso escritor (sionista) Joseph Dunner, en su obra “La República de Israel” afirma: “para toda secta creyente en Cristo, Jesús es el símbolo de todo lo que es limpio, sano y digno de amar. Para los judíos, a partir del siglo IV, es el símbolo del antisemitismo, de la calumnia, de la violencia, de la muerte violenta”.

    Y siguiendo con el Evangelio de San Juan (Cap. VIII, versículos 39-59):

    Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham.
    Jesús les dijo: Si sois hijos de Abraham, haced las cosas de Abraham. Mas ahora me queréis matar, siendo hobre que os he dicho la verdad, que oí de Dios: Abraham no hizo esto. Vosotros hacéis la obra de vuestro padre.
    Y ellos dijeron: Nosotros somos nacidos de fornicación: un padre tenemos que es Dios.
    Y Jesús les dijo: Si Dios fuese vuestro padre ciertamente me amaríais. Por que yo de Dios salí, y vine: y no de mí mismo, más El me envió. ¿Por qué no entendéis este mi lenguaje? ¿Por qué no podéis oír mi palabra?. Vosotros sois hijos del diablo, y queréis cumplir los deseos de vuestro padre: el fue homicida desde el principio y no permaneció en la verdad; porque no hay verdad en él, cuando habla mentira, de suyo habla, porque es mentiroso y padre de la mentira. El que es de Dios oye las palabras de Dios. Por eso vosotros no las oís porque no sois de Dios.
    Los judíos respondieron y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano y que tienes demonio?
    Jesús respondió: Yo no tengo demonio; más honro a mi Padre, y vosotros me habéis deshonrado".

    En la discusión, Cristo con palabra serena echa en cara sus intentos homicidas y les llama hijos del Diablo. Los judíos no pueden sostener una discusión honesta y serena, insultan, calumnian y se comportan violentamente según les conviene. Intentando terminar apedreándolo.

    En el Evangelio de San Mateo (Cap. XXIII) Jesucristo, refiriéndose a los dirigentes judíos, que tanto lo combatieron les llama: hipócritas, llenos de iniquidad, necios, ciegos, sepulcros blanqueados, serpientes, raza de víboras …
    Jesucristo denuncia los instintos asesinos y cureles de los judíos. Es comprensible por qué en la revelación que hizo a su discípulo amado (consignado en el Apocalipsis) llamó a los judíos “la Sinagoga de Satanás” denominación acertada y divina que en siglos posteriores se usaría por la Iglesia Católica con mucha frecuencia como designación del Judaísmo criminal y conspirador, que desde que asesinó a Hijo de Dios, no ha cesado de cometer toda clase de crímenes y blasfemias contra Dios y la Humanidad.



    EL PUEBLO DEICIDA.
    En el Tribunal Supremo de Israel, que condenó a Jesús, el Pontífice se reviste de toda su autoridad y pregunta con la solemnidad exigida por la ocasión y el asunto que se ventilaba, que tras tres años de lucha iba a resolverse tráficamente.
    - pregunta el Pontífice: “Te conjuro que nos digas de una vez si tú eres el Cristo, hijo de Dios bendito
    - y Jesús responde: “clara y taxativamente que así es, sabiendo que dicha confesión sellaba su muerte. Bien sabía que esa era la causa principal por la que querían matarle. Confiesa esa verdad que ya habían profetizado (David e Isaías).

    Los judíos no estaban tan ciegos sobre la misión divina de Jesucristo. Quitar la responsabilidad a los judíos es hacer de Jesucristo un ignorante que no sabía lo que decía, o un malvado, porque los acusa de un gravísimo pecado que no tenían. Como ninguna de las dos opciones puede ser admitida, la clara y tajante acusación que hizo Jesús a los judíos de su gravísimo pecado, tenemos que admitir, forzosamente, que los judíos son un pueblo deicida.

    Lo dice claro el Evangelio: “buscaban con mayor ahínco matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que decía a Dios su padre, haciéndose igual a Dios” (Juan, 5-18).
    Se que sois linaje de Abraham, pero buscais matarme, porque mi palabra no ha sido acogida por vosotros” (Juan, 8-37).

    Los judíos son deicidas materiales, porque mataron al hombre de Dios, y formales porque , aunque por soberbia no quisieron reconocer expresamente la divinidad de Jesucristo, tuvieron más que suficientes pruebas de ella, confiramadas con la autoridad y santidad de Dios quien, no pudiendo aprobar con milagros la blasfemia, sin embargo los hizo en gran número para probar la expresa y repetida afirmación que Cristo hizo de su propia Divinidad.

    La culpabilidad de deicidio atribuida a los judíos por todo el pueblo cristiano, durante 2.000 años, ha sido creencia general, fundada en el Evangelio, en la doctrina de los Santos Padres, en la de todos los Santos canonizados, de todos los Papas, Obispos y teólogos.
    Todo el pueblo cristiano, y por tanto, moralmente toda la Iglesia, afirma que los judíos fueron deicidas.

    No interesa aquí la aritmética de contar el número de los judíos que consintieron, sino el consejo de su muerte, a sabiendas de su inocencia, otorgado a sus jefes. Así parece que lo entendían los jefes y consentían los demás cuando dijeron o aprobaron aquella terrible “execración”: “Y respondió todo el pueblo: Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos” (Mateo, 27-25).

    Israel no solo rechazó, positivamente, a Cristo, sino que le crucificó, con lo que pereció, por sí misma, la Antigua Alianza de Dios con Israel, ya por la plena obtención del fin par el que fue hecha dicha Alianza y la promesa: la redención del género humano; ya porque el mismo Israel consumó, deliberadamente, y de la manera más trágica su total rompimiento con Dios por el horrendo crimen de deicidio, y con ello consumó su malicia y reprobación.

    Quizá este triple sentido quiso dar Cristo a sus últimas palabras en la cruz: “Consumatun est”, (todo está concluido) (Juan 19-30). Hubo, pues, en la cruz rotura total y completa del pacto entre Dios y el pueblo de Israel quedando ambas partes desligadas. Dios de la obligación de conceder beneficios y favores; Israel del derecho a reclamarlos y recibirlos porque ya no es su pueblo.

    Es dogma de fe católica que en Cristo no pueden separarse, realmente, el Cristo hombre del Cristo Dios, y esta identidad personal es precisamente la razón por la que San Pedro y San Pablo sustituyeron al Cristo hombre por el Cristo Dios cuando dijeron: “vosotros matásteis al autor de la vida y al Señor de la gloria”.

    No dijeron matásteis a Jesús significando que mataron sólo al hombre llamado Jesús.

    Jesucristo, Hijo de Dios, fue condenado a muerte por los jefes judíos, y fue condenado precisamente porque se había proclamado Dios, a pesar de haber proporcionado suficientes pruebas para ser creído. La sentencia condenatoria fue pronunciada por el Consejo (Juan 11, 49, ss) es decir, por la mayor autoridad de la religión judía, apelando a la ley de Moisés (Juan 19-7) y justificando la sentencia como una acción defensiva de todo el pueblo (Juan 11-50) y de la propia religión (Mateo 26-65).

    El que condena al Mesías es el Sacerdocio de Aaron, síntesis y expresión prncipal de la economía teocrática y hierocrática del Antiguo Testamento.

    Por tanto es lícito atribuir el deicidio al Judaísmo en su calidad de comunidad religiosa.

    En este sentido delimitado, y teniendo en cuenta la mentalidad bíblica, el judaísmo posterior a Nuestro Señor participa también, objetivamente, en la responsabilidad colectiva del deicidio, en la medida en que ese judaísmo constituye la continuación libre y voluntaria del judaísmo de entonces.

    Será el propio Caifás, Sumo Pontífice de Israel, el que señala la conveniencia de que muriera Jesucristo para salvar al pueblo judío.

    Cristo acusó a los judíos, no a los romanos, de quererlo matar. En ningún pasaje de los Evangelios Cristo dice que los romanos quisieran matarlo, por el contrario, acusa a los judíos. Fueron éstos quienes planearon e intentaron destruirlo en varias ocasiones, antes incluso de la Pasión. Agresiones que no partían de judíos irresponsables, sino de los principales dirigentes del pueblo judío: Príncipes de los Sacerdotes y Ancianos del Pueblo, Fariseos de influencia decisiva en el gobierno de ese pueblo.

    Los Evangelios muestran tres de las armas que han sido, y siguen siendo, de las favoritas del Judaísmo, especialmente en su lucha contra la cristiandad: el engaño, la calumnia, y el crimen, las tres usadas implacablemente contra toda la humanidad, habiéndoles valido el nombre que tan justamente ostentan de “padres del engaño, de la calumnia” y “homicidas”.

    Los Apóstoles también culparon a los judíos de la muerte de Cristo y de la culminación del deicidio.

    San Pedro (Hechos de los Apóstoles) echa la responsabilidad del asesinato sobre todo el pueblo judío. Y también los demás apóstoles. San Pablo (en la 1ª carta a los Tesalonicenses dice, refiriéndose a los judíos: “los cules también mataron a Cristo y a los profetas y nos han perseguido a nosotros y no son del agrado de Dios y son enemigos de todos los hombres”.
    San Pablo califica, contundentemente a los judíos como: ENEMIGOS DE TODOS LOS HOMBRES”. Realidad que no puede ponerse en duda a cualquiera que estudie a fondo la ideología y actividades clandestinas del pueblo judío.



    LAS HEREJÍAS OBRA DE JUDÍOS.
    Los judíos, enemigos seculares, milenarios, de la Iglesia, pusieron en acción la infiltración en el seno eclesiástico para dinamitar desde dentro la unidad de la Iglesia, tratando de dividirla en sectas, capillas, tendencias, interprestaciones y grupúsculos con vistas a debilitarla y destruirla.

    El judío nunca ha renunciado a esa labor disgregadora y de descomposicón, de ruptura de la unidad. Así no es de extrañar que fueran judíos los mentores de todas las herejías de la Iglesia de Cristo.
    Entre otras:

    GNOSTICISMO:
    La primera herejía que atentó contra la Iglesia. Constituida por varias sectas secretas que intentaron descomponer el seno de la Cristiandad.
    Muchas de las sectas gnósticas decían pretender dar un más amplio significado al Cristianismo, enlazándolo con antiguas creencias. Trasplantaron de la Kábala al Cristianismo la idea de que las Sagradas Escrituras tenían un doble significado, uno exotérico (exterior y literal), y otro esotérico (oculto accesible sólo a los iniciados).
    El fundador del Gnosticismo fue Simon el Mago, judío converso, místico kabalista y aficionado a la magia y ocultismo. Constituyó un grupo de judíos: Sacerdocio de los “misterios, e intentó comprarle a Pedro la gracia del Espíritu Santo (pecado de Simonia = traficar con las cosas santas, sacramentos, nombramientos eclesiásticos, doctrina, etc.).

    La propia Jewish Encyclopedia afirma que el gnosticismo “fue de carácter judío antes de convertirse en cristiano”.
    El Gnosticismo iría resurgiendo en la Historia en varias épocas, y ha llegado hasta hoy en día. Siempre bajo dirección judía.


    ARRIANISMO:
    La gran herejía que desgarró la Cristiandad durante más de 300 años fue obra de un judío infiltrado, Arrio, judío converso que atacará, inmisiricorde la Divinidad de Cristo y lograría dividir la cristiandad durante siglos. Se ordenó sacerdote y la tesis de su doctrina es la unidad absoluta de Dios, negando la Trinidad y considerar a Cristo solamnete como una excelsa figura, pero sin condición divina alguna.

    Arrio además hizo política projudía y de acercamiento de la Iglesia con la Sinagoga.

    También fueron judíos los grandes aliados del Emperador Juliano el Apóstata.

    La invasión de los germanos arrianos fue un gran triunfo para los judíos.


    ALBIGENSES:
    Es significativo comprobar, una y otra vez, como en las regiones del mundo cristiano donde el porcentaje de población judía es más elevado y son más influyentes, es donde nacen las más importantes herejías y donde, indiscutiblemente, los movimietos heréticos, sectas, sociedades secretas, etc. toman mayor fuerza.

    En una publicación oficial para consumo interno del judaísmo, de autor judío (N. Leven) titulada “Cincuenta años de Historia” la Alianza Israelita Universal dice: “a inicios del XIII la Iglesia tiene que enfrentarse a una herejía, la de los albigenses (Albi, sur de Francia). Los albigenses no son los únicos cristianos que atacan a la Iglesia y a sus dogmas; hay incrédulos en otros lugares. El mal viene de los judíos, los albigenses son instruidos por ellos y hay quienes profesan que la doctrina de los judíos es preferible a la de los cristianos; los judíos son los creadores de la herejía. La Iglesia no lo duda; los judíos la inquietan. Ellos son aniquilados en el terreno material, pero no han perdido de su fuerza intelectual ...”.

    VALDENSES:
    En el XII el judaísmo intentaba controlar al papado mediante el judaico cardenal Pierleoni se organizaba la primera revolución repuublicana que se adueñaba de Roma. Una secta secreta preparaba con sigilo la más gran revolución conocida hasta entonces, con el fin de desintegrar definitivamente al cristianismo.

    Al mismo tiempo se organizaban diversas sectas secretas, todas tendentes a dominar Europa, aniquilar el orden de las cosas imperante y destruir la Iglesia.

    Entre otros muchos, había unos grandes movimientos heréticos que en el XII trataban de destruir todo el orden social, político y religioso existente. El rabino Jacob R. Raisin, hablando de los valdenses dice: “otro grupo heterodoxo tuvo origen en Valdo, un rico comerciante de Lyon. Era un diligente estudiante de la Biblia y comisionó a dos sacerdotes a que la tradujeran al francés”

    En la Enciclopedia Judaica Castellana, refiriéndose a los valdenses dice: “los Valdenses, secta que surgió en 1170 en Lyon, bajo la jefatura de Pedro Valdo … Seguramente no es mera coincidencia que la cuna fuera la ciudad de Lyon, como la de los Pasagiles la tuviera en Milán, grandes centros, uno y otro, de la vida e influencia judía … La Biblia Valdense contenía no menos de 32 libros hebreos. Se leía en los conventículos secretos, bajo la dirección de predicadores o “barbas”.
    Los Valdenses se consideraba el verdadero Israel o, según la expresión de su jefe Muston, Israel de los Alpes. Pedro Valdo es “el Moisés de ese pequeño pueblo que salió del país de la servidumbre” y “el Padre”, el Abraham de Israel de los Alpes antes de convertirse en su Moisés”




    LOS PADRES DE LA IGLESIA Y LOS SANTOS LUCHAN CONTRA LOS JUDÍOS.
    Los que quieran profundizar en el tema pueden hacerlo, directamente, en las obras de los Padres de la Iglesia. Ahí podrán comprobar que todos condenaron enérgicamente a los judíos y enfrentaron de forma resuelta a esos enemigos de la humanidad como acertadamente los llamó San Pablo.

    Los hebreos persiguieron, con especial empeño, a los Apóstoles, a los primeros caudillos de la Iglesia, tal como comenta San Pablo en su Epístola primera a los Tesalonicenses en la que los judíos “no son del agrado de Dios”.

    San Lucas, en los Hechos de los Apóstoles narra las persecuciones llevadas a cabo por los judíos contra San Pablo y San Matías al que apedrearon y degollaron.

    Tertuliano, Padre de la Iglesia, en su obra “Scorpiase” dice: “las sinagogas son los puntos de donde salen las persecuciones contra los cristianos” y en su libro “Ad nationes” escribe: “de los judíos es de donde salen las calumnias contra los cristianos”.

    Durante el reinado de Nerón había, inicialmente, tolerancia hacia los cristianos pero el Emperador acabó cediendo a las intrigas de su amante judía Popea, la autora de la idea de inculpar a los cristianos en el incendio de Roma.

    San Anastasio luchó encarnizadamente contra los judíos y Osio, obispo de Córdoba, fue un paladín contra el enemigo más sutil y peligroso, el judío. Este obispo fue el alma del Concilio de Nicea y de Elvira, teniendo una importancia decisiva en la aprobación del Cánones como el L que disponía: “si algún clérigo o fiel comiere con judíos, sea separado de la comunión para que se enmiende”.

    Así, San Ambrosio, obispo de Milán. Como Crisóstomo (Padre de la Iglesia), San Cririlo (Patriarca de Alejandría), San Atanasio, San Simón Estilita, San Jerónimo (Padre de la Iglesia), San Agustín (Padre de la Iglesia y obispo de Hipona), San Gregorio Niceno (Padre de la Iglesia), … etc. etc. San Bernardo (Arzobispo de Viena), Agobardo (obispo de Lyon), San Bernardo y San Norberto, … etc. etc.

    Santo Tomás de Aquino, San Hipólito, San Melitón y tantos y tantos santos.

    Los cristianos no católicos tampoco pueden olvidar la más dura condena lanzada contra los judíos, la realizada por Martín Lutero.




    POSICIONAMIENTO DE LOS CONCILIOS ECUMÉNICOS.
    Entre los Cánones del Concilio III (Toledo) destaca por su importancia el Canon XIV, que refiriéndose a los judíos dice: “Que no se les confieran cargos públicos en virtud de los cuales tengan que imponer penas a los cristianos” y entre las disposiciones del Concilio figuran las de prohibir a los judíos comprar esclavos cristianos.

    En el IV Concilio (Toledo) San Isidoro de Sevilla, su principal impulsor, llevó la aprobación de una serie de Cánones para la defensa de la Iglesia del peligro judaico entre los que destacan el Canon LVIII que reza: “de aquellos que pretan auxilio y favor a los judíos en contra de la fe de Cristo.- Es tal la codicia de algunos que por ella se separan de la fe conforme lo expresó el apóstol: como que muchos aún entre los sacerdotes y legos, recibiendo dones de los judíos, fomentaban su perfidia patrocinándolos; los que no sin razón se cnoen ser del cuerpo del Anticristo, puesto que obran en contra de Cristo. Cualquier obispo, presbítero o seglar que en adelante les prestare apoyo a los judíos contra la fe cristiana, bien sea por dádivas, bien por favor, se considerará como verdderamente profano y sacrílego, privándole de la comunidón del Iglesia Católica y reputándole como extraño al reino de Dios; pues es digno que se separe del Cuerpo de Cristo el que se hace patrono de los enemigos de este Señor”.

    El Canon LIX se refiere a los falsos conversos.

    En el Canon LXII se trata de conjurar el peligro de que judíos bautizados se reúnan con judíos infieles.

    El Canon LXIV niega validez al testimonio del judío público, y al cristiano cripto-judío.

    El Canon LXV: “establece este Santo Concilio que los judíos, o los de su raza, no desempeñen cargos públicos, porque con este motivo injurian a los cristianos, y por otro lado, los jueces de las provincias, en unión de los sacerdotes, suspenderán sus engaños subrepticios y no les permitirán que desempeñen cargos públicos, y si algún juez lo consintiere, será excomulgado como sacrílego, y el reo del crimen de subrepción será azotado públicamente”.

    El Canon LXVI llama, textualmente, a los judíos: “ministros del Anticristo”.

    En el XII Concilio (Toledo) el Canon IX dice: “confirmación de las leyes promulgadas contra la maldad de los judíos, siguiendo el orden de los distintos títulos en que se hallan, cuyo orden se enumera en este Canon

    En el XIV Concilio (Toledo) se considera necesaria la destrucción de los judíos infiltrados y en su Canon I dice: “De la perfidia de los judíos.- aunque en condenación de la perfidia de los judíos hay infinitas sentencias de los Padres antiguos y brillan además muchas leyes nuevas; … Es por lo tanto muy conveniente que el muro de su infedilidad sea combatido …

    El Concilio XVII (Toledo) castiga con la esclavitud las conspiraciones de los judíos y en su Canon VIII se ordena, literalmente: “De la condenación de los judíos”.

    Etc. etc. en muchos otros Concilios en España y fuera de España. En el 506, en 692, en Nicea, en Orleáns, en Meaux, Letrán (1179), etc. etc.




    LOS PAPAS Y LA CUESTIÓN JUDÍA.
    Entre los Santos Padres que combatieron a los judíos hay una larga lista: San Gregorio, Esteban III, Gregrorio VII, San Pío V, Gregorio IX, Martín V, Paulo III, Paulo IV, Inocencio IV, Nicolás IV, etc.
    La mayoría de ellos emitieron Bulas en el mismo sentido, condenando su acción oculta y sus obras.

    La secuencia de Santos, Papas, Padres de la Iglesia, Bulas, etc. contra los judíos sería casi interminable.

    Finalmente León XIII nunca perdonó a los judíos su apoyo a la REVOLUCIÓN y su hegemonía en la MASONERÍA.



    LA SANTA INQUISICIÓN.
    La lucha de siglos (secular, bimilenaria ya) emprendida por la Santa Iglesia contra la acción judía y sus ritos, no tuvo su origen, como se dice falsamente en la intolerancia religiosa del catolicismo, sino en la MALVADA Y PERFIDIA INMENSA DE LOS JUDÍOS que representan una AMENAZA MORTAL para la cristiandad.

    Esto fue lo que obligó a la Iglesia, tan tolerante en principio, a adoptar una decidida postura en DEFENSA DE LA VERDAD, de la cristiandad y de la HUMANIDAD.


    La infiltración estaba formada por descendendientes de judíos que se convertían, falsamente, al cristianismo, practicando en público, aparentemente con devoción la religión de Cristo, pero en secreto conservaban su desprecio y odio a lo cristiano y su fe judaica. Organizándose en sociedades y sinagogas secretas que han funcionado (y funcionan) en la clandestinidad durante siglos.

    Estos aparentes cristianos, los marranos, se infiltraron en la sociedad cristiana, tratando de apoderarse de ella desde dentro, para lo cual sembraron toda clase de herejías, desviaciones, sectas, disensiones, tratando incluso de dirigir las distintas Iglesias.

    Los judíos clandestinos organizaban y controlaban en secreto esos movimientos generadores de impulsos de herejías (iconoclastas, cátaros, patarinos, albigenses, husitas, alumbrados y muchos más, algunas de cuyas revueltas costaron miles de vidas).

    Pero no se contentaron con eso, sino que su audacia llegó al extremo depretender conquistar, para ellos, el mismo Papado, sueño ambicioso que siempre han acariciado (y que parece no están lejos de conseguir si no lo han conseguido ya) y que ya estuvieron a punto de lograr en 1130, cuando el Cardenal Pierleoni, un marrano, logró mediante engaños y artificios, que las tres cuartas partes de los cardenales le elegieran Papa en Roma con el nombre de Anacleto II.

    En esta ocasión, la Divina Providencia, usando a San Bernardo y al Rey de Francia que ayudaron a un heróico grupo de cardenales elegieron Papa a Inocencio II, logrando salvar a la Iglesia de una de las más crisis de su Historia.

    Volviendo a la infiltración en el seno de la Iglesia hay que hacer notar que ni en al antigüedad, ni hoy en día, ninguna nación o institución ha tolerado que un grupo extraño, abusando de la tolerancia y hospitilidad que le brindan generosamente, traicione a dicha nación o institución que ingenuamente les había abierto la puerta, haciendo labores de espionaje, sabotaje y revolución en favor de intereses extraños. ¿Por qué habría de hacerse una excepción en beneficio de los hebreos y de sus infiltrados más peligrosos, dañinos y hasta criminales?

    La Iglesia tenía y tiene el derecho natural a su legítima defensa, y si unos extraños, haciendo mal uso de su tolerancia y hospitalidad que se les ha brindado, ponen a dicha institución en peligro mortal, dichos extranjeros son los únicos responsables de las medidas que la Iglesia traicionada en su confianza y tolerancia, al sentir la amenaza, tome en su defensa.

    Ante la imposibilidad de destruir la Iglesia, los judíos optaron por intentar su reforma, suavemente y de forma revolucionaria, por medio de movimientos heréticos y otras acciones de disensión tendieron a los siguientes objetivos:

    a) supresión de órdenes monásticas, cuyo voto de pobreza, vida comunal, dura regla y dificultad en ella densatsifacer los apetitos sexuales y otros bajos instintos obstaculizaban la infiltración.
    b) supresión del celibato de los clérigos.
    c) supresión de las imágenes de Cristo, la Virgen María y los Santos.
    d) supresión de la Jerarquia de la Iglesia que dificulta a los infiltrados su ascensión.
    e) supresión de la resistencia contra los judíos en el seno de la Iglesia, pues mientras los cristianos sean conscientes del peligro judaico, para ellos, la Iglesia y las naciones cristianas podrán defenderse mejor

    La Iglesia consciente del peligro decidió extirpar el tumor y así surgió la idea de constituir el Santo Oficio. De hecho actuó en toda Europa Occidental. Es decir, la Inquisición no fue un invento español, aunque se asoció con el resto de la Leyenda Negra, pues en España es donde más perduró.

    Unos breves comentarios sobre la Inquisicón. Pese a que la propaganda en contra de ella ha persistido hasta hoy también se han conservado casi todos sus legajos, por lo que se ha podido estudiar a fondo.
    en primer lugar, fue un monumento de derecho procesal, mucho más justo, moderno y tolerante que los tribunales civiles de la época. Los acusados solían elegir acogerse a la Inquisición por ser más justa y benigna que los tribunales ordinarios.
    en segundo lugar, varias de sus figuras fueron tan adelantadas a su época que las han adoptado casi todos los sistemas judiciales del mundo y persisten hoy (derecho a defensor, recusación juez, etc.).
    en tercer lugar, el número de condenados es sorprendentemente bajo, sobre 1,5% delos encausados. La inmensa mayoría de las penas eran penitencias de oraciones, peregrinaciones, limosnas, etc.
    La pena de muerte era excepcional, y casi voluntaria, pues se reservaba para los convictos que no querían arrepentirse y se aferraban a la herejía hasta el final.
    Así, en España y todo su Imperio, en unos 350 años, se efectuaron unas 3.000 ejecuciones. Una cifra ridícula si se compara con un simple condado británico de la época, en que en 20 años superaron esa cifra. Un niño de 12 años podía, y era ahorcado, por el delito de robar una manzana. Y sólo hay que darse una vuelta por la terrorífica Torre de Londres para ver cómo se las gastaban en inventos de tortura, al igual que en Francia o Alemania.
    en cuarto lugar, era una institución muy querida por el pueblo que confiaba plenamente en ella. La única que osaba encausar a los poderosos y ricos aplicando justicia sin distinguir la riqueza y poder del encausado.
    en quinto lugar, pese a Hollyvood y las novelas de Leyenda Negra, la Inquisición NO tenía potestad ni autoridad para juzgar indígenas, ni judíos, ni árabes. Sólo descargaba su peso sobre “marranos” y falsos conversos. Si un judío o musulmán o un indígena no renegaban de su fe (y se bautizaban) eran intocables para la Inquisición que no tenía competencia en esos casos.




    EL CONCILIO VATICANO II Y LOS JUDÍOS.
    En este Concilio se trató de alterar o desviar el curso de la Historia, tergiversar la doctrina tradicional de la Iglesia en relación a la cuestión judía. Los agentes judíos lograron penetrar en el Templo del Señor predicando las herejías de las logias talmúdicas. Han presionado con insistencia para que la Iglesia, a través del Concilio Vaticano II, las considere como propias.

    En el clan projudío, la lucha era dirigida por el Cardenal Bea, teólogos como el Padre Congar y H. Küng y periódicos como Le Monde (H. Fesquet) y Le Fígaro (abad Laruentin).

    La realidad de lo acontecido en el Concilio puede puntualizarse como sigue:
    1º.- el judaísmo internacional, ensoberbecido por sus triunfos en el ámbito temporal, lanzó un enésimo ataque a la Iglesia católica, pretendiendo que reinvindicara al pueblo judío ante la humanidad, lo que contradiría las enseñanzas tradicionales.

    2º.- los judíos que han escalado hasta muy altas jerarquías de la Iglesia Católica convencieron a SS Juan XXIII, mediante un proyecto engañosamente presentado, para que crease el Secretariado para la Unión de los Cristianos, que les ha servido como plataforma para lanzar propaganda projudía. Eternos anticristianos, en lugar y en contra de la pretendida unidad cristiana.

    Los projudíos fueron: Cardenal Bea y los Monseñores John Esterreicher y Gregory Baum, a quienes se unieron los Obispos Walter Kempe (Alemania), y Sergio Méndez Arceo (México).

    Con excepción de algunos padres conciliares,que podían estar sujetos a consignas extrañas a la Iglesia, la totalidad de quienes respaladaban las tesis projudías habían sido engañados por ellos y han sabido ocultar su verdadera personalidad.

    3º.- en los círculos más íntimos del Sanhedrín se forjó la teoría de que el pueblo judío no es el responsable de la muerte de Cristo, sino que la responsabilidad alcanza a toda la humanidad.

    También afirman que los judíos han sido injustamente perseguidos durante toda la era cristiana por los católicos que deben ahora comprender su error, repararles los daños causados y no ofenderlos más en ninguna circunstancia.

    Estas tesis elaboradas por grandes rabinos fueron presentadas oficialmente al Concilio por el Cardenal Bea que las recibió directamente de la secta secreta B'nai B'rith (masonería exclusiva de judíos) en junio de 1962.

    4º.- el contacto directo entre las logias judías y el Cardenal Bea se establecía, primero, a través de conversos y “sacerdotes” como Oesterreicher y Gregory Baum; posteriormente, cuando aparecieron en el Concilio algunas corrientes orientadoras sobre la maniobra judaica, bien en forma escrita o manifestaciones orales de ilustres cardenales y obispos, intervinieron, personalmente, los señores Label A. Katz, Presidente de la B'nai B'rith y Nahum Goldmann, Presidente del Congreso Mundial Judío dejando al descubierto su maniobra.

    5º.- pese a que numerosos Padres Conciliares se negaron a discutir el tema presentado por el Cardenal Bea sobre los judíos, incluido como capítulo IV del esquema sobre ECUMENISMO, es indudable que en la tercera sesión conciliar intentaron y lograron su aprobación.

    El primero que habló en el Concilio de acercamiento de la Iglesia al Judaísmo fue el Obispo de Cuernavaca (México) Sergio Méndez Arceo, descendiente de sefardíes que judaizaban en la población de Cotija (Mëxico), su proposicón fue útil a los judíos para iniciar una cmapaña internacional de prensa.

    El 16 de febrero de 1963 se celebró en Roma una reunión a la que asistieron el Presidente de la B'nai B'rith (Label A. Katz) con el cardenal Bea. El jefe masónico judío entregó al cardenal un largo memorial destinado al Concilio que contenía, íntegramente, la tesis del decreto sobre los judíos presentada por el Secretariado para la “Unión de los Cristianos”.

    El diario Le Monde (19 de noviembre 1963) insertaba la siguiente noticia: “la organización judía internacional de la B'nai B'rith ha expresado su deseo de establecer relaciones más estrechas con la Iglesia Católica. Dicha orden acaba de someter la Concilio una declaración en la que se afirma la responsabilidad de la humanidad entera en la muerte de Cristo. Si esta declaración es aceptada por el Concilio, ha declarado M. Label Katz, Presidente del Consejo Internacional del B'nai B'rith, las comunidades judías buscarán los medios de cooerar con las autoridades de la Iglesia Católica”.

    El Concilio aprobaría la moción que decía: “que jamás el pueblo judío sea presentado como … culpable de deicidio”. Es probable que el propio Papa Juan XXIII no fuera engañado en este aspecto pues se afirma que estaba ligado a la masónica y anticristiana Orden Rosacruz.


    La moción no era original, la base del esquema aprobado sobre los judíos en el Concilio de 1963 fuera ya propuesto en 1947 por un famoso judío: Jules Isaac, a un Congreso formado por católicos, protestantes, y judíos que se celebró en Seeliberg (Alemania).

    El judío Jules Isaac ni siquiera profesaba la religión mosaica, era totalmente ateo, y fue el verdadero progenitor del esquema. Condensó en 18 puntos, un intnto de refutar, mediante numerosas falsedades y semiverdades, la doctrina tradicional de la Iglesia sobre la cuestión y que posteriormente se reducirían a 10 puntos en el Congreso de Seelisbeg (agosto 1947) … que posteriormente serían recogidos como innoación y originalidad por el Concilio, cuando la única originalidad era el plagio y la inoculación de las tesis judías en el seno de la Iglesia.




    ANTISEMITISMO Y CRISTIANISMO.

    Los judíos dan al término “antisemita” un significado peculiar y lo aplican indiscriminadamente según su conveniencia, para obtener la condenación de aquellos que tildan con tal término (igual técnica es usada con éxito con otros términos, como ocurre con facha, por ejemplo).

    Para un judío un “antisemita” es el que defiende a su país, o se opone, a la agresión del imperialismo sionista. Los que critican y combaten la acción revolucionaria y disolvente de las fuerzas judaicas, que destruyen la familia cristiana, degenera la juventud, corrompe la sociedad, difunden toda clase de falsas doctrinas y vicios.

    M. Isidoro Loeb, en su obra “La Literatura de los Pobres en la Biblia” describe los tiempos mesiánicos en los que, de manera general, interpreta el sentimiento de todo el pueblo judío, el suyo, al escribir: “las naciones se reunirán para ir a ofrecer su homenaje al pueblo de Dios; toda la fortuna de las naciones pasará al pueblo judío y la snaciones caminaran detrás del pueblo judío encadenadas, como cautivos, y se postrarán delante de él, los reyes educarán a sus hijos y las princesas serán las nodrizas de sus niños. Los judíos darán órdenes a las naciones, llamarán a los pueblos y a los que ni siquiera conocen, y los pueblos que ni siquiera conocen correrán hacia ellos. Las riquezas del mar y la fortuna de las naciones irán por si mismas hacia los judíos. El pueblo y el reino que no sirvan a Israel será destruido …

    Los judíos quieren las ventajas de las naciones sin ser una nación, sin participar en las obligaciones de las naciones. Ningún pueblo ha podido tolerar eso.
    Y cuando los hombres libres se rebelan contra ese estado de cosas se les estigmatiza con “antisemitas”.

    De hecho muchos judíos (y no judíos víctimas de su propaganda) consideran que el simple hecho de reconocer la existencia de una cuestión judía es una declaración de antisemitismo.
    Última edición por donjaime; 05/01/2016 a las 15:27
    ReynoDeGranada y raolbo dieron el Víctor.

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